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Emociones: Gabriela Nuñez B. 2023

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EMOCIONES

GABRIELA NUÑEZ B.
2023
• ¿Qué es la tristeza? ¿Qué es la ira? ¿Qué es el
miedo? ¿Son sólo palabras o hay algo más? En
principio, tristeza, ira, miedo son emociones. Por
lo general, suele considerarse que las emociones
corresponden a experiencias corporales
naturales que luego se expresan a través del
lenguaje, y ese lenguaje, a su vez, suele
calificarse como irracional y subjetivo. Es decir,
primero sentimos en el cuerpo lo que más tarde
sale por nuestras bocas en forma de un discurso
que en cierto modo se opone a la razón. De las
emociones también se dice que se gestan en el
inconsciente y no en la voluntad, que son más
espontáneas que artificiales; más “sentidas” que
“pensadas”. En ocasiones, se las mezcla con
conductas consideradas racionales, o cuyo status
existencial pertenece al orden de lo noemotivo,
y, recientemente, se afirma que no son
patrimonio exclusivo de la interioridad de las
personas, sino que son construcciones sociales
de naturaleza fundamentalmente discursiva.
• Tres corrientes han trabajado esta última
concepción: La psicología social de la emoción,
los estudios del discurso de la emoción y la
psicología discursiva de la emoción. Estas
corrientes han demostrado que los procesos,
los determinantes y las consecuencias de las
emociones se desarrollan en la interacción a
través del lenguaje.
• En la psicología social contemporánea el
cambio más radical en el estudio de las
emociones ha sido el producido por la
psicología social crítica. Desde esta posición se
han estudiado múltiples aspectos relacionados
con las emociones (Wieder, 1974; Heritage,
1984; Pollner, 1987; Lynch y Bogen, 1996). Sus
líneas de investigación han sido diversas, pero
podríamos sintetizarlas en cinco.
• La primera se ha centrado en el binomio emoción lenguaje. Su interés ha sido elaborar
argumentos que sirvan para diferenciar la relación entre estos dos términos; es decir, si
las emociones se pueden “localizar” en el lenguaje o si a través del lenguaje se accede a
las emociones (Harré, Finlay-Jones, 1986; Bax, 1986; Good, M., Good, B., Fischer, 1988).
• La segunda línea se ha basado más en el estudio de la construcción social de las
emociones. La idea ha sido distinguir tanto en los aspectos históricos como
antropológicos, cómo se construyen las emociones siempre teniendo como eje el discurso
(Harré, 1984; Stearns y Stearns, 1985; Ibáñez, 1988; Harré, Stearns, 1995).
• La tercera línea se reconcentra en la psicología discursiva tal como la propone Derek
Edwards y centra su interés en el estudio de las emociones en el discurso (Edwards,
Potter, 1992; Edwards 1997, 1999). Cabe decir que Edwards está claramente influenciado
por las principales corrientes construccionistas-discursivas de Harré (1984), Wooffitt
(1992), Billig (1987), Heritage (1984), Potter y Wetherell (1987).
• Una cuarta línea de investigación en el campo de la construcción de las emociones
corresponde a los trabajos post-construccionistas (Iñiguez, 2005), particularmente usando
la performatividad como noción pivote. Según Judith Butler (1993) la construcción de las
emociones es un procedimiento abierto a constantes transformaciones y redefiniciones
(Butler, 1997; Braidotti, 1991; Cixous, 1988; Spivak, 1990).
• La quinta y última línea se sigue de la vertiente tecnocientífica. En esta vertiente
confluyen los intereses comunes de filósofos, epistemológos y psicólogos embarcados en
el proyecto de la máquina afectiva (Rose, 1983; Brown, 2005; Brown, Stenner, 2001;
Michael, 2000, 2006). Dentro de esta línea también se pueden encontrar algunos estudios
sobre el modelo del actor-red a través del concepto de cyborg y de technodisembodiment
(Haraway, 1989, 1995; James, Carkeek, 1997; Gibbs, 2006, Hollinger, 2000; Ramos, 2001).
Percepción de la naturaleza
