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Clase - Manejo de la Muerte y el Duelo

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MANEJO DE LA MUERTE Y

EL DUELO

Mg. Ps. Christian Astete Fierro


2023
LOS SIGNIFICADOS DE LA MUERTE Y
DEL PROCESO DE MORIR

 La muerte es un hecho biológico, pero también incluye aspectos


sociales, culturales, históricos, religiosos, legales, psicológicos,
del desarrollo, médicos y éticos, todos los cuales suelen estar
estrechamente relacionados.

 Aunque la muerte y la pérdida son experiencias universales,


tienen un contexto cultural e histórico. Las actitudes culturales y
religiosas hacia la muerte y los enfermos terminales influyen en la
forma en que los individuos se enfrentan con su propia muerte.

 La muerte solía ocurrir temprano y con frecuencia en la vida de


una familia y comunidad, y era una compañera constante en el
hogar. Hoy, en la mayoría de los países la gente vive más tiempo,
por lo que la muerte sucede con menos frecuencia y es menos
notoria.
EL CONTEXTO CULTURAL

 Las costumbres concernientes a la inhumación y


remembranza de la persona muerta, la
transferencia de los bienes e incluso las
expresiones de duelo varían mucho entre las
culturas y a menudo son regidas por preceptos
religiosos o legales que reflejan el punto de vista
de la sociedad respecto de lo que es la muerte y
lo que sucede después de ella.

 Los aspectos culturales de la muerte incluyen el


cuidado y la conducta hacia el paciente
agonizante y el fallecido, el escenario en que
suele ocurrir la muerte y las costumbres y los
rituales de duelo.

 Algunas convenciones culturales, como izar una


bandera a media asta después de la muerte de
una figura pública, están codificadas en la ley.
LA REVOLUCIÓN DE LA
MORTALIDAD
 Hasta el siglo XX, en todas las sociedades a lo largo de la historia, la muerte era un suceso
frecuente, esperado, en ocasiones bienvenido como la terminación pacífica del sufrimiento.

 Cuidar en casa a un ser querido agonizante era una experiencia común, como lo es todavía
en algunas comunidades rurales.

 Desde el siglo XXI han tenido lugar grandes cambios históricos concernientes a la muerte y
el proceso de morir, sobre todo en los países desarrollados. Los avances de la medicina y
los servicios médicos, los nuevos tratamientos para enfermedades que alguna vez fueron
fatales y una población más educada y consciente de la salud han dado lugar a una
revolución de la mortalidad.

 En la actualidad es menos probable que las mujeres mueran en el parto; los infantes tienen
mayores posibilidades de sobrevivir al primer año y es más probable que los niños
alcancen la adultez; los adultos tempranos tienen mayor oportunidad de alcanzar la vejez y
las personas ancianas a menudo pueden superar enfermedades que antes se consideraban
fatales.
 Al mirar la muerte a los ojos, poco a poco, día tras día, la gente que
creció en sociedades tradicionales asimiló una verdad importante: morir
es parte de la vida.

 El cuidado de las personas agonizantes y de los muertos se convirtió


sobre todo en una tarea de profesionales. Las convenciones sociales
como ingresar a la persona agonizante en un hospital o un asilo y
rehusarse a discutir abiertamente sobre su condición reflejan y
perpetúan actitudes de evitación y negación.

 La muerte —incluso de los muy ancianos— dejó de verse como el fin


natural de la vida para considerarse como el fracaso del tratamiento
médico.

 En la actualidad, el panorama cambia de nuevo. La tanatología, el


estudio de la muerte y el proceso de morir, está suscitando interés y se
han establecido programas educativos para ayudar a la gente a
enfrentar la muerte.
EL CUIDADO DE LOS PACIENTES AGONIZANTES

 En conjunto con la tendencia creciente a enfrentar la muerte con


más honestidad, han surgido movimientos que tratan de
humanizar el proceso de morir.

 Principalmente, entre estos se encuentra el cuidado para las


personas agonizantes. El cuidado de pacientes terminales es la
atención personal, compasiva, centrada en el paciente y su familia.

 Generalmente se les proporcionan cuidados paliativos, los cuales


incluyen el alivio del dolor y el sufrimiento, el control de los
síntomas, el alivio del estrés e intenta mantener una calidad de
vida satisfactoria. Sin embargo, los cuidados paliativos no están
destinados a curar o revertir el curso de la enfermedad.

 El objetivo es permitir al paciente una muerte en paz y con


dignidad, aliviando el dolor y el sufrimiento, y a menudo incluye
grupos de apoyo y autoayuda para las personas agonizantes y sus
familias.
ENFRENTAR LA MUERTE Y LA PÉRDIDA

 La muerte es un capítulo
importante del desarrollo
humano.

