SICARIOS

SICARIOS "Cuando el Procurador romano Albino (62-64 d.C.) alcanzó la ciudad de Jerusalén, dobló esfuerzos y tomó la determinación de asegurar la paz en la ciudad, exterminando la mayor parte del Sicarii" Flavio Josefo (xx 208) "Sicarii" es el plural latino de sicarius, y denominaba a quienes usaban una pequeña espada o daga llamada "sica" para sus asesinatos. Desde la antigüedad los asesinos a sueldo han sido contratados para realizar los crímenes que otros no querían hacer para no manchar su reputación. Era (y es) especialmente en las altas esferas políticas donde se entretejen toda una serie de complots contra los opositores y críticos de un gobierno y eran los sicarios los ejecutores de la violencia. En el primer siglo habían algunos judíos insurrectos que luchaban contra los invasores romanos atacándolos especialmente en días festivos, cuando se congregaba mucha gente en Jerusalén, estos sicarios apuñalaban a sus víctimas y la multitud los ayudaba a esconderse. En el pasaje de la liberación de Barrabás se lo expone a éste como un sicario. Los sicarii formaban parte de los zelotes que a su vez eran una facción del judaísmo. Incluso se presume que Judas Iscariote, {scari - ote (miembro)}, pertenecía a esta agrupación. En la actualidad la modalidad del sicariato o mercenario es utilizada por muchos gobiernos corruptos que están asociados a poderosos grupos de narco-terrorismo que amenazan y matan sin piedad a la gente para sembrar miedo y controlar a las naciones. En estos últimos días un candidato presidencial fue cobardemente asesinado en el Ecuador por denunciar toda esa corrupción narco-política. Una vez más siguen aterrorizando a la gente por medio de estos crueles e infames mecanismos. Leemos en La Palabra: "Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: !!Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás! Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio. Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús; pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: !!Crucifícale, crucifícale! Él les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré. Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron. Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían; y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos". (Lucas 23:18-25) A pesar de los esfuerzos de Pilato, Barrabás, el sedicioso y homicida, fue liberado en lugar de Jesús. Todo un pueblo instigado, influenciado y quizás hasta pagado por los sacerdotes fariseos y saduceos gritaba a toda voz  !Crucifícale, crucifícale! y así librar al sicario asesino Barrabas. La memoria corta de estos días hace que la gente acepte, sin necesidad de gritar, todo tipo de crímenes y de criminales, viviendo atemorizados un obligado encierro por miedo a ser una siguiente víctima de este espiral de terror. Las ciudades de muchos países sudamericanos ya son intransitables, porque ahora se han impuesto las mafias delincuenciales apoyadas por asquerosos gobernantes, que ya no tienen piedad ni de su propio pueblo. La lucha contra los carteles del narco-terrorismo debe continuar en honor a este valiente candidato asesinado y a las muchísimas víctimas de estos demonios criminales. El miedo y el terror no deberán detenernos para denunciar esta corrupción de altos niveles, de policías y militares sucios de sangre inocente y de desalmados y cobardes sicarios que pretenden apoderarse del mundo tan sólo para destruirlo totalmente. Jesús fue finalmente crucificado aquel día, pero resucitó luego y prometió volver, ya no como un cordero sino más bien como el León de la Tribu de Judá, vendrá a juzgar y a destruir a todos esos malvados que tanto daño hacen y que se creen intocables e indestructibles. ¡Cristo terminará con todos ellos! "Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos". (2 Tesalonicenses 2:7-9)