Artes Visuales
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PINTURAS Y PINTORES
Pintor holandés. En las décadas finales del siglo
XIX, el impresionismo marcó el inicio de una
profunda renovación de las artes plásticas que
tendría continuidad en la sucesión de ismos o
corrientes del arte contemporáneo. Algunos de
los mejores maestros de este periodo, sin
embargo, no pueden encasillarse en ninguna
escuela, y abrieron por sí solos nuevos caminos;
entre ellos, el holandés Vincent van Gogh ocupa
una posición señera.
Encarnación del artista torturado e incomprendido,
Van Gogh no llegó a vender más que uno de
aquellos centenares de cuadros suyos que
actualmente alcanzan desorbitadas cotizaciones en
las subastas. El reconocimiento de su obra no
empezó hasta un año después de su muerte, a raíz
de una exposición retrospectiva organizada por el
Salón de los Independientes; en nuestros días, Van
Gogh es considerado unánimemente uno de los
grandes genios de la pintura moderna. Su
producción ejerció una influencia decisiva en todo el
arte del siglo XX, especialmente en el fauvismo y el
expresionismo; y tras más de un siglo de
experimentos artísticos, la pincelada tosca y
atormentada del artista holandés, alimentada por el
vigor de su pasión interior, conserva toda su
fascinante fuerza expresiva.
Biografía
Vincent van Gogh era el mayor de los seis hijos
de un pastor protestante, y mantuvo con su
hermano Theo, cuatro años menor que él, una
relación que sería determinante en su
existencia y en su trayectoria artística. La
correspondencia que ambos intercambiaron a lo
largo de sus vidas testimonia la intimidad de
esta relación y las pasiones y angustias
humanas y creativas que atormentaron a Van
Gogh en sus últimos años. Tras recibir una
esmerada educación en un internado privado, a
los dieciséis años entró como aprendiz en la
filial de La Haya de la galería de arte parisina
Goupil, una sociedad de comerciantes de arte
fundada por su tío Vincent.
Trabajó después como profesor, ayudante de un pastor metodista
y empleado de una librería; ninguno de estos empleos le duró
mucho tiempo. Por aquel entonces sentía sobre todo la
necesidad espiritual de entregarse a sus semejantes; de hecho,
siempre había querido ser pastor, como su padre, y tal vocación
lo llevó a Ámsterdam para seguir los estudios de teología, que
suspendió.
La siesta (1890)