 La gente cambia en respuesta a


la muerte y la agonía, sea la
propia o la de un ser querido.

 ¿Qué cambios muestran las


personas poco antes de la
muerte?
 ¿Cómo maneja el duelo?
 ¿Cómo cambian a lo largo del
ciclo de vida las actitudes hacia
la muerte?
CAMBIOS FÍSICOS Y COGNOSCITIVOS
QUE PRECEDEN A LA MUERTE

 Incluso sin padecer una enfermedad identificable, alrededor de los


100 años —cerca del límite actual del ciclo de vida humana— las
personas tienden a experimentar deterioros funcionales, pierden el
interés en comer y beber, y fallecen de manera natural.

 Dichos cambios también han sido advertidos en personas más


jóvenes cuya muerte está próxima.

 El descenso terminal, o deterioro terminal, se refiere específicamente


a la decadencia general que se observa en las habilidades
cognoscitivas poco antes de la muerte.
 Los descensos en la habilidad verbal y el razonamiento espacial son
otros indicadores importantes del descenso terminal.

 Algunas personas que han estado a punto de morir hablan acerca de


experiencias cercanas a la muerte, las cuales involucran a menudo la
sensación de estar fuera del cuerpo o de ser succionado en un túnel
con visiones de luces brillantes o encuentros místicos.

 Esas afirmaciones son sumamente subjetivas y las personas


escépticas, por lo general, las interpretan como resultado de los
cambios fisiológicos que acompañan al proceso de morir.
CONFRONTAR LA PROPIA

MUERTE
La psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, en su trabajo pionero con
personas agonizantes, encontró que la mayoría de ellas agradecía
la oportunidad de hablar abiertamente acerca de su condición y
estaba consciente de la cercanía de la muerte, incluso si no se les
había comunicado formalmente su estado.

 Después de hablar con unos 500 enfermos terminales, Kübler-Ross


(1969, 1970) bosquejó cinco etapas en el proceso de aceptación
de la muerte:

1) negación (“¡Esto no me puede estar pasando a mí!”);


2) ira (“¿Por qué a mí!”);
3) negociar por tiempo extra (“Si solo pudiera vivir para ver a
mi hija casada, no pediría nada más”);
4) depresión y,
5) aceptación.
 El modelo de Kübler-Ross ha sido criticado y modificado por otros
profesionales que trabajan con pacientes agonizantes. Si bien las
emociones que ella describió son comunes, no todos pasan por las
cinco etapas y no necesariamente en la misma secuencia.

 Por ejemplo, una persona puede oscilar entre la ira y la depresión, o


puede sentir ambas cosas a la vez.

 Desafortunadamente, algunos profesionales de la salud asumen que


esas etapas son inevitables y universales, mientras que otros sienten
que han fracasado si no pueden llevar al paciente a la etapa final de
aceptación.

 La muerte, al igual que la vida, es una experiencia individual. Para


algunas personas la negación o la ira pueden ser formas más sanas
de enfrentar la muerte que la aceptación tranquila.
PATRONES DE AFLICCIÓN
 La muerte de un ser querido es muy difícil. En primer lugar, hay aflicción, la
respuesta emocional que generalmente sigue de cerca los pasos de la muerte.

 Esto es seguido por el duelo. El duelo es una respuesta a la pérdida de alguien a


quien la persona siente cercana.

 Pero el duelo no es solo un evento, y no se trata solo de aflicción, sino que


también es un proceso de adaptación.

 A menudo, el duelo genera un cambio de estatus o de rol; por ejemplo, de ser


esposa a viuda o de ser hijo a huérfano. Puede tener consecuencias sociales o
económicas, como la pérdida de amigos y en ocasiones de ingresos. En resumen,
el duelo puede afectar casi todos los aspectos de la vida de una persona.

 La aflicción, como la agonía, es una experiencia sumamente personal.


¿CÓMO SE AFLIGEN LAS PERSONAS?

 El patrón clásico de aflicción incluye tres etapas en que la persona doliente acepta la
dolorosa realidad de la pérdida, de manera gradual rompe el vínculo con la persona muerta
y se readapta a la vida desarrollando nuevos intereses y relaciones:

 1. Choque e incredulidad. Inmediatamente después de una muerte, los supervivientes


suelen sentirse perdidos y confundidos. A medida que toman conciencia de la pérdida, el
aturdimiento inicial cede el paso a sentimientos abrumadores de tristeza y llanto frecuente.
Esta primera etapa puede durar varias semanas, sobre todo después de una muerte
repentina o inesperada.

