EL CARNAVAL ABANQUINO
el carnaval abanquino
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CIRO V.
PALOMINO DONGO
CIRO V. PALOMINO DONGO
PRESENTACION
En este trabajo estoy presentando los documentos que he venido reuniendo
acerca del carnaval abanquino con motivo de la segunda edición de mi libro:
“ABANCAY: Alegre y hospitalaria”, y lo hago con mucha alegría, porque a lo
lejos y desde hace ya varios días, desde mi casa o de las calles, vengo escuchando
las melodiosas voces, guitarras, mandolinas, charangos, tinyas, quenas y
cascabeles de las hombres y mujeres abanquinos que se preparan para celebrar su
querido carnaval.
En estas fiestas los paisanos celebrarán con gran alborozo la renovación de
la vida y las esperanzas de un pueblo que baila y canta para que queden atrás,
como si solo hubieran existido dentro de la bruma de los sueños, los pesares que
acompañan a sus días.
Y es entonces cuando una vez más los abanquinos se tomarán de las manos,
se mirarán a los ojos, sonreirán y plenos de vida soltarán sus melodías
directamente a los corazones de sus amigos, amantes, esposas o maridos, y en ese
rito vital remozarán sus alientos, para que, lo que traiga el porvenir sea más
llevadero y hasta quizá, -y porque no- próspero a su modo. Y como si desde
siempre conocieran en el fondo de sus almas tienen la certeza, de que tal como
les vaya en estos carnavales les irá el resto del año.
Después vendrá la Semana Santa con sus penitencias, sus procesiones y su
dolor ancestral, donde desde el fondo de sus cuitas, pedirán a sus dioses y santos
para que sumerjan sus almas en las profundas lagunas de la calma y la quietud,
donde lo mortal pareciera que se acaba, y desde donde con mucha fe, surgirá a la
superficie de sus corazones la promesa de la salvación y la vida eterna.
Bajo este abundante y vivificador hechizo popular, en este año en que se
cumple el 150 ANIVERSARIO CIUDAD DE ABANCAY, tengo también en mi
corazón la alegría de presentarles este pequeño esfuerzo cultural acompañado de
las fotografías que hago.
“Para olvidar mis líos
me voy al puente antiguo,
a ver cómo el rio amigo
se lleva mis desvaríos”
Carnaval abanquino
Abancay, febrero del 2024.
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EL CARNAVAL ABANQUINO
Los carnavales, una fiesta de occidente.
Un carnaval es una celebración pública que tiene lugar antes de la Cuaresma cristiana, con
fecha variable (desde finales de enero hasta principios de marzo según el año), y que combina algunos
elementos como disfraces, desfiles, bailes, comparsas y fiestas en la calle.
El origen del carnaval se remonta a Sumeria y Egipto donde hace 5,000 años atrás. Estas
fiestas se celebraban en honor de la diosa Isis, Apis o a las Lupercales romanas en honor a la loba
Luperca que había amamantado a Rómulo y Remo, entre otros. Al mismo tiempo, en Grecia adoraban
a Dionisio con una celebración en la que no faltaba nada, mucho menos el vino.
El origen de su celebración europea era un rito pagano que se realizaba en honor a Baco que
es el nombre romano del dios griego Dioniso, quien es considerado uno de los dioses olímpicos y es
conocido por ser el dios del vino y la fertilidad. En la mitología romana, Baco era adorado como el
dios del vino y la juerga. Según la leyenda, Baco nació en la isla de Naxos y fue criado por las ninfas
de Nisa, quienes lo alimentaron y cuidaron de él. Sileno, el dios de la ebriedad, le enseñó a plantar la
vid, mientras que las Musas le enseñaron a cantar y bailar.
Actualmente quien se lleva las oraciones de estas fiestas es el Dios Momo o el Rey Momo
griego protector de todos aquellos que se entregaban al jolgorio, al escándalo del vicio y a los excesos,
famoso por divertir a los dioses del Olimpo con sus críticas agudas y mímica grotesca. También era
considerado el dios de la ironía, la sátira hiriente, el sarcasmo y las burlas. Ya en la Edad Media era
costumbre que en las llamadas "fiestas de la locura" como se le llamaba a los carnavales la gente
oculta detrás de un disfraz gastara bromas en lugares públicos. La popularidad del Rey Momo es
mayor en Latinoamérica. En el Perú lo conocemos con el nombre de “Ño Carnavalón” o el señor de
los carnavales que, en la forma de un muñeco grotesco, preside los desfiles callejeros.
Esta fiesta conjuga el juego, la música, el canto y los desplazamientos coreográficos con
alegría y con un mensaje satírico, burlesco y romántico. Expresa un homenaje a la vida, al amor y a
la fertilidad.
Así, los carnavales fueron incorporados al calendario cristiano y concebidos como un período
de excesos permitidos antes de la abstinencia de Cuaresma. Los festejos duraban hasta tres días antes
del Miércoles de Ceniza. Estas costumbres se difundieron desde Grecia y Roma hacia Europa y más
tarde llegaron a América, de la mano de los conquistadores.
La fiesta de los carnavales en el Perú.
Rolando Rojas Rojas en su obra “TIEMPOS DE CARNAVAL. El ascenso de lo popular a la
cultura nacional (Lima, 1822-1922)”,1 escribe:
“Ahora bien, ¿cuándo se comenzó a celebrar el carnaval en Lima? Aunque
carecemos de un estudio sobre el cual apoyarnos, gracias a los libros del antiguo
cabildo de Lima sabemos que ya en 1544 se celebraba en la capital la fiesta del
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ROJAS ROJAS, Rolando. “TIEMPOS DE CARNAVAL El ascenso de lo popular a la cultura nacional (Lima, 18221922)” IFEA – IEP. 2005 - Lima.
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domingo de Cuasimodo. Ésta era una fiesta carnavalesca —en la que los negros
salían pintados y con máscaras de diablos para realizar danzas frenéticas y
representaciones coloridas—, que tenía lugar al término de la Cuaresma y cerraba
el ciclo del carnaval. Según Juan Carlos Estenssoro, esta fiesta representaba que el
carnaval resucitaba por un solo día para demostrar que no había muerto y que
retornaría al año siguiente. De manera que si en 1544 ya se celebraba el domingo
de Cuasimodo en Lima, resulta probable que también se jugara en las calles el
carnaval, al menos entre los españoles y la gente de su más cercano entorno.
Por lo demás, por lo que se desprende de la lectura de Juan Antonio Suardo
y Josephe de Mugaburu, todo parece indicar que ya en el primer tercio del siglo XVII
el carnaval era una fiesta muy popular, asimilada por negros, indios y mestizos. En
la sección de febrero de 1630 del Diario de Lima de Suardo se lee, por ejemplo, lo
siguiente: “A 12, día de carnestolendas [carnavales], por la tarde hubo mucha
carrerapor las calles principales desta ciudad”. El hecho es que, con el tiempo, el
juego con agua y harina, las mojigangas, los papahuevos, los gigantes, los disfraces,
las escenificaciones, los carros alegóricos, las danzas, los bailes, el vino, el licor y
los banquetes hicieron del carnaval una fiesta nacional.
En Cusco, por ejemplo, esta diversión estaba tan arraigada que cuando en
1749 la Iglesia le pidió al corregidor de la ciudad que la suprimiese para dar paso a
las misiones, éste respondió “Que no se podían omitir los bacanales, porque eran
entretenimiento y diversión de la República”. En esa ciudad, el 31 de enero de 1743
se publicaron avisos que prohibían, bajo pena de excomunión, remedar los trajes
eclesiásticos en los juegos carnavalescos. Y es que cuatro días antes, el propio
alcalde, el contador real y otras personalidades habían acudido a una corrida de toros
haciéndose preceder por un muchacho disfrazado de fraile de San Juan de Dios, que
llevaba una jeringa con la cual mojaba a los transeúntes”.
Los cronistas limeños, señalan que está fue una costumbre italiana traída al Perú en la época
colonial. En un inicio los carnavales eran festejados solo por las familias aristocráticas, pero con el
correr de los años esta práctica se masificó expresándose en los juegos con agua y el de lanzarse
objetos como serpentinas y cascarones.
Sobre cómo se festejaban los carnavales en los barrios populares limeños, la revista
“Variedades” en su número 52, del 27 de febrero de 1909, nos refiere que:
“No obstante las nuevas conquistas que la industria va efectuando en todos
los órdenes de la actividad humana, el juego del carnaval ha revestido, en Lima, el
mismo carácter de criollismo que tenía ahora cincuenta años. El promedio de los
habitantes de Lima goza más, endilgándose sendos baldes de agua, que con los
amanerados chisguetes y las melifluas serpentinas de papel. En los barrios
populosos es un verdadero laberinto el que se arma con motivo de los clásicos días
y muchas veces suelen acontecer desgracias lamentables”.
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EL CARNAVAL ABANQUINO
Por su parte, Carlos Prince2 en su obra “Lima antigua” cuenta que:
“Las fiestas del Carnaval tienen tan grande aliciente para todas las clases
sociales, que es casi imposible su desaparición. Ni la autoridad de policía, que
anualmente publica bandos tres días antes de Carnaval, prohibiendo que se arroje
agua de los balcones sobre los transeúntes y que se juegue en las calles, so pena
de una multa ha podido extinguir esta bárbara costumbre que se pierde en lo atrasado
de los tiempos”.
Con el ánimo de moderar estos excesos, durante la dictadura de Augusto B. Leguía, que
deseaba congraciarse con el pueblo, se organizaba un corso de carnaval que se iniciaba en el Paseo
Colón hacia el centro de Lima con carros alegóricos, y presidido por una reina. Por esos días no se
jugaba con agua sino con chisguetes de olor. Este era un carnaval muy elitista, que culminaba en una
fiesta con máscaras. Incluso de promulgó la Ley Nº 6677 del 20 de enero de 1930, que ordenaba:
“Disponiendo que el producto de las licencias para usar disfraces durante los días del Carnaval,
en las poblaciones de Lima y Callao y ciudades vecinas, se destine a la Junta de Defensa de la
Infancia”.
