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Recensiones 153 La cabaña indicada se localiza en APROXIMACIÓN AL HÁBI- el yacimiento portuense de Pocito TAT DEL BRONCE FINAL Chico, junto a la Laguna del Gallo, for- ATRAVÉS DEL ESTUDIO DE mando parte del complejo endorreico LA CABAÑA DE POCITO portuense. El artículo enumera las CHICO (El Puerto de Santa intervenciones arqueológicas realiza- María, Cádiz) das en el lugar desde el año 1997, nos dice cómo se “descubrió” la cabaña y José-Antonio Ruiz Gil, Juan- nos habla de su forma, superficie, José López Amador y Juan- muros y demás, sin llegar a realizar un Pedro Aragón Benítez. examen exhaustivo, sino una simple descripción del lugar habitacional, ade- Actas del III Congreso de Historia más de contarnos los hallazgos realiza- de Andalucía, Córdoba, 2004, pp. dos dentro de la cabaña, como el de un 25-44. grabado que representa un casco, ISBN: 84-7959-453-5 supuestamente la parte superior de una estela que representaba a un guerrero, posteriormente se nos data cronológicamente la cabaña, situándola en el siglo VIII a. C. Los autores dan cuenta también del resultado de las prospecciones llevadas a cabo en el yacimiento de Pocito Chico en el año 1999, con la aparición de dos estructuras similares a la cabaña en estudio, en estas prospecciones el material cerámico hallado en las dos estructuras coinciden en la misma cronología que la cabaña. junto con las citadas estructuras nos encontramos con otra, a la que los autores la relacionan con un horno-agujero. Una de las partes más interesantes de la comunicación es la reconstrucción que hacen los autores de la cabaña, a partir de los datos obtenidos en las exca- vaciones y el estudio de la cabaña en sí. De esta forma, se nos describe como sería la cabaña durante el Bronce Final: con forma de óvalo, sustentada con cua- tro postes y semiexcavada en la marga, además de tener una cubierta vegetal y usar como aglomerante el barro. Los autores buscan paralelismos entre la cabaña de Pocito Chico, y otras descubiertas en diferentes lugares como en el yacimiento eslovaco de Barca y las cabañas de Pan P’o. Como conclusión, los autores nos muestran la cabaña como una de las estructuras integradoras de un poblado del Bronce Final Tartésico, donde la agri- cultura es el medio principal de subsistencia. También ponen en relación este Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 153, ISSN 1130-4340 154 Recensiones poblado con el yacimiento del poblado fenicio de Doña Blanca, también en El Puerto de Santa María, basándose en las cronologías de los restos arqueológicos aparecidos en éste, también se nos habla de la interacción de las élites locales con las poblaciones fenicias, a través de la aparición de artículos de lujo de manufactura fenicia en el yacimiento de Pocito Chico. En definitiva, esta comunicación pretende darnos a conocer un tipo de vivienda del Bronce Final; su estructura y forma así como su funcionalidad, todo ello poniéndolo en relación con un patrón de José-Manuel Lojo Galán asentamiento indígena en la zona con otros Arqueólogo pueblos extranjeros. El examen de la historiografía LA HISTORIA LOCAL A sobre El Puerto de Santa María que se EXAMEN. BALANCE DE DOS realiza a través de las páginas de este DÉCADAS DE HISTORIO- libro demuestra claramente que esta GRAFÍA PORTUENSE. población se ha constituido a lo largo de las dos últimas décadas en un lugar Juan-José Iglesias Rodríguez privilegiado para la investigación histó- (ed.) rica, a la luz de la amplia producción de resultados que se han ido publicando en El Puerto de Santa María, diferentes revistas científicas, actas de Ayuntamiento, 2005. congresos y monografías. No es fácil ISBN: 84-89141-76-2 encontrar lugares en la geografía nacio- nal que, a pesar de no tener la condi- ción de capital de provincia, se le hayan dedicado una proporción equivalente de estudios a su pasado. Sin duda, a esta realidad ha contribuido el hecho de haber- se conjugado el esfuerzo de profesores universitarios y profesionales de esta dis- ciplina que contaron con el apoyo decidido de las autoridades locales y de los responsables de su gestión patrimonial, que han conseguido un modelo de pues- ta en valor y divulgación del patrimonio cultural que resulta ejemplar. Precisamente, en esta labor ha tenido un protagonismo relevante el Aula Menesteo, la Revista de Historia de El Puerto y el Centro Municipal de Patrimonio Histórico. En concreto, la presente publicación recoge las conferencias expuestas en los VII Encuentros de Primavera de la Universidad de Cádiz celebrados en El Puerto de Santa María en el mes de abril de 2004, cuya iniciativa coordinó el doctor Juan-José Iglesias Rodríguez -actualmente vicerrector de ordenación aca- Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 154, ISSN 1130-4340 Recensiones 155 démica de la Universidad de Sevilla-. La acertada decisión de encomendar esta tarea al profesor Iglesias -a quien siempre he admirado por su honradez y cali- dad profesional, su capacidad de trabajo y de gestión- ha permitido contar con un conjunto de especialistas de reconocida valía en sus respectivos campos de estudio que han ofrecido un panorama clarificador del estado actual en el que se encuentran las investigaciones sobre esta población de la bahía gaditana como punto de partida para que continúen relanzándose los trabajos históricos por- tuenses en el futuro. En este sentido, el coordinador de este Encuentro, bien per- trechado de objetividad y rigor, aunque no exento de los vínculos sentimentales que le unen a El Puerto de Santa María, logró reunir siete aportaciones que ana- lizan la historia local, junto a un prólogo en el que el propio editor recapitula lo que él denomina “siete vicios capitales” y “siete virtudes” del historiador local, que de forma sintética y con la brillantez que le caracteriza le ha posibilitado diseñar un breve tratado metodológico, que en mi opinión deberían ser unas páginas de lectura obligada para la formación de los investigadores. Por su parte, el doctor León-Carlos Álvarez Santaló -catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Sevilla-, en la primera conferencia incluida en esta publicación, presenta el marco teórico de la historia local con su lucidez y habitual maestría para el análisis y la profundización en las temáticas que aborda. Asimismo, aprovecha su aportación para recapitular su pensamien- to en torno a esta parcela del saber histórico llamando la atención, al mismo tiempo, sobre su condición de incuestionable instrumento en el aprendizaje y entrenamiento de los investigadores. De esta última afirmación del profesor Santaló solamente puedo dar fe, pues tuve el honor de que dirigiera mi tesis doc- toral y, por tanto, de ser yo mismo una de las muestras salidas de su “laborato- rio historiográfico”. Por otro lado, Diego Ruiz Mata -Catedrático de la Universidad de Cádiz-, quien confiesa que su aportación a este VII Encuentro constituye un esbozo pre- liminar de una monografía que se encuentra preparando sobre la bahía gaditana desde la Edad del Cobre hasta los inicios de la romanización, se pronuncia sobre el avance espectacular de los estudios arqueológicos efectuados en El Puerto de Santa María a partir de la década de los ochenta, coincidiendo con la llegada a esta población de su equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid. A este respecto, expone sintéticamente sus excavaciones realizadas desde 1979 en el asentamiento fenicio del Castillo de Doña Blanca y, al mismo tiempo, hace un recorrido por las diferentes investigaciones practicadas en la zona relativas a las primeras sociedades recolectoras del Paleolítico y producto- ras del Neolítico Final y Edad del Cobre, la necrópolis de las Cumbres (Bronce Pleno), la sociedades