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Ejemplos de Poemas Líricos

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COBACH 1 TV

LITERATURA 2 – BLOQUE 1

MTRA. BÁRBARA PATRICIA SOLTERO DE LA RIVA

EJEMPLOS DE POEMAS LÍRICOS

ODA A LA ALEGRÍA

ALEGRÍA
hoja verde
caída en la ventana,
minúscula
claridad
recién nacida,
elefante sonoro,
deslumbrante
moneda,
a veces
ráfaga quebradiza,
pero
más bien
pan permanente,
esperanza cumplida,
deber desarrollado.
Te desdeñé, alegría.
Fui mal aconsejado.
La luna
me llevó por sus caminos.
Los antiguos poetas
me prestaron anteojos
y junto a cada cosa
un nimbo oscuro
puse,
sobre la flor una corona negra,
sobre la boca amada
un triste beso.
Aún es temprano.
Déjame arrepentirme.
Pensé que solamente
si quemaba
mi corazón
la zarza del tormento,
si mojaba la lluvia
mi vestido
en la comarca cárdena del luto,
si cerraba
los ojos a la rosa
y tocaba la herida,
si compartía todos los dolores,
yo ayudaba a los hombres.
No fui justo.
Equivoqué mis pasos
y hoy te llamo, alegría.

Como la tierra
eres
necesaria.

Como el fuego
sustentas
los hogares.

Como el pan
eres pura.

Como el agua de un río


eres sonora.

Como una abeja


repartes miel volando.

Alegría,
fui un joven taciturno,
hallé tu cabellera
escandalosa.

No era verdad, lo supe


cuando en mi pecho
desató su cascada.

Hoy, alegría,
encontrada en la calle,
lejos de todo libro,
acompáñame:

contigo
quiero ir de casa en casa,
quiero ir de pueblo en pueblo,
de bandera en bandera.
No eres para mí solo.
A las islas iremos,
a los mares.
A las minas iremos,
a los bosques.
No sólo leñadores solitarios,
pobres lavanderas
o erizados, augustos
picapedreros,
me van a recibir con tus racimos,
sino los congregados,
los reunidos,
los sindicatos de mar o madera,
los valientes muchachos
en su lucha.
Contigo por el mundo!
Con mi canto!
Con el vuelo entreabierto
de la estrella,
y con el regocijo
de la espuma!

Voy a cumplir con todos


porque debo
a todos mi alegría.

No se sorprenda nadie porque quiero


entregar a los hombres
los dones de la tierra,
porque aprendí luchando
que es mi deber terrestre
propagar la alegría.
Y cumplo mi destino con mi canto.

Antología de Pablo Neruda

ODA AL TIEMPO

DENTRO de ti tu edad
creciendo,
dentro de mí mi edad
andando.
El tiempo es decidido,
no suena su campana,
se acrecienta, camina,
por dentro de nosotros,
aparece
como un agua profunda
en la mirada
y junto a las castañas
quemadas de tus ojos
una brizna, la huella
de un minúsculo rio,
una estrellita seca
ascendiendo a tu boca.
Sube el tiempo
sus hilos
a tu pelo,
pero en mi corazón
como una madreselva
es tu fragancia,
viviente como el fuego.
Es bello
como lo que vivimos
envejecer viviendo.
Cada dia
fue piedra transparente,
cada noche
para nosotros fue una rosa negra,
y este surco en tu rostro o en el mío
son piedra o flor,
recuerdo de un relámpago.
Mis ojos se han gastado en tu hermosura,
pero tú eres mis ojos.
Yo fatigué tal vez bajo mis besos
tu pecho duplicado,
pero todos han visto en mi alegría
tu resplandor secreto.
Amor, qué importa
que el tiempo,
el mismo que elevó como dos llamas
o espigas paralelas
mi cuerpo y tu dulzura,
mañana los mantenga
o los desgrane
y con sus mismos dedos invisibles
borre la identidad que nos separa
dándonos la victoria
de un solo ser final bajo la tierra.
Antología de Pablo Neruda

ODA A LA TRISTEZA

TRISTEZA, escarabajo
de siete patas rotas,
huevo de telaraña,
rata descalabrada,
esqueleto de perra:
Aquí no entras.
No pasas.
Ándate.
Vuelve
al Sur con tu paraguas,
vuelve
al Norte con tus dientes de culebra.
Aquí vive un poeta.
La tristeza no puede
entrar por estas puertas.
Por las ventanas
entra el aire del mundo,
las rojas rosas nuevas,
las banderas bordadas
del pueblo y sus victorias.
No puedes.
Aquí no entras.
Sacude
tus alas de murciélago,
yo pisaré las plumas
que caen de tu manto,
yo barreré los trozos
de tu cadáver hacia
las cuatro puntas del viento,
yo te torceré el cuello,
te coseré los ojos,
cortaré tu mortaja
y enterraré tus huesos roedores
bajo la primavera de un manzano.

