GEOGRAFÍA Y GEÓGRAFOS. U N ESPACIO D E
R E FL EX IÓ N
Javier E. Thom as Bohórquez
Licenciado en Ciencias Sociales, Msc. en Geografía. Profesor Asistente del
Departamento de Geografía de la Universidad del Valle.
INTRODUCCIÓN
Bien se podría afirmar que en
los últimos años en Colombia ha
habido un inusitado interés por la
geografía
y
los
problemas
geográficos; la escuela de Posgrado
en Geografía, la Comisión de
Ordenamiento
Territorial,
la
creación de programas universitarios
de pregrado, la formulación de las
Leyes 99, 128, 152, 388 y 78, la
proliferación de especializaciones,
etc. Sin embargo, pareciera también
que la práctica, asociada a la
inmediata necesidad de ganar
espacios de acción, ha superado a la
reflexión teórica, ¿Podría pensarse
acaso, que la discusión está
agotada?, ¿No existen los elementos
mínimos para un debate?, ¿O será
que no se necesita abordar esta
reflexión para la realización de una
práxis?.
Cuando observamos una escena
fílmica, si ésta es muy rápida y no
permite mayor detalle o la
observación
es
desprevenida,
personajes, objetos, formas, colores,
texturas, tamaños, etc., se nos
presentan como un agregado de
cosas, sin mayor interconexión; tan
sólo a través de una percepción mas
detallada, cuando los ponemos en
relación, empezamos a descubrir
conjuntos, perspectivas, lenguajes,
simbologías; en fin, las escenas se
convierten en situaciones, cuando
existe una lógica fílmica que, a pesar
de que subyace en la composición,
se hace explícita para el observador.
Igualmente, en la percepción del
espacio ocurre un proceso muy
similar; formas, tamaños y texturas,
que se asocian en una simbología
natural1,
que
para
expertos
determinan patrones visibles del
paisaje2
(fenosistemas),
que
organizan conjuntos naturales bien
definidos y que en asocio con los
conjuntos
socio-culturales
(sociomorfemas3), constituyen un
amplio espectro de posibilidades
paisajísticas; para un observador
cualquiera, puede mostrarse tan sólo
como el escenario en el cuál se
Cuadernos degeografía, V III(1), 1999, pp. 36-58
© 1999, Departamento de Geografía - Universidad Nacional de Colombia
Ciudad Universitaria, Santafé de Bogotá, Colombia
Geografía y geógrafos. Un espacio de reflexión
desenvuelven sus actividades, como
el sustento físico de su actuar, sin
rasgos ni particularidades espaciotemporales definidas.
¿Cómo determinar entonces, los
rasgos característicos de una
observación, interpretación, análisis
o explicación que los convierta en
geográficos?,
¿Cuál (es)
es (son)
el (los) elemento(s) geográfico(s) del
espacio?, ¿Son inherentes éstos, a su
categpría formal o son los niveles de
análisis establecidos?, ¿Qué hace
que las relaciones formuladas sean
geográficas ?, ¿Cuál es el aporte de
la geografía en los estudios
interdisciplinarios; en el análisis,
planificación y gestión territorial,
por sólo mencionar un ejemplo?.
Muchas veces pareciera, que
con sólo mencionar el “término”
espacio, el estudio automáticamente
se convierte en geográfico, sin
definir
claramente
concepto,
categprías y relaciones establecidas.
Es indispensable tener presente, que
cuando se habla de espacio
geográfico se busca definir y
caracterizar las manifestaciones
espaciales de las distintas formas de
existencia (dimensiones físicas y
culturales,
factuales
y
fenomenologías, actuales y futuras),
es decir, la correspondencia,
oposición o complementariedad
entre sociedad-naturaleza, puntoárea,
localización-distribución,
pertenencia-exclusión
espacial,
continente-contenido,
centro-
37
periferia, lugar-región, en fin entre
aquí y allá; para que con base en la
dinámica de estos fenómenos en el
espacio (sistemas de relaciones), se
exprese la heterogeneidad del
territorio, que justifica en sí la
existencia y pertinencia de la
geografía.
Este escrito, más que aportar
respuestas
a
estas
y otras
inquietudes, tal vez de mayor
cuantía, pretende incentivar espacios
de discusión que ayuden en la
conformación de posturas reflexivas
ante un quehacer, que aunque con
grandes
posibilidades,
podría
desfigurarse en los linderos de la
interdisciplinariedad, sin encontrar
claramente identidad.
Para
ello,
se
establecen
estructuralmente tres acápites; el
primero, presenta algunas ideas que
permiten
una
previa
conceptual ización sobre el objeto de
estudio de la geografía, para que con
base en éste se esboce, más desde
un punto de vista metodológico, ya
en
la
segunda
parte,
una
interpretación
del
espacio
geográfico. Finalmente, se hace una
reflexión sobre el estado de
desarrollo de la disciplina, en
relación directa con una práctica
preponderante
en
el
ámbito
nacional, el ordenamiento territorial.
38
Javier Thomas
EL ESPACIO DEL .
GEÓGRAFO
El planeta tierra es la resultante
de complejos 4.500 millones de años
de evolución: Cordilleras, cuencas
sedimentarias, llanuras aluviales,
deltas;
nodulos
metalíferos,
minerales preciosos y no preciosos,
combustibles
fósiles; ricos
y
variados procesos de especiación,
complicadas
asociaciones
y
consociaciones de flora y fauna; etc.
Papel fundamental allí, desempeña
una especie que, como homínido es
un eslabón más en la cadena
evolutiva terrestre, sujeto a las
mismas necesidades fisiológicas de
otros, pero que como humánido
(Vidart, 1997), establece intrincados
procesos de artificialización en la
relación con la naturaleza, a través
de múltiples sistemas de arte-factos.
Cosmogonías, sistemas productivos,
organizaciones sociales, estructuras
de poder, formas y expresiones
culturales, etc., con todas sus
ventajas y limitantes, son en gran
medida la materialización del tipo de
relación que el individuo y la
sociedad establecen con su entorno.
Precisamente, esta dialéctica y
por tanto inestable combinación
entre conjuntos físico-naturales y
socio-culturales, se convierte en el
pilar temático de la geografía.
Elementalmente, esta ciencia se
puede definir como aquella que
estudia el comportamiento espacial
de los fenómenos físico-culturales o
en términos más sencillos aún, como
el estudio del espacio (génesis,
naturaleza,
características,
relaciones, evolución, etc.). En uno y
otro caso, la discusión se traslada
casi que automáticamente, al espacio
en su esencia (concepto) y su
interpretación (método).