de una emoción
• La definición de las emociones asumiendo que poseen una naturaleza propia.
Cinco miradas: antropológica, semántica, de comunicación, constructora de
identidades y simbólica.
• Primera mirada: La emoción y la cultura
• la mirada antropológica categoriza las emociones según la estrecha relación entre
la vivencia subjetiva y su expresión en los diferentes contextos. Para Liotti (2004)
esta relación es posible subdividirla a su vez en conocimiento, por un lado, y
regulación, por el otro. En este sentido, las emociones dependen de un saber
sentir (plano subjetivo) y de un poder dominar lo sentido (plano cultural). Desde
esta mirada antropológica, se afirma que los procesos de valoración de las
emociones dependen de las características, el desarrollo, la clasificación y el
estado actual de las emociones mismas; es decir, que existe una especie de bucle
de autodeterminación de las emociones en lo que respecta a su composición o
estimación: sabemos cuánto sentimos porque lo que sentimos posee ya su propio
valor.
• En este sentido, Sokol y Strout (2006) consideran que las emociones pueden
clasificarse según los contextos específicos donde emergen. De allí que sostengan
que el significado de las emociones variará según la cultura de que se trate.
Segunda mirada: El
significado de las emociones
La segunda mirada es la semántica.
• Pinedo (1994) hace un estudio psicosocial de identidad de género a través de
las emociones, y utiliza para ello la plataforma de las representaciones sociales
de la masculinidad y feminidad.
• Plutchik (1980) decir que su interés estuvo centrado en el significado de las
emociones que no se expresan, y llegó a afirmar que aquello que la persona
siente pero que no vuelca sobre el mundo no está construido socialmente.
• Prada (2003) desarrolló el tema de la categorización semántica de las
emociones y logró distinguir cuatro grupos. Los dos primeros pertenecen al
plano del movimiento: hay emociones activas y hay emociones pasivas. Los dos
segundos pertenecen al orden del valor: hay emociones positivas y hay
emociones negativas. Fossati, Hevenor, Graham, Grady, Keightley, Craik y
Mayberg (2003) realizaron un trabajo sobre la terminología usada para expresar
tanto las emociones positivas como las negativas
• Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), es la tecnociencia y la
noción de máquina afectiva. Se trata de una visión postconstruccionista que
adoptan diferentes autores de las Ciencias Sociales. En este marco, Miccoli
(2006) define el sufrimiento posthumano y utiliza la imagen del “abrazo
tecnológico”. Según este autor, la tecnología reconoce el sufrimiento
humano, y, en cierto modo, más que ayudarlo funge de extensión maquínica
que le permite sobrellevarlo y, eventualmente, superarlo. En en el fondo, el
abrazo tecnológico re-toma la figura del cyborg tal como la trabajan Donna
Haraway (2000), Tirado (1999) y Braidotti (2006). Aunque cabe aclarar que
Haraway se aproxima a ambos conceptos, esto es, el posthumano y el
cyborg, desde una perspectiva feminista. Crewe (1997) partiendo de una
reflexión sobre el posmodernismo de Haraway tiende un puente entre el
concepto de disembodiment y la noción de ciberespacio; cosa que Alessi
(2001) desarrolla cuatros años después. Con el tendido de este puente entre
las emociones y las TIC, se abre una nueva área de estudios: Dyson (2005)
propone el concepto de emociones-wireless en las nuevas tecnologías; Beck
(2005) sostiene que las emociones no existen en la era postmoderna y en las
TIC; Robinson (2007) trata el tema del yo emocional en la era digital; por
último, Gutiérrez y Aguado (2002) relacionan la mediación tecnológica de la
experiencia emocional con la construcción de imaginarios socioculturales.
Tercera mirada:
• La definición de García (1990), se trata de
encontrar campos de aplicaciones prácticas de
las emociones, no sólo en estudios desde el

