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Escuela de Franfurck

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Universidad Veracruzana

Facultad de Historia

HISTORIOGRAFÍA
CONTEMPORÁNEA
Unidad II
Versión Mayo 2015

Maestro: Dr. Raúl Romero Ramírez


Las grandes corrientes historiográficas en el
siglo XX.

1.- Neopositivismo, Tractatus, Círculo de Viena y el


Giro Lingüístico
2.- Historiadores de los Sistemas
3.- Historia Cíclica y Lineal
4.- Historicismo Crítico-Liberal
5.- Estructuralismo Histórico
6.- Escuela de los Annales
7.- Historia Económica
8.- Historia Marxista
9.- Historia Cultural
10.- Escuela de Frankfurt
Historia Cultural Contemporánea

3) Sociología de la cultura
(Bordieu)

4) Historia sociocultural
(Chartier, Darnton y Burke)

5) Industrias culturales «Escuela de Frankfurt»


(Adorno, Horkheimer, Benjamin, Marcuse y Habermas)
La historia cultural contemporánea y la Escuela de Frankfurt

La historia cultural contemporánea contó con tres versiones, una


francesa, otra franco-anglosajona y otra alemana.

En Alemania, existe una larga tradición de estudios culturales, abierta


por los más prestigiosos intelectuales de la Escuela de Frankfurt:
Horkheimer, Adorno, Marcuse, Benjamin o Habermas, entre otros. Esta
escuela se orientó al estudio de las industrias culturales, la producción
cultural en la sociedad capitalista y la cultura de masas.

Se conoce como Escuela de Frankfurt a un grupo de investigadores que


adherían a las teorías de Hegel, Marx y Freud y cuyo centro estaba
constituido en el Instituto de Investigación Social, inaugurado en 1924
en Fráncfort del Meno. También se les considera representantes de la
teoría crítica que allí se fundó.

El núcleo de la teoría crítica de la escuela de Fráncfort es la discusión


crítico ideológica de las condiciones sociales e históricas en las que
ocurre la construcción de teoría y la crítica de esas condiciones
sociales.
La Escuela de Frankfurt

La Escuela de Frankfurt estudia la relación resultante de la pretensión


de conceptualizar teóricamente la totalidad de las condiciones sociales y
la necesidad de su cambio. En la concepción de esta Escuela, la teoría
se entiende como una forma de la práctica (teoría crítica).

La denominación teoría crítica se remonta al título del ensayo


programático Teoría tradicional y teoría crítica (Traditionelle und kritische
Theorie) de Max Horkheimer del año 1937.

Se considera la obra principal de esta escuela la colección de ensayos


Dialéctica de la ilustración (Dialektik der Aufklärung), compilada y
editada conjuntamente por Horkheimer y Theodor W. Adorno entre 1944
y 1947.

El nombre de Escuela de Frankfurt se hizo popular en la década de


1960, tanto en Alemania como otros países que, de alguna manera,
siguieron las discusiones teóricas y políticas que pretendían una teoría
social y política crítica y de izquierdas que por tanto tomaba distancia de
la ortodoxia del "socialismo realmente existente" (URSS).
Sin embargo no existió, como tal, una «escuela» única y lineal. El rótulo, «Escuela
de Fráncfort», ha provocado dos consecuencias:

1) Unificar bajo el mismo concepto teorías distantes e incluso contradictorias.


2) Minimizar las diferencias teóricas entre los diferentes autores.

Una consecuencia de esto último ha sido establecer algo así como una línea
ininterrumpida de progreso teórico que va desde la primera formulación de la teoría
crítica por Max Horkheimer en su obra Teoría tradicional y teoría crítica de 1937
hasta Jürgen Habermas y su obra de 1981 Teoría de la acción comunicativa donde
describe el concepto de acción comunicativa, considerándolo una "superación" de
las concepciones anteriores.