La reflexión
del
espacio
geográfico como categoría lógicoformal, es inherente a la necesidad
cultural de validar existencialmente
las relaciones materiales en un
territorio físico determinado; sin
embargp, tal como lo expresa
Lipietz (1979), su lectura e
interpretación, es aún insuficiente.
Históricamente
su
interpretación ha estado asociada, en
sus diferentes escalas, a seis grandes
escuelas de
pensamiento:
La
tendencia regional, la espacial, la
física, el enfoque ecológico, la social
y la escuela paisajística. (Capel,
1983).
Sin embargp, definir hoy en día
espacio geográfico es aún más
complejo de lo que era antes; su
carácter multivalente y su polisémica
interpretación, ha rebasado las
meras abstracciones euclidianas,
topológicas, biológicas, mecanicistas
o pragmáticas. Atrás quedo la época
en que el espacio se conceptuaba de
manera positiva, como una entidad
cerrada y distinta, que se definía
aisladamente, en su existencia, sus
caracteres y sus propiedades,
independientemente de su entorno.
Geografía y geógrafos. Un espacio de reflexión 39
De esta forma el conocimiento del
lugar, era el de su situación espacial
concreta (localización) y de sus
características internas.
La aparición, en las dos últimas
décadas de interpretaciones que
buscan visiones más integrales han
enriquecido significativamente el
análisis geográfico.
Sack (citado en Abler. et. al.
1992) establece dos grandes grupos
de concepciones. Aquellos espacios
definidos y expresados desde la
ciencia y el arte, que establecen
expresa diferenciación entre lo
objetivo y lo subjetivo, los
denomina
“sofisticadosfragmentados”.
En
éstos
se
establecen, por antonomasia dos ejes
que separan, de una parte, los
dominios de las Ciencias Físicas y
Sociales (lo objetivo) y de otro lado,
el dominio del Arte (lo subjetivo);
asignándole c/u un peso diferencial
a lo factual y lo fenomenológico y
estableciendo también, distintos
niveles de relaciones entre los dos
ámbitos. En contraste a los
primeros, aquellos espacios que se
establecen desde lo cotidiano, desde
la existencia
misma
(míticoreligiosos y pragmáticos) y que por
tanto no hay diferencia taxativa
entre los rasgps objetivos y
subjetivos,
los
llama
“no
sofisticados-integrados”.
Se
caracterizan, tanto por un bajo nivel
de abstracción, como por la
permanente confusión entre objeto y
sujeto.
El profesor Berque (1991),
apoyado en la filosofía y cultura
oriental,
más
enigmática
y
desconocida aún para nosotros, va
más allá de los planteamientos de
Sack,
propone
la
fusión
interpretativa y conceptual de las
dimensiones naturales y antrópicas
en un todo, que trasciende el plano
aislado objeto-sujeto (naturalezasociedad), integrándose en un
medio, fuertemente cargado de
sensaciones, percepciones y sentidos
que, surgp y evoluciona de la
permanente proyección (trayección)
de la naturaleza sobre la sociedad y
de ésta sobre la natura, en procesos
simultáneos y permanentes de
retroalimentación.
Interpretación,
que se concretaría semánticamente
en la creación de los neologismos:
trayección, medianza y mesología4.
Si bien de los planteamientos de
Sack (citado en Abler. et. al. 1992) y
Berque (1991), es aún prematuro
sacar conclusiones; más
por
desconocimiento de sus ideas, que
por otra cosa; si se colige de allí que
es indispensable la necesidad de
interpretar el espacio geográfico,
como una categoría holística y
compleja,
resultante
de
la
integración de las dimensiones
físico-naturales y socio-culturales,
centrado no en uno cualquiera de
los
componentes
(que
supuestamente por naturaleza están
enfrentados), sino precisamente en
40
Javier Thomas
las relaciones y los niveles de
relaciones establecidos entre ellos
(sistemas
jerárquicos),
esencia
misma del espacio.
Es así como se pueden
establecer en
particular,
tres
características primordiales que
posee el espacio geográfico, la
relacional, la dinámica
y la
característica
escalar.
Estas
propiedades engloban conceptos
que se articulan, combinan y
fusionan en una sola esencia, el
espacio.
La característica relacional.
Los
diversos
elementos
constitutivos del espacio y las
interacciones existentes entre ellos,
establecen
una
composición
cualitativa que genera relaciones de
situación, proximidad, oposición,
complementariedad,
dimensionalidad,
profundidad,
orden,
discontinuidad,
homogeneidad,
heterogeneidad,
localización,
distribución...
Las
relaciones
métricas y proyectivas del espacio,
permiten
establecer
secuencias
topológicas y comparativas que
sitúan y dan identidad a las unidades
espaciales.
Las relaciones métricas, son
resultado
de
correspondencias
longitudinales del espacio, en
relación con un referente base. El
sentido geométrico tridimensional
del espacio, establece proximidad,
dimensionalidad y profundidad;
estos esquemas en primera medida,
aportan el carácter tangible del
espacio, lo hacen plausible y
concreto y posteriormente, permiten
definir límites topológicos que
cierran espacios.
Un sistema de coordenadas
espaciales establece un número
infinito de rectas que ubica los
emplazamientos de los objetos;
construyendo espacios absolutos, en
tomo a sí mismos (Fig. 1).
Las relaciones proyectivas por
su parte, resultan de establecer en
perspectiva las diversas relaciones
métricas espaciales; es una vista de
conjunto desde un punto ideal,
desde donde se pueden agrupar (los
elementos geográficos) y formar
conjuntos en un campo de visión
(Obadia, 1991), creando situaciones
de referencia espacial. Delante, atrás,
arriba, abajo, aquí, allá, dentro,
fuera; en fin, lateralidad, orden,
sucesión y sentido de las relaciones
proyectivas, establecen flujos, redes,
y campos espaciales, en relación a
cada tipo de proyección establecido.
(Fig. 2.).
Relaciones
métricas
y
proyectivas, fundan las bases para la
localización y distribución de los
objetos y fenómenos en el espacio.
Localización, entendida como el
emplazamiento absoluto; es decir, la
ubicación del objeto sobre el sistema
de coordenadas métricas, representa
la situación concreta del fenómeno
Geografía y geógrafos. Un espacio de reflexión 41
en relación a sí mismo. (Fig. 1.).
La distribución o localización
relativa, se define a través del
sistema de relaciones métricas y
proyectivas existentes entre un
objeto en cuestión y los demás, en
relación con él. El conjunto de
proyecciones espaciales, posibilita el
establecimiento de flujos y redes,
que ubican unos puntos en relación
con otros, creando superficies de
contacto. (Fig. 2.).
