La Poesía Barroca Del Siglo Xvii
La Poesía Barroca Del Siglo Xvii
La Poesía Barroca Del Siglo Xvii
complicadísima.
El tema es sencillo, el canto de la vida
pródiga y bucólica.
LUIS DE GÓNGORA
Aunque bebe de la tradición poética previa (petrarquismo,
mitología, naturaleza idealizada), imprime su sello personal
mediante el retorcimiento de la forma.
Desprende muchas veces un carácter satírico y burlesco,
tanto en la poesía popular como en la culta.
Poeta refinado y sensual, de lengua afilada y espíritu burlón,
siempre atento a la belleza del mundo que lo rodea o a la
que él mismo crea.
Reelabora los principios
estéticos de la lírica del
XVI para buscar una
lengua poética nueva y
específica, complicando y
distorsionando al máximo
esa lengua poética
renacentista.
FRANCISCO DE QUEVEDO
Además de poeta, fue una destacado
narrador del siglo XVII con obras como la
novela picaresca El buscón o la obra satírico
moral Los sueños.
Su personalidad refleja muy bien la vida
convulsa del siglo XVII.
Fue poeta conocidísimo desde joven, pero sus obras no se
publicaron en vida, sino póstumamente en 1648 por su amigo
González de Salas y en 1670 por un sobrino del escritor.
La abundantísima obra poética de Quevedo suele agruparse
atendiendo a sus temas: poemas filosóficos, morales,
religiosos, amorosos, satírico-burlescos y de circunstancias.
Los poemas graves (de temas serios) abordan temas
típicamente barrocos: la muerte, la brevedad de la vida, el
desengaño.
FRANCISCO DE QUEVEDO
Su poesía amorosa abunda en el petrarquismo y el
neoplatonismo, pero el autor siempre trasciende del amor y
lo usa de vehículo para expresar preocupaciones metafísicas
y el desengaño barroco.
Los poemas satírico-burlescos, en los que predomina el
octosílabo, son los que ponen de manifiesto la capacidad
para la agudeza y el ingenio lingüístico de Quevedo.
Usa muchos tópicos literarios para expresar preocupaciones
propias del barroco, como la muerte o la angustia de la
soledad.
Su poesía es un constante meditar sobre
la brevedad de la vida y la fugacidad del
tiempo.
Para Quevedo, todo está en constante
movimiento. La realidad es cambiante y
contradictoria y la apariencia engañosa.
FRANCISCO DE QUEVEDO
Para un autor que defiende los viejos
ideales nobiliarios en una sociedad cada
vez más mercantilizada, el desengaño se
vuelve central.
Quevedo trasciende de las circunstancias específicas de su
persona y de su entorno histórico-social para alcanzar, gracias
a su genio como escritor, inigualables honduras meditativas
sobre la condición humana.
Quevedo domina la lengua en sus más variados registros, al
tiempo que conoce a la perfección los recursos retóricos propios
de la lírica renacentista, incluidos los metros.
Condensa la expresión al máximo y así llega a la culminación
del conceptismo, diciendo mucho con pocas palabras,
especialmente en sus sonetos.