Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
SlideShare una empresa de Scribd logo
Ficha de historia, 4to año Prof. Fernando de los Ángeles
América Latina durante la Guerra Fría
1 | P á g i n a
VISIÓN PANORAMICA DE AMERICA LATINA
Durante el siglo XX, a pesar de los matices locales, todo nuestro continente se vio profundamente afectado
por la Gran Depresión de los años 30, por las guerras mundiales y por la Guerra Fría. La historia de América
Latina ha estado marcada por la condición de integrar el Tercer Mundo, por la influencia de Estados Unidos en
el plano político y económico, por la tensión Norte-Sur o desarrollo-subdesarrollo, así como por la tensión entre
democracia y autoritarismo.
La situación actual de América Latina se configuró a partir de las experiencias vividas desde los años 60.
Entonces, se inauguró uno de los períodos más intensos en la historia latinoamericana, colmado de sueños y
utopías, de revoluciones y reformas estructurales, pero también de golpes militares y enfrentamientos. Nuestras
sociedades atravesaron por una fuerte polarización política, en el contexto de la Guerra Fría. Acontecimientos
como la Revolución Cubana, el ascenso socialista por vía electoral en Chile y los frecuentes golpes de Estado,
trascendieron el ámbito local y regional, colocando a América Latina en el centro de las preocupaciones de las
superpotencias, que a partir de los años 60, reforzaron su accionar en Latinoamérica.
RELACIONES DE ESTADOS UNIDOS Y AMÉRICA LATINA
Estados Unidos ha ejercido una gran influencia sobre América Latina, la cual se ha manifestado en los ámbitos
político, económico y cultural.
Ya a comienzos del siglo XIX las autoridades de Estados Unidos veían en la región latinoamericana un
territorio sobre el cual poder ejercer hegemonía, de modo que rivalizaron con los ingleses que, desde la
independencia de las colonias hispanas habían ejercido un importante control económico entre los nuevos
países. Además, en ese contexto, EE.UU. ya había participado activamente apoyando a Cuba y Puerto Rico, en
sus guerras de independencia contra España, en 1898. El triunfo frente a España permitió a Estados Unidos un
2 | P á g i n a
fuerte control económico y estratégico en el Caribe, el cual se extendería a lo largo del siglo XX a América del
Sur.
La primera manifestación explícita del interés de Estados Unidos por la región la expresó el presidente, James
Monroe, en el año 1823, razón por la cual fue denominada “Doctrina Monroe”. En ella se planteaba: “Los
ciudadanos de los Estados Unidos abrigamos los más amistosos sentimientos en favor de la libertad y felicidad
de los pueblos en ese lado del Atlántico. En las guerras de las potencias europeas, por asuntos de su
incumbencia, nunca hemos tomado parte, ni comporta a nuestra política el hacerlo. Solo cuando se invaden
nuestros derechos o sean amenazados seriamente, responderemos a las injurias o prepararemos nuestra
defensa. Pero con los gobiernos que han declarado su independencia y la mantienen, y cuya independencia
hemos reconocido, con gran consideración y sobre justos principios, no podríamos ver cualquier interposición
para el propósito de oprimirlos o de controlar en cualquier otra manera sus destinos, por cualquier potencia
europea, en ninguna otra luz que como una manifestación de una disposición no amistosa hacia los Estados
Unidos”.
Según el historiador Armando de Ramón, la penetración del Imperialismo norteamericano fue una obra de
ingeniería política muy bien planificada, y un proyecto a largo plazo que se perfeccionó gradualmente hasta
alcanzar la gran magnitud que llegó a tener en la segunda mitad del siglo XX.
Los métodos utilizados en esta penetración han variado desde la diplomacia, la política de buena voluntad o
buena vecindad, la agresión directa y la aplicación de poder blando1
, es decir de todos aquellos mecanismos
culturales, ideológicos y tecnológicos, que le han permitido ser un modelo de desarrollo y ejercer liderazgo en
la región.
