Manual de Patrones de Crianza
Manual de Patrones de Crianza
Manual de Patrones de Crianza
PATRONES DE
CRIANZA
C A R L O S J O S U É A R G U E TA L Ó P E Z
201413819
EXISTEN 3 TIPOLOGÍAS DE PADRES Y CADA UNA REPRESENTA
UNA IDEOLOGÍA DIFERENTE:
A partir del primer año, la maduración y el desarrollo de los niños y las niñas siguen
siendo muy intensos en diferentes áreas.
Es una etapa en la que experimentan muchos cambios físicos, visibles y no
visibles. Los más importantes se producen en el desarrollo y la maduración
cerebral, lo que le permite al niño un mayor control de sus movimientos y una
coordinación creciente de la información que le llega por los sentidos.
Es también una etapa de grandes avances en su capacidad de entender y
aprender, así como de experimentar y expresar emociones.
Muestran un creciente interés por experimentar y amplían sus habilidades para
hacerlo.
OBJETIVOS
• Los objetivos de la crianza evolucionan. ¿Qué es lo que más nos interesa en
esta etapa?
Que fortalezca los vínculos familiares y empiece a establecer vínculos con
otras personas.
Que se muestre motivado a aprender, que se incrementen su curiosidad y su
creatividad.
Que desarrolle la habilidad para resolver problemas.
Que empiece a diferenciar lo que está «bien» de lo que está «mal».
Que se sienta bien consigo mismo.
LENGUAJE
• Durante el segundo año de vida, el lenguaje comienza a aparecer claramente.
Algunos niños y niñas empiezan a decir las primeras palabras, que pueden
parecerse mucho o no a las del mundo adulto, mientras que otros demuestran
entender, pero se comunican fundamentalmente a través de gestos. Es bien
claro que, de todas maneras, entienden mucho más de lo que pueden expresar
en palabras.
De las palabras sueltas pasan a las frases cortas… y pronto empezarán a
nombrarse a sí mismos. Esta es una importante señal de que se reconocen como
unidad separada del resto, de que están construyendo su identidad.
Alrededor de los dos años, no solo se nombran sino que también saben si son una
niña o un niño.
Pueden empezar a hablar porque su cerebro ha madurado y el entorno lo ha
estimulado.
Acceder al lenguaje les permite pensar de manera más rica y compleja.
EJERCICIOS LINGUALES
EL NO
• Los niños y las niñas no solo escuchan el no muchas veces, y les resulta muy
fácil de decir…
• Decirlo también les permite ¡descubrir su poder!
Decir no es un ejercicio de afirmación de sí mismo y de independencia.
Al decir no también van entendiendo mejor el significado de esta palabra
tan importante.
INDEPENDENCIA
• En estos años van quedando muy claras dos fuerzas que pueden parecer
opuestas o contradictorias. El niño o la niña nos necesitan cerca, reclama
nuestra presencia y nuestros mimos, pero a la vez disfruta mucho de su
creciente autonomía.
Querer hacer las cosas por sí mismo significa que confía en sus posibilidades y
que disfruta con la independencia; ¡dos excelentes noticias!
Si queremos que vaya creciendo con confianza en sí mismo y en su
capacidad de trabajar por lo que quiere, conviene dejarlo hacer lo que sea
razonable que haga por sí mismo, sin esperar perfección y valorando cada
intento y esfuerzo.
RABIETAS
• Si sabemos que una situación los frustra demasiado y los desborda, lo más
inteligente es evitarla hasta que logren enfrentarla de otra manera. Por
ejemplo, no llevarlos al supermercado, que es un lugar donde no pueden
tocar, comer ni tener todo lo que ven; no mostrarse exigentes con ellos
cuando tienen sueño o es la hora de comer.
JUGAR CON AMIGOS
• Por lo general, hasta los tres años, si bien se interesan en otros niños y niñas y
en lo que hacen, no comparten el juego. Pueden jugar uno al lado del otro,
pero cada cual está en lo suyo.
Todavía les resulta casi imposible compartir, esperar un turno o cooperar.
Poco a poco podemos ir enseñándoles a prestar, a pedir prestado y a
compartir, a sabiendas de que aprenderlo llevará bastante tiempo.
BUENA ALIMENTACIÓN
• Cuando le damos de comer a un niño o niña, estamos dándole mucho más
que el puré que está en el plato. Le transmitimos amor y cuidado, le
enseñamos qué y cómo comer y qué puede conseguir de nosotros cuando
come y cuando se niega a hacerlo.
• Una gran ventaja es que los adultos y hasta los hermanitos mayores ya
reconocen con más claridad cuándo el llanto es de miedo, dolor o frustración,
y cuándo es simplemente un recurso para lograr que, por ejemplo, no hablen
más por teléfono.
SUEÑO
• Para un chiquito irse a dormir significa perderse la fiesta que son la vida y el
mundo y, además, alejarse de nosotros.
Mentir no es lo mismo que fabular o fantasear. Un niño que fabula está haciendo un
ejercicio de imaginación, está creando un mundo diferente por el placer de hacerlo.
Cuando un preescolar «miente», significa que se ha desarrollado y ha madurado lo
suficiente y que descubrió un nuevo poder.
Por lo general, una de las primeras mentiras es decir «yo no fui», con el fin de evitar
responsabilidades en algún percance. Una vez más, nuestra respuesta marcará el rumbo
futuro.
Sin violencia, pero haciéndoles notar nuestro desagrado, tenemos que dejar bien en claro
que la mentira no es una salida aceptable.
Se trata de criticar el hecho, no a la persona.
Todos hemos mentido alguna vez y eso no nos vuelve «mentirosos», o «mentirosas».
Ante una mentira, podemos ofrecerle al niño la oportunidad de decir la verdad y felicitarlo
si lo hace.
Jamás les mintamos ni utilicemos mentiras de ningún tipo delante de ellos.
CORREGIR AL NIÑO
• Siempre vamos a estimular los buenos hábitos y comportamientos para conseguir
que los niños y las niñas los pongan en práctica. Cuando eso no alcanza,
tendremos que aplicar sanciones al comportamiento inadecuado. Para que una
sanción sea saludable y efectiva, debe cumplir algunas condiciones:
Debe ser siempre una sanción no violenta (sin gritar, usar la fuerza física ni
humillar).
El niño debe conocer de antemano que la transgresión de la regla trae esa
consecuencia.
Debe aplicarse inmediatamente después de ocurrida la transgresión de la norma.
Debe aplicarse cada vez que se transgreda la norma, todas las veces que sea
necesario.
Debe aplicarse como una consecuencia lógica y acordada, con firmeza y sin
desbordes emocionales.
Debe ser proporcional a la gravedad de la acción del niño.
BIBLIOGRAFÍA
• Natalia Trenchi. (2011). ¿Mucho, poquito o nada?. Uruguay: UNICEF.
• María Aurelia Ramírez. (2005). PADRES Y DESARROLLO DE LOS HIJOS:
PRACTICAS DE CRIANZA. Estudios Pedagógicos XXXI, Nº 2, 167-177.