Pena de Muerte
Pena de Muerte
Pena de Muerte
PRINCIPIO DE RACIONALIDAD Y
HUMANIDAD FRENTE A LA PENA DE MUERTE.
Según los postulados de este principio, se rechaza por cruel toda sanción penal que resulte
brutal en sus consecuencias para el sujeto como lo es la pena de muerte. Se debe buscar una
pena humanitaria en el sentido que se ejecute sin crueldad ni sufrimientos innecesarios para el
penado, tomando en cuenta los lineamientos De los derechos humanos.
Se rechaza aquellas sanciones penales que buscan mantenerse hasta la muerte de la persona.
Toda consecuencia jurídica debe terminar en algún tiempo pero nunca debe rebasar más allá de
la vida del penado ni ser perpetua, ya que implicaría admitir la existencia de una persona
innecesaria
El Tribunal Constitucional, en la sentencia sobre la inconstitucionalidad de la normatividad antiterrorista (Decretos
Leyes 25475, 25659, 25708 y 25880, normas complementarias y conexas), sobre este principio ha señalado que de “”las
exigencias de “reeducación”, “rehabilitación” y “reincorporación” como fines del régimen penitenciario se deriva la
obligación del legislador de prever una fecha de culminación de la pena, de manera tal que permita que el penado
pueda reincorporarse a la vida comunitaria. Si bien el legislador cuenta con una amplia libertad para
configurar los alcances de la pena, sin embargo, tal libertad tiene un límite de orden temporal, directamente relacionado
Constituye un principio básico respecto de toda intervención gravosa de este poder, directamente a
partir del principio del Estado de Derecho.
Así, “La pena no puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho. La medida de seguridad sólo puede
ser ordenada por intereses públicos predominantes”
Considera que la pena debe ser adecuada al daño ocasionado por el agente, según el grado de
culpabilidad y el perjuicio socialmente ocasionado.
El Tribunal Constitucional señala que este principio “impone al legislador (...) que, al momento
de establecer las penas, ellas obedezcan a una justa y adecuada proporción entre el delito
cometido y la pena que se vaya a imponer”. Se complementa con el principio de culpabilidad ya
que limita la pena a la proporcionalidad de la culpabilidad.
La intervención del poder penal no puede generar más “daño” -entiéndase pena- que el hecho
concreto al cual responde. La ilicitud puede reflejarse bajo la relación del hecho concreto
(delito) y la respuesta punitiva estatal (pena), y esta relación sólo se admite como admisible si
es proporcionada.
CONCLUSIONES
Muy a pesar de la equívoca redacción del artículo 140º de la actual Constitución Política, en la
actualidad, el único supuesto que admite la posibilidad de sancionar con la pena capital la
comisión de un delito en el Perú, sigue siendo el de traición a la patria en caso de guerra
exterior.