Dentro de los métodos diplomáticos se debe mencionar la creación de la Unión Panamericana, cuyo objetivo
fue reunir a los distintos países del continente para enfrentar problemas comunes. El punto culminante de esta
fue la Primera Conferencia Panamericana, celebrada en Washington en 1888, en la cual se creó la Unión
Internacional de Repúblicas Americanas, que en 1948 se transformaría en la Organización de Estados
Americanos (OEA).
La vía diplomática entre EE.UU. y América Latina se vio afectada por la anexión de la isla de Puerto Rico y la
intervención en Cuba (instalación de la base militar de Guantánamo), después de la guerra de 1898; situación
que se vio agravada por la política de intromisión en asuntos internos de los países centroamericanos y del
Caribe, cuyo caso más emblemático fue la presión ejercida sobre Colombia para que le cediera tierras en su
provincia panameña, con el objeto de construir un canal interoceánico; situación que terminó con la
independencia de Panamá respecto de Colombia, país que entregó los territorios pedidos por Estados Unidos,
para que ejerciera soberanía total en la zona aledaña al canal, la cual recién volvió a estar bajo soberanía
panameña en 1977.
RELACIONES EXTERIORES CON AMÉRICA LATINA DURANTE LA GUERRA FRÍA
Tras la Segunda Guerra mundial, y en el marco de la Guerra Fría, América Latina pasó a integrar el área de
influencia de Estados Unidos y, en este marco, el triunfo de la Revolución cubana, en 1959, y la inclusión de la
isla en la esfera de influencia soviética, endureció las estrategias de control e intervención de Estados Unidos en
la región.
Al mismo tiempo se produjo un auge de las organizaciones guerrilleras en gran parte de los países
latinoamericanos, debido a las expectativas de cambios políticos y sociales abiertas por la Revolución cubana y
por la imagen de Ernesto “Che” Guevara, Camilo Cienfuegos y otros líderes revolucionarios.
1
PODER BLANDO: es un término usado en relaciones internacionales para describir la capacidad de un actor político, como
por ejemplo un Estado,
3 | P á g i n a
En este contexto, Estados Unidos apostó por el
mantenimiento de regímenes aliados -en muchos casos militares-
y por la intervención militar directa o indirecta en contra de países
susceptibles de girar hacia la influencia soviética.
Pero no solo fueron parámetros ideológicos los que
contribuyeron a definir la política exterior de Estados Unidos
respecto de América Latina durante la Guerra Fría. Después de la
Segunda Guerra mundial, este país se transformó en la mayor
economía del mundo, por lo que sus empresas alcanzaron
grandes dimensiones, transformándose en multinacionales. Así,
la presión de estas empresas sobre los recursos básicos de la
región se incrementó de manera considerable.
La asunción de John F. Kennedy a la presidencia de EE.UU. en
el año 1960, dio impulsos relevantes a las relaciones entre ambas
regiones del continente, fortaleciendo la idea de un mundo
bipolar y dándole mayor importancia a la necesidad de contener
cualquier connato de revolución en América Latina, situación que
transformó a esta en un espacio especialmente sensible, que
había que defender a ultranza del avance del comunismo a nivel
mundial.
En este contexto, para ayudar al desarrollo de los países de la región, y como medida preventiva para evitar
el avance de la influencia soviética en ella, el presidente Kennedy creó la Alianza para el Progreso, plan de ayuda
económica y social desarrollado entre 1961 y 1970. Este programa estuvo sustentado en un supuesto y una
condición. El primero consistía en que, por medio de un apoyo a la industrialización, las economías locales
latinoamericanas superarían el subdesarrollo y la pobreza –situación que originaba el descontento social y los
movimientos sociales, que podían derivar en revoluciones–; y la segunda implicaba crear las condiciones
necesarias para incorporar a las masas latinoamericanas a la vida política dentro de parámetros democráticos.
En la materialización de este programa de ayuda se estimó una inversión de 200 millones de dólares, que
serían inyectados en los países latinoamericanos a través de la Fundación Panamericana de Desarrollo.
