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Venancio Flores

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Venancio Flores

Flores a mediados de la década de 1860


Gobernador Provisorio de Uruguay
gobierno de facto
20 de febrero de 1865-15 de febrero de 1868
Predecesor Tomás Villalba
Sucesor Pedro Varela
(como presidente interino)
Lorenzo Batlle
(como 8.º presidente constitucional)


5.º Presidente Constitucional de Uruguay
12 de marzo de 1854-10 de septiembre de 1855
Predecesor Triunvirato de Gobierno de 1853¹
Sucesor Manuel Basilio Bustamante (como presidente interino)
Gabriel Pereira
(como 6.º presidente constitucional)


Triunviro de Uruguay
Junto a Fructuoso Rivera y Juan Antonio Lavalleja,
en el Triunvirato de Gobierno de 1853
25 de septiembre de 1853-12 de marzo de 1854
Predecesor Juan Francisco Giró
Sucesor Él mismo como presidente constitucional

Información personal
Nombre de nacimiento Venancio Flores Barrios
Nacimiento 18 de mayo de 1808
Trinidad (de la gobernación de Montevideo, intendencia de Buenos Aires del Virreinato del Río de la Plata)
Bandera del Imperio español Imperio español
Fallecimiento 19 de febrero de 1868
(59 años)
Montevideo
Uruguay Uruguay
Sepultura Catedral Basílica Metropolitana de la Inmaculada Concepción y San Felipe y Santiago Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Uruguaya
Familia
Padres Felipe Flores Almada y Cecilia Barrios
Cónyuge María García Zamora
Hijos Venancio, Fortunato, Eduardo, Segundo, Ricardo, Agapita y Máximo.
Información profesional
Ocupación Militar, político
Rango militar Brigadier general
Partido político Partido Colorado
Notas
¹ Integrado por Venancio Flores, Juan Antonio Lavalleja y Fructuoso Rivera.

Venancio Flores Barrios (Trinidad,[1]​ 18 de mayo de 1808-Montevideo, 19 de febrero de 1868) fue un militar, caudillo y político uruguayo, que gobernó Uruguay en dos ocasiones. La primera como miembro del Triunvirato de 1853 y luego como 5.º presidente constitucional de Uruguay, de 1853 a 1855; y la segunda de manera de facto como «Gobernador Provisorio», de 1865 a 1868. Desde la década de 1850 hasta su muerte fue el caudillo más influyente del Partido Colorado, sucediendo al liderazgo de su fundador Fructuoso Rivera.

Nacido en una familia acaudala cercana a la causa independentista, los acompañó con solo 3 años en el Éxodo oriental siguiendo a José Artigas en 1811. Sus padres lo impulsaron a que se uniera al sacerdocio, pero tras el desembarco de los Treinta y tres orientales el 19 de abril de 1825, se unió con casi 17 años a la causa revolucionara luchando en batallas como las del Rincón, Sarandí e Ituzaingó. Cercano a Fructuoso Rivera, defendió su primer gobierno contra las rebeliones de Juan Antonio Lavalleja y lo acompañó posteriormente en su rebelión contra Manuel Oribe. Se destacó ampliamente como militar durante la Guerra Grande luchando para el gobierno de la Defensa, pero en 1846 se dio de baja ante la negativa del gobierno de comenzar negociaciones de paz, regresando en 1851 como parte de la escolta del argentino Justo José de Urquiza.

Tras el fin de la Guerra Grande, fue electo como presidente Juan Francisco Giró, quien llevó a cabo un gobierno de fusión entre ambos partidos tradicionales en el que Flores desempeñó altos cargos. Con la renuncia de Giró en 1853 debido a presiones internas y falta de apoyos, Flores quedó como dueño de la situación nacional por su cargo de ministro de Guerra. Como gobierno provisional se pactó un triunvirato compuesto por los veteranos caudillos Rivera y Lavalleja, y el mismo Flores. Pero tras la pronta muerte de ambos caudillos, Flores fue electo por la Asamblea General como presidente de la República en 1854. Al año siguiente, se vio obligado a renunciar tras un golpe de Estado encabezado por los sectores «doctorales» del Partido Colorado. Pactó con el caudillo Manuel Oribe la elección de Gabriel Pereira como presidente, y en 1865 se exilió en Argentina. Allí, sirvió militarmente al bonaerense Bartolomé Mitre en su guerra contra Urquiza.

En 1863 desembarcó en Uruguay y dio inicio a una revolución contra el gobierno del presidente fusionista de origen blanco, Bernardo Prudencio Berro, contando con el apoyo discreto de Mitre y del Imperio de Brasil. En 1865 triunfó militarme y tomó las riendas del Estado uruguayo con el cargo de «Gobernador Provisorio». En consecuencia a los pactos establecidos, formó parte junto a Brasil y Argentina de la Triple Alianza contra Paraguay, luchando en ese frente de batalla entre 1865 y 1866. Durante su gobierno de facto se continuó el proceso de modernización del Estado uruguayo; resalta la aprobación del Código de Comercio y el Código Civil, la realización de la primera conexión telegráfica con Buenos Aires, la inauguración de la primera línea de tranvías a tracción de caballo, las primeras concesiones para la construcción de ferrocarriles, el crecimiento del sector bancario, entre otros.

La dictadura de Flores terminó con su voluntaria renuncia, el 15 de febrero de 1868. Cuatro días después, en medio de una revuelta armada encabezada por el expresidente Bernardo Berro, fue asesinado en las calles de Montevideo por un grupo de desconocidos. Décadas después, durante del gobierno del militar Máximo Santos, de 1882 a 1886, se creó en 1885 el departamento de Flores, nombrado así por su persona.

Infancia y juventud

Venancio Flores nació el 18 de mayo de 1808 en villa Porongos, actual ciudad de Trinidad. Era hijo de Felipe Flores, un acaudalado estanciero dueño de extensos campos situados al este del Arroyo Grande, y de Cecilia Barrios, cuya familia era oriunda de Víboras, al norte del actual departamento de Colonia.[2][3]​En total, la pareja tuvo tres hijos: Manuel, Cecilia y Venancio; siendo este último el más joven.[4]

Pintura del Éxodo oriental de 1811 realizada por el pintor uruguayo Guillermo C. Rodríguez (1889-1959). Un joven Flores, con tres años de edad, acompaña a su familia en el Éxodo oriental siguiendo a José Artigas.

La familia poseía una estancia con quince esclavos y una casa en Porongos a media cuadra de la iglesia.[2]​ Felipe Flores, muy vinculado a José Artigas, y en especial a Fructuoso Rivera, se adhirió a la Revolución oriental, por lo que el pequeño Venancio de solamente tres años debió marchar junto a su familia en el Éxodo oriental siguiendo a José Artigas en 1811.[5][3][6]​La familia fue acompañada por una numerosa escolta de sus esclavos, la más grande entre las que registró «la redota», y transportando muchas de sus pertenencias en la caravana formada por sus cinco carretas.[2]

Las circunstancias de la época impidieron que Venancio Flores recibiera una educación sistemática, pero sus padres se encargaron personalmente de que tuviera por lo menos los rudimentos de una enseñanza elemental.[3]

Primeros conflictos armados

Cruzada Libertadora

Era habitual en las familias pudientes del siglo XIX que los progenitores impulsaran que uno de sus hijos hiciera una opción de vida a favor del sacerdocio. Venancio era el elegido, pero su vida da un cambio con el desembarco de los Treinta y tres orientales el 19 de abril de 1825.[6]

El Juramento de los Treinta y Tres Orientales del pintor Juan Manuel Blanes, representa el inicio de la Cruzada Libertadora de 1825. Flores abandonó la opción del sacerdocio para ser parte de la insurrección.

Flores se incorporó rápidamente en territorio oriental a la Cruzada Libertadora, en las milicias del coronel Adrián Medina. Participó activamente durante toda la Guerra del Brasil, luchando en la batalla del Rincón el 24 de septiembre de 1825, comandado por Fructuoso Rivera, y luchando luego en la batalla de Sarandí el 12 de octubre de ese mismo año, comandado por Juan Antonio Lavalleja. Más tarde acompaña a Fructuoso Rivera en su campaña en las Misiones Orientales, estando presente en la victoria de la batalla de Ituzaingó, en febrero de 1827.[3]

Durante el conflicto fue nombrado como alférez del 2.º escuadrón de línea que comandaba Bernabé Rivera, sobrino de Fructuoso Rivera. Luego sería ascendido a teniente y más tarde a capitán, grado con el que, terminado el conflicto, juró la Constitución de 1830, la primera Constitución de Uruguay, en San Pedro de Durazno, alineado en la compañía N.º 4, en la que ejercía como mayor en forma provisoria.[7][3]​Continuó en servicio durante pocos meses, retornando a sus pagos en 1831 para, desoyendo los pedidos de Rivera, dedicarse a las faenas camperas en la estancia de su padre.[7]

Rebeliones lavallejistas

Sus actividades rurales durarían poco tiempo. En 1832, el gobierno de Fructuoso Rivera, primer presidente constitucional de Uruguay, experimentó una sublevación militar urdida por Juan Antonio Lavalleja, por lo que Flores regresó al ámbito militar dentro de la causa del gobierno tras ser convocado por el coronel Gregorio Salado con el grado de capitán.[7]​ En 1833 también colabora para sofocar contra otra insurrección lavallejista de parte de Eugenio Garzón y Manuel de Olazábal.[8][3]​Sofocados los movimientos, volvió a la estancia de su padre.[7]

Guerra Grande

Fructuoso Rivera, primer y tercer presidente de Uruguay, y fundador de la divisa colorada. Flores acompañó a Rivera en la Guerra del Brasil, combatiendo contra las rebeliones de Juan Antonio Lavalleja, y luchando en el bando colorado durante la Guerra Grande.