Como muestra del error contenido en esta etiqueta unificadora, basta citar que en el
año 1983 se celebraron dos congresos sobre el pensamiento y la obra de Theodor
Adorno: uno en Frankfurt, auspiciado por Jürgen Habermas y otro en Hamburgo,
auspiciado por el grupo reunido en torno a la revista Zeitschrift für kritische Theorie.
El énfasis del proyecto sustentado por el Instituto de Investigación
Social estaba puesto en la crítica y renovación de la teoría marxista de
la época, haciendo hincapié en el desarrollo interdisciplinario y en la
reflexión filosófica sobre la práctica científica.

Agrupó a estudiosos de muy diferentes ámbitos y tendencias y fue la


primera institución académica de Alemania que abrazó abiertamente las
ideas marxistas; debido a esto y al origen judío de muchos, la mayoría
de sus miembros tuvo que trasladarse al exilio durante el régimen nazi,
principalmente a Estados Unidos, regresando luego varios de ellos a
Frankfurt del Meno tras la victoria aliada.

Aunque el instituto continúa activo, practicando la crítica social (hoy día


bajo la dirección de Axel Honneth), desde el punto de vista histórico se
considera a Jürgen Habermas el último miembro de la escuela de
Frankfort.

Habermas, sin embargo sostiene posiciones que son profundamente


divergentes de las que defendía la primera generación de
investigadores sociales.
Max Horkheimer se convirtió en el director del Instituto en 1930. Su órgano
de publicación fue la Zeitschrift für Sozialforschung (Revista de
investigación social), inicialmente editada en Leipzig y, posteriormente,
con el auge del régimen nazi en París.

La escuela de Frankfurt reunió marxistas disidentes, críticos severos del


capitalismo que creían que algunos de los denominados seguidores de las
ideas de Karl Marx sólo utilizaban una pequeña porción de las ideas de
este, usualmente en defensa de los partidos comunistas más ortodoxos.

Influidos además por el surgimiento del nazismo en una nación


tecnológica, cultural y económicamente avanzada como Alemania y los
fracasos de las revoluciones obreras en Europa Occidental especialmente
después de la Segunda Guerra Mundial, tomaron como tarea encontrar
las partes del pensamiento marxista que pudieran servir para clarificar
condiciones sociales que Marx no podía haber visto o predicho.
Para lograr esto, se apoyaron en la obra de otros autores para enriquecer la
teoría marxista y darle un carácter más explicativo.

Max Weber ejerció una notable influencia, así como Sigmund Freud
(particularmente en la obra de Herbert Marcuse). El énfasis de la escuela en
el componente crítico de la teoría se derivaba de su intento por sobrepasar los
límites del positivismo, el materialismo vulgar y la fenomenología mediante un
retorno a la filosofía crítica de Immanuel Kant y sus sucesores en el idealismo
alemán, principalmente Georg Wilhelm Friedrich Hegel.

Una influencia clave también vino de la publicación en 1930 de las obras de


Marx Manuscritos económico-filosóficos o «Cuadernos de París» y la
Ideología alemana, obras que mostraron una continuidad de ciertos temas
hegelianos en la obra de Marx.

Por lo anterior, podemos afirmar que la Historia a fines del siglo XX contempla
la producción de una nueva manera de hacer Historia en la posmodernidad,
una de ellas es gracias al estudio de las Industrias culturales o «Escuela de
Frankfurt» con teóricos como Adorno, Horkheimer, Benjamin, Marcuse y
Habermas.
Industrias Culturales (1960-2012)
«Escuela de Frankfurt»

(Horkheimer, Adorno, Marcuse, Pollock, Fromm, Benjamin, Habermas y


Gadamer)

Primera generación: Personas vinculadas: Segunda generación:

Max Horkheimer Siegfried Kracauer Jürgen Habermas


Theodor W. Adorno Karl August Wittfogel Karl-Otto Apel
Herbert Marcuse Alfred Sohn-Rethel Axel Honneth
Friedrich Pollock Walter Benjamin Franz Leopold Neumann
Erich Fromm Hans-Georg Gadamer Oskar Negt
Otto Kirchheimer Alfred Schmidt
Leo Löwenthal Albrecht Wellmer
Max Horkheimer (1895 -1973) fue un filósofo y sociólogo alemán, famoso por
su trabajo en teoría crítica como miembro de la Escuela de Frankfurt de
investigación social. Sus obras más importantes incluyen: El eclipse de la
razón (1947) y, en colaboración con Theodor Adorno, Dialéctica de la
Ilustración (1947).

