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BELLVM ASTVRICVM Una hipótesis ajustada a la historiografía romana y al marco arqueológico y geográfico de la comarca de «Los Valles de Benavente» y su entorno José Luis Vicente González Lo que sigue es un extracto de un extenso artículo publicado por el autor en Brigecio, la revista editada por el Centro de Estudios Benaventanos Ledo del Pozo (números 18-19, 2008-2009), dedicado a la conquista romana del territorio que en la actualidad ocupa la provincia de Zamora. En concreto, reproducimos la parte que se refiere a la toma de Lancia, que se inscribe en la fase de la guerra conocida como Bellum asturicum. Lancia fue el nombre con el que se refirieron algunos historiadores romanos al castro prerromano que fue conquistado por las tropas de Augusto en el año 25 a. C., y su tradicional identificación con un yacimiento próximo a Mansilla de las Mulas conocido como Villasabariego es puesta en cuestión por el autor, que cree mucho más lógico que la Lancia prerromana debiera situarse en el castro de Arrabalde, al lado del río Eria, cerca también del Esla. En realidad, la idea no es nueva, y ya había sido sugerida antes por más estudiosos, como, por ejemplo, Narciso Santos Yanguas (Astorica nº 25, 2006, pp. 29-41). Los datos y argumentos que proporciona José Luis Vicente pueden ser discutibles, pero, desde luego, apoyan la identificación Lancia/Arrabalde con mucha más fuerza que los que se han aportado para llevarla a Villasabariego. Esta última hipótesis está basada casi exclusivamente en la existencia de una toponimia que se asemeja a la denominación de la «capital» de los astures recogida en las fuentes grecolatinas. Principalmente en el conocido como Itinerario de Antonino, que habla de una mansión llamada Lance, ubicada a 9 millas romanas de Legio. Y, efectivamente, la arqueología ha demostrado que a más o menos esa distancia de León se encuentra, en la meseta fluvial de río Esla, una importante población romana. ¿Pero es eso prueba suficiente para identificar el lugar con el de la ubicación del más importante castro de los astures, la validísima civitas («ciudad muy fortificada») de Floro? Parece claro que no. Mientras no se demuestre arqueológicamente que en Villasabariego existía en los años anteriores al comienzo de nuestra Era un importante enclave «muy fortificado», la hipótesis Lancia=Villasabariego parece poco fundamentada. Que en el siglo III hubiera allí una población romana llamada Lance no es prueba suficiente para situar allí la Lancia de los astures: los topónimos se repetían en época romana, como ocurrió después y sigue pasando en la actualidad. 1. LAS GUERRAS CÁNTABRAS: ENCUADRE HISTÓRICO Y TERRITORIAL La dominación militar de la Península Ibérica por parte de Roma no se completó hasta dos siglos después de su inicio. Las legiones romanas arribaron a Hispania en el año 218 a.C., con motivo de la Segunda Guerra Púnica, y, desde entonces, no cesaron de combatir de forma más o menos continuada contra los distintos pueblos ibéricos hasta la finalización de las Guerras Cántabras, en el año 19 a.C. En dicha fecha Octavio Augusto, primer emperador de Roma, dio por concluida oficialmente la conquista de Hispania, aunque se tienen noticias seguras de que, de forma esporádica, continuaron registrándose conflictos de cierto calado en el noroeste peninsular al menos hasta época de Nerón1. Las Guerras Cántabras enfrentaron a los ejércitos de Augusto con dos pueblos indígenas del noroeste de la Península Ibérica, que han llegado a nuestros días bajo la denominación de astures y cántabros. Aunque no existen evidencias suficientes para delimitar con seguridad y precisión los territorios que ocupaban los dos pueblos citados, se tiende a admitir que los astures se asentaban en las áreas montañosas que circundan la fosa del Bierzo, prolongándose los límites de su área de influencia por la mayor parte de los autores hasta el río Duero, por el sur, las riberas de los ríos Esla y Sella, por el este, la ribera del Navia y las sierras del Caurel, de San Mamede y