En el año 1836 Fructuoso Rivera se levantó en armas contra el gobierno de Manuel Oribe, segundo presidente constitucional de Uruguay, a raíz de una polémica sobre la titularidad del cargo de «Comandante General de Campaña».[9]​Venancio Flores, partidario incondicional de Rivera, se proclamó en rebeldía contra el presidente Manuel Oribe, por lo que fue preso y conducido a Montevideo antes de que pudiera incorporarse a la rebelión. Sin embargo, logró fugarse y acudir a las filas sublevadas de Rivera —identificadas con la divisa colorada—, llegando a participar el 15 de julio de 1838 en la decisiva batalla del Palmar, que significó una fuerte derrota para el bando oribista —identificado con la divisa blanca—.[3][7]​ En octubre de 1838, Manuel Oribe renunció a la presidencia de la República y se dirigió a Buenos Aires, buscando el apoyo del gobernador Juan Manuel de Rosas.[10]​ A su vez, el 10 de noviembre, Rivera y su hueste entraban a Montevideo. Acto seguido, ordenó realizar elecciones y la Asamblea General lo eligió como presidente de la República el 1º de marzo de 1839.[10]​Una de sus primeras acciones fue declararle formalmente la guerra a Juan Manuel de Rosas el día 10 de marzo.[11]​Este evento sería el inicio formal del conflicto conocido como la «Guerra Grande».[12]​ Además, Rivera designó a Flores como jefe político y de policía de San José —que en aquel entonces también comprendía los territorios de los actuales departamentos de Flores y de Florida—.[7][13]

Representación del sitio que experimentó Montevideo entre 1843 y 1851, más de ocho años, durante la mayor parte de la Guerra Grande.

En 1839 Flores derrotó en el arroyo La Virgen a una avanzada de 500 hombres comandados por el coronel Pascual Echagüe, y participó el 29 de diciembre de ese año en la victoria de la batalla de Cagancha, dirigiendo un regimiento de la reserva.[3][12]​ En 1842 fue designado como comandante del departamento de San José.[12]​ El 6 de diciembre de ese año las fuerzas riveristas sufren una dura derrota en la batalla de Arroyo Grande, en territorio argentino, que dio inicio a una retirada hacia territorio uruguayo, durante la cual Flores buscó retardar a las tropas rosistas y oribistas con guerrillas continuas, pero que llevó al inicio del sitio de Montevideo en febrero de 1843.[12]​ El asedio de Montevideo, que se inició el 16 de febrero de 1843 y se prolongó hasta octubre de 1851, provocó la convivencia en el Estado Oriental del Uruguay de dos gobiernos, uno sitiado en Montevideo y su línea defensiva —denominado por la historiografía como el gobierno de la Defensa— y el otro, conocido como el gobierno del Cerrito —por la zona en que se ubicó—, que en el correr de la década de 1840 controló los extramuros de la ciudad y la mayor parte del territorio.[14]

Al principio de esta nueva etapa de la guerra, Flores desarrolló sus operaciones militares principalmente en el departamento de Colonia, derrotando al militar Ángel Núñez en el combate de la Horqueta del Rosario, el 18 de julio de 1843; triunfando sobre Crispín Velázquez en el Real de San Carlos, impidiendo que este acudiera a reforzar a los sitiadores de Mercedes; y luchando contra efectivos de Servando Gómez.[12]​ A finales de ese año también intervino en combates en el este del país, como los desarrollados en las localidades de La Paloma y de Arequita.[12]

Melchor Pacheco y Obes, militar colorado con quien Flores tuvo diversas desavenencias durante el transcurso de la Guerra Grande.

Recién a fines de 1844 Flores logró entrar en Montevideo, todavía sitiado por Oribe, y el 17 de febrero de 1845 logró infiltrarse entre los sitiadores con una división de 400 hombres para entrar en el Cerro de Montevideo y llevar a la guarnición allí sitiada los elementos de que carecía.[15]​ El 28 de marzo de ese mismo año, Venancio Flores, junto al italiano Giuseppe Garibaldi, lograron al frente de dos mil hombres una victoria en el Cerro ante el general Ángel Núñez, quien resultó muerto en la pelea con doscientos de los suyos.[16]​ Flores se acantonó en el Cerro, donde días después resistió un ataque de las fuerzas sitiadoras.[16]​ Ese mismo año se generó una situación de tensión entre el gobierno de la Defensa y los principales oficiales del ejército, instigado por el militar Melchor Pacheco y Obes, por lo que el presidente Joaquín Suárez encomendó a Venancio Flores el cargo de la «Comandancia de Armas», y con ello Flores arrestó y desterró a Pacheco en noviembre de ese año[16][3][17]

En 1845 se embarcó en Montevideo acompañado por 40 hombres, se escabulló de la escuadra marítima sitiadora de Guillermo Brown, y desembarcó en San José, cerca del río Santa Lucia, donde emprendió lucha y posterior retirada, logrando llegar a cercanías de Durazno donde fue herido en un combate.[16]​ Continuó atravesando la campaña, hasta que la grave derrota sufrida en la batalla de India Muerta, el 27 de marzo de 1845, obligó a los supervivientes, Flores entre ellos, a emigrar al Brasil junto a Rivera, lo que significó el alejamiento del fundador de la divisa colorada de la toma de decisiones del bando de la Defensa y un mayor predominio del sector «doctoral» en ese gobierno.[18][19]

Plano de la ciudad de Montevideo durante el sitio de la Guerra Grande.

En septiembre de ese año, Venancio Flores vuelve a Montevideo, en donde no se harían esperar las discrepancias con la clase doctoral de la Defensa; y a finales de ese año también se produce el regreso de Pacheco y Obes, quien no tardó en recuperar su posición. A inicios de 1846, se le encomendó a Flores una misión sobre los departamentos de Maldonado y de Minas, sufriendo el 16 de enero un revés que el gobierno de Montevideo, reacio a los sectores más cercanos a Rivera, condenaron como falta grave y dictando el arresto domiciliario de Flores. En abril se produjo y tuvo éxito un motín dentro del gobierno de la Defensa que logró el desembarco de Rivera en Montevideo y la renuncia de varios miembros «doctorales» del gobierno; Flores fue liberado y designado por el caudillo como Jefe de Estado Mayor.[20][19]

Como Jefe de Estado Mayor, y junto a Rivera, Flores intervino en 1846 en distintas escaramuzas como en la toma de Las Vacas y de pueblo de Víboras, en el combate del Arenal, en el combate de Piedras de Espinosa y en la toma de Mercedes; de esta última localidad las fuerzas del gobierno de la Defensa que luchaban en el litoral tuvieron que retirarse ante el avance de la columna comandada por Ignacio Oribe.[21]​Posteriormente llegó a mantener una entrevista con Manuel Oribe, y en agosto solicitó al gobierno la autorización para «abrir negociaciones de paz», pero ante la falta de apoyos Flores renunció a su puesto, solicitó su baja y el pasaporte para retirarse del país; el gobierno le concedió todo menos la baja y Flores viajó a Rio Grande.[3][22]​Flores retornó al país en agosto de 1851, como jefe de escolta en la invasión del gobernador de Entre Ríos Justo José de Urquiza.[3]​ El 8 de octubre se da por finalizada la Guerra Grande —«la paz de octubre»—, que estableció que no había «ni vencidos, ni vencedores».[23][24]​ Pocos días después, el 12 de octubre, se firman en Río de Janeiro los cinco tratados entre Uruguay y Brasil.[25]

Gobierno de Juan Francisco Giró

Juan Francisco Giró, cuarto presidente constitucional de Uruguay. Electo como presidente tras la Guerra Grande, por un acuerdo entre ambas partes, llevó a cabo un gobierno acorde a la política de fusión. Sin embargo, ante la falta de apoyos y las presiones del sector colorado antifusionista denominado como «Partido Conservador», su gobierno terminó el 24 de septiembre de 1853 al buscar asilo en la legación francesa de Montevideo.

Tras el final de la Guerra Grande, y con las principales figuras caudillescas debilitadas —Rivera desterrado; y Oribe derrotado y relegado—, el candidato a presidente aconsejado por Justo José de Urquiza fue su compañero el general Eugenio Garzón, pero su inesperada muerte en diciembre de 1851 desbarató esta intención. La nueva Asamblea General, electa por los pocos orientales que podían votar de acuerdo a la Constitución de 1830 y originados de listas acordadas por sectores «doctorales» de la sociedad, consagró a Juan Francisco Giró, asociado con la divisa blanca, como presidente de la República por 35 votos en un total de 38 el 1 de marzo de 1852. Los propósitos del nuevo presidente, en coincidencia con la nueva corriente conocida como «política de fusión», empezaron por ser de coparticipación política, asignado a figuras coloradas a cargos importantes como a César Díaz como Ministro de Guerra y a Venancio Flores como Jefe de Policía de la capital, y respetando la jerarquía de los jefes militares colorados.[26][27]

Ante las críticas a los tratados de 1851 entre Uruguay y Brasil realizadas por el jurista y diplomático Cándido Juanicó, el gobierno de Giró envió a Venancio Flores y a Bernardo Prudencio Berro ante Urquiza para cambiar su posición, quien apoyaba los acuerdos con muy leves recortes; pero no logrando convencerlo. En junio de 1852, Díaz renunció al ministerio de Guerra, por lo que Flores es designado en su lugar. Un amago de levantamiento armado del militar Servando Gómez en Paysandú obligó a Flores a acudir al lugar, y ayudó a incentivar la visita de Giró a varios departamentos del interior del país.[26][28]

Entre tanto, en octubre se efectuaron reuniones entre antiguos dirigentes colorados que fundaron una «Sociedad Amigos del País», que publicó un manifiesto redactado por Juan Carlos Gómez con propósitos de unión nacional que cedieron ante antiguas discordancias al rechazar a antiguos blancos que buscaron acercarse, como Cándido Juanicó, Juan José de Herrera y otros. Este movimiento derivó en la fundación del Partido Conservador —en alusión a «conservar los principios» del gobierno de la Defensa—, una facción colorada antifusionista y anticaudillista compuesta por «doctores». Mientras tanto, continuaron las tensiones dentro del gobierno, como fue el debate dado en la Asamblea General acerca de la vigencia de la última resolución del gobierno de Joaquín Suárez, que asignó medallas a los «héroes de Caseros»; lo que sirvió de pretexto a Flores, que no admitía cuestionamientos a la validez del gobierno de la Defensa, para renunciar al ministerio de Guerra el 16 de marzo de 1853. También se sospechó que el motivo principal de la renuncia consistió en que Flores había exigido el nombramiento de seis jefes políticos colorados en compensación de la disolución, aceptada por él, de la «División Oriental» que luchó en la Batalla de Caseros de 1852, cuando Giró pretendía conceder solo dos jefaturas. Giró aceptó la renuncia de Flores, y en su lugar designó al general José Brito del Pino, un blanco al frente de un ejército de línea en su mayor parte colorado. Posteriormente, también renunció Manuel Errazquín en Hacienda, y fueron vanos los intentos de Giró de llamar a dirigentes colorados para ocupar dicho cargo, ya que la condición de estos era que se nombrara a un ministro de Guerra colorado.[26][29][30][31]

Venancio Flores con uniforme militar.