Antología de Pablo Neruda

"Oda a la cebolla" (1954)

Cebolla,
luminosa redoma,
pétalo a pétalo
se formó tu hermosura,
escamas de cristal te acrecentaron
y en el secreto de la tierra oscura
se redondeó tu vientre de rocío.
Bajo la tierra
fue el milagro
y cuando apareció
tu torpe tallo verde,
y nacieron
tus hojas como espadas en el huerto,
la tierra acumuló su poderío
mostrando tu desnuda transparencia,
y como en Afrodita el mar remoto
duplicó la magnolia
levantando sus senos,
la tierra
así te hizo, cebolla,
clara como un planeta,
y destinada
a relucir,
constelación constante,
redonda rosa de agua,
sobre
la mesa
de las pobres gentes.

Generosa
deshaces
tu globo de frescura
en la consumación
ferviente de la olla,
y el jirón de cristal
al calor encendido del aceite
se transforma en rizada pluma de oro.

También recordaré cómo fecunda


tu influencia el amor de la ensalada,
y parece que el cielo contribuye
dándole fina forma de granizo
a celebrar tu claridad picada
sobre los hemisferios del tomate.
Pero al alcance
de las manos del pueblo,
regada con aceite,
espolvoreada
con un poco de sal,
matas el hambre
del jornalero en el duro camino.
Estrella de los pobres,
hada madrina
envuelta
en delicado
papel, sales del suelo,
eterna, intacta, pura
como semilla de astro,
y al cortarte
el cuchillo en la cocina
sube la única lágrima
sin pena.
Nos hiciste llorar sin afligirnos.
Yo cuanto existe celebré, cebolla,
pero para mí eres
más hermosa que un ave
de plumas cegadoras,
eres para mis ojos
globo celeste, copa de platino,
baile inmóvil
de anémona nevada
y vive la fragancia de la tierra
en tu naturaleza cristalina.

1. Fragmento de “Elegía II”, de Garcilaso de la Vega (¿1491?-1536)

A BOSCÁN

Aquí, Boscán, donde del buen troyano


Anquises con eterno nombre y vida
conserva la ceniza el Mantüano,
debajo de la seña esclarecida
de César africano nos hallamos
la vencedora gente recogida:
diversos en estudio, que unos vamos
muriendo por coger de la fatiga
el fruto que con el sudor sembramos;
otros (que hacen la virtud amiga
y premio de sus obras y así quieren
que la gente lo piense y que lo diga)
destotros en lo público difieren,
y en lo secreto sabe Dios en cuánto
se contradicen en lo que profieren.
Yo voy por medio, porque nunca tanto
quise obligarme a procurar hacienda,
que un poco más que aquellos me levanto;
ni voy tampoco por la estrecha senda
de los que cierto sé que a la otra vía
vuelven, de noche al caminar, la rienda.
Mas ¿dónde me llevó la pluma mía?,
que a sátira me voy mi paso a paso,
y aquesta que os escribo es elegía. (…)

1. Fragmento de “Elegía a Ramón Sijé”, de Miguel Hernández (1910-1942)

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha


muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano


de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracoles


Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.


Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,


un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,


lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,


y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos. (…)

1. “Elegía a Garcilaso”, de Rafael Alberti (1902-1999)

…antes de tiempo y casi en flor cortada.


Garcilaso de la Vega

Hubierais visto llorar sangre a las yedras cuando el agua más triste se pasó
toda una noche velando a un yelmo ya sin alma,
a un yelmo moribundo sobre una rosa nacida en el vaho que duerme los
espejos de los castillos
a esa hora en que los nardos más secos se acuerdan de su vida
al ver que las violetas difuntas abandonan sus cajas y los laúdes se
ahogan por arrollarse a sí mismos.

Es verdad que los fosos inventaron el sueño y los fantasmas.