de Padrela, por el oeste, y el mar Cantábrico por el norte. Por su parte, los cántabros habitarían en el territorio montañoso configurado por los Picos de Europa y áreas adyacentes, aunque, antes de la conquista, los romanos incluirán bajo la denominación de Cantabria un territorio mucho más extenso, que integraría toda el área geográfica colindante con el océano Atlántico comprendida entre el país de los ártabros, en el occidente, el territorio vascón, por el oriente, y parte de las áreas astur y vaccea por el sur2. Dentro del contexto general de las Guerras Cántabras, enmarcadas en su conjunto entre los años 29 y 19 a.C., es posible diferenciar dos campañas trascendentales para su desenlace final, el Bellvm Cantabricvm del año 26 a.C. y el Bellvm Astvricvm del 25 a.C.3. La campaña contra los astures del año 25 a.C. se articula en gran medida en torno al asedio y conquista final de Lancia, su núcleo de población más importante desde el punto de vista estratégico. Tradicionalmente, dicha plaza 2º SEMESTRE 2011 ARGUTORIO nº 27/05 2. EN BUSCA DE LA «CAPITAL» PERDIDA DE LOS ASTURES FIG. 1: Mapa de localización de los pueblos indígenas ibéricos antes de la dominación romana4. fuerte viene situándose por historiadores y arqueólogos en el paraje de El Castro, sito en el término municipal de Villasabariego, 12 km al sudeste de la ciudad de León. Sin embargo, y pese a que desde hace décadas buena parte del esfuerzo de investigación arqueológica realizado dentro de la provincia de León se viene centrando año tras año en el yacimiento de El Castro, los resultados obtenidos hasta la fecha no avalan suficientemente la identificación del enclave citado con la Lancia de la que hablan las fuentes grecolatinas5. Según reseña el catedrático de Historia Antigua N. Santos Yanguas al inicio de un relativamente reciente artículo en el que defiende el mismo postulado general sobre Lancia que planteamos en el presente trabajo, el propio profesor Jordá, director de las campañas de excavación del yacimiento de El Castro realizadas entre los años 1957 y 1961, tal vez precisamente por su acreditada experiencia al frente de tales cometidos, se mostraba al final de su carrera bastante escéptico acerca de la unanimidad existente en relación con la ubicación de Lancia en el yacimiento de Villasabariego: habrá que pensar, afirmaba él, en una nueva ubicación de Lancia, más de acuerdo con la estrategia y la realidad 6. Esta ubicación, según N. Santos y nuestras propias conclusiones, no sería otra que el castro zamorano de Las Labradas, situado a caballo entre los términos municipales de Arrabalde y Villaferrueña, de reconocida notoriedad desde los hallazgos en su interior durante la década de los años ochenta del pasado siglo de dos atesoramientos integrados por diversos objetos de orfebrería castreña en oro y plata (torques, fíbulas, brazaletes, arracadas, sortijas, etc.) y una veintena de denarios ibéricos y republicaFIG. 2: nos7. Según nuestra opinión, la identificación del yacimiento de El Castro (Villasabariego) con la Lancia de las Guerras Cántabras no puede basarse, con un mínimo de credibilidad, en los testimonios arqueológicos arrojados hasta el momento por las excavaciones realizadas en el yacimiento citado, que no encajan de ninguna manera con los relatos de los historiadores grecolatinos. Entre las discrepancias más significativas, cabe destacar las siguientes: inexistencia de vestigios de un recinto amurallado, ausencia absoluta de indicios de recintos militares romanos en las proximidades coetáneos con las guerras, y endeblez de los argumentos epigráfícos y numismáticos. Todas estas carencias fueron puestas ya de manifiesto en detalle por N. Santos hace un lustro, por lo que no vamos a extendernos más sobre el particular8. Por otra parte, el contexto geográfico donde se localiza el enclave tampoco ayuda a validar la identificación señalada. A este respecto, es altamente sospechoso el notorio alejamiento del yacimiento de El Castro respecto del corazón del territorio astur, del que quedaría separado, además, por una barrera natural tan importante como es el río Órbigo. Tampoco parece cuadrar en absoluto la orografía local con la que cabría corresponder a un hábitat de tipo castreño dotado de notorias estructuras defensivas (validissima Campaña contra los astures de Publio Carisio (años 26-25 a.C). Teatro de operaciones según el autor. 