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La Oración

Te explicamos qué es una oración, sus tipos, características y partes que la componen.
Además, qué son el sujeto y el predicado. Una oración constituye un enunciado
autónomo.

¿Qué es una oración?

Es la unidad lingüística que expresa un mensaje y posee autonomía o independencia


sintáctica. La oración, por tanto se caracteriza porque :

a) Porta o expresa un mensaje


b) Posee autonomía o independencia sintáctica.

La oración es una de las estructuras de la lengua que más se ha estudiado a lo largo de


la historia de la lingüística, desde distintas aproximaciones, tanto morfosintácticas como
semánticas y fonológicas, dado que es una estructura común a todos los idiomas. Sin
embargo, y como es lógico, la forma y la entonación de las oraciones puede variar
significativamente de una lengua a otra.

Además, así como las palabras juntas componen una oración, habitualmente en los
textos las oraciones juntas componen un párrafo, que sería una unidad mucho mayor de
sentido, abarcando un número variable de enunciados.

CATEGORÍAS GARMATICALES O MORFOSINTÁCTICAS

Son aquellos elementos gramaticales necesarios para la comprensión, la descripción y


el análisis gramatical de una lengua dada. Estas categorías se dividen en categorías
formales y funcionales.

a) Categorías gramaticales o formales: Son aquellas que están representadas por


cada una de las partes de la oración. Se trata de palabras lexicales y
gramaticales que combinadas constituyen parte de la estructura oracional. Esas
categorías son las siguientes: artículo, sustantivo, adjetivo, pronombre, verbo,
preposición, conjunción y adverbio.

b) Categorías funcionales : Representan las funciones estructurales o papel que


desempeñan las palabras en la oración. Las principales categorías funcionales
son el sujeto y el predicado.

CLASIFICACIÓN DE LAS CATEGORIAS GRAMATICALES O MORFOSINTÁCTICAS.

Las categorías gramaticales o formales se clasifican en variables e invariables.


1. Categorías variables: Reciben ese nombre porque sufren accidentes
gramaticales, esto es, experimentan cambios o variaciones en su forma
gramatical. Son variables: el artículo, sustantivo, adjetivo, pronombre, y verbo.
De todas estas, el verbo es la que más varía, porque es la que más accidentes
gramaticales sufre. Así, el artículo, el nombre, el adjetivo y el pronombre solo
sufren cambios de género y número, mientras que el verbo sufre accidentes
gramaticales o cambios de número, tiempo, persona y aspecto.

2. Categorías invariables: Reciben ese nombre porque sufren accidentes


gramaticales, variaciones o cambios en su forma gramatical. Estas categorías
son: la preposición, la conjunción y el adverbio.

SUJETO Y PREDICADO

Son las dos partes estruturales en que se divide la oración.

El enfoque tradicional de la oración la comprende como la suma de un sujeto, o sea,


alguien que lleva a cabo o sobre quien recae la acción expresada por la oración, y un
predicado, que es propiamente la acción y sus contextos y circunstancias. Así, toda
oración se compone, por compleja que sea, por estas dos estructuras, que la dividen en
dos.
• El sujeto. Aquella entidad sobre la cual recae la acción o bien que la ejecuta, y
que suele hallarse preguntando al verbo “¿quién?” o “¿qué?”. Debe tener un
núcleo, esto es, la palabra sobre la cual recae la mayor carga de sentido, y que
será un sustantivo o un pronombre que ocupa su lugar. Por ejemplo, en la
oración “El pobre Juan siembra porotos en la huerta”, nuestro sujeto será “El
pobre Juan” (y el núcleo será “Juan”).

• El predicado. Una vez hallado el sujeto, el resto de la oración será predicado.


Esto es, la acción descrita y todos sus acompañamientos contextuales o
gramaticales. Igualmente, el predicado debe tener un núcleo, que en este caso
será el verbo principal de la oración. Por ejemplo, en la oración “El pobre Juan
siembra porotos en la huerta”, el predicado será “siembra porotos en la huerta”
(y el núcleo será “siembra”).

Debemos notar que esta distinción sujeto-predicado no siempre calza a la perfección


para todas las oraciones. Existen oraciones impersonales, en las que no hay un sujeto
lógico, y existen otras cuyo sujeto es tácito, o sea, existe, pero no está explicitado.
Además, las oraciones de estructura más compleja como “¿Qué se ha hecho Laura en el
cabello?” van en contra de este orden exacto, ya que el sujeto está inmerso en
información del predicado.

Diferencia entre oración y frase

No deben confundirse las oraciones y las frases. Las primeras poseen un verbo y
denotan una acción completa, articulada, mientras que las frases son expresiones mucho
más simples, a menudo incompletas, cuyo valor depende más del contexto que de lo que
dicen en sí mismas.

Así, “Pedro va a llegar tarde hoy” es una oración, dotada de sujeto y verbo reconocibles,
y que en sí misma es una unidad cerrada de información. No importa si no sabemos
quién es Pedro o adónde va a llegar tarde, o cuándo sea ese “hoy”. Sabemos
perfectamente a qué se refiere. No ocurre lo mismo con las frases “¡Buenos días!” o
“Por favor” que dependen enteramente de su contexto para significar algo.

Tipos de oraciones

Existen múltiples criterios de clasificación de las oraciones, dependiendo del punto de


vista desde el cual las analicemos. Los más importantes de ellos son:
Según su complejidad sintáctica, podemos hablar de dos tipos de oraciones: simples y
compuestas.

