Poesía Barroca
Poesía Barroca
Poesía Barroca
En pocas etapas de la historia la poesía alcanza momentos de tan alta calidad como en
el barroco. Del mismo modo, es en esta época donde quizá goza de mayor popularidad,
siendo una poesía muy pública, circulando en hojas volanderas, siendo comentada en
los corrillos, vertiéndose en ellas noticias y sátiras de diverso tipo en las que se glosa la
realidad más actual, representándose en justas, recitándose en fiestas y academias,
influyendo en políticos e intelectuales, como si fuera un periódico, un poderoso órgano
de opinión.
Al mismo tiempo, pocas veces alcanza una sofisticación, densidad y dificultad expresiva
tan extremas, aunque junto a la poesía culta coexiste otra de índole popularizante,
escrita por poetas cultos, pero que recurren a formas populares para expresar
cuestiones de índole política, satírica o de querellas literarias. Es el momento en que se
renueva el romance, por ejemplo.
Características
La poesía del Barroco no supone un cambio radical frente a la renacentista, pero sí
presenta notables diferencias tanto en los temas como en la forma.
Esta se vuelve mucho más recargada y difícil, hermética en muchos momentos, con
metáforas audaces y arriesgados juegos sintácticos que pretenden reproducir las
estructuras de la lengua latina.
Algunas características serían las siguientes:
1.Conceptismo y culteranismo. Tradicionalmente se ha señalado la existencia de dos
escuelas, el conceptismo y el culteranismo. Sin embargo, ambas se basan en lo mismo,
en la agudeza intelectual, “el arte de ingenio”, la cual se produce con la creación de
metáforas que relacionan dos elementos aparentemente lejanos pero en los que el
poeta haya algún vínculo insospechado. Otros recursos son
-la dilogía: uso en la misma oración de vocablos de doble sentido normalmente
homófonos.
-La paranomasia: vocablos de sonido muy semejante pero con significados diferentes.
-El oxímoron: uso en el mismo sintagma de términos contradictorios (“hielo
abrasador”).
-O la paradoja: unión de ideas contradictorias en apariencia.
Todo ello para espesar el significado, hacerlo polisémico, rico, esquivo, cuya
interpretación exija esfuerzo e inteligencia.
El culteranismo (cuyo máximo representante es Góngora) participa de la misma
elaboración intelectual y lingüística del poema pero con mayor ornamento y una
sintaxis más latinizante, donde sobresale la abundancia de arriesgados hipérbaton. En
esta escuela la belleza sensual del poema es más intensa, así como la suntuosidad,
sobre todo en lo que se refiere a las imágenes y la adjetivación.
2-El petrarquismo sigue siendo el referente mayor en lo que toca al surtido de tópicos
literarios, rasgos de estilo (estilemas) y metáforas codificadas. Se siguen cultivando con
inigualable maestría el soneto, la octava, la silva, la lira, etc. Donde sí hay un cambio
evidente es en el tratamiento de ciertos temas, en la visión general del mundo, más
pesimista y angustiada; y en la intensificación, como queda dcicho, de ciertos recursos
poéticos.
En ese sentido reaparecen con mucha fuerza el Tempus fugit y Contemptus mundi
(desprecio del mundo). Aparece de manera acuciante la conciencia de la muerte y su
amenaza constante, tratada de manera severa (poesía ascética-moral).
Al tiempo, y siempre teniendo presente la mezcla de contrarios que caracteriza al
barroco, aparece una poesía satírico-burlesca extremadamente procaz y de enorme
agudeza.
Como decíamos antes, esta tradición petrarquista sigue presente en varios aspectos
pero es adaptada a la nueva mentalidad.
2.1. En lo que se refiere al amor, hay en muchos momentos una cierta desacralización y
una advertencia ante sus engaños.
Góngora, por ejemplo, a la vez que hace extraordinarios poemas de amor, muestra
hacia este una actitud desengañada y advierte que su fugacidad conduce al
desencanto.
Lope acomoda el estilo a sus experiencias personales.
Quevedo asocia la pasión amorosa a la conciencia de la propia fugacidad, aunque en
este sentido le concede en algunos poemas una trascendencia más allá de la muerte.
Eso no le impide en otros momentos mostrar una misoginia que destruye el
sentimiento amoroso.
2.2. El Carpe diem es muy usado pero de una manera mucho más radical que en el
Renacimiento, con angustia y dramatismo frente al paso del tiempo y su poder
destructor.
2.3. La naturaleza ya no representa la belleza absoluta y el ideal del Renacimiento, y
será sustituida por la búsqueda del artificio. En ese sentido, el jardín será un espacio
privilegiado. La naturaleza sigue teniendo, sin embargo, esa dimensión ética de la vida
retirada horaciana, alejada de las ciudades y las cortes corruptas. Véase en este sentido
los retiros de Quevedo en Torre de Juan Abad.
2.4. Se sigue usando la mitología aún de manera más compleja pues ello complace el
ansia de juego y artificio de los poetas, gustosos en muchas ocasiones de ser
entendidos solo por las minorías cultas, algo que Góngora lleva al extremo. Los usos
de la mitología pueden tratarse en un soneto o ser recreaciones de episodios y mitos
completos que exigen un mayor espacio. Surge así el género de la fábula mitológica,
como la Fábula de Polifemo y Galatea de Góngora, donde el artificio alcanza cotas
insuperables.
