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Poemas para el confinamiento

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Poemas para el confinamiento

CONFESIÓN

Para tus ojos


quisiera yo beber el agua dulce azogue,
y amanecer cubierta de polvos de metales
como una joven faraona muerta.
Robarle su color a los almendros,
y hundiéndome en el lodo feroz de los pantanos
lustrar mi desnudez
para tus ojos.
Recuperar la luz de las espadas
y hacerla batallar en mis pupilas.
Tornarme espléndida
como una esclava etrusca cuya cabeza calva
perturba el sueño de los mercaderes,
como iracunda araña al sol del mediodía,
como la dentadura feroz de los guerreros,
como el líquido
despertar matutino de las dianas.
(Pero todo esto no es sino literatura
y debo resignarme a sonreírte
sin existir, quizá para tus ojos).

Piedad Bonnet

__________________
Si el hombre pudiera decir lo que ama,

si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo


como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien


cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

Luis Cernuda
__________________
Cerré mi puerta al mundo;
se me perdió la carne por el sueño...
Me quedé, interno, mágico, invisible,
desnudo como un ciego.

Lleno hasta el mismo borde de los ojos,


me iluminé por dentro.

Trémulo, transparente,
me quedé sobre el viento,
igual que un vaso limpio
de agua pura,
como un ángel de vidrio
en un espejo.

Emilio Prados
__________________
Cariño,

esta mañana me he abierto cuidadosamente el pecho y me he sacado el


corazón; llovía y no nos han dejado ni salir al patio, toda la mañana detrás de
la pared, pegando bien el oído por si a la luz le daba por contarme algo del
mundo exterior pero nada, nada, lluvia, lluvia, decía. El caso es que esta
mañana me he sacado el corazón sin que nadie se diese cuenta, ni siquiera
las enfermeras lo han notado; ha sido rápido, sencillo, ha bastado la
convicción para extraerlo. Desde que no está, todo funciona de otra manera;
una ya no tiene que hablar como si detrás de las palabras se escondiese algo
remoto. Tú me entiendes. Esa manía de decir que una odia las bombillas solo
porque quieren parecerse a la luz del sol. Si conversase con un ángel ya
podría decirle que no existe diferencia entre nosotras, que mi piel es igual de
transparente que la suya. Que yo acepto el mundo aunque conozco a
aquellos que trabajan detrás de los biombos para cambiar el curso natural de
las cosas. Son los mismos que llaman a la luz con otros nombres, que
prefieren rezar detrás de las paredes a abrir la boca junto a las ventanas para
beberse el sol a tragos.

Por favor, amor, que no se te olvide. El corazón está en el frutero, junto al


resto de las manzanas.

Fran Navarro
AGUA

Hay países que yo recuerdo


como recuerdo mis infancias.
Son países de mar o río,
de pastales, de vegas y aguas.
Aldea mía sobre el Ródano,
rendida en río y en cigarras;
Antilla en palmas verdi-negras
que a medio mar está y me llama;
¡roca lígure de Portofino,
mar italiana, mar italiana!

Me han traído a país sin río,


tierras-Agar, tierras sin agua;
Saras blancas y Saras rojas,
donde pecaron otras razas,
de pecado rojo de atridas
que cuentan gredas tajeadas;
que no nacieron como un niño
con unas carnazones grasas,
cuando las oigo, sin un silbo,
cuando las cruzo, sin mirada.

Quiero volver a tierras niñas;


llévenme a un blando país de aguas.
En grandes pastos envejezca
y haga al río fábula y fábula.
Tenga una fuente por mi madre
y en la siesta salga a buscarla,
y en jarras baje de una peña
un agua dulce, aguda y áspera.

Me venza y pare los alientos


el agua acérrima y helada.
¡Rompa mi vaso y al beberla
me vuelva niñas las entrañas!

Gabriela Mistral
VIAJE

Hoy me mira la luna


blanca y desmesurada.

Es la misma de anoche,
la misma de mañana.

Pero es otra, que nunca


fue tan grande y pálida.