06/ARGUTORIO nº 27 2º SEMESTRE 2011 FIG. 3: Minería aurífera romana del noroeste de la Península gentileza de Roberto Matías Rodríguez. la denominación de la «capital» astur recogida en las fuentes grecolatinas. La fuente más antigua de las mencionadas es el Itinerario de Antonino, que menciona una mansión Lance ubicada a 9 millas romanas de Legio VII (León) y a 29 de Camala (Sahagún). Siglos después, diversa documentación medieval reseña la existencia de un castro denominado Sublancio o Sublantio en las cercanías de León11. Parece fuera de toda duda, por tanto, que existió en la Antigüedad una Lancia en el oriente de la provincia de León, que muy probablemente se corresponda con el yacimiento de El Castro del municipio de Villasabariego. Lo que es, sin embargo, absolutamente cuestionable es que la Lancia de Villasabariego y la Lancia del relato de Floro sean una misma entidad. En relación con las anteriores afirmaciones, debe advertirse que la homonimia es un hecho Ibérica; bastante frecuente al hablar de las poblaciones de la antigüedad hispana; en la Tabvla Imperii Romani12 es fácil encontrar ejemplos al respecto. Así, entre las numerosas ciudades denominadas Intercatia en la Hispania antigua, cabe citar una en el área de los vacceos13 y otra en el territorio astur14, ambas en el noroeste peninsular. Otros nombres que se corresponden con más de una población en época romana según la TIR son Palantia, Segontia, Tritivm o Vxama. Ptolomeo indica con claridad que entre las polis de los astures había dos de nombre Interamnium, que se diferenciaron desde finales del siglo I d.C. por el epíteto imperial Flavium con que sólo una de ellas fue privilegiada. En lo que respecta en concreto al topónimo Lancia, también existen ejemplos de varias ciudades antiguas que ostentan nombres de similar grafía15. Queda claro, por tanto, que la existencia de un determinado topónimo no ofrece suficientes garantías por sí sola para validar la correspondencia de la localidad a la que designa con una población de similar denominación en tiempos pretéritos. civitas), ni se ajusta su geología al pasaje final del relato de Floro, que da a entender que toda Asturia era aurífera9. En relación con esta última afirmación, los mapas que se incluyen a continuación (Fig. 3 y 4) son bastante ilustrativos. Como se puede observar en los mismos, la práctica totalidad de las explotaciones auríferas romanas conocidas se localiza al occidente del río Órbigo. G. Delibes elabora una cartografía de joyería castreña prerromana que se ajusta de manera muy significativa a la información anterior10. A los anteriores razonamientos se podría añadir el difícil encaje logístico de una hipotética campaña en la que un ejército romano de gran envergadura tuviera que adentrarse tan profundamente desde la Hispania Ulterior en un territorio hostil con muy escasos recursos que ofrecer para el mantenimiento de las tropas, sin vías de aprovisionamiento consolidadas por las que abastecerse (recordemos que, como señalan las fuentes, en el caso del cuerpo de ejército comandado por Antistio, el abastecimiento tuvo que realizarse finalmente por vía marítima desde Aquitania). Por otra parte, la posibilidad de que fuera El Castro (Villasabariego) el objetivo principal de Carisio, y su asedio guardara alguna relación con el recinto miliar romano de Petavonivm, no se sostiene de ningún modo desde el punto de vista de la táctica militar. Instalar un campamento de campaña o de invierno a más de 50 km de distancia de su presunto objetivo, separado del mismo por varios ríos, algunos de la envergadura del Esla y el Órbigo, existiendo alternativas mucho más idóneas, nos parece un completo despropósito. Los únicos argumentos de cierto calado a favor de la hipótesis mayoritariamente defendida por la historiografía actual a propósito de la ubicación de Lancia se reducen a la existencia de varios documentos históricos que citan un enclave en el entorno de Villasabariego cuya toponimia se asemeja a FIG. 4: Explotaciones romanas de oro en la zona castellano-leonesa del área astur. Fuente: Mapa Geológico y Minero de Castilla y León (SIEMCALSA, 1997). 