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Primeros Auxilios Psicológicos (PAP)

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Universidad Bolivariana de Venezuela

Programa de Formación de Grado en Psicología


Enfoques Terapéuticos II

Primeros Auxilios
Psicológicos
en niños, niñas y
cuidadores Participantes:
Profesora: María Elvira Ruiz.
Ester Alzualde. Davimar Herrera.
Deicy Vitriago.
2020
Primeros Auxilios Psicológicos
(PAP).
Son técnicas basadas en la evidencia, con el
objetivo de reducir el estrés y fomentar la
adaptación y el afrontamiento a corto, medio y
largo plazo se aplican en las primeras horas. Tras las
primeras 72 horas ya no son las técnicas adecuadas
siendo necesario, en estos casos, un apoyo
psicológico más especializado.
De forma general, los Primeros Auxilios Psicológicos pretenden:

• Brindar escucha y apoyo práctico de manera no


invasiva.
• Ayudar a las personas a atender sus
necesidades básicas y preocupaciones.
• Ayudar a las personas a acceder a información,
servicios y apoyos sociales.
• Proteger a las personas de otros peligros.
¿Qué no son los PAPS?
No son una intervención en sí, sino una
respuesta más amplia a una situación
crítica, en donde se realizan acciones
de contención psicológica con el
objetivo de estabilizar de forma rápida y
puntual la situación.
El objetivo de los PAPS
Estabilización y contención psicológica.

• Reducir el nivel inicial de estrés causado por el


incidente.
• Fomentar la adaptación a corto, medio y largo plazo.
• Fomentar estrategias de afrontamiento.
La Organización Mundial de la Salud (2012) menciona que
hay una amplia gama de reacciones y sentimientos que
dependen de diversos factores:

«la naturaleza y gravedad de los acontecimientos que


experimentan;
su experiencia con acontecimientos angustiantes anteriores;
el apoyo de otras personas en su vida;
su salud física;
su historia personal y familiar de problemas de salud mental; su
cultura y tradiciones;
y su edad (por ejemplo, los niños de diferentes edades
reaccionan de distinta manera)»
¿En qué situaciones se aplican los
PAPS?
• Situaciones inesperadas y no habituales para
el niño/a y cuidadores.
• Situaciones de cambio pasajero o
permanente en la rutina del niño, niña.
• En situaciones que generan miedo o temor
intenso en el niño/a o en sus cuidadores.
Deben de aplicarse posterior al incidente, de
forma inmediata.
Los niños, niñas y cuidadores.
Los niños y niñas pertenecen al grupo de alto riesgo
y vulnerabilidad pues se encuentran en un proceso
de construcción de personalidad y defensas que
prepara para enfrentar y superar de manera exitosa
las adversidades de la vida. Por tanto se debe
presentar mayor atención e inmediatez a este
grupo.
En el caso de los cuidadores, son la base de los
pequeños (seguridad y protección), quienes dirigen
y apoyan el proceso, por lo que hay que tener
especial cuidado con la atención y dirección de
estos hacia los niños.
Es importante recordar que cada niño es
diferente, a veces no sabemos cómo
tranquilizarlo y se crea una situación estresante
para las familias. Por ello, el cuidador no puede
dudar en preguntar y en solicitar ayuda siempre
que lo necesite para poder gestionar la situación
de la mejor manera posible.
¿Qué hacer?
A) Identificarnos
Los pasos para identificarnos serán:
Nos acercaremos dentro de su campo visual,
estableceremos un contacto ocular directo e
intentaremos manifestarle nuestra ayuda
identificándonos como personal de emergencias.

Es importante asegurarnos que nos presta atención,


identificando tanto respuestas verbales como no
verbales.
B) Informar
Hablar y dar instrucciones sencillas con un
lenguaje adecuado a la edad del niño o niña, con
toda la información centrada en el aquí y en el
ahora y de forma asertiva.