Tiemblo como las luces


tiemblan sobre las aguas.

Tiemblo como en los ojos


suelen temblar las lágrimas.

Tiemblo como en las carnes


sabe temblar el alma.

¡Oh! la luna ha movido


sus dos labios de plata.

¡Oh! la luna me ha dicho


las tres viejas palabras:

«Muerte, amor y misterio...»


¡Oh, mis carnes se acaban!

Sobre las carnes muertas


alma mía se enarca.

Alma? gato nocturno?


sobre la luna salta.

Va por los cielos largos


triste y acurrucada.

Va por los cielos largos


sobre la luna blanca.

Alfonsina Storni
HIJAS DEL VIENTO

Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencia,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.

Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.

Tú lloras debajo de tu llanto,


tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.

Pero hace tanta soledad


que las palabras se suicidan.

Alejandra Pizarnik
EJERCICIOS

Un poema
como una gran batalla
me arroja en esta arena
sin más enemigo que yo
yo y el gran aire
de las palabras

Blanca Varela
FARMACIA DE GUARDIA

No es Valium ni Orfidal,
no me ha entendido.
Se trata de la fe. Sí: de la fe.
Comprendo que es muy tarde
y no son horas
de andar telefoneando a una
farmacia
con tales quintaesencias.
Lo que yo necesito
para entrar confiada en el vientre
del sueño
es algún específico protector de
la fe.
¿Que le ponga un ejemplo más
concreto?
Pues no sé... Necesito
creerme que este saco
cerrado por la boca
y en cuya superficie
se aprecia la joroba
de envoltorios estáticos
puede volver a abrirse alguna vez
a provocar deseos y sorpresas
bajo la luz del sol y de la luna,
bajo el fervor clemente
de los dioses del mar.
¡Oh, volver a sentir lo que era
eso!
Y ni siquiera necesito tanto
—ya es menos lo que pido—;
simplemente creerme
que un día lo sentí
intempestivamente
cuando más descuidada andaba
de esperarlo,
y supe con certeza
que sí, que se podía,
que un corazón doméstico
cuando al fin se desboca
es porque está latiendo sin
saberlo
desde otro muy cercano.

Ya. Que no tienen nada.


Pues perdone.
Comprendo que es muy tarde
para hacerle perder a usted el
tiempo
con tales quintaesencias.
Ya me lo figuraba.
Buenas noches.

Carmen Martín Gaite


EN EL PRINCIPIO FUE EL NÚMERO

Creárase la soledad,
el doble de ella misma,
e incluso el triple y llegárase al siete de la nota,
al lugar del descanso, al punto geométrico,
al triángulo exacto de la transmigración perenne
-el alma que se escapa entre los brazos quietos
y el triángulo -viejo- con sus catetos rotos-.
Y de nuevo hacia el uno,
hacia la sola agua. Consonancia perfecta
el uno con el dos y cada nota, fija, en esa vibración,
exactamente el doble en las octavas altas.
Creárase la soledad, el infinito nunca de la música,
el punto equidistante entre la nada.
La piel del hombre, un árbol.
En su interior, lo solo y el dos y el tres en su costado
y el cuatro y nuevamente el cinco con sus dedos correctos
y el seis (como de hombre) y el siete del retorno.
El ser, así, girando en desmesura, como un sonido ciego
y un estuche, desnudo en cada muerte.

Pitágoras
Metaponte, h. 500 a.C.

Dolors Alberola
EL PAN

A Salvador Jiménez

(Puesto sobre la mesa el pan premia y bendice.)

Poned el pan sobre la mesa,


contened el aliento y quedaos mirándolo.
Para tocar el pan hay que apurar
nuestro poco de amor y de esperanza.

Mirad que el pan, entre el mantel,


más blanco que el mantel de hilo blanquísimo,
tiene, como señales de su hornada,
el último calor que no da el sol al trigo.

Mientras que nos invita,


mientras que da su premio conmoviendo
de dichosos temblores nuestras manos,
podemos merecer el pan de hoy.

