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Poema de Mío Cid

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Cantar de Mío Cid

Cándido Pérez Palma

El cid campeador ante la ciudad de Burgos románica de los siglos XI y XII


(2007)
CARACTERÍSTICAS DE LA LITERATURA
MEDIEVAL

Es oral: la mayor parte de la población no sabía ni leer ni escribir.

Es colectiva: el emisor contaba con un auditorio colectivo que escuchaba su


recitado o canto.

Carácter anónimo: el autor no suele firmar su obra; no hay conciencia de


propiedad intelectual.

Numerosos elementos religiosos: la cultura era casi exclusivamente


patrimonio del clero.

Es didáctica y moralizante en su inmensa mayoría. El objetivo era educar y


adoctrinar al pueblo.
MESTER DE CLERECÍA (Culto)

Mester traigo fermoso, non es de joglaría,

mester es sin pecado, ca es de clerezía

fablar curso rimado por la quaderna vía,

a sílabas contadas, ca es grant maestría.

Libro de Alexandre (Gonzalo de Berceo)

Corriente poética de los siglos XIII y XIV constituida por escritores cultos, es decir, por clérigos:

· Narraciones escritas en romance con un objetivo didáctico o moralizante.

· Emplean la cuaderna vía, estrofa de cuatro versos de catorce sílabas, con una fuerte cesura en mitad del

verso, y rima consonante (14A, 14A, 14A, 14A).

· Uso de expresiones juglarescas para mantener la atención del público.


MESTER DE JOGLARÍA (Popular)

Alude al arte de los juglares, artistas ambulantes que congregaban a


las gentes en plazas, castillos, etc. donde desplegaban su repertorio:
representación, canto, baile… Recitaban y cantaban diferentes tipos de
poesía. Surgen las narraciones épicas extensas en verso conocidas
como cantares de gesta, que relatan sucesos históricos y legendarios
en torno a un héroe que representa los valores de un pueblo. Se
exaltan las hazañas de un guerrero, de ahí el nombre de gestas
(hazañas). La épica cumple una doble función: informativa y
performativa (al proponer un héroe “modelo”).
El Cantar del Mío Cid: obra anónima basada en la biografía de un infanzuelo del siglo XI, el
documento que se conserva está firmado por Pere Abbat, un copista de principios del siglo XIII.

· Tema: recuperación del honor en un plano social, como vasallo del rey, y como padre injuriado.

· Protagonista: héroe virtuoso: fiel como vasallo de su rey, clemente, hombre familiar.

· Historicidad: notable, parte de la biografía de un personaje histórico, Rodrigo Díaz de Vivar, El


Cid Campeador (1043-1099), aunque la narración participa también de elementos legendarios.

· Estilo:

a) Versos de diferente medida con rima asonante. En mitad del verso hay una pausa o cesura.

b) Epítetos épicos: “el que en buen hora nació”, “el que en buen hora ciñó la espada”.

c) Cambio de punto de vista narrativo: se pasa del estilo indirecto (3 ª persona) al diálogo.

d) Valoraciones del juglar: “Dios, ¡qué fermosa!”

e) Expresiones juglarescas: reclaman la atención del público: “yo vos diré”, “bien oiréis lo que
dirá”...
La España de don Rodrigo Díaz de
Vivar, Cid campeador(1048-1099)
Se estructura en tres partes: Cantar del destierro, Cantar de las bodas y Cantar de la
afrenta de Corpes. La estructura del poema es lineal y bimembre, ya que la división
tripartita no responde a la acción, sino posiblemente a exigencias temporales de la
representación. En la primera parte todas las acciones del Cid desde su salida del reino
están encaminadas a demostrar la inocencia de la acusación de que ha sido objeto y a
restaurar la posición perdida y recuperar el favor del rey Alfonso VI y su perdón. El Cid lleva
esto a cabo por medio de sus victorias en la guerra, y por su adherencia al derecho
público. El Cid es acusado por sus enemigos y el rey hace recaer sobre él la ira regia, por lo
que es condenado a la deportación. Esta condena conllevaba el destierro del reino para
siempre, la confiscación de los bienes y la pérdida de la patria potestad sobre su mujer e
hijas. Este castigo se denominaba muerte civil porque quien incurría en él perdía todos sus
derechos y privilegios, incluido el derecho de heredar y testar. Rodrigo parte al destierro
pasando por Burgos, donde no puede pernoctar porque el rey lo ha prohibido. Allí se le une
Martín Antolinez que le ayuda y juntos engañan a los judíos para financiar sus primeras
campañas militares. Pasa por el monasterio de Cárdena para despedirse de su mujer e
hijas y les promete formalmente casarlas “por su mano”. Esta promesa es esencial en la
Domingo Valdivieso Henarejos

