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Actividad

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1. Empezar conociendo a los estudiantes y a su situación inicial.

Para poder empezar a darles los ladrillos será necesario primero conocerlos y
saber de sus habilidades y fortalezas, para poder ofrecerles un tipo u otro de
ladrillos.

Creo que todos hemos aprendido de nuestra experiencia que aquellos


profesores que no ponían ningún interés en aprender los nombres de los
alumnos no llegaban a conectar con ellos y no inspiraban el aprendizaje.
Recuerdo que mis mejores profesores eran los que realizaban un esfuerzo
extra para aprender los nombres de los alumnos de una manera rápida. No
podemos decir que estamos preocupados por el aprendizaje de los alumnos si
no les conocemos.

Realizar un esfuerzo en aprender de una manera rápida los nombres, aunque


sea en un grupo amplio. Algunas pistas:

– Aprovechemos un detalle curioso: los alumnos tienden a ocupar todos los


días el mismo asiento que ocuparon el primer día o en una proximidad
razonable. El primer día de clase, podemos aprovechar para pedirles que
rellenen una ficha en la que indiquen, además de su nombre, el interés que
tienen por la asignatura, qué creen que van a aprender, qué expectativas
tienen ante la asignatura… y aprovechar parte de esta primera clase para que
algunos de ellos lo expongan. Si guardamos las fichas de una manera
ordenada por filas, y nos hacemos después un listado, lo podemos utilizar para
futuras clases para hacer preguntas a los alumnos. Siempre se trata de que el
alumno reconozca nuestro interés en conocerle.

– Averiguar sus posibles miedos, debilidades o dificultades. Por ejemplo,


decirles si es necesario haber cursado alguna otra asignatura antes de
enfrentarse a ésta. Que nos digan qué han oído hablar de la asignatura.

2. Conocer sus métodos de aprendizaje.

Por medio, por ejemplo, del juego de Perry, se puede detectar el


procedimiento más utilizado de aprendizaje. Consiste en que cada alumno
elija, entre 53 afirmaciones relacionadas con la docencia, aquéllas con las que
está de acuerdo (se puede utilizar para el primer día de clase, por ejemplo).

3. Que se note el entusiasmo con tu asignatura.

Si estás apático o aburrido, los estudiantes también lo estarán. Dicho


entusiasmo viene muchas veces del gusto por la materia o por el genuino
placer de enseñar. Se nota cuándo a un profesor le gusta enseñar.
4. Intentar individualizar la enseñanza en la medida de lo posible. Dedicar
tiempo a cada estudiante.

Todos los estudiantes quieren satisfacer sus necesidades, y hay que recordar
que cada alumno y cada clase son diferentes. Quieren profesores que sean
reales, que les reconozcan como seres humanos, que les chequeen
regularmente, que apoyen su aprendizaje, que les informen individualmente
de su progreso.

5. Tratar a los estudiantes con respeto y confianza.

Los comentarios a los estudiantes pueden hacerse, pero nunca de forma


peyorativa. Nunca ridiculizar a un estudiante en público. En ese caso, el
alumno, en vez de orientar su energía al aprendizaje, la dedicará a sus
sentimientos. Mejor decir las cosas en privado. Si el alumno hace una cosa
bien, felicitarle; le dará confianza (en la materia y en el profesor). Démosle al
estudiante su dignidad y él nos recompensará con su esfuerzo.

Si detectamos una debilidad en el estudiante, dejarle claro que tus


comentarios se refieren a un trabajo determinado determinado, pero no al
estudiante como persona. Apoyarle al alumno, en vez de juzgarle.

6. Mantener altas expectativas de los estudiantes.

Si a un alumno le dices que no va a aprobar, se desmotivará. Si les animas


diciendo que pueden hacerlo y se le comenta qué herramientas debe utilizar
(tiempo de estudio, realización de problemas, trabajos…) sentirá que el
profesor tiene confianza en él.

Preguntarles qué pensarían si supieran que su médico, dentista, asesor


financiero, etc. justo ha sacado aprobados en la carrera. Animarles no sólo a
aprobar, sino a aprender.

7. Señalar la importancia de la asignatura.

Explicar en detalle por qué la materia es importante. Señalar ejemplos de su


utilidad en su vida profesional. Realizar problemas prácticos de aplicación.
Todo esto desde el primer día
hasta el último, pero siendo realista, analizándolo en el contexto de la
titulación.