Es importante mantener al niño informado


sobre cualquier problema que le afecta
directamente.
C) Escuchar y normalizar
Ayuda al niño a expresar y compartir sus
emociones.
Explicar cómo se siente, poniendo nombre a sus
emociones. Haciéndole sentir que está bien
expresar sus emociones.

Durante un tiempo se considera normal sus


comportamientos regresivos o agresivos.
D) Calmar
Mostrar y transmitir tranquilidad, serenidad y
confianza. Hablar con suavidad y en voz baja.
Además de procurar realizar actividades
relajantes: (contar un cuento, darle masaje, etc.).

A veces, es muy útil distraer y calmar al niño con


elementos de su mundo imaginario.
E) Contener
Presta atención a las necesidades básicas.
(asegurar la comida, la hidratación y las
oportunidades para jugar y dibujar).

Una vez que nos identifique puede solicitarnos


acercamiento físico (cogerlo en brazos,
abrazarlo, sentarlo en el regazo) que
proporcionará protección y seguridad.
F) Consolar
Animar a que realice actividades (jugar, dibujar,
etc.) acerca del suceso.
Fomentar el mantenimiento al máximo de las
rutinas familiares. Realización de actividades
productivas y adecuadas a la edad.
No obligarle a hablar si no lo desea, y conversa con
palabras con sentimientos comunes.
Permitir que el niño participe en rituales de duelo
culturales y religiosos si existieran.
¿Qué NO hacer?
• No ofrecer algo que no pueda cumplir.
• No se sienta inútil o frustrado.
• No muestre ansiedad ya que ésta puede ser
fácilmente transmitida a los afectados.
• No permita que el enojo u hostilidad de la persona lo
afecte.
• No los presione a hablar de creencias religiosas.
• No tenga miedo de admitir que el afectado necesita
más ayuda de la que usted le pueda brindar. Refiéralo
de ser necesario.
•No muestre demasiada lástima o paternalismo.
•Tampoco se exprese de manera autoritaria o impositiva.
•No espere que la víctima funcione normalmente de inmediato.
•No insista con preguntas más allá del punto en que la persona no
desea hablar.
•No trate de interpretar las motivaciones ocultas de un
comportamiento.
•No moralice o sermonee.
•No intente progresar demasiado rápido en el proceso.
•No considere de manera superficial las amenazas de suicidio u
homicidio.
•No aliente a alguien a hacer algo que en realidad no quiere hacer.
•No permita que las personas se concentren únicamente en los
aspectos negativos de la situación.
PROBLEMAS PSICOSOCIALES DE LA
POBLACIÓN INFANTIL Y JUVENIL
• Las reacciones postraumáticas que pueden aparecer como una
manifestación normal en circunstancias anormales, tanto en los
niños, jóvenes o adultos, deben ser atendidas rápidamente y
oportunamente. Por el contrario, si se piensa que los niños “No
sienten o no entienden” se comete un gran error que los deja
expuestos a sufrimientos y temores.
• La explicación sencilla del origen de los fenómenos naturales
ayuda a los niños a entender y manejar de una manera más
racional sus angustias.
• Los maestros, trabajadores de atención primaria en salud, agentes
comunitarios y las familias pueden ser adecuadamente
capacitados para reconocer este tipo de problemas en los niños,
identificando las reacciones normales y diferenciándolas de las
patológicas.
Las reacciones más comunes en los
niños/as
• Mostrarse más callado, más agitado de lo normal o
callado totalmente.
• Sentir miedo generalizado e incertidumbre por su
seguridad.
• Perder autonomía.
• Volver a etapas del desarrollo posteriores.
• Presentar alteraciones en las rutinas diarias
(alimentación, sueño).
Depende de la edad y fase de desarrollo del niño/a.
Las reacciones antes descritas son respuestas
esperables en los niños tras vivir una situación
crítico y, por tanto, absolutamente
adaptativas. Estas suelen disminuir de forma
gradual cuando acaba la fase más aguda de la
situación y desaparecer al cabo de unas
cuatro semanas aproximadamente.
Problemas psicosociales que pueden ser
manejados
Por lo general, en el ámbito familiar y comunitario:
• Pesadillas.
• Mojar la cama.
• Ansiedad, miedo, fobias.
• Agresividad, problemas disciplinarios.
• Tristeza o nostalgia.
• Mal desempeño en la escuela.
• Enfermedades, dolores psicosomáticos (dolores causados por
factores emocionales).
• Falta de concentración, hiperactividad.
• Exagerado apego a los adultos.
• Comportamientos regresivos, pérdida de nuevas habilidades
Problemas psicosociales que debe ser
tratados por profesionales:
• Severos trastornos de tipo psíquicos que se mantienen por más
de un mes.
• Llora constantemente y se siente profundamente triste.
• No quiere comer y cada vez está más delgado.
• Se presenta cansado y quiere permanecer en cama todo el
tiempo.
• No puede dormir en las noches, aumento del período de alerta.
• Se encuentra desesperado y habla sobre cómo acabar su vida.
• Esta seriamente herido y con deficiencias físicas.
• Dependencia del alcohol o drogas.
• Hiperactividad con baja tolerancia a la frustración.
• Total desinterés por actividades agradables.
• Se presenta extremadamente nervioso.
¿Cuándo acudir a un especialista?
Si se prolongaran mucho más tiempo de lo
esperado las reacciones en el/la niño/a lo
adecuado es consultar a un psicólogo
especialista para darle continuidad y
seguimiento al proceso.
Recomendaciones para la atención a niños y
niñas
• Dedicarles más tiempo y atención.
• Tenerlos abrigados y en un lugar seguro.
• Hablarles con voz tranquila y suave, recordándoles que están a
salvo.
• Si es posible, mantener un horario regular de sus rutinas diarias.
• Tener paciencia con los que muestren comportamientos
impropios de su edad (chuparse el dedo u orinarse en la cama).
• Darles ocasiones para jugar y relajarse.
• Buscar ayuda especializada.
• Dejarles que permanezcan a su lado si tienen miedo o no
quieren separarse.
Pautas generales para los profesionales