Localización y distribución son
criterios fundamentales en geografía,
no sólo en la construcción del
concepto espacial, sino en la
definición de las mismas categprías
espaciales, ya que la clasificación de
los “lugares”, va en función de los
tipos de relaciones encontradas en
ellos y entre ellos; es decir, “el
estudio de la localización mediante
el análisis del lugar y de la posición
lleva al reconocimiento de los
sistemas que organizan el espacio”
(Dollfus, 1978:18), es esencialmente:
Un ingrediente en la búsqueda
de entender nuestro mundo, es
la base de datos, es el grano para
el
molino
del
geógrafo,
comparable a los datos para el
historiador o los números para el
matemático
y
estadístico
(Vermeer, 1994:14).
Sin embargo,
Tratándose de espacios, no es
suficiente contentane con describir
elementos en un orden convenido o
inverso sin otra razón que la de
contradecir una práctica corriente. Si se
tiene la ambición de tratar de
comprender la producción y el
funcionamiento
de
espacios
geográficos, es necesario darse los
medios. Con este fin, hay que
reflexionar sobre las acciones y
relaciones de orden general, aún de
naturaleza aparentemente no espacial
que son susceptibles de determinar las
diferencias en el espacio y de hacer el
sistema, conservando sus implicaciones
espaciales posibles” (Brunet, R. &
Dollfus, 0 . 1992:109).
Precisamente, una propiedad
esencial que emerge de la
característica relacional, es la
discontinuidad
espacial,
esta
posibilita la determinación de áreas
con propiedades específicas y
diferenciadas entre sí.
Aquí es fundamental, tener en la
cuenta
que
las
estructuras
geográficas son a la vez “taxones” y
“coras” (Dollfus, 1978). Como
taxones, es posible establecer
conjuntos jerárquicos, con niveles
de relaciones verticales (e incluso
horizontales); en tanto que como
coras, son unidades espaciales bien
definidas, asidas a un territorio y
con
unas
relaciones
de
coespacial idad determinadas, que
generan cierta distribución en el
espacio.
El límite de cada unidad
espacial está vinculado a un taxón y
42 Javier Thomas
x
Figuro I. Rolocionot métricot tn •! «tpocio
Y
Figuro 2 . Rtli
icio
Geografía y geógrafos. Un espacio de reflexión 43
a una cora, pero estos límites a la
vez responden a características
temporales, fruto de la combinación
de
elementos
heterogéneos,
dinámicos e inestables, susceptibles
de
desplazarse,
romperse
o
simplemente modificarse. Límites
naturales y antrópicos, expresan
discontinuidades espaciales, que
establecen unidades funcionales con
identidad propia y espacialmente
diferenciadas.
De otra parte, la naturaleza de
los fenómenos hace que su
comportamiento
espacial
sea
continuo
o
discreto5.
Esta
característica, inherente al espacio,
hace que éste sea tan abierto o
cerrado
como
se
quiera,
dependiendo de las relaciones
establecidas; sin embargo, en el
proceso de definición y análisis, es
necesario determinar límites que
establezcan continente, contenido y
extracontinentes, para así localizar
espacialmente
el
sistema
de
relaciones que determinan afuera y
adentro, semejanzas y diferencias y
orientar así, la búsqueda de
relaciones de causalidad.
Si bien las coras cierran
espacios, los taxones los mantienen
abiertos al establecer relaciones
estructurales y funcionales, entre los
diversos niveles jerárquicos que
componen
los
conjuntos
sistemáticos.
Indudablemente
un
espacio
cualquiera jamás será absolutamente
cerrado, por cuanto excluiría la
existencia de correspondencia con
otros, negando el carácter relacional
y dinámico. El atributo abierto o
cerrado
del
espacio, permite
contextualizar
las
relaciones
establecidas, es decir, establece
vínculos entre el todo y las partes,
homogeneidades
y
heterogeneidades. Los niveles de
semejanza o diferenciación del
espacio, sólo pueden establecerse al
interior de un conjunto,
La identidad puede proceder
de un elemento que imprime
una nota determinante al paisaje,
o bien de un tipo de relaciones
que
queda
indirectamente
marcado en el paisaje (Dollfus,
1982:21).
En síntesis, la característica
relacional del espacio, se expresa
significativamente a través de tres
tipos de vínculos; dos de ellos
espaciales y uno final temporal, que
expresa en términos factuales, la
evolución del espacio. Entre los
primeros están las relaciones entre
los diversos elementos internos y
con los espacios extemos (contiguos
o no). Y el otro expresa los distintos
tiempos del espacio (reales o
posibles), en relación con un punto
de partida o referente. Unos y otros
son imprescindibles cuando se busca
identificar relaciones de causalidad,
así como en la misma localización
espacial
de
estos
principios
organizadores del espacio.
44
Javier Thomas
La característica dinámica.
Los conceptos de equilibrio,
cambio y evolución han sido
fundamentales en la explicación
geográfica; desde los modelos
físicos (ciclo de rocas, evolución
davisiana, tectónica de placas, etc.),
hasta aquellos que explican los
procesos
socio-culturales
de
ocupación, explotación, localización,
distribución, difusión y dispersión.
La propiedad dinámica se evidencia
espacialmente a través de las
manifestaciones de antagonismo,
inestabilidad, movimiento, flujos,
selección, acción, reacción, coacción,
cadena, etc., que expresan los
paisajes; producto del juegp de las
interacciones intra e intersistémicas.
Aunque los procesos físicos y
sociales
en
el
paisaje
son
complementarios, es necesario tener
presente
que
se
presentan
estructuras jerárquicas que se
dinamizan en escalas temporoespaciales
diferentes,
cuyo
comportamiento está encadenado
por dinámicas puentes que son las
que articulan todo el sistema.
Por una parte están las
interacciones tectónicas, climáticas,
geomorfológicas,
hidrológicas,
edáficas y biogeográficas que
determinan el potencial ambiental de
un lugar, y por otra están el sistema
de valores, actitudes y necesidades
sociales resultantes de la apropiación
de la naturaleza, que representan, el
potencial cultural.
En el caso del potencial
ambiental, en primera medida están
los acontecimientos
tectónicos,
geomorfológicos, climatológicos y
edáficos que son los que a una
escala macro aportan la energía y los
flujos másicos constantes, para que
existan las condiciones óptimas para
el desarrollo de la vida (en planos
inferiores). En este nivel se
determinan
los
grandes
movimientos tectónicos, isostasia,
vulcanismo, presencia o ausencia de
fallas geológicas, presencia o no de
minerales y metales de consumo
humano,
megaestructuras
fisiográficas
(favorables
a
determinados tipos de ocupación,
con ciertos riesgos asociados, etc.),
formación y evolución de suelos y
unas
condiciones
atmosféricas
globales que inducen también tipos
y formas de apropiación del suelo.