2º SEMESTRE 2011 FIG. 5: Las Labradas visto desde El Marrón. ARGUTORIO nº 27/07 ble desarrollo general de los acontecimientos bélicos que culminaron con tal desenlace. La existencia de dos de los cuatro campamentos que citamos está suficientemente acreditada por las excavaciones y prospecciones ya realizadas hasta la fecha, mientras que la validez de la localización de los otros dos recintos propuestos deberá ser avalada arqueológicamente antes de su definitiva confirmación. Como resultado de nuestras últimas investigaciones sobre el particular, proponemos públicamente por primera vez en esta comunicación que los vestigios localizados en El Marrón, cota inmediata al castro de Las Labradas desde la que se domina el interior de gran parte de dicho asentamiento, se pueden corresponder muy bien con uno de los campamentos de campaña utilizados para cercar y conquistar Lancia. A. Esparza ya manifestó hace un cuarto de siglo su desconcierto al tratar de interpretar este presunto castro en clave indígena en su estudio monográfico sobre los asentamientos castreños del noroeste zamorano17. Numerosos testimonios epigráficos existentes en los alrededores de la sierra de Carpurias permiten corroborar, por otra parte, una destacable y prolongada presencia militar romana en la zona18. También los abundantes hallazgos monetales registrados nos hablan bien a las claras de que las legiones que participaron en las Guerras Cántabras tuvieron una estrecha relación con el castro de Las Labradas y su entorno geográfico cercano (hallazgos de monedas de la Caetra, de emisiones emeritenses de Carisio y de acuñaciones procedentes de cecas del valle del Ebro vinculadas al ejército en Arrabalde, San Martín de Torres, dehesa de Morales de las Cuevas, dehesa de Mosteruelo, castro de Milles de la Polvorosa, castro de San Pedro de la Viña y Petavonivm), entorno donde se tiende unánimemente a localizar, por otra parte, el castro de Brigecio19. La asimilación de la Lancia de las Guerras Cántabras con el castro de Villasabariego parece un ejemplo paradigmático de aplicación de la equivocada y hoy completamente desfasada metodología de investigación arqueológica denunciada por Morillo y Martín16. En vez de partirse de la identificación arqueológica previa de unos vestigios claramente atribuibles a unos hechos bélicos para, posteriormente, intentar relacionarlos con determinados pasajes citados en las fuentes clásicas, se ha procedido completamente a la inversa. A fecha de hoy, la costumbre y otros razonamientos que se nos escapan parecen haber hecho casi incuestionable una «verdad histórica» construida sobre unas bases tan endebles como las que acabamos de poner de relieve. Por el contrario, como resumiremos a continuación, el castro de Las Labradas reúne numerosos atributos que hacen digno a este enclave para acreditarse como la Lancia que Floro y el resto de autores grecolatinos mencionan. La imbricación del castro en el territorio astur queda fuera de toda discusión. Además, y a diferencia del recinto castreño de Villasabariego, el castro de Las Labradas se localiza razonablemente próximo a algunos de los yacimientos auríferos leoneses que posteriormente serían aprovechados por los romanos hasta su completo agotamiento. Antes de la conquista, los habitantes del castro podrían haber explotado mediante bateo los aluviones auríferos arrastrados por el río Eria, que riega la vega que domina el castro. Posteriormente, los romanos removerían más de 10 millones de metros cúbicos de terreno en diversos cortes situados a una distancia del castro inferior a 30 km en busca del preciado metal. En nuestro trabajo publicado en la revista Brigecio, creemos haber aportado información bastante concluyente sobre los recintos castrenses romanos involuFIG. 