3. Otra veta de la poesía barroca es la ascético-moral. Ante la evidencia del poder
destructor del tiempo y el carácter engañoso de la vida, el poeta reacciona con una
actitud ascética que puede expresarse en dos direcciones posibles:
-La tradición medieval: la vida como valle de lágrimas y la muerte como liberación.
-El estoicismo tipo Séneca: dominio de las pasiones e imperturbabilidad de ánimo.
La alusión a las ruinas como expresión del poder destructivo del tiempo o la rosa que
se marchita como símbolo de la belleza efímera son dos tópicos barrocos. Otros
símbolos son el reloj de arena, la calavera y las estaciones del año.
4. La poesía metafísica. Un paso más allá de la poesía ascética sería la que habla
directamente de la muerte, la que presenta la vida como un movimiento vertiginoso
hacia la muerte, cuya rapidez provoca una angustia invencible que las creencias
religiosas no pueden atenuar. Quevedo es el poeta que mejor representa esta
tendencia.
5. El ejercicio de la burla es una de las formas con que el espíritu barroco muestra su
desencanto ante la vida. Otra es la sátira. Ambas utilizan el humor pero la sátira busca
la censura moral mientras que la burla es la destrucción de aquello que la sufre, en
muchas ocasiones un adversario literario o político.
Los temas prestigiados por el Renacimiento constituyen muchas veces el objeto de la
burla: la dama es sometida a un proceso de desidealización (su hermosura es ficticia,
se debe al uso de cosméticos que camuflan la vulgaridad de las facciones. Aparece aquí
la realidad como falsedad, como engaño. Igual sucede con los mitos clásicos y los
ideales heroico-nacionalistas. En narrativa se oponen a ellos la literatura picaresca).
6. Por último hay un gran interés por la lírica popular de tal modo que se cultiva el
villancico, la seguidilla, y sobre todo el romance, que puede presentar tanto
tratamiento narrativo sacado de la tradición como otros de índole más lírica. Es lo que
se llama el romancero nuevo. En él autores cultos fijan por escrito la versión definitiva
del poema y se transmite de manera ajena a la tradición popular (una apropiación
cultural la llamaríamos ahora).
Autores
-Luis de Góngora (1561-1627)
Nació en Córdoba pero ejerció de capellán en Madrid la mayor parte de su vida. Vivió
con dificultades y alternó su altiva y voluntariamente minoritaria actividad poética con
el servilismo hacia diversos nobles a los que adulaba para recibir algún beneficio, cosa
que en raras ocasiones consiguió.
Su obra presenta dos estilos diferenciados, la poesía de tipo popular (el Góngora claro)
y la poesía culta o culterana (el Góngora oscuro).
La primera la forman composiciones de versos de arte menor de temas variados:
amoroso, humorísticos, religiosos. Sobresalen las letrillas (como villancicos pero de
tema satírico) y los romances.
En la poesía culta destacan los sonetos, de exquisita perfección formal y contenidos
variados, y
La fábula de Polifemo y Galatea. Poema extenso en octavas reales de asunto
mitológico, extraordinaria perfección formal y donde el estilo culterano brilla como
nunca, con una sintaxis latinizante y unas metáforas arriesgadísimas y muy herméticas.
La complejidad del texto lo hacen de difícil comprensión y supone todo un reto
intelectual. El poeta del siglo XX, Dámaso Alonso, realizó una “traducción” para facilitar
su comprensión. En cualquier caso, la música de poema es extraordinaria.
Las soledades. Lo mismo vale para este poema incompleto escrito en silvas. Es un
poema narrativo donde se cuentan las peripecias de un náufrago, aunque la anécdota
es un pretexto para desplegar todo su arsenal poético.
-Francisco de Quevedo
De ascendencia noble, sería un defensor acérrimo de la sociedad estamental y de los
privilegios nobilarios. Vive una juventud tormentosa y pronto participa en asuntos
políticos, ya sea como secretario del virrey de Napolés, ya oponiéndose al Conde-
Duque de Olivares, lo que le costaría la cárcel en varias ocasiones. De carácter agresivo
y pendenciero, su aguda inteligencia le sirve para terciar en cualquier discusión con
ánimo polémico, feroz y sectario, lo que la atrajo muchos enemigos.
Como escritor es un genio absoluto, quizás el mayor manipulador de la lengua
castellana, autor de poesía, novela, misceláneas y entremeses teatrales.
Su pensamiento es ferozmente antisemita, misógino, nacionalista, casticista, y su ideal
político tiene que ver más con la sociedad ordenada de la Edad Media, lo cual le hace
no comprender el tiempo de cambios que estaba viviendo.
El centro de su poesía es una angustia que tiene que ver con su obsesión con la
fugacidad del tiempo y la proximidad constante de la muerte. La muerte también
histórica que él percibe en la decadencia del Imperio (“Mire los muros de la patria
mía”).
Toda su poesía es un hondo meditar sobre la brevedad de la vida entendida esta como
una carrera hacia la muerte, vivir es ir muriendo.
Su obra sin embargo, junto a la poesía metafísica, presenta otros temáticas,
-Poesía satírica y burlesca.
-Poesía amorosa
Otros autores importantes: Lope de Vega, Sor Juana Inés de la Cruz, los hermanos
Argensola, etc.
En lo que refiere a la narrativa del Barroco, basten los epígrafes que aparecen en
vuestro libro.