8. Variar los métodos de enseñanza. Que valga la pena ir a clase.

No vale la pena ir a una clase en la que el profesor se limita a seguir al pie de la


letra unos apuntes o un texto, simplemente leyéndolo. Se trata de evitar el
aburrimiento, la rutina. Que cada clase sea una aventura nueva. Estamos
acostumbrados a las clases magistrales en las que los alumnos son meros
oyentes. Pero el estudiante aprende haciendo, construyendo, diseñando,
creando, resolviendo, el aprendizaje mejora si se obliga al alumno a utilizar
varios sentidos. La pasividad de las clases magistrales amotigua la motivación y
la curiosidad de los estudiantes.

Que los estudiantes sepan qué se va a tratar en la siguiente sesión, pero sin
saber cómo.

La manera en que un estudiante aprende no depende sólo de su inteligencia o


de su educación anterior, sino de su estilo preferido de aprendizaje. Hay que
preguntar a los alumnos cómo aprenden mejor.

Tipos de aprendizaje fundamentales:


– Visual: aprenden mejor viendo y leyendo lo que estás tratando de enseñar.
– Auditivo: aprenden mejor escuchando.
– Táctil y psicomotor: aprenden mejor haciendo.

Herramientas que se pueden utilizar:


– Clase magistral
– Clase magistral con discusión.
– Panel de expertos.
– Brainstorming (lluvia de ideas).
– Videos.
– Discusión en clase.
– Discusión en pequeños grupos.
– Análisis de casos.
– Role-playing.
– Ejercicios-problemas de análisis.
– Problemas de diseño-problemas complejos abiertos.
– Simulaciones
– Prácticas de laboratorio, visitas a empresas.

Por qué introducir el trabajo en grupo: los estudiantes aprenden mejor cuando
reflexionan, dialogan , preguntan, escriben, resumen y crean su propio
conocimiento. Modos de introducir el trabajo en grupo: parejas, PBL, estudio
de casos, juegos, simulaciones. El PBL es una técnica en la que se le da un
problema al estudiante antes de estudiar los conocimientos necesarios para
resolverlo.

Otras técnicas:
– Dejar partes en blanco en las transparencias en zonas críticas, en las que los
alumnos tengan que pensar. No dar los temas completos.
– Incluir de vez en cuando diapositivas graciosas, humorísticas….
9. Implicar, si es posible, al estudiante en la elección de algún tema a
estudiar.

Esto puede hacerse más fácilmente en las asignaturas optativas.

10. Fomentar la participación activa de los estudiantes. Hacer preguntas.

Ello aumenta su interés y aprendizaje. Moverse alrededor de la clase para


fomentar la discusión. Cuando un estudiante hace una pregunta, alejarse de él;
así tiene que hablar a toda la clase y coge el protagonismo. Incluso en grupo
grande se pueden realizar preguntas.

Pero, un detalle: como profesores, tendemos a hacer preguntas dentro de la


categoría del conocimiento en un 80 o 90% de las veces. Estas cuestiones no
son malas, pero sí lo es
utilizarlas todo el tiempo. Sería interesante utilizar diversos tipos de preguntas.
Aquí están los 6 tipos de preguntas definidos por Bloom (1956):

– De conocimiento: recordar, memorizar, recogida de información (qué, quién,


cuando cómo, dónde, describir).
– De comprensión: interpretar, describir con sus propias palabras, organización
y selección de hechos e ideas.
– De aplicación: resolución de problemas, poner un ejemplo de …., decir cómo
está relacionado con….., ¿por qué es importante…?
– De análisis: identificar motivos, separación de un todo en sus partes
componentes, clasificar de acuerdo con…, comparar/contrastar con….
– De síntesis: crear un producto único, original, bien de forma verbal o un objeto
físico. Combinación de ideas para formar una nueva totalidad. ¿Qué ideas
puedes añadir? ¿Cómo crearías/diseñarías un nuevo…?¿Qué podría ocurrir si
combinas…? ¿Qué solución sugerirías para…?
– De evaluación: Hacer juicios de valor sobre asuntos. Desarrollo de opiniones.
¿Estás de acuerdo con…? ¿Qué piensas sobre…? ¿Qué es lo más importante de
…? Colocar en orden de prioridad. ¿Qué criterios usarías para
evaluar/valorar…?

Un ejemplo de pregunta de evaluación: El juego espacial de la NASA.