6: Recreación 3D del emplazamiento del castro de Villasabariego (ortofoto PNOA 2004, pixel 25 cm, y MDT 5 m. ITACyl). crados en la toma de la ciudad y el posi- 08/ARGUTORIO nº 27 2º SEMESTRE 2011 observados apuntan de forma inequívoca a que Carisio organizó su ataque con gran minuciosidad, y dispuso de una detallada información sobre el territorio a invadir, que utilizó para fijar con toda precisión los principales objetivos a batir y para disponer su orden de batalla de forma óptima. Creemos que la peculiar morfología de Tierra de Campos, con sus infinitas campiñas, que en invierno dan paso a impracticables barrizales, fue el principal motivo que provocó que los ejércitos romanos tardaran más de un siglo en consolidar la conquista del cuadrante noroeste peninsular, ya iniciada en tiempos del cónsul L. Licinio Lvcvlo (151 a.C.), o incluso antes (campañas de L. Postvmio Albino). Las dificultaFIG. 7: Recreación 3D de la cumbre del teso donde se ubica el castro de Las Labradas; en la des logísticas planteadas por el teesquina superior derecha de la imagen se divisan el río Eria y parte del caserío de Arrabalde rritorio ocupado por las tribus (ortofoto PNOA 2006, pixel 50 cm, y MDT 5 m. ITACyl). vacceas, solamente superadas por En lo que se refiere a la fortificación de la plaza, la maglas legiones mediante la construcción de calzadas de exnitud de las estructuras defensivas del castro de Las Latremadamente dificultosa cimentación (por la escasez de bradas es bien puesta de relieve por H. Larrén en una materiales en las proximidades de los trazados y el notable síntesis sobre la investigación arqueológica llevada a cabo espesor del afirmado a aplicar), se nos antoja un motivo en la comarca benaventana, elaborada con motivo del mimás determinante para explicar este «impasse» en la conlenario de las Cortes de la capital comarcal20. quista romana de Hispania que otros factores hasta ahora Concluimos nuestra argumentación a favor de la identimás mayoritariamente considerados por los investigadoficación de la Lancia de las Guerras Cántabras con el casres, como la belicosidad de cántabros y astures, o la comtro de Las Labradas señalando que, en la comunicación plicada orografía del territorio ocupado por estas dos trique sobre este yacimiento M. Doval y col. presentaron bus montañesas, factores que, sin duda, también tuvieron recientemente en el II Congreso de Historia de Zamora, su peso sobre el particular. La explicación que aportamos estos autores destacan que el castro debió de estar someexplicaría también que otros generales romanos que realitido en un momento inmediatamente anterior a su repentizaron incursiones sobre la GALLAECIA o sobre la meseta no despoblamiento por los astures en las postrimerías del septentrional (D. Ivnio Bruto en el 136 a.C.; C. Ivlio Caesar cambio de era a una situación de clara incertidumbre bélien el 61 a.C.) evitaran claramente atravesar la Tierra de ca21. Campos, eligiendo corredores geológicamente mucho más favorables para sus penetraciones o, a veces incluso, el 3. CONCLUSIONES transporte marítimo. Otros generales que se internaron tempranamente en tierras vacceas, como P. Cornelio Scipion Según la hipótesis desarrollada a lo largo de nuestro Emiliano o M. Emilio Lepido Porcina, tuvieron escaso éxito trabajo recientemente publicado en Brigecio, los hechos a la hora de consolidar sus conquistas en dicho territorio. más notorios de la contienda entre astures y romanos La calzada romana que enlaza Mérida con el río Esla enmarcada dentro de las Guerras Cántabras, habrían tenihabría sido una de las dos columnas vertebrales por la que do lugar en el entorno de la sierra de Carpurias, lugar doncircularían los trenes de abastecimiento que mantuvieron de se localiza el castro de Las Labradas. Este castro es operativas las tropas de Carisio. Esta calzada, que alimenidentificado por nosotros con la ciudad de Lancia, tomataría muchos siglos después el moderno mito generado da por las legiones de Carisio en el año 