Dialéctica de la Ilustración es una obra escrita por Theodor Adorno y Max


Horkheimer, ambos autores dedicados a la llamada Teoría crítica, corriente
comprometida con un compromiso social emancipatorio de las estructuras
establecidas en la sociedad moderna.

En sus páginas se encuentra un análisis crítico de la cultura de masas y del


fascismo al mismo tiempo que se vincula el concepto de Razón con el sistema
social moderno. Para entender esta obra es necesario hacer referencia al
concepto kantiano de Ilustración e Iluminismo.

La propuesta central del libro será la defensa de que el Holocausto no es un


acontecimiento casual sino una consecuencia ideológica de la forma en la que
está constituido el Imperio de Occidente. También hay que reflexionar sobre el
hecho de que ambos filósofos no sostienen en absoluto la idea de que nuestra
sociedad sólo sea capaz de generar sistemas totalitarios. Desde este punto de
vista la Teoría Crítica debería impulsar un cambio social.
Max Horkheimer advierte que la sociedad habría creado un concepto de
razón definiéndiola como un instrumento de dominio de la naturaleza y del
semejante. «No nos dábamos cuenta de la trampa en la que, al pensar esto,
estábamos cayendo. Porque al dominar la naturaleza el humano debe
dominarse a sí mismo, reprimir lo que hay en él de naturaleza, con ello se
disuelve la individualidad creadora en la racionalidad económica».

Así, la forma de pensar de la Ilustración gira en torno a la razón, y este


sistema racional sienta las bases de una filosofía que daría lugar a la
sociedad moderna. «El llamado racionalismo remite a una forma de pensar
heredada y tratada como una verdad absoluta, lo cual es erróneo».

Según Adorno y Horkheimer, lo que se entiende por Razón funciona como


un mecanismo de dominio sobre la naturaleza y el otro. Pensar de manera
racional no debería suponer una actitud de despotismo.

Sin embargo, el concepto de razón dominante ha funcionado en relación con


un sistema de poder cultural y político, en el cual, tener razón supone tener
autoridad. «Es por esto por lo que el poder del conocimiento científico se
pone al servicio de los intereses dentro de un sistema autoritario».
Theodor Ludwig Wiesengrund Adorno (1903-1969), fue un filósofo alemán que
también escribió sobre sociología, comunicología, psicología y musicología. Se
le considera uno de los máximos representantes de la Escuela de Fráncfort y
de la teoría crítica de inspiración marxista.

En 1933 se incorporó al Instituto para la Investigación Social, adscrito a la


Universidad de Fráncfort, de inspiración marxista, aunque pronto el régimen
nacionalsocialista le retiró su venia legendi y tuvo que abandonar el país,
huyendo del nazismo.

Tras unos años en Oxford, en 1938 se decide a cruzar el Atlántico para


instalarse en Nueva York, donde tenía su sede el Instituto de Investigación
Social en el exilio. En 1941 se traslada a California para continuar trabajando
en colaboración con otro miembro del Instituto, Max Horkheimer. Dialéctica de
la ilustración. Fragmentos filosóficos (1944-1947) que será uno de los múltiples
resultados de esta colaboración.

El objetivo teórico de esa obra queda reflejado en su prólogo: "Lo que nos
habíamos propuesto era nada menos que comprender por qué la humanidad,
en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano, se hunde en un
nuevo género de barbarie".
Otra obra fundamental lo es Dialéctica negativa (1966), que puede
considerarse «el buque insignia» de todo su proyecto filosófico.

Lo que él propone como dialéctica negativa es una forma de dialéctica


que trata de salirse del esquema hegeliano clásico, el esquema de
diálogo entre opuestos que acaba en una síntesis reconciliadora, para
hacer hincapié en aquellos aspectos negativos, «en los flecos sueltos de
la historia, en lo que no tiene nombre, en el desfavorecido...»