El 18 de julio de 1853, con motivo de los festejos por el aniversario de la jura de la Constitución, Giró movilizó a la «Guardia Nacional» —milicia con simpatías oribistas—, pero esta fue dispersada en la Plaza Matriz por el 2.º batallón de Cazadores. Tras esto, Giró cedió ante las presiones de los conservadores: renombró a Venancio Flores como ministro de Guerra y asignó al colorado Manuel Herrera y Obes en Hacienda. De nuevo como ministro, Flores ordenó a todos los departamentos que disolvieran a la «Guardia Nacional», y Giró le encomendó una recorrida por el interior, donde visitó San José, Durazno y Cerro Largo. En San José se entrevistó con Oribe, y Flores juzgó que era conveniente que este regresara a Montevideo. Tiempo después, Flores se entrevista con Oribe en la capital, y logró convencerlo para que se fuera del país, partiendo este a Europa. Mientras tanto, la prédica conservadora impugnaba en la prensa cualquier tentativa de fusión, por lo que Berro —último «bastión blanco» en el gabinete—, le pide a Flores que firme de un decreto para acallar a la prensa opositora. Flores accede firmar si se nombraba a otros tres jefes políticos departamentales colorados, la mitad de los gobiernos departamentales, pero al ver a Berro irreductible, Flores resolvió nuevamente renunciar al ministerio. Giró recurrió al embajador brasileño José Paranhos, quien invitó a Flores a hablar con el presidente. Flores accedió y volvió al ministerio, con la condición de que se equilibren las posiciones de ambos partidos en los cargos de gobierno. Giró exigió por su parte que Melchor Pacheco y Obes se marchara del país, conociendo sus intenciones revolucionarias. Sin embargo, el 24 de septiembre de 1853, siendo Giró consciente de que los colorados conservadores y Flores contaban con el apoyo de Brasil, y de que su gobierno estaba en jaque, el presidente y su ministro Bernardo Berro tomaron asilo en la legación de Francia. El vacío de poder dejó a Flores, en ese momento ministro de Guerra, como dueño de la situación en el país.[26][32]

Triunviro de gobierno

Flores se dirigió a la Comisión Permanente de la Asamblea General y expresó que, ausente Giró, quedó en sus manos de ministro de Guerra la fuerza pública, y le pidió al organismo que se congregara y resolviera lo que juzgara conveniente. Desde su condición de asilo, Giró consideró tal pedido como una rebelión, pero su llamado no tuvo apoyos. El 26 de septiembre de 1853 se reunieron en el Fuerte —sede del Poder Ejecutivo del novel Estado uruguayo— figuras como Flores, Lavalleja, Pacheco y Obes, César Díaz, José María Muñoz, Juan Carlos Gómez, entre otros. Allí se resolvió la creación de un triunvirato provisional compuesto por los generales veteranos Lavalleja y Rivera, y el mismo Flores. Flores fue además designado Comandante General de la Campaña, y pocas horas después salió a efectuar una recorrida por el interior uruguayo. Los tres ministerios nacionales fueron ocupados por colorados conservadores —Juan Carlos Gómez en el de Relaciones Exteriores, Lorenzo Batlle en el de Guerra, y Santiago Sayago en Hacienda— y como Jefe del Ejército fue asignado Melchor Pacheco y Obes.[33][29]

Giró se escabulló hacia un barco francés, seguido por Berro, y ambos reclamaron desde allí la intervención de Brasil apelando a los tratados de 1851. Flores reclamó entonces ante la legación de Francia que no permitiera a Giró trasladarse a ningún punto del país. Berro volvió a tierra el 20 de octubre, y el 8 de noviembre se refugió en la embajada brasileña. Estando Rivera todavía en camino a Montevideo, el 22 de octubre falleció Juan Antonio Lavalleja en el Fuerte. Con la muerte de uno de los triunviros, el 27 de octubre se convocó a elecciones de la Asamblea Constituyente Legislativa —llamada como «Doble Asamblea», por haber duplicado el número de asambleístas establecido constitucionalmente—; los conservadores pidieron que se aplazara la elección, lo que Flores aceptó pero decidiendo el plazo sin consultarles, provocando la renuncia de los tres ministros Gómez, Batlle y Sayago, que fueron reemplazados por Juan José Aguiar, el general Enrique Martínez y José Zubillaga, respectivamente. El 24 de noviembre, Flores salió de la ciudad, quedando César Díaz a cargo del gobierno. Al regresar Flores a Montevideo, Pacheco y Obes abandonó el país para no volver tras un altercado con este. El 24 de diciembre de 1853, Flores volvió a salir a la campaña, quedando nuevamente Díaz a cargo del gobierno; este decretó una serie de medidas represivas que Flores se había cuidado de no establecer, como la orden de captura y fusilamiento sumario a Bernardo Berro, que no tuvo éxito. Flores regresó a la capital a principios de enero de 1854, tras eliminar el último foco de resistencia al gobierno. El 12 de enero de 1854 se volvió a convocar a la «Doble Asamblea», y al día siguiente llegaron las noticias de la muerte de Rivera en Melo, quedando Flores como único dueño de la situación nacional.[34][3][29][35]

Gabinete del triunvirato

 
Ministerios y ministros de la presidencia de
Venancio Flores
Ministerio Ministros Período
Gobierno y Relaciones Exteriores Juan Carlos Gómez 1853
Juan José Aguiar 1853-1854
Hacienda Santiago Sayago 1853
José Zubillaga 1853-1854
Guerra y Marina Lorenzo Batlle 1853
Enrique Santiago del Carmen 1853-1854

Presidente de la República

Venancio Flores de perfil.

Flores quedó dueño de la situación nacional, con el apoyo de la campaña y neutralizados los blancos y los conservadores. En las elecciones legislativas celebradas en febrero de 1854, en las que los blancos se abstuvieron y los conservadores criticaron la influencia de Flores en la confección de listas, los floristas consiguieron una amplia mayoría. El 12 de marzo de 1854 fue reunida la Asamblea General —la «Doble Asamblea»—, que con 57 votos a favor y 5 abstenciones eligió a Venancio Flores, de 45 años en ese momento, como presidente del Uruguay hasta el 1 de marzo de 1856, completando el período del presidente Giró. Asimismo, se debía llamar a nuevas elecciones legislativas en 1854.[3][26][29][36]

Para asegurar a la nueva administración, el novel gobierno resolvió pedir una intervención brasileña pero de acuerdo a las condiciones y tiempo que la Asamblea General admitiese. Así fue que el 4 de mayo de 1854 entraron nuevamente las fuerzas brasileñas a territorio oriental. Además, Flores trató de estrechar relaciones con Andrés Lamas, cónsul uruguayo en Río de Janeiro, comenzando un intercambio de cartas donde Lamas admitió ser contrario al golpe de Estado contra Giró, pero con Flores confirmándolo nuevamente en su cargo. Posteriormente, en septiembre de 1854, Flores comienza a recorrer la campaña en preparación de las elecciones, que se llevaron a cabo entre noviembre de 1854 hasta enero de 1855, siendo la nueva legislatura inaugurada el 15 de febrero de 1855. Poco después, el 28 de febrero de 1855, Flores fue ungido oficialmente como presidente titular de Uruguay por la Asamblea General. La oposición nacional, con el conservador José María Muñoz a la cabeza, se hizo sentir de entrada, mientras que Juan C. Gómez, desde Buenos Aires, pugnó por la incorporación de Uruguay a Argentina.[37]

Andrés Lamas, diplomático uruguayo. Mientras ejercía como cónsul de Uruguay en Río de Janeiro, publicó en julio de 1855 un manifiesto en contra de las divisas y el caudillismo. El manifiesto de Lamas fue bien recibido entre los «doctores» contrarios al gobierno de Flores.