Entre las primeras medidas implementadas por la Alianza para el Progreso se estableció:
• Una reforma agraria, cuyo objetivo era incrementar los niveles de productividad agrícola y disminuir
la concentración desmesurada de la propiedad agrícola en pocas manos. Mediante esa reforma se
pensaba erradicar el estancamiento de los sectores rurales de Latinoamérica y, a la vez, incrementar
los niveles de producción agrícola para abastecer de una mejor manera a la población.
• Un sistema de libre comercio entre los países latinoamericanos para potenciar la integración
económica de la región.
• El desarrollo e implementación de programas sectoriales, orientados a elevar la calidad de vida a
través de la modernización de la infraestructura de comunicaciones, acceso a la vivienda, mejoras en
las condiciones sanitarias, con el fin de elevar la esperanza de vida, mejoramiento en el acceso a la
educación y erradicación del analfabetismo.
• En el plano tributario, propiciar reformas a los sistemas de impuestos, con el fi n de aumentar los
ingresos fiscales, como asimismo fomentar políticas tendientes a la estabilización de precios y al
control de la inflación
Pero este Programa no alcanzó los objetivos fijados, ya que la mayoría de los países de América Latina no
fueron capaces de implementar las medidas arriba señaladas. Solo Venezuela, Perú, Colombia y Chile, hicieron
mayores esfuerzos por alcanzar esta meta; además, en la mayoría de los países, debido a la implementación del
modelo ISI (industrialización por sustitución de importaciones), se produjo un déficit de la balanza de pagos y el
POLÍTICA DEL GRAN GARROTE
Formulada por el Presidente T. Roosevelt
(1901-1909) basada en la aplicación del
uso de la fuerza contra los países que se
negaran a aceptar sus ofertas
“generosas”.
La utilización de la fuerza como
mecanismo de dominación se puso de
moda a partir del gobierno de Teodoro
Roosevelt como antecedente esta la
guerra hispano cubana norteamericana,
primera guerra imperialista que ocurrió
precisamente en Cuba y trajo como
resultado la pérdida de la independencia
al imponerse la República Neocolonial.
Cuba no fue el único país sobre el cual
cayeron las garras del águila del norte. A
partir de ese momento se aplicará el
“Gran Garrote”
4 | P á g i n a
crecimiento de la deuda externa. Por otro lado, el Congreso norteamericano redujo, de manera drástica, las
cantidades ofrecidas en un comienzo. En 1969, el presidente Richard Nixon puso fin a la Alianza para el Progreso.
TRATADOS ESTRATEGICOS
En su política conservadora y represiva hacia América Latina, los
Estados Unidos trataron de valerse de dos instrumentos y mecanismos
adoptados por la comunidad interamericana en los años 1947 y 1948:
el tratado interamericana de Asistencia Recíproca (TIAR) y la
Organización de Estados Americanos (OEA).
El TAIR había sido suscrito en Río de Janeiro en setiembre de 1947.
En esa reunión se había discutido la creación de una mecanismo
multilateral de defensa contra agresiones extra e intra-continentales.
Los Estados latinoamericanos esperaban que ese tratado sirviese de
garantía contra eventuales ataques de sus vecinos y hasta contra
intentos intervencionistas de [Estados Unidos]. Éste, por su parte, lo
miraba como parte de su aparato estratégico anticomunista.
La OEA fue establecida en una reunión en Bogotá, en 1948. Los
países latinoamericanos democráticos opinaban que al
institucionalizarse la Organización, se hacia posible la participación de
todos, obligando a Estados Unidos a acatar la voluntad de la mayoría
para que dejara de jugar un papel prepotente e intervencionista. El
gobierno norteamericano, a su vez, temía inicialmente que la Carta de
la OEA pudiera resultar un impedimento al libre ejercicio de su poder.
Sin embargo, los gobernantes norteamericanos se dieron cuenta de
que la realidad política garantizaba la continuación de su hegemonía
sobre las Américas. Los EE.UU. confiaban en su capacidad para ejercer
influencia determinante dentro de la Organización.