• Mantenerles seguros.
Protegerles para que no vean, escuchen relatos
del suceso inadecuados o sean molestados por
los medios de comunicación.
• Mantenerles junto a sus seres queridos.
Procurar que no sean desatendidos y que
permanezcan junto a sus cuidadores y a su
familia, en la medida de lo posible.
• Escuchar, hablar y jugar.
Ser amables, estar tranquilos, hablarles
suavemente y escucharles
• Analizar y utilizar estrategias para que se
apoye en lo positivo.

Los menores se proyectan a través del juego, los


dibujos, la escritura, escenificaciones, títeres.
Con ello reestructuran los acontecimientos
impactantes.
Conclusiones
• La atención psicológica inicial a niños es primordial
para evitar secuelas derivadas de la situación crítica,
favoreciendo el desarrollo psicológico normal del
niño.
• El equipo debe estar adecuadamente entrenado y
cualificado para llevar a cabo los PAPS.
• Es necesario que el cuidador como base de
protección y seguridad para el niño se prepare para
situaciones críticas y mantenga la calma para no
afectar al menor.
• Además los cuidadores deben hacerlo con los
niños para que vayan adquiriendo habilidades
de afrontamiento ante cualquier adversas
• El cuidador debe saber reconocer cuando el
niño necesita comenzar un proceso terapéutico
ante una situación traumática, aún cuando
haya recibido los PAP.
• Cada niño y niña es diferente, y tiene formas
diversas de asumir las adversidades.
Referencias
• Castillo, M. (S/F). Primeros auxilios psicológicos en el
niño preescolar.
• Corredor, G. (2019). Primeros auxilios psicológicos en
niños y adolescentes.
• FAROS Sant Joan de Déu (2014). Los primeros
auxilios psicológicos en niños de 6 a 10 años
• Pico, I. (2016). Primeros auxilios psicológicos: ¿qué
hacer con los niños?.
• Porcar, I. (S/F). Primeros auxilios psicológicos en niños
de 3 a 6 años.

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