Poned el pan sobre la mesa,


al lado de los vasos de agua sensitiva,
por donde el sol se posa mansamente
cribando luminosos los pequeños insectos
que encuentra en esa anchura que la da la ventana.

Ved que el pan es muy amigo de los niños y de los pájaros,


con sus blancas miguitas que se esparcen pequeñas,
en donde se atarean los pobres gorriones
y las palomas zurean y aletean
en la tranquilidad de las plazas y de las fuentes,
las mañanas limpias y soleadas,
cuando están los relojes diligentes, atentos,
porque las campanadas suenan muy dulcemente.
Ved que el pan es rugoso y recogido
y tiene los colores más humildes,
y puede compararse a todas las virtudes
y hasta a los cabellos blancos y piadosos de un anciano.

Poned el pan sobre la mesa,


junto al vaso de agua...
en esos momentos los que amamos pueden llegar,
pueden llegar empujando las puertas y quedarse maravillados,
porque el pan es el mejor recibimiento
cuando los que queremos llegan a nuestra casa.

Para pensar en la mujer que amamos,


estando a solas reencendiendo su recuerdo,
el pan purifica el sobresalto y el remordimiento,
y podemos pensar en nuestros hijos
y elegirles los mejores, los más bellos juguetes,
y el pedazo de pan con la sonrisa torpe
del padre que quiere besar y abrazar mucho a su hijo
y no sabe de qué modo tocarlo.

Ay, también, los mendigos


con las manos extendidas a nuestra caridad,
que es lo mejor de ellos y de nosotros.
Mujeres
que tienen muchos pobres hijos pobres,
que los ojos les brillan mucho y los pómulos les escuecen,
que los cabellos se les enredan de bajar y subir hijos
del suelo.
Y porque los criminales y los renegados
aman el pan y a sus madres,
y porque los suicidas nunca cruzan los trigos,
y porque casi nadie lo mira sin llorar
a la hora de tener que confesar las culpas.

Poned el pan sobre la mesa,


junto al vaso de agua;
ponedlo con solemne esmero sobre la mesa
por ese sitio donde el sol dora el mantel, hilo a hilo,
y decid a los vuestros que se sienten
a rezar el Padrenuestro
de la comida en paz.

Eladio Cabañero
VOCES PARA UNA NOTA SIN PAZ

Para Julia de Burgos por Julia de Burgos

Será presente en ti tu manantial.


Estarás en las ramas del universo entero.
Déjame que te cante como cuando eras mía
en la llovizna fresca del primer aguacero.

Tu mano en semi-luna, en semi-sol y en todo


se refugiaba núbil, sobre la mano mía.
Porque yo te cuidaba, hermanita silvestre
y sabes que lloraba en tus claras mejillas.

Será presente en ti tu manantial sin sombras.


Estarás en las ramas del universo entero.
Pero ¿dónde dejaste tu paz? « En cada herida»
me contestan tus ojos anegados por dentro.

Déjame que te cante como cuando eras mía,


hermanita silvestre, como cuando trepamos
el astro que salía a dormir soledades
entre nuestras pupilas destiladas de amor.

Déjame que te cante como cuando eras mía,


y era paz el silencio de mi profunda ola,
y era paz la distancia de tu nombre y mi nombre
y era paz el sollozo de la muerte que espera.

Será presente en ti tu manantial sin sombras...


Estarás en las ramas del universo mío
y todas las estrellas se bajarán cantando
la canción del espacio refugiada en un río.

Julia de Burgos
AH, ESE FRESCOR EN LA CARA DE NO CUMPLIR UN DEBER

¡Ah, ese frescor en la cara de no cumplir un deber!


Faltar es, positivamente, estar en el campo.
¡Qué refugio, que no se pueda tener confianza en uno!
Respiro mejor ahora que ha pasado la hora de las citas.
Falté a todas, con deliberación en el descuido,
esperando esa gana de ir que ya sabía yo que no vendría.
Soy libre frente a la sociedad organizada y vestida.
Estoy desnudo, y me zambullo en el agua de mi imaginación.
Es tarde para estar en cualquiera de los dos puntos
donde debía estar a la misma hora,
deliberadamente a la misma hora...
Pues bien, aquí me quedaré soñando versos y sonriendo en cursiva.
¡Es tan graciosa esta parte lateral de la vida!
No consigo siquiera encender el cigarrillo siguiente...Si
es un gesto,
que quede con los otros que me esperan en este
desencuentro que es la vida.