El TIAR y la OEA se basaban en cuatro principios jurídicos
esenciales:
1- La NO intervención
2- La igualdad jurídica de los Estados
3- El arreglo pacífico de las diferencias
4- La defensa colectiva contra agresiones
Los primeros dos principios implican la defensa de la soberanía de los Estados, los otros dos enfatizan la
cooperación entre ellos. En ciertos momentos, esas dos ideas básicas se vuelven contradictorias en la práctica.
En todo caso, las dos últimas pueden se manejadas por la potencia hegemónica.
Desde 1948 en adelante el auge de la Guerra Fría llevo al gobierno norteamericano a colocar la seguridad
militar y policial por encima de cualquier otra consideración en lo referente a los países subdesarrollados
sometidos a su hegemonía. La política de “luz verde” a las corrientes autoritarias conservadoras, junto con la
práctica de calificar de “comunistas” a todos los movimientos populares tendientes hacia la transformación del
sistema social, hicieron posible el derrocamiento de varios gobiernos democráticos. En la mayoría de los países
de América se procedió a enviar a la clandestinidad a los partidos comunistas y otras agrupaciones radicales,
bajo la influencia del macartismo que desbordaba los límites de los Estados Unidos y llego a dominar el
hemisferio entero.
Durante este periodo EE.UU. desarrolló una serie de intervenciones militares directas: Guatemala en 1954,
Cuba en 1961 y República Dominicana en 1965.
En el ambiente de la Guerra Fría, una
característica que marcó la política
estadounidense durante estos años,
fue la posición anticomunista cuya
expresión más extrema se dio a
principios de la década de 1950,
representada por Joseph McCarthy.
Este político, senador por el Estado
de Wisconsin, atrajo la atención
nacional por primera vez en febrero
de 1950, al denunciar que en el
gobierno estaban infiltrados
numerosos comunistas. Aunque esto
nunca llegó a demostrarse, durante
los tres años siguientes McCarthy
acusó repetidamente a varios
funcionarios de alto rango por
supuestas actividades subversivas y,
como reflejo del ambiente de
aquella época, sus acusaciones
fueron tomadas en serio. En 1953, en
calidad de presidente del Subcomité
de Investigaciones del Senado,
McCarthy continuo con sus
denuncias y en abril de 1954 acusó al
Ministro de defensa de encubrir
actividades de espionaje
extranjeras. El macartismo llegó a
tomar tintes represivos en contra de
los intelectuales en Estados Unidos e
incluso contra algunas personas del
medio artístico, perseguidas y
marginadas por suponerlos
simpatizantes de la ideología
comunista.
5 | P á g i n a
Otra forma de incidencia de EE.UU. en Latinoamérica fue a través de la formación de militares en bases
estadounidenses.
BIBLIOGRAFIA UTILIZADA:
- ARTAGAVEYTIA, L. (2009): “Historia 3: Mundo, América Latina y Uruguay 1895-2000”. Santillana,
Montevideo.
- AA.VV. (2010): “Historia y Ciencias Sociales. IV”. Zig-Zag S.A., Santiago de Chile.
- BOERSNER, D. (1982): “Relaciones internacionales en América Latina. Breve historia. s/d: Nueva
Sociedad.
- CORRAL, B., et. alt. (1999): “Historia IV. El Mundo Actual”. Santillana, Montevideo.
La Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) fue el nombre que tuvo la estrategia represiva elaborada por
los EE.UU. en el marco de la denominada Guerra Fría.
Esta doctrina estaba fundamentada en el concepto de “guerra interna” como respuesta al peligro de la
“invasión” comunista. En este sentido se consideraba que, debido a la expansión soviética, la defensa
nacional ya no podía ejercerse sólo a partir de parámetros de una guerra clásica sino que la defensa de
la “civilización occidental y cristiana” ante la “amenaza marxista” exigía dar la batalla en todos los
frentes: en el ámbito de la cultura, la educación, la economía, la política y la sociedad en su conjunto. Esta
doctrina concebía al enemigo como una amenaza que no reconocía fronteras geográficas sino
básicamente ideológicas y todos los conflictos -internos y externos- eran leídos en la misma clave
interpretativa: el peligro de infiltración marxista. Este criterio llevó a diseñar políticas para las diferentes
regiones del mundo, entre ellas América Latina, que era considerada “el patio trasero” de EE.UU., es decir,
como una zona de influencia y control exclusiva del imperio.