«Con ello ya no estamos ante una dialéctica tradicional y hasta cierto


punto neutra, sino que se apunta claramente hacia un lado determinado
de la balanza»; sobre todo, pretende desmarcarse de los planteamientos
cerrados de la tesis y su antítesis, con lo cual, muy en la vía ya marcada
por su colega Walter Benjamin se apela a un cierto nivel de
trascendencia, que se sitúa en el margen de la cadena lógica de la
dialéctica tradicionalmente considerada.
Industrias Culturales (1960-2012)

Herbert Marcuse (1898 –1979) filósofo y sociólogo alemán. Después de


completar sus estudios en la Universidad de Friburgo de Brisgovia en 1922,
regresó a Berlín, donde trabajó como vendedor de libros. Regresó a Friburgo
en 1929 para escribir una «habilitación» (disertación postdoctoral para
obtener el grado académico de profesor) con Martin Heidegger.

En 1933, debido a que no le sería permitido por ser judío completar su


proyecto bajo el régimen nazi, Marcuse empezó a trabajar en el Instituto de
Investigación Social en Frankfurt del Meno y, junto con Max Horkheimer y
Theodor Adorno, se convirtió en uno de los más destacados teóricos de la
Escuela de Frankfurt.

Emigró de Alemania ese mismo año, yendo primero a Suiza y luego a los
Estados Unidos, donde obtuvo la ciudadanía en 1940. Durante la Segunda
Guerra Mundial trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos de los
Estados Unidos (US Office of Strategic Services), precursora de la CIA,
analizando informes de estrategia sobre Alemania (1942, 1945, 1951).
En 1952, Marcuse inició una carrera docente como teórico político, primero
en la Universidad de Columbia y en Harvard, luego en la Universidad
Brandeis desde 1958 hasta 1965, donde fue profesor de filosofía y política, y
finalmente (ya jubilado), en la Universidad de California, San Diego.
Trabajando como profesor en esta universidad participó activamente en los
debates sociopolíticos de las décadas de 1950 y 1960, en los que se llegó a
hablar de las 3M: Marx, Mao y Marcuse. Fue amigo y colaborador del
sociólogo e historiador Barrington Moore Jr. y del filósofo político Robert Paul
Wolff.

En la época después de la guerra, fue el miembro más políticamente explícito


e izquierdista de la Escuela de Frankfurt, debido a su dedicación a aplicar
políticas de emancipación, como la liberación de la mujer o las ideologías
juveniles a la primera Teoría Crítica.

Empieza a ser consciente de las principales limitaciones prácticas de la


primera escuela de Frankfurt, y de la necesidad de perfilar las tesis sobre
cultura y sociedad, identificándose a sí mismo como marxista, socialista y
hegeliano. Fue además un gran aporte teórico para la emergencia de los
movimientos juveniles de protesta, como el movimiento hippie.
Las críticas de Marcuse a la sociedad capitalista (especialmente en su síntesis de
Marx y Freud, Eros y la civilización, publicado en 1955, y su libro El hombre
unidimensional, publicado en 1964) resonaron con las preocupaciones del
movimiento izquierdista estudiantil de los 60. Debido a su apertura a hablar en las
protestas estudiantiles, Marcuse pronto vino a ser conocido como «El padre de la
Nueva Izquierda», término que él rechazaba.

La crítica fundamental que realiza Marcuse a la sociedad moderna, desarrollada


en "El hombre unidimensional", es que el sujeto unidimensional es víctima de su
propia impotencia y de la opresión continua de un método de dominación más
complicado de lo que Adorno y Horkheimer imaginaron. Esta es la concepción del
poder por la que Marcuse se considera como puente entre la primera y la segunda
generación de la escuela de Frankfurt.