25 a.C. en el curso alrededor de una supuesta «Vía de la Plata», cuyo trazado de una campaña que, según nuestras investigaciones, se entre Salamanca y Astorga ha sido objeto de todo tipo de ajusta muy fidedignamente al relato sobre la misma narrainvenciones, se prolongaría posteriormente hasta do por Floro, Orosio y Dión Casio. Petavonivm durante el trascurso de la guerra, y se contiLa campaña de conquista de Carisio se habría apoyado nuaría a su finalización hasta Astvrica Avgvsta siguiendo necesariamente en una dilatada labor de preparación preparte del trazado que el Itinerario de Antonino asigna a la via, que comenzaría años antes, y en el curso de la cual vía XVII. Astvrica Avgusta se fundaría desde un principio habrían sido sometidas todas las poblaciones que hubiepara ejercer como centro de control administrativo y miliran podido comprometer el avituallamiento de las legiones tar del territorio astur. encargadas de asaltar el territorio astur. Todos los indicios 2º SEMESTRE 2011 ARGUTORIO nº 27/09 FIG. 8: Campañas de Carisio en la Astvria Avgvstana. La otra vía logística que abastecería a las legiones comandadas por Carisio durante la campaña conectaría la base de operaciones de Avgvsto, situada en el entorno de SEGISAMA (Olmillos de Sasamón), con el pretorio de Carisio situado en la orilla oriental del Esla, en las inmediaciones de la actual localidad de Villaveza del Agua. El recorrido de esta vía discurriría por el corredor del Pisuerga hasta Palencia (la PALANTIA romana), desde donde proseguiría hasta TELA (Montealegre de Campos) bordeando los montes Torozos. En TELA, la vía cambiaría de rumbo para internarse en Tierra de Campos hasta llegar a INTERCATIA (Bolaños de Campos), y desde allí enfilar hacia el punto elegido por Carisio para atravesar el ASTVRA, dejando al NW de su trazado el castro de BRIGECO (Dehesa de Morales de las Cuevas, en Fuentes de Ropel). En nuestra opinión, el tramo de la vía XVII del Itinerario de Antonino comprendido entre Petavonivm y Bracara Avgvsta sería construido en fechas posteriores al tramo existente al norte de Petavonivm, en un momento en el que el territorio ya estaría completamente pacificado y sometido al poder romano, y su trazado estaría muy relacionado con la explotación de los importantes yacimientos auríferos del norte de Portugal. Del mismo modo, también sería posterior a la finalización de las Guerras el tramo de calza- da que enlazaría posteriormente Asturica Avgvsta y Ocelo Durii a través de Brigecio, que el Itinerario de Antonino incluye dentro de la vía XXVI. Una vez conquistada Lancia, Publio Carisio proseguiría la campaña contra los astures internándose más hacia el noroeste, hasta someter todas las tribus que ocupaban los Montes de León y El Bierzo. Un posible vestigio de esta fase de la campaña sería el campamento de Valdemeda (T. M. de Truchas). Al finalizar la contienda, Carisio fundaría en la actual provincia de Badajoz la colonia de Emerita Augusta con los veteranos de las legiones que, bajo su mando, habían participado en las Guerras Cántabras. En Mérida, Carisio llevaría a cabo las emisiones monetales en cuyo reverso aparecen recogidas las enseñas y los nombres de dichas legiones. Tras la reorganización administrativo-territorial y militar en distritos que detalla Estrabón22, la legión X Gemina continuaría acuartelada al sur de la sierra de Carpurias (Petavonivm) hasta su relevo, desde donde podía controlar con las debidas garantías a los belicosos habitantes de Asturia, que debieron de tardar todavía un tiempo en plegarse totalmente a la nueva situación. * José Luis Vicente González. joseluis@jlvg.es; Milles de la Polvorosa (Zamora). 10/ARGUTORIO nº 27 1 SOLANA SAINZ, J. M.: «La pacificación de los pueblos del norte de Hispania», HAnt XXVIII-2004, pp. 25-70. 2 ROLDÁN HERVÁS. J. M.: «Zamora. Conquista e Integración Administrativa», en Historia de Zamora, Tomo I, (De los orígenes al final del Medievo), Zamora, 1995, pp. 191-267. 