Fernando Pessoa
LA GENTE DICE

La gente dice:
«Pobres tiene que haber siempre»
y se quedan tan anchos
tan estrechos de miras,
tan vacíos de espíritu,
tan llenos de comodidad.

Yo aseguro
con emoción
que en un próximo futuro
sólo habrá pobres de vocación.

Gloria Fuertes
TENGO UNA AMIGO

Tengo una amigo


que no se inclina ante los reproches,
y cuando la dejé,
se llenó de despecho y me dijo:
¿has conocido a alguién
que se me parezca?
y yo le dije también:
¿Y tú, has visto a alguien como yo?

Hafsa Bint Hamdun


ABUELA

En una luz verdosa, entre olores verdosos,


en un vestido negro como papel quemado,
la abuela se refleja desde la mecedora,
al fondo del espejo.
Allí sentada no se hamaca. Cruje.
Se le evaporan casamiento y casas,
ocasiones de cuita, los narrados,
secos jirones que de a poco dieron
gusto a sangre en la boca a la familia:
las guerras y los muertos pequeñitos,
y los que luego luto le vistieron.
Y también el amor, si acaso hubo,
la aridez de los años, la gota de molicie
que murió inútil en su piel reseca.
Todo tal la merienda sorbida tarde a tarde,
de inmediato olvidada.
Fue inmune a la viruela.
Ignoró la codicia.
No vio la conyugal Sicilia
ni muchas calles de Montevideo.
Durante décadas le bastó una amiga
y los recuerdos de un Rosario mínimo.
Sólo insistía en recordar el nombre
en italiano del durazno.
Como el sabor, se le olvidaba.
Sé que sobre sus faldas tibias,
tibia dormía otra Verdad secreta
que acunó su quietud.
La luz bajo cortinas de filé melancólico,
por años la enfrenté desde otra mecedora,
sin lograr alcanzarla.

Ida Vitale
LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,


mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente


los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas


que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,


con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria


como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan


decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo


cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren


y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,


y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.


No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo


como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Gabriel Celaya
UN CUERPO ES EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE

Las horas no han pasado, todavía,


y esta mañana lejos igual a un arrecife
que apenas yo distingo.

Tú no sientes
cómo el tiempo se adensa en esta habitación
con la luz encendida, como está fuera el frío
lamiendo los cristales... Qué deprisa,
en mi cama esta noche, animalito,
con la simple nobleza de la necesidad,
mientras que te miraba, te quedaste dormido.

Así pues, buenas noches.


Ese país tranquilo
cuyos contornos son los de tu cuerpo
da ganas de morir recordando la vida,
o de seguir despierto
-cansado y excitado- hasta el amanecer.

A solas con la edad, mientras tú duermes


como quien no ha leído nunca un libro,
pequeño animalito: ser humano
-más franco que en mis brazos-,
por lo desconocido.

Jaime Gil de Biedma


CONTRADICCIONES IDEOLÓGICAS AL LAVAR UN PLATO

Entre el Yin y el Yang


¿cuántos eones?
Julio Cortázar

Contradicciones ideológicas al lavar un plato. ¿No?


Y también quisiera explicar
por qué me maquillo y por qué uso perfume.
Por qué quiero cantar la belleza del cuerpo masculino.
Quiero aclararme bien ese racismo que existe
entre los hombres y las mujeres.