Yo no sé lo que mira en las almenas esa inmóvil armadura vacía.
¿Cómo hay luces que decretan tan pronto la agonía de las espadas
si piensan en que un lirio es vigilado por hojas que duran mucho más
tiempo?
Vivir poco y llorando es el sino de la nieve que equivoca su ruta.

En el Sur siempre es cortada casi en flor el ave fría.

Fuente: https://www.ejemplos.co/elegia/#ixzz8RmDrhiAV

Estructura del soneto


1———————a
2———————b
3———————b
4———————a

1———————a
2———————b
3———————b
4———————a

1———————c
2———————c
3———————d

1———————c
2———————c
3———————d

Otros esquemas métricos posibles para la rima de los tercetos son: CDC-DCD o bien
CDE-CDE.

Fuente: https://www.ejemplos.co/sonetos/#ixzz8RmFJ82QI

Ejemplos de sonetos clásicos


1. Sor Juana Inés de la Cruz

Feliciano me adora y le aborrezco;


Lisardo me aborrece y yo le adoro;
por quien no me apetece ingrato, lloro,
y al que me llora tierno no apetezco.

A quien más me desdora, el alma ofrezco; 5


a quien me ofrece víctimas, desdoro;
desprecio al que enriquece mi decoro,
y al que le hace desprecios, enriquezco.

Si con mi ofensa al uno reconvengo,


me reconviene el otro a mí ofendido; 10
y a padecer de todos modos vengo,

pues ambos atormentan mi sentido:


aqueste con pedir lo que no tengo,
y aquél con no tener lo que le pido.

1. Garcilaso de la Vega

Como la tierna madre que el doliente


hijo le está con lágrimas pidiendo
alguna cosa, de la cual comiendo,
sabe que ha de doblarse el mal que siente,

y aquel piadoso amor no le consiente 5


que considere el daño que haciendo
lo que le pide hace, va corriendo,
y dobla el mal y aplaca el accidente,

así a mi enfermo y loco pensamiento,


que en su daño os me pide, yo querría 10
quitar este mortal mantenimiento.

Mas pídemelo, y llora cada día


tanto, que cuanto quiere le consiento,
olvidando su muerte y aun la mía.

1. Francisco de Quevedo

Es hielo abrasador, es fuego helado,


es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,


un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,


que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curada.

Este es el niño Amor, este es su abismo.


¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

1. Rubén Darío
«De invierno»

En invernales horas, mirad a Carolina.


Medio apelotonada, descansa en el sillón,
Envuelta en su abrigo de marta cibelina
Y no lejos del fuego que brilla en el salón.

El fino angora blanco junto a ella se reclina,


Rozando con su hocico la falda de Alençón,
No lejos de las jarras de porcelana china
Que medio oculta un biombo de seda del Japón.

Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño;


Entro, sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris;
Voy a besar su rostro, rosado y halagüeño

Como una rosa roja que fuera flor de lis.


Abre los ojos, mírame, con su mirar risueño,
Y en tanto cae la nieve del cielo de París.

1. Federico García Lorca


«Adán»

A Pablo Neruda, rodeado de fantasmas

Árbol de sangre riega la mañana


por donde gime la recién parida.
Su voz deja cristales en la herida
y un gráfico de hueso en la ventana.

Mientras la luz que viene fija y gana


blancas metas de fábula que olvida
el tumulto de venas en la huida
hacia el turbio frescor de la manzana.

Adán sueña en la fiebre de arcilla


un niño que se acerca galopando
por el doble latir de su mejilla.

Pero otro Adán oscuro está soñando


neutra luna de piedra sin semilla
donde el niño de luz se irá quemando.

Fuente: https://www.ejemplos.co/sonetos/#ixzz8RmFUgeO1

Características del epigrama


Forma. Generalmente está compuesto por pocos versos o por una frase corta. Suele tener dos
partes, en la primera se presenta el tema y en la segunda hay una reflexión sobre el tema.

Ejemplos de epigrama
1. Algún día veremos la tierra por obra divina;
ahora el mar es un circo para saltar del viento.
Filetas de Cos, 340 a. C. – 285 a. C.

1. Rehuye la tierra marina y empuña la esteva


si ver quieres el fin de una longeva vida;
en tierra los años son largos y, en cambio, no es fácil
hallar canas cabezas entre los marineros.

Faleco de Fócida, quien vivió entre el siglo IV a. C. y el siglo III a. C.

