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Jesús empieza a hablar un lenguaje nuevo.
             Hay que proclamar a todos esta buena noticia.
                      El pueblo se ha de convertir,
    pero la conversión no va a consistir en preparase para un juicio,
  sino en “entrar” en el “reino de Dios” y acoger su perdón salvador.
           El pueblo debe escuchar ahora una Buena Noticia.
                Con Jesús todo empieza a ser diferente.
El temor al juicio deja paso al gozo de acoger a Dios, amigo de la vida.
             Todo empieza a hablar de la cercanía de Dios.
           Jesús invita a la confianza total en un Dios Padre.
                       Su palabra se hace poesía.
                          José Antonio Pagola.
                    “Jesús: aproximación histórica”




                                Texto: Lucas 13, 1-9 / Cuaresma 3 C / 3 marzo 2013.
                                Comentarios y presentación: M.Asun Gutiérrez Cabriada.
                                Música: Brahms. Concierto violín.
En aquel momento llegaron unos a contarle lo de aquellos galileos, a quienes
 1

 Pilato había hecho matar, mezclando su sangre con la de los sacrificios que
 ofrecían. 2Jesús les dijo:
 —«¿Creéis que aquellos galileos murieron así por ser más pecadores que los
 demás? 3Os digo que no; más aún, si no os convertís, también vosotros
 pereceréis del mismo modo.




Los dos sucesos y la parábola que reflexionamos hoy son exclusivos de Lucas.
Jesús aprovecha los sucesos ocurridos para demostrar que el anuncio de la buena
nueva no puede hacerse sin una atención cercana a todo lo que sucede y para que
quienes le escuchan comprendan que las desgracias no son sanciones por los pecados.

Jesús enseña a leer la historia y la vida cotidiana desde la óptica de Dios.
El Dios de Jesús, Dios de amor y de vida, respeta la libertad humana en todos los
acontecimientos, invitando siempre a la conversión a una vida más evangélica y, por
lo tanto, a una vida más humana, más libre y más feliz.
4Y aquellos dieciocho que murieron al desplomarse sobre ellos la torre de
Siloé, ¿creéis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?
5Os digo que no



    Jesús va contra la idea, muy presente en su tiempo, según la cual la enfermedad,
         las desgracias, la pobreza son consecuencia de las acciones cometidas
                           por quienes sufren esas situaciones.
                  Jesús rechaza la tradicional teoría de la retribución:
                           al pecado le corresponde el castigo.
    Por desgracia, actualmente quedan restos de esta mentalidad en quienes se creen
                   “buenos” y piensan que los demás merecen castigo.
    Por esa idea deformada de un Dios inquisidor, muchas personas viven abrumadas,
                        con conciencia culpable y culpabilizadora,
                    totalmente contraria al deseo y al estilo de Jesús.




                                                                      Columna
                                                                   Torre de Siloé
Es una invitación urgente y estimulante a la conversión, a un cambio de sentido,
de estilo de vida, de forma de pensar y de actuar.
Una invitación a liberarnos de todo lo que nos impide madurar como personas
y como creyentes. Convertir nuestro corazón al amor de Dios y al prójimo es un
camino por el que siempre podemos progresar.
En concreto, ¿de qué y a qué necesito convertirme?




   Y si no os convertís, todos pereceréis igualmente.
6Jesús les propuso esta parábola:
    —«Un hombre había plantado una higuera en su viña, pero cuando
    fue a buscar fruto en la higuera, no lo encontró.




El dueño de la viña no exige un fruto que no se pueda dar. No pide
imposibles. Aunque no encuentra los frutos esperados, se muestra paciente.
Dios está siempre dispuesto a dar una nueva oportunidad y sigue confiando
en el ser humano que Él ha creado para que dé frutos de justicia y de
bondad.
7Entonces dijo al viñador:
 “Hace ya tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo
encuentro. ¡Córtala! ¿Por qué ha de ocupar terreno inútilmente?”




    No se trata de una amenaza, sino de una invitación a un cambio de vida más
    plena y feliz. Dios quiere vernos crecer y dar lo mejor que tenemos dentro,
    sin quedarnos en la mediocridad por miedo a arriesgar, por costumbre,
    pereza, rutina...
    En mi caso, ¿cuánto tendrá que esperar para ver el fruto?
8El viñador le respondió:
  “Señor, déjala todavía este año; yo la cavaré alrededor y le echaré abono,
  9 a ver si da fruto en lo sucesivo; si no lo da, entonces la cortarás”.




Jesús se compromete con nosotros, cuida nuestro proceso de conversión.
El amor siembra y espera, ayuda y espera, enseña y espera, confía y espera.
El amor compromete y se compromete.
El amor incondicional y gratuito siempre ofrece una nueva oportunidad y espera
una respuesta positiva de la persona amada.
Jesús nos acompaña siempre con cariño, paciencia y dedicación y nos garantiza el
triunfo final, a pesar de las dificultades del camino de la vida. Nos repite y
demuestra que nuestro Dios es un Dios de amor, no de castigo.
 Anunciar   la cuaresma
          es anunciar la Pascua.
     Aquélla es camino para ésta,
      aquélla es puerta para ésta.
          Anunciar la Cuaresma
         sin tener los ojos fijos
     en la hermosura de la Pascua,
       anunciar sólo la Cuaresma
              es tan absurdo
       como anunciar una fiesta
        que luego no se celebra,
              un día de gozo
       que no termina de llegar.
Quien recibe el anuncio de la Cuaresma
está recibiendo el anuncio de la Pascua.
             Fidel Aizpurua