Aclararme por qué cuando lavo un plato


o coso un botón
él no ha de estar haciendo lo mismo.
Me pinto el ojo
no por automatismo imbécil
sino porque es el único instante en el día
en que regreso a tiempoe ajenos y
mi mano se vuelve egipcia y
el rasgo del ojo, se me queda en la Historia.
La sombra en el párpado me embalsama eternamente
como mujer.
Es el rito ancestral del payaso:
mejillas rojas y boca de color.
Me pinto porque así me dignifico como bufón.
Estoy repitiendo/continuando un acto primitivo.
Es como pintar búfalos en la roca.
Y ya no hay cuevas ni búfalos
pero tengo un cuerpo para texturizarlos a mi gusto.
Uso perfume no porque lo anuncie
Cahterine Deneuve o lo use la Bardot
sino porque padezco la enfermedad
del siglo XX, la compulsión por la posesión.
Creer que en una botella puede reposar
toda la magia del cosmos,
que me voy a quitar de encima,
el olor de la herencia,
la gravedad de la crisis capitalista,
porque a pesar de todo/hembra.
Se dice que las mujeres débiles/que los hombres fuertes.
Sí y nuestras razas tan distintas.
Nuestros sexos tan diversamente complementarios.
Yin & Yang.
La otra parte es el misterio que nunca desnudaremos.
Nunca podré saber -y lo quisiera-
que se siente estar enfundada en un cuerpo masculino
y ellos no sabrán lo que es olerse a mujer
tener cólicos y jaquecas y
todas esas prendas que solemos usar.
Dos universos físicos en dialéctica constante
con la nostalgia de una unión duradera
donde la fusión de los dos desconocidos
llegue a la profundidad del entendimiento.
Hay una necesidad compulsiva
de dar razones para la escisión
para agudizar racismos con sonrisas
Y las amigas y los amigos
ellos comprenderán.
Ellos entienden la distancia que te separa
del amigo/amado/enemigo/desconocido.
Que la reconciliación es un esfuerzo máximo.
La unión, la sublimación
de nuestros propios misterios.
Que el lavar un plato
significa a veces afirmar
las contradicciones de clase
entre el hombre y la mujer.

Kyra Galván
CASH

una mujer en caída libre


rajando el aire en dos como un cierre relámpago
¿piensa en velocidad
o puede desmembrar escena y escenario?
¿borra cada pregunta la respuesta anterior cayendo en caída libre?
¿recuerda algo vital o prioritario dadas las circunstancias
ha combinado esa mañana los colores de su ropa interior
cerró con llave
o impactará contra el cemento
como en los brazos del hombre que la ama?
¿podrá abrir una grieta
su peso de mujer cayendo en caída libre
imprimir en el medio de la calle un leve desnivel
algo que la recuerde para siempre tanto menos vulgar que una mancha de
sangre?
¿verá pasar la vida delante de sus ojos?
¿cuarenta fucking years cayendo en caída libre
son suficientes fichas para ganar el juego?

o es demasiado riesgo
tentar la cavidad rosada del peligro en una sola apuesta
sin más que esa moneda para pagar el precio

Laura Yasan
LA MODERNIDAD ADOSÓ UN SQUASH

La modernidad adosó un squash


al viejo panteón de Trotski
su matadero
es ahora un museo esquina Viena
Morelos
Coyoacán México Distrito Federal

de espaldas a la Historia
los jugadores de squash pelean
contra la edad y los excesos
de grasa en la sangre y en los ojos
ajenos

la pelota pájaro loco en su jaula


de paredes crueles no tiene escapatoria
furia de verdugos que pretenden
envejecer con dignidad
la dignidad de Trotski la puso el asesino
borrón y cuenta nueva de un hijo de sierva
contra el señorito hegeliano pintor
de ejércitos rojos por más señas

salta la pelota hasta reventar


entonces el músculo duerme la ambición descansa
los jugadores beben ambrosías de coca cola
y seven up

cerca
las cenizas de Trotski y Natalia Sedova
entre arrayanes mirtáceos y flores carnales
de su jardín de aroma insuficiente
se suman en el doble fracaso del amor
y la Historia

los jugadores de squash vuelven a su casa


hacen el amor mienten a sus espejos
la esperanza de un pantalón más estrecho
escaparates del Barrio Rosa
unisex y sin edad

Manuel Vázquez Montalbán

__________________________________-
UN RECUERDO QUE DEJO

¿Con qué he de irme?