Aquí se fundamenta la estructura,
cohesión y dinámica del planeta, a
partir de los ciclos que aseguran la
retroalimentación y funcionamiento
del mismo (intercambios másicos aéromasa, geomasa, hídromasa-),
actuando como catalizadores de los
diversos subsistemas.
En
segunda
instancia,
encontramos la vegetación y en
menor medida los elementos
biogeográficos en general (fauna),
que se comportan como verdaderos
reactivos
del
nivel
superior
(Bertrand
1968), puesto
que
dependen directamente de las
interrelaciones globales (macro) que
Geografía y geógrafos. Un espacio de reflexión 45
garantizan las condiciones de vida.
En este nivel se garantiza la
constante
retroal ¿mentación
de
materia y energía de los seres vivos
(ciclos
biogpodinámicos),
la
producción de biomasa y la
existencia de condiciones locales
que permitan el equilibrio dinámico
entre el geoma -lito, géo, hídro,
aeromasa- y el bioma (todo en una
escala temporo-espacial humana).
Entre
estos
dós
niveles
jerárquicos se encuentran todos los
procesos hidrológicos que trabajan
como
puente
dimensional,
estructural y funcional. Aportan en
especial la dinámica de los procesos
físicos (potencial hídrico, y en asocio
con la tectónica y la morfogénesis el
hidro-gravitatório,
erodación
y
sedimentación de suelos, transporte
de materiales, etc.) y la permanencia
del agua para los procesos bióticos
en general. Si bien el primer nivel es
más
estructurante,
este
es
modelador, porque modifica el
sistema por medio de un trabajo
continuo y sistemático (Scheidegger.
1987).
Al igual que estos fenómenos
físicos, las actividades humanas
necesitan anclarse en .un espacio
físico concreto, de modo que se
garantice
tanto
su
propia
subsistencia, como las interacciones
funcionales que le aseguren su
evolución (mallas de producción, de
servicios, político-administrativas,
etc.). Ya que, tanto fenómenos
como recursos se distribuyen
diferencialmente en el espacio, se
requiere de constantes mecanismos
de interacción e intercambio que
posibiliten la satisfacción de
necesidades
individuales
y
colectivas; es así como cultura,
ciencia y tecnología, expresan un
potencial cultural.
El conjunto de necesidades
humanas:
Habitar,
explotar,
intercambiar y administrar (Deler,
1994), se manifiestan a su vez, en
una triple función espacial: de
apropiación, de utilización y de
gestión (Pinchemel & Pinchemel,
1988),
estructurando
esferas
diversas pero complementarias del
espacio geográfico.
A través de las necesidades de
habitar y explotar, el individuo y el
colectivo no sólo buscan satisfacer
sus necesidades básicas y socioculturales, aseguran su permanencia
en el tiempo, sino también
consolidan las funciones sociales
esenciales.
A su vez, flujos y redes se
convierten en dos de los elementos
fundamentales en la estructuración
del espacio geográfico y que
satisfacen la segunda necesidad
fundamental: el intercambio.
Flujos cotidianos, sistemáticos,
e inclusive, aquellos aleatorios, que
determinan redes funcionales que
entrelazan puntos en el espacio
46
Javier Thomas
(residencia, trabajo, recreación, en
una escala local o centros de diverso
rango funcional o de diferente
especialización en una regional o
nacional). Los primeros, definidos
por Pinchemel & Pinchemel (1988)
como comunes, aseguran la vida
diaria, el funcionamiento del cuerpo
social y la gestión de la sociedad.
Los segundos, los sistemáticos,
corresponden
a
funciones
específicas
que
aseguran
las
relaciones exteriores entre los
centros.
Flujos que se concretan, en la
mayoría de los casos, en términos
distancia-tiempo-espacio recorrido,
determinando, lo que en geografía
se conoce como radio de acción (de
un producto), esfera de influencia
(de un servicio) o hintedand (de una
ciudad) o simplemente como
campo6.
Por su parte, las redes no son
otra cosa que los canales de
comunicación por los cuales se
desplazan los movimientos, y que al
integrarse generan sistemas de
comunicación, cuya complejidad
depende del tipo y cantidad de
conexiones internas. Pinchemel &
Pinchemel (1988) le dan un gran
peso a las redes, puesto que para
ellos determinan significativamente
la estructuración de los espacios:
Los
problemas
de
concurrencia, de coordinación,
de complementanedad nacen de
la superposición de redes y de la
coexistencia de varios modos de
transporte.
(Pinchemel
&
Pinchemel, 1988:241).
Por último, la función de
gestión o administración, está
destinada
a
la
creación
y
mantenimiento de las condiciones
mínimas que garanticen los flujos,
que consoliden a su vez el
funcionamiento y por lo tanto
aseguren la cohesión intra e
intersistémica.
Esta función de administración
explícita la relación
espacioestructuras de poder, que se refleja,
en la concentración de las decisiones
políticas
que
afectan
la
estructuración y evolución de los
territorios de un estado. Fronteras
político-administrativas, áreas de
interés y/o manejo especial, zonas
de
colonización,
políticas
migratorias orientadas, etc., son
algunos de los ejemplos de como
decisiones políticas afectan la
conformación y funcionamiento del
espacio.
Es así, como la relación
sociedad-naturaleza-sociedad, que
bien podría denominarse necesidaden tomo-satis factores-necesidad,
genera vínculos físicos que se
expresan
espacialmente:
accesibilidad,
discontinuidad,
dispersión,
concentración,
concurrencia, complementariedad,
ruptura,...., y que mediatizados por
el homo faber, homo artifex, homo
economicus, homo p o liü h e expresan
Geografía y geógrafos. Un espacio de reflexión 47
en el espacio la materialización física
de objetivos e intereses de un grupo
humano
determinado,
principalmente, a través de la
hegemonía y/o monopolio en la
distribución de los mecanismos
espaciales
de
producción
(localización de áreas productivas,
redes y canales productivos, flujos
de producción) y en la segregación y
marginalidad (física y espacial).
La característica escalar.
Muchos geógrafos definen la
disciplina, como la ciencia de la
diferenciación espacial, es decir
como aquella que busca, sobre la
interpertación de ciertas estructuras
territoriales,
identificar
discontinuidades espaciales que
permitan establecer unidades con
sentido propio. Sin embargp, la
discontinuidad está fuertemente
ligada no sólo al criterio del
observador, sino y de forma muy
significativa, a la escala de trabajo
utilizada.
