Herberto Helder Antologia
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Herberto Hélder
Herberto Hélder en castellano
Antología personal
Herberto Hélder
El poema
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En marte aparece tu cabeza
9
Con mi ramo de violines, yo solo
en medio de la lluvia. Ahora
sé que debo escribir mis peces.
Tu cabeza
aparece en la ventana de Marte en fuego.
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La pasión griega
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lenguas que desaparecen,
hombres y mujeres pierden el aura
en la usura,
en la política,
en el comercio,
en la industria,
dedos conexos, hay dedos que inspiran a los
objetos la espera,
trémulos objetos entrando y saliendo
de los diez tan escasos dedos para tantos
objetos del mundo
y lo que así hay en el mundo que responda a la
pregunta griega,
se puede mantener la pasión con la fruta comida
aún viva,
y hacer después con sal gorda una canción curtida
por las cicatrices,
palabra soplada a qué horno con qué fuelle,
que alguien preguntase: ¿tenía pasión?
alejen de mí la pimienta del reino, el jengibre, el
clavo de la india,
pongan muy alta la música y que yo baile
fluido, interminable,
sostenido por toda la luz antigua y moderna,
los ciegos, los templados, ah no, que al menos me
encontrase la pasión
y me perdiese en ella
la pasión griega
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De A Faca não Corta o Fogo
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Mi memoria pierde en su espuma
la señal y la viña.
Plantas, animales, aguas han crecido como
religión
sobre la vida; y yo en eso he tardado
mi frágil instante. Sin embargo
tu silencio de fuego y leche restablece la fuerza
maternal, y todo circula entre tu soplo
y tu amor. Las cosas nacen de ti
como las lunas nacen de los campos fecundos,
los instantes se originan de tu ofrenda
como las guitarras tienen su inicio en la música
nocturna.
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Las aguas que un día nacieron donde marcaste el
peso
joven de la carne aspiran largamente
nuestra vida. Las sombras que rodean
el éxtasis, los animales que llevan al fin del
instinto
su bárbaro fulgor, el rostro divino
impreso en el lodo, la casa muerta, la montaña
inspirada, el mar, los centauros
del crepúsculo,
aspiran largamente nuestra vida.
25
Estilo
(De Os passos em volta
[Los pasos alrededor] 1963)
29
De tal manera en el tiempo…
.
de tal manera en el tiempo si es que se engañan de
tal manera
siempre se engañan en cualquier cosa se engañan
en el poco tiempo que tienen para morir —
de tal manera se engañan en las palabras que se
engañan
en la cabeza que tienen
que tienen poca —
y por eso cuando meten los dedos en la materia
se ve que la materia no estaba aún madura —
¿qué prisa es esa? es la de que ya les huya enero y
estén aún
en septiembre u octubre —
¿de qué les valen las flores de la estación si cambian
rosas por margaritas silvestres?
de tal manera los aromas en las narinas de los
búfalos
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y las mariposas de plata se posan
apenas en nombres vagos no en corolas feroces
en las primaveras con grandes espacios entre
palabras —
¿pero qué buscan? ¿nombres?
¿apenas nombres entre tantos desastres?
yo no sé, yo tiemblo de dolor apenas
ante los nombres no vistos y tan aspirados que
desee
morir por un nombre o dos o tres
juntos, exactos, repetidos,
como exactamente en pleno trance loco
entre las flores de los nombres como:
diccionario hoja tras hoja,
y aun así es como una especie de miedo,
con un temblor en el fondo de nuestra edad
que vamos a ver dónde están las personas que han
huido
de nuestra vida, y cuándo fue que los tocamos,
o en la camisa o en el cabello o al azar en los dedos,
y qué nombres eran los nombres de ellos entre
todos los nombres de la tierra,
y cuándo fue: si fue en el descubrimiento
o en los fines de mes o
en medio de una tarea leve como peinarse,
o resucitar en plena luz por
primera vez
o por última vez, justo antes de salir de las tinieblas
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hacia las grandes danzas entre el aire y el agua,
sal ahora: y corta el cordón,
y entre sangre, ojos cerrados, abre toda la boca,
y respira mucho hasta casi caer borracho o loco
por la voz: el nombre y sobre todo nombre a
nombre
cada cosa alrededor hasta que lo alcance
la ciencia de todos los nombres,
cosa a cosa de la tierra al final tan pequeña
que incluso él la domina,
en el dominio de los nombres,
y entonces lo suspende todo con miedo a que
acabe allí con un solo nombre
el múltiple mundo matricial,
el mundo de las madres locas
32
Bicicleta
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se distrae la flor perdida. La vida es corta.
