Estudios
CIUDAD Y TERRITORIO
ESTUDIOS TERRITORIALES
ISSN(P): 1133-4762; ISSN(E): 2659-3254
Vol. LIII, Nº 210, invierno 2021
Págs. 1073-1092
https://doi.org/10.37230/CyTET.2021.210.10
CC BY-NC-ND
Habitar y trabajar: condiciones de
habitabilidad en viviendas productivas del
Gran Resistencia (Argentina)
María Laura Puntel
Miguel Ángel Barreto
IIDTHH (Instituto de Investigación para el Desarrollo del Territorio y el Hábitat Humano) del CONICET
(Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas).
FAU-UNNE (Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste, Argentina)
RESUMEN: En las soluciones habitacionales de la política pública argentina destinadas a sectores de
bajos recursos, es frecuente la realización de actividades económicas productivas, además de las estrictamente residenciales, utilizándose las viviendas concebidas originalmente para el uso residencial
como unidades de producción y reproducción de la vida, en muchos casos con efectos negativos en las
condiciones de habitabilidad y la calidad de vida de los hogares. A partir del análisis de dos casos de
estudio localizados en conjuntos habitacionales del periurbano del Gran Resistencia, en los que se
analizaron condiciones objetivas y subjetivas de habitabilidad en diferentes tipos de viviendas, se
obtuvieron resultados que en parte verifican avances en el tema y en parte aportan nuevos resultados
que pueden servir de insumos para las políticas habitacionales, con el objetivo de contribuir al hábitat
digno de los sectores de bajos recursos destinatarios de las políticas públicas de vivienda.
PALABRAS CLAVE: Vivienda productiva; Condiciones de habitabilidad; Hábitat digno; Gran Resistencia.
Recibido: 30.10.2020; Revisado: 18.12.2020
Correo electrónico: lau_mp8@hotmail.com; Nº ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2105-2235;
Correo electrónico: mbarreto@arnet.com.ar; Nº ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1098-3800
Este trabajo es un resultado del plan de trabajo de una beca de formación doctoral del CONICET de la Arq. María Laura Puntel,
dirigido por el Dr. Arq. Miguel Ángel Barreto, realizado en el marco de una investigación sobre Áreas Urbanas Deficitarias
Críticas (AUDC) del Área Metropolitana del Gran Resistencia (AMGR) como unidades integrales de planificación, mediante dos
proyectos, un PICT (Proyecto de Investigación Científica y Tecnológica) de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación,
el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (AGENCIA) a través del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica
(FONCYT) dirigido por el mismo director y uno de la Secretaría General de Ciencia y Técnica (SGCYT) de la Universidad
Nacional del Nordeste (UNNE) dirigido por la Mg. María Andrea Benítez
MINISTERIO DE TRANSPORTES, MOVILIDAD Y AGENDA URBANA 1073
Estudios
Habitabilidad en viviendas productivas del Gran Resistencia (Argentina)
María Laura Puntel & Miguel Ángel Barreto
Live and work: habitability conditions in productive housings of
the Gran Resistencia (Argentina)
ABSTRACT: In the argentine housing policy destined at low-income neighbourhoods is frequently
found economic activities, in addition to strictly residential ones. Using the original houses was
planned for residential use for informal economic activities, in many cases with negative effects on the
households quality of life and the deterioration of the quality of the housing itself. From the analysis
of two cases from one study located in residential areas in the suburban zone of the Gran Resistencia,
in which objective and subjective conditions of different types of dwellings were analyzed. The half of
the results verify the progress on the subject and the other half provide new results that can be useful
for housing policies whose aim is contributing to the dignified habitat of the low-income sector that is
the target of public housing policies.
KEYWORDS: Productive housing; Habitability conditions; Dignified habitat; Gran Resistencia.
1. Introducción
L
a producción de vivienda social en conjuntos habitacionales de promoción estatal de
muchas ciudades latinoamericanas, como
los ubicados en áreas periurbanas fragmentadas
del Gran Resistencia (Chaco, Argentina), no satisface las necesidades de habitar de aquellos
destinatarios de los hogares de bajos ingresos
que utilizan sus viviendas como unidades reproductivas y productivas de la vida, y generan
ámbitos donde se superponen tiempos y espacios de tareas de cuidado familiar y de quehacer
doméstico con actividades económicas de subsistencia productivas, comerciales o de servicios, realizadas para complementar ingresos
monetarios a la vida del hogar (Barreto & al.,
2015). Este tipo de actividades, por lo general,
se realiza en el interior de las viviendas o en el
espacio exterior inmediato de ellas y mediato del
ámbito barrial.
Para incorporar estos usos económicos, los
moradores generalmente modifican los espacios
que habitan, los cuales inicialmente fueron previstos para usos exclusivamente residenciales.
Esto origina en muchos casos inadecuaciones,
que se evidencian a través de transformaciones
no planificadas (CuBillos González, 2006), efectuadas generalmente por los propios usuarios, que
componen nuevos espacios no previstos en el
diseño original de la vivienda, para adecuarlos a
sus necesidades, deseos y aspiraciones relacionadas con su ciclo vital familiar (torrado, 2003),
así como con cambios producidos en el funcionamiento del hogar a partir de la puesta en práctica de actividades económicas de subsistencia.
Estas modificaciones, que van desde el cambio
de funciones de los locales de la vivienda hasta la
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remodelación constructiva, ampliación o división
de un sector, en la mayoría de los casos, son realizadas sin asesoramiento técnico profesional,
son precarias y generan problemas estructurales,
constructivos, funcionales, ambientales y morfológicos (sepúlveda, 2012, en FisCarelli, 2016).
No se ajustan a los estándares, parámetros y
normativas, por lo que afectan las condiciones
de habitabilidad de la propia vivienda y del hábitat residencial en general, así como la calidad de
vida de los hogares que las habitan.
Del mismo modo, para llevar a cabo sus prácticas económicas en la vivienda, los miembros de
un hogar se atribuyen roles y funciones según tiempos y conveniencias de cada uno, mediante la
combinación de quehaceres domésticos, cuidado
del hogar y actividades extra hogar con las prácticas productivas. Así, la vivienda se transforma en
un ámbito donde se superponen tiempos y espacios vinculados con las tareas de cuidado familiar
y de quehacer doméstico con las actividades de
obtención de ingresos para llevar adelante sus
vidas (torrado, 2003).
Las tensiones entre las lógicas de planificación y
las lógicas de estos destinatarios muchas veces
entran en contradicción persiguiendo intereses
diferentes. Ciertamente, esta contradicción
fue señalada anteriormente por autores como
JaCoBs (1973) y leFeBvre (1971), quienes cuestionaban las bases coercitivas de selección de
destinatarios y arbitrarias del urbanismo moderno provenientes de las ideas del Congreso
Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM),
cuyos integrantes proponían entre sus postulados la separación de usos y funciones por
zonas, donde habitar y trabajar no estaban contempladas en un mismo programa.
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Sin embargo, después de mucho tiempo el problema persiste, pese a las evidencias demostradas por distintos autores (salazar & sánChez,
2016; BaraJas Castillo; 2016; CamarGo sierra,
2020; FranCisCo, 2007; Kellet, 2003, entre
otros). A diferencia de otros grupos sociales que
realizan sus actividades económicas en espacios específicos, en estos se conjuga el espacio residencial con actividades productivas de
diverso tipo (Fernández & al. 2010). Puesto que
la política habitacional promueve el diseño de viviendas sin tener en cuenta las necesidades de
estos sectores sociales, continúa planificando
para ellos conjuntos para usos exclusivamente
residenciales, localizados en ámbitos urbanos
periféricos, de viviendas masivas y estandarizadas, cuyos planteos funcionales reducidos, destinados a funciones estrictamente reproductivas
de una familia tipo, no facilitan la apropiación de
las viviendas ni su modificación para adaptarse a otros usos (sepúlveda, 2012 en FisCarelli,
2016), como los económico-productivos.