 2. Preocupación por la memoria de la persona muerta. En la segunda etapa, que


puede durar de seis meses a dos años o algo así, el superviviente trata de aceptar la
muerte, pero no puede hacerlo todavía. Una viuda quizá reviva la muerte de su marido y
toda su relación. De vez en cuando puede verse embargada por los sentimientos de que su
difunto esposo está presente. Esas experiencias disminuyen con el tiempo, pero pueden
repetirse —tal vez durante años— en ocasiones como el aniversario de bodas o de la
muerte.

 3. Resolución. La última etapa habrá llegado cuando la persona doliente renueva el


interés en las actividades cotidianas. Los recuerdos de la persona que falleció traen consigo
sentimientos de cariño mezclados con tristeza en lugar del dolor agudo y la añoranza.
ACTITUDES HACIA LA MUERTE Y LOS
AGONIZANTES A LO LARGO DEL CICLO VITAL

 No hay una sola forma de ver la muerte a cualquier edad; las actitudes
de las personas al respecto reflejan su personalidad y experiencia, así
como lo cerca que creen que están de morir.

 Sin embargo, existen amplias diferencias en el desarrollo. Es probable


que la muerte no signifique lo mismo para un hombre de 85 años con
dolores artríticos insoportables, una mujer de 56 años en la cima de
una brillante carrera como abogada que descubre que tiene cáncer de
mama y un chico de 15 años que muere por una sobredosis de drogas.

 Los cambios típicos en las actitudes hacia la muerte a lo largo del ciclo
vital dependen tanto del desarrollo cognoscitivo como del momento
normativo o no normativo del evento.
NIÑEZ
 Entre los cinco y siete años, la mayoría de los niños llega a entender que la
muerte es irreversible, que una persona, animal o flor muerta no pueden
regresar a la vida.

 Casi a la misma edad, los niños se percatan de otros dos conceptos


importantes acerca de la muerte: primero, que es universal (todas las cosas
vivas mueren) y por ende es inevitable; y segundo, que una persona muerta
no funciona (todas las funciones de la vida terminan al morir).

 Antes de eso, los niños pueden creer que ciertos grupos de personas (como
los profesores, los padres y los niños) no mueren, que una persona lo
bastante lista o afortunada puede evitar la muerte, y que ellos podrán vivir
para siempre. También pueden creer que una persona muerta todavía puede
pensar y sentir.

 Los estudios sugieren que los conceptos de irreversibilidad, universalidad y


cese de las funciones por lo general se desarrollan durante el cambio del
pensamiento preoperacional al de las operaciones concretas, cuando los
conceptos de causalidad comienzan a adquirir madurez.
 Los niños pueden entender mejor la muerte si se les
presenta el concepto a una edad temprana y se les
alienta a hablar al respecto. La muerte de una
mascota puede proporcionar una oportunidad natural.

 Si otro niño muere, es necesario que los profesores y


los padres intenten disipar la ansiedad de los niños.

 En el caso de los niños con enfermedades terminales,


la necesidad de entender la muerte puede ser más
apremiante y más concreta. Sin embargo, es posible
que los padres eviten mencionar el tema, sea por su
propia dificultad para aceptar la perspectiva de la
pérdida o porque tratan de proteger a su hijo. Al obrar
de esa manera pueden perder la oportunidad de que
el niño y la familia se preparen emocionalmente para
lo que viene.

 Como en el caso de su comprensión de la muerte, la


forma en que los niños muestran aflicción depende de
su desarrollo cognoscitivo y emocional. En ocasiones
los niños expresan su aflicción por medio de la ira, el
mal comportamiento o la negativa a reconocer una
muerte, como si la pretensión de que una persona
siga viva lo hiciera realidad.
 Pueden sentirse confundidos por los eufemismos de los adultos:
que alguien “expiró”, o que la familia “perdió” a alguien o que
alguien se “quedó dormido” y nunca va a despertar.

 Adaptarse a la pérdida es más difícil si el niño tenía una relación


problemática con la persona muerta; si el padre superviviente
depende demasiado del niño; si la muerte fue inesperada, en
especial si se trató de un asesinato o un suicidio; si el niño ha
tenido problemas conductuales o emocionales previos; o si carece
del apoyo de la familia y la comunidad.

 Los padres y otros cuidadores adultos pueden ayudar a los niños a


lidiar con el duelo explicándoles que la muerte es fatal e inevitable
y que ellos no la ocasionaron con su mala conducta o sus
pensamientos.