En julio de 1855, Andrés Lamas, desde Brasil, hizo público y llegó a Montevideo un manifiesto «a sus compatriotas», en el que rechazó su divisa colorada, y también la blanca; un alegato en contra de las divisas y el caudillismo, y a favor de la creación de un nuevo partido y de la alianza con Brasil. El manifiesto fue bien recibido por las clases doctorales, y dio un sentido muy definido a la oposición del gobierno de Flores. Flores sintió la necesidad de tomar algunas contramedidas en el mismo plano de las declaraciones; auspició entonces la fundación de la «Sociedad de la Paz», por donde civiles y militares floristas publicaron un manifiesto contrapuesto al de Lamas, pero dicha sociedad fue denostada por los opositores como una imitación de la «Sociedad Popular» —identificada con la Mazorca— de Juan Manuel de Rosas. Flores tuvo en su contra a los blancos, a lo conservadores y a la diplomacia brasileña, cada vez más alejada de su gobierno.[38][29]

En agosto de 1855, al tiempo que Manuel Oribe volvía a Uruguay desde España, Flores mandó a cerrar el periódico opositor La Libertad, que al poco tiempo reapareció bajo la inmunidad parlamentaria de Muñoz, aumentando las tensiones. A finales de ese mes, al ser aprisionado un redactor de este periódico, una delegación compuesta por Manuel Herrera y Obes, Manuel Basilio Bustamante y Lorenzo Batlle, seguidos por una manifestación, se dirigieron a dialogar con Flores, pero este se encontraba rumbo a Las Piedras para recibir fuerzas que iban a Montevideo. En Montevideo, la guardia del Fuerte se replegó, y los blancos, de acuerdo a lo resuelto en una reunión el día anterior, se unieron a los conservadores. Ante la vacancia de la presidencia se invitó al presidente del senado, Manuel B. Bustamante, para que ocupe dicho cargo, pero Bustamante, amigo de Flores, opuso reparos y no aceptó. Se nombró entonces a un gobierno provisorio con el legislador Luis Lamas, padre de Andrés Lamas, como gobernador, y con Lorenzo Batlle, Manuel Herrera y Obes, y Francisco Solano Antuña, dos colorados y un blanco respectivamente, como ministros. Alrededor de este gobierno en Montevideo se fundó la «Unión Liberal», como un intento de formar un partido de fusión, con Muñoz y Berro a la cabeza, pero tuvo escasa vida.[39][29]

Estando Flores estacionado en la Unión con sus hombres, convocó a la Asamblea General para que se reuniera fuera de Montevideo, lo que consiguió el 10 de septiembre de 1855. Allí estuvieron presentes Manuel Oribe y los diplomáticos de Francia, España e Inglaterra. Reunida la Asamblea, Flores presentó su renuncia, asumiendo interinamente el Poder Ejecutivo Manuel B. Bustamante como presidente del senado. Esta acción, realizada dentro de la legalidad, dejó sin motivo a los rebeldes, los cuales finalmente depusieron sus armas. Flores abandonó la presidencia, pero momentáneamente el «florismo» se mantuvo en el poder. Tras esto hubo dos atentados, uno contra la casa de Bustamante y otro contra el coche de Manuel Oribe, pero no hubo luchas formales.[40][29]

Gabinete de la presidencia de Flores

 
Ministerios y ministros de la presidencia de
Venancio Flores
Ministerio Ministros Período
Gobierno y Relaciones Exteriores Mateo Magariños Cervantes 1854
Francisco Hordeñana 1854-1855
Alejandro Chucarro 1855
Hacienda Eusebio Cabral 1854
José Zubillaga 1854-1855
Guerra y Marina Enrique Martínez 1854
Lorenzo Batlle 1854-1855

Gobierno de Gabriel Pereira

Gabriel Antonio Pereira, 6° presidente constitucional de Uruguay, electo por la Asamblea General tras ser su candidatura pactada entre Venancio Flores y Manuel Oribe.

El 11 de noviembre de 1855, se divulgó un pacto firmado en la Unión entre Flores y Oribe. Ambos caudillos suscribieron que ninguno de los dos aspiraría a la presidencia, llamaron a la unión nacional y se acordó que defenderían la legalidad y al presidente que votara la Asamblea General. El 24 de noviembre de 1855, a media noche, comenzó un breve levantamiento conservadores cuando un grupo de hombres encabezados por Muñoz asaltaron y se apoderaron del Cabildo, el fuerte San José y del cuartel de artillería. El presidente interino Bustamante se refugió en la jefatura de policía, y nombró a Flores como Comandante de Armas, quien junto con Oribe procedió a organizar sus efectivos. La hostilidades durante casi una semana y terminaron tras el ofrecimiento de garantías y el embarque de múltiples jefes y oficiales conservadores.[3][41]

En enero de 1856, Oribe y Flores visitaron a Gabriel Pereira, hombre respetado y considerado como el más acaudalado de Uruguay, para instarlo a aceptar una candidatura a la presidencia. El otro candidato era César Díaz, quien hizo campaña contra el pacto de la Unión y sus firmantes, pero terminó por asilarse en la legación de España después de que Flores apoyara una declaración que afirmaba que Díaz era el candidato de los revoluciones de 1855. El 1 de marzo de 1856, la Asamblea General votó al nuevo presidente: 24 votos para Pereira, 7 para Florentino Castellanos —según Flores, candidato de los brasileños—, uno para José Longinos Ellauri y otro para Juan Miguel Martínez.[42]

A pocas horas de asumir el mando, Pereira suprimió el cargo de Comandancia de Armas, ocupado por Flores, y pidió informes detallados del uso y destino del armamento que se le confiara al caudillo. El 28 de marzo, César Díaz es puesto preso y deportado a Buenos Aires por sospechas de conspiración. Pereira buscó lograr una política de fusión creando una fuerza por encima de los partidos, lo que fue apoyado tanto por Andrés Lamas en Río de Janeiro como por antiguos dirigentes del gobierno del Cerrito como Berro y Luis de Herrera. Poco a poco Pereira se alejó más de Flores, y cuando el gobierno sospechó que el caudillo estaba en tratos con la oposición, Flores le dirigió a Pereira una nota desmintiendo las suposiciones y anunciando que estaba dispuesto a abandonar el país para evitar tensiones. El gobierno le concedió el pasaporte pedido y, apenas dio a luz su mujer, Flores partió el 18 de agosto de 1856 para Entre Ríos, tierras de Urquiza, siendo seguido por centenares de partidarios y donde pasó a administrar un saladero en Ibicuy de Paraná.[3][26][29][43]

En Argentina

Hecatombe de Quinteros

Radicado en Entre Ríos, Flores volvió momentáneamente a Uruguay para asistir a los funerales de Manuel Oribe, fallecido el 12 de noviembre de 1857.[44]​ A finales de ese año, se realizaron elecciones legislativas, donde triunfó el grupo que apoyaba al presidente Pereira —el «Club de la Unión»—, causando focos de rebelión y deportaciones, entre ellos la de César Díaz a Buenos Aires. El 6 de enero de 1858, César Díaz y otros setenta hombres desembarcaron en pleno día en el Cerro de Montevideo; intentaron copar la capital pero ante la carencia de apoyos fueron obligados a retirarse al interior. Este grupo fue vencido el 28 de enero por los hombres de Anacleto Medina en el Paso de Quinteros, sobre el río Negro; siendo todos fusilados el 1 de febrero. Este hecho se constituiría en una bandera de guerra para el Partido Colorado durante muchos años —bautizado como o «Hecatombe de Quinteros»—. Se sospecha que Flores estuvo dispuesto a entrar en la revolución, pero esta acabó rápidamente y careció de apoyos.[3][45]

Luchas en Argentina

Bartolomé Mitre, presidente de Argentina entre 1861 y 1868.

Al año siguiente, en 1859, estalló la guerra entre la Confederación Argentina presidida por Urquiza, vinculada al gobierno de Pereira; y el gobierno de Buenos Aires, presidido por Bartolomé Mitre, quien colaboró con la revolución de César Díaz. En julio de ese año, Flores junto otros orientales como Francisco Caraballo, Máximo Pérez, Ambrosio Sandes y Fausto Aguilar se embarcaron para ofrecer sus servicios a Mitre. El 23 de octubre participó en la batalla de Cepeda, al mando del ala izquierda del ejército mitrista; la batalla terminó con la retirada de este ejército, pero Flores se destacó por cubrir la retaguardia, permitiendo que los remanentes del ejército se retiraran hasta San Nicolás. La batalla de Cepeda tuvo como consecuencia la firma del Pacto de San José de Flores, celebrado el 11 de noviembre de 1859, con el que Buenos Aires se incorporó a la Confederación Argentina. El nuevo gobierno confió a Flores la Comandancia del Ejército del Sur. Pero una vez reiniciada la contienda, en septiembre de 1861, Flores fue encargado de una división de cinco mil hombres. El 17 de septiembre de 1861 tiene lugar la batalla de Pavón, que significó una importante victoria mitrista y en la que Flores también participó. Posteriormente a Pavón, Flores protagonizó la batalla de Cañada de Gómez del 22 de noviembre de 1861, que afianzó el triunfo del mitrismo. Terminada la campaña, con Argentina unificada y Mitre encargado del Poder Ejecutivo, Flores volvió con otros emigrados a las tareas rurales en el establecimiento de José Gregorio de Lezama.[26][46][47]

«Cruzada Libertadora» de 1863

Antecedentes

Bernardo Prudencio Berro, 7º presidente constitucional de Uruguay. De raíces blancas, su gobierno fue fusionista como el de su antecesor, Gabriel Pereira. Medidas y tensiones de su gobierno como la prohibición del uso de las divisas tradicionales y el conflicto con la Iglesia católica sirvieron como justificativos para que Flores lanzara su esperada revolución contra su gobierno el 19 de abril de 1853.

A través del intercambio de cartas durante el conflicto en Argentina, Flores le comunicó a Mitré sus intenciones de regresar e intervenir en Uruguay. Mitre le prometió inicialmente su apoyo, pero posteriormente Mitre buscó disuadirlo de todo propósito de invasión, intentando rehuir de compromisos y posibles complicaciones que el gobierno de Buenos Aires no estaba dispuesto a enfrentar. Entre tanto, el 1 de marzo de 1860 terminó el mandato de Gabriel Pereira, y fue electo como su sucesor Bernardo Prudencio Berro, de raíces blancas, que encabezó otro gobierno fusionista. Berro no tardó en tomar providencias contra una posible invasión de emigrados orientales: dividió el país en cuatro zonas bajo el mando de Diego Lamas, Lucas Moreno, Bernardino Olid y Dionisio Coronel; y Anacleto Medina asumió la Comandancia General. Asimismo, desde el comienzo de su gobierno, Berro propuso la amnistía a los emigrados, pero fueron prohibidas las divisas políticas tradicionales —blanca y colorada—, desde su uso hasta su alusión. El 5 de septiembre de 1860 se excluyó de la amnistía a quienes tomaron parte de la breve revolución de César Díaz de 1858 —que terminó con la «Hecatombe de Quinteros»—, lo que Flores acusó de ser una «media amnistía». En octubre de 1861, Berro envió al diplomático Octavio Lapido para convencer a Flores de que regresara.[35][48]

Jacinto Vera, sacerdote católico proclamado en 1878 como primer obispo de Montevideo y beatificado en 2023. El destierro que sufrió en 1862 por el gobierno de Berro fue usado posteriormente por Flores como uno de los emblemas de su revolución.