Puede hipotetizarse que estas actividades productivas forman parte del sustento de sus vidas,
que son prácticas que complementan los demás
ingresos de las unidades familiares, que generalmente se dan bajo condiciones de informalidad, que los usos incorporados no están
admitidos por códigos de usos de suelo o códigos de construcción que establecen los usos
permitidos y los parámetros reglamentarios de
construcción, que tampoco presentan controles,
regulaciones o habilitaciones necesarias, o que
sus prácticas económicas no se adecuan al hábitat residencial y generan numerosos impactos
en las distintas escalas, de la vivienda, el barrio
e incluso entre los distintos barrios. Afectan distintas dimensiones del hábitat. Pero es necesario avanzar con más evidencias en el tema para
un conocimiento detallado, que contribuya a la
toma de decisiones.
El presente trabajo se propone profundizar el
análisis de estas inadecuaciones entre el habitar
y trabajar en viviendas sociales de dos conjuntos ubicados en un área periurbana fragmentada del Gran Resistencia, con el objetivo de
generar nuevas evidencias sobre las características de los hogares que realizan este tipo de
prácticas productivas y el impacto que producen en las condiciones subjetivas y objetivas de
habitabilidad desde la perspectiva del Hábitat
Digno (Barreto, 2010). Se considera que mediante el mejor conocimiento de estas prácticas
será posible diseñar soluciones habitacionales
más adaptadas a estas necesidades, y contribuir a mejorar las condiciones de habitabilidad
y la calidad de vida de los sectores sociales de
bajos ingresos que practican este tipo de actividades en las viviendas sociales.
Se espera que estos resultados aporten nuevas
evidencias para conocer mejor la relación entre
habitar y trabajar que tienen estos sectores sociales y el impacto de las condiciones de habitabilidad en la calidad de vida de los destinatarios
que ella genera, además de revisar y ajustar los
parámetros de producción de la política habitacional actual, referente a los usos productivos
en el ámbito residencial, cada vez más frecuentes en los sectores de bajos ingresos. Estos
aportes están destinados a servir como insumo
para la elaboración de proyectos, programas y
políticas habitacionales que prevean la incorporación de este tipo de procesos, teniendo en
cuenta las acciones implementadas por los distintos agentes involucrados en la producción del
hábitat, a partir de la contradicción que se da
entre la lógica de los destinatarios y la lógica de
los planificadores, para la resolución adecuada
del problema en favor de un hábitat digno.
2. Viviendas sociales, prácticas
económicas informales, estrategias
de economía popular y condiciones
de habitabilidad
Es usual observar en las viviendas y los espacios
comunes de los conjuntos habitacionales provistos
por la ayuda social a sectores sociales de bajos
ingresos que funcionan talleres de reparación o
comercios para la provisión de insumos cotidianos,
o la instalación de algún emprendimiento productivo. rueda (2000) y Kellet (2003) sostienen que,
incluso en viviendas más precarias, los usuarios
destinan importantes superficies de espacios a
estas prácticas en el interior de sus viviendas, y
que no existe una distinción entre las actividades
domésticas (de reproducción) y económicas (de
producción).
Este tipo de actividades son vistas por algunos autores como estrategias alternativas, por no tener acceso al sistema formal de la economía, o bien tener
trabajos precarios o temporarios, cuyos ingresos
son insuficientes para la vida del hogar. svampa
(2005) se refiere a estas como estrategias de
adaptación, concepto que alude a los cambios en
las prácticas cotidianas que los hogares de menores ingresos económicos desarrollan en periodos
de crisis, con el objeto de asegurar sus condiciones
materiales. torrado definió estas prácticas como
estrategias familiares de vida, refiriéndose a comportamientos condicionados por su posición social
a desarrollar todas aquellas prácticas económicas y
no económicas indispensables para la optimización
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Habitabilidad en viviendas productivas del Gran Resistencia (Argentina)
María Laura Puntel & Miguel Ángel Barreto
de las condiciones materiales e inmateriales de su
reproducción biológica y la preservación de la vida
(torrado, 2003).
La vivienda es uno de los bienes que más incide
en el modo de vida de las familias, siendo el ámbito donde se realiza la reproducción biológica y
cotidiana de sus miembros, estrechamente relacionada con las etapas del ciclo de vida familiar.
Sin embargo, además de dar respuestas a la reproducción del hogar, debe también adecuarse a
aspectos como la fuerza de trabajo o la obtención
de recursos de subsistencia, esto es, la ubicación
de los lugares de trabajo, pertenencia a redes de
solidaridad familiar, cercanía de parientes, vicisitudes de movilidad social, etc. (torrado, 2003), que
aseguran la reproducción material de la Unidad
Doméstica. Para Cariola (1992), la definición de
Unidad Doméstica es compleja, porque en ella
confluyen varias dimensiones: una física, referida
a las características espaciales de la vivienda; una
dimensión social, que da cuenta de los destinatarios que la habitan y hacen uso de la unidad colectivamente, y una dimensión conceptual, referida a
los sentidos y significados que determinados grupos sociales le atribuyen a su hábitat.
de trabajadores dependientes registrados o parcialmente registrados en condiciones de precariedad—, el núcleo principal de la precariedad lo
conforman los trabajadores excluidos del mercado
formal, con sus manifestaciones más evidentes en
las periferias de las ciudades, los que se encuentran dentro del sector económico emergente correspondiente al de la economía popular.
Este tipo de prácticas, que se observan frecuentemente en viviendas y espacios comunes de los
conjuntos habitacionales de promoción estatal,
son posibilitadas porque los medios de trabajo,
tales como maquinarias, herramientas, mercancías, transportes, instalaciones, espacios privados
o públicos —encontrándose dentro de este último
aquellos espacios de las viviendas facilitados por la
ayuda estatal— están al alcance de los sectores de
bajos ingresos (GraBois, 2014). Para ellos acceder
a una vivienda asignada por el Estado no solo contribuye a mejorar sus condiciones habitacionales,
sino que también constituye una ayuda importante
para el desarrollo de estas actividades, funcionando como activos de los hogares (Fuentes, 1999).
La informalidad en Argentina, según el Instituto
Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en el
año 2019 mostró un creciente incremento (INDEC,
2019), debido a que las políticas económicas implementadas generaron un escenario todavía más
recesivo y adverso en materia de empleo formal
que el que ya existía. Según una encuesta de la
Universidad Católica Argentina (UCA), se reveló
que en 2018 el 49,3 % de la población activa se
encontraba ocupada en el sector micro informal de
la economía, un 1,4 % más que en 2017 (donza,
2019).
Si bien se reconoce la existencia de actividades informales que trascienden el ámbito doméstico y se
realizan en el entorno residencial inmediato, en talleres o comercios clandestinos, o bien en la calle,
una parte importante de aquellas—y en especial
de la economía popular— se efectúa en las viviendas, puesto que existe una significativa correlación
entre trabajo precario y domiciliario, ya sea en relación de dependencia, de forma autónoma (Jelin
& al., 1998) o asociativa. Este tipo de prácticas laborales, por lo general, se cumple en las unidades
domésticas donde reside el grupo familiar, por lo
que tienen estrecha relación con el lugar de vida y
con la vivienda.