3 El historiador romano Floro utiliza la expresión bellum Cantabricum et Asturicum para precisar los dos frentes de guerra en los que Roma tuvo que combatir (SOLANA SAINZ, J. M., 2004, op.cit.). La primera expresión hace referencia a la campaña que tuvo por objetivo la conquista del territorio cántabro, mientras que la segunda se dedica a la que se dirigiría contra las tribus astures. 4 Todos los mapas incluidos en esta comunicación han sido elaborados con ayuda de un Sistema de Información Geográfica (S.I.G.) basado en la cartografía vectorial 1/25.000 del Instituto Geográfico Nacional (I.G.N.), un Modelo Digital el Terreno de 5 m (ITACyL Junta de Castilla y León) y diversos juegos de ortofotografías de 25 y 50 cm de resolución (PNOA-JCyL). Las localizaciones de los yacimientos arqueológicos que se manejan se introdujeron en el sistema con un error máximo de 5 m. 5 CELIS SÁNCHEZ, J. & GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, M. J. (Coord.): Lancia. Historia de la investigación arqueológica, León, 1999. 6 SANTOS YANGUAS, N.: «Lancia de los astures: ubicación y significado histórico», HAnt XXVIII-2004, pp. 71-86. 7 DELIBES DE CASTRO, G., ESPARZA ARROYO, A. & MARTÍN VALLS, R.: Los tesoros prerromanos de Arrabalde (Zamora) y la joyería celtibérica, Serie Monografías y Estudios del II Congreso de Arqueología Peninsular, Fundación Rei Afonso Henriques, Zamora, 1997. 8 SANTOS YANGUAS, N., 2004, op.cit. 9 «Favebat consilio natura regionis; circa enim omnis aurifera est et chryscollae miniique et aliorum colorum ferax» (Ayudaba a tal determinación la naturaleza de la región, rica en oro, malaquita y minio, y abundante en otros productos). 10 DELIBES DE CASTRO, G.: «Nuevos testimonios de joyería prerromana en territorio astur: a propósito de una arracada de oro, de apéndice de racimo, hallada en Castrillo de la Valduerna (León)», Brigecio, 4-5, 1995, pp. 61-74. 11 El más antiguo de estos documentos (881-883) es la Crónica Abeldense que, al narrar la incursión dirigida en el año 878 por AlMundhir, hijo del emir omeya Muhammad I, contra los territorios bajo el dominio de Alfonso III el Magno, incluye el texto siguiente: «idem Almundar ad castrum Sublancio uolens pertendere cognouit quod gestum fuerat in Poluoraria; etiam conperiens quod rex quoque noster iam in Sublantio castro cum omni exercitu eum uellaturus expectabat, metuens retro ante lucente die uertitur in fugam». 12 La Tabvla Imperii Romani (TIR) es una publicación fruto de un proyecto de la Unión Académica Internacional, cuyo objetivo es cartografiar y clasificar todas las referencias existentes sobre los territorios que formaron parte del Imperio Romano. Su arco cronológico, en el caso de Hispania, comprende desde la conquista romana hasta el siglo V d.C. Las referencias al área astur se localizan en los tomos correspondientes a las hojas TIR K-29 (Madrid, 1991) y TIR K-30 (Madrid, 1993) (CEPAS PALANCA, A., SÁNCHEZPALENCIA, J. & PLÁCIDO, D.: «El mapa del mundo romano», Brocar, 20, 1996, pp. 57-75). 13 VARIOS AUTORES: TIR K-30, Madrid, 1993. 14 VARIOS AUTORES: TIR K-29, Madrid, 1991. 15 En el capítulo de su tesis dedicado a Lancia, D. Martino señala: Incluyo aquí aquellos testimonios que todo parece indicar que son procedentes de la Lancia de los astures, porque sabemos de otras civitates de nombre Lancia en la península ibérica, así por ejemplo Lancia oppidana en Lusitania (cfr. TIR K-29 (Madrid, 1991), s.u. «LANCIA OPPIDANA»). MARTINO GARCÍA, D., 2004, op.cit. 16 MORILLO CERDÁN, A. & MARTÍN HERNÁNDEZ, E.: «El ejército romano en la Península Ibérica. De la «arqueología filológica» a la arqueología militar romana, Estudios Humanísticos». Historia., 4, 2005, Madrid, pp. 177-207. 