La noticia, por ese entonces, de que Flores había dejado Buenos Aires tras el fin del conflicto argentino para reintegrarse a sus tares en los saladeros de Lezama tranquilizó al gobierno uruguayo. Sin embargo, el gobierno de Berro experimentó nuevas tensiones a nivel doméstico a raíz de dos conflictos con la Iglesia católica. El primero ocurrió en abril, cuando el párroco de San José se negó a enterrar al médico Enrique Jacobson, un alemán masón, en el cementerio local. Este conflicto se resolvió relativamente rápido y con pleno acuerdo entre el presidente Berro y el vicario Jacinto Vera: los cementerios fueron secularizados, y a cambio la Iglesia tuvo permitido bendecir las tumbas de los difuntos católicos. El segundo conflicto, más grave, ocurrió en septiembre, cuando el vicario Jacinto Verá intentó remover de su cargo al padre Juan José Brid, quien era masón, senador de la República y comulgaba con el gobierno, alegando que cometió conductas impropias de su cargo. Berro se valió del derecho de patronato, heredado del Imperio español pero rechazado por la jerarquía en Uruguay, que dictaba que para otorgar o remover cargos eclesiásticos era necesario que la autoridad religiosa contara con el visto bueno del gobierno. El vicario Vera solicitó en distintas ocasiones, pero sin éxito, el apoyo de Berro, por lo que decidió removerlo por su cuenta. Tras ser removido de su cargo, el padre Brid se negó a entregar las llaves de la Catedral de Montevideo por un año, hasta que en septiembre de 1862 Jacinto Vera le prohibió a Brid ejercer su ministerio sacerdotal. Entonces, el 8 de octubre de 1862, el gobierno de Berro ordenó el destierro del vicario Vera y del presbítero Victoriano Conde, su suplente.[49][50][35][51][52][53]​ Además, Berro resistió durante su gobierno la reconstrucción del Partido Blanco, que experimentó una discordia interna en dos facciones: los «amapolas», moderados que confraternizaban con el caudillismo, y los «vicentinos», más cercanos a las políticas de Berro.[54][52]

A mediados de 1862, el gobierno uruguayo incautó varias cartas de Flores donde invitaba a dirigentes para que lo acompañaran en un movimiento revolucionario. En septiembre de ese año, Berro decretó una amnistía sin excepciones incluyendo a los acompañantes de César Díaz, varios de los cuales aceptaron y fueron reintegrados al escalafón militar aunque con carácter de pasivos. Poco después, Berro despidió de sus ministerios a Eduardo Acevedo y a Tomás Villalba, partidarios de Urquiza, con el fin de evitar desavenencias extras con Mitre. A fines de ese año los rumores de una invasión se fueron convirtiendo en una convicción: Manuel Flores, hermano de Venancio Flores, fue detenido en territorio uruguayo; Fortunato Flores, uno de los hijos del caudillo, es visto en el país; y Diego Lamas, jefe político de Salto, se enteró de que Flores viajó a Palmar a entrevistarse con Nicasio Borges y otros jefes.[55]​ Mediante cartas, Mitre se comprometió con Berro de adoptar medidas para impedir una invasión de Flores.[56]​El 3 de marzo de 1863 Flores pidió la baja del ejército argentino, y en la noche del 16 de abril de 1863, Flores se embarcó en Tigre, en una ballenera, acompañado del coronel Francisco Caraballo, del teniente coronel Clemente Cáceres y del asistente Silvestre Farías.[55]

Inicio de la invasión

Fotografía de Venancio Flores.

El 19 de abril de 1863, 39 años exactos después del desembarco de los Treinta y Tres Orientales, Flores y sus acompañantes pusieron pie en territorio uruguayo, al norte del actual Fray Bentos. Además de la fecha especialmente elegida para el desembarco, en una proclama fechada el 20 de abril, Flores exhortó a combatir «los escándalos originados en la bárbara hecatombe de Quinteros», abrazando abiertamente dicha causa como uno de los motivos de su revolución. Aunque inicialmente muchos «doctores» colorados rechazaron la invasión de Flores, solo vinculándose a ella cuando resultó triunfante. En esta primera etapa, Flores recorrió el norte del país contactando con caudillos y reclutando hombres para su causa, burlando a su paso a efectivos del gobierno. Asimismo, Flores adoptó «la defensa de la Iglesia» como una causa, en respuesta al previo destierro del vicario Vera; Flores empleó banderolas blancas con una cruz roja, la misma seña que los cruzados medievales. Berro, por su parte, impuso la divisa celeste para el ejército y para todos los ciudadanos, y como bandera el pabellón nacional; Berro trató de que no se considerara la contienda como una lucha entre partidos políticos.[35][57][58]

El 25 de mayo de 1863 cruzó el río Negro hacia el sur, disponiendo ya de 1.400 hombres, mal vestidos y armados pero bien montados, factor fundamental en la guerra. El 2 de junio las avanzadas de Flores chocaron contra las del ejército de Servando Gómez que mandaba Olid, cercanos al arroyo Coquimbo, departamento de Soriano. La batalla de Coquimbo resultó en una victoria para Flores, donde además conoció y adoptó a un perro, a quien bautizó como «Coquimbo». El can acompañó a Flores durante la guerra, y hasta en su posterior gobierno; cuando falleció el animal, Flores ordenó su embalsamiento —el perro embalsamado se encuentra hoy en día en el Museo de la Casa de Gobierno—. Después de la batalla de Coquimbo, Flores siguió su paso entrando el 7 de junio en Florida, luego de derrotar sin esfuerzo a la guarnición. Continuó marchando evitando combates formales, acompañado por sus hijos Venancio, Fortunato y Eduardo, de 23, 22 y 20 años. El 25 de junio Flores derrota en combate en Las Cañas al general Diego Lamas. En agosto Flores vuelve al sur, llegando a situarse a tres leguas de Montevideo, entonces el gobierno cerró El Siglo, deportó a un centenar de sospechosos y nombró un Consejo de Guerra integrado por Ignacio Oribe y José Brito del Pino. Entonces gestiones de paz comenzaron a ser promovidas por el banquero Barón de Maúa, pero rechazadas por la exigencia de Flores que las amnistías fueran garantizadas por el gobierno argentino, en alusión al precedente de Quinteros. El 16 de septiembre ocurre la denominada «segunda batalla de Las Piedras», con la derrota de Flores por parte del militar Lucas Moreno. Al terminar el año 1863, Flores recorrió el litoral uruguayo donde recibió material de guerra desde la Argentina.[35][59][60]

Desarrollo de la invasión

Venancio Flores con indumentaria militar.

En enero de 1864 Flores se unió a Caraballo, que sitiaba la ciudad de Paysandú defendida por el militar Leandro Gómez; tras dieciocho días las fuerzas floristas abandonan el sitio, por lo que las fuerzas gubernamentales fueron premiadas por Berro con una medalla en la que se leía «Defensa de Paysandú». Flores volvió a Montevideo llegando hasta el Paso del Molino, mientras que las fuerzas que salieron de la capital lo buscaban por el interior. A un año de invasión, las fuerzas floristas no tenían más de 2.000 hombres, pero tenían a su favor estar mejor montados y disponer de dinero.[61]​ El 18 de febrero de 1846, tras múltiples conflictos entre los «amapolas» y los «vicentinos» dentro del gobierno de Berro, el presidente logró reunir al senado y lograr que la presidencia de dicho cuerpo recayera en Atanasio Aguirre.[62]​Como presidente del Senado recayó en Aguirre la titularidad interina del Poder Ejecutivo una vez finalizó el mandato de Berro el 1 de marzo de ese año; el Partido Blanco, a diferencia del gobierno de Berro, se identificó entonces con la situación política presidida por Aguirre.[62]​ Apenas ungido Aguirre, Flores lanzó un extenso manifiesto denunciando el hecho como ilegal, sosteniendo que el poder estaría acéfalo y que correspondería efectuar elecciones libres.[63]

José Saraiva, diplomático del Imperio de Brasil.

En mayo de 1864, llegó a Montevideo el diplomático brasileño José Saraiva, quien le aseguró a Aguirre la amistad del emperador Pedro II y le dijo que portaba un pliego de reclamos; al tiempo que una división naval brasileña comandada por el Barón de Tamandaré entraba al Río de la Plata.[64][35]​En junio de 1864 se trasladaron a Montevideo Rufino de Elizalde, ministro de relaciones exteriores de Argentina; el diplomático británico Edward Thornton; y el diplomático brasileño José Saraiva, buscando iniciar una mediación para poner fin a la guerra.[65]​ El gobierno de Aguirre precisó distintos puntos para la paz como: amnistía plena a los que despusieran las armas, pleno goce de derechos civiles y políticos, y realización de comicios legislativos.[65]​ Andrés Lamas y Florentino Castellanos acompañaron a los extranjeros hasta la conferencia con el general Flores, pero los representantes del gobierno no empeñaron su misión directamente ante Flores porque para el caudillo equivalía a reconocer la autoridad del gobierno de Aguirre.[66]​ El 18 de junio de 1864, en Puntas del Rosario, en el departamento de Colonia, Flores presentó sus puntos a los mediadores extranjeros, que fueron aceptados y luego ratificados por el gobierno el 23 de junio.[67]​ Pero Flores, como garantía para el cumplimiento de las cláusulas pactadas exigió luego, mediante carta particular dirigida a Aguirre, la formación de un nuevo ministerio que asegurase la libre reorganización de los poderes; un reclamo rechazado por el gobierno y, por el cual, el 30 de junio los mediadores se trasladaron nuevamente al campamento del caudillo.[67][63]​ Flores insistió en su pretensión sobre el ministerio sin éxito, e hizo movimientos con sus tropas que equivalían a la ruptura del armisticio subsistente desde el comienzo de las negociaciones, por lo que finalmente se dieron por terminadas las negociaciones.[67][63]

Triunfo de la invasión

Movimiento de las tropas brasileñas en su intervención de 1864.