Corso del carnaval limeño
Pero, como en los Barrios Altos y La Victoria las mujeres, niños y hasta los ancianos eran
mojados y pintados de negro sin piedad, en la época de Manuel Prado fueron suprimidos los feriados
de lunes y martes de carnaval permitiéndose jugar solo los domingos, con lo que quedó prácticamente
liquidado el carnaval limeño, para que en los años 60’ y 70’ volvieran como la fiesta de los
provincianos con huaynos, danzas y yunsa incluidos.
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PRINCE, Carlos. Lima antigua. Imprenta del Universo. Lima. 1890.
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Desde los inicios de la época republicana, los carnavales estaban precedidos por la “fiesta de
comadres y compadres”, que aparecen en las acuarelas del pintor Pancho Fierro. Tenía lugar dos
jueves. En el primero, las mujeres daban obsequios a sus amigos varones y hacían una jarana3, y el
jueves siguiente: “comadres”, los varones obsequiaban a las damas finos y caros regalos y fiestas más
grandes.
“La jarana en Chorrillos" Ignacio Merino (1817-1876)
La fiesta de los “compadres” y las “comadres” en Abancay.
Esta fiesta se trasladó a Abancay, probablemente a través residentes de las haciendas y los
visitantes y viajeros de otras regiones, para más tarde trasladarse a los habitantes de la Villa de los
Reyes de Santiago de Abancay y de ahí a la campiña.
Su base es la chanza que el campesinado le ha hecho desde siempre a la especial
recomendación que hacen los sacerdotes al impartir el sacramento del bautismo, cuando declara a los
compadres como: “el segundo padre o segunda madre del ahijado”, de modo que para el burlón
entender campesino, el ministro de la iglesia declaraba públicamente al compadre o la comadre como
el segundo esposo o esposa de los compadres, y de ese modo surgió la grotesca burla popular de que
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Palabra quechua que deriva de rakray. v. vulg. Comer vorazmente algún alimento. O una rakrana que podría ser un
opíparo banquete andino. En el Perú precolombino era el modo figurado de decir que se tenía mucho para comer.
Generalmente lo hacían cuando acababan las ceremonias religiosas.
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EL CARNAVAL ABANQUINO
dice: “Compadre que no arrima a la comadre, es mal compadre” y viceversa; por eso es que
principalmente el día jueves que corresponde a los varones, para sorpresa del compadre y su
vecindario, colgaban de su puerta un muñeco de tamaño natural, mal trajeado, con orejas y narices
descomunales y con cuernos en la frente, al que además para mayor burla del “cachudo”, lo
embadurnaban con excremento de ganado.
En los últimos tiempos, por Decreto Municipal, está costumbre se ha convertido en una muy
sui generis fiesta burocrática, que consiste en que una institución que ha asumido el compromiso de
ser el “carguyoc”, con el conocimiento y consentimiento de su jefe o director, la noche anterior a la
fiesta cuelgan de los techos, balcones o postes cercanos a la oficina esos muñecos burlones que
supuestamente representan al jefe de la misma y por extensión a todos los trabajadores con un cartel
que alude a las negligencias de esa dependencia, por ejemplo: "Camal de Salud de Abancay".
Al día siguiente, los empleados de la entidad “carguyoc”, previo un itinerario y sujetos a un
cronograma, recorren cada una de las oficinas, donde son recibidos por los anfitriones con chicha de
jora, cerveza y cambray4. Luego de cantar, bailar y jugar con chisguetes de espuma, pica-pica y
serpentinas por espacio de una hora, los visitantes se despiden para seguir cantando y bailando por
las calles hasta llegar a la siguiente oficina, y así esta rutina continúa hasta que en horas de la tarde,
la comparsa itinerante, cumpla con todo el rol de sus visitas.
La celebración de las fiestas de los “compadres” y de las “comadres”, tal como se festeja
ahora, es solo una burda representación sin alma de la verdadera costumbre que vino del campo y de
los barrios populares de la ciudad, a los que jamás regresó, y su celebración se ha reducido al referido
paseo borrachón, donde la burocracia bebe, canta y baila a costa del presupuesto público.
Indudablemente, no se puede recrear una costumbre y en este caso una “mala costumbre” por mandato
de ninguna autoridad.
Fiesta de los compadres en la DRA-AP ( Foto: Ciro Palomino Dongo)
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Que en otras partes de Sudamérica o el caribe se le conoce con el nombre de guarapo. Es una bebida obtenida del jugo
de la caña de azúcar fermentado o sin fermentar. En Abancay el cambray es una bebida fermentada muy popular que
dependiendo del grado de fermentación es usada como bebida alcohólica.
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El pukllay
El carnaval europeo, aquí en los andes encontró su contraparte en el pukllay (del quechua
juego o divertirse jugando), que es una tradición incaica muy extendida entre los antiguos peruanos
y es también la fiesta de algunas poblaciones de origen quechua de la Argentina, Bolivia y Ecuador.
Se festejaba al final de las lluvias y por el tiempo de las cosechas. Durante la colonia se conectó con
el carnaval europeo, asumiendo su calendario, pero sin dejar de ser un juego donde participa toda la
comunidad.
En Andahuaylas el pukllay, es una competencia de danza de las delegaciones llegadas de
distintas partes del territorio apurimeño, del Perú y Sudamérica donde se reúnen cientos de bailarines
dispuestos a obtener los mejores premios.
El pukllay ó carnaval de las parcialidades del distrito de Cabana de la provincia de Lucanas
de la región Ayacucho, es una fiesta que dura tres días con juegos y ceremonias rituales, con el
principal objeto de rendir homenaje a la naturaleza a través del arte, y donde los jóvenes varones y
mujeres de los barrios de arriba y abajo, se retan al juego del amor.
En cambio, en el distrito de Chipao de la misma provincia, el pukllay es una danza
costumbrista, que se celebra con un concurso dentro del programa local de las fiestas del carnaval.
El qarmenqa es una de las fiestas más tradicionales de los pueblos del distrito y provincia de
Churcampa del departamento de Huancavelica, que se celebra durante los meses de febrero y marzo
de todos los años en la época de los carnavales (qatun poqoy). Esta costumbre se inicia con la fiesta
de los compadres y las comadres, desde el lunes de carnaval y culminando el miércoles de ceniza en
honor a la Cruz de Atoqassa. Esta tradición se mantiene desde la época incaica. Mediante Resolución
Viceministerial N° 071-2013-VMPCIC-MC, del 21 de octubre de 2013, se ha declarado Patrimonio
Cultural de la Nación al puqllay qarmenqa.
Dentro de la celebración del qarmenqa se realiza el pukllay. Se trata de una fiesta de corte
fundamentalmente agrícola, que celebra la fertilidad de la tierra en la temporada de lluvias, entre los
meses de febrero y marzo. El pukllay se manifiesta como un conjunto de danzas que representan la
faena agrícola, así como una serie de competencias de habilidad y resistencia física entre varones.
Esta es una ocasión para el encuentro entre jóvenes de ambos sexos para el enamoramiento
dentro de un juego donde las parejas se arrojan pepas del nogal, tunas, aylumpo, y pantipapa para
medir sus fuerzas; acabado los proyectiles se azotan en las piernas y los pies con ortigas con el
propósito de hacer caer a la pareja al suelo. Finalmente, la fiesta concluye en un pukllay de todos
contra todos con barro y abundante agua.
En Tarabuco, capital de la provincia Yamparáez del departamento de Chuquisaca – Bolivia,
sus gentes celebran el festival del pukllay en marzo de cada año. Los miembros de la comunidad
indígena local se reúnen para la misa, desfilan con sus coloridos trajes tradicionales y bailan y beben
mucha chicha en conmemoración a la batalla de Jumbate (12 de marzo de 1816), cuando valientes
tarabuqueños a la cabeza de Carrillo, Calisaya y Miranda con sencillas y rústicas armas vencieron al
ejército realista.
En La Rioja – Argentina, el pukllay es una fiesta que se celebra durante tres días y que termina
con la quema de un muñeco de aspecto humano de tamaño natural, vestido en forma descuidada con
ropa vieja y andrajosa, al que le pintan los rasgos faciales y le colocan un sombrero.
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EL CARNAVAL ABANQUINO
Representa a Pujllay, el espíritu festivo de la fiesta que nace, vive y muere en esos días de carnaval.
Leamos la hermosa leyenda de Chaya y Pujllay, que dio origen a esta fiesta:
“Esta es la historia de una hermosa jovencita llamada Chaya que se enamoró del
joven príncipe del ayllu llamado Pujllay. Pero este era un mujeriego y ella, al no ser
correspondida, decidió huir a llorar sus penas a las montañas, donde llegó tan alto
que se convirtió en una nube. Desde entonces sólo retorna, a mediados del verano
de la mano de la diosa Luna (Quilla) en forma de rocío y lluvia. Dicen que Pujllay
sintió remordimiento del destino de Chaya y partió a buscarla sin éxito. Después se
enteró de que volvería en febrero y partió de nuevo a buscarla, pero no la encontró.
Así que regresó donde la gente festejaba la fiesta de la cosecha y miraban la pena
del siempre divertido y mujeriego Pukllay con muecas de risa. Pujllay derrotado por
no lograr dar con el paradero de Chaya, ahogó sus penas en chicha hasta encontrar
la muerte. Así quedaron para la posteridad el significado de sus nombres: Chaya,
que en quechua significa “agua de rocío”, y Pujllay, que se refiere a “jugar, alegrarse”.
Muñeco pujllay, La rioja – Argentina (Foto: Internet)
Y así podemos colectar una serie de noticias sobre la celebración del pukllay o pujllay en
todos los países que alguna vez formaron parte del Tahuantinsuyo incaico.