Puta vida subdesarrollada.
La boca del poeta recorre los puntos cardinales.
El sol es blanco, el campo plano, la muerte
cierta. No hay sombra de señales.
Y el poeta la da a la pata como los otros animales.
34
Gárgola
.
Por dentro la lluvia que la hincha, por fuera la
piedra misteriosa
que la mantiene suspendida.
Y la boca demoníaca del prodigio se vacía
en el caos.
Ese animal, alzado al trono de una estrella,
que se asoma hacia donde
oscurezco. Por los flancos construyo
la criatura. Donde corre el escalofrío, de los
omóplatos
hacia el fondo, con fuerza atenta. Construyo
aquella masa de tetas
y uñas, por la espina, rosas abiertas de las branquias,
ombligo,
mandíbulas. Hasta el centro de su
arduo tajo de estrella.
Su agujero de agua en mi boca.
Y construyendo hablo.
Soy lírico, aterrador.
La consagro en el baño bautismal de un poema.
Inauguro.
Fuera y dentro inauguro el nombre de que muero.
35
El prestigio de la poesía
.
El prestigio de la poesía es menos el que no acabe
nunca que el que realmente empiece. Es un inicio
perenne, nunca una llegada, sea a lo que fuere. Y
nos quedamos tendidos en las camas, afrontando la
perturbada imagen de nuestra imagen, así, mirados
por las cosas que miramos. Aprendemos entonces
ciertas astucias, por ejemplo: es preciso atrapar la
ocasional distracción de las cosas, y desaparecer;
huir hacia otra parte, donde ellas ni sospechen de
nuestra conciencia; y atraparlas cuando cierran
los párpados, un instante, rápidas, y rápidamente
ponerlas bajo nuestro dominio, atrapar las cosas
durante su distracción fortuita, un interregno, un
instante oblicuo, y enriquecer e intoxicar la vida con
esas misteriosas cosas robadas. También robamos la
cara llameante a los espejos, robamos a la noche y
al día sus inextricables imágenes, robamos la vida
propia a la vida común, y somos conducidos por ese
robo a un equívoco: la condenación o condañación
de inquilinos de la irrealidad absoluta. Lo que excede
la insolvencia biográfica: con los nombres, las cosas,
los sitios, las horas, la pequeña medida de cómo se
respira, la muerte que no se refuta con ningún verbo,
ningún argumento, ningún latrocinio. Vivimos
demoníacamente toda nuestra inocencia.
36
Poemacto
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Me acuesto, y es enorme. Es enorme levantarse,
cegar, cantar.
Tener las manos como la neblina ardiendo.
II
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Yo juego, yo juro.
Era una casinfancia.
Sé que era una casa loca.
Yo metía las manos en el agua: me adormecía,
rememoraba.
Los espejos se rajaban contra nuestra juventud.
III
49
Los perros comunes ladran
.
los perros comunes ladran a las lunas que labran
por los desiertos fuera,
pero la gota de agua tiembla y brilla,
no utilices las uñas sino en las líneas más puras,
y la gran constelación del perro pasa a través de la
noche del mundo llena de aire y de arena
y de fuego,
y no interrumpe ningún ministerio ni ningún
elemento,
y tú mira a la escrita la estricta gota de agua
inmarcesible
contra la torva sed de la jauría,
con tu línea limpia cruzas cactus, escorpiones,
arduos agujeros negros:
quieres solo aquella gota viva entre las uñas,
mientras que en torno bajo las lunas los perros se
huelen los culos unos a otros
en busca de oro
50
Poema
Sé que toco.