1. Tres cabezas de ciervos menalios con cuernas enormes


te son consagrados en tu pórtico, Apolo;
a caballo cazólos la mano veloz de los hijos
del valiente Leontiadas, Daíloco y Prómenes.

Perses, poeta griego.

1. Yo os saludo, ¡oh, gemelos Neoclidas!, que el uno a la patria


libró de esclativud y de necedad el otro.

Menandro, 342 a. C.-291 a. C.

1. Admiras, Vacerra, solamente a los antiguos y no alabas más que a los poetas muertos.
Perdona, te lo ruego, Vacerra: no vale la pena morir para gustarte.

Marco Valerio Marcial, 40-104.

1. Todos viven penando si se advierte,


Éste por no perder lo que ha ganado,
Aquel, porque jamás se vio premiado.

Baltasar Gracián, 1601-1658.

1. “EPIGRAMA V A la misma Señora” de León de Arroyal (1755-1813)


¿Quién es María? Es Madre verdadera
de Cristo Dios y Hombre verdadero.
Ya dignidad mayor saber no espero,
ni saberse tampoco ya pudiera;
pues cantemos con métrica armonía:
Santa Madre de Dios, Santa María.
2. Aquel filósofo ríe,
este llora: aquel contempla
lo cómico de la vida,
este lo trágico de ella.

Juan de Iriarte, 1702-1771.

1. Encontróse un bandolero
Con cierto escribano un día,
Y quitándose el sombrero
Le hizo a aquél su cortesía:
El escribano dio indicio
De que extrañaba el halago;
Mas el otro dijo: “lo hago
Porque somos de un oficio”.

Manuel de Zequeira Arango, 1746-1846.

1. Esta será mi venganza:


Que un día llegue a tus manos el libro de
un poeta famoso
y leas estas líneas que el autor escribió para ti
y tú no lo sepas.

Ernesto Cardenal, 1925-2020.

Fuente: https://www.ejemplos.co/epigrama/#ixzz8RmGdSMOq

Fuente: https://www.ejemplos.co/epigrama/#ixzz8RmGLAJhl

Ejemplos de madrigal
1. “Madrigal”, de Francisco de Quevedo (1580-1645)

Está la ave en el aire con sosiego,


en la agua el pez, la salamandra en fuego,
y el hombre, en cuyo ser todo se encierra,
está en sola la tierra.
Yo solo, que nací para tormentos,
estoy en todos estos elementos:
la boca tengo en aire suspirando,
el cuerpo en tierra está peregrinando,
los ojos tengo en llanto noche y día,
y en fuego el corazón y la alma mía.

1. “LIV”, de Francesco Petrarca (1304-1374)

Porque en su faz de Amor pendón traía


turbó una peregrina mi esperanza,
que indigna otra de este honor creía.

Y al ir siguiendo por las hierbas verdes


oí que me gritaba en lontananza:
«¡Ay, cuántos pasos por la selva pierdes!»

Busqué en oyéndola el cobijo umbroso


de un haya y, al mirar lo que allí había,
vi mi viaje un tanto peligroso
y atrás volví, casi a mitad del día.

1. “Madrigalejo”, de Pietro Bembo (1470-1547)

Amor, cuando yo pienso


en el mal que me das terrible y fuerte,
voy corriendo a la muerte,
pensando así acabar mi mal inmenso;
mas en llegando al paso
que es puerto en este mar de mi tormento,
tanta alegría siento,
que la vida se esfuerza, y no le paso.
Así el vivir me mata,
que la muerte me torna a dar la vida.
¡Oh condición no oída
la que conmigo muerte y vida trata!

1. “III”, de Baltasar del Alcázar (1530-1606)

Rasga la venda y mira lo que haces,


Rapaz, que en esta edad no es hecho honroso
Romperme el sueño y las antiguas paces,
Desarma el arco, déjame en reposo
Porque la helada sangre no aprovecha,
Ni es dispuesto sujeto
Donde haga su efeto
La venenosa yerba de la flecha;
Pero si determinas,
Con tus armas divinas
Rompiendo mis entrañas,
Hacerme historiador de tus hazañas,
Ablanda el pecho desta que te priva
De tu imperio y valor con su dureza
Igual a su belleza,
Si no quieres, Amor, que cuando escriba
Forzado en las cadenas,
Cante por tus victorias ajenas.