prefenicias del Bronce Final, las factorías de salazones e Revista de Historia de El Puerto, nº 34, 2005 (2º semestre), p. 155, ISSN 1130-4340 156 Recensiones industrias de transformación de la pesca en la bahía gaditana, y la producción, almacenamiento y comercialización del vino. Por último, el profesor Ruiz Mata se ocupa de elogiar la labor desarrollada por los componentes del Museo Municipal de El Puerto de Santa María en el conocimiento de la prehistoria e historia antigua de esta localidad y de su entor- no, así como del trabajo realizado por Javier Maldonado Rosso en la divulgación de los estudios arqueológicos a través de diferentes monografías y de la Revista de Historia de El Puerto. A esta gratitud hacia el director de la mencionada revista se sumaban otros autores del libro y el coordinador de las jornadas. Manuel González Jiménez –Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla– comenzaba su conferencia mencionando el trabajo pio- nero de Hipólito Sancho Sopranis, a quien le reconoce haber puesto las bases de la moderna historiografía portuense, a pesar de las limitaciones metodológicas que observaba en su obra. Es esta línea hace referencia a la renovación de los estudios de historia medieval de El Puerto de Santa María que tuvo lugar a par- tir de 1981 con motivo de la conmemoración de la carta puebla concedida por Alfonso X. En este marco sintetiza las aportaciones históricas que él mismo ha efectuado; en concreto, se detiene en sus investigaciones sobre el siglo XIII y en el proceso de repoblación partiendo del Libro de Repartimiento, cuya edición llevó a cabo este autor a través del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla. Además, expresa su convicción documentada de que El Puerto de Santa María era el principal enclave económico de la bahía gaditana en la Edad Media. Juan-José Iglesias Rodríguez, con la autoridad que le otorga haber elabora- do su tesis doctoral titulada Una ciudad mercantil en el siglo XVIII: El Puerto de Santa María, toma como punto de partida los estudios de Hipólito Sancho referidos a los siglos modernos -a pesar de su carácter de historia de corte tradi- cional- para enlazar después con la eclosión de la historiografía portuense origi- nada en la década de los ochenta y noventa al amparo principalmente de dife- rentes tesis doctorales y monografías vinculadas a las universidades de Cádiz y Sevilla, tales como las realizadas por Carmen Muñoz de Bustillo, Jesús González Beltrán, Rafael Sánchez González, Javier Maldonado, María-José de La Pascua Sánchez y el propio editor de estas jornadas, entre otros. En este contexto, el profesor Iglesias articula las publicaciones sobre El Puerto de Santa María en la Edad Moderna en varios ejes de vertebración: la pro- yección marítima del litoral bajoandaluz, su vinculación al mundo atlántico, el papel protagonista de la oligarquía mercantil portuense, la industria vinatera, la Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 156, ISSN 1130-4340 Recensiones 157 demografía, la historia agraria y pesquera, la industria textil, el comercio por- tuense, las relaciones con América y África, el análisis de los grupos socio-pro- fesionales, el régimen señorial, el estudio institucional del Cabildo Municipal, la historia sociocultural (actitudes ante la muerte, fiestas políticas y religiosas, niveles de alfabetización, enseñanza, bibliotecas, labor de los ilustrados, entre otras cuestiones). A todo ello se suman los estudios sobre la arquitectura civil y religiosa, y sobre música y artes suntuarias en los tiempos modernos. Una vez realizada la exploración historiográfica, Juan José-Iglesias propo- ne diferentes líneas de investigación de futuro en aquellos ámbitos que conside- ra algo más descuidados; principalmente en lo que se refiere a los siglos XVI y XVII, y específicamente a cuestiones relativas a los fondos documentales seño- riales y a la potenciación de los estudios referidos a cultura y mentalidades. Por su parte, Diego Caro Cancela, en su estado de la cuestión de la histo- riografía del período contemporáneo, hace referencia a la inexistencia de publi- caciones científicas en esta área de conocimiento con anterioridad a la década de los ochenta. Dicho esto efectúa un recorrido por las temáticas que han sido aten- didas por los historiadores; en concreto, reseña las siguientes: política urbanísti- ca de la ciudad, epidemias de elevada mortalidad catastrófica, repartos de baldí- os, revolución industrial originada por la industria vinatera, elites sociales bode- gueras, ocupaciones francesas de El Puerto de Santa María en el siglo XIX y estudios sobre centros educativos. En cuanto a la actividad política hace hinca- pié en las investigaciones sobre el Sexenio Democrático (1868-1874), el repu- blicanismo portuense, el movimiento obrero, la Dictadura de Primo de Rivera, y el Penal de El Puerto dentro del contexto del sistema penitenciario franquista. Por último, el profesor Caro expone con claridad y acertado criterio los vacíos historiográficos que aún persisten; de ahí que insista en la necesidad de abordar investigaciones sobre el reinado isabelino, el impacto de la crisis agraria de fines del siglo XIX, la historia de la pesca, la desamortización de Madoz, la descom- posición monárquica, la Guerra Civil de 1936, las minoritarias clases medias del siglo XIX, el franquismo y la reciente transición política. El siguiente capítulo redactado por los archiveros José-Ignacio Buhigas y Ana Becerra se centra en esbozar la historia del Archivo Municipal de El Puerto de Santa María atendiendo a las vicisitudes por las que pasó en los últimos vein- te años y a su organización documental. Incluye unos interesantes gráficos y estadísticas que demuestran un aumento cuantitativo paulatino de la investiga- ción en este archivo, cuyo cenit lo alcanzó en el año 1997; a partir de esa fecha se produjo una bajada que se mantuvo hasta el año 2003 de manera sostenida. Revista de Historia de El Puerto, nº 34, 2005 (2º semestre), p. 157, ISSN 1130-4340 158 Recensiones Por último, Javier Maldonado Rosso, incuestionable conocedor y protago- nista del renacimiento cultural de El Puerto de Santa María de estas dos décadas recientes, se sumerge en la trayectoria de tres instituciones surgidas en los años ochenta a las que él mismo ha estado vinculado, que comparten objetivos histo- riográficos. Por un lado, el Aula de Historia “Menesteo”, una asociación cultu- ral de carácter voluntario creada por una veintena de licenciados, que ha organi- zado diversos cursos, tertulias, colaboraciones archivísticas, y se ha dedicado a fomentar las investigaciones históricas de sus integrantes, así como la difusión de sus obras. Por otro, la Revista de Historia de El Puerto, de carácter científi- co, que se está publicando sin interrupciones desde 1988, y dispone de un Consejo Asesor de acreditados especialistas; actualmente inmersa en un proyec- to de mejora de su difusión, tanto en soporte impreso como electrónico. Para ter- minar se detiene en el Centro Municipal de Patrimonio Histórico creado en 1989, cuyas competencias se reparten en tareas de investigación, documenta- ción, formación y difusión, puesta en disfrute del patrimonio local mueble e inmueble y cogestión de fundaciones culturales privadas. Entre sus actividades es destacable la labor que realiza en la edición de libros de historia, cuyo expo- nente es la Colección Biblioteca de Temas Portuenses. Sin duda, el extenso panorama historiográfico desbrozado en esta publica- ción no hubiera sido posible sin el trabajo modélico de fomento continuado de la investigación histórica llevado a cabo por las tres entidades citadas; asimismo, es elogiable que exista entre sus miembros personas como Javier Maldonado, que muestran una actitud crítica y de exigencia en la metodología aplicada y en la necesidad de seguir profundizando en el análisis interpretativo de la informa- ción. En este marco, el libro que he tratado de reseñar es una muestra más de la calidad científica de sus autores y de los his- David González Cruz toriadores que se han dedicado al estudio del Universidad de Huelva pasado portuense. Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 158, ISSN 1130-4340 Recensiones 159 El hecho religioso desde los pri- IMAGINERIA EN LAS HER- meros tiempos ha ocupado práctica- MANDADES DE PENITENCIA mente todo el pensamiento y el queha- DE EL PUERTO DE SANTA cer del hombre. Desde las primeras y MARIA más elementales manifestaciones artís- ticas los grupos humanos han intenta- Francisco González Luque do “materializar” aquello que no se podían explicar y que les superaba, las El Puerto de Santa María, respuestas a todas aquellas preguntas Concejalía de Cultura 2004, 285 que salían de su alcance y se situaban págs. fuera de toda razón, alcanzando el ISBN: 84-89141-71-1 dominio de la fe. La religión, salvo excepciones (muy honrosas, por cier- to), ha acaparado toda la creación artística, en todas las latitudes y longitudes, hasta tiempos cercanos. Los artistas han plasmado imágenes para recrear los per- sonajes y acontecimientos relacionados con cada ideología religiosa (con cada poder religioso), engrosando y casi monopolizando las arcas del arte, con más o menos producción o con más o menos fortuna, a lo largo de toda la historia. Ya sabemos que hay religiones iconoclastas que no permiten este tipo de representaciones y desvían su arte a otros temas y prototipos estéticos. No es el caso del cristianismo, que desde sus inicios se ha interesado en realizar imáge- nes de sus personajes y líderes y plasmar en figuras concretas, a través de sím- bolos, los valores espirituales. Los fieles necesitaban y necesitan imágenes con- cretas a las que dirigir sus oraciones y plegarias. Toda una plasmación del poder eclesiástico. Hasta finales del siglo XVI y principios del XVII estas representaciones permanecieron en el interior de los recintos sagrados (iglesias, capillas...) o pri- vados (si la economía lo permitía), pero desde entonces la imaginería atravesó el umbral de lo sagrado y privado para salir a la calle, al ámbito de lo público. Así, es durante el siglo XVII que comienzan a difundirse en imágenes, aunque ya existían desde antes en retablos y altares y no sólo en escultura sino también en pintura, dos acontecimientos relevantes en la historia del cristianismo: el naci- miento y la muerte de Jesucristo. El Nacimiento está figurado en los Belenes y la Penitencia y Muerte de Cristo en los pasos procesionales que tanto éxito tuvie- ron en el Barroco y etapas posteriores. A la vez que las ciudades se embellecían en un nuevo alarde urbanístico los fieles manifestaban su dolor cristiano viendo pasar ante ellos los momentos más trágicos de los últimos días de Cristo. Las imágenes servían de acicate al fervor colectivo, así como a la propaganda ecle- siástica. Revista de Historia de El Puerto, nº 34, 2005 (2º semestre), p. 159, ISSN 1130-4340 160 Recensiones A las imágenes de estos pasos y a sus promotoras, las cofradías, en nuestra localidad, desde el siglo XVI hasta hoy, son a las que Francisco González Luque dedica este interesante estudio, al que ha consagrado buena parte de su tiempo. Divide su trabajo en varios apartados que van de lo general a lo concreto, resultado de lo cual resulta un libro de fácil lectura y comprensión. Un trabajo de temática religiosa que no cae en la religiosidad sino que se mantiene en el espacio histórico-artístico del que trata, de una forma muy didáctica: enseñando el porqué y el cómo de estas manifestaciones artísticas que hicieron posible el desarrollo de escuelas de arte, de ciudades, de familias de artistas y de pasiones individuales. La primera parte está dedicada a una visión general de la historia de nues- tra ciudad y la relevancia del fenómeno religioso a partir del siglo XVI, con el nacimiento de las primeras cofradías y su relación con el “boom” económico a la sombra del descubrimiento de América. Posteriores etapas de decadencia y florecimiento hacen que la imaginería evolucione de forma diferente en medio de los avatares políticos. A su vez nos explica la evolución de los gustos estilís- ticos religiosos, generalmente designados por la Iglesia, desde los últimos ecos del Renacimiento, el Manierismo, pasando por el Barroco, el Neoclasicismo y el Neobarroco de fechas más recientes. Cada estilo ha impuesto unos cánones de belleza y espiritualidad en aras a conseguir un mismo objetivo: el estremeci- miento, la conmoción, ante la tragedia del Salvador. Nos informa de la historia de las hermandades portuenses y la fundación de cada una de ellas hasta el siglo XX, desde la primera, la Veracruz, hasta la última, La entrada de Jesucristo en Jerusalén (“La borriquita”), ya que fueron las que demandaron la elaboración de estas esculturas. Todo ello en medio de vacíos documentales que hacen más ardua y difícil la tarea del investigador que, a la vez, tiene que situarse a cierta distancia, como dice el propio autor, de las pompas localistas que han tergiversado en ocasiones la historia o la autoría de algunas obras. Tanto más mérito tiene el trabajo reali- zado por la falta de publicaciones sobre el tema, constituyendo este estudio un trabajo amplio y fidedigno de las imágenes cristíferas y marianas de la Semana Santa portuense. La relación de El Puerto con otras localidades del entorno resulta ineludi- ble. Por esto la investigación lleva a Francisco González al estudio de otros focos artísticos como el jerezano, gaditano, sevillano y otras poblaciones cerca- nas. La aparición de nombres tan importantes como Luis Roldán y sus hijos, especialmente Luisa, conocida como “La Roldana”, Juan de Mesa, de la escue- Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 160, ISSN 1130-4340 Recensiones 161 la sevillana y otros de la levantina e italiana, otorga especial relevancia a algu- nas imágenes. También saca a la luz nombres de artistas de la zona gaditana y, por supuesto, los escultores actuales, autores de las figuras más modernas. La evolución de las técnicas empleadas, los materiales, los aspectos icono- gráficos y su procedencia son otras cuestiones de esta imaginería que investiga el autor. Hace un análisis de la tipología de las imágenes de Cristo y la Virgen (La Dolorosa) y los pasos que forman escenas, destacando los más importantes y aquellos hechos de los últimos días de Cristo que no poseen representación procesional en la localidad. Efectúa un repaso a las restauraciones (con mejor o peor fortuna) de algunas obras y las atribuciones (verdaderas o falsas), siempre bajo la batuta del rigor histórico y fuera del chauvinismo localista. En la segunda parte hace una relación, a modo de catálogo, de las cofradí- as portuenses por orden cronológico y estudia cada imagen titular de una forma exhaustiva y muy didáctica, ciñéndose a los datos generales que ha explicado en la primera parte del libro. De esta forma, crea un catálogo completísimo de toda la imaginería local, dejando libre el campo de la investigación para aquellos aspectos que todavía aparecen dudosos. Son de destacar los dos cuadros-resumen que plasma: uno sobre las imáge- nes, divididas por siglos y su autoría, la real o la atribuida, y el otro sobre las her- mandades, su fundación y las sedes primitivas y actuales. Así el lector puede encontrar fácilmente el objeto sobre el cual necesita información. Además, como colofón, incluye varias obras que no son titulares de cofradías de penitencia, pero que cumplen los requisitos de la imaginería barroca. Para completar los datos, añade