Ante el fracaso de las negociaciones, la guerra continuó. El 4 de agosto de 1864, cayó la ciudad de Florida ante las tropas de Flores, batalla en la que murió el hijo tocayo del caudillo.[68][69]​ La versión más extendida indica que Flores mandó a fusilar al mayor Jacinto Párraga y a otros tres oficiales gubernamentales; pero otras voces afirmaron que fue obra del caudillo Eduardo Bertrand.[68][69]​ Ese mismo día, el 4 de agosto, en Montevideo, el brasileño José Saraiva presentó ante el gobierno un ultimátum para resolver reclamaciones por daños a súbditos brasileños residentes en Uruguay desde fines de la Guerra Grande, con un plazo de respuesta de seis días que, en el caso de no darse satisfacciones al Imperio, Brasil amenazó con intervenir militarmente.[68][70][71]​ El 9 de agosto Juan José de Herrera, ministro de relaciones exteriores uruguayo, rechazó mediante una carta el ultimátum de Saraiva.[70]​ El 22 de agosto en Buenos Aires, Saraiva y el ministro argentino Elizalde firmaron el Protocolo Saraiva-Elizalde, por el que Argentina y Brasil disiparon los temores de un choque ante la inminente intervención brasileña en territorio oriental.[72][53]​ El 28 de agosto Flores tomó Mercedes, donde permaneció hasta el 5 de septiembre.[73]​ A fines de septiembre Leandro Gómez abandonó brevemente Paysandú para enfrentar a Flores, quien no se movió de su campamento, debiendo regresar a la ciudad sin haber entablado combate.[74]

Sitio de Paysandú (L'Illustration, Vol. XLV, n.º 1.151, año 1865).

Finalmente, el 12 de octubre de 1864, aniversario de la batalla de Sarandí, el Imperio de Brasil invade territorio uruguayo.[68]​Con el apoyo terrestre del general Antônio de Sousa Neto, y el marítimo de la escuadra del Barón de Tamandaré, se pone sitio a la ciudad de Salto en noviembre de 1864, cayendo en pocos días después de ser evacuada la plaza por iniciativa de un grupo de vecinos que Flores permitió que se retiraran.[75]​ Posteriormente, el 2 de diciembre de 1864 inició el sitio de Paysandú; los sitiadores permitieron salir a las mujeres y niños hasta la isla argentina de Caridad, situada frente a Paysandú, en donde 1.500 civiles fueron espectadores de la defensa de la ciudad, encerrados sus mil defensores dentro de un rectángulo de ocho manzanas bajo el mando del coronel Leandro Gómez.[75]​ Entre tanto, el 16 de diciembre el gobierno de Aguirre declaró «rotos, nulos y cancelados» los tratados suscritos con Brasil en 1851, y ordenó su quema pública en la plaza Matriz.[76][77]​ El 31 de diciembre se inició el asalto final a la ciudad, cayendo esta el 2 de enero de 1865.[78][79]​Estando Gómez en calidad de prisionero, el caudillo Gregorio Suárez ordenó su fusilamiento, matando a Leandro Gómez y a otros defensores.[78][80]​ Tanto Flores como Tamandaré expresaron su indignación ante Suárez, quien negó haber ordenado los fusilamientos.[78][81]​ El 15 de febrero de 1865, terminado el interinato de Aguirre, se eligió como nuevo presidente del senado a Tomás Villalba, también encargado del Poder Ejecutivo.[76]​ El 20 de febrero de 1865, aniversario de la batalla de Ituzaingó, las tropas brasileñas y floristas entraron en Montevideo, y se firmó el convenio de paz que consagró el triunfo absoluto de la revolución de Flores.[35][68][82]

Gobernador provisorio

Asunción

Retrato de Venancio Flores.

El convenio de paz del 20 de febrero de 1865 consagró el triunfo absoluto de la revolución de Flores y lo ungió como «Gobernador Provisorio» de Uruguay.[82]​ El 23 de febrero entró a la capital, y el 26 de febrero designó un gabinete diverso compuesto por: Francisco A. Vidal en Gobierno; Juan R. Gómez, hermano de Leandro Gómez, en Hacienda; Carlos de Castro en Relaciones Exteriores y Lorenzo Batlle en Guerra.[83]

Entre sus primeras acciones se encontró al derogación del decreto de Aguirre que anulaba los tratados de 1851, y proclamó por decreto como «Mártires de la Libertad de la Patria» a los muertos de Quinteros, pensionando a sus viudas y a sus hijos menores.[83]​ Simultáneamente se produjo un cambio casi total, en cuanto a la filiación política, de los empleados de la administración pública y de la Universidad, en tanto en el ejército se dio de baja a los jefes y oficiales ausentes en el país al iniciarse las tratativas de paz.[83]​ El gobierno no llevó a cabo persecución política violenta y se respetó la vida y libertad de sus antiguos opositores, pero los funcionarios gubernamentales y políticos del Partido Blanco perdieron sus cargos.[35]​ El 11 de marzo de 1865 fueron derogados los decretos de enajenación de terrenos públicos promovidos por el gobierno de Berro, y suspendidas las ventas de tierras estatales tramitadas; esto con la intención de establecer un catastro nacional y recuperar las tierras públicas, por lo que se creó la Comisión de Tierras, cuya obra se enfocó principalmente en la regularización de terrenos ocupados.[84]​Además, se promovió una fuerte descentralización y regionalización del poder entre los caudillos locales, lo que construyó un fuerte entramado de complejas redes sociales que aseguró el apoyo al gobierno de parte de los peones y pequeños propietarios.[85]

«Orientales todos, contemos este día como el primero de una nueva era de felicidad y de ventura para toda la familia oriental; para que la paz que alumbra no sea como otras veces una tregua para volver de nuevo con más rencor a la pelea que rompe los vínculos queridos de la familia separando a los padres de los hijos, al esposo de la tierna esposa y al amigo del compañero de la infancia […] Honor a todos los que han contribuido con su esfuerzo a la obra de paz, pero sobre todo al bravo ejército imperial que confundiendo su sangre con la de los orientales ha sabido deponer justos resentimientos para ayudarnos a cimentar el triunfo de las instituciones sin nueva efusión de sangre...».
(Proclama al asumir como Gobernador Provisorio en febrero de 1865).[3]

Guerra de la Triple Alianza

Reunión entre Venancio Flores, Bartolomé Mitre y Solano López, respectivamente, en Yataytí Corá (L'Illustration, Vol. XLVIII, n.º 1.238, año 1866).

El 4 de agosto de 1864 el diplomático brasileño José Saraiva presentó ante el gobierno de Atanasio Aguirre un ultimátum con un plazo de respuesta a seis días que, en el caso de no ser satisfechas, Brasil daría comienzo a una en territorio oriental.[68][70][71]​El mariscal Francisco Solano López, presidente de Paraguay, que ya venía advirtiendo desde años atrás acerca de desequilibrios en el balance de poder regional que afectaban negativamente los intereses paraguayos, respondió a su vez el 30 de agosto con otro ultimátum en el que afirmaba que cualquier intervención brasileña en Uruguay sería considerada motivo de guerra.[86]​ De igual manera, Brasil invadió Uruguay el 12 de octubre de 1864, lo que fue inmediatamente respondido por Solano López con una enfática declaración de guerra al imperio y con la invasión de fuerzas paraguayas a la provincia brasileña de Mato Grosso en diciembre de 1864, cuya capital, Corumbá, sería ocupada y fortificada por fuerzas paraguayas en los primeros días de enero de 1865.[86]​ Posteriormente, el presidente paraguayo solicitó la autorización del gobierno argentino para cruzar por sus territorios en Misiones y así invadir la provincia brasileña de Rio Grande do Sul.[86]​ El presidente argentino Mitre negó el permiso solicitado, y Solano López le declaró la guerra a Argentina el 28 de marzo de 1865 e invadió Corrientes el 13 de abril.[86][87][88]​ En respuesta, el 1 de mayo de 1865 se firmó en Buenos Aires el tratado de Triple Alianza entre Brasil, Argentina y Uruguay, consumando una unión virtualmente ya concertada con el Protocolo Saraiva-Elizalde del 22 de agosto de 1864.[86][87]​En representación de Flores, firmó el ministro Carlos de Castro.[87]

Uruguay formó un batallón de «voluntarios», con uno de cada diez guardias nacionales y obligando a cada departamento a contribuir con 250 soldados; formándose un ejército de 5.000 orientales. El 21 de junio de 1865 partió Flores con sus huestes, llevando como secretario a Julio Herrera y Obes, futuro presidente de Uruguay.[87]​ El 17 de agosto, Flores y el ejército oriental tuvieron un rol importante en la sangrienta batalla de Yatay, que se saldó como una importante victoria de la Triple Alianza.[87][89]​Tras esto, en septiembre las fuerzas aliadas se apoderaron de Uruguayana, donde se encontraron los tres jefes de los ejércitos aliados: Flores, Mitre y Pedro II.[90][89]​El 2 de mayo de 1866, los orientales participaron en el triunfo aliado en la batalla de Estero Bellaco, de las primeras en suelo paraguayo.[91]​ El 12 de septiembre de 1866 se dio la reunión conocida como la conferencia de entrevista de Yataytí Corá entre Flores, Mitre y Solano López.[92][93]​Venancio Flores se retiró al inicio de la conferencia, luego de haber discutido con Solano López, quien lo había catalogado como responsable de la guerra, dejando sólo al presidente argentino Bartolomé Mitre como representante de la Triple Alianza en la negociación.[93]​Poco después, el 22 de septiembre, ocurrió la batalla de Curupayty que significó una importante victoria paraguaya; Flores dejó los escasos restos del ejército oriental al mando del general Enrique Castro y en octubre regresó a Montevideo.[94]​ Casi dos años después, el 1 de marzo de 1870, ocurrió el combate de Cerro Corá donde murió Solano López, y poco después las hostilidades finalizaron.[95][96]

Acciones del gobierno provisorio

Dibujo de Venancio Flores (Le Monde Illustré, n.º 420, año 1865).

