La cigüeña envejeció y perdió la fuerza para llevar bebés en su pico, por lo que le pidió a Dios un medio de transporte. Dios le dio una bicicleta con la condición de que llevara a los bebés bonitos en la cesta del manillar y a los feos en la parte de atrás. La cigüeña estuvo de acuerdo y les cantaba una canción a los de adelante.