En todos estos pueblos la finalidad del pukllay o pujllay no ha variado mucho, sigue siendo la
temporada donde las comunidades andinas cantan, bailan y juega, y donde los solteros de ambos
sexos muestran su orgullo o coquetería para atraer a la pareja, de modo que para tal como les vaya en
el carnaval, así les irá el resto del año.
Pukllay andahuaylino ( Foto: Internet)
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La fiesta de los carnavales en Abancay.
En esta tierra de haciendas coloniales, esta fiesta se celebraba con gran derroche de pompa,
júbilo y dinero, primero dentro de los cerrados círculos sociales de los hacendados y sus invitados
que se reunían al estilo aristocrático limeño en las casas-haciendas coloniales.
De allí y a su modo se extendió a los centros poblados que fueron el embrión de las ciudades
apurimeñas: Abancay, Andahuaylas, Chalhuanca, etc. Una emulación de esas refinadas fiestas, aun
se reproducían en los años 60’ y 70’ en el Club “Unión” de la Plaza de Armas de Abancay, con
disfraces, máscaras, serpentina, pica-pica, mixtura, chisguetes de éter, grandes orquestas, etc.
Este carnaval está prácticamente extinguido en la actualidad, pero el que salió al campo,
retornó a nuestras ciudades convertido en una expresión de masas, motivo de orgullo regional y
nuestra principal atracción cultural y turística.
El moderno carnaval abanquino que tiene su origen en su campiña es probablemente haya
evolucionado a junto al del pukllay quechua, pero asumiendo algunos detalles de las fiestas que se
celebraban en las casas hacienda. Consideramos que a esto se sumó el hecho de que las tierras agrarias
de los valles de Abancay y Pachachaca fueron rápidamente convertidas en haciendas cañaveleras por
los conquistadores, donde además de los “panes de azúcar” se producía la chicha de caña que nosotros
llamamos cambray pero que en otras latitudes se le conoce como guarapo; y, debido a que se movía
tanta cantidad de esa bebida, se estima que reinaba la alegría y con ella el humor para este tipo de
fiestas y otras celebraciones y diversiones populares.
Es verdad que las fiestas carnavalescas que hoy prosperan en la ciudad de Abancay han sido
introducidas durante los años 70’, década que coincide con la liquidación de las haciendas por el
proceso de Reforma Agraria y con ello el final de un modo de producción y una ideología que
permaneció y dominó el valle por más de cuatro siglos. Desde su inicio, su planificación,
programación y desarrollo está a cargo de la Municipalidad Provincial y básicamente están referidas
a estas actividades:
a) La elección y coronación de la Reina principal del carnaval. Este es un legado de las
festividades del carnaval de los tiempos de las haciendas y del cumplimiento de la
normatividad que desde el gobierno central se dictaba desde el tiempo de Augusto B. Leguía,
pero falta el baile de disfraces con una buena orquesta de fama nacional.
b) La celebración de la costumbre de día de “Los compadres” y de “Las comadres”, que ya
hemos reseñado líneas arriba.
c) La entrada de Ño Carnavalón, el paseo de carros alegóricos y desfile de comparsas.5 También
traído a esta ciudad en cumplimiento de las disposiciones gubernamentales de los años 30’
del siglo XX, cuando se dispuso que los carnavales se celebrarán de este modo y a cargo de
los gobiernos locales del país. Más adelante hacia 1936, se introdujo la yunsa o
“cortamontes”, como parte de sus celebraciones.
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En buen castellano una comparsa es una agrupación carnavalesca que sale a la calle a interpretar su música y baile. En
Abancay las comparsas tienen dos partes bien diferenciadas: el conjunto musical que es la que aporta la música y las
letras de los “carnavales” que son unas canciones muy alegres y bailables con letras que hacen sátira mordaz a las
instituciones, las personas, las personalidades o a los acontecimientos especiales de la vida (enamorarse, casarse, en fin,
la vida misma), y el cuerpo de baile que desarrolla las coreografías preparadas por la comparsa, pero que, además canta.
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EL CARNAVAL ABANQUINO
En sus últimas versiones los desfiles de comparsas abanquinas, ha puesto en escena a más de
2,000 personas, de las cuales las dos terceras partes fueron los empleados públicos y la tercera parte,
las abaceras de los mercados locales y el personal de algunas instituciones privadas, entidades
financieras, instituciones de educación privadas, entre otras.
También existe por fuera del calendario de estas fiestas el Concurso de Comparsas, Festival
de “timpus” y pucheros, Concurso de Carnaval Campesino, Concurso de Carnaval Regional, pero
estos son eventos de carácter estrictamente concursal y comercial.
Comparsa abanquina (Foto: Ciro Palomino Dongo)
Hacia 1938, el Dr. Aurelio Miro Quesada Sosa,6 en el libro de sus viajes al interior del Perú,
intitulado “Costa, Sierra y Montaña”,7 nos brindó con amplia y generosa maestría sus impresiones
acerca del paisaje de la campiña, la dulzura y picardía de la letra de sus canciones y acerca de la
alegría de los abanquinos por el tiempo de carnavales de mediados de los años 30’ del siglo pasado,
a través de estas cálidas y evocadoras palabras:
“En busca del paisaje más amable discurro luego por las rutas del campo.
Dejando las calles empedradas, voy hacia las huertas protegidas por pircas, o los
pastizales en que pace el ganado. Algunas veces me cruzo con autos vocingleros o
con arrogantes caballos de paso. Otras veces son indígenas, que bajo la sombra de
los sauces y los "patis" oscuros, se detienen para gustar, entre un denso perfume de
eucaliptos, la triple frescura del maíz: hervido en el mote, molido en la mazamorra y
tostado y sonoro en la "cancha". Por otro lado, magueyes de altas varas, cañaverales
de lindo color verde o dorado, molles, tunas, naranjos, cultivos de panllevar,
cafetales. Más lejos, chiquillas que lavan ropa en las acequias o en el rio, o que se
bañan con gracioso impudor, totalmente desnudas. Así quedarán más frescas, para
volver luego a la ciudad con el vaivén alegre de sus cuerpos trigueños.
6
Nacido en Lima (15-05- 1907 y 26-09- 1998+). Catedrático y Decano de la Facultad de Letras y luego Rector. Desarrollo una amplia
labor entre el periodismo y la literatura. Especialista en la vida y obra del Inca Garcilaso de la Vega. Es autor de una amplia producción
de artículos, conferencias, opúsculos y otros escritos. Dirigió el Diario “El Comercio” desde 1980 hasta 1998. Fue Director de la
Academia Peruana de la Lengua, Presidente de la Academia Nacional de Historia y Presidente de la Sociedad Geográfica de Lima.
7 MIRO QUESADA SOSA, Aurelio. COSTA, SIERRA Y MONTAÑA. Segunda Edición aumentada. Editorial Cultura Antártida. Lima.
1947. Págs. 302-305.
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No podrán, sin embargo, usar sus antiguos vestidos pintorescos, porque la
indumentaria en la actualidad es muy sencilla. Los hombres calzan "ojotas" o
sandalias, hechas ahora con trozos de llantas de automóvil, y visten, por lo común,
pantalón y chaqueta de tela ligera; seguramente, entre otras razones, por el clima,
ya que en un valle cálido como este el poncho resulta muy pesado. Las mujeres
conservan más rezagos del traje antiguo, pero con elementos propios. Veo
manteletas o llicllas, distintas en todo de las del Cuzco y semejantes a las de
Ayacucho; aunque todavía más estrechas y cortas, según se me dice para lucir la
fina cintura, en cuya delgadez se cifra tanto orgullo. El vestido, por lo demás, lo
componen una falda amplia y ceñida a la cintura y una blusa con adornos y encajes
que hacen recordar algo a la moda de comienzos del siglo XX. Por lo general, se
cubren con un sombrero de paja de ala ancha, que vela con una sombra suave la
expresión blanda y sosegada del apacible rostro de las indígenas de aquí.
Algunos de estos rostros han despertado los elogios y han puesto su gracia
en las canciones en que es tan pródigo el repertorio musical de Apurímac. Como en
todas las zonas del Perú donde la fusión racial es acentuada, aquí también la afición
por los cantos es intensa y no se detiene en las capas populares sino llega a
impregnar los más diversos elementos sociales. Casi no hay en Abancay quien no
sepa tocar algún instrumento o no conserve en la memoria alguna letra de arraigo
local. Palabras sencillas, sin preocupaciones literarias, que se acompañan con los
varios instrumentos de cuerda: guitarras, bandurrias o "charangos", o que en los días
de carnaval entonan las "pandillas" al son de las quenas y las "tinyas". Expresadas
en castellano o en el mestizado quechua de Apurímac, hablan de ríos y de cerros,
de vuelos de aves o de lluvias tenaces.
A veces los celos se insinúan, o el amante se inquieta porque ha visto pasar
un forastero que ─como en el "huayno" conocido─ llega sonando sus "ojotas" o
mascando su Coca:
cocachampas achum achum, usutachampas
challan, challan.
Otras veces, en cambio, la vibración sentimental se cambia por una alegre
nota irónica:
Atatau, atatau
casado vidacca,
tetehuan, cobrehuan
hallin remachascca.
Añañau, añañau
soltero vidary,
ccorehuan ccolccehuan
sumacc casquillasca.
Lo que traducido más o menos libremente viene a decir:
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EL CARNAVAL ABANQUINO
Qué fea, qué fea la
vida del casado, bien
remachado con plomo
y con cobre.
Qué linda, qué linda
la vida del soltero,
hermosa y adornada
con oro y con plata.
Es tan solo una burla del momento, porque más impresiona a los espíritus la
letra del "huayno" emocionado que habla de un dolorido corazón que siente las
angustias de un amor sin fortuna:
Al cielo pido la muerte,
pero no llega. Quiero ese
sueño sin despertar, para
olvidarte.