Punto, línea, área, orden,
sucesión, jerarquía, homogeneidad,
heterogeneidad,
discontinuidad,
patrón, diferenciación....son rasgps
típicos de la propiedad escalar.
La escala, entendida como la
dimensión óptima de las unidades
de
análisis
establecidas,
que
garantiza la conformación de
entidades
lo
suficientemente
estructuradas
y
complejas,Condiciona los límites
físicos de las unidades espaciales, los
tipos y niveles de relaciones
(jerarquías) y las condiciones de
homogeneidad o heterogeneidad
existentes en el paisaje.
Las rugosidades del espacio
determinan una arquitectura del
paisaje y definen unas toposecuencias, que leídas con cierto
rigor, son el punto de partida para la
identificación de patrones espaciales.
No obstante, al cambiar el nivel
de detalle (escala) las estructuras
espaciales y sus relaciones de
causalidad
se
modifican
sustancialmente.
Si se observa una imagen de un
sensor remoto que abarque todo el
continente sudamericano, las megaestructuras de relieve establecen
unidades espaciales bien definidas:
cordilleras de plegamiento, grandes
cuencas de sedimentación y escudos
antiguos. Aquí, las relaciones
expresadas son fundamentalmente
de carácter global; geología y clima
definen,
tanto
los
criterios
espacialmente delimitadores, como
los
mismos
mecanismos
de
evolución.
Deriva
continental,
tectónica de placas, tectonismo,
vulcanismo, isostasia, sistemas de
transmisión de energía terrestre
(balance global de energía, radiación
solar,
sistemas
de
presiones
atmosféricas, etc.), son entre otros,
algunos de los procesos que
orientan el análisis.
48 Javier Thomas
Una segunda interpretación, con
otra imagen que muestre tan solo el
territorio nacional, revela con mayor
significancia las mesoestructuras. Ya
se aprecian allí, las tres cordilleras en
las que se divide los Andes en
Colombia,
las
oroestructuras
independientes (Sierra Nevada de
Santa Marta y las Serranías del
Baudó,
Darién,
Macarena
y
Chiribiquete),
los
valles
intercordilleranos, las llanuras del
Caribe y Pacífico, las llanuras y
altillanuras de la Orinoquía y las
llanuras de la Amazonia. En este
nivel,
el
establecimiento
de
relaciones de parentesco de tipo
geológico (litología, deformaciones),
climático y topográfico definen los
conjuntos de unidades genéticas de
relieve; éstas, en asocio con los
sistemas
socio-culturales
de
artificialización de la relación con la
naturaleza (cosmogonía, economía,
cultura, política, etc.), determinan
los mecanismos de evolución del
paisaje.
Si se utiliza una escala mayor,
las unidades se multiplican; el
concepto de homogeneidad se toma
más difuso y se gana en
diferenciación espacial; es así, como
las unidades resultantes estarían
conformadas por ejemplo, por:
relieve
montañoso
estructural
plegado, relieve colinado estructural
plegado,
relieve
montañoso
estructural
denudativjo,
relieve
volcánico denudativo, llanura aluvial
de piedemonte, llanura aluvial de
desborde, planicie costera fluviomarina, etc. (Villota. 1992). Las
características esenciales de las
unidades se determinan por los
vínculos entre los factores climáticos
(regiones climáticas), edafológico,
litologico (grupos de roca y
disposición), biológico (cobertura
del suelo y redes tróficas) y
antropico (uso del suelo, explotación
de recursos naturales).
Una mirada a mayor nivel de
detalle, al interior de una de las
unidades definidas en la escala
inmediatamente
anterior;
por
ejemplo, en la planicie costera
fluvio-marina,
puede
mostrar
subunidades como deltas, cordones
litorales, planicies
de
marea,
marismas costeras, terrazas marinas
y acantilados. Primordial resulta, en
esta escala de trabajo, establecer los
nexos
entre
los
procesos
geogenéticos
(mecanismos
endógenos, materiales parentales),
morfodinámicos (sistemas en cadena
y transferencia de materiales),
cronológicos
(edades
de
los
materiales y tiempos de los procesos
de
cambio),
edafológicos
(pedogenesis y distribución de
suelos),
topográficos
(zonas
degradacionales, de transporte y
acumulación)
y
culturales
(mecanismos de adaptación al
medio), ya que es, precisamente aquí
donde se evidencian con mayor
significado los procesos geográficos
de evolución del paisaje.
Geografía y geógrafos. Un espacio de reflexión 49
Es posible (si se desea o
necesita), ampliar aún más el nivel
de referencia, modificándose en
consonancia las unidades espaciales
sobre la base de microformas de
relieve (por ejemplo ladera, escarpe,
comisa, loma, colina, abanico, etc.) y
criterios
topográficos
(posición
altitudinal, grado y forma de la
pendiente, etc.). Las principales
relaciones en esta escala, están
vinculadas
a
procesos
morfodinámicos
de
pequeña
incidencia, como el grado de
disección y mecanismos localizados
de remoción en masa.
A pesar de que el ejemplo
presentado está asociado a una
taxonomía física del paisaje, es muy
útil para evidenciar los cambios
sufridos tanto en las unidades
espaciales, como en las relaciones de
causalidad y efecto intra e
intersistémico. Aquello que es un
punto (o incluso una línea) en la
primera escala mencionada, a
medida que se amplía, se convierte
en una, dos o más unidades (áreas)
con características y sentido propios.
POR U N A
IN TE R PR ETA C IÓ N D EL
ESPACIO
El único y verdadero viaje de
descubrimiento no consiste en ir
a nuevos lugares, sino en vedos
con ojos nuevos (Proust, citado
en Revista National Geographic
Yol. 2 No 2, Febrero de 1998).
Si pretendiéramos expresar la
esencia disciplinar de la geografía y
su carácter espacial (físico-cultural),
estas podrían ser algunas de las
preguntas
fundamentales
a
formularse:
¿Cómo se originan y desarrollan
los
fenómenos?,
¿Cómo
se
organizan en cuanto a su estructura
y forma espacial?, ¿Por que están
localizados donde están?, ¿Que
ventajas y limitantes resultan de ésta
localización?, ¿Cuáles son sus
patrones de distribución espacial?,
¿Cómo interactúan los sistemas
naturales y sociales? y ¿Cuáles son,
cómo fluyen y evolucionan, las
principales
manifestaciones
espaciales de esa interacción?