una foto de cada obra estudiada. Aunque hay que decir que, para su mejor lectura, estas fotos deberían ser de mayor tama- ño y a color, para poder captar todos los detalles de los que habla el autor. El color es un elemento, o el elemento principal, de la escultura barroca, que ayuda a la transmisión de los sentimientos religiosos. La fuerza del dramatismo colo- rista, la policromía, es indiscutible en nuestro arte procesional y religioso en general, así como una seña de identidad de la creatividad artística española. Una bibliografía que incluye no sólo libros, sino archivos municipales y de cofradías, artículos de prensa y de revistas, cierra esta publicación que hará las delicias de todos los seguidores de la Semana Santa portuense y/o de aquellos eruditos interesados en la imaginería. Un tema muy interesante de nuestro patrimonio local al Olga Lozano Cid cual nos abre las puertas de par en par el autor de Lda. en Historia del Arte este libro. Profesora de Secundaria Revista de Historia de El Puerto, nº 34, 2005 (2º semestre), p. 161, ISSN 1130-4340 162 Recensiones Esta interesante publicación trata LOS VIAJES DEL CABALLE- del estudio epigráfico de una serie de RO INGLÉS JOHN BREVAL A inscripciones romanas, sobre todo del ESPAÑA Y PORTUGAL: sur de Portugal, recogidas por el viaje- N O V E D A D E S ro John Breval en 1708-1716. ARQUEOLÓGICAS Y EPIGRÁFICAS DE 1726. Alicia-Mª Canto presenta en este trabajo algunas novedades biográficas Alicia-Mª Canto sobre el autor y la traducción al español de algunos capítulos. Los epígrafes y Revista Portuguesa de Arqueolo- los detalles que sobre ellos transmite gía, vol 7, nº 2, 2004, p. 265-364. van acompañados de un estudio crítico http://www.ipa.min- de la autora. cultura.pt/pubs/RPA/v7n2/14.pdf Siempre me ha parecido apasio- nante leer los relatos de los primeros viajeros-aventureros. En ellos se cuentan, en algunas ocasiones con todo lujo de detalles, aquello que por su antigüedad o singularidad destaca de un lugar o población, atrayendo la atención del visitante. Muchísimas ciudades cuentan con descripciones realizadas por viajeros desde principio del siglo XVIII, como en este caso. Recorren el mundo en busca de aventuras y Santos Griales, con tesis al amparo siempre de los textos clási- cos, en ocasiones los descubrimientos dados a conocer, sobre todo los de Egipto y el Próximo Oriente llegan a un conocimiento casi global, pero la mayoría de los descubrimientos, a veces restos monumentales mejor conservados que en la actualidad y colecciones privadas de la burguesía, quedan sin el reconocimiento que tal vez merecieron. Muchas de estas obras han dado y seguirán dando datos e información a veces fundamentales, sobre todo para el conocimiento local en materias de Antropología, Arqueología, Etnografía, etc. En este caso se trata de un viajero inglés que anduvo por El Puerto de Santa María entre los años 1708-1716, una fecha curiosa para la visita de un inglés, a tenor de lo sucedido con los ingleses hacía pocos años, pero como dice la autora: “Téngase en cuenta, por otra parte, que los caballeros y nobles ingleses estaban en Cádiz como en su casa, debido a sus fuertes relaciones de comercio y parentesco, especialmente con varias casas nobles españolas, y entre ellas ésta. De forma que nada tendría de particular que un caballero inglés, militar y culto, y además un hombre de la confianza del duque de Marlborough, hubiera sido bien recibido en el palacio de los Medinaceli en el Puerto de Santa María, ciudad en la que Breval afirma, pasó al menos parte de una Semana Santa”. Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 162, ISSN 1130-4340 Recensiones 163 Entre los datos ofrecidos por este viajero hay varios puntos interesantes referidos a la ciudad de El Puerto de Santa María, y más sabiendo que éste inglés los ve y los vive: el palacio del duque, el puente romano, lápidas romanas, o aspectos de la Semana Santa son algunos de los temas que trata. Como el texto es muy breve lo he incluido en esta recensión. El caballero John D. Breval (1680-1738), clasicista del Tri-nity College de Cambridge, era un conocido literato inglés, hombre de confianza del Duque de Marlborough. Como militar y preceptor, viajó al sur de Portugal y España en tres ocasiones, entre 1708 y 1716. En sus viajes visitó muchas ciudades del Alentejo y Andalucía tomando múltiples notas sobre sus antigüedades y copió 49 inscrip- ciones romanas. En 1726, publico en Londres: REMARKS on several PARTS of EUROPE: Relating chiefly to the HISTORY, ANTIQUITIES and GEO-GRAPHY, of THOSE COUNTRIES through which the AUTHOR has travel’d; AS France, the Low Coun-tries, Lorrain, Alsatia, Germany, Savoy, Tirol, Switzerland, Italy, Spain and Portugal. Illustrated with Several MAPS, PLANS, and above Forty COPPER PLATES. La obra esta dividida en dos partes o libros, contiene cerca de 40 grabados en planchas de cobre con las ruinas de los yacimientos, y muy especialmente, la epigrafía, que publicó en 1726 en Londres. Este caballero inglés tuvo la ocasión y la fortuna de ver nuestras antigüedades hace casi tres siglos, evidentemente alguna estaba en mejores condiciones de conservación. Además, y ténganse en cuenta también, Breval visita y describe algunos elementos romanos de la Península cerca de siglo y medio antes de que Emil Hübner la pisara por prime- ra vez. No he incluido los textos de las lápidas por no extenderme más de lo nece- sario. Invito a consultar este artículo de mas de 100 páginas con un magnífico estudio a cargo de Alicia-Mª Canto. Además está lleno de datos sobre otras poblaciones de la Bahía, especialmente Cádiz, y posee una serie de grabados inéditos, algunos espectaculares sobre las ruinas romanas de Itálica, la población de Algeciras, cuevas y vistas de Gibraltar, etc. Nos encontramos ante nuevos datos ofrecidos por un viajero hasta el momento desconocido para aquellos que tratamos con la bibliografía de la his- toria de El Puerto de Santa María, así pues, bienvenido sea. El ingles John Breval dice lo siguiente de su paso por nuestra ciudad: “Puerto de Santa María es una pequeña ciudad, muy agradable y ordena- da, como si estuviera en el centro de un jardín (los suelos a su alrededor son Revista de Historia de El Puerto, nº 34, 2005 (2º semestre), p. 163, ISSN 1130-4340 164 Recensiones extremada-mente fértiles), a tres o cuatro leguas de distancia de Cádiz, en el lado opuesto de la bahía y, como ya dije, en la emboucheure [sic] del Guadalete, donde hay restos de un puente romano, en el que ellos amarran sus barcas. Algunos han pensado que aquí estuvo la antigua Besippo, Mela parece hacer de ella el Portus Gaditanus, pero el que conlleva mayor verosimilitud es el parecer de Estrabón de que allí fue el Portus Menesthei : Fue llamado de este modo por el oráculo de Menesteo, el famoso general de los griegos que, como dice Homero, mandó cincuenta barcos durante el asedio de Troya . Había olvidado observar que el Guadalete es distinguido por Silio Itálico en forma especial. El duque de Medinaceli, que es señor del Puerto de Sta. María, posee un antiguo palacio en esta ciudad, en el que hay algunos mármoles Romanos, y en particular dos. Los Españoles achacan la actual estado deplorable de esta en otro tiempo opulenta y populosa ciudad de Puerto de Santa María a la expedición de las tro- pas de su difunta Majestad en el año de 1702, ya que entonces fue abandonada casi por completo, creciendo la hierba (según me contaron) en algu-nas de las calles y quedando completamente deshabitados varios elegantes palacios, que comenza-ron a decaer. Como por casualidad pasé parte de una Semana Santa en este lugar, estuve presente en la procesión del Viernes Santo, que se desarro- lló por los penitentes que concurrieron a la ceremonia con una devoción