El módulo lunar ha hecho un alunizaje forzoso en la luna. Y tiene usted que volver
a la nave espacial que se encuentra a 300 km de distancia del lado iluminado de la
Luna. El alunizaje ha averiado totalmente el módulo lunar. La única posibilidad de
salvación para su tripulación está en poder llegar a la nave espacial. Del equipo
instrumental, sólo 15 aparatos han resultado no dañados. La tarea consiste en
ordenar por orden de importancia los objetos siguientes, primero de una manera
individual y después en equipos de unas seis personas. Posteriormente se les
entrega la respuesta dada por los técnicos de la NASA:
Cerillas – Alimentos concentrados – 25 metros de soga de nylon – seda de
paracaídas– aparato portátil de calefacción – dos pistolas del 45 – leche en polvo –
dos tanques de oxígeno – un atlas del cielo – una canoa autoinflable de salvamento
– la brújula – 5 bidones de agua – cohetes de señales – botiquín de urgencia con
jeringuillas– receptor/emisor de ultracorta alimentado por energía solar.

Otra idea: utilizar la máxima: “la mejor manera de aprender algo es


enseñándoselo a los demás”: que los alumnos preparen alguna presentación,
lo cual puede ser factible para cursos superiores a primero.

11. Responder claramente a sus preguntas.

Qué se puede hacer cuando un alumno realiza una pregunta? Posibilidades:


repetir la pregunta, contestarla, redirigirla, promover una discusión entre los
estudiantes.

12. Nivel adecuado de la materia.

Si suspenden demasiados alumnos es posible que algo no se esté haciendo


bien. Si los alumnos ven que suspenden en un elevado porcentaje la
asignatura, se desmotivan. Relación directa entre motivación y aprobado.

13. Enfatizar de una manera continua los conceptos fundamentales.

Repetir esos conceptos a lo largo del curso e incluirlos siempre en los


exámenes. Avisar de la dificultad de ciertos conceptos para captar la atención
de los estudiantes, ya que su nivel de atención varía a lo largo de la clase. Es
importante que el alumno oiga de las aplicaciones en el mundo real. Ejemplos:
“Esto es tan importante que debierais ponerlo en una placa sobre vuestra
cama…” o “Escribir en los apuntes: seré una bruta bestia si digo que 2 por 2
elevado a la x es igual a 4 elevado a la x”.

14. Utilizar ayudas visuales para explicar conceptos abstractos.

15. Señalar qué contenidos deben ser aprendidos de memoria, y cuáles


están basados en la lógica.

Decirles también qué deben hacer para sacar adelante la asignatura.

16. Una vez que se introduzca un nuevo concepto, aplicarlo con ejemplos
inmediatamente.

Considerar lo que los estudiantes pueden saber.

17. Dar importancia al vocabulario durante el curso.


Muchas veces nuestros alumnos no resuelven bien los problemas porque no
leen correctamente o no entienden los enunciados. Dedicar tiempo a la
comprensión del vocabulario técnico, terminología de la asignatura. Si así lo
requiere la materia, se puede ir elaborando un diccionario de términos,
sinónimos, también en otros idiomas, etc. Ejemplo: caudal, gasto, descarga,
flujo volumétrico.

18. Ser flexible, fluido, experimentador, con capacidad de adaptación a las


circunstancias.

Tener la posibilidad de desviarte del programa si surge alguna actividad


diferente de la que los alumnos puedan aprender (visitas a empresas,
charlas…). Las visitas a empresas son una
oportunidad única de aprendizaje.

19. Un buen profesor debe tener un toque de humor.

Interrumpir las clases con anécdotas, analizando por ejemplos errores


cometidos por alumnos anteriores, chistes, etc, crea una atmósfera más
relajada que favorece el aprendizaje de los alumnos.

20. La motivación aumenta en función de cómo esté organizado el


material de estudio.

Aquí surge la eterna pregunta. ¿Es mejor seguir un libro de texto (o unos
apuntes propios) o que cojan apuntes teniendo como base una bibliografía
recomendada? Mi opinión es que depende de la asignatura. Si por ejemplo
tienes una materia de 9 créditos en un cuatrimestre, la única opción viable
para que los alumnos la sigan es que dispongan de un material de referencia.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, se puede optar por una solución
mixta. Darles unos apuntes en los que haya espacios en blanco que deban
rellenarse con la bibliografía recomendada. Ello les obliga a utilizar diferentes
libros y aumenta el aprendizaje. De hecho, recuerdo en mi caso que el profesor
de Química utilizó este sistema y me hizo aprender mucho. Creo que si el
alumno sólo tiene un material de apoyo, no le da tiempo, a la vez que toma
apuntes, a interiorizar lo que se está planteando por el profesor, (máxime
cuando es chico, porque no podemos hacer dos cosas a la vez, al menos eso es
lo que dicen las mujeres).