Más contenido relacionado

América Latina durante la guerra fría

  • 1. Ficha de historia, 4to año Prof. Fernando de los Ángeles América Latina durante la Guerra Fría 1 | P á g i n a VISIÓN PANORAMICA DE AMERICA LATINA Durante el siglo XX, a pesar de los matices locales, todo nuestro continente se vio profundamente afectado por la Gran Depresión de los años 30, por las guerras mundiales y por la Guerra Fría. La historia de América Latina ha estado marcada por la condición de integrar el Tercer Mundo, por la influencia de Estados Unidos en el plano político y económico, por la tensión Norte-Sur o desarrollo-subdesarrollo, así como por la tensión entre democracia y autoritarismo. La situación actual de América Latina se configuró a partir de las experiencias vividas desde los años 60. Entonces, se inauguró uno de los períodos más intensos en la historia latinoamericana, colmado de sueños y utopías, de revoluciones y reformas estructurales, pero también de golpes militares y enfrentamientos. Nuestras sociedades atravesaron por una fuerte polarización política, en el contexto de la Guerra Fría. Acontecimientos como la Revolución Cubana, el ascenso socialista por vía electoral en Chile y los frecuentes golpes de Estado, trascendieron el ámbito local y regional, colocando a América Latina en el centro de las preocupaciones de las superpotencias, que a partir de los años 60, reforzaron su accionar en Latinoamérica. RELACIONES DE ESTADOS UNIDOS Y AMÉRICA LATINA Estados Unidos ha ejercido una gran influencia sobre América Latina, la cual se ha manifestado en los ámbitos político, económico y cultural. Ya a comienzos del siglo XIX las autoridades de Estados Unidos veían en la región latinoamericana un territorio sobre el cual poder ejercer hegemonía, de modo que rivalizaron con los ingleses que, desde la independencia de las colonias hispanas habían ejercido un importante control económico entre los nuevos países. Además, en ese contexto, EE.UU. ya había participado activamente apoyando a Cuba y Puerto Rico, en sus guerras de independencia contra España, en 1898. El triunfo frente a España permitió a Estados Unidos un
  • 2. 2 | P á g i n a fuerte control económico y estratégico en el Caribe, el cual se extendería a lo largo del siglo XX a América del Sur. La primera manifestación explícita del interés de Estados Unidos por la región la expresó el presidente, James Monroe, en el año 1823, razón por la cual fue denominada “Doctrina Monroe”. En ella se planteaba: “Los ciudadanos de los Estados Unidos abrigamos los más amistosos sentimientos en favor de la libertad y felicidad de los pueblos en ese lado del Atlántico. En las guerras de las potencias europeas, por asuntos de su incumbencia, nunca hemos tomado parte, ni comporta a nuestra política el hacerlo. Solo cuando se invaden nuestros derechos o sean amenazados seriamente, responderemos a las injurias o prepararemos nuestra defensa. Pero con los gobiernos que han declarado su independencia y la mantienen, y cuya independencia hemos reconocido, con gran consideración y sobre justos principios, no podríamos ver cualquier interposición para el propósito de oprimirlos o de controlar en cualquier otra manera sus destinos, por cualquier potencia europea, en ninguna otra luz que como una manifestación de una disposición no amistosa hacia los Estados Unidos”. Según el historiador Armando de Ramón, la penetración del Imperialismo norteamericano fue una obra de ingeniería política muy bien planificada, y un proyecto a largo plazo que se perfeccionó gradualmente hasta alcanzar la gran magnitud que llegó a tener en la segunda mitad del siglo XX. Los métodos utilizados en esta penetración han variado desde la diplomacia, la política de buena voluntad o buena vecindad, la agresión directa y la aplicación de poder blando1 , es decir de todos aquellos mecanismos culturales, ideológicos y tecnológicos, que le han permitido ser un modelo de desarrollo y ejercer liderazgo en la región. Dentro de los métodos diplomáticos se debe mencionar la creación de la Unión Panamericana, cuyo objetivo fue reunir a los distintos países