Guardo todavía en el oído algunos ecos de estos cantos, cuando se me lleva
a presenciar el espectáculo de la puesta del Sol desde la gruesa torre, con sonora
campana, que se eleva en la hacienda Patibamba. Por la firme escalera de cal y
canto subo a la parte alta. Allí veo los juegos de rojos y naranjas, las nubes que
cambian su vivo tono blanco por velos transparentes, cada vez más lejanos y más
pálidos: violetas, verdes, azules, rosas, perla. Lentamente, va cayendo la noche. Por
los caminos de la hacienda, cercados por "pircas" y bardales, avanzan, entre nubes
de polvo, las ovejas, o resuena el trote agitado de las mulas que vienen a gozar,
desde quién sabe qué campos cercanos, del sabroso reparo de la "inverna".
Por su parte Guillermo Viladegut, 8 nos ofrece una colorida pintura de los carnavales
abanquinos de la segunda mitad del siglo XX, en la siguiente pintoresca nota:
“Todos los pueblos tienen una fiesta grande que los hace notables y con este
motivo se congregan cientos de visitantes. Abancay, hace muchos años, tenía el
Carnaval como una de las fiestas más esperadas y también la mejor celebrada
después del día de Mamacha Rosario y de las Fiestas Patrias. Y de esta emoción
surgió en el pueblo la conocida y popular música del carnaval abanquino, que
también por extensión se llama carnaval apurimeño, en cuyo fondo acomodan los
artistas y cantores sus letras para individualizar de acuerdo a su medio, de donde
resulta un contrapunto de canciones que aluden a personas, caracteres, costumbres,
etc.
El carnaval abanquino duraba toda una semana. Se iniciaba el día sábado con
la entrada del Ño Carnavalón; las primeras alegres comparsas se paseaban al son
de las flautas, de los charangos, bandurrias y guitarras cantando el «Chayraqmi,
chayraqmi
/
chayaikamuskani
/
parachawan,
wayrachawan
/
contraschaskukuspa»; lindas tinyas, a manera de tambores, cubiertas por un lado
con fino pergamino de piel de carnero, y por el otro con delgada membrana peritoneal
8
VILADEGUT FERRUFINO, Guillermo. Alma y rostro de Abancay. Imprenta IRAL E.I.R.L. Abancay. 1997 Págs. 121 y 122.
13
CIRO V. PALOMINO DONGO
de chancho que con dos o tres cuerdas de crin de caballo, resonaban como un
enjambre de abejas. Alegres mestizas con sus caras pintadas de blanco y rojo y con
sus finos pies de taruca, zapateaban en el suelo recién regado por el cielo después
del anuncio de San Pedro con su wakaqara arrastrada por él mismo.
Al día siguiente, domingo de carnaval, se organizan pandillas de
«pasianderos», de la juventud y de viejos carnavaleros que iban y venían por las
diferentes calles de Wanupata hasta Miscabamba portando los implementos de
juegos: harina, picapica, cascarones, agua de florida, serpentinas, evocando las
canciones en los idiomas español y en runasimi: «Verde romerito morado floreces/
amor traicionero nunca permanece/. Tratas conmigo/ tratas con otro/ porque no
tratas/ solo conmigo/. /Aquí viene la comparsa/ /la comparsa abanquina/ /Desde
Maukakalle me mandaron flores/ en una canastita llena de amores/.../Apurimaq
mayu río caudaloso/ en tus aguas turbias/ /casi la vida pierdo/ ...Patibamballay
patipa ruruchan/ /ciertoponechus parischaykusun/...
Se organizan excursiones familiares al campo portando todos los implementos
de juego y los menesteres para preparar el almuerzo «timpu», una especie de
sancochado, en las huertas de José Soria, Catalina Hoyos, Dionisio Camacho,
mentados por sus duraznos, yendo hacia Qolqaki, la de Azurín hacia Maukakalle, de
los Bedia hacia Sawanay; y así las principales familias abanquinas salían al campo,
a Tamburco, Aymas y otros lugares; este almuerzo da motivo para que casi al
terminar el ágape se iniciara un juego de verdadero carnaval, empleándose todos
los residuos del banquete y por consiguiente, la pulcra mesa de momentos antes se
convertía en un campo de juego y batalla.
Los jóvenes de la ciudad, los malqos, de aquella época: los Casas, los Huerta,
los Pinto, los Ocampo, los Fano, los Luna, los Fernández, etc. formaban sus grupos
de combate con sus canastas de globos de cascarones y los bolsillos llenos de
harina, que arrojaban a las ventanas de las alegres muchachas, rematando al final
con la toma de la casa de las Fano, quienes esperaban bien preparadas desde días
antes; por las noches, numerosas comparsas de los aledaños, formaban pandillas
que recorrían la ciudad, en aquellos tiempos su número llegaba a los cincuenta
conjuntos, dando a Abancay un aspecto único de alegría y bohemia popular.”
Comparsa Abanquina (Foto: Ciro Palomino Dongo)
14
EL CARNAVAL ABANQUINO
Por la década de los años 70’, se publicó en Lima una colección de 25 libros populares sobre
la geografía, folklore, historia, economía, personajes, cultura, plagados de interesantes fotografías de
todos los departamentos del Perú, que su director, el escritor y periodista Pedro Felipe Cortázar tituló
“Documental del Perú”. 9 De esta conocida publicación extraemos estas líneas para conocer el
carnaval abanquino de los aquellos años, leamos:
“UN PUEBLO QUE DANZA
En el incomprensible “papel arrugado” de su tierra, el hombre apurimeño
nativo, enclaustrado por cumbres y abismos, dominado por los verdes campos de
sus valles profundos y los azules intensos de sus cielos, danza.
Danza, con loca alegría, en centenares de policromas fiestas. En lugar de vivir
agazapado en su honda miseria de siglos, se desfoga psíquicamente en la expresión
más humana: la danza.
Entre polvos y cascabeles, entre monteras de luces y máscaras
pintarrajeadas, las muchedumbres se trenzan en interminables danzas, incansables,
de horas, de días, de noches…. hasta caer exhaustas.
Sus cantos, sus danzas, en medio de su alegría, no son más que lamentos de
las tristezas de la vida cotidiana.
Su elemental lenguaje poético o sus anacrónicas contorsiones de figuras del
siglo XVI o XVII, nos hablan con sus tristes melodías, o con sus aires monótonos y
melancólicos o con su estallido de alegría de charangas, del hambre, de la soledad,
y de la inaudita miseria.
El cura de la colonia se "hizo de la vista gorda" o fomentó y asimiló ese estado
de ánimo para incorporado a las fiestas religiosas católicas y así los indios
celebraban la cosecha o la siembra de la Pachamama milenaria, con el mismo
calendario del Corpus o de la Natividad o de la Virgen de Cocharcas. y así han
continuado haciéndolo desde aquella lejana época sin que casi nada varíe con el
paso de los siglos, porque Apurímac -ya lo hemos dicho- es como un cofre hecho
por costumbres y abismos, en el que se ha detenido el tiempo.
El "Carnaval Abanquino” es la fiesta folklórica nacional más conocida entre la
gran masa popular de nuestro país. Y es quizá el resumen de todas las danzas y
cánticos de la región.
El Carnaval dura de cuatro a ocho días. En Abancay, los miércoles de Ceniza
las comparsas se dirigen a Tamburco, donde realizan la despedida con nuevos bailes
y algarabía.
Desde allí se despiden hasta el nuevo año regresando a sus respectivos
pueblos, con los caminos regados de borrachos, ahítos y embadurnados….unidos
dentro de su gran unidad inhóspita andina, en su solitaria "isla terrestre".
9
DOCUMENTAL DEL PERU. Enciclopedia Nacional Básica. APURIMAC. Tomo XVIII. Lima. Octubre 1,985. Editorial Imprenta
DESA. Págs. 39, 40, 41 y 43.
15
CIRO V. PALOMINO DONGO
Según la descripción de Mildred Merino de Zela, "La música del famoso
carnaval Abanquino, triunfal y contagiosa, es común a todos los grupos y clases
sociales. Con ella bailan la señora mestiza y los campesinos indígenas, entre
guitarras, quenas, tinyas y cascabeles".
"Durante el Carnaval se baila la música propia de la fiesta, en grupos que
recorren interminablemente las calles con el vestido "de centro" usual, jugando con
mozos, como el "Segollo" -desafío con látigos- el "Paki" -lucha con el puño cerrado
golpeado contra el antebrazo etc. diversas manifestaciones de la euforia unas con
regocijo y alegría y otras con fiero empaque (Abancay)".
El carnaval abanquino en “Los ríos profundos”.
José María Arguedas Altamirano, escritor y antropólogo, nacido el 18 de enero de 1911 en la
ciudad de Andahuaylas, publicó en el año 1958, “Los ríos profundos”, novela autobiográfica, por
cuyo mérito recibió el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1959. En ella nos
hace una descripción, imaginaria o real, del Abancay de los tiempos de las haciendas. Dentro de su
trama aparecen descritos magistralmente los hacendados, los maestros, estudiantes, los gendarmes,
las mujeres, los colonos, la policía, el vecindario abanquino y sus costumbres.
Esta novela ha sido considerada “la síntesis más perfecta del mundo andino y el español…..
su autor concibe toda su literatura alrededor de un proyecto: un país dividido entre dos culturas
(la andina, de origen quechua, y la urbana, de raíces europeas) que deben integrarse en una
relación armónica de carácter mestizo” y por ello es motivo de estudios literarios, antropológicos y
sociológicos, siendo en una de las obras peruanas más traducidas a nivel mundial. Unos extractos de
esta obra referidos al famoso carnaval abanquino, nos relata:
“Arrearon las mulas al trote. En el barrio de la Salinera, todas las calles
estaban llenas de gente. Hombres del pueblo formaban una especie de barrera
pasiva. No dejaban avanzar a los caballeros de corbata.
16
EL CARNAVAL ABANQUINO
—Las mujeres te pueden degollar, señor —oí que les decían.