Estas prácticas sociales tienen relación con lo que
autores como CoraGGio (2007) o GraBois (2014),
desde una perspectiva más integral del desarrollo, denominan economía popular, para dar cuenta del conjunto de actividades económicas que
llevan adelante los sectores empobrecidos de la
clase trabajadora como alternativa a la insuficiente
oferta de empleo asalariado, circunscribiéndose en
aquella economía que no se encuentra regida estrictamente por la lógica del capital, sino más bien
centrada en la lógica del trabajo y en la reproducción simple de la vida, que dispone de reglas y
arreglos no puramente capitalistas, y cuya célula
la constituyen en gran parte las unidades domésticas, en estrecha relación con el lugar de vida y
con la vivienda. Para GraBois (2014), el fenómeno
laboral más extendido en el marco de la globalización no es la informalidad, sino la precarización.
Si bien no se circunscribe precisamente al sector
informal —puesto que existe una gran cantidad
Como se señaló en trabajos precedentes (Barreto
& al., 2015), existe una compleja y multidimensional relación entre formalidad e informalidad en la
economía capitalista actual, por lo que algunos
integrantes de estos hogares tienen inserción en
ambos sectores, ya sea porque disponen de algún
trabajo registrado de baja remuneración o algún
tipo de asistencia social y a la vez realizan actividades económicas domiciliarias, para contribuir a
la obtención de ingresos adicionales a los registrados. La realización superpuesta de las actividades
económicas dentro de las viviendas afecta de diferentes maneras el uso residencial, así como sus
condiciones de habitabilidad. Sin embargo, ignorando el impacto que estas actividades tienen en la
vida doméstica de los sectores de bajos ingresos,
la política habitacional argentina no las contempla
como necesidades de estos hogares, y asume de
antemano que las viviendas serán usadas exclusivamente para habitar y no también —como en
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muchos casos— para trabajar, menos aún en actividades que modifican el uso residencial y que
afectan las condiciones de habitabilidad.
Luego de ser ocupadas las viviendas por los usuarios, puede verificarse la existencia de procesos
de transformaciones que reúnen patrones comunes1 en los espacios de habitar (CuBillos González,
2006), entre ellas, el cierre y la ocupación de las
áreas libres, donde se amplían las áreas de las viviendas y se cambia el uso de los locales; la densificación y la construcción de pisos adicionales,
donde se aumenta el área construida y la altura
de las viviendas. Particularmente con relación a los
usos productivos, una de las adaptaciones principales que González (2010) reconoce es la adaptación de habitaciones de dormitorio a los espacios
de trabajo, que, por lo general, no están acondicionados para estos fines, ni presentan las cualidades
de un espacio de trabajo, así como tampoco tienen
resuelta su relación con otros locales de la vivienda. Otro tipo de adaptación es la de establecer el
espacio social de la vivienda como habitación del
espacio productivo, lo cual dificulta la función reproductiva de relación entre los integrantes de la
familia, dividiéndose en períodos las funciones de
habitación o dándose simultáneamente usos productivos y reproductivos, lo que genera todo tipo
de interferencias espaciales producto de la relación entre la vivienda y el trabajo. Esta situación se
torna particularmente crítica en viviendas de promoción pública, puesto que en ellas el programa
de usos es acotado, presenta escasa o nula flexibilidad y muy pocas posibilidades de adaptaciones.
El interés por las condiciones de habitabilidad en
el hábitat residencial —entendido como la indagación en la satisfacción de las necesidades habitacionales colectivas para lograr una mejor calidad
de vida— ha sido estudiado en los últimos años
por numerosos autores. Si bien se parte de que
las necesidades básicas del ser humano generalmente son las mismas, varía la forma en que son
satisfechas, lo que determina su grado de satisfacción o insatisfacción.
Atendiendo a su carácter subjetivo, ciertos autores
refieren a estas condiciones como una meta de
bienestar (moreno, 2002), constituyendo un estado
generado a partir de las cualidades de satisfacción
de los espacios a las necesidades, expectativas
y aspiraciones de sus residentes (Castro & al.,
2001), que se explican a partir del agrado que ellos
sienten por su vivienda (landázuri ortiz & merCado
doméneCh, 2004), lo que determina una relación y
1
Patrones comunes (haBraKen, 1988), entendidos como los
componentes básicos del hábitat que van estructurando los
espacios de la vivienda según principios de organización
adecuación permanente entre el usuario y su entorno en distintas escalas (moreno olmos, 2008).
Esto guarda relación con las características del espacio, el entorno social y el medio ambiente, que
contribuyen a otorgar la sensación de bienestar de
residir en un hábitat determinado (naCiones unidas,
1991). Esto implica el conocimiento del modo de
vida de los sujetos, de sus condiciones objetivas de
existencia y qué expectativas de transformación de
esas condiciones desean, así como la evaluación
del grado de conservación que se consigue.
Desde una perspectiva más objetiva, otros autores relacionan la habitabilidad con atributos del
espacio destinados a satisfacer las necesidades
de la población, que pueden establecerse a escala individual (interna) y colectiva (externa) (salas,
2007), a partir de la relación entre la vivienda, el
vecindario y el entorno inmediato. Estos deben
cumplir con ciertos estándares de confort espacial
y de sustentabilidad (moreno olmos, 2008). Los
atributos incluyen los programas arquitectónicos
que consideran factores de seguridad, salubridad,
ventilación, iluminación y extensión visual como
aspectos determinantes de todo espacio delimitado artificialmente, y dependiendo de las condiciones ambientales, requieren algunos elementos de
control y mejores condiciones de diseño arquitectónico (alCántara lomelí & Gómez amador, 2007).
Desde una visión más integral, Colavidas & salas
(2005) definen la habitabilidad desde una perspectiva del desarrollo humano y del ejercicio de los
derechos ciudadanos como la satisfacción de necesidades básicas materiales a través de la dotación de servicios, equipamientos e infraestructuras
de calidad en ámbitos residenciales y no residenciales, en distintas escalas, para la generación de
espacios propicios para la reproducción vital de las
personas. alCalá pallini (2007) conceptualiza la habitabilidad en términos de integración del espacio
urbano, en particular de las áreas residenciales,
mediante la incorporación de usos y actividades
diversas, así como también de nuevas centralidades en espacios comunes de referencia. Otros autores (mena, 2011; saldarriaGa roa, 1981; zulaiCa
& Celemin, 2008) la asocian a los factores físicos
(objetivos) y no físicos (subjetivos), que contribuyen a proveer un ambiente residencial óptimo para
el desarrollo digno del usuario, que tanto en sus
dimensiones físico-espacial, psicosocial, sociocultural como socioeconómica influyen en el proceso
de transformación del territorio. Son también consideradas en términos de oferta y demanda entre
el hábitat y el habitar, tendiendo distintos grados de
que permiten reconocer las diferentes clases de espacio en
el hábitat residencial.
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satisfacción y estando siempre definidas con relación a un contexto cultural, pues a partir de ellas se
configuran las formas de vida como conjunto de
necesidades socialmente determinadas y reconocidas a las que dar respuestas en un marco de enfoque de sustentabilidad de los recursos implicados
(arCas-aBella & al., 2011).
enCiso (2005) plantea la habitabilidad desde el
comportamiento humano y su sistema de relaciones con el espacio construido, así como desde su
diseño funcional, a partir del cumplimiento de estándares, que es evaluado desde la confortabilidad
que genera, en la medida en que se adapta a las
necesidades de los destinatarios y es resultado de
la significación que produce determinado modo
de habitar. rueda (1996) determina su consecución según parámetros de calidad de vida vinculados con el bienestar general del ciudadano, en
términos de trabajo, educación, salud, vivienda y
equipamientos; el bienestar ambiental, referido a la
relación adecuada con el entorno y su calidad; el
bienestar psicosocial, que implica la satisfacción individual, de relaciones familiares e interpersonales,
y el bienestar sociopolítico, que tiene que ver con
participación social, seguridad personal y jurídica.