Comunicar las punto de vista de la terapéutica psicológica y


clínica, sino también en otros campos y
disciplinas.
emociones • Esta definición es ampliamente compartida e
investigada por diferentes autores. Grazzani-
Gavazzi (1999) estudia los cambios culturales
comunicativos de la psicología de la emoción,
mientras Singer (1995) observa las diferentes
emociones que emergen en los contextos
comunicativos específicos, ubicándolas en
narrativas individuales y en narrativas sociales.
• El trabajo de Hallett (2003) sigue un camino
parecido, añadiendo un factor importante: la
interacción comunicativa de las emociones; es
decir, no se trata de contextos fijos, estáticos,
sino de interacciones dinámicas mediadas
emocionalmente. Finalmente, Shuler (1998),
centrado en esta misma relación entre
comunicación y emoción, analiza las llamadas
al centro de emergencia comunicativa, el
emotion 911.
Cuarta mirada:
• Esta mirada se subdivide en tres diferentes
perspectivas: la construccionista, la
socioconstruccionista y la
Emociones e postconstruccionista.
• Las perspectivas
identidad construccionistas
• Baerveldt (2005) estudia la cultura y la
emoción según la estructura normativa de
la realidad. Boggi, Cavallo y La Greca (1994)
han centrado su interés en la expresión de
las emociones y las diferencias de códigos.
• Damiani (1996) sostiene que para
comprender la construcción de las
emociones es necesaria una integración
“teórica”. Aplicaciones de esta propuesta se
pueden ver en el trabajo de Di Ceglie (2003)
sobre los ataques de pánico concebidos
como una ruptura entre palabras y
emociones.
• Ferrara (2002) afirma que existe una “resistencia” y un
bloqueo al expresar emociones en determinados contextos
sociales, por ejemplo, en el ámbito laboral; sentir y
trabajar no pertenecen al mismo espacio ni tiempo.
• Lehman, Outreach y Specialist (2006) describen el rol de
las emociones en los procesos de aprendizaje a distancia y,
en consecuencia, en el uso de las TIC.
• En este mismo orden de ideas, Spackman (2004) muestra
cómo las maquinas pueden simular las emociones
humanas y Wilk (2003) afirma que los afectos son
artefactos simbólicos. En esos relatos destacan situaciones
particulares con respecto a la construcción de las
emociones, y constituyen un ejemplo de cómo las
emociones no son un a priori, sino que se construyen y
reconstruyen a lo largo de las narrativas.
La perspectiva socioconstruccionista

• Delamere (2005) sugiere que la violencia y


las emociones actúan conjuntamente en el
contexto de los videojuegos, para lo cual
sigue la línea desarrollada en los trabajos de
Delancey (2000) donde trata las emociones,
la acción y la intencionalidad de los
individuos como tres fuerzas que confluyen
y operan en el cuerpo.
• James y Gabe (1996) estudiaron la
construcción social de las emociones en el
contexto de la salud. Lo mismo hizo Li (2006)
centrándose en la estructura del habla
emocional en las curas paliativas.
La perspectiva postconstruccionista

• La performance es una de las nociones capitales de la


perspectiva post-construccionista.
• Meyerson (1998) estudia el estrés y el agobio, desde una
mirada femenina basada en las emociones.
• Riggs y Turner (1997) propones una sociología posmoderna
considerando como temas pivotes la identidad y las
emociones en la vida de los adultos.
• Brickell (2005) estudia la masculinidad, la performatividad y
la subversión de las emociones.
La quinta mirada:
Emociones incontrolables
• La quinta mirada considera que las emociones pertenecen
al orden de la naturaleza. Siendo así, como todo lo natural,
las emociones responden a sus propias leyes y no se llevan
bien con las de la sociedad.
• Maturana (1978) entiende las emociones, es decir, que la
vida humana particular tiene un fundamento emocional
que va definiendo el curso que esa vida habrá de seguir. Las
emociones, específicamente el amor, están en la base de lo
humano entendido como organismo vivo. Sólo por ellas –
por las emociones – es posible encontrarse con el Otro y,
en consecuencia, fundar y dar curso a la convivencia.

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