—¡Patibambapak! ¡Patibambapak! —gritaban las mujeres y arreaban las mulas. Les
abrieron campo.
Desde algunos balcones, en las calles del centro, insultaron a las cholas.
— ¡ Ladronas! ¡Descomulgadas!
No sólo las señoras, sino los pocos caballeros que vivían en esas casas
insultaban desde los balcones.
— ¡Prostitutas, cholas asquerosas!
Entonces, una de las mestizas empezó a cantar una danza de carnaval; el
grupo la coreó con la voz más alta.
Así, la tropa se convirtió en una comparsa que cruzaba a carrera las calles.
La voz del coro apagó todos los insultos y dio un ritmo especial, casi de ataque, a
los que marchábamos a Patibamba. Las muías tomaron el ritmo de la danza y
trotaron con más alegría. Enloquecidas de entusiasmo, las mujeres cantaban cada
vez más alto y más vivo:
Patibamballay
¡Oh árbol de pati Patisachachay
de Patibamba!
sonk'oruruykik'a
k'orimantas kask'a
sonk' ruruykik'a
k'ollk'emantas kask'a.
K'ocha mayullay
k'ocha remanso
challwachallaykik'a
k'orimantas kask'a
patuchallaykik'a
k'ollk'emantas kask'a.
nadie sabía
que tu corazón era de oro,
nadie sabía
que tu pecho era de plata.
¡Oh mi remanso,
mi remanso del río!
nadie sabía
que tus peces eran de oro,
nadie sabía
que tus patitos eran de plata.
Cerca de Huanupata muchos hombres y mujeres se sumaron a la comisión.
La gente salía de las casas para vernos pasar, corrían de las calles transversales
para mirarnos desde las esquinas.
Así llegamos a la carretera, al ancho camino polvoriento de la hacienda. Era
ya un pueblo el que iba tras de las muías, avanzando a paso de danza. Las chicheras
seguían cantando con el rostro sonriente.
(…..)
Yo hubiera querido cantar, entre lágrimas de sangre, aquel carnaval de
Patibamba con que avanzamos por el mismo camino, hacia la hacienda. La señora
me llevaba casi abrazándome, pero su ancho brazo con que me rodeaba el cuello y
que tocaba mi hombro, no lo apoyaba en mí. No sentía ningún peso, sólo el calor de
su piel. Yo iba callado. El mundo nunca fue más triste; calcinado, sin esperanza,
17
CIRO V. PALOMINO DONGO
hundido en mis entrañas como un helado duelo. " ¡Dios mío! —iba diciendo—, ¡haz
que encuentre a mi padre en la puerta del Colegio! "
Abanquinas 1935 (Foto: Martín Chambi)
La yunsa del carnaval abanquino
El carnaval abanquino, reproduce la fiesta de la yunsa, mallqui o “cortamonte” que se remonta
a una costumbre instalada en los departamentos serranos del centro del país que cuentan con ceja de
selva, donde desde tiempos inmemoriales y pioneros, sus colonizadores debían desboscar, es decir,
propiciar la deforestación y desbroce de un bosque natural, para la instalación de campos de cultivo
y de pastos para la crianza de ganado, la instalación de un huerto de frutales o la construcción de sus
viviendas. Culminada esta ardua tarea e introducidos los cultivos, durante el mes de febrero que es
cuando ven el fruto de sus esfuerzos, lo festejan con canciones, danzas y abundante comida y chicha.
Más adelante se llevó esta tradición chacarera, a un escenario poblano primero y en la
actualidad ya se encuentra instalada en todas nuestras ciudades apurimeñas. Viladegut10 nos refiere
que esta costumbre empezó a celebrarse en Abancay a partir del año 1,936:
“Por el año de 1936 se estableció en Abancay la «yunsa» de mucha
popularidad en los pueblos del centro, llamada también «cortamonte». Consiste en
plantar un gran árbol, cargado de adornos y regalos; luego, bailando, cantando y
cortando a golpe de hacha alrededor del árbol se tumbaba el mismo, momento
cuando todos los espectadores tienen que recoger al quitarse los regalos y adornos
del árbol caído. Después los participantes se disponen a pasear por las calles de la
ciudad haciendo gala de sus disfraces de campesinas y campesinos y evocando las
canciones de carnavales.”
Sobre los afanes de la yunsa abanquina de la segunda mitad del siglo XX, Viladegut11 nos
relata:
“La Yunsa
10
11
VILADEGUT FERRUFINO, Guillermo. Ob. Cit. Pág. 122.
VILADEGUT FERRUFINO, Guillermo. Ob. Cit. Págs. 125 y 126.
18
EL CARNAVAL ABANQUINO
(….)
Desde varios días antes de carnavales se organizan grupos de familias de 20
o más personas, entre hombres y mujeres, primando a juventud, comprometiéndose
a tomar parte en el juego y a contribuir en los gastos Un día antes del señalado para
la fiesta que puede ser el domingo o miércoles de carnaval, se lleva un árbol al sitió
designado para realizar la reunión; árbol frondoso, ato de ronco un poco grueso,
generalmente el pacae. Se adorna al árbol con serpentinas, globos inflados,
botellitas de cognac, juguetes, paquetes de dulces, panes, frutas; si el grupo es más
entusiasta, se ponen otras cosas de más valor y atracción, se planta el árbol en un
hueco en medio de gran algarabía, y se le complementa sus adornos con otras cosas
más que están llegando en último momento.
Para el momento de la fiesta, todos los participantes van con trajes especiales
de carnaval; las mujeres llegan ataviadas con sombrero de paja, chamarra, lliqllita y
su pollera de vivos colores de pana debe ir una banda de músicos, una orquesta o
una estudiantina Se cantan versos de carnaval: / Verde tumbo/verde tumbo / a las
mejores me las tumbo /. /Aunque nos critiquen/ poco nos importa/por los carnavales
/ todo se soporta /.... Se baila y se da vueltas en torno al árbol, por parejas; y, una
pareja por turno tanto el hombre como la mujer dan dos, tres y más hachazos al
árbol, en medio de una alegría general, una y otra pareja hacen lo mismo, hasta que
por fin, después de tanto porfiar, se corta el árbol y cae El público se abalanza sobre
el árbol caído para coger alguno de los adornos en medio de un gran barullo. Los
participantes felicitan a la pareja que ha cortado el árbol, y les desean éxitos para
que al año entrante se encarguen de hace, similar o mejor actuad, de hecho resulta
con el cargo encima
La comparsa recorre algunas calles cantando y danzando carnavales. /El
anillo que me diste/oro puro me dijiste / tutallamanta qawaykuqtiyqa/de hojalata
había sido././Cielo abanquino / deja que me vaya / maypi kasqaipipas /
yuyarimusqaykin / y se va a la casa que es del “carguyoc”para rematar y seguir
cantando y bailando:…../Tarukatapas, vikuñatapas / tropanmantas taqaqmi
kam/chaichus mana, taqaykimanchu / yanaykipa brasunmanta/, tengo derecho /
mayor derecho / para decirte, te quiero mucho/.”
Yunsa abanquina (Foto: Ciro Palomino Dongo)
19
CIRO V. PALOMINO DONGO
El vestido de la mujer abanquina
El traje típico de la mujer abanquina del campo que hoy conocemos tiene su origen en las
confecciones españolas, introducidas en nuestra tierra por medio de los “repartos”, llamado también
Repartimiento de los Corregidores, que consistía en la distribución compulsiva de mercaderías de
origen europeo o proveniente de otras subregiones del virreinato, que realizaban estos funcionarios
entre la población indígena y mestiza de su jurisdicción.
Esta práctica legalizada en el año 1751 fue usual desde la segunda mitad del siglo XVII y al
finalizar el mismo adquirió mucha importancia como medio fundamental para el funcionamiento del
régimen económico y social del virreinato. Por este “comercio” obligatorio los Corregidores
obligaban a los nativos a ingresar en al mercado colonial ofreciendo sus productos agropecuarios o
sus servicios personales, ya que solamente así podían obtener el dinero necesario para pagar las
mercaderías repartidas a la fuerza.
Manuel Espinavete López, en la “Descripción de la Provincia de Abancay”12 que hiciera en
su condición de Subdelegado del Partido de Abancay hacia 1790, respecto de los repartimientos nos
señala lo siguiente:
“REPARTOS.
Por lo expresado hasta aquí en punto de Comercio se manifiesta que los
habitantes del Partido de Abancay consumen anualmente de once á doce mil
pesos en efectos para vestirse, cuya cantidad subirá en algunos años; veamos
ahora quanto repartían los Corregidores en cinco años, y á que precios.
Mil quinientas mulas a 36 pesos.
Cincuenta mil varas de ropa Cuyo a 6 rs.
Ciento cincuenta quintales de fierro a 6
reales la libra
52.500.
37.500
11.250
En Bretaña, Vayetas de Castilla, Medias
De hombre y mujer, de seda y lana,
Paños de primera y segunda, algunas Persianas
Dos mil cuchillos a seis reales
12.000
1.500
────────
114.750
Cumplidos los tres años repartían lo siguiente:
De la vuelta
Quinientas Mulas á 35 pesos.
mil varas de ropa Cuyo a 6 rs.
9.000
Cincuenta quintales Fierro A 6 reales libra
12
114.750
17.500
Doce
3.750
─────────
145.000
ESPINAVETE LOPEZ, Manuel. Descripción de la Provincia de Abancay. Mercurio Peruano XII, Nº 595-601. Biblioteca Nacional
del Perú. 1792. Lima.
20
EL CARNAVAL ABANQUINO
Por ese entonces, por obra y gracias de estos funcionarios coloniales las mujeres indígenas y
mestizas comenzaron a usar ropa europea como:
1. LAS POLLERAS, que es el nombre con que se conoce en España y la América española a
una variedad de faldas y vestidos que se caracterizan por sus elaborados adornos. Las polleras
están elaboradas de diferentes materiales como algodón o lana y suelen llevar coloridas
decoraciones en diferentes técnicas como bordados y encajes con diseños florales.