El «gobierno provisorio» de Flores, de 1865 a 1868, tuvo a su favor: el auge económico sostenido desde el final de la Guerra Grande; una creciente inmigración; el interés de países europeos en comerciar con países sudamericanos; crecientes exportaciones de lana; y la formación de un tránsito de abastecimiento para las tropas brasileñas de la Triple Alianza que benefició al puerto de Montevideo y fortaleció al sector importador oriental.[35][97][98]​ Aún así, Flores pasó casi la mitad de su gobierno, desde junio de 1865 hasta octubre de 1866, fuera de Uruguay luchando en la guerra contra Paraguay; siendo muchas iniciativas públicas responsabilidad de distintos «doctores» parte de su gobierno.[99]

En este período se produjo un auge en la edificación nacional: la sede de la «Sociedad Bolsa Montevideana», el edificio de la Administración Nacional de Correos, el trazado, empedrado y macadamizado de calles y caminos en el interior y capital, se denominó como «plaza General Flores» al espacio donde décadas después se construiría el Palacio Legislativo, se instaló en Montevideo el alumbrado a queroseno y se inauguró el primer monumento público de la capital —la «estatua de la Paz», diseñada por el escultor José Livi e instalada en la plaza Cagancha, para celebrar el fin de la revolución de Flores—.[3][35][100]​Por el lado de concesiones e inversiones, se realizó la primera conexión telegráfica con Buenos Aires, se inauguró la primera línea de tranvías de tracción a caballo, se otorgó la primera concesión para la construcción de baños en la playa Ramírez, se otorgaron las primeras concesiones para la construcción de líneas de ferrocarriles con capitales nacionales —posteriormente entregadas a inversores ingleses en 1872—, y se instaló en la ciudad de Fray Bentos el frigorífico Liebig's Extract of Meat Company —posteriormente convertido en el Frigorífico Anglo—.[3][35][100]​Asimismo, se comenzó a gestar los primeros movimientos de organización laboral que culminaron, durante la presidencia de Lorenzo Batlle, en la creación del primer sindicato uruguayo en 1870 la —la Sociedad Tipográfica Montevideana—.[101]​Además, en materia legal se aprobaron dos nuevos códigos: el Código de Comercio aprobado en 1865 y el Código Civil aprobado en 1866.[35][100]

Edificio del Banco Mauá.

En el plano financiero, al asumir el gobierno provisorio en febrero de 1865 quedó sin efecto un decreto de Atanasio Aguirre del 7 de enero, pocos días después de la caída de Paysandú, que dispuso: la inconvertibilidad de los billetes del Banco Comercial y del Banco de Mauá —ambos propiedad del barón de Mauá, y con el poder de emitir papel moneda—; y el reclamo a ambos bancos de sendos empréstitos forzosos de 250.000 pesos para comprar armas y equipos militares.[102][103]​Posteriormente, surgirían nuevos bancos: en 1865 se estableció el Banco Montevideano, en 1866 se establecieron el Banco Navia y el Banco Italiano, y en 1867 el Banco Oriental.[104][105][103]​En junio de 1866 llegó a Montevideo la noticia del pánico financiero del «viernes negro» del 11 de mayo en Inglaterra, lo que causó una corrida en el Banco Mauá y luego un decreto del gobierno de inconvertibilidad que duró hasta el 12 de diciembre.[106]​ Entre 1866 y 1867, alentados por una fuerte alza en valores inmobiliarios —consecuencia de una mayor demanda de terrenos por el aumento de producción ganadera y lanar—, algunos bancos, notablemente el de Mauá, propiciaron una fuerte expansión del crédito generando una burbuja especulativa.[106][99]​ A fines de 1867, el Banco Mauá logró que el gobierno decretara inconvertibilidad junto con curso forzoso por seis meses, pero bajo este régimen el Banco Mauá, a diferencia de otros como el Comercial, expandió aún más el crédito, multiplicándose por más de tres su emisión entre diciembre de 1867 y mayo de 1868.[107]​Esto provocó que en la posterior presidencia de Lorenzo Batlle, de 1868 a 1872, ocurriera una fuerte crisis financiera a mediados de 1868.[108]

Después de volver de la guerra en octubre de 1866, en noviembre y después de una reunión con diversos dirigentes, Flores resolvió postergar las elecciones de representantes durante un año más.[94]​ Decretada la postergación, distintos grupos opositores fomentaron de un modo u otro movimientos revolucionarios en su contra: blancos en Entre Ríos liderados por Timoteo Aparicio; blancos en Montevideo encabezados por Berro; jóvenes liberales del Partido Colorado, como Carlos María Ramírez, José Pedro Varela, Julio Herrera y Obes, José E. Ellauri, Elbio Fernández, entre otros; y algunos caudillos colorados, siendo el más notorio José Gregorio Suárez, conocido como «Goyo Jeta», o despectivamente como «Goyo Sangre».[109]​ A mediados de 1867 la policía descubrió una mina destinada a hacer volar el Fuerte; dos barriles de pólvora colocados por un ingeniero alemán de apellido Neumayer.[3][109]​La responsabilidad cayó sobre Eduardo Bertrand, antiguo capitán de Flores convertido en enemigo, que huyó a Buenos Aires tras descubrirse el atentado; para luego ser detenidos varios militares, entre ellos Gregorio Suárez, que quedaron libres por falta de pruebas.[3][109]

El 27 de noviembre de 1867 se efectuaron las elecciones de representantes, triunfando, sin la participación de oposición, el Partido Colorado Popular que respondía a Flores.[110]​ En diciembre, en un banquete ofrecido a Héctor Varela llegado desde Buenos Aires, Francisco Caraballo declaró que si Flores no era elegido presidente por la Asamblea General se sublevaría contra toda elección, asociándosele Fortunato Flores, uno de los hijos de Venancio.[111]​ Entre tanto, Eduardo Flores, otro de los hijos del caudillo, sostenía por la prensa que su padre debía continuar en el poder.[111]​ Finalmente, el 6 de febrero de 1868, Eduardo y Fortunato Flores iniciaron un movimiento armado para obligar a su padre a proclamarse candidato, logrando capturar el Cabildo —donde los rebeldes mantuvieron preso a los ministros Lorenzo Batlle y Alberto Flangini—, el Fuerte, y levantar barricadas en torno a la plaza Matriz.[3][112]​ Poco después, viéndose los hijos de Flores sin fuerzas suficientes ni apoyo popular, entregaron su oferta de sometimiento al cónsul francés y posteriormente su padre los dio de baja y los desterró del país.[3][113]​Simultáneamente, Timoteo Aparicio invadió desde Entre Ríos la ciudad de Salto, pero su ataque fue repelido y volvió a Argentina.[114]​ Finalmente, entre crecientes problemas en el sector bancario y una pandemia de cólera, Flores dejó el poder el 15 de febrero de 1868, entregándoselo al presidente de la Cámara de Senadores, el banquero Pedro Varela, hasta la elección de un nuevo presidente prevista para el 1 de marzo.[35]

«Orgulloso y satisfecho de mi obra, yo me retiro al hogar doméstico: al entrar en él, no voy dominado por el temor de que algún remordimiento pueda venir a turbar esas horas solitarias de reposo que son el pobre consuelo del hombre público cuando se aleja del mando, porque como lo sabéis, compatriotas, la dictadura no se ha manchado con una sola gota de sangre, no ha hecho derramar una sola lágrima, no ha perseguido a nadie, ni ha establecido la prepotencia de los unos en perjuicio del abatimiento de los otros. Para mí todos eran orientales. Como a tales los he tratado, estableciendo el ejercicio de esa justicia distributiva que hace imposibles los resentimientos que engendra la cólera y que produce el contento que ocasiona la satisfacción de todos».
(Manifiesto de Venancio Flores publicado al entregar el gobierno, 15 de febrero de 1868).[35]

Gabinete del gobierno provisorio

 
Ministerios y ministros del gobierno provisorio de
Venancio Flores
Ministerio Ministros Período
Gobierno Daniel Zorrilla 1865
Francisco A. Vidal 1865-1868
Relaciones Exteriores Carlos de Castro 1865-1866
Alberto Flangini 1866-1868
Hacienda Juan Ramón Gómez 1865-1866
Antonio María Márquez 1866-1868
Guerra y Marina Lorenzo Batlle 1865-1868

Muerte de Venancio Flores y Bernardo Berro

Asesinato del general Venancio Flores, pintura al óleo del artista uruguayo Juan Manuel Blanes.

Desde enero de 1867, los blancos de Montevideo comenzaron a planear un movimiento revolucionario contra Flores, quedando el plan redactado por el expresidente Bernardo P. Berro a mediados de ese año. Se previó ejecutar el levantamiento el 15 de febrero de 1868, coincidiendo con el cambio de mando, pero diversos contratiempos impidieron su realización. A pesar de esto, Flores estaba al tanto de muchos de estos preparativos y llegó a entrevistarse con Berro, quien apareció inesperadamente en la apertura de las cámaras el mismo 15 de febrero. Flores ordenó a varios de sus oficiales que mantuvieran bajo vigilancia los movimientos de los blancos al igual de los de Gregorio Suárez.[115][116]

Finalmente, el 19 de febrero de 1868, después de que la Catedral sonó la segunda campanada de las dos, el Fuerte fue tomado por un grupo de 25 personas mandadas por Berro, revólver y lanza en mano, a los gritos de «abajo Brasil» y «viva la independencia oriental y del Paraguay»; mientras el presidente interino Pedro Varela, con algunos empleados y el encargado de negocios del Brasil lograron escapar por la puerta del fondo. Entre tanto, otro grupo atacó el Cuartel de Dragones, pero la agresión fue repelida y el oficial del cuartel envió a su ayudante a informarle de lo acontecido a Flores, quien encontró al caudillo en su casa almorzando con Alberto Flangini, Antonio Márquez y su secretario Amadeo Errecart. Sin noticias del resto de movimientos revolucionarios, Berro proclamó en el Fuerte la revolución, pero se vio obligado a escapar por la puerta del fondo ante la aproximación de tropas gubernamentales. Berro se dirigió a pie a la costa, donde infructuosamente buscó un bote para fugarse, fue detenido por la calle Alzáibar y Reconquista y llevado preso al Cabildo.[117]

La muerte del General Venancio Flores, pintura al óleo del artista uruguayo Juan Manuel Blanes.