muy sorprendente y mayor que la habitual; y me pareció, por la dureza de los gol- pes y de los latigazos que se autoinflingían, mucho más severa de lo que había visto en otros lugares, sobrepasando todo cuanto había leído sobre los antiguos Agyrtae o Galli xli en los festivales de la Gran Madre. Me informaron de que esta extraordinaria crueldad consigo mismos se practicaba sólo aquí y desde la ya mencionada incursión de las tropas inglesas porque, dañándose ellos mis- mos, pretenden que la Virgen Juan-José López Amador Santa, patrona de la ciudad, Servicio de Arqueología y Conservación de puede protegerles en el futuro Bienes Culturales Ayuntamiento de de tales calamidades”. El Puerto de Santa María Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 164, ISSN 1130-4340 Recensiones 165 No abunda en la historiografía UNA HIPOTESIS SOBRE LA local las publicaciones de carácter artís- AUTORIA DEL CRISTO DEL tico, y menos aún si de escultura se AMOR DE EL CONVENTO DE trata. El hecho de contar de vez en LAS CAPUCHINAS DE EL cuando con algún artículo o libro dis- PUERTO DE SANTA MARIA puesto a aclarar -o, al menos, intentar- lo- cuantas lagunas todavía permanecen Pablo Tejada Romero en ese fascinante y a la vez complejo apartado de la Historia del Arte, resulta, Pliegos de la Academia, Revista de cuando menos, de agradecer. Y si enci- la Academia de Bellas Artes “Santa ma se trata de una aproximación histó- Cecilia” de El Puerto de Santa rica y artística a una talla de la catego- María, 2ª época, nº 7, 2005, pp. ría y predicamento del Cristo del Amor 109-123. de El Puerto de Santa María, pues doble ISSN: 1695-1824. reconocimiento debemos a su autor. En el artículo recién publicado por la Revista “Pliegos de la Academia”, el escultor Pablo Tejada Romero nos resume una serie de cuestiones ya conocidas en el mundillo artístico y/o cofradiero y nos propone una hipótesis de autoría que a unos puede convencer y a otros dejarnos perplejos por su osadía. Pasando por alto las erratas o faltas aparecidas en dicho artículo (de ortografía, puntuación y acentuación, suponemos que debidas al corrector, pero en cualquier caso imper- donables en una publicación de esta categoría), nos centraremos en el contenido del mismo. Tras una serie de agradecimientos y una breve introducción, el artículo se divide en cinco apartados, conclusión y una invitación al diálogo. Contiene 11 ilustraciones entre documentos (libros de Actas fundacional, misas y narración sobre el origen del Cristo) y fotografías (Crucificado del Amor y otras tallas para servir de comparación con ésta). El autor comienza su estudio con un “análisis formal” referente a materiales, medidas de la imagen y ubicación (primitiva y actual), para pasar a continuación a efectuar un “análisis histórico” que se remi- te a la llegada de las religiosas capuchinas a El Puerto (1730), su ocupación del convento (1747), la cita de documentos alusivos a la existencia del Cristo del Amor (desde 1750) y se hace eco de varias leyendas y letrillas inspiradas en esta imagen. Cierra este apartado aludiendo a la asociación piadosa que a mediados del siglo XX se fundó para venerarlo y procesionar hasta el Penal. El “análisis estilístico” se limita a un reconocimiento de contrastes entre el academicismo y la ruptura de moldes que supone la talla, entre el barroco y el neoclasicismo y sus características de efectismo y serenidad, respectivamente. Revista de Historia de El Puerto, nº 34, 2005 (2º semestre), p. 165, ISSN 1130-4340 166 Recensiones Continúa Tejada Romero con un “análisis significativo” en el que pone de relieve las pretensiones de la Iglesia al encargar este Crucificado (recordemos que obedecería a la reproducción en madera de una visión mística del Padre Villarelo). En este sentido, la imagen cumple perfectamente con el requerimien- to del comitente: identificación del fiel con los sufrimientos de Cristo e invita- ción al arrepentimiento. Hasta aquí, el autor no aporta gran cosa al conocimiento que portuenses e historiadores teníamos de la talla en cuestión. Será en el apartado de “análisis comparativo” donde Tejada nos asombre al aproximarse, por eliminación, al posible autor del Cristo del Amor. Una vez conocida la fecha aproximada (segu- ramente entre 1747 y 1750) va descartando, por cuestión cronológica y estilísti- ca, escuelas extranjeras (desgraciadamente sólo se fija en la mexicana y napoli- tana) y nacionales (murciana, sevillana y granadina) para finalmente decidirse por atribuirlo a Salvador Carmona. Esta es la auténtica aportación novedosa del artículo de Tejada. Se trata, como bien quiere dejar sentado, de una hipótesis basada en razones cronológicas (Carmona muere en 1767), coincidencia de la procedencia del encargo con otras imágenes (trabajó para el convento de Capuchinas de Nava del Rey, en Valladolid) y algunas similitudes estilísticas entre nuestro Cristo del Amor y otras imágenes documentadas suyas (tamaño académico, movimiento de la figura, posición de la cabeza y corona de espinas, tratamiento del sudario y detalles de modelado). También supone el articulista que Carmona no firmaría esta obra portuense porque es más barroca de lo que su orientación hacia el neoclasicismo y su propio nombramiento de académico de San Fernando le permitirían, razón que le obligaría a ignorar lo ejecutado por trasnochado desde el punto de vista estilístico (“otro argumento para que Carmona no quisiera reconocer esta obra”, comenta Tejada). No le llama la atención a este autor la lejanía de nuestra ciudad de su taller madrileño o luga- res de ocupación por entonces a la hora de reconocer una obra suya aquí, pues se trata de un escultor “de maleta fácil que ha repartido su obra por toda España”. Antes de finalizar el artículo, su autor reflexiona sobre la función y fina- lidad de la obra de arte en general y de este Cristo en particular, considerando la relación entre comitente y artista y la importancia del trabajo creativo colectivo. También se lamenta Tejada Romero de que esta imagen sea tan poco accesible a posibles visitantes e incluso lo compara con “alguna película de moda” (en mente de todos, aunque no la mencione, está la afamada “Pasión” de Mel Gibson y la asociación se deberá al tratamiento cruento y descarnado que en ambas, película y talla, se hace de la imagen de Cristo). Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 166, ISSN 1130-4340 Recensiones 167 Termina este escultor su estudio reconociendo que la comentada hipótesis de autoría no pretende ser exclusiva (puede deberse a un “cúmulo de casualida- des”) e invitando a la apertura de un camino a otras líneas de investigación. Aunque en una recensión, por simple limitación espacial, no se deba hacer una valoración en profundidad de semejante hipótesis, no queremos desperdiciar la ocasión para, siguiendo la sugerencia de Pablo Tejada, abrir un debate futuro acerca de la posible autoría del Crucificado del Amor conservado en el conven- to de las Capuchinas de El Puerto. Estamos de acuerdo con este autor en que es necesario realizar un análisis estilístico de la obra de arte “comparándola con los trabajos de los autores de aquella época, sugiriendo una posible autoría”. El problema surge, creemos, cuando no se tienen en cuenta todos los elementos que pueden entrar en juego en esa investigación, ya que, a nuestro juicio, el “estudio comparativo de las obras de los autores coetáneos que trabajaron en España con la datación de la obra” resulta incompleto. En su proceso de eliminación de posibles autores de la imagen del Cristo del Amor, descarta escuelas extranjeras (pero no todas). De Nápoles sólo cita a F. della Valle que, ciertamente, no parece que tuviera mucha relación con Cádiz, pero silencia los nombres de otros escultores napolitanos