Desde una visión neoliberal (formulación ideológica actual del viejo liberalismo económico), se afirma que las economías nacionales están en vías de disolverse y se ignora el grado en el cual, a lo largo de varios siglos, el proceso de...
moreDesde una visión neoliberal (formulación ideológica actual del viejo liberalismo económico), se afirma que las economías nacionales están en vías de disolverse y se ignora el grado en el cual, a lo largo de varios siglos, el proceso de globalización económica ha estado íntimamente articulado a la formación y desarrollo de los espacios económicos nacionales. Discutir el estatus teórico e histórico de la globalización remite necesariamente a un nuevo debate sobre el papel de los mercados nacionales y de los Estados-nación como categorías históricas. La globalización no significa un Estado universal o gobierno mundial, lejos de ello. Predominan en el mundo frágiles márgenes de concertación dentro de un sistema semianárquico, caracterizado por una fuerte competencia, especialmente entre las grandes potencias, y guerras comerciales de distinto tipo mientras se derrumban los acuerdos multilaterales. La actividad económica tampoco se caracteriza por la existencia de una mayor libertad comercial. En cambio, la creciente interconexión de la economía mundial pasa por el hecho de que una parte sustancial del comercio-entre un 40% y un 60%-se realiza entre las grandes corporaciones y sus sucursales y dependencias en el mundo, al mismo tiempo que se incrementan las desigualdades entre las naciones (el dato es de John Gray, en False Dawn, 2009). La guerra del neoliberalismo contra la soberanía de los países, haciendo creer en la existencia de un mundo integrado, forma parte de una política tendiente a eliminar cualquier obstáculo a los intercambios económicos y los flujos financieros por parte de los países más poderosos y las grandes corporaciones. Desde el punto de vista político, esto supone el vaciamiento de la soberanía nacional, la violación de los procesos democráticos y la despolitización de las sociedades, lo que facilita la manipulación de sus gobiernos, utilizando distintos medios de desestabilización, como sucede en América latina. Tanto los postulados a favor o en contra del libre comercio, aseguran beneficios para el país que opta por alguna de las dos. En palabras de Gilpin (2001), "el libre comercio incrementa la competencia en los mercados domésticos, y en consecuencia, limita las prácticas monopólicas, disminuye los precios, aumenta las opciones de compra de los consumidores y la eficiencia de los mercados"32. Desde la óptica de los países desarrollados estos argumentos toman más fuerza, dado que sus empresas están mejor posicionadas en el mercado mundial, y los niveles de ingreso son asimismo mayores. Los modelos de comercio internacional y de la política comercial demuestran las ganancias potenciales del libre comercio. Los países desarrollados abogan en el mismo sentido, mientras que los países en desarrollo en general adoptan políticas comerciales cada vez más restrictivas. En este sentido, el fracaso de las negociaciones multilaterales de la OMC y del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) demuestra que el libre comercio aún no es una política que garantice beneficios netos a los países que los practican, ni que la política comercial por si misma pueda obrar en ese sentido, sino que se deberá articularla con otras, como la industrial, para generar beneficios sostenibles. Es decir, en un proceso de globalización de la economía mundial cada vez más complejo, con implicancias directas en la producción y el nivel de empleo, el comercio internacional puede jugar un rol central, tanto en la promoción de puestos de trabajos y mejores salarios, como en el deterioro de los mismos. Por otro lado, la excesiva protección también puede generar más costos que beneficios, dado que puede establecer prácticas monopólicas en los sectores protegidos que generan rentas extraordinarias, transfiriendo recursos desde los consumidores y los sectores no protegidos, hacia los sectores que gozan de la protección. Sin embargo, se pueden encontrar algunos puntos en común. Desde el argumento de la industria naciente hasta los beneficios en las rentas de los factores de la producción, la combinación de políticas librecambistas con elementos proteccionistas ha sido central en el desarrollo económico de muchos países, pero más recientemente, en los del Sudeste Asiático. introducccion