Las polleras americanas derivan del vestido español del siglo XVI o XVII, que a su
vez se originaron de una forma más simple y sencilla que usaban las mujeres de los substratos
medios y bajos de la sociedad para sus faenas diarias o para ir a las celebraciones de las
regiones donde vivían. A estos largos vestidos se le llaman pollera, porque con ellos las
mujeres solían arrear a los pollos, recogerlos para que duerman o colectar los huevos de los
gallineros. A la actualidad se los usa como traje folclórico en algunos países latinoamericanos.
En el Perú, las polleras se ocupan sobre tres capas de faldas. Además, la pollera
original antigua lleva una capa que va inmediatamente debajo de la pollera es un fuste, luego
una falda llamada centro de lana que va encima de un segundo fuste. Estos fustes o faldas
interiores suelen variar de acuerdo a la región y a sus condiciones climatológicas.
2. LA BLUSA.- Del francés: blouse, se refiere generalmente a la camisa utilizada por las
mujeres. Estas se confeccionan con tela de algodón o de seda y pueden o no incluir cuello o
mangas y tener detalles “femeninos” tales como colmenas o decoraciones bordadas. Las
blusas tienen botones invertidos a los de las camisas de los hombres, es decir, los botones
están normalmente en el lado izquierdo y los ojales en el derecho. Algunos sugieren que esta
costumbre fue introducida por tintoreros de modo que pudieran distinguir entre las camisas
de las mujeres y las de los hombres.
3. LA MANTA.- En España fue conocida como manta o mantilla a la ropa suelta que usaba u y
aun usa la gente de los pueblos para abrigarse, y en algunas provincias es considerada como
parte del traje y se lleva en todo tiempo.
En Abancay a esta prenda algunos “expertos” le dan el nombre de rebozo, pero no es
un rebozo propiamente dicho, porque esta es una prenda de vestir femenina usada en México,
donde tiene una forma rectangular y de una sola pieza, y miden entre 1.5 m hasta 3 m de
longitud, y pueden ser hechos de algodón, lana, seda o articela. Estos rebozos pueden ser
usados como bufandas o a manera de chales. Las mujeres a menudo los usan para cargar a sus
hijos y llevar productos al mercado y tienen la misma función cumple la “liccla”13 en el
mundo andino.
4. LOS BOTINES.- La historia de la bota, es parte del proceso de civilización humana, pues
esta prenda elaborada con fines de protección data de 15,000 años a. C. Al comienzo de la
civilización esta prenda era utilizada tanto por hombres como por mujeres. Pero a partir del
siglo XIX, siglo de los grandes descubrimientos tecnológicos, y provocador de cambios, la
13
Lliclla es una manta tejida que llevan las mujeres en los Andes peruanos con múltiples usos. Suele ser muy colorida
con motivos, patrones, tamaños y colores que varían de acuerdo a la región, etnia o nación del artesano.
Se han encontrado llicllas Huaca Prieta (entre 4000 y 2500 años antes de Cristo) y tiene grandes hitos en las
culturas Paracas y Nazca. Los cronistas españoles hablan de la difusión de la lliclla en el incanato. Cieza de León es el
primero en mencionarla y la describe como "manta delgada que les cae (a las mujeres) por encima de los hombros".
21
CIRO V. PALOMINO DONGO
nueva actitud de la mujer dispuesta a salir de su casa para conocer el mundo provoca la
aparición de las primeras botas femeninas, con modelos delicados y refinados, abotonados o
atados con lazos. Estas botas, de caña baja, se diferencian bastante de las botas masculinas.
Probablemente por esos años, y a través de las mujeres de los hacendados hayan hecho
su aparición en el valle de Abancay, la cuales fueron copiadas para las mestizas por las
expertas manos de los zapateros y talabarteros que por generaciones los Agustinos formaron
en Mamara y San Antonio (Grau).
5. EL SOMBRERO.- Es redondo de ala ancha con una copa alta. Es un sombrero liviano de
paja pintada con albayalde. Alrededor de copa luce una ancha cinta negra que remata en un
gran rozón o moño, generalmente en el costado izquierdo, que no es signo de ningún luto,
sino un toque de elegancia.
Sobre la vestimenta de los varones del siglo XX de Abancay, poco ya podemos decir, solo nos
queda remontarnos a las fotografías de la época, que desde luego casi todas invariablemente nos
señalan la condición de pobreza de estos, veamos esta fotografía de comienzos del siglo XX:
Hacienda “Patibamba” Abancay
22
EL CARNAVAL ABANQUINO
Yunsas: Del “cortamontes” al “plantamontes”.
Aunque al parecer este tema, no debiera ser tratado a la hora de encarecer la belleza, gracia y
alegría de nuestros carnavales, resultaría hipócrita no tocarlo, tanto más cuando los abanquinos no lo
somos y por eso nos resolvemos a tratarlo, porque este asunto es delicado y porque nuestra mentalidad
de hombres de valía nos obliga a no excusarnos de él.
Hay datos que debieran estremecer nuestra conciencia, por ejemplo, saber que: “un árbol
genera el oxígeno que consumen diez personas. Un automóvil, consume en una hora el mismo
oxígeno que 800 personas en un día. Un automóvil, consume a la hora, el oxígeno que 200 árboles
generan en un día”. O este otro: “En 50 años, un árbol genera 31.000 dólares de oxígeno y recicla
agua por otros US$ 37.500. Además, controla la erosión del suelo, fertiliza y da refugio a la fauna
por valor de 125.000 dólares”.
Como hemos visto, nuestros carnavales están plagados de yunsas, que consiste básicamente
en tumbar un árbol grande, fuerte y sano de molle o capulí, trasladarlo del campo al lugar donde año
tras año se realiza la fiesta y plantarlo artificialmente adornado de globos y serpentinas y cargado de
regalos baratos, plastiquería por lo general, globos y serpentinas, en torno al cual bailan los invitados,
al compás de los músicos y cantantes, propios o contratados y de una banda de músicos de lugar,
ataviados con trajes típicos, orlados con abundante serpentina alrededor de sus cuellos, talco y/o
harina en los rostros y bebiendo copiosamente la chicha y la cerveza ofrecida por los cargontes.
Haciendo turnos las parejas se acercan al árbol, quienes previo brindis (tinca) con la yunsa y
la pachamama, le dan un duro golpe de hacha en un bravío ademán de tumbarlo. Como consecuencia
de estos hachazos, en un determinado momento, el árbol cae causando gran algarabía entre los
participantes y el público que corre por lograr algún regalillo que pendía del árbol caído. Después de
esta turbamulta, la pareja que dio el golpe que propició la caída de la yunsa, queda comprometida
como "carguyoc" para repararlo el año que viene con el compromiso que será un mejor árbol, mayores
regalos y adornos, más grande fiesta y más abundante la chicha, la cerveza y el convido.
En Abancay, en tiempos de carnaval, se talan aproximadamente doscientos molles, los
mejores, los maduros de hasta veinte años. ¿Quién repara la pérdida del oxígeno que brindan estos
árboles?, desgraciadamente la respuesta es. nadie.
El desmedido parque automotor de Abancay compuesto en su mayorá por carros usados donde
al parecer al cabo de poco tiempo habrá más carros que calles, está sometido a la fuerte pendiente de
sus calles y por ello quema más combustible y carburantes que se transforman en fuertes emisiones
de monóxido de carbono (CO2), que en la actualidad son la causa de graves afecciones respiratorias,
especialmente en la población infantil, y sumado a esto sus escasas áreas verdes y la estrechez
provinciana de sus calles no permiten albergar grandes pulmones urbanos (parques, bulevares y
centros recreativos), de modo que solo nos queda la campiña, que poco a poco va desapareciendo,
debido al veloz y caótico crecimiento urbano de la ciudad, a lo que se suma la tala indiscriminada de
las pocas reservas forestales que tenemos, y muchas veces como en el caso que tratamos, solo por
diversión.
La organización y realización de una yunsa es dispendiosa. Los gastos comienzan desde la
adquisición del árbol que debido a su escasez, año a año van incrementando sus precios, el costo de
su traslado al lugar de la fiesta desde lugares cada vez más alejados, los adornos del árbol, la
adquisición o el alquiler de los trajes típicos, el costo de los músicos, la chicha, la cerveza, la comida
y los otros gastos más, todo eso multiplicado por las más de 200 yunsas, nos resulta una cantidad
23
CIRO V. PALOMINO DONGO
enorme. Lo triste de estos alegres carnavales es que al final, luego de la masacre ambiental y ecológica
que representa, solo ganan las compañías cerveceras y sus representantes. Nadie más.
Corte de un árbol de capulí para la yunsa (Foto: Ciro Palomino Dongo)
Entonces, si gastamos tanto dinero para aniquilar divertidamente a un árbol vital para nuestra
salud, por qué no hacemos un igual o mejor despliegue de recursos y energías, para reparar este
enorme daño ecológico y ambiental, creando en el mes de noviembre por los días del aniversario de
la ciudad, la fiesta del “PLANTAMONTES”, donde cuadrillas de divertidos muchachos y
muchachas vestidos a la usanza abanquina recorran su campiña sembrando molles (Schinus molle) y
capulíes (Prunus serótina), previamente producidos en los viveros forestales del Gobierno Regional
de Apurímac, Agrorural o la Municipalidad de Abancay, y en los terrenos de los campesinos que se
hayan inscrito en un padrón de beneficiarios de esta siembra.
No hablemos de 100 o 200 especímenes, pensemos en cien mil árboles, y solo así nos
reconciliaremos con nuestra principal víctima: la naturaleza, la pachamama y los sumacsachas, y una
vez tranquila nuestra conciencia y reconciliado nuestro espíritu con la naturaleza, podremos llevar en
paz y con la misma alegría de siempre nuestro carnaval abanquino, incluso con sus yunsas; de lo
contrario a medida que se vaya incrementándose la conciencia ecológica del país, especialmente en
la juventud, seremos vistos como unos salvajes y divertidos verdugos del medio ambiente.