Por otro lado, un material claro, legible, atractivo, motiva al aprendizaje. Unos
apuntes desfasados, no actualizados, señalan poca preocupación del profesor.

21. Recordar que las clases magistrales no son tan malas.


Con ellas se pueden cubrir conocimientos no disponibles de otras maneras:
descubrimientos o progresos recientes, investigaciones…que todavía no han
llegado a los libros… ni a nuestros apuntes. Se puede comunicar con muchos
estudiantes al mismo tiempo. Se enfatiza el aprendizaje auditivo. Pero recordar
que a los 15-20 minutos el interés decrece, con lo que conviene dividir la clase
en períodos de dicho tiempo, cambio de actividad, ya que un 15 % del tiempo
se pasan fantaseando…. Y hay que repetir varias veces las ideas de formas
distintas, porque la información se olvida rápidamente en este tipo de clases.

22. Al principio de clase, poner lo que se va a enseñar, el plan de batalla.

Señalar al principio lo que se va a dar y que se quede escrito durante toda la


clase para ir acudiendo a dicho índice según se van viendo los apartados.

23. En la pizarra, importante la organización y la claridad.

A los estudiantes les gusta la estructura. Que sepan dónde estamos


escribiendo si se pierden en el momento de tomar apuntes. Yo utilizo desde
siempre la técnica de dividir la pizarra en tramos con líneas verticales.

24. Que cada clase tenga un comienzo, un desarrollo y un final.

Es frustrante para los alumnos dejar las cosas a medias. Dedicar siempre un
tiempo al final para hacer un resumen de todo lo visto.

25. Utilizar la pizarra como freno.

Para no correr tanto al poner transparencias que los alumnos se pierdan.

26. Si se realizan exámenes parciales o algún tipo de evaluación continua,


transmitirle los resultados al alumno lo más rápidamente posible.

Se trata de que el alumno sepa en cada momento cómo va y qué tiene que
hacer para mejorar. Transmitir a todos los alumnos copias de los trabajos bien
hechos. Ello puede servir de aprendizaje para los demás.

27. Integrar los nuevos conceptos con conocimientos previos de esa o de


otras asignaturas.

28. Utilizar la técnica del minuto en la cuartilla.

Es una manera muy rápida y simple de recoger una estimación del aprendizaje
de los alumnos. Se les dice que escriban, al final de la clase, dos cuestiones en
una frase cada una: ¿Cuál es la cosa más importante que has aprendido
durante la clase? Y ¿qué cuestión importante permanece sin resolver? Partir en
la siguiente clase con el análisis de las respuestas obtenidas con la técnica: una
transparencia. Nos podemos sorprender de sus respuestas.

29. Preguntar a los alumnos a principio de curso cómo van a organizar su


tiempo y qué van a hacer para sacar adelante el curso.

¿Han hecho algún tipo de planificación para superar el curso? Animarles a que
la hagan.

30. Establecer medios para evaluar la propia docencia.

La única manera de mejorar la docencia es evaluarla de una forma continua,


contrastándola con alumnos u otros profesores, para introducir las mejoras
oportunas para mantener la motivación de los estudiantes.

31. Dar guías para aprender a aprender.

Algunos ejemplos de mini-clases:


– Método de resolución de problemas.
– Cómo escribir un texto.
– Cómo leer un libro.
– Cómo utilizar la bibliografía electrónica.

32. Asignar responsabilidades de liderazgo a los alumnos.

Por ejemplo, indicar a dos alumnos al principio de clase que deben realizar un
sumario o resumen que deben transmitir al resto al finalizar la clase.

33. Ir controlando el tiempo que dedica el alumno a la asignatura.

Los estudiantes no son míos sino que los tengo compartidos con el resto de
profesores del curso. Que la carga de trabajo sea factible con el número de
créditos de la asignatura.

34. Dedicar el último día de clase a un repaso general.

35. Recordar que las condiciones ambientales también influyen en la


motivación.

36. Dar temas provocadores.

– Si trabajas en una empresa que contamina ilegalmente, ¿qué harías y por


que?

Problemas de ética profesional.


– Asignar diferentes proyectos de investigación a los alumnos.
– Asignar el análisis de diversos artículos.
– Dejar a los alumnos que preparen las preguntas de examen, de manera que
el profesor escoja entre ellas una parte del examen.