Estas consideraciones permiten inferir que el concepto de habitabilidad tiene dos enfoques. La
perspectiva objetiva remite a las condiciones físicoespaciales fijadas a partir de parámetros y estándares socialmente consensuados sobre la calidad que
deben reunir los aspectos físicos y espaciales del
hábitat social y que, en general, quedan plasmados en los marcos legales normativos que regulan
o supervisan la calidad del hábitat, en particular el
residencial. Su adopción es de carácter obligatorio
a nivel internacional, nacional o local, según sea el
contexto de aplicación. Desde la perspectiva subjetiva, por otra parte, está asociado a los aspectos
psicosociales del conjunto de percepciones, valoraciones y sentidos que las personas le atribuyen a la
experiencia de su hábitat y desde las cuales operan
sobre él, ya sea para construirlo o modificarlo, de
manera directa o indirecta. Son de carácter individual o colectivo, y pueden tener diferentes grados
de correspondencia con las convenciones establecidas por los marcos normativos que regulan la
calidad del ámbito residencial. Estas condiciones,
dadas en un marco contextual de tiempo y espacio,
garantizan con ello el pleno ejercicio de derechos
de los ciudadanos, a través del manejo adecuado
de recursos y de la incorporación de prácticas de
sustentabilidad, todo ello orientado a la consecución de un hábitat digno (Barreto, 2010).
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3. Metodología
La investigación es exploratoria, de tipo cuanti-cualitativa, en la que se realiza un estudio
estructural de la problemática y a la vez se
incorpora la perspectiva subjetiva de los destinatarios vinculados con el problema. Para
ello analiza variables psicosociales y físicoespaciales de las formas de producción de las
viviendas y las condiciones de habitabilidad
en viviendas productivas de promoción estatal
de dos conjuntos habitacionales de la periferia del Gran Resistencia, ubicados en un Área
Urbana Deficitaria Crítica (AUDC) fuertemente
fragmentada del nordeste de la ciudad denominada Golf Club en los proyectos mencionados, conformada por un total de trece barrios
de distinta promoción habitacional (privada,
público-privada, pública e informal). En 2017,
cuando se inició la investigación, el área contaba en con un total de 5781 viviendas. En el
diseño de la muestra se consideró la distribución en el territorio de la diversidad de situaciones que caracteriza al AUDC.
El estudio fue realizado en una primera instancia en todo el AUDC, en el marco de los
proyectos mencionados, mediante muestreos
probabilísticos. Por observación directa se
efectuó un análisis espacial del área a través
de fotointerpretación satelital y sistemas de
información geográficos. Luego, mediante un
estudio de campo en profundidad que se realizó a través de observación no participante, se
registraron actividades y, finalmente, se hizo
una encuesta a través de un muestreo no probabilístico de tipo discrecional o intencional
por grado de significatividad. Para la construcción de la muestra, se tomó como fuente la
base de los barrios y tipos de promoción de la
vivienda del AUDC, sobre la cual se construyó un número de casos que representaban la
misma proporción de tipos sobre el total: promoción privada 1.580 viviendas (27,33 %, 99
viviendas); promoción pública privada: 1297
viviendas (22,43 %, 81 viviendas); promoción
pública: 1602 viviendas (27,71 %, 100 viviendas) y de promoción informal: 1.302 viviendas
(22,52 %, 81 viviendas).
Del total de las 344 encuestas realizadas,
98 correspondieron a viviendas de promoción pública del AUDC. Uno de los ámbitos
estudiados fue el barrio Nuevo Don Bosco,
que consta de un conjunto de 207 viviendas individuales, inaugurado en el año 2013
y ejecutado por la Sub Unidad de Obras y
Programas Especiales (SUOPE) del gobierno de la provincia del Chaco; el otro fue el
conjunto habitacional del barrio Mujeres
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Argentinas, que consta de 1.000 viviendas
de diferentes tipologías (individuales, dúplex
y colectivas), cuya inauguración se realizó en
el año 1991, construido con financiamiento
del Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI).
Dentro del total de encuestas realizadas en
estos conjuntos, 76 corresponden a casos de
viviendas no productivas y 22, a casos de viviendas productivas.
En las viviendas de promoción estatal —y en
el caso específico de las viviendas que albergaban algún tipo de actividad productiva— se
implementaron técnicas de recolección de información basadas en el registro gráfico de las
condiciones habitacionales de los hogares y
un cuestionario de encuestas particularizado.
Las variables consideradas en la sección de
datos generales, referidos a viviendas estatales, productivas y no productivas, son: condición de actividad y de ocupación del Jefe de
Hogar, según su pertenencia a vivienda productiva; estrato ocupacional o asistencia social directa y usos de la vivienda, según su
pertenencia a vivienda productiva.
Para el cuestionario particularizado de viviendas productivas, se consideraron las variables
referidas a: disponibilidad de controles y habilitaciones para actividades productivas; motivos por los que se dedica al trabajo por cuenta
propia; motivos por los que trabaja en su propia vivienda; tipología de viviendas productivas; superficie de afectación de la vivienda
por usos productivos; espacios de la vivienda destinados a usos productivos; forma de
resolución de espacios residenciales para la
incorporación de usos económicos productivos; modificaciones constructivas y asistencia
técnica; conformidad de los usuarios con los
espacios disponibles y afectación de la actividad económica productiva en la calidad de
vida de los hogares.
4. Condiciones estructurales y
objetivas de la habitalidad
4.1. El área urbana Golf Club
El área de estudio de la investigación se encuentra localizada en un AUDC del Área
Metropolitana Gran Resistencia (AMGR) denominada en el proyecto de investigación Golf
Club, la cual presenta un espacio residencial
altamente fragmentado donde conviven barrios internamente homogéneos pero muy
desiguales entre sí, que presentan distintas situaciones de criticidad, diferenciándose entre
ellos por el modo de promoción habitacional,
el régimen de tenencia de propiedad, la dotación de infraestructuras, servicios y equipamientos, así como por el nivel educativo,
las condiciones laborales de los grupos sociales residentes y las barreras físicas y sociales existentes (pelli, 2019), que generan
una fragmentación social y espacial y una baja
interacción. Se distinguen por ser un territorio
desarticulado y carente de urbanidad (Grupo
de investiGaCión y desarrollo, GID, 2014).
Dadas estas características, en un trabajo
posterior se denominó a estos agrupamientos habitacionales de cierta homogeneidad
física y socioeconómica interna y de diferencias externas entre ellos Unidades Espaciales
Residenciales Homogéneas, UERH (FiG. 1), y
se analizó su configuración en la periferia del
AMGR (Barreto & al., 2017).
Entre sus características principales, presentan mala conexión con la ciudad por disponer
de pocas vías de articulación con la estructura vial urbana, discontinuidad hacia el interior del área por tramas de vías distintas entre
barrios y discontinuidad entre calles, que generan malas condiciones de circulación, con
insuficiente equipamiento vial, según el tipo
de barrio. Los barrios se diferencian entre sí
por características físicas y sociales, producto de la acción de los agentes promotores
diferentes (capitalista, por encargo, estatal, autoconstrucción) que les dieron origen
y las posibilidades y particularidades de sus
habitantes. En correlación con estos tipos
habitacionales, los barrios exhiben perfiles
económicos, sociales y culturales diferentes,
que tienen correlato con estratos o niveles definidos de la sociedad.
Los distintos tipos de barrios evidencian calidades y situaciones de espacio público distintas, en términos de grado de urbanización,
calidad paisajística, grado de mantenimiento
y formas de apropiación y usos. La forma de
tenencia del suelo también presenta diferentes situaciones formales e informales entre los
barrios. En los usos del suelo predomina el
residencial, los equipamientos sociales complementarios y también se dan usos comerciales, de servicio y productivos formales e
informales. Las relaciones de los habitantes
con las instituciones difieren según el tipo de
esferas a la que pertenecen y a los tipos de
barrio (GID, 2014).