contemporáneos de esa talla y afincados aquí. Tampoco cita a los artistas genoveses, ni entre los espa- ñoles a una serie de escultores jerezanos de gran categoría en esa misma época. Lamentamos que a la hora de retomar la investigación (“perdida desde hace más de 20 años por los cajones del recuerdo”) Pablo Tejada no haya teni- do en cuenta otras líneas de estudio y atención más actuales que rastrean el pro- tagonismo de una serie de escultores italianos presentes en la producción imagi- nera gaditana. Sinceramente, creemos que uno de los errores del autor es su punto de partida: como la imagen es de gran calidad, “tenemos que descartar escultores menores y fijarnos en un artista de primera fila de mediados del siglo XVIII”, comenta. Por esa regla de tres -y continúa siendo un fallo hasta para con- cienzudos historiadores del arte- seguiríamos atribuyendo obras únicamente a las figuras consagradas (léanse Martínez Montañés, Juan de Mesa, Pedro Roldán, Mena, Salzillo, etc… o Carmona, en el panorama de la imaginería) y despreciando a escultores anónimos que no tienen nada que envidiar a aquéllos (la única desgracia es que todavía no han aparecido documentos que acrediten su paternidad). Pero es que, además, el articulista no menciona en ese proceso de eliminación de escuelas o autores a una serie de imagineros que trabajaron en Revista de Historia de El Puerto, nº 34, 2005 (2º semestre), p. 167, ISSN 1130-4340 168 Recensiones Cádiz y localidades próximas por las fechas en que debió encargarse y ejecutar- se el Cristo del Amor. Esas líneas de investigación a que alude ya están abiertas y nos da la sen- sación de que Tejada las desconoce, pues cada vez se perfilan mejor algunas obras pertenecientes a escultores genoveses afincados en la capital gaditana, gra- cias al prestigioso restaurador y autor José-Miguel Sánchez Peña. Ignoro si el articulista conoce los ensayos de éste acerca de la imaginería genovesa en Cádiz, pero, entre otros aspectos, están siendo investigados -y próximamente serán publicados- los resultados de estudios y análisis de una serie de crucificados per- tenecientes a cofradías, iglesias y conventos emparentados con escultores de mediados del siglo XVIII como Maragliano, Mayo o Molinari. Pero volvamos a la atribución a Carmona. Sabemos que fue un magnífico escultor “nacido en Castilla, formado en Madrid, europeizado en Roma” y cali- ficado como “una de las cumbres de la escultura española” (Martín González, Juan-José: La escultura barroca en España, editorial Cátedra, 1983), un artista muy prolífico que realizó obras para toda Castilla, País Vasco, Madrid, La Granja, Navarra, Extremadura y con atribuciones en muchas otras ciudades. Por los años en que debió tallarse el Cristo del Amor, Salvador Carmona estaba ocu- padísimo con los encargos cortesanos para el Palacio Real de Madrid y las dis- tintas obras para La Granja. No creemos que le sobrara mucho tiempo para hacerse cargo de un crucificado por mediación de las capuchinas de su pueblo natal (Nava del Rey, en Valladolid) con destino a esta localidad gaditana. Por otra parte, algunas de las características del Cristo del Amor esgrimi- das por Tejada como argumento para su atribución a Carmona son bastante comunes a los crucificados esculpidos a lo largo de más de un siglo en todo el orbe católico, no sólo en Castilla y en Salvador Carmona (Cristo muerto, con cabeza inclinada hacia abajo y derecha, sujeto a la cruz mediante tres clavos, sudario atado con soga, serenidad del rostro en contraste con el dramatismo de la postura o el tratamiento del cuerpo…). Porque lo más significativo de esta talla portuense es, sin lugar a dudas, ese realismo exagerado y casi morboso reflejado en las carnes laceradas y desprendidas que dejan ver hasta los huesos. Y eso no tiene parangón en estas latitudes ni fechas. Todos estamos de acuerdo en que se trata de una imposición del comitente -el Padre Villarelo en este caso- al imaginero, un capricho que seguramente quedaría estipulado en el contrato (ignoramos si escrito o simplemente verbal) entre ambos. Desde luego, el maes- tro que lo llevara a efecto consiguió plenamente la intención del capellán del convento de las Capuchinas, aunque al contemplarlo quedara un tanto defrauda- do y sentenciara esa famosa frase de “aún estaba más destrozado el que yo ví”. Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 168, ISSN 1130-4340 Recensiones 169 Será cuestión de continuar analizando más en profundidad la posible simi- litud entre la talla portuense y las de idéntica iconografía de Carmona dispersas (Crucificados de Nava del Rey, Malpartida, La Granja y atribución del de Santa Clara de Estepa), pero sin olvidar la probable vinculación con los artistas geno- veses afincados en Cádiz capital y con Francisco González Luque encargos en otros puntos de la Bahía Licenciado en Historia del Arte gaditana. Catedrático de Geografía e Historia El presente volumen es el primero EL COLEGIO DE PRIMERA Y de la que esperemos sea larga e impor- SEGUNDA ENSEÑANZA DE tante colección sobre temas de educa- EL PUERTO DE SANTA ción que edita la Concejalía de MARÍA (1848-1861) Educación de El Puerto de Santa María. Y es que el tema de la educación susci- Juan Gómez Fernández ta tantos debates y opiniones encontra- das que entendemos es un buen ejerci- El Puerto de Santa María, cio volver la vista atrás y buscar en el Concejalía de Educación, 2004. pasado alguna de las claves que nos ISBN: 84-89141-74-6 pueda dar luz en el confuso panorama de la política educativa actual. Es pues un tema muy oportuno el que nos presenta Juan Gómez, doctor en Historia. Y por otra parte me parece destacable señalar que el autor se adentra en un siglo, el XIX, complejo, difícil y aún oscuro, porque El Puerto no cuenta para este periodo con los extensos estudios históricos que se han dedicado a otros siglos, quizás más ”brillantes”, en la historiografía local. Por eso es de agrade- cer aún más el esfuerzo. Juan Gómez recoge en su persona dos aspectos que hacen le hacen doble- mente cualificado para abordar el tema de la historia de la educación: es histo- riador y profesor de Secundaria, quizás por esto, el resultado de sus años de estu- dio es una obra bien escrita, que es fácil de leer, y a la vez, rigurosa y amena. Los que le conocemos, sabemos de su capacidad de trabajo, su tenacidad y honestidad profesional, por esto esperábamos esta obra con la convicción de que sería, y lo es, una excelente investigación histórica. En sus cinco capítulos, introducidos por Gloria Espigado, desarrolla el par- ticular caso de una institución educativa concreta, el Colegio de Primera y Segunda Enseñanza de El Puerto de Santa maría entre 1848 y 1861, que no es Revista de Historia de El Puerto, nº 34, 2005 (2º semestre), p. 169, ISSN 1130-4340 170 Recensiones más que el reflejo de los intereses de la sociedad de mitad del siglo XIX y el pro- gresivo auge de la burguesía relacionada con el negocio del vino. Resulta curio- so leer como se planteaban problemas como la disyuntiva entre educación públi- ca o privada, y que tras 150 años nos encontremos en el mismo lugar. Tuvo el colegio graves problemas para conseguir su apertura y no fueron menores los derivados de conseguir fondos para su sostenimiento que, a la pos- tre, dieron como resultado el cierre de la institución. Junto a éstos, se analizan los programas pedagógicos que se impartían, los maestros y alumnos que pasa- ron por sus aulas, el papel de la asociación de padres, los resultados escolares, y todo ello documentado en un número importante de archivos en los que el autor ha ido rebuscando hasta lograr un importante aporte documental, como queda demostrado en el interesante apéndice de las últimas páginas que hacen del estu- dio una unidad muy consistente. Y