Por
consiguiente,
formas
espaciales y relaciones sociales,
patrones de organización territorial y
actividades económicas, ductilidad
espacial y estructuras políticas,
dominancia espacial y flujos
poblacionales, entre otros, son
algunas
de
las
relaciones
fundamentales
que
trata
de
establecer esta disciplina. Es así,
como la búsqueda de respuestas a
este
conjunto
de
preguntas
planteadas desde la geografía, se ve
reflejado en un quehacer específico:
Estudios para la localización óptima
en el espacio, de actividades
productivas, de servicios y de
bienestar en general; análisis y
organización de la estructura
urbano-regional; evaluación
de
50 Javier Thomas
recursos
naturales;
planeación,
valoración y manejo- ambiental;
evaluación, prevención y mitigación
de riesgps y ordenamiento territorial
a distintas escalas, entre otros.
que son nuevos y aquellos que están
ausentes” (Sauer, 1987:6), de modo
que
permitan
establecer
la
composición espacial y la lógica de
la misma.
¿Cuál sería entonces, el método
más
apropiado
para
estas
valoraciones?. La relación biunivoca
entre
particularidad-generalidad,
continente-contenido, lugar-universo
y viceversa, requiere la utilización
del
pensamiento
deductivo,
inductivo, relacional y sistèmico, la
validez de cada uno de ellos, es
materia de profundas disertaciones
filosóficas y epistemológicas.
Si una verdadera observación
geográfica, aporta la “información
locacional que proporciona la
materia prima para visualizar y
analizar los patrones espaciales y
modelar los procesos que quizás
responden a estos patrones”
(Gersmehl, P. & Brown, D. en
Abler, R. et. al., 1992:78); requiere,
en lo posible cumplir con algunas de
las
siguientes
características
(Gersmehl, P. & Brown, D. en
Abler, R. et. al., 1992):
Sin embargo, más allá de estas
discusiones,
existen
rasgps
fundamentales que caracterizan la
racionalidad del geógrafo y que
pretenden identificar y aplicar el
mejor “método” para el seguimiento
de la distribución de los fenómenos
en el espacio. Los pasos a seguir, a
pesar de ser propios del proceso del
conocimiento, veremos como tienen
para el caso de la geografía, su
impronta.
Observación
La
lectura
del
espacio
geográfico
se
apoya
fundamentalmente en la habilidad
para observar el paisaje, abstrayendo
de él, la esencia de la apariencia.
Hay que observar el entorno desde
una actitud crítica, descubriendo “en
la
escena
interrogantes
y
confirmaciones, ítems o elementos
1. Rigurosa,
de
modo
que
cualquier otro profesional pueda
reconstruir la naturaleza esencial
de los fenómenos observados;
situación sólo posible a través
de la utilización de instrumentos
de
medida
aceptados
genéricamente, unidades de
observación claras y bien
definidas
y
categorías
taxonómicas.
2.
Representativa,
debe
verdaderamente representar el
fenómeno bajo estudio. La
inherente variabilidad de la
mayor parte de los fenómenos y
la gran riqueza de los matices de
asociación espacial, muchas
veces disfraza las relaciones
estructurantes. Sauer (1987:7) lo
define
como
“el
ojo
Geografía j geógrafos. Un espacio de reflexión 51
espacial. Códigps y símbolos en
el paisaje, que para otros
profesionales no representan
más que formas, para el
geógrafo
van
adquiriendo
significancia y lógica espacial al
ponerlos en relación entre sí y
expresar
interacciones
topológicas,
geomórficas,
filosóficas,
históricas
y
culturales.
morfológico”,
que
debe
identificar forma y patrón,
“debemos de aprender a
seleccionar las cosas relevantes
y a eliminar lo insignificante”,
3.
4.
5.
Simultánea y correlacional, tiene
como propósito comparar los
lugares y la lógica espacial que
subyace al interior de los
mismos
(modelos
de
distribución, organización y
evolución espacial). Al obtener
todos los datos posibles de la
unidad
observada,
dichos
resultados pueden y deben ser
correlacionados
con
otras
situaciones observadas, que
permitan establecer tanto cierta
lógica genética y evolutiva,
como determinada taxonomía,
Oportuna temporalmente, de
manera
que
la
escala
cronológica de observación, sea
o bien suficientemente amplia,
para lograr captar los rangos
normales de variaciones de los
fenómenos, que determinan
patrones espaciales de evolución
o cuidadosamente ajustada, para
permitir ver las desviaciones
y/o distorsiones de la media,
que configuren situaciones de
discontinuidad espacial, dignas
de ser estudiadas, y,
Espacialmente significante, es
decir la observación geográfica
como
resultado
de
las
anteriores,
se
apoya
y
potencial iza
simultáneamente
una racionalidad específica, la
Análisis
Por definición el análisis se
entiende como el proceso mediante
el cuál se descompone un cuerpo en
sus elementos primarios, en sus
principios
constitutivos;
en
contraste, el análisis en geografía
pretende sobre la base de un estudio
simultáneo, comparativo y relacional
de los diversos fenómenos que
interactúan
en
un
territorio
determinado, identificar patrones de
distribución y tendencias evolutivas
del espacio. Es decir, detrás de un
sistema de puntos, líneas, mallas y
flujos espaciales, expresados a veces
con relativo caos, subyace una lógica
organizacional que determina cierto
funcionamiento.
El
proceso
geografía pretende:
6.
analítico
en
Identificar en el espacio los
elementos
geográficos,
su
situación y sus manifestaciones
individuales, que determinan
localización
absoluta
y
comportamiento,
y
52 Javier Thomas
secuencialmente
las
interacciones funcionales entre
elementos
que
establecen
distribución
(localización
relativa)
y evolución del
conjunto.
7.
Establecer y evaluar los efectos
espaciales producidos por esas
interacciones funcionales. Tipos,
áreas, sentidos, intensidades,
duraciones,
temporalidades,
magnitudes,
etc.,
permiten
cuantificar los niveles de
afección en las dinámicas físiconaturales y socio-culturales y su
impacto en la organización y
transformación del territorio.
8.
Interpretar y modelar sobre los
procesos anteriores, situaciones
espaciales
que
permitan
visualizar las lógicas existentes
(patrones de distribución y
correlación de fenómenos).
9.
La
comprensión
del
comportamiento espacial de los
fenómenos se hace sobre la
recolección, lectura, correlación,
clasificación y jerarquización
multiescalar y muí titemporal
(evolutiva) de datos, que
permite primero, establecer
prácticas o hábitos espaciales
pasados (modelos históricos) y
sobre ellos prever vocaciones
futuras de cambio (modelos
prospectivos).
10. Reconocer las discontinuidades,
alteraciones o rupturas locales
en un patrón de distribución. El
registrar sobre un patrón
referente
previamente
identificado, las desviaciones de
la media que evidencien
disfuncionalidades estructurales
dignas de ser estudiadas,
potencia la posibilidad de
mejores generalizaciones. En
otras palabras, el patrón de
distribución espacial es básico
para identificar y explicar el no
patrón (en relación con el
anterior, puesto que todos los
fenómenos tienen una lógica
espacial).