Este hecho se contrasta fundamentalmente con el capitalismo temprano, en que el


movimiento proletario era una fuerza con el potencial efectivo de derribar al
régimen. El capitalismo avanzado que describe Marcuse, en cambio, ha generado
a través de los estados de bienestar una mejora en el nivel de vida de los obreros,
que es insignificante a nivel real, pero contundente en sus efectos: el movimiento
proletario ha desaparecido, y aún los movimientos antisistémicos más
emblemáticos han sido asimilados por la sociedad y orientados a operar para los
fines que la sociedad coactiva reconoce como válidos.
A pesar de identificar en el hombre una forma de sumisión mucho más
desarrollada y difícil de penetrar, Marcuse remarca los valores de la
vanguardia en el arte cuando habla de Bertolt Brecht o dice por ejemplo: «La
lucha por hallar este medio, o más bien dicho la lucha contra su absorción en
la unidimensionalidad predominante, se muestra en los esfuerzos de la
vanguardia por crear un distanciamiento que haría la verdad artística
comunicable otra vez». Este distanciamiento que pretende realizar Marcuse
está marcado por la intencionalidad de alejar al ser humano del dominio que
está impuesto en toda la sociedad y pretende reorientar el rumbo de la
cultura hacia el arte, hacia lo estético.

En diferentes pasajes se evidencia su idealismo que luego se traduce a su


militancia política. Esta contradicción es reconocida por Marcuse, quien vivió
en una eterna disputa teórica acerca de la interrogante fundamental de si la
sociedad tenía la posibilidad o no de cambiar desde adentro y por tanto de
trascender el statu quo. Está clara la existencia de esperanza en su
pensamiento, aunque el análisis de la realidad y los acontecimientos se
contrapongan a este tema. Para ilustrar esta contradicción, en sus
conclusiones sobre el "hombre unidimensional" Marcuse cita al final una
frase de Walter Benjamin que dice lo siguiente: «Sólo gracias a aquellos sin
esperanza, nos es dada la esperanza».
Friedrich Pollock (1894-1970) fue un sociólogo, economista y filósofo
alemán adscrito a la Escuela de Fráncfort y cofundador, junto con el
estudioso de la filosofía marxista Karl Korsch, Leo Lowenthal y Erich
Fromm, del Instituto de Investigación Social (perteneciente a esta
Universidad y centro de desarrollo de la denominada Escuela de Fráncfort-
entre 1928 y 1930) y fundado en 1923 por los comerciantes y mecenas
Hermann Weil, su hijo Felix Weil.

Weil decidió fundar el instituto después del éxito de una semana de


conferencias (La primera semana laboral marxista) de 1923. El objetivo de
Weil fue reunir a los mejores representantes de las diferentes escuelas del
marxismo, e incluyó a György Lukács, Karl Korsch, Karl August Wittfogel y
Friedrich Pollock.

Entre 1927 y 1928 Pollock viajó a la Unión Soviética, con motivo de la


celebración del décimo aniversario de la Revolución de Octubre. Su
investigación concluyó con el tratado Los intentos de economía planificada
en la Unión Soviética (1917-1927).
Antes de la toma del poder nazi, Pollock había utilizado sus contactos en la
Organización Internacional del Trabajo para establecer una sucursal de
Ginebra del Instituto.

En 1933, Pollock y su sucesor en el Instituto, Max Horkheimer quien le daría


identidad específica a la Escuela de Fráncfort bajo el nombre de Teoría
Crítica, tuvieron que exiliarse, primero en Ginebra, luego en Londres,
después en París, para terminar finalmente en Nueva York.

En 1950 pudo por fin regresar a Frankfurt junto con Horkheimer, participando
en el restablecimiento del Instituto de Investigación Social, tomando de
nuevo el papel de director. De 1951 a 1958 fue profesor de economía
nacional y sociología en la Universidad de Fráncfort.

Pollock desde la década de 1930 desarrolló su tesis sobre el Capitalismo de


Estado, (reimpreso en: Etapas del capitalismo, 1975). Advirtió que la
intervención estatal de hecho y las medidas económicas de control del
Estado contradecían el principio económico del laissez-faire del liberalismo
económico y ofrecían un camino claro, frente al liberalismo económico, hacia
un mercado regulado. La crisis liberal del 1929 y la posterior Gran depresión
estaban dando paso a una economía mixta (que más tarde se denominará
Estado social o Estado social de derecho).
La tesis de Pollock servía tanto para los sistemas liberales claramente
intervenidos por el Estado como para el experimento soviético que era
considerado como una prueba de esta tendencia general del Estado a
intervernir en la economía.