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Fig. 1/ Ubicación de la AUDC Golf Club en el mapa de Unidades Espaciales Residenciales Homogéneas de la
periferia del Área Metropolitana del Gran Resistencia.
Fuente: Barreto & al. (2017)
4.2. Las viviendas productivas de
los conjuntos analizados
Los conjuntos habitacionales de promoción pública del AUDC abordados en esta investigación
corresponden a los barrios Mujeres Argentinas
y Nuevo Don Bosco, concebidos originalmente
con viviendas de carácter residencial exclusivo y escasos servicios y equipamientos comunes complementarios, que están habitadas por
asalariados públicos, pequeños comerciantes
y cuentapropistas de ingresos medios bajos,
que en muchos casos complementan sus ingresos con actividades comerciales y de servicios informales en sus propias viviendas o en
los espacios comunes del barrio. Esta forma de
producción habitacional destinada a un sector
social particular y a una función determinada se
caracteriza por la monofuncionalidad y la focalización, que generan el problema de la vivienda
productiva y profundizan los procesos de segregación y fragmentación socioespacial (puntel &
Barreto, 2018).
CIUDAD Y TERRITORIO ESTUDIOS TERRITORIALES
Del total de encuestas hechas en el marco del
trabajo de campo, realizadas para los proyectos
de investigación en el año 2017, se estima que
alrededor de un 30 % de las viviendas estatales
del AUDC del AMGR relevadas presenta actividades de tipo económicas en el ámbito residencial, como complemento de algún otro ingreso
económico o como actividad principal, las cuales tienen mayor o menor grado de impacto en
las condiciones de habitabilidad y la calidad de
vida de los usuarios, según el tipo de actividad
que se trate y las posibilidades de modificación
constructiva que admita la vivienda estatal inicial, que generalmente son modificadas por autoproducción para adecuar las unidades a los
fines económicos sin asistencia profesional, improvisándose comercios en el interior de sus
viviendas. Las modificaciones afectan dormitorios, estar-comedor, hall e incluso se apropian
de espacios comunes del barrio.
El barrio Mujeres Argentinas fue ejecutado en
el año 1982 con el Plan del Fondo Nacional
de Vivienda, a través del cual fueron asignadas 1.048 viviendas de tipología adosadas
1080
CyTET LIII (210) 2021
unifamiliares, distribuidas en planta baja y dúplex, en lotes de 7 x 19 m, y multifamiliares en
planta baja, 1.er piso y 2.o piso, organizadas en
agrupaciones de densidad media y baja. Este
conjunto estuvo destinado inicialmente a sectores asalariados de clase media baja; actualmente está habitado, por lo general, por grupos
sociales de buen nivel educativo, con niveles
primario y secundario completos y nivel universitario en curso, en algunos casos.
Desde su concepción inicial, cuenta con ciertos
equipamientos barriales destinados a usos escolares, de salud y de seguridad, entre otros. Sin
embargo, no cuenta con centros y subcentros comerciales o puntos de abastecimiento y servicios
de calidad para la provisión de insumos y la realización de prácticas económicas. De este modo,
los puntos de venta para abastecer a escala barrial se localizan en comercios improvisados en los
espacios domiciliarios (FiG. 2, fila superior), los que
son más compatibles en las tipologías de tres dormitorios de vivienda unifamiliar que cuentan con
un local anexo en planta baja, que a través del
cambio de funciones y la incorporación de alguna
modificación constructiva en planta baja pueden
desarrollar una actividad económica en el ámbito
residencial. Otras actividades son organizadas a
través del cerramiento y techado en áreas exteriores de la vivienda. Por lo general, este tipo de
adaptaciones pueden realizarse en las unidades
individuales, no así en los conjuntos colectivos de
tres niveles de viviendas, las que no permiten posibilidades de expansión por fuera del perímetro
de la vivienda ni una correcta accesibilidad de los
proveedores o clientes, ya que cuentan con un acceso común a través de escaleras. Otra de las
cuestiones que dificulta la accesibilidad es su implantación sobre senda peatonal.
El barrio Nuevo Don Bosco fue ejecutado con el
Programa de Inundaciones y Drenajes Urbanos,
mediante el cual fueron asignadas 207 viviendas
mínimas en el año 2014. Las unidades corresponden a la tipología de viviendas individuales
pareadas de planta baja en lotes de 9 x 18, que
conforman un conjunto de baja densidad. El barrio está destinado a sectores de bajos ingresos
que debieron ser relocalizados por encontrarse
en zonas de riesgo hídrico donde debían construir obras estructurales de infraestructura. En
su mayoría está habitado por grupos sociales de
nivel educativo primario o secundario incompleto. El conjunto es de carácter residencial exclusivo, no cuenta con equipamientos educativos
ni de seguridad o salud, así como tampoco con
centros comerciales o puntos de abastecimiento. Esta característica obedece a que el financiamiento externo, a partir de las reformas de
los años 90, solo asignó recursos a viviendas
individuales, pese a los requerimientos solicitados por el organismo ejecutor perteneciente a la
Sub Unidad de Obras y Programas Especiales,
a partir del relevamiento de la realidad local.
Por su parte, los prototipos son de dimensiones
mínimas, y si bien desde su planteo inicial fueron diseñadas para admitir crecimiento de uno,
dos y tres dormitorios, no presentan flexibilidad
para la incorporación de usos alternativos ni
tampoco para el crecimiento por fuera del perímetro de la vivienda. En todos los casos relevados, las modificaciones del ámbito reproductivo
para incorporar usos productivos fueron realizadas sin asesoramiento técnico (FiG. 2, fila inferior), y se privó de condiciones de habitabilidad
al resto de los locales originalmente destinados
a usos residenciales. Las modificaciones más
frecuentes consisten en el cambio de funciones
Fig. 2/ Actividades económicas en el ámbito residencial. En la fila superior en viviendas del barrio Mujeres
Argentinas y en la inferior en viviendas del barrio Nuevo Don Bosco
Fuente: elaboración propia
MINISTERIO DE TRANSPORTES, MOVILIDAD Y AGENDA URBANA 1081
Estudios
Habitabilidad en viviendas productivas del Gran Resistencia (Argentina)
María Laura Puntel & Miguel Ángel Barreto
de los locales, reasignando un dormitorio o el
estar; otra de las adaptaciones es el y cerramiento del hall de acceso a la vivienda. En este
caso, la tipología de vivienda individual pareada,
sumada a la condición de implantación de las
viviendas sobre calles vehiculares, posibilita la
accesibilidad de proveedores, así como de los
clientes provenientes del mismo barrio.
5. Aproximación a las condiciones
subjetivas de la habitabilidad
En primer lugar, se analizaron de forma comparada resultados de las encuestas realizadas
en ambos tipos de viviendas, las productivas y
las no productivas. Al analizar la condición de
actividad y de ocupación de los jefes de hogares de ambos tipos de viviendas, se averiguó
si eran desocupados, inactivos, ocupados formales u ocupados informales, con la hipótesis
inicial de que quienes se dedican a estas actividades en la vivienda están más afectados por
la informalidad y la desocupación o se encuentran en una etapa inactiva de la vida que quienes habitan viviendas no productivas. Luego del
análisis de los resultados, se verificó la hipótesis con relación a la informalidad, pero no a la
desocupación y a la inactividad, siendo muy similar la situación con relación a la ocupación formal (FiG. 3). Esto da sustento a posiciones como
las de GraBois (2014), para quien el fenómeno
se relaciona no solamente con la informalidad,
con la precarización laboral, puesto que se da
también en trabajadores dependientes registrados o parcialmente registrados que buscan mejorar ingresos con actividades complementarias.
