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2.-Miercoles de Ceniza

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MIÉRCOLES DE CENIZA.

Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación


espiritual particularmente relevante para todo cristiano que
quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio
Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor
Jesús.
Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza
por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una
sola palabra: "metanoeiete", es decir "Convertíos".
Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la
imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el
Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás",
invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la
inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.
La sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna
que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia.
La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades
terrenales bajo la luz indefectible de su verdad.
Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que
estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y
estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de
nosotros y triunfe su justicia.
Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como
cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el
seguimiento de Cristo.
Tradición.

En la Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente comenzaba


seis semanas (42 días) antes de la Pascua. Esto sólo daba por resultado 36 días de ayuno (ya
que se excluyen los domingos). En el siglo VII se agregaron cuatro días antes del primer
domingo de Cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de
Cristo en el desierto.
Era práctica común en Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el
primer día de Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y
obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves
Santo o el jueves antes de la Pascua.
Cuando estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X), el inicio de la
temporada penitencial de la Cuaresma fue simbolizada colocando ceniza en las
cabezas de toda la congregación.
Hoy en día en la Iglesia, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la
frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos
previo. Esta tradición de la Iglesia ha quedado como un simple servicio en algunas
Iglesias protestantes como la anglicana y la luterana. La Iglesia Ortodoxa comienza la
cuaresma desde el lunes anterior y no celebra el Miércoles de Ceniza.
Significado simbólico de la Ceniza.

La ceniza, del latín "cinis", es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy
fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado,
de humildad y penitencia. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión
de los habitantes de Nínive. Muchas veces se une al "polvo" de la tierra: "en verdad soy
polvo y ceniza", dice Abraham en Gen. 18,27.
El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma (muchos lo
entenderán mejor diciendo que es le que sigue al carnaval), realizamos el gesto
simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de la cremación de las palmas
del año pasado). Se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la
conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a
la Pascua.
La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la
Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para
dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.
Mientras el ministro impone la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente:
"Arrepiéntete y cree en el Evangelio" (Cf Mc1,15) y "Acuérdate de que eres polvo y al
polvo has de volver" (Cf Gén 3,19): un signo y unas palabras que expresan muy bien
nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de
vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.
A pocos días del inicio de la Cuaresma, que sirve de preparación para la Pascua y que
comienza este miércoles 6 de marzo, recordamos algunas cosas esenciales que todo
católico debe saber para poder vivir intensamente este tiempo litúrgico.
Es el primer día de la Cuaresma.

Con el Miércoles de Ceniza inician los 40 días en los que la Iglesia llama a los fieles a la
conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte
y Resurrección de Cristo en la Semana Santa.
El Miércoles de Ceniza es una celebración contenida en el Misal Romano. Este
explica que en la Misa se bendice e impone en la frente de los fieles la ceniza hecha
de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior.
La imposición de las cenizas surge en los primeros siglos del cristianismo.

La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces


las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con
un “hábito penitencial” para recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo.
La Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos casi 400 años
D.C. y a partir del siglo XI, la Iglesia en Roma impone las cenizas al inicio de este
tiempo.
La ceniza recuerda la necesidad de la misericordia de Dios.

La ceniza es un símbolo. Su función está descrita en un importante documento de la Congregación para


el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, más precisamente en el artículo 125 del "Directorio
sobre la piedad popular y la liturgia":
“El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero
símbolo de las cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza.
Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la
penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia
fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de
ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del
corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se
debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el
significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la
renovación pascual”.
Las cenizas tienen varios significados.

La palabra ceniza, que proviene del latín "cinis", representa el producto de la combustión
de algo por el fuego. Esta adoptó tempranamente un sentido simbólico de muerte,
caducidad, pero también de humildad y penitencia.
La ceniza, como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: "Dios formó
al hombre con polvo de la tierra" (Gn 2,7); "hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste
hecho" (Gn 3,19).
Las cenizas se producen de las palmas del Domingo de Ramos.

Para la ceremonia se deben quemar los restos de las palmas bendecidas el Domingo
de Ramos del año anterior. Estas son rociadas con agua bendita y luego
aromatizada con incienso.
Las cenizas se imponen en la frente al término de la homilía.

Este acto tiene lugar en la Misa al término de la homilía y está permitido que los laicos
ayuden al sacerdote. Las cenizas son impuestas en la frente, haciendo la señal de la cruz con
ellas mientras el ministro dice las palabras bíblicas: «Acuérdate que eres polvo y en polvo te
convertirás», o «Conviértete y cree en el Evangelio».
Luego, quien recibe las cenizas debe retirarse en silencio meditando la frase o invitación que
la acaban de hacer.
Las cenizas también pueden imponerse sin Misa.

Cuando no hay sacerdote la imposición de cenizas puede realizarse sin Misa, de forma
extraordinaria. Sin embargo, es recomendable que al acto se preceda con una liturgia de la
palabra.
Es importante recordar que la bendición de las cenizas, como todo sacramental, solo puede
realizarla un sacerdote o diácono.
Las cenizas pueden ser recibidas por no católicos.

Puede recibir este sacramental cualquier persona, inclusive no católica. Como


especifica el Catecismo (1670 y siguientes) los sacramentales no confieren la gracia del
Espíritu Santo como sí lo hacen los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia estos
«preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella».
No es obligatorio recibir las cenizas.

El Miércoles de Ceniza no es día de precepto y por lo tanto la imposición de ceniza no es


obligatoria. No obstante, ese día concurre una gran cantidad de personas a la Santa Misa,
algo que siempre es recomendable.

No existe tiempo exacto para llevar las cenizas en la frente.

Cuanto uno desee. No existe un tiempo determinado.


En Miércoles de Ceniza es obligatorio el ayuno y la abstinencia.

El Miércoles de Ceniza es obligatorio el ayuno y la abstinencia, como en el viernes Santo,


para los mayores de 18 años y menores de 60. Fuera de esos límites es opcional. Ese día los
fieles pueden tener una comida “fuerte” una sola vez al día.
La abstinencia de comer carne es obligatoria desde los 14 años. Todos los viernes de Cuaresma
también son de abstinencia obligatoria.
GRACIAS!

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