Su tesis englobaba el surgimiento en ambas sociedades, capitalistas y


socialistas, de la intervención del Estado. Pollock hacía una clara distinción
entre el Autoritarism (Autoritarismo) fascista o socialismo de estado y una
variante liberal, el New Deal (Nuevo trato) del capitalismo de Estado pero
ambos tenían en común la sustitución de la primacía de la economía por la
primacía de la política.

El análisis económico de Pollock hizo una contribución significativa en el


proceso de construcción de la teoría filosófica de los dos principales
representantes de la Escuela de Fráncfort y le dio un impulso importante a la
formulación de la obra cumbre Dialéctica de la Ilustración de Max Horkheimer y
Theodor Adorno.
Erich Fromm (1900-1980), fue un destacado psicoanalista, psicólogo social y
filósofo humanista de origen judeoalemán. Fromm, fue uno de los principales
renovadores de la teoría y práctica psicoanalítica a mediados del siglo XX.

Miembro del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de


Fráncfort, participó activamente en la primera fase de las investigaciones
interdisciplinarias de la Escuela de Fráncfort, hasta que a fines de los años 40
rompió con ellos debido a la heterodoxa interpretación de la teoría freudiana que
desarrolló dicha escuela, la cual intentó sintetizar en una sola disciplina el
psicoanálisis y los postulados del marxismo.

Durante los años 40 Fromm desarrolló una importante labor editorial, pues
publicó varios libros luego considerados clásicos sobre las tendencias
autoritarias de la sociedad contemporánea y se desvió marcadamente de la
teoría original freudiana.

En 1943 fue uno de los miembros fundadores de la filial neoyorquina de la


Escuela de Psiquiatría de Washington, tras lo cual colaboró con el Instituto
William Alanson White de Psiquiatría, Psicoanálisis y Psicología.
En 1950 Fromm se muda a México y enseñó en la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), donde fundó la Sección Psicoanalítica de la
escuela de medicina y el Instituto Mexicano de Psicoanálisis.

Desde mediados de la década de los 50 estuvo fuertemente involucrado con los


movimientos pacifistas norteamericanos y fue un destacado oponente de la
guerra de Vietnam.

Se alejó de todo apoyo al socialismo real, sobre todo del modelo totalitario del
Estado soviético, al mismo tiempo que criticó la sociedad capitalista.

Esto, junto con sus perspectivas sobre la libertad personal y el desarrollo de una
cultura libre, lo acercó notablemente a la línea anarquista, cuestión que se hace
evidente al comparar las temáticas de sus libros con las de los autores clásicos
de esa escuela. De sí mismo se decía partidario de un socialismo humanista y
democrático.

Entre 1957 y 1961 Fromm compaginó su actividad en la UNAM con una cátedra
en la Universidad Estatal de Míchigan. En 1965 se retiró; tras unos años de
viaje, en 1974 se instaló en Muralto, Suiza hasta su muerte.
Dos libros son particularmente importantes para conocer el pensamiento del
sabio alemán. El primero es El miedo a la libertad y el segundo es El corazón
del hombre. En ellos se manifiesta inconforme con su pertenencia a una
“escuela” nueva de psicoanálisis, para concluir diciendo que él propone una
estructura filosófica de referencia diferente, la del humanismo dialéctico.

A pesar de esto, se considera que los libros El miedo a la libertad, Ética y


psicoanálisis y Psicoanálisis de la sociedad contemporánea presentan también
una continuidad en lo que atañe al pensamiento psicológico de Erich Fromm,
además de que en esta última funda lo que él llama el psicoanálisis humanista,
mientras que en Ética y psicoanálisis sustituye el sistema freudiano de
desarrollo de la libido por uno que se basa en los procesos de asimilación y
socialización del individuo.

Otras obras de gran importancia son Del tener al ser (ser o tener); El amor a la
vida, El arte de amar; La vida auténtica; El arte de escuchar; Lo inconsciente
social, Sobre la desobediencia, Psicología y religión, La revolución de la
esperanza: hacia una tecnología humanizada, La sociedad industrial
contemporánea, Marx y su concepto del hombre, etc.
Walter Benjamin (1892 –1940) fue un filósofo y crítico literario alemán judío de
tendencia marxista, estrecho colaborador de la Escuela de Frankfurt a la que sin
embargo nunca estuvo directamente asociado.