del continente para enfrentar problemas comunes. El punto culminante de esta fue la Primera Conferencia Panamericana, celebrada en Washington en 1888, en la cual se creó la Unión Internacional de Repúblicas Americanas, que en 1948 se transformaría en la Organización de Estados Americanos (OEA). La vía diplomática entre EE.UU. y América Latina se vio afectada por la anexión de la isla de Puerto Rico y la intervención en Cuba (instalación de la base militar de Guantánamo), después de la guerra de 1898; situación que se vio agravada por la política de intromisión en asuntos internos de los países centroamericanos y del Caribe, cuyo caso más emblemático fue la presión ejercida sobre Colombia para que le cediera tierras en su provincia panameña, con el objeto de construir un canal interoceánico; situación que terminó con la independencia de Panamá respecto de Colombia, país que entregó los territorios pedidos por Estados Unidos, para que ejerciera soberanía total en la zona aledaña al canal, la cual recién volvió a estar bajo soberanía panameña en 1977. RELACIONES EXTERIORES CON AMÉRICA LATINA DURANTE LA GUERRA FRÍA Tras la Segunda Guerra mundial, y en el marco de la Guerra Fría, América Latina pasó a integrar el área de influencia de Estados Unidos y, en este marco, el triunfo de la Revolución cubana, en 1959, y la inclusión de la isla en la esfera de influencia soviética, endureció las estrategias de control e intervención de Estados Unidos en la región. Al mismo tiempo se produjo un auge de las organizaciones guerrilleras en gran parte de los países latinoamericanos, debido a las expectativas de cambios políticos y sociales abiertas por la Revolución cubana y por la imagen de Ernesto “Che” Guevara, Camilo Cienfuegos y otros líderes revolucionarios. 1 PODER BLANDO: es un término usado en relaciones internacionales para describir la capacidad de un actor político, como por ejemplo un Estado,
  • 3. 3 | P á g i n a En este contexto, Estados Unidos apostó por el mantenimiento de regímenes aliados -en muchos casos militares- y por la intervención militar directa o indirecta en contra de países susceptibles de girar hacia la influencia soviética. Pero no solo fueron parámetros ideológicos los que contribuyeron a definir la política exterior de Estados Unidos respecto de América Latina durante la Guerra Fría. Después de la Segunda Guerra mundial, este país se transformó en la mayor economía del mundo, por lo que sus empresas alcanzaron grandes dimensiones, transformándose en multinacionales. Así, la presión de estas empresas sobre los recursos básicos de la región se incrementó de manera considerable. La asunción de John F. Kennedy a la presidencia de EE.UU. en el año 1960, dio impulsos relevantes a las relaciones entre ambas regiones del continente, fortaleciendo la idea de un mundo bipolar y dándole mayor importancia a la necesidad de contener cualquier connato de revolución en América Latina, situación que transformó a esta en un espacio especialmente sensible, que había que defender a ultranza del avance del comunismo a nivel mundial. En este contexto, para ayudar al desarrollo de los países de la región, y como medida preventiva para evitar el avance de la influencia soviética en ella, el presidente Kennedy creó la Alianza para el Progreso, plan de ayuda económica y social desarrollado entre 1961 y 1970. Este programa estuvo sustentado en un supuesto y una condición. El primero consistía en que, por medio de un apoyo a la industrialización, las economías locales latinoamericanas superarían el subdesarrollo y la pobreza –situación que originaba el descontento social y los movimientos sociales, que podían derivar en revoluciones–; y la segunda implicaba crear las condiciones necesarias para incorporar a las masas latinoamericanas a la vida política dentro de parámetros democráticos. En la materialización de este programa de ayuda se estimó una inversión de 200 millones de dólares, que serían inyectados en los países latinoamericanos a través de la Fundación Panamericana de Desarrollo. Entre las primeras medidas implementadas por la Alianza para el Progreso