Marcos
Marcos
Marcos
TRABAJO FINAL
MAESTRO: JESUS REYES LOPEZ
ALUMNO: ABEL GARCIA RESILLAS
INVESTIGACION DEL
EVANGELIO DE MARCOS
AUTOR :
QUIEN SE SUGUIERE QUE FUE EL ESCRITOR
Existe un acuerdo general de que se puede identificar a Marcos,
el autor tradicional de este Evangelio, con el Juan Marcos de
Este joven dejó su hogar en Jerusalén para viajar con Bernabé y
Pablo como ayudante en el primer viaje misionero, pero se
separó de ellos en Perga y regresó a Jerusalén
A QUIEN VA DIRIDO
EN EL LIBRO DE WILLIAM HENDRIKEN
DE PIEDRA EN PIEDRA
WILLAM HENDRIKEN.
Una pregunta muy al caso sería: ¿Fue el propósito de
Marcos sólo proveer información o
quería también producir transformación? ¿Fue su
propósito, como algunos sostienen, registrar
un relato o incentivar al lector a vivir para la gloria de
Dios? Dicho en otra forma, ¿cómo
veía él a Jesús? ¿Lo veía sólo como un personaje
interesante, cuya historia y poderosas obras
necesitan ser relatadas porque son fascinantes y porque
satisfacen la curiosidad de la gente?
¿O fue que ante todo consideró a Jesús como el
poderoso y victorioso Rey Salvador, ante
quien todo ser humano debe rendirse con fe sincera?
WILLAM HENDRIKEN.
En esta oscuridad reside precisamente la llave a lo
que Marcos está tratando de decir.
WILLIAM HENDRIKEN
RESEÑA CRITICA: OIR CON CUIDADO
Marcos 4:24
Hoy acentuamos la manera de predicar; pero el Señor
Jesús prefería la manera
de oír. El arte de escuchar es tan difícil como el de
predicar.
Este texto puede considerarse como un llamamiento a
emplear la facultad del
discernimiento. Atención a la verdad y la verdad sola.
Fuera la indiferencia
respecto al alimento espiritual: úsese el discernimiento.
Probad los espíritus.
Juan 4:1; Job 12:11.
El texto nos ofrece:
I. Un precepto
“Mirad lo que oís.”
El versículo anterior dice:
“Si alguno tiene oídos para oír, oiga.” Lo que
presupone la adquisición de la
facultad de apreciar y comprender las cosas
espirituales mediante el nuevo
nacimiento. 1 Corintios 2:14.
1. Oye con discernimiento huyendo de la
doctrina falsa. Juan 10:5.
2. Oye con atención real y positiva.Mateo 13:23.
El texto nos ofrece:
I. Un precepto
“Mirad lo que oís.”
El versículo anterior dice:
“Si alguno tiene oídos para oír, oiga.” Lo que presupone la
adquisición de la
facultad de apreciar y comprender las cosas espirituales
mediante el nuevo
nacimiento. 1 Corintios 2:14.
1. Oye con discernimiento huyendo de la doctrina falsa.
Juan 10:5.
2. Oye con atención real y positiva. Mateo 13:23.
3. Oye la palabra como dirigida a ti personalmente
aplicándola a ti mismo.
1 Samuel 3:9.
4. Oye con avidez pidiendo que la palabra te sirva de
bendición.
5. Oye con el deseo de retener lo oído guardándolo en
el corazón.
6. Oye con el propósito de obedecer y poner en
práctica la verdad divina.
Y nótese que oír así no se refiere a ciertas cosas favoritas
que halagan al oído,
sino a toda la Palabra de Dios. Salmo 119:128.
II. Un proverbio
“Con la medida que medís, os medirán otros.”
A la medida que te entregas a oír, ganarás por el oír.
Esta verdad queda probada e ilustrada considerando el
resultado de la
predicación.
1. Los que no tienen interés en la Palabra de Dios,
la hallan sin interés alguno.
2. Los que desean hallar faltas, las hallarán sin
dificultad en abundancia.
3. Los que buscan la verdad sólida, la aprenderán
en todo ministerio fiel.
4. Los que tienen hambre espiritual, hallan
alimento.
5. Los que acuden a oír con fe, quedan confirmados
en la verdad.
6. Los que acuden contentos, hallan motivo de
regocijo.
Pero nótese bien que nadie hallará bendición
escuchando el error, ni tampoco
oyendo la verdad de un modo indiferente, o en el
espíritu criticón.
III. Una promesa
“Será añadido a vosotros los que oís.”
Será añadido a vosotros que oís:
1. Más deseo de oír.
2. Más conocimiento y luz en orden a lo oído.
3. Más convicción de la verdad de lo predicado.
4. Más experiencia personal de la bendición que
acompaña la Palabra.
5. Más regocijo al oír.
6. Más beneficio práctico de lo escuchado.
Dios concede más y más a los que aprecian lo que ya
tienen.
En orden a la aplicación práctica, diremos:
Oye, pues tu sabiduría es conocer lo que Dios dice.
Oye bien, pues la doctrina divina merece la atención más
profunda.