Que hay una combustión en las partes sexuales
de mi muerte. Y si miro ese espejo exhalado
de mí mismo, veo
perlas, la anestesia de las perlas. Pero
el fósforo se precipita donde
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se enfría la carne, y se vuelve ligera. Y un dolor
instrumental, mi propia música
descubierta, me atrapa como el sonido atrapa
los tubos de un órgano.
52
Poema
1974
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Mano: A Mano
(De Antropofagias)
El corazón de lleno
en el cuerpo, Un soplo
en el corazón,
Y la carne refluye toda,
Una brazada alta,
Refluye
el remolino al agua áspera,
Ardua madeja de sangre
de mano a mano en lo oscuro, Bajo
la ropa que la luna
exalta,
Escafandrista
que defendiera el remolino de aire
en los pulmones
del remolino del abismo,
O defendiera
el insomnio de la sorda invasión del miedo,
Abrazado a esa bolla,
Toque
levedad bautismal
centro,
Oh sombría natación con un relámpago,
Camisa mojada
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hasta las entrañas: secando a la luna entre
agua y pesadilla,
Visto
esa camisa brillando sobre
un hueco un
oscurecimiento,
La transfusión de las imágenes,
Hendido
en medio de los ojos, Por donde penetra la agudeza
del mundo:
y me
transforma, Quien
entierra un diamante y no sabe
que lo entierra
en sí, Y fuera: por la costura
elemental: un párpado
por encima de un
aparejo de la alucinación un
organismo del sueño,
Alguien que se arrojase
como un grito
dentro: y despertara con ese grito
por la boca fuera,
Que fuese
una paja encontrada
en el viento: cuando es por alguien
que el viento se levanta,
Y los dedos ataran
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y desataran el sonido
en los orificios – música
herramienta
la pasión,
Que fuera
de trueno a trueno, Cualidad
de la cosa que se nombra,
Y todo me estremece
- El nombre al ocupar una persona
como la luz ocupa el viento,
O la herida llena el recuerdo,
Mantengo
los objetos
las llamas:
la fuerza
de respiración: de carne amarga,
Se piensa que la cabeza es toda
brusca:
la belleza rudimental
por la blancura,
Con una vara de sal
es que tocaron fondo
y me alumbraron
Y me estremezco
de ese dardo: de ese palazo en la cabeza
lleno de sangre y soplo:
y de ese
alumbramiento,
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Es un arte en pie ardiendo a la vista,
que se filtra en la materia
acerba
la lumbre, Un oficio:
su maravilla:
me asustan,
Y en la madera
se labren a pulso los genitales: los miembros:
el ombligo
y la garganta,
De la carnicería de las gramáticas
arranco la música
el nombre
el número
Trabajo a raíz del oro
frío, Tan agudo tan agudo,
Si toda la pieza de carne está varada
por una vena inocente:
me vara
la iluminación vocabular
de la memoria,
Movida por lunaciones como la hembra
la masa fermenta
O en el poema
la parte hembra compuesta por la
magnificencia,
Lo que en él se talla
en sonido escrito: órgano,
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Mano que revuelves la sustancia primordial,
Barro
fundamento, Que el soplo atienda a la fuerza
respirada
por la carne en poder,
El nudo
coronario de una estrella,
Peso y melancolía
de la riqueza
y del miedo, Y que me lleve Dios a las partes
altas: con su guante súbito
en el abismo
Es a mi nombre que regreso: a la amenaza,
La limpidez
me atraviesa por los poros naturales
ardidos,
Entra un astro
por mi interior:
me hace capaz y baila,
Que toda la noche del mundo te torne humana:
obra
65
Texto 1
72
Comunicación académica
(de la máquina lírica)
herberto helder :
en enero:
mil novecientos sesenta y tres
1963
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No sé cómo decirte
Que te buscan.
76
Versos
1966
77
Historia
Era el poeta.
Cuando pasaba
-figura sutil y correcta,
toda la gente decía
que era el poeta.
-Era, por tanto, el poeta
Mas un día
El señor del monóculo
Quebró el monóculo,
Guardó la boca desdeñosa
Y olvidó en la mesa de cabecera
La flor que puso en la botonera,
La insolente rosa
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