se estableció: • Una reforma agraria, cuyo objetivo era incrementar los niveles de productividad agrícola y disminuir la concentración desmesurada de la propiedad agrícola en pocas manos. Mediante esa reforma se pensaba erradicar el estancamiento de los sectores rurales de Latinoamérica y, a la vez, incrementar los niveles de producción agrícola para abastecer de una mejor manera a la población. • Un sistema de libre comercio entre los países latinoamericanos para potenciar la integración económica de la región. • El desarrollo e implementación de programas sectoriales, orientados a elevar la calidad de vida a través de la modernización de la infraestructura de comunicaciones, acceso a la vivienda, mejoras en las condiciones sanitarias, con el fin de elevar la esperanza de vida, mejoramiento en el acceso a la educación y erradicación del analfabetismo. • En el plano tributario, propiciar reformas a los sistemas de impuestos, con el fi n de aumentar los ingresos fiscales, como asimismo fomentar políticas tendientes a la estabilización de precios y al control de la inflación Pero este Programa no alcanzó los objetivos fijados, ya que la mayoría de los países de América Latina no fueron capaces de implementar las medidas arriba señaladas. Solo Venezuela, Perú, Colombia y Chile, hicieron mayores esfuerzos por alcanzar esta meta; además, en la mayoría de los países, debido a la implementación del modelo ISI (industrialización por sustitución de importaciones), se produjo un déficit de la balanza de pagos y el POLÍTICA DEL GRAN GARROTE Formulada por el Presidente T. Roosevelt (1901-1909) basada en la aplicación del uso de la fuerza contra los países que se negaran a aceptar sus ofertas “generosas”. La utilización de la fuerza como mecanismo de dominación se puso de moda a partir del gobierno de Teodoro Roosevelt como antecedente esta la guerra hispano cubana norteamericana, primera guerra imperialista que ocurrió precisamente en Cuba y trajo como resultado la pérdida de la independencia al imponerse la República Neocolonial. Cuba no fue el único país sobre el cual cayeron las garras del águila del norte. A partir de ese momento se aplicará el “Gran Garrote”
  • 4. 4 | P á g i n a crecimiento de la deuda externa. Por otro lado, el Congreso norteamericano redujo, de manera drástica, las cantidades ofrecidas en un comienzo. En 1969, el presidente Richard Nixon puso fin a la Alianza para el Progreso. TRATADOS ESTRATEGICOS En su política conservadora y represiva hacia América Latina, los Estados Unidos trataron de valerse de dos instrumentos y mecanismos adoptados por la comunidad interamericana en los años 1947 y 1948: el tratado interamericana de Asistencia Recíproca (TIAR) y la Organización de Estados Americanos (OEA). El TAIR había sido suscrito en Río de Janeiro en setiembre de 1947. En esa reunión se había discutido la creación de una mecanismo multilateral de defensa contra agresiones extra e intra-continentales. Los Estados latinoamericanos esperaban que ese tratado sirviese de garantía contra eventuales ataques de sus vecinos y hasta contra intentos intervencionistas de [Estados Unidos]. Éste, por su parte, lo miraba como parte de su aparato estratégico anticomunista. La OEA fue establecida en una reunión en Bogotá, en 1948. Los países latinoamericanos democráticos opinaban que al institucionalizarse la Organización, se hacia posible la participación de todos, obligando a Estados Unidos a acatar la voluntad de la mayoría para que dejara de jugar un papel prepotente e intervencionista. El gobierno norteamericano, a su vez, temía inicialmente que la Carta de la OEA pudiera resultar un impedimento al libre ejercicio de su poder. Sin embargo, los gobernantes norteamericanos se dieron cuenta de que la realidad política garantizaba la continuación de su hegemonía sobre las Américas. Los EE.UU. confiaban en su capacidad para ejercer influencia determinante dentro de la Organización. El TIAR y la OEA se basaban en cuatro principios jurídicos esenciales: 1- La NO intervención 2- La igualdad jurídica de los Estados 3- El arreglo pacífico de las diferencias 