además tenemos la certeza de que a este primer trabajo le seguirá otro más completo y exhaustivo sobre la educa- Carmen Cebrián González ción en El Puerto, cuando se edite, que espe- Doctora en Historia ramos sea pronto, la tesis doctoral del autor. FRANCISCO COSSI OCHOA Desde hace un lustro se desarrolla (1898-1936). EL ÚLTIMO un movimiento, que se ha llamado de PRESIDENTE DE LA “Recuperación de la Memoria Histórica”, que intenta subsanar las DIPUTACIÓN PROVINCIAL carencias que dejaron los años de la DE CÁDIZ EN LA SEGUNDA “transición”. Cuando se decidió sacrifi- REPÚBLICA. UNA MUERTE car los sufrimientos e historias de miles SIN ESCLARECER. de españoles como moneda de trueque por “un cambio pacífico”. Así, la Jesús-N. Núñez Calvo amnistía de 1977 se convirtió no sólo en la ley de “punto final” para respon- Cádiz, Diputación, 2005 sabilidades por las atrocidades fran- ISBN: 84-95388-98-7 quistas, sino también en el espejo donde se reflejaba el encefalograma plano de la amnesia. Pero las heridas que cicatrizan mal vuelven a abrirse. Décadas después, la unión de las inquietudes de quienes no aceptaban el olvido y las necesidades electorales de algunos grupos políticos acabaron por dar el empujón definitivo al empeño de quienes no se resignaban a dar por completa- mente desaparecidos a sus padres, abuelos o hermanos o a quienes pensaban que Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 170, ISSN 1130-4340 Recensiones 171 no podían sucumbir impunemente por las cloacas de la historia los largos años de represión y humillaciones del régimen construido por los vencedores a costa del sudor, la sangre y la muerte de los vencidos. Mientras que un franquista de toda la vida se podía convertir en un político democrático y ocupar altos pues- tos en el régimen parlamentario, sacar, siquiera, del olvido se sigue consideran- do como un acto revanchista o “guerracivilista”. En el año 2000 apareció un libro llamado La justicia de Queipo. Editado por su autor, Francisco Espinosa, nacía al margen de toda academia que, hasta mucho más tarde y de forma tibia, no se incorporaría al fenómeno. En él, por vez primera, se hacía un relato detallado del destino de las máximas autoridades de Cádiz tras el triunfo de los golpistas en la capital. Entre ellos aparecían las vici- situdes sufridas por Francisco Cossi, presidente de la Diputación. Uno más de los muchos con los que ni siquiera se cubrieron las formalidades de la “justicia al revés”. La que llevaba ante Consejos de Guerra acusados de “rebelión” a quie- nes se habían opuesto a los sublevados. Aunque apenas han pasado cinco años, el camino abierto por Espinosa ha sido surcado ya profusamente. Para la pro- vincia gaditana contamos ya con trabajos sobre la represión en la Sierra, de Fernando Romero, el general sobre Cádiz, que puede ser matriz de otros muchos de Alicia Domínguez, y otros tantos cuya relación sobrepasaría la extensión del este texto. Además, es uno de los escasos lugares en los que la iniciativa civil ha ter- minado empujando a la acción a la Administración, siempre tibia, cuando no frontalmente opuesta, a la exhumación de fosas. Queda mucho por hacer y, ade- más, al contrario que en los años pasados, se comienza a nadar contra corriente. Como muestra basten las intenciones expresadas, en septiembre del 2005, por la Comisión Interministerial creada por el gobierno socialista. No sólo parece que se retrasan, aún más, los trabajos a los que en tan repetidas ocasiones se han comprometido, sino que además ahora se quiere “contentar a los dos bandos”. Dentro del impulso registrado hasta el momento el historiador Jesús Núñez, ya conocido por su especial dedicación a estos temas en las páginas de la pren- sa, conferencias y congresos, publica este libro sobre la figura del portuense Cossi. Un trabajo que da el paso de estudiar de forma pormenorizada la biogra- fía de un represaliado. En este sentido queda prácticamente todo por hacer. Existen algunas de importantes militantes anarquistas, pero faltan no ya la de las autoridades del momento, sino también las de figuras sin las que no se puede comprender la historia del primer tercio del siglo XX en la provincia. Sin ser exhaustivo y dejando, seguro, en el tintero a figuras importantes, baste con seña- lar que ¿hasta cuándo estaremos sin biografías de socialistas como Juan-Antonio Revista de Historia de El Puerto, nº 34, 2005 (2º semestre), p. 171, ISSN 1130-4340 172 Recensiones Santander o Juan Campos Villagrán, comunistas como Daniel Ortega, anarquis- tas como Sebastián Oliva o republicanos como Manuel Martínez Muñoz? Bastaría para alabar el libro de Núñez con considerar el hueco que cubre. Pero además hay que agradecer que esté redactado en un estilo directo que faci- lita su lectura. Posiblemente el origen periodístico anterior de parte de él ha ayu- dado a que así sea. Hoy, pese a la modestia que manifiesta el autor en su intro- ducción, no considerar su trabajo como una biografía, tenemos un mayor cono- cimiento de quien supo mantenerse en su puesto en momentos difíciles dando un ejemplo ético y moral de los que tan faltos José-Luis Gutiérrez Molina estamos hoy. Historiador UNA CÁRCEL DE POSGUE- El congreso celebrado en Barcelona sobre los campos de concen- RRA. LA PRISIÓN CENTRAL tración y el mundo penitenciario en DE EL PUERTO DE SANTA España durante la Guerra Civil y el MARÍA EN 1940: LOS PRISIO- Franquismo fue una reunión científica NEROS GADITANOS que, transcurridas varias décadas, abor- dó el análisis y revisión de una temáti- Daniel Gatica Cote ca sin duda silenciada en etapas histo- riográficas precedentes. Tanto desde la Sobrequés, J.; Molinero, C. y Sala, perspectiva de la historiografía fran- M. (Eds.): Los campos de concen- quista, evidentemente interesada en tración y el mundo penitenciario minimizar “las sombras del régimen”, en España durante la Guerra Civil como desde la historia producida en los y el Franquismo. Barcelona, Ed. primeros pasos de la democracia en Crítica, 2003, pp. 616-635. España, donde si bien se abordan nue- ISBN: 84-8432-440-0 vas temáticas y períodos, la visión sobre ciertos aspectos de la dictadura franquista quedó influenciada por las condiciones en que se produjo la transición en España. En este caso, nos centramos en la aportación que el investigador Daniel Gatica Cote hizo a la reunión científica y a la publicación resultante, donde fija su análisis y sus objetivos en dos variables fundamentales: La Prisión Central de El Puerto de Santa María en el año 1940 y los prisioneros gaditanos. El autor enfoca su visión sobre el centro penitenciario portuense asumien- do que este tipo de instituciones formaban parte integrante de la política repre- siva contra el adversario político, sobre la que se asentó la formación del nuevo estado franquista. El propio límite cronológico de la investigación, el año 1940, Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 172, ISSN 1130-4340 Recensiones 173 nos muestra que una vez concluida la contienda militar se puso en práctica una política de venganza sobre los vencidos. Uno de los ejes fundamentales de esta política fueron los encarcelamientos masivos, no sólo de individuos cuyos per- files culturales e ideológicos fueran inaceptables para la España tradicional, con- servadora y católica, sino que esto también afectó a familiares, amigos, conoci- dos, compañeros de trabajo… En puridad, bajo estos planteamientos represivos, un sistema de prisiones manifiestamente insuficiente, absorbió a los aproxima- damente 270.000 reclusos que a finales de 1939 había en el país. En este estu- dio se abordan una serie de cuestiones que sin duda contribuyen a situar al lec- tor en el marco arquitectónico de la investigación, como el origen y evolución constructiva e institucional