Con relación al estrato ocupacional o la asistencia social directa, en viviendas productivas
y no productivas, se averiguó si trabajaban
por cuenta propia, en relación de dependencia
o si eran destinatarios de una beca o plan social, a partir de la hipótesis de que los Jefes de
Hogares que se dedican a estas actividades
en la vivienda son mayormente trabajadores
por cuenta propia o beneficiarios de asistencia social directa respecto de quienes habitan
viviendas no productivas. Se observó en el
análisis que los Jefes de Hogar de viviendas
productivas pertenecían mayormente al estrato ocupacional por cuenta propia y eran en
menor medida beneficiarios de una asistencia
social directa (FiG. 4). Por otra parte, hubo un
considerable porcentaje que no quiso contestar. Esto reafirma lo analizado antes y revela
que el cuentapropismo es la estrategia más
elegida ante la insuficiente oferta de empleo
asalariado decente, ya sea visto como estrategia de adaptación, como las denominó svampa
(2005), o como estrategias familiares de vida,
como las denominó torrado (2003). Por otra
parte, se puso en evidencia cierta opacidad
para revelar el estrato ocupacional en su relación con la asistencia social directa.
Al indagar sobre los usos de la vivienda según
su pertenencia a vivienda productiva, considerando usos residenciales y no residenciales en
ambos tipos de viviendas, se investigó si eran
usos exclusivamente residenciales o bien residenciales combinados con productivos, comerciales, servicios, religiosos, sociales, culturales,
educativos y sociales / políticos, con la hipótesis de que los hogares que realizan actividades
productivas en la vivienda mayormente se dedican al uso comercial (reventa) y productivo. Se
Fig. 3/ Condición de actividad y ocupación del Jefe de Hogar según su pertenencia a vivienda productiva
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
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CyTET LIII (210) 2021
Fig. 4/ Estrato ocupacional y asistencia social directa según su pertenencia a vivienda productiva
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
concluyó, a favor de ella, que la mayor parte de
los usos no residenciales son los comerciales,
seguidos de los productivos y luego de los servicios, destacándose que en una proporción considerable combinaban más de un uso productivo
y que en las viviendas no productivas también
había una proporción de combinación con usos
religiosos, recreativos, sociales y políticos (FiG.
5). Esto evidencia que la prolongación de las
cadenas de comercialización (reventa) es la estrategia más recurrida, pero que a la vez tiene
un límite que impulsa otros tipos de actividades
productivas, de servicios y otras alternativas.
En segundo lugar, se analizan algunos resultados de las encuestas realizadas en las viviendas productivas.2 Al considerar la disponibilidad
de controles y habilitaciones para estudiar la
regulación de las actividades productivas, se
averiguó si la vivienda contaba con controles y
habilitaciones legales y técnicas, partiéndose de
la hipótesis inicial de que las actividades económicas productivas en las viviendas se encuentran escasamente reguladas por parte de los
distintos organismos oficiales.
Fig. 5/ Usos de la vivienda según su pertenencia a vivienda productiva
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
El 71,0 % de las viviendas productivas accedió a responder las preguntas específicas que indagan la relación entre
2
habitar y trabajar. El 29,0 % no aceptó responder.
MINISTERIO DE TRANSPORTES, MOVILIDAD Y AGENDA URBANA 1083
Estudios
Habitabilidad en viviendas productivas del Gran Resistencia (Argentina)
María Laura Puntel & Miguel Ángel Barreto
Luego del análisis, a modo de síntesis, puede
afirmarse que se verificó la hipótesis planteada (FiG. 6). lo cual lleva a concluir que desde el
Estado se tiene una actitud de tolerancia ante la
informalidad (Barreto & al., 2019) y que existe
una compleja y multidimensional relación entre
formalidad e informalidad en la economía actual,
como destacan las posiciones estructuralistas
(Barreto & al., 2015).
Fig. 6/ Disponibilidad de controles y habilitaciones
para actividades productivas
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
Al considerar los motivos por los que se dedica al trabajo por cuenta propia, se averiguó si
realizan este tipo de prácticas económicas por
razones de desempleo, como complemento de
otros ingresos, por preferencia, herencia o por
otros (motivos particulares), con la hipótesis de
que la mayoría de quienes se dedican al trabajo
por cuenta propia adopta este tipo de prácticas
como alternativa al desempleo o como medio
complementario a la realización de otros trabajos informales. La conclusión fue que, si bien los
motivos son diversos, la hipótesis se verifica para
los hogares que se dedican al trabajo por cuenta
propia a causa del desempleo, y en menor medida, como medio complementario de ingresos
y por preferencia y herencia del oficio (FiG. 7), lo
cual reafirma al cuentapropismo como estrategia
de adaptación (svampa, 2005) para enfrentar el
desempleo y como complemento a la precariedad laboral (GraBois, 2014).
Al examinar los motivos por los que trabajan en
su propia vivienda, se averiguó si es por compatibilización de trabajo y residencia en la vivienda, por comodidad de la modalidad, por costos
que demanda un local de alquiler, por colaboración del hogar en la actividad o por los controles
de inspección que tiene un local independiente,
con la hipótesis de que quienes trabajan en su
vivienda lo hacen por la posibilidad de compatibilizar el trabajo productivo con el trabajo reproductivo. Se pudo verificar esta hipótesis, pero
existen varios otros motivos que se anexan,
tales como la comodidad, la colaboración del
hogar y la ausencia de controles (FiG. 8). Esto
apuntala lo formulado por torrado, quien definió
estas prácticas como estrategias familiares de
vida que involucran a la Unidad Doméstica en
su conjunto (torrado, 2003).
Teniendo en cuenta la tipología de las viviendas productivas, los valores estudiados fueron
si la vivienda correspondía a un prototipo de vivienda individual, colectiva o a una mezcla entre
ambas, según la hipótesis de que la mayoría
de las viviendas productivas de los hogares encuestados serían de tipo individual. Se comprobó que el tipo de vivienda más frecuente donde
se incorporan usos productivos corresponde
al individual, y que disminuye considerablemente en las tipologías colectivas y mezcladas
(FiG. 9). La tipología individual presenta mayores posibilidades de modificación constructiva
de la vivienda estatal inicial, por sus condiciones de implantación, accesibilidad y expansión.
La política habitacional promueve el diseño de
Fig. 7/ Motivos por los que se dedica al trabajo por cuenta propia.
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
CIUDAD Y TERRITORIO ESTUDIOS TERRITORIALES
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Fig. 8/ Motivos por los que trabajan en su propia vivienda.
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
viviendas masivas y estandarizadas, cuyos
planteos funcionales reducidos están destinados a funciones estrictamente reproductivas
que no admiten modificaciones para adaptarse
a otros usos (sepúlveda, 2012) como los de tipo
económicos productivos.
las viviendas. Se verificó, ya que en la mayoría
de casos la afectación fue de menos de un 20
% a un 50 % de la superficie de la vivienda (FiG.
10). Sin embargo, son superficies considerables
para afectar las condiciones de habitabilidad y la
calidad de vida en la vivienda, como sostienen
la mayoría de los autores consultados, solamente en un 9,1 % se dio una afectación alta, que
como señalaron rueda (2000) y Kellet (2003)
conduce a que no exista una distinción entre las
actividades domésticas (de reproducción) y económicas (de producción) en la vivienda.
Fig. 9/ Tipología de viviendas productivas.