Adaptó su temprana vocación por el misticismo al materialismo histórico, al que


se volcó en sus últimos años, aportando una visión única en la filosofía marxista
pero su posición fue la de jamás militar en el sionismo, ni en el comunismo, ni en
el fascismo. Para él, la salvación de la humanidad está ligada a la salvación de la
naturaleza, por lo que como erudito literario quedó fascinado con las obras de
Marcel Proust y Charles Baudelaire, observadores natos de la vida y a los que
tradujo. Su ensayo La labor del traductor es uno de los textos teóricos más
célebres y respetados sobre la actividad literaria de la traducción

Benjamin mantuvo una extensa correspondencia con Theodor Adorno y con


Bertolt Brecht y ocasionalmente recibió financiación de la Escuela de Frankfurt
bajo la dirección de Theodor Adorno y Max Horkheimer. Las influencias
competitivas del marxismo de Brecht (en menor medida la teoría crítica de
Adorno) y el misticismo judío de su amigo Gershom Scholem fueron centrales en
el trabajo de Benjamin, aunque nunca logró resolver sus diferencias
completamente. Las Tesis sobre la filosofía de la historia, uno de los últimos
textos de Benjamin, fue lo más cercano a tal síntesis, que junto con los ensayos
La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica y Para una crítica de
la violencia, son sus textos más leídos.
Jürgen Habermas (1929-?) es un filósofo y sociólogo alemán, conocido sobre
todo por sus trabajos en filosofía práctica (ética, filosofía política y del
derecho). Gracias a una actividad regular como profesor en universidades
extranjeras, especialmente en Estados Unidos, así como por la traducción de
sus trabajos más importantes a más de treinta idiomas, sus teorías son
conocidas, estudiadas y discutidas en el mundo entero.

Habermas es el miembro más eminente de la segunda generación de la


Escuela de Frankfurt y uno de los exponentes de la Teoría crítica
desarrollada en el Instituto de Investigación Social. Entre sus aportaciones
está la construcción teórica de la democracia deliberativa y la acción
comunicativa.

Si bien el pensamiento de Habermas entronca con la Teoría Crítica de la


Escuela de Fráncfort, su obra adopta perfiles propios que le conducen a
profundas divergencias con sus maestros y predecesores.

Su trabajo está orientado a poner los fundamentos de la teoría social con los
que busca analizar las sociedades del capitalismo avanzado.
El pensamiento de Kant y de Marx desempeñan un papel decisivo en la obra de
Habermas. El estrecho vínculo entre una filosofía de la razón muy ambiciosa en
términos normativos y una teoría empírica de la sociedad es una característica
del pensamiento de Marx que Habermas hace suya y que lo distingue de otros
contemporáneos y lo distancia en particular, del sociólogo Niklas Luhmann
(teoría de los sistemas-entorno ahistóricos de comunicación) y del filósofo John
Rawls (filosofía político-liberal con características morales como el consenso
superpuesto, la razón pública y la justicia como equidad), con quienes, no
obstante, comparte preocupaciones comunes.

Su primera gran obra fue Historia y crítica de la opinión pública (1962). En este
analiza la transformación estructural de la esfera pública y se aproxima de forma
crítica al concepto de opinión pública, recuperando la visión eminentemente
democrática del mismo, con su distinción entre opinión pública manipulada y
opinión pública crítica.

En obras posteriores, Habermas tratará de reconstruir el materialismo histórico


frente a las nuevas problemáticas de las sociedades del capitalismo tardío. En
este sentido, la gran crítica que realizará a Marx será que éste, en su opinión,
reduce la praxis humana a una techné, en el sentido de que Marx le otorga la
importancia fundamental al trabajo como eje de la sociedad, en demérito del otro
componente de la praxis humana que Habermas rescata como esencial: la
interacción mediada por el lenguaje.
Habermas entiende que el cambio social debe darse en un ámbito simbólico, en
el ámbito de la comunicación y el entendimiento entre los sujetos. De este modo,
esta crítica se asemeja a la reflexión que realizan Theodor Adorno y Max
Horkheimer.