 Los niños necesitan que se les asegure que seguirán recibiendo el


cuidado de adultos cariñosos. Por lo general es recomendable
hacer algunos cambios, en la medida de lo posible, en el ambiente,
las relaciones y las actividades cotidianas del niño; responder sus
preguntas de manera sencilla y honesta; y alentarlo a hablar de
sus sentimientos y de la persona que murió.
ADOLESCENCIA
 Los adolescentes no suelen pensar mucho en la muerte, a menos que
se enfrenten directamente con ella.

 En su urgencia por descubrir y expresar su identidad, tienden a


concentrarse más en el cómo viven que en cuánto tiempo es
probable que vivan.
ADULTEZ
 Los adultos tempranos que han concluido su educación y han iniciado sus carreras, el matrimonio
o la paternidad por lo general están impacientes por vivir la vida para la que se han preparado. Si
de repente son golpeados por una enfermedad o lesión potencialmente fatal, es probable que
experimenten una extrema frustración e ira.

 Las personas que desarrollan enfermedades terminales en sus veinte y treinta tienen que
enfrentar las cuestiones de la muerte y la agonía en una edad en que deberían resolver los
problemas de la adultez temprana como establecer una relación íntima. En lugar de tener una
larga vida de pérdidas como preparación gradual para la pérdida final de la vida, todo su mundo
se derrumba de manera repentina.

 En la edad media, la mayoría de los adultos entiende que realmente van a morir. Sus cuerpos les
envían señales de que ya no son tan jóvenes, ágiles y fuertes como alguna vez lo fueron. Piensan
con frecuencia creciente cuántos años más les quedan y en aprovecharlos.

 A menudo, sobre todo después de la muerte de ambos padres, adquieren la conciencia de ser la
generación mayor o la siguiente en la línea para morir.

 Los adultos de edad media y edad tardía pueden prepararse para la muerte tanto en términos
emocionales como prácticos mediante la elaboración de su testamento, la planificación de sus
funerales o planteando sus deseos a la familia y los amigos.
ADULTOS MAYORES
 Pueden experimentar sentimientos encontrados acerca de la perspectiva de morir. Los quebrantos
físicos, además de otros problemas y pérdidas de la vejez, pueden disminuir su gusto por la vida y su
voluntad de vivir.

 Algunos adultos mayores, desisten de alcanzar metas no satisfechas. Otros pueden esforzarse más
para aprovechar el tiempo que les queda.

 Muchos tratan de prolongar el tiempo restante adoptando estilos de vida más sanos o luchando por la
vida incluso cuando están muy enfermos.

 Cuando piensan o hablan acerca de su muerte inminente, algunos adultos mayores expresan temor.
Otros, en especial los religiosos devotos, comparan la muerte con quedarse dormidos, una transición
sencilla e indolora a la otra vida.
PÉRDIDAS SIGNIFICATIVAS
 Las pérdidas especialmente difíciles que pueden ocurrir durante la
adultez son la muerte del cónyuge, de un padre y de un hijo.

 La pérdida de un hijo potencial en un aborto espontáneo o el


nacimiento de un niño muerto también pueden ser experiencias
dolorosas pero por lo regular atrae menos apoyo social.
SOBREVIVIR AL CÓNYUGE O LA

PAREJA
Dado que las mujeres tienden a vivir más tiempo que los hombres y a ser
más jóvenes que sus maridos, es más probable que enviuden. También
suelen enviudar a una edad más temprana.

 El estrés de la viudez a menudo repercute en la salud física y mental.

 El dolor de la pérdida puede afectar el sistema inmunológico y dar por


resultado dolores de cabeza, mareos, indigestión o dolor en el pecho.

 También implica mayores riesgos de discapacidad, consumo de drogas,


hospitalización e incluso de muerte.

 El riesgo de muerte natural o suicidio es mayor en los primeros meses


después de la pérdida y es más elevado en el caso de los adultos tempranos.
 El dolor ocasionado por la pérdida también puede dar lugar a problemas
de memoria, pérdida del apetito, dificultad para concentrarse y a un
riesgo mayor de sufrir ansiedad, depresión, insomnio y disfunción social.

 Las relaciones sociales inciden en la buena salud. Por consiguiente, la


pérdida de la compañía puede ayudar a explicar la elevada probabilidad
de que una persona que ha enviudado, en especial un hombre, siga
pronto a su cónyuge a la tumba.

 También cabe una explicación más práctica: quizá después de la muerte


del cónyuge no habrá nadie que le recuerde a una anciana que tome sus
medicinas o que se asegure de que un hombre siga una dieta especial.

 La calidad de la relación matrimonial que se ha perdido puede influir en el


grado en que la viudez afecta la salud mental.