del edificio en sí, el antiguo Monasterio de Santa María de la Victoria. Dentro del recorrido que lleva a cabo el autor de la evolu- ción histórica del edificio como centro penitenciario se comienzan a entrever, desde sus inicios como Penitenciaría Hospital, las duras condiciones higiénico- sanitarias a las que los reclusos se ven sometidos. Dicho esto, la aportación fundamental de este artículo es el estudio llevado a cabo sobre la población reclusa interna en el penal portuense, haciendo espe- cial mención a los prisioneros gaditanos durante el año 1940. Daniel Gatica, para acercar al lector a las características definitorias de los reclusos de la época y para comenzar a perfilar las duras condiciones de la rutina diaria de los mismos, instrumentaliza una serie de variables de análisis: volumen de la población reclusa, procedencia de la misma, encuadramiento socioeconómico, tipologías delictivas -asociadas masivamente a los delitos políticos-, evolución de la mor- talidad en los internos, las enfermedades que la causaban… Resulta esclarece- dor el dato que muestra el autor sobre la cuantificación de la población reclusa, que llegó a su cenit tras la conclusión de la guerra lo que confirma el plantea- miento del encarcelamiento masivo del adversario político. Así en 1940 la Prisión Central acogía a 5.479 reclusos, lo que suponía un 18,22% de la pobla- ción total del municipio portuense, además de situar a su centro penitenciario como uno de los de mayor acogida de represaliados a nivel nacional. Son muy diversos los datos y las comparaciones que se llevan a cabo en el análisis de los reclusos, aunque para no alargar en demasía esta recensión destacamos por últi- mo las cifras aportadas sobre la evolución de la mortalidad dentro del ámbito penitenciario. El autor contabiliza en la Prisión Central de El Puerto 318 muer- tes no violentas entre abril de 1939 y julio de 1942, dato que corroboraba según sus propias palabras que “el inasumible volumen de población reclusa en los establecimientos penitenciarios, tanto los ya construidos como los improvisa- dos, provocó la ausencia de las mínimas condiciones de habitabilidad, salubri- dad e higiene, haciendo de la supervivencia, en muchos casos, una quimera”. Revista de Historia de El Puerto, nº 34, 2005 (2º semestre), p. 173, ISSN 1130-4340 174 Recensiones En definitiva la aportación de Daniel Gatica Cote, junto a la de Manuel Martínez Cordero con su libro El Penal de El Puerto de Santa María, 1886-1981 (2004), aunque con planteamientos, objetivos y metodologías diferentes, ponen las primeras piedras hacia la reconstrucción histórica de uno de los lugares –por desgracia– más populares de la ciudad (recensión de Diego caro Cancela en el número 32 de esta misma revista al libro El Penal de El Puerto de Santa María, 1886-1981, p. 127), en el que ingresaron célebres reclusos como Luis Companys, Buenaventura Durruti o “El Lute”; además de abordar los aspectos más sórdidos y siniestros del primer franquismo, como los planteamientos y las condiciones en que se puso en Víctor M. Núñez García práctica el aparato represor fran- Universidad Internacional de Andalucía quista finalizada la Guerra Civil. Sede Iberoamericana de La Rábida PINTURAS TAURINAS DE ¿Qué es un catálogo de una expo- MANOLO PRIETO, sición? Bien, entiendo que es un con- CATÁLOGO DE LA junto de imágenes y reflexiones que hace el autor sobre las sensaciones que EXPOSICIÓN le produce la obra de un artista plástico, o bien, lo que le sugiere su intelecto en Mercedes García Pazos, Jaime base a su formación y conocimiento García-Máiquez López y artístico. Francisco Lagares Prieto. Partiendo de esta premisa, y El Puerto de Santa María, teniendo en cuenta que la obra de un Fundación Manolo Prieto y artista no es más que el resultado de Ayuntamiento, 2005. emociones personales y su visión, muy ISBN: 84-609-6573-2 particular, de un tema o una escena que representa una obra, tenemos que lo literario desarrollado en un catálogo no deja de ser la visión particular de lo que el autor vislumbra del pensamiento y la visión de un tercero. No es una materia científica que nos dice que 1+1=2, donde otro resultado es materia a rebatir o a entrar en discusión. Teniendo presente que los estilos artísticos son tan variados y que a una u otra persona un estilo u otro le puede llegar más o menos a afec- tar a sus sentimiento y generar distintas emociones, presentarán actitudes distin- tas ante la misma obra, cuya calidad no es más que apreciación del espectador. En resumen, sólo podemos hacer una reflexión, no una recensión de éste, o cualquier otro catálogo de una exposición de arte. Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 174, ISSN 1130-4340 Recensiones 175 El catálogo es lo que queda de una exposición. Las obras regresan a sus lugares de origen y el concepto de la exposición, que no es más que el recorrido por los pensamientos de Manolo Prieto y su forma personal de ver la tauroma- quia, está encerrado en las ochenta y tres páginas que lo forman. Para el estudio y el recuerdo nos presentan una serie de fotografías de las obras de una calidad aleatoria, muchas buenas y otras de dudosa nitidez e inclu- so con un excesivo pixelado. Tomemos como botón de muestra la que aparece en la portada: falta de luz, de nitidez, de resolución y de saturación. La fotogra- fía digital ha reemplazado a la analógica. Sus virtudes sobre ésta son indudables, pero tiene el inconveniente de necesitar más parámetros a tener en cuenta y más conocimientos técnicos a la hora de trabajar con ella. Aunque esto último no es óbice a la hora de seleccionar una buena foto en el proceso de maquetación y de dar el visto bueno a su publicación. Los autores del catálogo nos dan tres visones muy diferentes de la percep- ción de la obra de Manolo Prieto, aunque los tres repiten las notas biográficas. Es interesante sus diferentes puntos de vista, cada uno de ellos basados en ángu- los distintos, desde su formación individual y desde el conocimiento humano y biográfico del artista. Francisco Lagares Prieto, como pedagogo del proceso artístico, nos pre- senta al artista bajo el prisma del saber, del conocimiento y del análisis del méto- do artístico, profundizando en las dicotomías que el artista se plantea ante una obra de arte y los procesos creativos, ante el deber del encargo y el placer del creador. Mercedes García Pazos, utiliza el prisma del trabajo como obrero del arte, padre de familia y el condicionamiento que el artista sufre por los métodos labo- rales que evidentemente forman una rutina diaria y que están en el subconscien- te creador. Jaime García-Máiquez López nos da una visión más pausada, más distan- te, que se encuentra dentro de la estética habitual de este tipo de publicaciones. No actúa así dentro de las descripciones de las obras, donde lejos de un análisis formal de la composición, del estilo, de la textura, del dibujo, de la perspectiva, nos presenta por lo general una imaginaria descripción de la escena que ya vemos. En definitiva es una publicación de las escasas que nos acerca aún más a la desconocida obra de este artista, que en su ciudad es recordado, casi en exclusi- Revista de Historia de El Puerto, nº 34, 2005 (2º semestre), p. 175, ISSN 1130-4340 176 Recensiones va por el “toro de…….”. Hoy, icono mundial de España, donde casi ha sustitui- do al escudo de nuestra bandera en gran parte de eventos deportivos internacio- nales, donde es símbolo de la “potencia y furia española”. Esperamos con ansiedad la evolución de la Fundación Manolo Prieto y que pronto podamos disfrutar de una muestra Javier de Lucas Almeida interdisciplinar de la obra de este artista. Licenciado en Bellas Artes Revista de Historia de El Puerto, nº 35, 2005 (2º semestre), p. 176, ISSN 1130-4340