¿Nada dejaré en pos de mi sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores
Dejemos al menos cantos

Nezahualcóyotl
LINTERNAS

Hoja que marca el curso de la noche


el filo de una esquina traicionera
vendedora de historias trashumantes
disueltas en la bruma.
Nadie pasa a través de la muralla
nadie espera ya el soplo de la brisa
a las cinco de la tarde.
La arena te ha poblado los recuerdos
devuelve el bofetón a los alisios
enciende la linterna.
Ayer éramos más
un ejército de desesperanzados
cómplices de la noche
alcohol en el paseo y 23
ramas absurdas y árboles caídos ebrios también
desencantados.
Ayer éramos niños
de milagro escondido en los bolsillos
y canción recitada como un himno.
Ayer pintamos muros o creímos hacerlo
escribimos consignas en el forro de los libros de historia
al pie del alma mater.
Soñábamos soldados pastelitos caravanas
y éramos más.
Llovía a cántaros sobre la suciedad de las fachadas
siglos de polvo hollín
conspiración del tiempo.
Luego la desbandada
hoja que marca el curso del olvido
linterna que se enciende o que se apaga
según quien le haga el guiño.

Odette Alonso
LA CANCIÓN DEL PORDIOSERO

Y fue en vano el grito de dolor

que lanzó en medio del Desierto

Su alma era un depósito de oscuros recuerdos.


Su calma, sólo una forma de fingir.

Miró a todas partes:


nadie acudía a salvarlo.

Una inmensa ola, nacida en el infierno,


lo arrastraba y ya no sentía dolor.

Mejor era el placer de saberse ido,


borrado de la faz de la Tierra.
Y en medio del abismo que esperaba a su angustia, pensó:

si la flor hubiera sido eterna...

Y luego, todo cesó.

Pedro Correa Vásquez


SÉ DE UNA MARIPOSA QUE, HORA TRAS HORA, SE
ENDURECE

Sé de una mariposa que, hora tras hora, se endurece


para fijar sus pies
sobre una flor de alambre.
La he visto
arrastrar sobres con radiografía
perseguida por remedios contra la calvicie.

Ya sabréis de alguno de esos sobres,


cuarenta kilos por uno noventa de estatura,
de la mano de su madre.

Yo le oí a ella decirle anoche:


—¿Y qué tal si nos vamos, tú y yo solos,
a las estrellas del campo
y terminamos con un chute a lo bestia?

Ah, la ilusión del fin, cuarzo


en el joyero ahumándose cuando el sobre respondió:
—Ay no mamá que la muerte duele tanto.

Y ahí siguen en lo suyo, ras-ras, fémur contra fémur,


mordiéndome las uñas yo por no terminar aquí,
con el polvo de la tiza acribillada,
en jaula de harina negra.

María Ángeles Maeso


PARAISO.TIENDECITA.MONTE

las aspas
están cansadas de levantar el polvo sobre
objetos muertos
objetos en desuso.exhalan.desasosiego.
en una calle sinuosa una tienda perdida.
es junio y se llama paraíso.
recostada al vidrio mastico las yerbas
no veo nada particular definible: nada es caro.
no morir no ver en la intención.
aburrimiento que alguna vez fue lumínico
aquí y allá manchas
no se sabe de qué.
consumidos gastados juntos nada es caro
esperando un nuevo comprador; prenda inservible
justo mi seno izquierdo abierto sale de la blusa
hay un afilador.
las ratas nos miran, sospechan y nos miran
con sus ojos rojizos detrás del cartón. artículos
que alguna vez fueron algo
simulación. ovación.
la melodía es mediocre su música se mezcla
reiterativa
al sonido quejoso del ventilador
se agitan las aspas contra ellas mismas. esto se mueve
parece que se mueve.
lámparas viejas viejos artificiosos: nada es caro
espejos sólo imágenes.
azogue opaco contra el ojo de su objeto anterior.
estamos hartos del espectáculo y la reparación.
la calle es sinuosa: tiendecita.monte. paraíso.
fijo el rastro que me llevó
buscaba tal vez
pero ya nada es antiguo ni solo
la proximidad de sus formas me impide la ilusión
entre tantos objetos sin fin ni destino
conformes en su silencio en la rutina de no ser
amontados.