17 Contiguo al castro de Labradas existe éste del Marrón en otra cumbre de la Sierra de Carpurias, quedando separados por una 2º SEMESTRE 2011 pequeña collada por donde cruza el «Camino de las Vacas», que va desde Arrabalde hasta la vertiente meridional de la Sierra. Tiene forma aproximadamente trapezoidal, constituyendo su lado septentrional un crestón –prolongación del que veíamos en Las Labradas- que hace innecesaria la muralla en aquel sector. De allí arrancan sendos lienzos –de mampostería en seco- que van flanqueando las laderas W y E, algo más escarpadas, para reunirse, de forma poco precisa, con otro castillete rocoso al sur del castro. En la parte más alta hay un amontonamiento de piedras, conocido con el nombre de «La Torre», que, en efecto, parece corresponder a una torre de planta circular –el subrayado es nuestro-… …Desconocemos la cronología asignable al yacimiento: si se trata de un castro prerromano, inmediatamente se plantea el problema de su relación con el de Labradas. Y a este respecto la más que posible unión de ambos, mediante un presunto muro que se sigue mal, ya que por su situación lo han ido ocultando los arrastres, pero que parece enlazar las rocas donde termina la gran muralla oriental de Labradas con este castro del Marrón, englobando toda la vaguada que los separa -el subrayado es nuestro-. Si ambos fueran contemporáneos y unidos, es decir, si estamos ante un solo castro, su extensión, población, sistema táctico, etc…, suponen problemas de imposible solución actual. (ESPARZA ARROYO, A.: Los Castros de la Edad del Hierro del Noroeste de Zamora. Zamora, 1987). 18 BRAGADO TORANZO, J.M.: Fuentes literarias y epigráficas de la provincia de Zamora y su relación con las vías romanas de la cuenca del Duero, Tesis Doctoral, U.L., León, 1991. 19 RODRÍGUEZ CASANOVA, I.: La circulación monetaria antigua en los valles de Benavente, Benavente, 2002. 20 Como ya se ha dicho, es sin duda el Castro de Las Labradas el yacimiento de esta época con más personalidad de los conocidos. Su extenso territorio –casi 23 Has.– sobre las crestas de la Sierra de Carpurias, dominando la feraz vega del río Eria y emergente en el valle de Vidriales, se ofrece como un reducto inexpugnable en prácticamente todos sus flancos, donde los grandes roquedos naturales quedan perfectamente integrados en las líneas de defensa creadas ex profeso, en una longitud de unos 2500 m., cuyo desarrollo es posible identificar a partir de los potentes derrumbes que circundan el asentamiento (Balado, 1999; Misiego, 2001). Los últimos trabajos realizados han permitido confirmar los dos recintos amurallados y la estructura de una de sus puertas de acceso en su cierre occidental interior, con dos potentes torreones macizos de planta cuadrangular, así como el sistema constructivo de sus murallas que, a buen seguro, mantendrían una altura en torno a los 4/5 m., cobijando cabañas o casas rectangulares, todavía no bien definidas, así como otras estructuras como aljibes, rediles para el ganado, etc., que en combinación con las ofertas de la naturaleza, posibilitaron la presencia humana en el antiguo espacio castreño con manifestaciones hasta bien entrada la época moderna (Gutiérrez, 1991). (LARRÉN IZQUIERDO, H., 2002, op.cit). 21 A esta etapa deben asociarse tanto las construcciones defensivas como los dos tesoros encontrados, que no son más que ocultaciones intencionadas dentro del poblado ante el temor a los enemigos externos (DOVAL MARTÍNEZ, M., MISIEGO TEJEDA, J. C., SANZ GARCÍA, F. J., MARTÍN CARBAJO M. A., MARCOS CONTRERAS, G. J. & GARCÍA RIVERO, P. F., 2006, op.cit.). 22 Estrabón recoge en su obra las medidas administrativas que se tomaron después de la conquista: «La parte restante de Iberia, y la mayor parte está regida por el legado consular, que dispone de un ejército considerable, compuesto de tres legiones, y tiene a sus órdenes tres legiones; de los cuales uno con dos legiones guarnece toda la región del norte del Duero, llamada antes Lusitania y ahora Gallaecia, añadíase a ésta la parte septentrional con los astures y los cántabros. Por el país de los astures corre el río Melsos y a poca distancia de él hay la ciudad de Nega; un estuario cercano separa los astures de los cántabros. La región, que se extiende desde allí hasta los Pirineos, la tiene el segundo legado con la otra legión... » (Geografía 3.4.20). El segundo legado mandaba Cantabria. A sus órdenes se encontraba la Legión IV Macedónica, cuyo campamento se encontraba en las proximidades de Reinosa (SOLANA SAINZ, J. M., 2004, op.cit.).