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Domingo 3 cuaresma c 2013 reflexión evangélica

  • 1. Jesús empieza a hablar un lenguaje nuevo. Hay que proclamar a todos esta buena noticia. El pueblo se ha de convertir, pero la conversión no va a consistir en preparase para un juicio, sino en “entrar” en el “reino de Dios” y acoger su perdón salvador. El pueblo debe escuchar ahora una Buena Noticia. Con Jesús todo empieza a ser diferente. El temor al juicio deja paso al gozo de acoger a Dios, amigo de la vida. Todo empieza a hablar de la cercanía de Dios. Jesús invita a la confianza total en un Dios Padre. Su palabra se hace poesía. José Antonio Pagola. “Jesús: aproximación histórica” Texto: Lucas 13, 1-9 / Cuaresma 3 C / 3 marzo 2013. Comentarios y presentación: M.Asun Gutiérrez Cabriada. Música: Brahms. Concierto violín.
  • 2. En aquel momento llegaron unos a contarle lo de aquellos galileos, a quienes 1 Pilato había hecho matar, mezclando su sangre con la de los sacrificios que ofrecían. 2Jesús les dijo: —«¿Creéis que aquellos galileos murieron así por ser más pecadores que los demás? 3Os digo que no; más aún, si no os convertís, también vosotros pereceréis del mismo modo. Los dos sucesos y la parábola que reflexionamos hoy son exclusivos de Lucas. Jesús aprovecha los sucesos ocurridos para demostrar que el anuncio de la buena nueva no puede hacerse sin una atención cercana a todo lo que sucede y para que quienes le escuchan comprendan que las desgracias no son sanciones por los pecados. Jesús enseña a leer la historia y la vida cotidiana desde la óptica de Dios. El Dios de Jesús, Dios de amor y de vida, respeta la libertad humana en todos los acontecimientos, invitando siempre a la conversión a una vida más evangélica y, por lo tanto, a una vida más humana, más libre y más feliz.
  • 3. 4Y aquellos dieciocho que murieron al desplomarse sobre ellos la torre de Siloé, ¿creéis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? 5Os digo que no Jesús va contra la idea, muy presente en su tiempo, según la cual la enfermedad, las desgracias, la pobreza son consecuencia de las acciones cometidas por quienes sufren esas situaciones. Jesús rechaza la tradicional teoría de la retribución: al pecado le corresponde el castigo. Por desgracia, actualmente quedan restos de esta mentalidad en quienes se creen “buenos” y piensan que los demás merecen castigo. Por esa idea deformada de un Dios inquisidor, muchas personas viven abrumadas, con conciencia culpable y culpabilizadora, totalmente contraria al deseo y al estilo de Jesús. Columna Torre de Siloé
  • 4. Es una invitación urgente y estimulante a la conversión, a un cambio de sentido, de estilo de vida, de forma de pensar y de actuar. Una invitación a liberarnos de todo lo que nos impide madurar como personas y como creyentes. Convertir nuestro corazón al amor de Dios y al prójimo es un camino por el que siempre podemos progresar. En concreto, ¿de qué y a qué necesito convertirme? Y si no os convertís, todos pereceréis igualmente.
  • 5. 6Jesús les propuso esta parábola: —«Un hombre había plantado una higuera en su viña, pero cuando fue a buscar fruto en la higuera, no lo encontró. El dueño de la viña no exige un fruto que no se pueda dar. No pide imposibles. Aunque no encuentra los frutos esperados, se muestra paciente. Dios está siempre dispuesto a dar una nueva oportunidad y sigue confiando en el ser humano que Él ha creado para que dé frutos de justicia y de bondad.
  • 6. 7Entonces dijo al viñador: “Hace ya tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo encuentro. ¡Córtala! ¿Por qué ha de ocupar terreno inútilmente?” No se trata de una amenaza, sino de una invitación a un cambio de vida más plena y feliz. Dios quiere vernos crecer y dar lo mejor que tenemos dentro, sin quedarnos en la mediocridad por miedo a arriesgar, por costumbre, pereza, rutina... En mi caso, ¿cuánto tendrá que esperar para ver el fruto?
  • 7. 8El viñador le respondió: “Señor, déjala todavía este año; yo la cavaré alrededor y le echaré abono, 9 a ver si da fruto en lo sucesivo; si no lo da, entonces la cortarás”. Jesús se compromete con nosotros, cuida nuestro proceso de conversión. El amor siembra y espera, ayuda y espera, enseña y espera, confía y espera. El amor compromete y se compromete. El amor incondicional y gratuito siempre ofrece una nueva oportunidad y espera una respuesta positiva de la persona amada. Jesús nos acompaña siempre con cariño, paciencia y dedicación y nos garantiza el triunfo final, a pesar de las dificultades del camino de la vida. Nos repite y demuestra que nuestro Dios es un Dios de amor, no de castigo.
  • 8.  Anunciar la cuaresma es anunciar la Pascua. Aquélla es camino para ésta, aquélla es puerta para ésta. Anunciar la Cuaresma sin tener los ojos fijos en la hermosura de la Pascua, anunciar sólo la Cuaresma es tan absurdo como anunciar una fiesta que luego no se celebra, un día de gozo que no termina de llegar. Quien recibe el anuncio de la Cuaresma está recibiendo el anuncio de la Pascua. Fidel Aizpurua