Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Taller sobre motivacion

Descargar como pptx, pdf o txt
Descargar como pptx, pdf o txt
Está en la página 1de 18

Técnicas de enseñanza para

mejorar la motivación de tus


estudiantes.
Agenda
Video introductorio. (motivación)
Concepto de motivación y Técnicas de enseñanza.
¿De quién o de quienes depende la motivación real de una clase?
Las 8 características que más contribuyen a la motivación de los
alumnos
Estrategias de motivación. (Herramientas que se pueden utilizar)
¿Qué podemos hacer el primer día de clase?
Concepto de
motivación y
Técnicas de
enseñanza.
Motivación:
Generalmente, al hablar de motivación nos referimos a las
fuerzas internas o externas que actúan sobre un individuo para
disparar, dirigir o sostener una conducta. En términos técnicos,
muchos autores la definen como “la raíz dinámica del
comportamiento”, lo cual quiere decir que toda forma de
conducta nace en algún tipo de motivo.
Dicho en términos más sencillos, la motivación es la energía
psíquica que nos empuja a emprender o sostener una
acción o una conducta. Su desaparición acarrea
necesariamente el abandono de lo que se hace. Por eso, es
mucho más difícil alcanzar objetivos cuando se carece de
motivación.
La motivación la que nos permite crear hábitos, intentar cosas
nuevas, sostener el esfuerzo en alguna tarea que consideremos
gratificante o productiva, e incluso es necesaria para satisfacer
determinadas necesidades fundamentales.
Técnicas de enseñanza.
Las técnicas de enseñanza son herramientas metodológicas que
se desarrollan consecutivamente con una serie de actividades con
el fin de llevar a cabo procesos de enseñanza – aprendizaje en los
que los individuos forman parte activa del proceso. Muchas
técnicas son variadas según su finalidad, el contexto, las
características del grupo. Son acciones coordinadas por el
docente, con la finalidad de hacer activa la clase y que el
aprendizaje se de manera natural.
¿De quién o de quienes depende el
aprendizaje real de una clase?
El aprendizaje real en la clase depende de la habilidad del
profesor para mantener y mejorar la motivación que traían los estudiantes
al comienzo del curso (Ericksen, 1978). Sea cual sea el nivel de
motivación que traen los estudiantes, será cambiado, a mejor o a peor, por
lo que ocurra en el aula. Pero no hay una fórmula mágica para motivarles.
Muchos factores afectan a la motivación de un estudiante dado para el
trabajo y el aprendizaje (Bligh, 1971; Sass, 1989), como por ejemplo el
interés en la materia, la percepción de su utilidad, la paciencia del
alumno… Y no todos los estudiantes vienen motivados de igual manera. Y
lo que sí está claro es que los estudiantes motivados son más receptivos y
aprenden más, la motivación tiene una influencia importantísima en el
aprendizaje.
Lo que sí parece ser cierto es que la mayoría de los estudiantes responden
de una manera positiva a una asignatura bien organizada, enseñada por un
profesor entusiasta que tiene un interés destacado en los estudiantes y en lo
que aprenden. Si queremos que aprendan, debemos crear condiciones que
promuevan la motivación.
Las 8 características que más contribuyen a
la motivación de los alumnos:
 El entusiasmo del profesor.

 La importancia del material.

 La organización de la asignatura.

 El nivel apropiado de dificultad del material.

 La participación activa de los estudiantes.

 La variedad en el uso de tecnologías docentes.

 La conexión entre el profesor y los estudiantes.

 El uso de ejemplos apropiados, concretos y entendibles.


Otros aspectos que aparecen:

 Explicar claramente el material de la asignatura.

 Dejar claro al alumno que el profesor quiere ayudarle a aprender.

 Definir claramente los objetivos de la asignatura.

 Dejar claro cómo cada tema está relacionado con los demás de la asignatura.

 Realizar un sumario de manera que ayude a la retención de los conocimientos.

 Usar el sentido del humor.

 Introducir ideas estimulantes sobre la asignatura.

 Estar disponible para ayudar a los alumnos individualmente.


Estrategias de motivación. (Herramientas que se pueden utilizar)

Se plantean con idea de que puedan utilizarse las que se consideren


pertinentes.

Depende del contexto de las características de la asignatura, del curso, de


los conocimientos previos, del tamaño del grupo, etc., la utilización de unas
u otras, aunque algunas se consideran fundamentales para la motivación.

Si queremos construir algo, tenemos que saber primero en qué tipo de


terreno nos apoyamos:
1. Empezar conociendo a los estudiantes y a su situación inicial.

Creo que todos hemos aprendido de nuestra experiencia que aquellos


profesores que no ponían ningún interés en aprender los nombres de
los alumnos no llegaban a conectar con ellos y no inspiraban el
aprendizaje. Recuerdo que mis mejores profesores eran los que
realizaban un esfuerzo extra para aprender los nombres de los
alumnos de una manera rápida. No podemos decir que estamos
preocupados por el aprendizaje de los alumnos si no les conocemos.