• Oraciones simples, aquellas que poseen un solo verbo principal que hace de
núcleo del predicado. Por ejemplo: “Martín adora el fútbol”

• Oraciones compuestas, aquellas que integran dos o más oraciones simples en


una sola, a través de nexos y partículas que hacen de puente. Dependiendo de
cómo se integren las oraciones, podemos hablar de:

o Oraciones coordinadas, en las que las oraciones combinadas son


intercambiables y poseen el mismo nivel de importancia. Por ejemplo:
“Luis compra y María vende” o “Algunos vienen, pero otros van”.

o Oraciones yuxtapuestas, en las que no existe un nexo haciendo de


puente, sino un signo de puntuación que permite la superposición de las
oraciones. Por ejemplo: “Ayer me caí, no me lastimé”.

o Oraciones subordinadas, cuando una de las dos (la subordinante) pose


mayor jerarquía e importancia que la otra (la subordinada), y esta última
hace las veces de una parte de la oración principal. Por ejemplo: “Mi
primo, de quien te hablé ayer, viene a la fiesta”.

Según su estructura sintáctica, puede hablarse de dos tipos de oraciones: unimembres y


bimembres.
• Oraciones unimembres, son las que están compuestas de una única parte
sintáctica, y no pueden dividirse en sujeto y predicado. Por ejemplo: “Está
lloviendo”.

• Oraciones bimembres, en cambio, son aquellas que poseen dos partes claramente
diferenciables, que son el sujeto y el predicado. Por ejemplo: “Tu padre dice que
está lloviendo”.

Según la forma del sujeto oracional, podemos hablar de dos tipos diferentes de oración:
• Oraciones personales, en las que existe un sujeto reconocible. Se dividen a su
vez en dos:

o Personales explícitas, cuando el sujeto es mencionado en la oración. Por


ejemplo: “Mi familia come lentejas los jueves”.

o Personales implícitas, cuando el sujeto es reconocible pero no está


mencionado en la oración, o sea, está tácito. Por ejemplo: “Aquí
comemos lentejas los jueves”.

• Oraciones impersonales, en las que no existe un sujeto reconocible. Suelen


referirse a fenómenos climáticos o eventos que no realiza nadie. Por ejemplo:
“Hoy va a nevar” o “Hace mucho calor”.

Según la intención de quien enuncia las oraciones, o sea, según lo que se propone con
ellas, podemos clasificarlas en diferentes tipos:

• Oraciones enunciativas o declarativas. Aquellas que expresan una realidad


concreta que puede juzgarse como verdadera o falsa, y que se dividen,
dependiendo de si poseen o no elementos negativos, en enunciativas afirmativas
(“En Uganda hay una guerra civil”) o negativas (“Ya no quedan testigos de la
masacre”).

• Oraciones exhortativas o imperativas. Aquellas que buscan modificar la


conducta del receptor de alguna manera, ya sea a través de órdenes, ruegos,
mandatos, etc. Por ejemplo: “Pásame la sal” o “¡Déjame en paz!”.

• Oraciones exclamativas. Aquellas que expresan un estado anímico del emisor, y


suele acompañarse en la escritura con signos de exclamación (¡!). Por ejemplo:
“¡Qué dolor de panza tengo!” o “¡Cuántos soldados hay en la calle!”.

• Oraciones interrogativas. Semejantes a las exclamativas, le expresan una


pregunta al receptor, y suelen escribirse entre signos interrogativos (¿?). Por
ejemplo: “¿Cuándo piensas venir a casa?” o “¿Todavía me quieres?”.

• Oraciones dubitativas. Aquellas que expresan una suposición o una


probabilidad, y suelen emplear verbos en condicional o en futuro del indicativo.
Por ejemplo: “A ella le vendría bien un trago” o “Tendrás suerte si consigues un
boleto”.

• Oraciones desiderativas. Aquellas que expresan un deseo del emisor,


habitualmente precedidas del adverbio “ojalá”. Por ejemplo: “Ojalá lleguemos a
tiempo” o “Quisiera tener más dinero”.

Según la voz del verbo, podemos distinguir las oraciones pasivas de las activas:
• Oraciones de voz activa, en las que la acción del sujeto es referida directamente.
Por ejemplo: “Pedro tiró la carnada al río”.

• Oraciones de voz pasiva, en las que la acción del sujeto se refiere desde el punto
de vista del predicado. Por ejemplo: “La carnada fue tirada al río por Pedro”.
Según el tipo de predicado, por último, tendremos dos categorías principales de oración
:
1. Oraciones copulativas o atributivas, cuando su predicado está constituido
por un sintagma nominal, o sea, cuando unen un sujeto y un atributo
mediante un verbo copulativo. Por ejemplo: “Juan es muy guapo” o
“María está muy flaca”.

2. Oraciones predicativas, aquellas que poseen un predicado verbal (o sea,


no nominal), que expresa acciones y no atributos. Este tipo de oraciones
pueden, a su vez, clasificarse en:

a) Transitivas, cuando requieren de un objeto o complemento


directo sobre el cual recae la acción para poder expresarse por
completo. El objeto directo puede intercambiarse por “eso”. Por
ejemplo: “Yo compré una casa” (podría decirse “Yo compré
eso”).
b) Intransitivas, cuando no requieren de un objeto o complemento
directo para expresarse por completo. Por ejemplo: “Yo vivo muy
bien” (no puede decirse “Yo vivo eso”).
c) Reflexivas, cuando el sujeto que realiza la acción es también
quien la recibe. Por ejemplo: “Ayer me vestí de rojo”.
d) Recíprocas, cuando hay dos sujetos que intercambian acciones.
Por ejemplo: “María y Pedro se aman locamente”.

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