 La viudez también puede dar lugar a problemas prácticos. Las viudas


cuyos esposos eran el principal sostén pueden experimentar dificultades
económicas o caer en la pobreza.
PÉRDIDA DE UN PADRE EN LA
ADULTEZ
 La pérdida de un padre es difícil en cualquier momento, incluso en la
adultez.

 Se ha observado que la mayoría de los hijos adultos dolientes siguen


experimentando aflicción emocional —que va de la tristeza y el llanto
a la depresión y los pensamientos de suicidio— después de uno a
cinco años, en especial después de la muerte de la madre.

 Sin embargo, la muerte de uno de los padres puede ser una


experiencia que obliga a madurar porque empuja a los adultos a
resolver importantes problemas del desarrollo, a obtener un sentido
más fuerte de sí mismos y a adquirir una conciencia más apremiante
y realista de su propia mortalidad, junto con un mayor sentido de
responsabilidad, compromiso y apego a los otros.
 Un hijo adulto doliente puede asumir más responsabilidad por el padre
superviviente y por mantener unida a la familia. Las intensas emociones del
duelo pueden acercar a los hermanos, o pueden distanciarse por las diferencias
surgidas durante la enfermedad final del padre.

 La muerte de un padre puede hacer que un hijo adulto se sienta libre para
dedicar más tiempo y energía a las relaciones que fueron descuidadas de manera
temporal para satisfacer las demandas del cuidado.

 La muerte del segundo padre puede tener un efecto especialmente grande. El


hijo adulto puede experimentar un sentido más agudo de mortalidad ahora que
ha desaparecido el amortiguador de la generación mayor.

 Esta conciencia puede ser una oportunidad de crecimiento que dé lugar a una
perspectiva más madura de la vida y a un mayor aprecio del valor de las
relaciones personales.

 El reconocimiento del carácter irrevocable de la muerte y de la imposibilidad de


decir algo más al padre fallecido motiva a algunas personas a resolver los
problemas que afectan sus vínculos con los vivos mientras todavía hay tiempo.
PÉRDIDA DE UN HIJO
 Un padre rara vez está preparado emocionalmente para la
muerte de un hijo. Este evento, no importa a qué edad ocurra,
representa un golpe duro y antinatural, un suceso prematuro
que, en el curso normal de las cosas, no debería haber ocurrido
nunca.

 Los padres pueden sentir que fracasaron, no importa cuánto


hayan amado y cuidado al hijo, y puede resultarles difícil dejarlo
ir.

 Si el matrimonio es sólido, la pareja puede acercarse más,


apoyándose uno al otro en su pérdida compartida. En otros
casos, la pérdida debilita y a la larga destruye al matrimonio.

 En especial las madres que han perdido a un hijo corren un


riesgo mayor de ser hospitalizados por enfermedad mental.
 Muchos padres no saben si hablar con un hijo que padece una
enfermedad terminal sobre su muerte inminente, pero
quienes lo hacen tienden a lograr una sensación de cierre que
los ayuda a afrontar luego la pérdida.

 El efecto del duelo de los padres puede variar de acuerdo con


factores como la edad del hijo, la causa de la muerte y el
número de hijos que sobreviven.

 En algunos estudios se reporta que la pena es más grande


entre mayor es el hijo (hasta la edad de 17 años). Los padres
cuyo hijo había sufrido una muerte traumática sufrían más
que aquellos que habían muerto por una enfermedad o
trastorno o que quienes habían experimentado un aborto
espontáneo o una muerte neonatal.

 Aunque cada padre doliente debe afrontar a su modo la


aflicción, algunos han descubierto que la pena disminuye
cuando se sumergen en el trabajo, en sus intereses o en otras
relaciones o se unen a un grupo de apoyo.
DUELO POR UN ABORTO
ESPONTÁNEO

La experiencia de pérdida de cada persona o pareja es única,
aunque la aflicción, especialmente en las mujeres, es la
respuesta más frecuente.

 Algunas padres, luego de perdida de su hijo/a, reporta que la


frustración y la impotencia las había invadido durante y
después del alumbramiento, pero varios encontraron consuelo
en el apoyo a su pareja.

 El apoyo que los padres pueden recibir de sus parejas,


familiares y grupos de apoyo es considerada muy valiosa o
beneficiosas para sobrellevar la situación.

 Sea que estén casadas o que vivan juntas, la probabilidad de


separación de las parejas que sufren un aborto espontáneo
antes de la vigésima semana de gestación es 22% mayor al de
las parejas que tienen un embarazo exitoso. Cuando el aborto
espontáneo ocurre después de la semana 20 de gestación, el
riesgo se eleva hasta 40%.

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