Reina María Rodríguez


PROCURA DESMENTIR LOS ELOGIOS

Éste que ves, engaño colorido,


que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;

éste en quien la lisonja ha pretendido


excusar de los años los horrores
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido:

es un vano artificio del cuidado;


es una flor al viento delicada;
es un resguardo inútil para el hado;

es una necia diligencia errada;


es un afán caduco, y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

Sor Juana Inés de la Cruz


ESCRIBIR EL INSTANTE

Escribir el instante
que no es poco.
Inventarlo, intentarlo
con palabras indóciles.
Acomodar los signos
en desacuerdo con el día.
Saber un poco más
o un poco menos.
Y adivinar que mañana
habrá otro borrador indescifrable.

Teresa Martín Taffarel


CANSANCIO DE TODA METAFÍSICA

Para simplificar
pienso en tu sexo

Ulalume González de León


CUADRO DE MUJER EN OTOÑO

La distancia hacia la isla


se diluye un poco en los grises
de la noche iluminada:
es reflejo de ciudad extrema,
lleva el nombre
de un indígena amable, Seattle
le otorga cuerpo a las nubes.

La marea sube.
Pequeño es el ruido de las olas,
el lamento
de algún ganso o gaviota.

Nada más ocurre en esta playa


donde llueve lenta,
apaciblemente.
Dormidos los niños,
los pinos retienen
la mesura
de una costa otoñal
en tu mirada
hermana
mujer.

Verónica Jaffé
POEMA QUE WALLADA HIZO BORDAR EN ORO SOBRE SU
VESTIDO

Yo ¡por Dios! merezco la grandeza


y sigo orgulosa mi camino.
Doy gustosa mi mejilla a mi enamorado
y doy mis besos a quien los quiera.

Wallada La Omeya
INVENTAR LA VERDAD

Pongo el oído atento al pecho,


como, en la orilla, el caracol al mar.
Oigo mi corazón latir sangrando
y siempre y nunca igual.
Sé por qué late así, pero no puedo
decir por qué será.

Si empezara a decirlo con fantasmas


de palabras y engaños al azar,
llegaría, temblando de sorpresa,
a inventar la verdad:
¡Cuando fingí quererte, no sabía
que te quería ya!

Xavier Villaurrutia
RESACA

Cuando ya la resaca deje mi alma en la playa,


y del arco agobiado de mi espalda se vaya
el ala cercenada, cual vela desafiante,
en cicatriz y estela prolongará el instante.

Quedarán vigilando, símbolo intrascendente,


dos pobres ojos pródigos y una mendiga frente.
¡Catacumba de agua, amor! ¡No me conoces!

Ni nadie nos conoce. Sólo hay fugaces roces,


desencuentros, en la prieta mudez de encrucijadas.
Expían su demora presencias nunca halladas.

No son cruz ya los brazos ni altar para holocausto


de salvajes ternuras. Con su claror exhausto,
un sol desalentado ahonda los abismos.

Somos polvo y lucero, todo en nosotros mismos.

Para esta elemental ceniza taciturna


sea la inmensa lágrima del Mar celeste urna.

Yolanda Bedregal
CAZADORA DE SUEÑOS (I)

que dejara de soñar/ me dijo/


que basta de andar pintándolas/
a ellas/ mujeres solas/ detrás
de niños solos/ con madres muertas/
por campos tristes/
qué es esta subversión de estilo/ me
increpó/ esta inversión de la letra/
reclamó a los gritos / basta de metáforas/
a la edad/ de andar derecha/
basta de indagar las claves / entre
cifras inclementes/ porcentajes/
que si insistes / te llegará el castigo/
amenazó/ tarde o temprano/
te cortarán las alas

Zulema Moret

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