Pues bien, todo lo anterior son sólo sugerencias, ideas prácticas que podemos
utilizar para mejorar la motivación de nuestros alumnos. Una vez visto esto:

¿Qué podemos hacer el primer día de clase?


Podríamos empezar diciendo simplemente: “este es el primer día, adelante con
la materia”.

Otra posibilidad: “este es el programa, la bibliografía, nos veremos el próximo


día”.

Ninguna de estas dos opciones (muy practicada la segunda) la considero


adecuada. Esta opción puede dar la sensación al alumno de que el tiempo de
clase no es demasiado importante. Además se pierde la oportunidad de usar la
excitación que los estudiantes traen el primer día: la oportunidad de dirigir la
excitación hacia el entusiasmo por la clase. Presento varias posibilidades (no
habría por qué hacer todas el primer día) para conseguir un comienzo positivo:

a. Implicar a los alumnos rápidamente. Hacer que hablen, permitirles que


escriban mediante alguna actividad semejante a la señalada en 1 (¿cuáles son
sus expectativas para la asignatura?, ¿qué creen que van a aprender?, ¿cuáles
son sus sentimientos?…) Preguntarles qué problemas o ideas les gustaría que
se viesen en el curso. De esta manera les estamos diciendo desde el principio
que ellos van a ser participantes activos. Dejar que pregunten cosas sobre la
asignatura. Así empezamos a conocerles desde el primer día.

b. Identificar el valor y la importancia de la materia. Los estudiantes no


suelen tener las ideas claras de por qué la asignatura es importante. Cuanto
más pronto se haga, más rápido se motivará en su aprendizaje. (Para qué voy a
estudiar algo si no sé para qué sirve). Una herramienta: presentar ofertas de
trabajo en las que requieran conocimientos o habilidades relacionadas con la
materia. Posibles ámbitos profesionales de utilización de dichos
conocimientos.

c. Establecer expectativas del curso. Cantidad de tiempo apropiada de


tiempo de estudio y de trabajo en casa, la importancia de entregar los trabajos,
problemas, asignaturas a haber cursado previamente, etc. a tiempo, qué tipo
de interacción se espera de los alumnos. Hay que hacerles ver que el profesor
está preparado para enseñarles a aprender
d. Revelar algo sobre ti mismo. Los estudiantes te verán más cercano si te
pueden ver como ser humano. Compartir experiencias personales y estar
dispuesto a reirte de ti mismo pueden ayudar en el proceso. Se pueden señalar
anécdotas, cosas que pasaron el primer año que diste la materia, cómo la
estudiaste.

Decirles lo que yo, como profesor, espero de ellos. ¿Qué piensas sobre la
enseñanza y el aprendizaje? ¿Cuáles son tus esperanzas? Que se note que te
gusta enseñar la asignatura, que tienes entusiamo en ello. Poner el nombre
sobre la pizarra (muchas veces no lo conocen ni al final del curso). Importante:
no señalar tus limitaciones; esto aumentaría la inseguridad de los estudiantes.

e. Establecer tu propia credibilidad. A veces ocurre automáticamente, pero


otras el alumno necesita saber la experiencia previa del profesor, investigación,
publicaciones. Esto permite ganar la confianza del alumno: “el profesor sabe de
lo que está hablando”.

f. Establecer el clima para la clase. Cada profesor puede preferir un tipo de


clima: intenso, relajado, formal, personal, con humor, serio, etc..Sea cual sea el
clima, ponerlo en práctica desde el primer día. Se puede establecer una
discusión sobre problemas típicos en este campo, mitos comunes,
interpretaciones provocadores sobre temas de la asignatura…aprovechando el
posible conocimiento previo de la misma

g. Proporcionar información administrativa. Temario, material que


necesitarán los estudiantes, trabajo en casa necesario a realizar, horas de
tutorías, situación del despacho, exámenes, métodos de evaluación….

h. Introducir la materia. Qué es, partes, temas.. Con qué otras asignaturas
está directamente relacionada.

i. Dar al final dos minutos para que expresen su reacción ante el primer
día. Esto es algo que se puede hacer todos los días: ¿Cuál es la cosa más
importante que has aprendido hoy?

Es importante que se haga el primer día lo que quieres hacer el resto del curso.
Si quieres que haya debates, que los haya el primer día, si quieres trabajar en
pequeños grupos, encontrar alguna manera de que lo hagan el primer día.

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