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Lectio divina 1

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Lectio divina dominical Pentecostés Ciclo A

Invocación al Espíritu Santo:


Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el
Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

-Amén-

TEXTO BÍBLICO: Juan 20, 19-23


1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
San Juan, nos presenta este texto tan importante en que la misma
noche del Domingo de Pascua, Jesús se aparece en el Cenáculo con los
discípulos. Él, que había sido resucitado por el Padre de entre los
muertos, ahora está vivo, pero con la vida eterna, para siempre.

Vale la pena recordar que la palabra Resurrección, que es la que


experimenta Jesús, es muy distinta de lo que tal vez erróneamente
conocemos por acciones similares que Jesús tuvo para con la hija de
Jairo, el hijo de la viuda de Naím y Lázaro. Se habla allí de
resurrección, pero en verdad debería decirse: Reanimación, ya que
todos ellos luego de pasar un tiempo, murieron. Resurrección, es lo que
hace el Padre por Jesús, darle la vida eterna para siempre, con un
cuerpo inmortal. Jesús, por su obediencia al Padre, es el primero de los
humanos, en presentarnos el camino. La humanidad pecadora tiene
como consecuencia del Pecado, la muerte corporal. Pero Dios vino a
rehacer este proyecto suyo de amor, enviando a su Hijo Único Jesús, el
Cristo, para siendo el primero nos abra las puertas del cielo. Ya el
terrible mal que nos aquejaba, ha sido vencido. La muerte,
consecuencia del pecado ha sido vencida, por eso mismo, Jesús, cuando
se les aparece a los discípulos reunidos, está completa y
verdaderamente resucitado.

Ha llegado aquello que Jesús había anunciado antes: “su hora” “la hora”
es decir el tiempo establecido. La Pascua, como misterio difícil de
comprender por la mente humana, es esa hora, ese tiempo establecido
por Dios, para invitarnos a pasar a la eternidad con Él.

El miedo, la entrega de la paz, la alegría producida por el encuentro, la


insistencia en la paz que sólo proviene de Dios y Jesucristo la entrega a
sus discípulos, ahora se vuelve en un envío misionero. Él da la paz, pero
solicita que vayan en su nombre. Como el Padre envió a Jesús, así ahora
Él envía a sus discípulos y le encomienda a su Iglesia perpetuar su
presencia y su memorial activo. Haciendo viva su Palabra salvadora, les
da el soplo de vida del Espíritu. Así como en el Génesis, el Padre Dios
sopló sobre la humanidad el espíritu de la vida, ahora Jesús, el
verdadero Dios por quien se vive, repite el gesto, pues la hora de la
salvación ha llegado: “Reciban el Espíritu Santo”. Y otra vez, junto al
dar el Espíritu, pide una prolongación de su salvación: A los discípulos,
a la Iglesia que es sucesora y heredera de los discípulos, le otorga el
poder de perdonar los pecados o de retenerlos.

Miedo, Paz, Alegría, envío del Espíritu, envío Misionero, Perdón de los
Pecados, son las palabras claves para entender este texto en el
contexto.

Reconstruimos el texto:
1. ¿Cómo comienza el texto? ¿Dónde estaban los discípulos y
porqué?
2. ¿Qué actitud tenían los discípulos para esconderse allí?
3. ¿Quién se aparece en medio de ellos?
4. ¿Cuál fue el primer gesto para que le creyeran y cuáles son sus
primeras palabras?
5. ¿Cuál fue la reacción de los discípulos?
6. Jesús les dice algo más después de insistir sobre la Paz: ¿Qué
les pide?
7. ¿De qué consiste el envío de Jesús?
8. ¿Con qué gesto Jesús dice: “Reciban el Espíritu Santo”?
9. ¿Qué autoridad le otorga Jesús a los discípulos?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?


Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta
Palabra de Salvación:
1. Muchas veces nos encontramos encerrados por miedos. ¿Cuáles
son esos miedos?
2. Jesús vuelve a encontrarnos aunque estemos escondidos ¿nos
alegramos por su visita?
3. La presencia de Jesús nos trae la paz. ¿vivimos en paz? ¿qué
cosas nos perturban la paz? ¿Podría identificar esas cosas que
me quitan la paz? ¿No será una ausencia de Jesús en mi vida?
4. Jesús sigue dándonos signos de su presencia como resucitado
en medio nuestro. ¿Reconozco los signos de Jesús? ¿En algunas
ocasiones pienso que Jesús me abandona? ¿Cuándo?
5. El resucitado se ha convertido en Señor del Universo,
superando las leyes del espacio y del tiempo. ¿Me dejo alcanzar
por el amor y la paz de Jesús?
6. Jesús otorgó su paz y con ella el Espíritu Santo. Pero no
podremos vivir en el Espíritu si no tenemos paz en nuestro
corazón. ¿te has dado cuenta de esta gran verdad? ¿Qué
relación hay en tu interior de paz, con el ser cristiano?
Lamentablemente muchas veces se confunde al cristiano con el
intolerante ante los demás, sobre todo cuando no viven como
quisiéramos nosotros. ¿Somos nosotros de esos?
7. El envío de Jesús a los discípulos nos invita a todos los que
seguimos sus huellas ¿Somos capaces de descubrir que también
a nosotros, los discípulos de hoy, nos envía Jesús, con la
autoridad del Padre? Que no me tome a la ligera este envío,
porque el Señor me pide que sea su testigo ante el mundo y Él
algún día, en el final de los tiempos, me preguntará sobre esto.
8. Jesús ofrece el perdón del Padre para todos. ¿Eres tú un agente
del perdón, un representante de que hay que perdonar?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos


queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy
distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle
algo al Señor:

Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.


Gracias por venir a nuestra vida, cuando tenemos miedo y estamos
escondidos.
Señor danos tu Paz, necesitamos tu paz.
Queremos vivir como tú nos pides, vivir según el Espíritu.
Señor, hemos dicho que somos tus discípulos, tus seguidores.
Pero esto es más que un simple hecho intelectual. Es seguirte sin
importar cómo ni dónde…
Señor queremos ser portadores de tu paz. Gracias por enviarnos.
Te pedimos que nos perdones por todas nuestras discordias y
divisiones.
Principalmente al interior de nuestra Iglesia, de nuestras comunidades.
Queremos ser los discípulos que tú quieres que seamos Señor.
Y que seamos nosotros los que continuemos con tu Historia de
Salvación.
-Amén-
Puedo culminar repitiendo con fervor la oración de San Francisco de
Asís:
Señor, hazme un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensas, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tiniebla, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Señor, haz que yo no busque tanto
el ser consolado como consolar,
el ser comprendido, como comprender,
el ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe,
olvidándose de sí es como se encuentra,
perdonando es como se es perdonado,
muriendo es como se resucita para la vida eterna.
-Amén-

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.


Hoy damos gracias porque nos llena de alegría. Añadimos nuestras
intenciones de oración.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Como interiorizo o


interiorizamos la Palabra de Dios?

«Como el Padre me envió, así los envío»


(Versículos 21)

5.- ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?


Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio,
entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Es importante descubrir con el grupo todos los momentos que tenemos miedo
y nos avergonzamos de ser cristianos. Como grupo hacer una actividad
pública, que nos ayude a ser discípulos y misioneros del Señor. Alguna
actividad externa, favoreciendo las visitas a las personas más marginadas de
la sociedad para llevar la presencia del Resucitado, como buenos discípulos y
misioneros.

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