4- La defensa colectiva contra agresiones Los primeros dos principios implican la defensa de la soberanía de los Estados, los otros dos enfatizan la cooperación entre ellos. En ciertos momentos, esas dos ideas básicas se vuelven contradictorias en la práctica. En todo caso, las dos últimas pueden se manejadas por la potencia hegemónica. Desde 1948 en adelante el auge de la Guerra Fría llevo al gobierno norteamericano a colocar la seguridad militar y policial por encima de cualquier otra consideración en lo referente a los países subdesarrollados sometidos a su hegemonía. La política de “luz verde” a las corrientes autoritarias conservadoras, junto con la práctica de calificar de “comunistas” a todos los movimientos populares tendientes hacia la transformación del sistema social, hicieron posible el derrocamiento de varios gobiernos democráticos. En la mayoría de los países de América se procedió a enviar a la clandestinidad a los partidos comunistas y otras agrupaciones radicales, bajo la influencia del macartismo que desbordaba los límites de los Estados Unidos y llego a dominar el hemisferio entero. Durante este periodo EE.UU. desarrolló una serie de intervenciones militares directas: Guatemala en 1954, Cuba en 1961 y República Dominicana en 1965. En el ambiente de la Guerra Fría, una característica que marcó la política estadounidense durante estos años, fue la posición anticomunista cuya expresión más extrema se dio a principios de la década de 1950, representada por Joseph McCarthy. Este político, senador por el Estado de Wisconsin, atrajo la atención nacional por primera vez en febrero de 1950, al denunciar que en el gobierno estaban infiltrados numerosos comunistas. Aunque esto nunca llegó a demostrarse, durante los tres años siguientes McCarthy acusó repetidamente a varios funcionarios de alto rango por supuestas actividades subversivas y, como reflejo del ambiente de aquella época, sus acusaciones fueron tomadas en serio. En 1953, en calidad de presidente del Subcomité de Investigaciones del Senado, McCarthy continuo con sus denuncias y en abril de 1954 acusó al Ministro de defensa de encubrir actividades de espionaje extranjeras. El macartismo llegó a tomar tintes represivos en contra de los intelectuales en Estados Unidos e incluso contra algunas personas del medio artístico, perseguidas y marginadas por suponerlos simpatizantes de la ideología comunista.
  • 5. 5 | P á g i n a Otra forma de incidencia de EE.UU. en Latinoamérica fue a través de la formación de militares en bases estadounidenses. BIBLIOGRAFIA UTILIZADA: - ARTAGAVEYTIA, L. (2009): “Historia 3: Mundo, América Latina y Uruguay 1895-2000”. Santillana, Montevideo. - AA.VV. (2010): “Historia y Ciencias Sociales. IV”. Zig-Zag S.A., Santiago de Chile. - BOERSNER, D. (1982): “Relaciones internacionales en América Latina. Breve historia. s/d: Nueva Sociedad. - CORRAL, B., et. alt. (1999): “Historia IV. El Mundo Actual”. Santillana, Montevideo. La Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) fue el nombre que tuvo la estrategia represiva elaborada por los EE.UU. en el marco de la denominada Guerra Fría. Esta doctrina estaba fundamentada en el concepto de “guerra interna” como respuesta al peligro de la “invasión” comunista. En este sentido se consideraba que, debido a la expansión soviética, la defensa nacional ya no podía ejercerse sólo a partir de parámetros de una guerra clásica sino que la defensa de la “civilización occidental y cristiana” ante la “amenaza marxista” exigía dar la batalla en todos los frentes: en el ámbito de la cultura, la educación, la economía, la política y la sociedad en su conjunto. Esta doctrina concebía al enemigo como una amenaza que no reconocía fronteras geográficas sino básicamente ideológicas y todos los conflictos -internos y externos- eran leídos en la misma clave interpretativa: el peligro de infiltración marxista. Este criterio llevó a diseñar políticas para las diferentes regiones del mundo, entre ellas América Latina, que era considerada “el patio trasero” de EE.UU., es decir, como una zona de influencia y control exclusiva del imperio.