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JANTIPA

2024, MEDITANDO SOBRE LA PALABRA

Sócrates (469-399 a.C.) es reconocido como uno de los más importantes filósofos de todos los tiempos, a pesar que él nunca escribió nada. Las referencias sobre él vienen de otros escritores y principalmente de su discípulo Platón quien junto a su alumno Aristóteles forman, junto a Sócrates, la tríada medular de la filosofía. De apariencia descuidada, mirada exoftálmica, feo aspecto físico y bastante torpe, pasaba sus días en el Ágora (el mercado ateniense), rodeado de sus discípulos disfrutando hacer preguntas a los hombres más sabios e influyentes. Se casó con dos mujeres a la vez, una de ellas Jantipa, una joven de 19 años. Jantipa era famosa por su mal humor y por los escándalos a los que sometía a Sócrates. Luego de alguna de sus tantas peleas y tras insultarlo e injuriarlo le arrojaba un jarro de agua o el contenido del urinario, Sócrates, acostumbrado a aquellas reacciones decía: "Es natural que tras los truenos venga la lluvia". Jenofonte la describe de carácter endiablado y Platón la consideraba paradigma de la esposa chillona e insoportable.

JANTIPA, LA MUJER DE SÓCRATES Sócrates (469-399 a.C.) es reconocido como uno de los más importantes filósofos de todos los tiempos, a pesar que él nunca escribió nada. Las referencias sobre él vienen de otros escritores y principalmente de su discípulo Platón quien junto a su alumno Aristóteles forman, junto a Sócrates, la tríada medular de la filosofía. De apariencia descuidada, mirada exoftálmica, feo aspecto físico y bastante torpe, pasaba sus días en el Ágora (el mercado ateniense), rodeado de sus discípulos disfrutando hacer preguntas a los hombres más sabios e influyentes. Se casó con dos mujeres a la vez, una de ellas Jantipa, una joven de 19 años. Jantipa era famosa por su mal humor y por los escándalos a los que sometía a Sócrates. Luego de alguna de sus tantas peleas y tras insultarlo e injuriarlo le arrojaba un jarro de agua o el contenido del urinario, Sócrates, acostumbrado a aquellas reacciones decía: "Es natural que tras los truenos venga la lluvia". Jenofonte la describe de carácter endiablado y Platón la consideraba paradigma de la esposa chillona e insoportable. A pesar de su carácter era una mujer inteligente y la única que ganó una discusión a Sócrates. "Sin ella no soy nada, la necesito para vivir", decía. La disculpaba diciendo también: "A todo nos acostumbramos, al ruido de la polea del pozo y al graznido de los gansos". Sócrates amaba a Jantipa y ella lo amaba y admiraba. Muchas veces Sócrates pasaba días enteros fuera, llegaba borracho y sin traer un sueldo a la casa, se negaba a cobrar recompensas por sus habilidades intelectuales y era mujeriego. En la antigüedad, Abigail era la esposa de un rudo y adinerado hombre llamado Nabal. Era una mujer sensata y humilde y además bella y espiritual (1 Samuel 25:3). En los días que David (antes de ser rey) escapaba de la persecución del rey Saúl, envió a sus mensajeros a pedir comida a Nabal, pero este se negó groseramente, enfurecido David mandó a matarlo (1 Samuel 25:10). Abigail enterada de esto envió alimentos a David y le suplicó misericordia por Nabal, David consideró su humildad y reconoció que Dios la estaba usando para evitar una tragedia (1 Samuel 25:32). Poco tiempo después, Nabal murió y Abigail se convirtió en esposa de David. Leemos en La Palabra: "Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia inclina tu oído, Para que guardes consejo, y tus labios conserven la ciencia. Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite; Mas su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada de dos filos" (Proverbios 5:1,4) Reconocer las virtudes de la mujer es también aceptar que dentro del "paquete completo" viene un carácter complicado y muchas veces antagónico al hombre. La "hipersensibilidad" de la mujer la lleva muchas veces a presuponer, prejuzgar y pre condenar al hombre, aunque después se dé cuenta (no exactamente que reconozca) que se había equivocado. Toda la dulzura y delicadeza de esta bella mujer se ve transformada, en solo segundos en un horrible y vociferante monstruo que escupe fuego y azufre,  hasta que nuevamente cese el temporal. La culpa del carácter de Jantipa se la podríamos atribuir a Sócrates, pero  ni encadenada, ni esclavizada estaba, tuvo hijos con él, aceptó vivir en bigamia y con la segunda esposa y a criar a los hijos de ambas. La pareja Jantipa-Sócrates representa dos actitudes ante la vida, los ideales de un filósofo y el pragmatismo de su mujer. La historia posterior demuestra el legado intelectual, altruista y casi heroico de Sócrates, quien nos dejó no solo "El método socrático", sino además el estoicismo de ser casado. "Querido, las rosas pinchan, pero son hermosas, por eso me uní a Jantipa, ya que es preferible la belleza con dolor que la vida sin belleza" (Sócrates)