Las hijas del Cid ultrajadas por los infantes de Carrión


(1865)
Antes de dejar Castilla tiene una visión. El arcángel Gabriel se le aparece en
sueños y le dice que todo lo que emprenda tendrá éxito. A continuación comienza
la vida en el destierro, donde se prueba como un gran militar en las victorias
sobre Castejón y Alcocer y también en la batalla campal sobre los reyes Fáriz y
Galbe. Rodrigo se enfrenta con el conde de Barcelona a quien vence y hace
prisionero. El desprecio con que el conde trata al Cid, se lo hace pagar caro, y el
conde queda retratado como un hombre arrogante y menos recio que el
castellano. Sus victorias culminan en la conquista de Valencia, donde se afinca y
se erige en señor de la taifa. Allí nombra obispo y mantiene su corte hasta su
muerte.
Como buen señor reparte el botín obtenido en la guerra entre sus vasallos y todos se hacen ricos. Sin
embargo, Rodrigo es fiel al rey Alfonso y quiere recobrar su gracia. Para ello, siguiendo la legislación
medieval envía en tres embajadas a Minaya Alvar Fáñez para que pida al rey perdón en su nombre. El
rey responde a estas embajadas positivamente y con regalos que superan en cuantía los presentes
que recibe. En la primera embajada Rodrigo le envía treinta caballos enjaezados. El rey los acepta,
perdona al embajador y da permiso a todos los nobles de su reino que lo deseen para que se unan a
las mesnadas del Cid. El resultado es que Alvar Fáñez vuelve de su embajada con 200 caballeros y
gran número de peones, que suponen una ayuda notable para las huestes del Campeador, que en
ese momento ascendían a poco más de 600 hombres. La alegría del Cid muestra que la generosidad
del rey ha superado con creces sus previsiones. En la segunda embajada el Cid le manda con Minaya
100 caballos. El rey los acepta y le retribuye generosamente; perdona a todos los que se fueron a
servir al Cid, a quienes devuelve todos los bienes que les confiscó; permite que doña Jimena y sus
hijas se unan a Rodrigo en Valencia y de nuevo insta a sus vasallos a servir al Cid, lo cual muchos
hacen y se unen a Minaya. La tercera y última embajada es de 200 caballos. El rey responde con el
perdón del Cid y con la propuesta de casar a sus hijas con los infantes de Carrión, matrimonio que
sinceramente cree beneficioso para él, dado el gran linaje de los infantes.
La segunda parte se entrelaza con la anterior. El Cid recibe a Minaya y la propuesta de casamiento que le hace el rey. La

acepta, por lealtad, pero pide a Alfonso que sea él quien las case. El rey nombra a Minaya como su representante y éste

casa a sus primas en nombre de Alfonso. Muchos vasallos del rey van a Valencia a las bodas que se celebran con gran

pompa. Trascurren un par de años en calma hasta que un día se escapa un león de la jaula. Todos los vasallos del Cid

corren a proteger a su señor, que dormía sin enterarse del peligro, salvo los infantes, que muertos de miedo se esconden.

El Cid despierta y con gran parsimonia conduce al león a su jaula. Cuando pregunta por sus yernos, estos salen de sus

escondites, sucios y mal vestidos y los vasallos se burlan de su cobardía. Los infantes se sienten injuriados y el Cid

prohíbe las chanzas. Poco después, el rey Búcar se presenta con un enorme ejército. El Cid y los suyos se aprestan a librar

la batalla, pero los infantes temen morir por ella. El Cid se entera de su temor y les exime de la lucha, pero ellos,

avergonzados niegan tener miedo y se unen al ejército. Una vez en el campo, sin embargo, huyen despavoridos. La lid

acaba en victoria y cuando todos vuelven contentos del éxito, Minaya informa al Cid de que sus yernos han peleado con

valentía. El Cid acepta alegremente esta noticia falsa, porque sus vasallos no los vieron en el campo de batalla. Los

infantes, felices del error, se muestran muy arrogantes y deciden de una vez por todas y antes de que corran las burlas

salir de Valencia y vengarse de la injuria que sufrieron por las mofas sobre el león. Con premeditación y alevosía, fingen

querer llevar a sus mujeres a Carrión para darles las arras que les prometieron. Se despiden del Cid y de su mujer y éste

les da un ajuar muy cuantioso. En el camino, paran en Molina, donde Avengalbón los recibe muy bien y les colma de