Modelización.
¿Interpretaciones,
arquetipos,
modelos, que tan representativos
son de la realidad?, ¿qué función
cumplen?, ¿es posible interpretar el
mundo
sin
reproducido,
sin
copiarlo?, ¿cómo elegir el modelo
apropiado?.
De hecho existen disímiles y
múltiples interpretaciones de la
realidad, dependiendo tanto de los
niveles de análisis establecidos como
de la percepción obtenida de los
fenómenos observados.
Los modelos8 cumplen una
función primordial en el proceso
académico y científico, cual es la
operacionalización
de
los
constructos filosóficos y teóricos y
su consecuente validación al
contrastarlo con una realidad. El
modelo al ser interpretación de la
materialidad no sólo refleja una
Geografía y geógrafos. Un espacio de reflexión 53
situación determinada (la proyección
de la existencia), sino que también y
de forma significativa, expresa los
supuestos conceptuales utilizados en
la interpretación de esa realidad,
supuestos que no son otra cosa que
la ciencia.
En general toda formulación
teórica (hipótesis) es un modelo; que
tan apropiado o veraz es, depende
fundamentalmente del nivel de
análisis efectuado y de las relaciones
fundamentales establecidas, que
dependen a su vez del filtro
filosófico y metodológico utilizado.
Por tanto un modelo puede resultar
muy útil para explicar determinada
situación, pero insuficiente o errado
para otras.
El modelo como abstracción de
la realidad, busca el reconocer,
interpretar y reproducir, a cierta
escala (nivel de análisis), los rasgps
más característicos de una situación
determinada. Dos de los grandes
aportes metodológicos radican, en
primera medida, en la posibilidad de
simular y/o manipular condiciones
específicas que en la realidad
conllevarían costos o riesgos muy
altos, y la posibilidad de ver
simultáneamente
momentos
diferentes de un mismo espacio
(pasado, actual y futuro) y escalas
funcionales diversas
(situación,
entorno, global), que permiten
establecer los niveles de integración
y ruido intra e interfenómenos y el
comportamiento evolutivo de los
mismos y con base en ellos
visualizar y proyectar posibles
tendencias futuras.
En geografía los modelos son
muy utilizados para establecer la
difusión y/o concentración de
fenómenos en el espacio (la teoría
de los lugares centrales de
Christaller, la localización industrial
de Weber, los círculos concéntricos
de Von Thunen, la difusión espacial
de Gould, la zonalidad y azonalidad
climática, la deriva continental, etc.),
su génesis (tectónica de placas,
orogénesis y epirogénesis, difusión
espacial de Gould, etc.) y su
morfología (cuenca de drenaje,
morfología urbana, región, etc.).
Comunicación.
Observación,
análisis
y
modelización confluyen en la
comunicación. Esta es el proceso
que permite cerrar el ciclo
investigativo y científico, busca
fundamentalmente exponer, validar
y legitimar, al interior de la
comunidad académica, preguntas y
explicaciones
formuladas
(constructos
teóricos
y
metodológicos).
La forma más expedita de
comunicación en geografía la
representan los mapas; ellos,
rompen
nuestras
inhibiciones,
estimulan nuestras glándulas, agitan
nuestra imaginación y sueltan nuestra
lengua. El mapa habla por encima de
las barreras idiomáticas; a veces es
identificado como el idioma de la
geografía (Sauer, 1987:5).
El gusto por los mapas como
bien lo define Sauer (1987), no es
sólo el agrado por los mismos,
representa una forma característica
de ver, reflexionar y comprender el
mundo por parte de los geógrafos;
requieren una lectura,
tanto sinóptica como analítica,
¿Qué clase de carretera está marcada; a
través de qué territorio cruza?. Sus
símbolos se traducen en imágenes y
éstas a su vez son ensambladas por la
mente en asociaciones significativas de
tierra y vida. Los usamos como guías
reales de campo o los disfrutamos en
imaginarios viajes de poltrona Sauer
(1987:5).
El mapa ofrece la ppsibilidad de
“conocer” espacios que jamás se
han visitado físicamente, descubrir
sus formas, visualizar las funciones
esenciales desarrolladas en él y hasta
entender sus procesos evolutivos.
Estimula a su vez la racionalidad
espacial; el esfuerzo para encontrar
interacciones y dis funciones entre
lugares puestos en común pero sin
armazón
lógica,
aparente
o
inmediata, anima precisamente a su
búsqueda.
UNA REFLEXIÓN FINAL
PARA EL CASO
COLOMBIANO. A MANERA
DE CONCLUSIÓN
Un país como Colombia, es el
resultado de la síntesis de múltiples
segmentos de sociedad con una
cultura, unos recursos y un territorio
diverso en sus oportunidades,
limitantes y problemas. Dicha
organización espacial, políticamente
se expresa en cierta dimensión
territorial,
vinculada
al
reconocimiento de la diversidad
étnica, cultural, política y geográfica
del territorio.
La geografía nacional tiene allí
una gran responsabilidad, cuál es el
reconocimiento de la dinámica de
las sociedades, en relación directa
con los procesos y mecanismos de
apropiación y explotación de un
territorio, siempre expresados en sus
formas
de
producción
y
organización social y espacial. Es
decir, la búsqueda permanente de las
lógicas que subyacen en las formas
de organización espacial y los
procesos conformadores de ese
espacio y la reconstrucción de la
memoria espacial de los pueblos,
que expresa el proyecto social de
vida del grupo humano; deben ser
elementos fundamentales, como
dice Brunet (1980), en la lectura e
identificación de cierto ensamblaje,
más o menos coherente, de los
lugares puestos en relación.
En este sentido, el territorio
Geografía y geógrafos. Un espacio de reflexión 55
constituye, igualmente que una
construcción histórica, un campo de
relaciones sociales, de fuerzas
sociales internas y extemas, de
mecanismos
centrípetos
y
centrífugos, de apropiación de
recursos naturales, de reproducción
de estilos de desarrollo y de fuerza
de trabajo y de acumulación de
capital.
La tradicional concepción de la
región implementada en el ámbito
Latinoamericano; zona homogénea y
continua, con límites políticoadministrativos
definidos,
con
fuertes nexos institucionales; se ve
significativamente modificada por
una nueva visión más acorde con los
cambios
impuestos
por
la
global ización de la economía,
Tres conceptos fuertemente
ligados a la definición práctica
de regiones, y por tanto, a los
intentos de regionalización, han
sido: distancia, fricción del
espacio y contigüidad. Estos tres
conceptos entraron en una fase
de
obsolescencia
(Boisier,
1994:20).