1. “IV”, de Antonio Álvares Soares (fl. 1628)

En dolor duplicado
Lánguido me consumo;
La ausencia, de una parte, me acomete,
Y el riguroso Amor, de otra me mata;
Y tú, más rigurosa y más ingrata
Que la ausencia cruel, que Amor airado,
No remedias un mal, y el otro alientas
Deste corazón tuyo que atormentas,
¡Ah dura ley de amada tiranía,
Ser tuya el alma, ser la pena mía!

1. “IX”, de Gutierre de Cetina (1520-1554)

Ojos claros, serenos,


Si de un dulce mirar sois alabados,
¿Por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
Más bellos parecéis a aquel que os mira,
No me miréis con ira,
Porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
Ya que así me miráis, miradme al menos.

1. “De la purificación de Nuestra Señora”, de Luis de Góngora (1561-1627)

La vidrïera mejor
en sus brazos de cristal
entra al Sol hoy celestial
en la capilla mayor;
a cuyo resplandor,
sin que más luz espere,
Simeón fénix arde y cisne muere.

1. “Madrigal”, de Feliciana Enríquez de Guzmán (1569-1644)

Dijo el Amor, sentado a las orillas


de un arroyuelo puro, manso y lento:
«Silencio, florecillas,
no retocéis con el lascivo viento;
que duerme Galatea, y si despierta,
tened por cosa cierta
que no habéis de ser flores
en viendo sus colores,
ni yo de hoy más Amor, si ella me mira».
¡Tan dulces flechas de sus ojos tira!

1. “Madrigal”, de Pedro de Quirós (1590-1667)

Tórtola amante que en el roble moras,


Endechando en arrullos quejas tantas,
Mucho alivias tus penas, si es que lloras,
Y pocos son tus males, si es que cantas.
Si de la que enamoras
El desdén te desvía,
No durará el desdén, pues tu porfía
Está un pecho de pluma conquistando:
¿Podrá un pecho de pluma no ser blando?
¡Ay de la pena mía,
En que medroso y triste estoy llorando,
Y enternecer procuro
Pecho de mármol, cuanto blanco duro!

1. “Miré, señora, la ideal belleza…”, de Lope de Vega (1562-1635)

Miré, señora, la ideal belleza,


guiándome el amor por vagarosas
sendas de nueve cielos,
y absorto en su grandeza,
las ejemplares formas de las cosas
bajé a mirar en los humanos velos,
y en la vuestra sensible
contemplé la divina inteligible.
Y viendo que conforma
tanto el retrato a su primera forma,
amé vuestra hermosura,
imagen de su luz divina y pura,
haciendo, cuando os veo,
que pueda la razón más que el deseo.
Y pues por ella sola me gobierno,
amor, que todo es alma, será eterno.

Fuente: https://www.ejemplos.co/madrigal/#ixzz8RmHPqJVj
Soneto acróstico
La inicial de cada verso forma un acróstico, es decir, leídas en sentido vertical, las
letras con que se inicia cada verso forman un vocablo o expresión.

1. Patricio de la Escosura
De la obra teatral La Corte del Buen Retiro (1857)

Ira del cielo, amor, fueron tus tiros:


Sobre el que adora un imposible objeto:
Arde y su fuego, que ocultó el respeto,
Bramando exhala en rápidos suspiros.
En vano ablandan bronces y porfiros
Lágrimas de dolor. ¡Cruel Aleto!
¡Dura suerte! No muda un solo afeto,
En tanto el hombre cambia en raudos giros.
Bárbaro amor, concede una esperanza,
O que á olvidar me mueva su desprecio:
Rompe, sino, los lazos de la vida:
Baste ya lo sufrido á tu venganza
Oh! no escuches, amor, ni ruego necio:
No: ingrata sea: nunca aborrecida. Es muy necesario aprender

Fuente: https://www.ejemplos.co/sonetos/#ixzz8RmIQat00

RIMAS de Gustavo Adolfo Béquer

- IX -

Besa el aura que gime blandamente


las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube en Occidente
y de púrpura y oro la matiza;
la llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza,
y hasta el sauce inclinándose a su peso,
al río que le besa, vuelve un beso.
-X-

Los invisibles átomos del aire


en derredor palpitan y se inflaman;
el cielo se deshace en rayos de oro;
la tierra se estremece alborozada;
oigo flotando en olas de armonía
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran... ¿Qué sucede?
¡Es el amor, que pasa!