regalos. Al ver su riqueza, los infantes traman su muerte, pero un espía los oye y Avengalbón los despide. En el camino,

hacen un descanso en el Robledo de Corpes. Allí pasan la noche con sus mujeres, con quienes yacen y consuman el

matrimonio.
A la mañana siguiente, con la excusa de retozar con ellas, despiden a su séquito y una vez solos atan a sus mujeres, las
dejan en paños menores y comienzan a pegarles con las cinchas y las espuelas hasta dejarlas sin sentido y
ensangrentadas. Cansados de pegarles, los infantes las dejan abandonadas a la merced de los animales salvajes y
creyéndolas muertas se van alabando su venganza contra el Cid. Félez Muñoz, que tenía la orden de velar por ellas,
vuelve sobre sus pasos y las encuentra medio muertas. Las revive, informa al Cid, y finalmente vuelven a Valencia. El
Cid denuncia los hechos y el rey decide convocar a todos los vasallos de sus reinos a Cortes Extraordinarias. Una vez
reunidos, el rey nombra a los jueces, ordena que se proceda con justicia y siguiendo el derecho. Los infantes son
condenados a devolver todo lo recibido, lo cual en parte han malgastado y deben pedir prestado, deben devolver las
espadas Colada y Tizón. En la querella criminal el Cid les acusa de abandono y lesiones graves contra sus hijas y los
desafía alegando que por su conducta valen menos y deben ser legalmente infamados. El rey acepta los tres desafíos.
En ese momento, llegan a la corte emisarios de los Infantes de Navarra y de Aragón que piden a las hijas del Cid en
matrimonio. En esta ocasión el Cid está contento de la petición y otorga casarlas “por su mano”. Los duelos se realizan
y los tres hermanos de Carrión son derrotados por los vasallos del Cid, de modo que quedan como infames, lo que
significa que pierden sus privilegios nobiliarios. El poema termina ya rápidamente, mencionando que las hijas recobran
las tierras de Carrión que les habían dado en arras los infantes, que las nuevas bodas se realizaron con grandísimas
fiestas, que las hijas del Cid ya son señoras de Navarra y de Aragón y que “Oy los reyes d’España sos parientes son”. La
honra del Cid ha aumentado de tal modo que ahora es su linaje real quien la conferirá a los nobles que escuchen el
Poema. El poema termina con la noticia de la muerte de Rodrigo el día de Pentecostés.
Dióscoro Puebla
Las hijas del Cid (1871)
Francisco de Goya
El cid campeador lanceando otro toro (1816)
Selección de versos
v.1 De los sos ojos tan fuertemientre
llorando,
tornava la cabeça e estávalos catando.

v. 8 “¡Grado a ti, Señor, Padre, que estás en


alto,
esto me an vuelto mios enemigos
malos!”

v. 375 asís’ parten unos d’otros como la uña de la carne.

v. 407 El ángel Gabriel a él vino en sueño:


“Cavalgad, Çid, el buen Campeador,
Ca nunqua en tan buen
punto cavalgó varón;
v. 751 cortól’ por la çintura, el medio echó en campo.

v. 726 Veriedes tantas lanças premer e alçar,


tanta adágara foradar e passar,
tanta loriga falssar e desmanchar,
tantos pendones blancos salir bermejos en sangre,
tantos buenos caballos sin sos dueños andar.

v. 1240 “Por amor del rey Alfonsso que de tierra me á echado,


nin echaré en ella tigera, nin un pelo non avié
tajado,
e que fablassen d’esto moros e christianos”.
v. 1633 “¡Grado al Criador e al padre espirital!
Todo el bien que yo he, todo lo tengo delant.
Con afán gané a Valençia, e éla por heredad,
A menos de muerte no la puedo dexar

v. 1642 “En estas tierras agenas verán las moradas cómo se fazen,
afarto verán por los ojos cómo se gana el pan.
Créçem’ el coraçon porque estades delant”.

v. 1987 ¡Tanta gruessa mula e tanto palafré de sazón,


tanta buena arma e tanto buen cavallo corredor,
tanta buena capa, e mantos e pelliçones!;
chicos e grandes vestidos son de
colores.
v. 2021 Los inojos e las manos en tierra los fincó,
las yerbas del campo a dientes las tomó,
llorando de los ojos, tanto avié el gozo
mayor;
así sabe dar omildança a Alfonsso so señor.

v. 2698 los montes son altos las ramas pujan con las
nuves
e las bestias fieras que andan aderredor.

v. 2728 Cortando las cabeças, mártires seremos nós.

v. 3726 Passado es d’este sieglo el día de cinquaesma.

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