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
Con relación a la superficie de afectación de la
vivienda por usos productivos, las respuestas
obtenidas se agruparon en la siguiente escala:
a menos del 20 % de superficie de afectación
se la consideró como baja; entre el 21 % y el
5 0% como media y entre el 51 % y el 80 %
como alta. La hipótesis sostenida consistió en
que la mayoría de los usos productivos no residenciales en las viviendas productivas tienen
baja y media afectación en la superficie total de
Fig. 10/ Superficie de afectación de la vivienda por
usos productivos
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
Teniendo en cuenta los tipos de espacios de la vivienda destinados a usos productivos, los valores
indagados fueron: espacios interiores, exteriores
y de transición (espacios de conexión interior-exterior). Se partió de la hipótesis basada en que
quienes realizan actividades productivas en las
MINISTERIO DE TRANSPORTES, MOVILIDAD Y AGENDA URBANA 1085
Estudios
Habitabilidad en viviendas productivas del Gran Resistencia (Argentina)
María Laura Puntel & Miguel Ángel Barreto
Fig. 11/ Tipos de espacio de la vivienda destinados a usos productivos.
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
viviendas ocupan espacios principalmente exteriores (ampliaciones) e interiores adaptados a sus
prácticas. Esto se verificó principalmente para espacios exteriores (ampliaciones), aunque hubo
una diferencia escasa con quienes realizan actividades productivas en ambos espacios (exteriores
e interiores) de las viviendas (FiG. 11), en coincidencia con lo analizado por CuBillos González
(2010) al destacar que algunos de los patrones
comunes de los procesos de transformaciones
afectan el cierre y la ocupación de áreas libres y
el cambio de uso de los locales.
Al analizar, en cambio, la forma de resolución de
los espacios de los espacios residenciales para
la incorporación de usos económicos, se indagó si los hogares modificaron los espacios de
sus viviendas mediante reformas, por superposición de actividades, por cambios de funciones
y otros (aspiración de modificaciones futuras),
con la hipótesis de que la mayoría de los usuarios que realizan actividades económicas en
las viviendas adecuan los espacios mediante
reformas constructivas y de superposición de
actividades productivas y reproductivas en el
hogar. Se verificó que la hipótesis se cumplió
parcialmente, principalmente para los casos de
reforma y, en menor medida, para los de superposición de actividades y reforma (FiG. 12). En
este sentido, CuBillos González (2010) destacó
Fig. 12/ Forma de resolución de espacios residenciales para la incorporación de usos económicos productivos.
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
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CyTET LIII (210) 2021
que otro de patrones de las adaptaciones interiores principales son la trasformación de habitaciones de dormitorio a espacios de trabajo y del
espacio social de la vivienda como habitación
del espacio productivo.
Ahora bien, al examinar las modificaciones
constructivas y la asistencia técnica profesional en las viviendas productivas, se indagó si
para adaptar los espacios los hogares realizaron modificaciones constructivas y si estas
fueron con asistencia técnica, con la hipótesis de que la mayoría de los usuarios estudiados efectúan modificaciones constructivas sin
asistencia técnica para adaptar sus espacios
de habitar a estos usos. La hipótesis se verificó, ya que la mayoría de quienes adaptaron
sus espacios de habitar mediante ampliaciones o refacciones lo hicieron sin ningún tipo
de asesoramiento técnico profesional (FiG.
13). En este sentido, se dio lo señalado por
sepúlveda (2012, en FisCarelli, 2016), acerca de que las intervenciones, por lo general,
son precarias y generan problemas estructurales, constructivos, funcionales, ambientales y morfológicos, ya que no se ajustan a los
estándares, parámetros y normativas, por lo
que afectan las condiciones de habitabilidad
de la propia vivienda y del hábitat residencial
en general, así como la calidad de vida de los
hogares que las habitan.
Al investigar sobre la conformidad de los usuarios con los espacios disponibles para la realización de actividades económicas productivas
Fig. 13/ Modificaciones constructivas y asistencia
técnica.
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
y los motivos de disconformidad, se preguntó
si el hogar estaba conforme con su vivienda
o disconforme por falta de espacios, mantenimientos, servicios e infraestructura, adaptabilidad de espacios y condiciones de seguridad,
con la hipótesis de que, por lo general, los
usuarios presentan disconformidad al respecto.
Pudo sacarse como conclusión que la hipótesis
no se verificó, dado que un alto porcentaje se
mostró conforme con los espacios disponibles,
y apenas cerca de un 20 % no lo estuvo (FiG.
14). Esto conduce a atender el carácter subjetivo local de las condiciones de habitabilidad, al
Fig. 14/ Conformidad de los usuarios con los espacios disponibles.
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
MINISTERIO DE TRANSPORTES, MOVILIDAD Y AGENDA URBANA 1087
Estudios
Habitabilidad en viviendas productivas del Gran Resistencia (Argentina)
María Laura Puntel & Miguel Ángel Barreto
que ciertos autores se refieren como una meta
de bienestar (moreno, 2002) constituyendo un
estado generado a partir de las cualidades de
satisfacción de los espacios a las necesidades,
expectativas y aspiraciones de sus residentes
(Castro & al., 2001), que se explican a partir
del agrado que ellos sienten por su vivienda
(landázuri ortiz & merCado doméneCh, 2004).
En este sentido, hay que destacar que los distintos grados de satisfacción están siempre definidos con relación a un contexto cultural, y
que a partir de ellos se configuran las diferentes formas de vida como conjunto de necesidades socialmente determinadas y reconocidas.
En este mismo sentido, al considerar la afectación de la actividad productiva en la calidad de
vida de los hogares, se averiguó si la actividad
afecta la vida en el ámbito residencial, y si es así,
si lo hace con respecto a la privacidad del hogar
o bien por superposición de actividades, considerando la hipótesis de que estas actividades en
el ámbito residencial afectan la calidad de vida
de los destinatarios. La hipótesis se verificó parcialmente, en tanto más de la mitad de los usuarios de viviendas productivas manifestaron que
aquellas no afectan la calidad de vida, y cerca de
un tercio solamente consideró que sí afectan, ya
sea por superposición de actividades, por alterar
la privacidad o ambas (FiG. 15), lo que implica
la necesidad de profundizar el conocimiento del
modo de vida local de los hogares, de sus condiciones objetivas de existencia y qué expectativas
de transformación de esas condiciones desean,
así como la evaluación del grado de conservación que se consigue.
6. Conclusión
En los conjuntos estatales ubicados en el periurbano de muchas ciudades latinoamericanas, así
como en el Gran Resistencia (Chaco, Argentina),
los hogares de bajos ingresos utilizan sus viviendas como unidades reproductivas y productivas
de la vida. Frecuentemente, sus destinatarios
modifican los espacios que habitan, inicialmente pensados para usos exclusivamente residenciales, y generan nuevos espacios no previstos
en el diseño original de la vivienda, mediante los
cuales pretenden adecuarlos a sus prácticas económicas de subsistencia. Las intervenciones son
efectuadas por los mismos usuarios, lo que genera inadecuaciones que afectan las condiciones
de habitabilidad de la vivienda y del hábitat residencial en general, así como la calidad de vida
de los hogares que las habitan. Este problema
evidencia la tensión entre las lógicas de planificación y las lógicas de estos destinatarios, que
muchas veces entran en contradicción, ya que
las funciones de habitar y trabajar por lo general
no están contempladas en un mismo programa
habitacional.
A lo largo del trabajo, a través de los casos analizados en el Gran Resistencia, se comprobó la
hipótesis planteada, según la cual se observó
que estas actividades productivas forman parte
del sustento de sus vidas; que son prácticas
que complementan los demás ingresos de las
unidades familiares; que generalmente se dan
bajo condiciones de informalidad; que los usos
incorporados no están admitidos por códigos
de usos de suelo o códigos de construcción
Fig. 15/ Afectación de la actividad económica productiva en la calidad de vida de los hogares.
Fuente: elaboración propia sobre la base de encuesta
CIUDAD Y TERRITORIO ESTUDIOS TERRITORIALES
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CyTET LIII (210) 2021
que establecen los usos permitidos y los parámetros reglamentarios de construcción; que
tampoco presentan controles, regulaciones o
habilitaciones necesarias y que sus prácticas
económicas no se adecuan al hábitat residencial y afectan distintas dimensiones del hábitat,
además de generar numerosos impactos en las
distintas escalas, de la vivienda, el barrio e incluso entre los distintos barrios.