Simultáneamente, siendo las dos y media de la tarde, Flores salió en carruaje con sus invitados tras recibir la noticia del ataque al Cuartel de Dragones. Al llegar a la calle Mercedes, el carruaje es objeto de intenso tiroteo por un grupo de siete u ocho personas emponchadas y rostros casi cubiertos con sombreros. Cayó muerto el cochero y uno de los caballos, mientras que Flores contestaba el fuego con su revólver. Sus tres acompañantes lograron escapar por una de las puertas del coche, Flores forcejeó en vano para salir por la otra, atascada, y cuando logró escurrirse por el pequeño espacio que pudo abrir cayeron sobre él los asesinos que lo apuñalaron múltiples veces. Flores, caído sobre la vereda, muere en brazos del sacerdote francés Subervielle, que pasaba accidentalmente por allí. Flangini y Errecart recibieron heridas pero de poca gravedad, mientras que Márquez salió ileso y se refugió en la legación inglesa. Según el posterior certificado médico, el cadáver presentaba ocho heridas, tanto en la cabeza, como en el tórax, en la región bronquio-external, en el cuello, en la región cervical, en la región dorsal y en la región ilíaca.[118]

Fotografía del cadáver exhibido de Venancio Flores.

El cadáver de Flores fue llevado al Cabildo, y minutos después llegó Berro, a quien se le atribuyó la muerte de Flores. Pocas horas después, Berro es asesinado en represalia —difiriendo las fuentes si se trató del carcelero o de Segundo Flores, uno de los hijos del caudillo—. El cadáver de Berro fue paseado después en un carro de basuras por todo Montevideo. La muerte de Flores desató una ola de violencia a lo largo de Uruguay: el gobierno responsabilizó a «los blancos de Quinteros», como fueron aludidos por las autoridades; el comercio de donde habían salido los asesinos de Flores fue vandalizado, y asesinados el dueño y su ayudante; se corrió el rumor de que la pandemia de cólera era culpa de los blancos, que envenenaban el agua de los aljibes con con estricnina; y se envió la orden a los jefes políticos departamentales que acudieran a Montevideo, que en el caso del caudillo sorianense Máximo Pérez el mensaje decía: «Mataron a nuestro querido general D. Venancio Flores; reúna a la gente y véngase», y siendo Pérez analfabeto se lo hizo leer a su asistente quien leyó «vénguense» en lugar de «vénganse», mandándose entonces a fusilar a dos jefes blancos. En dos días se calcularon en quinientos los muertos de ambos lados, blancos en su mayoría, aunque también algunos comisarios colorados en los alrededores de Montevideo.[119][116][120]

El gobierno tomó diversas providencias para encalmar la situación, como proclamar el estado de sitio y emitir pedidos a las legaciones extranjeras para que vigilaran la Aduana. Entre tanto, por la prensa de Buenos Aires se afirmaba que el asesinato no era obra de los blancos, sino de los mismos que organizaron el infructuoso atentado de la mina contra el Fuerte. La viuda de Flores, la señora María García, acusó abiertamente a Gregorio Suárez y a Francisco Caraballo de haber sido los asesinos de su marido. Posteriormente, las Cámaras legislativas votaron una elevada pensión de dos mil pesos por mes para la viuda. En cuanto a la situación política, el 1 de marzo la Asamblea General pareció enfrentada en un primer momento ante los tres candidatos a presidente: el banquero Pedro Varela, muy vinculado a Flores; el periodista José Cándido Bustamante; y el general Gregorio Suárez, a quien los conservadores le redactaron un programa liberal. Sin embargo, resultó sorpresivamente electo el general Lorenzo Batlle, el que fuera ministro de Venancio Flores, por 21 votos contra 20 para Suárez. Aún así, al inicio de su presidencia Batlle nombró a Suárez como su ministro de Guerra.[121]

Entre tanto, el cuerpo de Flores permaneció más de un mes en el Cabildo, desde el 19 de febrero hasta el 30 de marzo, fecha en la que se lo llevó a la Catedral de Montevideo estando mal embalsamado y tras haber contribuido a infectar el Cabildo. Rumores difundidos aseguraban que el cuerpo, en avanzado estado de descomposición, provocó que solo se conservara la cabeza de Flores en formol, realizándose la exhibición con la cabeza arriba de un monigote —dependiendo de la versión de madera o relleno de trapo y paja— vestido en uniforme militar. Tras ser exhibido por varios días, el cuerpo de Flores fue enterrado en una capilla de la Catedral.[121][116][120]

Departamento de Flores

Máximo Santos, presidente constitucional de Uruguay entre 1882 y 1886. Bajo su gobierno se creó el departamento de Flores, último departamento uruguayo en ser creado.

Décadas después, durante el período conocido por la historiografía uruguaya como el «Militarismo», el gobierno del militar Máximo Santos —presidente constitucional entre el 1 de marzo de 1882 hasta el 1 de marzo de 1886— promulgó el 30 de diciembre de 1885 la Ley N.º 1854 que creó el departamento de Flores, a partir de la 3.ª Sección Judicial del departamento de San José. Así, Flores fue el último departamento en ser creado. La creación de este departamento se encuadró dentro de los planes del militar Máximo Santos de reelegirse como presidente de manera indirecta y con apariencia de legalidad. El 23 de diciembre de 1885, Santos elevó al Parlamento la petición de los vecinos de la ciudad Trinidad de establecer su propio departamento, y ese mismo día la Comisión especial de la Cámara de Representantes opinó que debía accederse a lo solicitado. El nuevo departamento se denominó Flores, en memoria de Venancio Flores, según estos fundamentos: «Cuando se trata de actos trascendentales como el presente, el recuerdo de sus hombres, que concurrieron a salvar y engrandecer la patria, no debe olvidarse como ejemplo permanente de sus virtudes cívicas y como en este caso se encuentra el patriota Brigadier don Venancio Flores, con más la circunstancia de haber nacido en aquella zona». La ley se promulgó el 30 de diciembre, y se estableció en ella que su capital sería Trinidad.[122][13]

Mapa topográfico del departamento de Flores.

De inmediato se designó como Jefe Político y de Policía del nuevo departamento al coronel Rolando de los Campos; el 27 de enero de 1886 se integró la primera Junta Económico-Administrativa, con cinco miembros; en las elecciones efectuadas a comienzos de año fueron electos como diputados Felipe de los Campos y Nicolás Granada, y el Colegio Elector, por unanimidad, eligió como senador por el departamento de Flores al general Máximo Santos. Terminado el período presidencial de Santos, la Asamblea General eligió como nuevo presidente de la República al amigo del expresidente, Francisco A. Vidal, el 1 de marzo de 1886. Cuando Santos asumió su banca en el Senado, el presidente del Senado renunció a su cargo y como su sucesor fue electo el mismo Santos. El 24 de mayo de 1886, el doctor Vidal renunció como presidente de la República, pretextando que la tarea era superior a sus fuerzas. La Asamblea aceptó su renuncia y, como preceptuaba la Constitución, las funciones del Poder Ejecutivo pasaron a ser ejercidas nuevamente por Máximo Santos en calidad de presidente del Senado. Sin embargo, Santos renunciaría meses después tras un atentado que casi le costó la vida.[122][13]

Pertenencias de Flores, agrupadas en el Museo de la Casa de Gobierno.

Por el lado del cinematografía, en 1982 fue estrenada la película titulada Mataron a Venancio Flores, dirigida por Juan Carlos Rodríguez Castro, rodada en 1981 y con una duración de 91 minutos, la película se remonta a febrero de 1868, cuando el asesinato del general Venancio Flores y el expresidente Bernardo Berro y los hechos posteriores a sus muertes.[123]​En el ámbito musical, Venancio Flores es mencionado en la canción partidaria colorada Clavel Colorado compuesta por Washington Bado.[124]

En el ámbito literario, en 2021 el escritor Fernando Klein publicó un libro titulado Mataron a Flores: Intriga y poder en los albores del Uruguay moderno. Una novela narrada con rigurosidad histórica y ritmo de thriller sobre el fatídico día del 19 de febrero de 1868, día en el que murieron asesinados los dos expresidentes de la República, Venancio Flores y Bernardo Prudencio Berro.[125]​Asimismo, Venancio Flores ha aparecido en novelas del escritor Diego Fischer como El precio de una traición (2023), sobre el sitio de Paysandú, y Qué poco vale la vida (2021), sobre Bernardo Berro.[126][127]

Véase también


Predecesor:
Tomás Villalba

Presidente de facto de Uruguay
Gobernador Provisorio

1865-1868
Sucesor:
Pedro Varela
Predecesor:
Triunvirato de Gobierno de 1853¹

Presidente Constitucional de Uruguay

1854-1855
Sucesor:
Manuel Basilio Bustamante
Predecesor:
Juan Francisco Giró

Miembro del Triunvirato de Gobierno de 1853

1853-1854
Sucesor:
Él mismo
como presidente constitucional
¹ Integrado por Venancio Flores, Juan Antonio Lavalleja y Fructuoso Rivera.

Referencias

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Bibliografía

Enlaces externos