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Simon Suarez

    Simon Suarez

    MACAGUA: Dueño Todos los Orishas. Con la Macagua y una " yalumbo dimoana " (la mano derecha de una mujer) que no se le escapa nada y cuando agarra no suelta, se hace una nganga poderosisima. Muchos brujos estiman que la mano de un cadáver... more
    MACAGUA: Dueño Todos los Orishas. Con la Macagua y una " yalumbo dimoana " (la mano derecha de una mujer) que no se le escapa nada y cuando agarra no suelta, se hace una nganga poderosisima. Muchos brujos estiman que la mano de un cadáver de una mujer en el caldero, vale incomparablemente más que la " kiyumba " o cráneo. Las hojas y la raíz en cocimiento para baños que rejuvenecen a los ancianos. El aroma de la Macagua vivifica a los organismos gastados. MADRE SELVA: Dueño Todos los Orishas. Magnífica para baños de despojos. Muy importante para el Omiero. MAJAGUA: Dueño Oggún, Yemayá. No existe " okún iggí " ni amarre más sólido y duradero que el que se hace con las tiras de este hermoso árbol. La sombra o rastro de la persona que se entierre amarrada con tiras de Majagua no se liberta nunca. En los trabajos de hechicería, lo que pertenece a un individuo y continuará siendo el mismo. Por lo cual, bastará, pues con poseer un pedazo de tela del vestido que lleve puesto, un pañuelo o cualquier objeto que esté en contacto con su cuerpo, para apoderarse de su persona y amarrarla. La sombra de una persona, que es naturalmente " su doble persona " se adquiere o posee, recogiendo el polvo o la tierra en que la sombra propiamente se ha proyectado y la cuerda de la Majagua (que tiene más poder que la del maíz), se emplea corriente para " ligar " una sombra y hechizarla. Para castigar a los deslenguados y calumniadores que son dados a perseguir y criticar con su maledicencias a los que van a solicitar protección de un babalawo, se hace lo siguiente: se toman siete fibras de majagua, siete pastillas de añil, un cuchillo nuevo y una o dos lenguas de res (si son dos los chismosos) y a esa o a esas lenguas se les da una gran cuchillada que atraviesa de lado a lado. Se toman dos velas y se parte una de ellas y llamando por su nombre al chismoso ante la piedra del Orisha o ante la nganga se enciende al revés. Se deja arder siete minutos y se apaga introduciéndola en la hierba causada por el cuchillazo, se le dan siete puñaladas más a la lengua y a cada puñalada se le mete una bolsita de añil, invocando el poder de Yemayá para destruir a quien levanta falsos testimonios o que habla lo que no debe o conviene al que esta amarrándose la lengua. Con la esperma que queda de las velas, se lleva al mar la lengua trabajada por el Santero, pero no se arroja al agua, se dan tres pasos hacia delante y se retroceden otros tres llamando imperiosamente al sujeto de este embrujo; se le entrega al poder de Yemayá y se deja en la orilla de modo que las olas lleguen a ella con violencia, la arrastren y golpeen y la destruyen lentamente, prolongando su tortura. El majá no va a la majagua porque esta tiene el poder de descoyuntarle y lo aniquila. Para paralizar a un majá, basta arrojarle una rama de este árbol (se descoyunta igualmente si se le agarra con la mano izquierda). El " ngángula " que posee una prenda que contenga un trozo de Majagua, no puede tener en su casa, como tantos otros, uno de estos reptiles venerables " guardieros de ngangas " porque la Majagua acabaría con él.