Realizar un esfuerzo en aprender de una manera rápida los nombres,


aunque sea en un grupo amplio. Algunas pistas:
 Aprovechemos un detalle curioso: los alumnos tienden a ocupar todos los días el mismo
asiento que ocuparon el primer día o en una proximidad razonable. El primer día de clase,
podemos aprovechar para pedirles que rellenen una ficha en la que indiquen, además de
su nombre, el interés que tienen por la asignatura, qué creen que van a aprender, qué
expectativas tienen ante la asignatura… y aprovechar parte de esta primera clase para que
algunos de ellos lo expongan. Si guardamos las fichas de una manera ordenada por filas, y
nos hacemos después un listado, lo podemos utilizar para futuras clases para hacer
preguntas a los alumnos. Siempre se trata de que el alumno reconozca nuestro interés en
conocerle.
 Averiguar sus posibles miedos, debilidades o dificultades. Por ejemplo, decirles si es
necesario haber cursado alguna otra asignatura antes de enfrentarse a ésta. Que nos digan
qué han oído hablar de la asignatura.
Que se note el entusiasmo con tu asignatura

Si estás apático o aburrido, los estudiantes también lo estarán. Dicho entusiasmo viene
muchas veces del gusto por la materia o por el genuino placer de enseñar. Se nota
cuándo a un profesor le gusta enseñar.

Intentar individualizar la enseñanza en la medida de lo


posible. Dedicar tiempo a cada estudiante .
Todos los estudiantes quieren satisfacer sus necesidades, y hay que recordar que cada
alumno y cada clase son diferentes. Quieren profesores que sean reales, que les
reconozcan como seres humanos, que les chequeen regularmente, que apoyen su
aprendizaje, que les informen individualmente de su progreso.
Tratar a los estudiantes con respeto y confianza.
Los comentarios a los estudiantes pueden hacerse, pero nunca de forma peyorativa. Nunca ridiculizar a un
estudiante en público. En ese caso, el alumno, en vez de orientar su energía al aprendizaje, la dedicará a sus
sentimientos. Mejor decir las cosas en privado. Si el alumno hace una cosa bien, felicitarle; le dará confianza
(en la materia y en el profesor). Démosle al estudiante su dignidad y él nos recompensará con su esfuerzo.
Si detectamos una debilidad en el estudiante, dejarle claro que tus comentarios se refieren a un trabajo
determinado, pero no al estudiante como persona. Apoyarle al alumno, en vez de juzgarle.

Mantener altas expectativas de los estudiantes.


Si a un alumno le dices que no va a aprobar, se desmotivará. Si les animas diciendo que pueden hacerlo y se
le comenta qué herramientas debe utilizar (tiempo de estudio, realización de problemas, trabajos...) sentirá
que el profesor tiene confianza en él.
Preguntarles qué pensarían si supieran que su médico, dentista, asesor financiero, etc. justo ha sacado
aprobados en la carrera. Animarles no sólo a aprobar, sino a aprender.
Señalar la importancia de la asignatura.
Explicar en detalle por qué la materia es importante. Señalar ejemplos de su utilidad en su vida profesional.
Realizar problemas prácticos de aplicación. Todo esto desde el primer día
hasta el último, pero siendo realista, analizándolo en el contexto de la titulación.

Variar los métodos de enseñanza. Que valga la pena ir a clase.


No vale la pena ir a una clase en la que el profesor se limita a seguir al pie de la letra unos apuntes o un
texto, simplemente leyéndolo. Se trata de evitar el aburrimiento, la rutina. Que cada clase sea una aventura
nueva. Estamos acostumbrados a las clases magistrales en las que los alumnos son meros oyentes. Pero el
estudiante aprende haciendo, construyendo, diseñando, creando, resolviendo, el aprendizaje mejora si se
obliga al alumno a utilizar varios sentidos. La pasividad de las clases magistrales amortigua la motivación y
la curiosidad de los estudiantes.
Que los estudiantes sepan qué se va a tratar en la siguiente sesión, pero sin saber cómo.
La manera en que un estudiante aprende no depende sólo de su inteligencia o de su educación anterior, sino
de su estilo preferido de aprendizaje. Hay que preguntar a los alumnos cómo aprenden mejor.
Fomentar la participación activa de los estudiantes. Hacer preguntas.

Ello aumenta su interés y aprendizaje. Moverse alrededor de la clase para fomentar la discusión. Cuando un estudiante
hace una pregunta, alejarse de él; así tiene que hablar a toda la clase y coge el protagonismo. Incluso en grupo grande se
pueden realizar preguntas.
Pero, un detalle: como profesores, tendemos a hacer preguntas dentro de la categoría del conocimiento en un 80 o 90%
de las veces. Estas cuestiones no son malas, pero sí lo es
utilizarlas todo el tiempo. Sería interesante utilizar diversos tipos de preguntas.

Responder claramente a sus preguntas.


¿Qué se puede hacer cuando un alumno realiza una pregunta? Posibilidades: repetir la pregunta, contestarla, redirigirla,
promover una discusión entre los estudiantes.
Gracias

También podría gustarte