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TP N° 4 (El príncipe, Maquiavelo)

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Trabajo práctico N° 4

Materia: Teoría Política I.


Docente encargada de clase práctica (miércoles de 14 a 16 hs.): Jessurum,
Paula.
Estudiantes: Ceratto, Isabella (DNI: 47.231.144); Echeveste, Julia (DNI:
47.411.578); Gomez, Luz Morena (DNI: 46.897.045); Inllire Facca, Mina (DNI:
46.764.138); Roldan, Martin (DNI: 47.381.329).
Bibliografía: “El príncipe”, Nicolas Maquiavelo.
Consignas:

1. Enumere y describa brevemente los distintos tipos de principados


analizados por Maquiavelo.

2. ¿Qué reflexión realiza en torno al buen o mal uso de la crueldad?

3. ¿Qué elementos le permiten diferenciar entre un principado débil de uno


fuerte?

4. ¿Qué diferencias encuentra entre las diferentes milicias? ¿Sobre cuál


debe optra el príncipe?

5. ¿Es importante que el príncipe se ocupe del arte de la guerra? ¿Por


qué?

6. Lea atentamente el siguiente fragmento de la obra:


“(…) como el amor depende de la voluntad de los hombres y el temor de
la voluntad del príncipe debe optar y apoyarse en lo ajeno y en lo suyo
(…)”
a) Explique el significado del fragmento.
b) ¿Cómo debe obrar el príncipe para no ser odiado?

Respuestas:

1. Al comienzo de su obra, Maquiavelo expone que todos los dominios que


han imperado sobre los hombres fueron republicas o principados. A
estos últimos va a clasificarlos, según sus características; la forma de
adquirirlos y de mantenerlos.
A los principados adquiridos a través del linaje familiar los llama
hereditarios, son los que no cuentan con demasiadas dificultades para
conservar su dominio, ya que si se respeta la organización establecida
anteriormente se mantendrá siempre en su estado.
Por otra parte, a los principados que, al ser conquistados, se unen a otro
estado antiguo del conquistador o son de la misma comarca y lengua los
denomina “mixtos”, se conservan con facilidad y basta con extinguir la
línea del príncipe anterior, manteniendo las antiguas condiciones y no
imponiendo nuevas costumbres.
Por último, están los principados completamente nuevos que, a
diferencia de los mixtos, no se suman a un dominio anterior, sino que se
adquieren en una comarca con diferente lengua; costumbres y leyes.
Debido a sus dificultades para conservarlos, hay tres prácticas que un
príncipe nuevo debe llevar a cabo para imponerse: ir a vivir al territorio
conquistado (ya que de esta manera, se ven nacer los problemas y
pueden remediarse); otro medio eficaz es establecer colonias en lugares
estratégicos que sean conectoras del estado (de esta manera, se gasta
poco y los ofendidos, al quedar pobres y dispersos, no son una
amenaza); y, finalmente, quien conquiste un territorio de estas
características, debe convertirse en caudillo protector de los débiles (con
el cuidado de no aumentar su poder) y debilitar a los más poderosos (de
manera que no sean una amenaza), además, se debe evitar que un
extranjero poderoso adquiera buena reputación.
Más adelante, el autor describe otro tipo de principados que no
necesitan ni virtud ni fortuna para conservarse, sino que su posesión se
basa en las antiguas instituciones religiosas, tan fuertes que mantienen
la autoridad del príncipe. Los caracteriza como los únicos felices y
tranquilos formados por Dios, los denomina “principados eclesiásticos”

2. En relación al uso de la crueldad, Maquiavelo determina que este es


“bueno” si solo se emplea de una sola vez para consolidar el poder, y
sea para el beneficio del pueblo. Un mal uso de la crueldad es aquel que
aumenta y se lleva a cabo repetidas veces sin desaparecer. Debe
procurarse hacer todas las crueldades de una sola vez y otorgar los
beneficios periódicamente, de manera que las primeras no causen
demasiadas incomodidades que puedan resultar en odio y las segundas
sean más valoradas.

3. Los elementos con los que debe contar un principado para ser
considerado fuerte son: abundancia de hombres, de dinero y capacidad
para organizar un ejercito y batallar contra amenazas externas. Los que
al contrario no posean estos elementos y necesiten auxilio ajeno para
enfrentarse a un enemigo, serán considerados débiles. Estos últimos
deberán vigorizar su población para convertirse en principados fuertes,
de manera que estarán bien defendidos y el príncipe no será odiado por
su pueblo.

4. Las condiciones para que todos los principados mantengan su dominio


son las buenas leyes y los buenos ejércitos. Estos últimos son los que el
príncipe utiliza para la defensa de sus estados y se clasifican en:
1)mercenarios, al ser el dinero el único incentivo de su acción y no una
causa patriótica, carecen de unión, son ambiciosos, se guían por sus
intereses individuales, son infieles, serviciales en tiempos de paz y
cobardes en tiempos de guerra; 2)auxiliares, son los que un príncipe
poderoso presta a otro para defenderlo y su dificultad principal es que,
en caso de derrota, el daño recae en el príncipe auxiliado y, en caso de
victoria, el principado atacado queda a disposición del poderoso;
3)mixtos, son en parte mercenarios y en parte propios; y 4)propios son
los que otorgan mayor seguridad al principado y están organizados con
ciudadanos suyos.
Por esto, Maquiavelo establece que el príncipe debe optar siempre por
el ejército propio, ya que sin este depende completamente de la fortuna
y no hay virtud alguna que lo defienda, y no inclinarse hacia los otros
que te arruinan, te abandonan o te ahogan.
5. El arte de la guerra, en conjunto con la organización de los ejércitos, es
una de las principales ocupaciones del príncipe ya que sirve para
mantenerse en el poder y para adquirirlo en caso de no poseerlo. Un
príncipe que no entiende el arte de la guerra no puede fiarse de sus
soldados ni esperar que lo tengan en alta estima. Además, debe
ejercitarse en este ámbito de dos maneras: con trabajos mentales y con
ejercicios prácticos, procurando una correcta disciplina de sus tropas.

6.
a) Teniendo en cuenta que un príncipe tiene dos formas de mantener su
poder (ser amado o temido), este fragmento busca explicar las razones
por las cuales es preferible optar por ser temido antes que ser amado:
del príncipe depende provocar temor, pero no depende de él hacerse
amar (por los hombres). Por lo tanto, debe basar su poder en lo que
depende de su voluntad y no en el amor de los hombres, que, al ser
hipócritas e ingratos, es condicional y su apoyo puede desaparecer ante
las adversidades “los hombres temen menos ofender a quien se hace
amar que al que inspira temor” (Nicolas Maquiavelo, “El príncipe” cap.
XVII).
b) El príncipe debe tener la virtud de hacerse temer, sin llegar a ser odiado.
Para esto, debe respetar los bienes de sus súbditos y el honor de sus
mujeres. Además, debe evitar ser rapaz; voluble; ligero; afeminado;
pusilánime e irresoluto, procurando que en sus actos se note grandeza;
valor y fortaleza.

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