Presentación 5
Presentación 5
Presentación 5
Cada órgano tiene células propias, con forma y función definidas. Existen a su
vez diferentes tipos de tejidos, también con forma y función características. Se
han diferenciado los siguientes tipos:
Tejido Epitelial: reviste superficies y tapiza cavidades.
Todo el conjunto de la piel que cubre el exterior de
nuestro cuerpo, así como la mucosa que tapiza el interior
de los órganos huecos y de las cavidades.
1. Diferenciados
2. Indiferenciados
Los primeros, además de formar parte de otros órganos,
actúan ellos también como verdaderos órganos, con
función especializada, mientras que los segundos se
encargan de mantener las células de los mismos unidas y
al mismo tiempo aíslan unos órganos de otros.
La célula, que es la unidad vital de los seres vivos, tiene unas características de envejecimiento
propias en función del grupo de tejido u órgano al que pertenece y otras generales que
comparte con todas las células del universo.
2. Disminuye su capacidad de división por deterioro del material genético, y cuando lo hace
comete más errores y tiene menos capacidad de restaurar los daños cometidos (mutaciones).
3. Se acumulan en ellas sustancias tóxicas como la lipofucsina y otros pigmentos que la van
deteriorando.
Huesos: los huesos son cada día más frágiles y por lo tanto más propensos a sufrir fracturas, tanto
espontáneas como secundarias a caídas.
Glándulas: las glándulas pierden capacidad de secreción. Si son salivares, menos saliva, boca más
seca; si son sudoríparas, menos sudor, y como consecuencia menor tolerancia al calor, etc.
Órganos: cada día menor capacidad funcional. Si un órgano como por ej. el corazón de una persona
joven y sana que tiene una reserva funcional de unas diez veces su actividad de reposo, con el paso de
los años, esta provisión se va perdiendo y puede llegar el momento que, ante pequeños esfuerzos o
incluso durante el reposo, se llegue a tener disnea por insuficiencia cardíaca.
Tejido conectivo: con el paso del tiempo es menos elástico y menos resistente.
Menos melanocitos y más grandes (manchas en la piel). Da lugar por una parte a la
pérdida de protección ante las radiaciones solares que aportan los melanocitos y a la
aparición de manchas al formarse acúmulos cutáneos de los mismos.
Menos grasa en hipodermis (menos resistencia a los golpes. Tolera menos el frío). Qué
duda cabe que la grasa es un fabuloso aislante térmico. La pérdida de grasa subcutánea
favorece la sensación pérdida de calor y la sensación de frío.
Cambios en el aparato locomotor
Huesos: con el paso del tiempo disminuye la actividad de los osteoblastos o células
formadoras de hueso aumentando a su vez la de los osteoclastos o destructores del
mismo. El balance, evidentemente, es negativo y ya desde la etapa adulta, sobre los
treinta años, comienza un lento pero mantenido declive de los mismos. Se pierden las
sales minerales y la matriz ósea. La consecuencia es una menor resistencia y aumento de
la fragilidad de los huesos.
Media o muscular: menos células musculares y más débiles que implica menor fuerza de contracción en
corazón y vasos. El corazón se dilata y no puede hacer progresar toda la sangre que le llega dando lugar a la
insuficiencia cardíaca que se traduce en disnea de reposo, o bien de pequeños o medianos esfuerzos. Esta
enfermedad en muy prevalente en las personas de edad avanzada y causa una importante mortalidad.
El tejido nervioso autónomo del corazón o sistema eléctrico: se fibrosa y puede producir diferentes tipos de
arritmias y bloqueos cardíacos.
Capilares: la principal cualidad de los capilares es su permeabilidad, que permite el intercambio de sustancias
entre la sangre y el medio interno. Con el paso de los años también se altera y la difusión a través de estas
delgadas membranas encuentra más dificultades que en edades precedentes, dificultando la conservación de la
homeostasis o equilibrio interno necesario para la vida.
Cambios en el sistema nervioso con
el envejecimiento
Menor flujo sanguíneo cerebral.
Pérdida de papilas gustativas. Se percibe con menor intensidad los sabores de los alimentos, sobre todo el dulce y el salado.
Cambios en el esófago
Menos movimientos peristálticos. Avanza más lentamente el bolo alimenticio hacia el estómago.
Mala función del esfínter esofágico inferior. Puede ser porque no se relaje bien y dificulte la deglución o porque no cierre bien y facilite el reflujo gastro-esofágico.
Hernias de hiato.
Cambios en el estómago
Menos movimientos.
Menos ClH.
Todos los anteriores contribuyen a digestiones más lentas y pesadas y peor absorción de los alimentos.
Cambios durante el envejecimiento
sistema digestivo
Cambios en el intestino delgado
Atrofia y pérdida de vellosidades.
Menor motilidad .
Todos los factores anteriores contribuyen a digestiones más lentas y con peor absorción intestinal.
Estreñimiento.
Cambios en el oído por el envejecimiento
En el mecanismo de transmisión
Tímpano más grueso y menos elástico
En el mecanismo de percepción
Disminución de las células ciliadas.