Luego de este momento inicial, Habermas repensará esta distinción entre trabajo
e interacción como dos momentos irreductibles de la acción y tratará de incluir
en la labor productiva (el trabajo) componentes de la interacción, por lo que dirá
que es posible pensar un cambio social desde el campo del trabajo.

A partir de la publicación en 1981 de su obra fundamental, la Teoría de la acción


comunicativa sus análisis y reflexiones se han orientado hacia la fundamentación
de la ética discursiva, la defensa de la democracia deliberativa y de los principios
del Estado de derecho, así como hacia las bases normativas requeridas para
configurar e incluso constitucionalizar una esfera pública mundial.
Hans-Georg Gadamer (1900-2002) fue un filósofo alemán conocido como el
fundador de la Escuela Hermenéutica.

Comenzó a estudiar con Martin Heidegger, quien aún no era profesor titular
pero sí un brillante profesor asistente. A través de Heidegger se insertó en un
grupo de estudiantes que luego destacarían intelectualmente, entre ellos se
encontraban: Leo Strauss, Karl Löwith y Hannah Arendt. La amistad entre
Gadamer y Heidegger se hizo tan estrecha que cuando Heidegger recibió una
plaza en Marburgo, lo siguió hasta allí, aunque con el tiempo difirieron
políticamente, pues Gadamer siempre rechazó el nazismo y el comunismo.

Se unió al Instituto de Frankfurt en 1949, pero por su visión, prefirió ser


profesor en la Universidad de Heidelberg, cargo que ocupará hasta su muerte.

A lo largo de esta etapa completó su gran obra Verdad y método, publicada en


1960 y ampliada con un segundo volumen en 1986, y se comprometió en el
famoso debate que mantuvo con Jürgen Habermas acerca de la posibilidad de
trascendencia histórica y cultural en busca de una situación social moldeada
por el pensamiento crítico.
El debate jamás concluyó pero marcó el comienzo de una calurosa amistad
entre Gadamer y Habermas, incluso Gadamer facilitó la posibilidad de
entrada de Habermas en el mundo académico ayudándole a lograr una plaza
de profesor en Heidelberg.

Otro intento similar de debate fue intentado con Jacques Derrida pero éste
fue menos instructivo porque ambos pensadores tenían pensamiento con
muy pocos puntos en común.

Respecto a la Hermenéutica (ciencia de la interpretación), Gadamer sostenía


que la interpretación debe evitar la arbitrariedad y las limitaciones surgidas de
los hábitos mentales, centrando su mirada en las cosas mismas, en los
textos.

Afirma que siempre que nos acercamos a un texto lo hacemos desde un


proyecto, con alguna idea de lo que allí se dice. A medida que profundizamos
la lectura, este proyecto va variando y se va reformulando según la lectura
nos vaya confirmando o alterando nuestra precomprensión. Como este
proceso puede prolongarse al infinito, nunca podemos afirmar que hemos
dado la interpretación última y definitiva.
El logro de Gadamer residiría en descubrir y mostrar la naturaleza de la
comprensión humana a nivel teórico-metodológico: la verdad está íntimamente
ligada al método y no puede considerarse una sin la otra. Gadamer fue muy
crítico con los dos enfoques metodológicos que se emplean en las ciencias
humanas (Geisteswissenschaften).

Por un lado, fue crítico con los enfoques modernos que buscan modelar el
método de las ciencias humanas en base al método científico.

También fue crítico con el método tradicional de las humanidades cuyo enfoque
se hace explícito en la obra de Wilhelm Dilthey, quien creía que para lograr una
interpretación correcta de un texto era necesario desentrañar la intención
original que manejaba el autor cuando lo escribió.

Gadamer sostiene que la gente tiene una conciencia históricamente moldeada,


esto es, que la conciencia es un efecto de la historia y que estamos insertos
plenamente en la cultura e historia de nuestro tiempo y lugar y, por ello,
plenamente formados por ellas.

Así interpretó que un texto comprende una «fusión de horizontes» donde el


estudioso encuentra la vía que la historia del texto articula en relación con
nuestro propio trasfondo cultural e histórico.

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