El documento presenta una alegoría sobre cuatro tipos de estudiantes y cómo se preparan para los exámenes. Los primeros siempre estudian con anticipación. Los segundos solo estudian cuando se anuncia la fecha del examen. Los terceros creen que pueden aprobar estudiando solo el día anterior. Los cuartos nunca estudian sin importar si hay fecha de examen o no. El mensaje es que anunciar la fecha del examen despertará a estudiar a algunos pero no evitará que otros se pierdan si no estudian.
3. Los primeros y más avanzados eran los que estudiaban
con y sin fecha de examen. Ellos siempre se preparaban
y estudiaban. Cuando el profesor les preguntaba siempre
estaban preparados para dar una respuesta correcta.
4. Los segundos eran los alumnos que no estudiaban, y no
se preparaban, pero cuando el profesor anunciaba la
fecha se ponían a estudiar. Eso les despertaba y veían
que tenían poco tiempo y que debían esforzarse para
alcanzar la meta.
5. Los terceros eran alumnos que pensaban que estudiando
el día antes del examen podían alcanzar la meta de
aprobar la prueba, sin embargo suspendían porque no
llegaban al mínimo exigido.
6. Los cuartos eran los alumnos que con o sin fecha para el
examen, no estudiaban. A ellos les daba igual, sólo
querían vivir la vida y nada les hacía hincar los codos
para estar preparados para el examen.
7. El mensaje de una fecha no hará
que nadie se pierda, porque el que
se vaya a perder lo hará con o sin
fecha, sin embargo muchos
despertarán y estudiarán al
conocer ese tiempo.
10. Los sentimientos de los que creían que Dios los había dirigido en su pasada
experiencia, están expresados en las siguientes palabras de Guillermo
Miller: “Si tuviese que volver a empezar mi vida con las mismas pruebas que
tuve entonces, para ser de buena fe para con Dios y los hombres, tendría
que hacer lo que hice”. “Espero haber limpiado mis vestiduras de la sangre
de las almas; siento que, en cuanto me ha sido posible, me he librado de
toda culpabilidad en su condenación”. “Aunque me chasqueé dos veces—
escribió este hombre de Dios—, no estoy aún abatido ni desanimado [...] Mi
esperanza en la venida de Cristo es tan firme como siempre. No he hecho
más que lo que, después de años de solemne consideración, sentía que era
mi solemne deber hacer. Si me he equivocado, ha
sido del lado de la caridad, del amor a mis semejantes y movido por el
sentimiento de mi deber para con Dios”.
11. “Algo sé de cierto, y es que no he predicado nada en que no
creyese; y Dios ha estado conmigo, su poder se ha manifestado
en la obra, y mucho bien se ha realizado.” “A juzgar por las
apariencias humanas, muchos miles fueron inducidos a estudiar
las Escrituras por la predicación de la fecha del advenimiento; y
por ese medio y la aspersión de la sangre de Cristo, fueron
reconciliados con Dios.”—Bliss, págs. 256, 255, 277, 280, 281.
“Nunca he solicitado el favor de los orgullosos, ni temblado ante
las amenazas del mundo. No seré yo quien compre ahora su
favor, ni vaya más allá del deber para despertar su odio. Nunca
imploraré de ellos mi vida ni vacilaré en perderla, si Dios en su
providencia así lo dispone.”—J. White, Life of Wm. Miller, 315.
12. Dios no se olvidó de su pueblo; su Espíritu siguió acompañando a los que no
negaron temerariamente la luz que habían recibido ni denunciaron el
movimiento adventista. En la Epístola a los Hebreos hay palabras de aliento y
de admonición para los que vivían en la expectación y fueron probados en esa
crisis: “No desechéis pues esta vuestra confianza, que tiene una grande
remuneración. Porque tenéis necesidad de la paciencia, a fin de que,
habiendo hecho la voluntad de Dios, recibáis la promesa. Porque dentro de un
brevísimo tiempo, vendrá el que ha de venir, y no tardará. El justo empero
vivirá por la fe; y si alguno se retirare, no se complacerá mi alma en él.
Nosotros empero no somos de aquellos que se retiran para perdición, sino de
los que tienen fe para salvación del alma”. Hebreos 10:35-39 (VM). Que esta
amonestación va dirigida a la iglesia en los últimos días se echa de ver por las
palabras que indican la proximidad de la venida del Señor: “Porque dentro de
un brevísimo tiempo, vendrá el que ha de venir, y no tardará”