La
globalización
y
su
consecuente revolución científicotecnológica en lo productivo, su
incremento de los niveles de
competitividad en lo económico, su
tendencia a la desaparición de
fronteras culturales y la necesidad de
creación de nuevas estructuras
territoriales, mucho más dúctiles,
eficientes
y
ágiles;
modifica
sustancialmente
regional.
la
racionalidad
Ahora los esfuerzos están
encaminados a construir antes que
una institucionalidad regional una
regionalidad histórica, en las que las
manifestaciones de complejidad
estructural, imagen corporativa y las
visiones de proyecto histórico y
cultural de la región, gpneren
procesos de funcionalidad, que
permitan el nacimiento de ‘las
regiones sujeto” (Boisier, 1994);
dueñas de una lógica territorial que
permita el ensamblaje y la
articulación, horizontal y vertical, en
las dimensiones política, económica
y cultural.
Es así como la nueva región de
la economía global; sea pivotal,
asociativa o virtual; requiere de
grandes mecanismos de flexibilidad,
elasticidad y maleabilidad que le
permitan adaptarse y re-adaptarse
frente a entropías internas y a
modificaciones
estructurales
extemas, que no hagan viable
política
y
económicam ente,
proyecto de región (Boisier, 1994).
el
Precisamente,
como
las
características regionales no se
presentan ni integran de igual
manera en todas las regiones,
necesariamente
se
presentan
estructuras regionales diferenciadas,
con distintas formas de concepción,
percepción y explotación de la
naturaleza, diferentes aspiraciones y
expectativas históricas y culturales,
disímiles
interpretaciones
del
contexto regional y por tanto, con
desiguales niveles de desarrollo;
pero todas con igual necesidad de
articularse a un mundo cada vez
más global izante.
Hoy en día las nuevas
necesidades regionales, asociadas al
proceso de gjobalización de la
economía y la búsqueda de
sostenibilidad del desarrollo, hace
que los distintos actores territoriales
y la sociedad civil en su conjunto,
sean los llamados a tomar
protagonismo en los procesos de
desarrollo nacional y regional; única
forma de garantizar en el presente,
la identificación de fortalezas y
debilidades territoriales y en un
futuro, alcanzar no sólo caminos de
autonomía territorial y democracia
participativa sino niveles mayores de
integración,
modernización
y
eficiencia regional. Tales situaciones,
plantean la necesidad de ajustar el
desarrollo para llevado a posiciones
consideradas como deseables.
Aquí
es
donde
adquiere
verdadera
dimensión
el
ordenamiento territorial; una política
de
interpretación,
análisis
y
planificación espacial, al servicio del
desarrollo de las regiones, para
facilitar la inserción de las mismas al
mercado internacional, impulsando
las actuales ventajas competitivas e
identificando
y
desarrollando
nuevas, siempre dentro del contexto
de sostenibilidad ambiental. Proceso
este, que necesariamente debe
revertir en dos direcciones, primero,
la cada vez más significativa
participación ciudadana en la toma
de decisiones, y de forma especial, el
mejoramiento de la calidad de vida y
el bienestar de los ciudadanos.
Esta es una decisión que los
distintos entes territoriales no
pueden aplazar más, deben situar el
ordenamiento territorial en su
verdadera dimensión, como una
política de estado que coadyuva en
el desarrollo armónico y equilibrado
de las regiones, maximizando el
aprovechamiento sostenible de sus
ventajas
y
oportunidades,
minimizando la influencia de
condiciones o factores limitantes,
corrigiendo
los
problemas,
conociendo las tendencias de
cambio y sobre estas prospectando
modelos de desarrollo territorial
deseables, legítimos y sostenibles,
como requisito indispensable en la
construcción de un proyecto de
nación mas justa y participativa; y
no como hasta el momento se ha
entendido, un requisito impuesto
por una reglamentación, incluso
incompleta, apéndice de un plan de
desarrollo sectorial.
Sin embargo, preguntas como:
¿Cuál es el papel del estado en la
regulación
de
los
procesos
económicos que favorezcan la
inversión de capital extraregional?;
¿Qué sentido tienen aquellas
Geografíay geógrafos. Un espacio de reflexión 57
regiones que no posean ventajas
competitivas; ¿Qué posibilidades
tienen éstas de subsistir?; ¿Aquellos
procesos de desequilibrio regional
tan significativos en los 60s y 70s
disminuyen o se catapultan con la
gfobalización?; ¿Cómo se inserta la
sociedad civil en su conjunto, en los
procesos de construcción regional, a
la luz de la globalización?; ¿Cómo
conciliar globalización cultural con
identidad
regional?;
¿Cómo
compatibil izar
racional idad
económica
y
racionalidad
ambiental?, etc., requieren de
mayores niveles de reflexión, puesto
que definen el proyecto de estado y
sociedad futura. ¿Que tiene que
aportar allí la geografía?....abramos
un compás de espera.
NOTAS______________________
LFisiomorfemas en términos de Bninet &
Doflfús. (1992).
2Geofonna y cobertura del suelo.
3Bcunet & Dollfús. (1992)
4Berque (1991: 25) define la trayección,
como la combinación medial e histórica de
lo subjetivo y de lo objetivo, de lo físico y
de lo fenomenal, de lo ecológico y de lo
simbólico, que producen una medianza. A
su vez, medianza es el sentido de un medio;
a
la
vez
tendencia
objetiva,
sensación/percepción y significación de esa
relación medial Y mesología, la define
como el estudio de los medios en tanto que
son ambivalentes (a la vez físicos y
fenomenales).
s Los primeros, pueden tomar un número
infinito de valores intermedios; mientras
que las discretas, tiene como característica la
igualdad de sus unidades de conteo.
¿El campo es la concreción espacial de las
relaciones funcionales de un producto,
servicio, ciudad o poblamiento menor. En
general el tamaño y forma del campo está
relacionado no sólo a vínculos socio
económicos, sino físicos.
7Es importante tener presente, que esta
decisión necesariamente se refleja en la
utilización de una escala
cartográfica
determinada.
*•Existen muchas clasificaciones de los
modelos, sin embaigo se pueden agrupar,
según su naturaleza (físico o abstracto), su
lenguaje (analítico o matemático), su
comportamiento
(Probabilístico
o
detenniiiístico), su análisis (exploratorio,
descriptivo, explicativo o predictivo), su
nivel de complejidad (analítico o sintético),
su presentación (analógico o digital) o su
temporalidad (retrospectivo, actual o
prospectivo).
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