Árbol de molle (Foto: Ciro Palomino Dongo)
24
EL CARNAVAL ABANQUINO
El carnaval abanquino tiene la obligación de renovarse
Ya suenan como muy viejas y hasta desconocidas para las nuevas generaciones, muchas de
las melodías del cancionero popular abanquino, y algunas que por ahí se asoman, incluso ya no son
nuestras sino un remedo que nos hicieron en otros lugares, sin embargo como grandes novedades
llegan hasta Abancay y desgraciadamente los aceptamos y hasta de buena gana, porque no tenemos
novedades en el medio.
Esta carencia puede resolverse creando el CONCURSO ANUAL DEL CARNAVAL
ABANQUINO que muy bien podría llevarse a cabo a mediados de diciembre en el Coliseo
Municipal con la participación de todos los músicos de nuestro medio estimulados por un generoso
incentivo económico, para que su producción sea de lo mejor. Se podría incluso concursar algunos
géneros más como el huayno y la guaracha abanquina.
Músicos del carnaval abanquino (Fot: Ciro Palomino Dongo)
Resultando conocidos los ganadores y sus canciones se debieran grabar, diez o doce de los
mejores temas en un CD, que deberá ser lanzado como la música oficial de los carnavales que se
aproximan, sin perjuicio claro de que los que quieran puedan seguir alternando con nuestras joyas
carnavaleras.
Tenemos nuevos y buenos músicos que esperan una oportunidad para llevar las melodías del
carnaval abanquino a nuevas inspiraciones y desde Abancay a los escenarios nacionales e
internacionales, tal y como lo han hecho con sus canciones carnavaleras los músicos cajamarquinos.
El timpu abanquino.
De Timpusqa (hervido, cosido) o timpuy = puchero vianda. s. Tinpu. || Fuente, vasija de barro:
ch'amillku. En sus orígenes, era una comida campesina de Andalucía - España, y como tal, se
aprovechaban todos sus restos por lo que fueron surgiendo platos derivados.
Según el Diccionario de la Lengua Española (DRAE), puchero que deriva de latín pultarĭus,
es una vasija de barro o de otros materiales, con asiento pequeño, panza abultada, cuello ancho, una
sola asa junto a la boca. En Argentina, Colombia, Filipinas, Paraguay, Perú y Uruguay, denominados
así por ser éste el recipiente donde se cuece esta sopa. En República Dominicana y en Puerto Rico es
conocido como sancocho.
25
CIRO V. PALOMINO DONGO
El puchero abanquino que se degusta en los carnavales se prepara como un plato típico de la
ciudad, consiste en un guiso formado principalmente por caldo que se obtiene de la cocción conjunta
de carne de ternera, carnero, cerdo, gallina y tocino, en asociación de algunos vegetales,
fundamentalmente, papa, chuño, zanahorias, col, choclos, arroz, camotes, para complementar el sabor
del guiso se le agregan frutas de la estación como manzanas, duraznos y peras. Algunas familias
según su tradición le agregan otros ingredientes como garbanzos, un buen trozo de charqui o lo
preparan sobre una base de cabeza de carnero.
El carnaval abanquino: Patrimonio Cultural de la Nación
Según la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura - UNESCO considera al patrimonio cultural, como la herencia cultural propia
del pasado de una comunidad, con la que ésta vive en la actualidad y que transmite a las generaciones
presentes y futuras.
El día 16 de noviembre de 1972, la UNESCO aprobó la Convención sobre la Protección del
Patrimonio Mundial Cultural y Natural, cuyo objetivo es que cada uno de los Estados Partes de la
Convención asuman la obligación de identificar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las
generaciones futuras el patrimonio cultural y natural situado en su territorio.
Como complemento de ese tratado, la UNESCO aprobó, el 17 de octubre del 2003, la
Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial", que lo definió como:
“Se entiende por patrimonio cultural inmaterial los usos, representaciones,
expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos,
artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los
grupos y, en algunos casos, los individuos reconozcan como parte integrante de su
patrimonio cultural.
(….)
26
EL CARNAVAL ABANQUINO
Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en
generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función
de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un
sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de
la diversidad cultural y la creatividad humana.”
Bajo el marco de esta Convención, el Estado Peruano, promulgó la Ley N° 28296, Ley
General del Patrimonio Cultural de la Nación, que en el artículo II de su Título Preliminar, definió al
Patrimonio Cultural de la Nación como:
“(..…) toda manifestación del quehacer humano -material o inmaterial- que por su
importancia, valor y significado paleontológico, arqueológico, arquitectónico,
histórico, artístico, militar, social, antropológico, tradicional, religioso, etnológico,
científico, tecnológico o intelectual, sea expresamente declarado como tal o sobre el
que exista la presunción legal de serlo. Dichos bienes tienen la condición de
propiedad pública o privada con las limitaciones que establece la presente Ley”.
Más adelante en su artículo VII, señala que “Los derechos de la Nación sobre los bienes
declarados Patrimonio Cultural de la Nación, son imprescriptibles”. Eso quiere decir que
ninguna, persona natural o jurídica, nacional o extranjera, puede llegar a ser dueño del Patrimonio
Cultural de la Nación por prescripción, es decir por el paso del tiempo.
En el artículo 1° de esta Ley se califican estos bienes como materiales e inmateriales, y por
corresponder a la naturaleza del objeto del presente trabajo, nos corresponde resaltar que son estos
bienes en el Perú, y para ilustrarnos este mismo dispositivo nos señala expresamente:
“2. BIENES INMATERIALES
Integran el Patrimonio Inmaterial de la Nación las creaciones de una comunidad
cultural fundadas en las tradiciones, expresadas por individuos de manera unitaria o
grupal, y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad, como
expresión de la identidad cultural y social, además de los valores transmitidos
oralmente, tales como los idiomas, lenguas y dialectos autóctonos, el saber y
conocimiento tradicional, ya sean artísticos, gastronómicos, medicinales,
tecnológicos, folclóricos o religiosos, los conocimientos colectivos de los pueblos y
otras expresiones o manifestaciones culturales que en conjunto conforman nuestra
diversidad cultural.”
Para conocer que es el Patrimonio Cultural inmaterial, nos remitiremos al artículo 4° de la
Resolución Ministerial N° 080-2011-MC, del 03 de marzo del 2011, que aprueba la Directiva N° 012011/MC, sobre LA “DECLARATORIA DE LAS MANIFESTACIONES DEL PATRIMONIO
CULTURAL INMATERIAL COMO PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN Y EL
OTORGAMIENTO DE RECONOCIMIENTOS”, la misma que nos señala:
“Se entiende por Patrimonio Cultural Inmaterial a los usos, las prácticas, las
representaciones, las expresiones, los conocimientos, las técnicas y los saberes así
como los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales asociados con ellosque las comunidades, los grupos y los individuos, reconocen como parte de su
Patrimonio Cultural.
Este Patrimonio Cultural Inmaterial, transmitido de generación en generación,
es recreado permanentemente por las comunidades y grupos en función de su
27
CIRO V. PALOMINO DONGO
medio, de su interacción con la naturaleza y de su historia y les proporciona un
sentimiento de identidad y de continuidad, contribuyendo así a promover el respeto
de la diversidad cultural y de la creatividad humana”.
Indudablemente se está refiriendo, entre otros, al CARNAVAL ABANQUINO.
¿Pero quiénes son los dueños de esta expresión cultural, la misma Ley N° 28296, lo señala
expresamente en su artículo 2°:
“Los bienes culturales inmateriales integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación,
por su naturaleza, pertenecen a la Nación; ninguna persona natural o jurídica puede
arrogarse la propiedad de algún bien cultural inmaterial, siendo nula toda declaración
en tal sentido, haya sido o no declarado como tal por la autoridad competente. Las
comunidades que mantienen y conservan bienes culturales inmateriales
pertenecientes al Patrimonio Cultural Inmaterial, son los poseedores directos de
dicho Patrimonio…….El Estado y la sociedad tienen el deber de proteger dicho
Patrimonio.”
El artículo 86º del Reglamento de la Ley Nº 28296, aprobado por Decreto Supremo N°
0112006-ED, publicado el 1° de junio del 2006, señala hasta nueve manifestaciones del patrimonio
cultural inmaterial, sin que estas sean las únicas:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Lenguas y tradiciones orales.
Fiestas y celebraciones rituales.
Música y danzas.
Expresiones artísticas plásticas: arte y artesanías.
Costumbres y normativas tradicionales.
Formas de organización y de autoridades tradicionales
Prácticas y tecnologías productivas.
Conocimientos, saberes y prácticas como la medicina tradicional y la gastronomía, entre
otros.
9. Los espacios culturales de representación o realización de prácticas culturales.
Bajo estas normas legales el Carnaval Abanquino fue declarado Patrimonio Cultural de la
Nación mediante Resolución Viceministerial Nº 262-2011-VMPCIC-MC, 14 del 07 de marzo del
2,011, “….por su gran significación tradicional y contribución al fortalecimiento de la
identidad regional y nacional…” bajo los siguientes considerandos:
“Que, el Carnaval de Abancay es una fiesta muy significativa para la población
local por su larga trayectoria histórica, la cual se remonta a las tradicionales fiestas
prehispánicas de tributo y agradecimiento a la provisión de agua en los meses de
febrero y marzo, donde se rendía culto a siete riachuelos que descienden del nevado
Ampay hacia el valle de Abancay. A la vez, estos ritos estaban asociados con los
primeros productos del ciclo agrícola anual, los cuales se ofrecían a los dioses
tutelares en agradecimiento a la Pachamama, Madre Tierra. Estos rituales se
mantienen vigentes en las poblaciones campesinas de la localidad;
14
Diario Oficial “EL PERUANO” del viernes 11 de marzo del 2011.