- XI -

-Yo soy ardiente, yo soy morena,


yo soy el símbolo de la pasión;
de ansia de goces mi alma está llena;
¿a mí me buscas? -No es a ti, no.

-Mi frente es pálida; mis trenzas, de oro;


puedo brindarte dichas sin fin;
yo de ternura guardo un tesoro;
¿a mí me llamas? -No, no es a ti.

-Yo soy un sueño, un imposible,


vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible;
no puedo amarte. -¡Oh, ven; ven tú!

- XXI -

-¿Qué es poesía? -dices mientras clavas


en mi pupila tu pupila azul-.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.

- XXII -

¿Cómo vive esa rosa que has prendido


junto a tu corazón?
Nunca hasta ahora contemplé en la tierra
sobre el volcán la flor.

- XXIII -

Por una mirada, un mundo;


Por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡yo no sé
qué te diera por un beso!

Ejemplos de coplas cortas


1.

Para mí todo es bonito,


para mí todo es igual,
soy un hombre afortunado
que canta siempre al despertar.

1.

En la punta de aquel cerro


yo he clavado mi facón,
así clavaste tus ojos
dentro de mi corazón.

1.

Coplas vienen, coplas van,


coplas no me han de faltar.
Coplas salen de mi pecho
como ovejas de un corral.

1.

Yo no sé qué dice el viento,


yo no sé qué dice el mar,
mas cuando miro al horizonte
siempre comienzo a llorar.

1.

Compañerito del alma,


¿sabe usted lo que yo digo?
Que el que no sabe leer,
¿para qué quiere los libros?

1.

Deja correr al caballo,


no le tires de la rienda,
que puede ser que algún día
quieras correrlo y no puedas.

1.

Mis anhelos nunca he perdido,


mas mi camino he cambiado
pues los senderos se bifurcan
pero mi alma aún sigue esperando.

1.

Las cuatro más necesarias


urgencias del hombre son,
a mi corto parecer:
hambre, sueño, sed y amor.

1.

Una me dijo que sí,


otra me dijo que no;
la del sí quería ella,
la del no quería yo.

1.

Al atardecer canto
una alabanza al cielo,
mas no tengo mi rima
y entonces yo me lamento.

1.

Todo mi ser ha amado


a aquel que con desprecio me vio,
aunque mis pesares yo he olvidado
mi dolor nunca cesó.

1.

Todo lo que pido es un deseo:


que me abrace por las noches,
y sea al despertar mi ensueño
para que mi risa pueda mantenerse
más allá del simple recuerdo.

1.

Aquel amor de verano


que jamás he olvidado
hoy quisiera reencontrarlo
por nuestro amor demorado.

1.

Entre más pienso en lo perdido,


más vivo el presente,
pues lo perdido ya se ha ido
y el presente late en mi ser asiduamente.

1.

Treinta días trae septiembre


con abril, junio y noviembre,
de veintiocho solo hay uno
y los demás, treinta y uno.

1.

Mi amor esperanzador
ya se ha esfumado,
pues con el tiempo he aprendido
que lo pasado se ha marchado.
1.

Cuando mi corazón siente


mi boca calla,
cuando mi mente piensa
mis labios hablan.

1.

Estoy cansada de esperar


que tu amor me elija como antes,
más prefiero olvidar
todo tu desprecio errante.

1.

Tus ojos, morena,


se parecen a ti,
porque pestañean
como un colibrí.

1.

No adelantes el discurso
sino para pensar bien,
porque a veces discurrimos
lo que no ha sido ni es.

1.

Dale la mano al caído


y ayúdale a levantar
mira que estás en el mundo
y algún día tú caerás.

1.

El tiempo y el desengaño
son dos amigos leales,
que despiertan al que duerme,
y enseñan al que no sabe.

1.

Sufre, si quieres gozar;


baja, si quieres subir;
pierde, si quieres ganar;
muere, si quieres vivir.

1.

“Copla esparça”, de Rubén Darío


(A la manera del mismo)

¡La gata blanca! En el lecho


maya, se encorva, se extiende.
Un rojo rubí se enciende
sobre los globos del pecho.
Los desatados cabellos
la divina espalda aroman.
Bajo la camisa asoman
dos cisnes de negros cuellos.

TORNADA

Princesa de mis locuras,


que tus cabellos desatas,
di, ¿por qué las blancas gatas
gustan de sedas obscuras?

