El míster indagó. Preguntó a corraleros, ovejeros y al segundo. Nada sabían ni notaron falta. El quiltro maldadoso quiso pasar gato por liebre y culpar a los ausentes. Lo pescaron por agallento. Bien dicen que la ocasión hace al ladrón y que más pronto se pilla a un mentiroso que a un […].Silvestre Fugellie Mulcahy. El silencio del indio. Editorial: Autor. 1989.