28
EL CARNAVAL ABANQUINO
Que, dichas expresiones se sincretizan con las festividades de origen
occidental del Carnaval, motivo de jolgorio y alegría que se fusiona con los
antedichos sentimientos de agradecimiento a la naturaleza por otorgar sus frutos a
la humanidad, expresados en las "tincas" o tributos a la Madre Tierra. Al mismo
tiempo, esta época del año se asocia con el establecimiento de parejas entre los
jóvenes para luego constituir alianzas matrimoniales;
Que, esta ocasión anual incluye una serie de manifestaciones locales y
regionales que contribuyen a preservar la esencia de la cultura tradicional de
Abancay, en sus diversas expresiones y manifestaciones, como la música y canto,
con textos que expresan la picardía e ingenio popular de sus practicantes; los
instrumentos musicales y la conformación de conjuntos instrumentales, así como la
coreografía y vestimentas, y la gastronomía regional;
Que, el Carnaval de Abancay es de origen tradicional popular y mantiene
arraigo y vigencia, gran capacidad de convocatoria de la población de todos los
sectores sociales y edades, y manifiesta gran simbolismo y valor ritual, en tanto
forma parte de ceremonias propiciatorias andinas que contienen gran significación
para sus practicantes contemporáneos;
Que, la citada fiesta constituye una variante original del carnaval andino, cuya
celebración otorga sentimientos de identidad regional y nacional, sensibilización
social y revaloración cultural;”
Finalmente, además de los bailes y sus peculiares desenvolvimientos, las canciones y tonadas
que se canturrea en nuestros carnavales en sus letras contienen chanzas y descripciones burlonas de
personas, personalidades, lugares, costumbres e instituciones con el objeto de satirizarlos a fin de que
reaccionen de un modo más positivo o, simplemente, con el propósito de aborrecerlos y condenarlos
con un insulto burlón y grosero, aprovechando la licencia que nos ofrecen los carnavales.
En otros tiempos se estilaba improvisar un sarcástico contrapunto entre los cantantes varones
y mujeres de una o varias comparsas donde se hacían mutuas burlas de género y/o de sus defectos,
pero hace tiempo esta modalidad se ha estancado, y en general la producción de nuevas canciones
con letras que reflejen los nuevos tiempos se ha detenido. Pero podremos salir de este impasse si los
abanquinos así lo queremos. Aquí una pequeña muestra:
será porque no conoces
el amor puro y sincero.
1
Paloma porque vas al monte
sabiendo que soy cazador,
si un balazo te puedo meter
y a ti nomás te va a doler.
Quisiera mujer hermosa,
pero también hacendosa.
Mejor si es inteligente,
con un rabazo potente.
Porque no vienes a verme
si sabes que duermo solo,
y mi puerta está trancada
con solo un palo de escoba.
Temprano vas a la misa
queriendo llegar primero
pero al voltear la esquina
me obsequias un mañanero.
Para perder la vergüenza
quieres anillo primero,
2
29
CIRO V. PALOMINO DONGO
que nadie te va a llamar.
Porque bailas en la disco
te crees el más pituco,
mientras chupando mi caña
duro le doy a tu hermana.
Con aderezos y Yambal
te serviste en bandeja,
pero después del banquete
te botaron por pendeja.
Andando con esa rubia
te crees el más bacán
sabiendo que a la pintada,
la cura este chaman.
4
Para enamorar a una chola
te compraste camioneta.
Para salir con tu hermana,
me basta mi bicicleta.
Porque te vistes con terno
te crees un funcionario,
pero al llegar a tu casa
yo me meto en el armario.
Cuando estas sano y bueno,
pata derecho y sereno.
Pero de un solo cañazo,
aborrecido cabrazo.
Sabiéndote mercachifle
te alucinas millonario.
Sigue amasando fortuna
porque tu hija es mi tuna.
Con sueldo y a fin de mes
te adoran todos los patas,
pero misio a medio mes
no hay cholas, ni garrapatas.
Porque juegas a los gallos
te sientes mejor que nunca.
En la cancha mueren plumas
en tu casa un ccalacunca.
De viejo quieres panearte
con un cuerito de veinte,
pero debes resignarte
que un chibolo la reviente.
3
Vistiendo faldas y blusas
te crees de condición,
pero mejor que una dama
es una pollera sin calzón.
La jora nos da la chicha,
la caña nos da el cañazo
y de todo ese bagazo
semejante abanquinazo.
Cuando estás sanita y buena
todo el mundo te adora,
pero con un par de chelitas,
semejante jugadora.
5
Cansado de andar vagando
te metiste a policía.
Ahora que estas patrullando:
siempre gorda la alcancía.
Promesas habías hecho
para ser todo en mi vida
pero por lukachina
tu juramento se olvida.
Patrulla de carretera
quiero seguir mi destino.
Solo por un desatino
no perderé la cartera.
Para creerte ejecutiva
te compraste celular,
aunque sabes Primitiva
30
EL CARNAVAL ABANQUINO
por lo rico que has gozado.
Nadie debe arrepentirse,
cuando puede repetirse.
Delincuente he llegado
a esta cruel comisaría,
pero tras mucha sangría
inocente me han sacado.
Pecado dicen, pecado
cuando los misios les piden.
Cariño dicen, cariño,
cuando con plata las miden.
Ratero esconde seguro
todo lo que me has robado,
porque si caen los tombos
seremos dos agraviados.
No creas que ando celoso
porque te afana un mocoso,
Toda chola traicionera
tiene floja la pollera.
Si eres rico y tacaño,
policía todo el año.
Si eres pobre y sin valía
calabozo noche y día.
No quieras amor de vieja
para salir del apuro.
Con exigente pendeja,
ni el diablo está seguro.
6
En un juicio de alimentos
perdí el sesenta por ciento,
para seguir manteniendo
a un chico y a un cachaciento.
Anoche toque tu puerta
y no quisiste abrirme,
ahora que la tengo muerta
un favor quieres pedirme.
En las puertas del Juzgado
he solicitado clemencia.
Después de haber aceitado
no hay todavía sentencia.
Nada malo has hecho
calmando a este arrecho.
Lo que sería grosero,
es que me vuelva un pajero.
Con tu abogado de a veinte
y ese fiscal de cuarenta,
más ese juez de alimentos
me desplumaron quinientos.
8
Callado paso la vida
observando la movida.
Viendo con mucha pena,
que nada a las ratas frena.
Por tu amor que me ha matado
no quiero ir al Juzgado,
no ves que estoy muy tierno
para llegar al infierno.
Caballero quiero ser,
como todo hombre decente,
pero ante tanto delincuente
todo se echa a perder.
Ese abogado me ha dicho
que era para un solo escrito.
Ahora que son cuatrocientos
ya habría pagado mi nicho.
Derecho, anda derecho,
aunque hayan jurado matarte.
Lo torcido está mal hecho
y nunca podrá dañarte.
7
No digas que te has chiflado
31
CIRO V. PALOMINO DONGO
el hombre es solo un toro.
Si quieres un tesorito,
mejor búscate un cabrito.
Siempre por las mañanas
rézate un padrenuestro,
porque con tanto chiflado
debes andar preparado.
Tú no has querido entregarte
a este amor puro y sincero,
pero al que te da con cuero
has preferido obsequiarte.
Para olvidar mis líos
me voy al puente antiguo
a ver como el río amigo
se lleva mis desvaríos.
Si quieres venir de noche,
de día debes de irte.
Si quieres venir seguido,
deja pues a tu marido.
9
De Sanjichu es mi amigo
mi hembrita de Talavera.
Aunque soy un calavera,
koquita jalan conmigo.
Soñé que habías vuelto
diciendo que era tu dueño,
cuando acabó ese sueño
mis tripas se habían revuelto.
Apurimeño chambero
nunca serás el primero,
para ti solo la chamba
para los otros el dinero.
Porque soy de buen nombre
me regalaste el calzón,
sabiendo que tienes hombre
que te pise otro huevón.
Hay idiotas que se creen
muy poderosos paperos,
no saben que esta primero,
la gente y no el dinero.
11
En mi mesa estoy tomando,
mi cerveza estoy chupando.
Quien viene sin que lo llamen,
debe irse sin que lo boten.
Dicen que eres muy machi
por eso andas fregando,
pero si un día te prendo
te hago chancakichachi.
Que rico quieres chupar
sin que te sude la frente.
Si quieres seguir gorreando,
callado, sigue mamando.
Cuando me fui de tu pueblo
vinieron a despedirme
veinte cachudos felices
para saber si he de irme.
No vayas a estar pensando
que chupo por decepción,
acuérdate que estaba chupando
mucho antes de tu traición.
10
Finezas habías querido,
finezas te estaba dando.
Pero cuando más recibías
mucho más te repartías.
Me vine a esta cantina
para llevarme a esa moza,
pero al saber que es mocosa:
no le daré su propina.
El hombre no es un tesoro,
32
EL CARNAVAL ABANQUINO
de Chuqui eran sus pañales.
No creas que, porque tomo,
soy un borracho perdido.
Perdido es el que, teniendo,
vive rompiéndose el lomo.
Sacando todas las cuentas:
tú me debes, yo te debo.
Si quieres que yo te pague
entrégame el cuero primero.
Al contado estoy pagando.
todo lo que estoy chupando
Así evito que esta vieja,
se quiera hacer la pendeja.
Como todo ha terminado,
a devolver lo entregado.
Pero cómo voy a reponerte
lo que nunca me has confiado.
Como yo no te he traído,
bien sabes que puedes irte.
Y siempre te estarás yendo
porque salirte no quieres.
12
Maldito, dices maldito,
por acabar tu inocencia,
pero ya estabas “challada”,
cuando acabó tu decencia.
Anoche me he confesado
con el cura de Atumpata,
de penitencia me ha dado,
que vote a esa calata.
Abanquina estaba buscando
para gozar de estas fiestas,
pero al terminar carnavales,
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