1.

“La copla”, de Manuel Machado

Hasta que el pueblo las canta,


las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.

Tal es la gloria, Guillén,


de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.

Procura tú que tus coplas


vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.

Que, al fundir el corazón


en el alma popular,
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad.

Fuente: https://www.ejemplos.co/10-ejemplos-de-coplas-cortas/#ixzz8RmN5muCC

1. Romance lírico o trovadoresco. Es aquel romance en el que se expresan


sentimientos, estados de ánimo y pensamientos. Por ejemplo:

Fragmento de “El prisionero”, anónimo

Por el mes era de mayo


cuando hace la calor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor,
sino yo, triste cuitado,
que vivo en esta prisión,
que ni sé cuándo es de día,
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero
¡Dele Dios mal galardón!
Cabellos de mi cabeza
lléganme al corvejón,
los cabellos de mi barba
por manteles tengo yo;
las uñas de las mis manos
por cuchillo tajador. (…)

Fuente: https://www.ejemplos.co/romance/#ixzz8RmO6Hbz5

1. Romance burlesco. Es aquel romance en el que se satiriza el comportamiento de


determinados sujetos o en el que se parodian otras obras literarias. Por ejemplo:

Fragmento de “Testamento de Don Quijote”, de Francisco de Quevedo


De un molimiento de güesos
a duros palos y piedras,
Don Quijote de la Mancha
yace doliente y sin fuerzas. (…)
con voz roída y chillando,
viendo el escribano cerca,
ansí, por falta de dientes,
habló con él entre muelas:
«Escribid, buen caballero,
que Dios en quietud mantenga,
el testamento que fago
por voluntad postrimera.
«Y en lo de «su entero juicio»
que ponéis a usanza vuesa,
basta poner «decentado»,
cuando entero no le tenga.
«A la tierra mando el cuerpo;
como mi cuerpo la tierra,
que según está de flaco,
hay para un bocado apenas. (…)

Fuente: https://www.ejemplos.co/romance/#ixzz8RmOQPdQP

Hombres necios que acusáis (Redondillas), Sor Juana Inés de la Cruz


Hombres necios que acusáis1
a la mujer, sin razón,2
sin ver que sois la ocasión3
de lo mismo que culpáis;4

si con ansia sin igual5


solicitáis su desdén,6
por qué queréis que obren bien7
si las incitáis al mal?8

Combatís su resistencia9
y luego, con gravedad,10
decís que fue liviandad11
lo que hizo la diligencia.12

Parecer quiere el denuedo13


de vuestro parecer loco,14
al niño que pone el coco15
y luego le tiene miedo.16

Queréis, con presunción necia,17


hallar a la que buscáis18
para prentendida, Thais,19
y en la posesión, Lucrecia.20

¿Qué humor puede ser más raro21


que el que, falto de consejo,22
él mismo empaña el espejo23
y siente que no esté claro?24

Con el favor y el desdén25


tenéis condición igual,26
quejándoos, si os tratan mal,27
burlándoos, si os quieren bien.28

Opinión, ninguna gana,29


pues la que más se recata,30
si no os admite, es ingrata,31
y si os admite, es liviana.32

Siempre tan necios andáis33


que, con desigual nivel,34
a una culpáis por cruel35
y a otra por fácil culpáis.36

¿Pues como ha de estar templada37


la que vuestro amor pretende?,38
¿si la que es ingrata ofende,39
y la que es fácil enfada?40

Mas, entre el enfado y la pena41


que vuestro gusto refiere,42
bien haya la que no os quiere43
y quejaos en hora buena.44

Dan vuestras amantes penas45


a sus libertades alas,46
y después de hacerlas malas47
las queréis hallar muy buenas.48

¿Cuál mayor culpa ha tenido49


en una pasión errada:50
la que cae de rogada,51
o el que ruega de caído?52

¿O cuál es de más culpar,53


aunque cualquiera mal haga;54
la que peca por la paga55
o el que paga por pecar?56

¿Pues, para qué os espantáis57


de la culpa que tenéis?58
Queredlas cual las hacéis59
o hacedlas cual las buscáis.60

Dejad de solicitar,61
y después, con más razón,62
acusaréis la afición63
de la que os fuere a rogar.64
Bien con muchas armas fundo65
que lidia vuestra arrogancia,66
pues en promesa e instancia67
juntáis diablo, carne y mundo.68

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