Pudo constatarse que en el AUDC Golf Club,
que presenta un espacio residencial altamente fragmentado donde conviven barrios internamente homogéneos pero muy desiguales entre
ellos, que presentan distintas situaciones de criticidad, calidades y situaciones habitacionales,
urbanísticas, socioeconómicas, culturales, jurídicas y políticas, ambientales, etc., los conjuntos
habitacionales de promoción pública Mujeres
Argentinas y Nuevo Don Bosco —abordados
en esta investigación— fueron concebidos originalmente con viviendas de carácter residencial
exclusivo y escasos servicios y equipamientos
comunes complementarios; están habitados por
asalariados públicos, pequeños comerciantes y
cuentapropistas de ingresos medios bajos, quienes en muchos casos complementan sus ingresos con actividades comerciales y de servicios
informales. Ante la falta de espacios destinados
a usos comerciales y puntos de abastecimiento
barriales, localizan sus actividades económicas
productivas en comercios improvisados en sus
propias viviendas.
Luego del análisis de los datos generales de la
encuesta, se concluyó que el fenómeno estudiado se relaciona no solo con la informalidad, sino
también con la precarización laboral, puesto
que se da también en trabajadores dependientes registrados o parcialmente registrados que
buscan mejorar ingresos con actividades complementarias. Por otra parte, el considerable
porcentaje que no quiso contestar esta pregunta
no solo evidencia cierta opacidad para revelar el
estrato ocupacional en relación con la asistencia
social directa, sino que también demuestra que
el cuentapropismo es la estrategia más elegida
ante la insuficiente oferta de empleo asalariado
decente, ya sea como estrategia de adaptación
o como estrategia familiar de vida. Además, se
observó que la mayor parte de los usos no residenciales son los comerciales, seguidos de los
productivos y luego de los servicios. Esto demuestra que la prolongación de las cadenas de
comercialización es la estrategia más recurrida,
pero que a la vez tiene un límite que lleva al desarrollo de actividades productivas, de servicios
y de otras alternativas.
Según los resultados de la encuesta, puede afirmarse que, ante la falta de regulaciones legales y técnicas en las viviendas productivas, el
Estado tiene una actitud de tolerancia ante la
informalidad, y que existe una compleja y multidimensional relación entre formalidad e informalidad en la economía. Si bien los motivos para
los hogares que se dedican al trabajo por cuenta propia son diversos, se verificó como causa
principal el desempleo y en menor medida como
medio complementario de ingresos y por preferencia y herencia del oficio, lo cual reafirma
al cuentapropismo como estrategia de adaptación para enfrentar el desempleo y como complemento a la precariedad laboral. Asimismo, se
observó que los hogares trabajan en su propia
vivienda para compatibilizar trabajo productivo y
reproductivo, pero que existen varios otros motivos que se anexan, tales como la comodidad,
la colaboración del hogar y la ausencia de controles, constituyendo prácticas de estrategias
familiares de vida que involucran a la Unidad
Doméstica.
El tipo de vivienda más frecuente donde se incorporan usos económicos es la individual, y
disminuye considerablemente en las tipologías
colectivas y mezcladas, por presentar mayores
posibilidades de modificación constructiva. Se
detectó también que en la mayoría de casos
la afectación de la superficie de la vivienda fue
baja y media; sin embargo, son superficies considerables para afectar las condiciones de habitabilidad y la calidad de vida en la vivienda.
En una minoría de casos se detectó un impacto
alto, que lleva a que no exista una distinción
entre las actividades domésticas y económicas
en la vivienda.
Los espacios de la vivienda utilizados para el
desarrollo de actividades económicas productivas son principalmente exteriores, aunque hubo
una diferencia escasa con quienes realizan actividades productivas en espacios exteriores
e interiores, en tanto algunos de los patrones
comunes de los procesos de transformaciones afectan el cierre y la ocupación de áreas
libres, o bien el cambio de uso de los locales.
Los datos analizados demuestran que estas
modificaciones son realizadas principalmente
mediante reformas y en menor medida a través
de superposición de actividades y reformas, en
tanto otro de los patrones son las adaptaciones
de espacios sociales o de dormitorio a espacios de trabajo. Las adaptaciones constructivas
se realizaron sin ningún tipo de asesoramiento
técnico profesional; por lo general son precarias,
ya que no se ajustan a los estándares, parámetros y normativas, por lo que afectan las condiciones de habitabilidad de la propia vivienda y
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Estudios
Habitabilidad en viviendas productivas del Gran Resistencia (Argentina)
María Laura Puntel & Miguel Ángel Barreto
del hábitat residencial en general, así como la
calidad de vida de los hogares que las habitan.
Contrariamente al planteo inicial, la mayoría de
los hogares se mostró conforme con los espacios disponibles, apenas un escaso porcentaje
no lo estuvo. Esto conduce a atender el carácter
subjetivo local de las condiciones de habitabilidad, a partir de las cualidades de satisfacción de
los espacios a las necesidades, expectativas y
aspiraciones de sus residentes que se explican
por el agrado que sienten por su vivienda. El
fenómeno está siempre definido con relación a
un contexto cultural y como conjunto de necesidades socialmente determinadas y reconocidas. Del mismo modo, en oposición al supuesto
inicial, más de la mitad de los usuarios de viviendas productivas manifestaron que ellas no
afectan la calidad de vida, y cerca de un tercio solamente consideró que sí afectan, ya sea
por superposición de actividades, por perturbar
la privacidad o ambas cosas, lo que implica la
necesidad de profundizar el conocimiento del
modo de vida de los sujetos, de sus expectativas de transformación y del grado de conservación que se consigue.
Para finalizar, hay que señalar que la indagación
realizada de la relación entre habitar y trabajar
permitió generar aportes para un mayor conocimiento de las prácticas económicas productivas
en el ámbito residencial y el impacto en las condiciones de habitabilidad y en la calidad de vida
de los destinatarios de estos sectores sociales,
así como contribuir con nuevas evidencias para
revisar y ajustar los parámetros de producción
de la política habitacional actual mediante el diseño de soluciones habitacionales más adaptadas a estas necesidades. Estos aportes están
destinados a servir como insumo para la elaboración de proyectos, programas y políticas habitacionales que prevean la incorporación de este
tipo de procesos en el hábitat social, teniendo
en cuenta las acciones implementadas por los
distintos agentes involucrados en la producción
del hábitat, a partir de la contradicción que se da
entre la lógica de los destinatarios y la lógica de
los planificadores, para la resolución adecuada
del problema en favor de un hábitat digno.
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CIUDAD Y TERRITORIO ESTUDIOS TERRITORIALES
8. Listado de acrónimos y siglas
AGENCIA Agencia Nacional de Promoción de la
Investigación, el Desarrollo Tecnológico
y la Innovación.
AMGR
Área Metropolitana Gran Resistencia.
AUDC
Área Urbana Deficitaria Crítica.
CIAM
Congreso Internacional de Arquitectura
Moderna.
CONICET Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas.
FAU-UNNE Facultad de Arquitectura y Urbanismo,
Universidad Nacional del Nordeste.
FONAVI
Fondo Nacional de la Vivienda.
FONCYT Fondo para la Investigación Científica y
Tecnológica.
GID
Grupo de Investigación y Desarrollo.
INDEC
Instituto Nacional de Estadística y Censos.
PICT
Proyecto de Investigación Científica y
Tecnológica.
SUOPE
Sub Unidad de Obras y Programas
Especiales.
UERH
Unidades Espaciales Residenciales
Homogéneas.
UCA
Universidad Católica Argentina.
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