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Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
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ALUMBRADAS E ILUSAS DE NUEVA ESPAÑA.
UN ESTUDIO A TRAVÉS DE LA DOCUMENTACIÓN DEL
SANTO OFICIO (1598-1803)
FERNANDO CIARAMITARO*
ADRIANA RODRÍGUEZ DELGADO **
* Universidad Autónoma de la Ciudad de México
** Escuela Nacional de Antropología e Historia
Resumen: El artículo presenta un recorrido
Abstract: The article presents an accurate
puntual del misticismo, alumbradismo, quietismo
y molinosismo y una muestra cabal de todas las
turbaciones espirituales que tuve una concreta
sección femenina de la sociedad novohispana entre y las ilusas o alumbradas
Según los expedientes inquisitoriales del Archivo
General de la Nación de México, se desarrollaron
unos juicios que, a veces con información sucinta, otras con documentación entera, involucraron
unas mujeres que, por sus creencias o acciones,
se consideraron sospechosas en asuntos de fe.
excursus of mysticism, alumbradismo, quietism
and molinosismo and a good example of all
spiritual disturbances that had a speci¿c female
section of Mexican society, betZeen and
the ilusas or alumbradas. According to
the inquisitorial records of the Archivo General
de la Nación of Mexico, we wrote about processes, sometimes with brief information, some
with whole documentation, that involving some
women who were considered suspicious in religious matters.
Palabras clave: Alumbradismo, ilusas, México,
Keywords: Alumbradismo, ilusas, Mexico,
Inquisición, creencias femeninas.
Inquisition, women’s beliefs.
Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571 // 109
Fernando Ciaramitaro
René Millar Carvacho en su estudio sobre la
Inquisición en Lima, en relación a los procesos de alumbradismo, recordaba como
su “significación cuantitativa” era exigua; no
obstante, agregaba –contextualmente– como
esos caos no dejaban de definir condiciones
cualitativas de gran importancia para la historia de las mentalidades, del pensamiento
y de la religiosidad popular.1 El objetivo de
este artículo es describir y ofrecer, a través de
los casos inquisitoriales de 38 mujeres, una
muestra completa de todas las inquietudes y
turbaciones espirituales que se tenían en una
concreta sección femenina de la sociedad
mexicana entre 1598 y 1803. Estas dos fechas,
en efecto, encierran el periodo en el cual,
según los expedientes inquisitoriales custodiados en el Archivo General de la Nación
de México (en adelante AGN), se desarrollaron unos procesos que, a veces con información sumaria, otras con documentación
cabal, involucraron unas mujeres que, por sus
creencias, errores o acciones, se consideraron
sospechosas en asuntos de fe, se reputaron
alumbradas, ilusas o iluminadas.
ser alcanzado gracias a las sabias y ortodoxas
directrices trazadas por santa Teresa de Ávila
(1515-1582), Luis de Molina (1536-1600) y
san Juan de la Cruz (1542-1591). Empero
había espacio también para las “menos sabias”
contemplaciones de los iluministas y las
ilusas.3
El misticismo es aquella actitud religiosa que
pone en primer lugar la relación directa entre
el creyente y Dios. Tal correlación no se manifiesta a través de prácticas del culto o actos
religiosos exteriores, sino que se realiza solo
por medio de la contemplación divina, que
se concreta de manera misteriosa e inefable.
Para realizar el perfecto anillo de conjunción
entre el ser humano y Dios, pero también
por no anular la individualidad espiritual del
alma, es necesaria la intervención de la gracia.
La devotio moderna fue el único movimiento
espiritual que gozó de gran apoyo en España,
siendo tolerada y algunas veces estimulada,
incluso por las altas jerarquías eclesiásticas
e inquisitoriales. Esta corriente bajomedieval de profundización y despertar espiritual,
Del misticismo a la herejía:
que tuvo origen en las provincias brabantealumbradismo, quietismo,
sas, no se difundió únicamente en la penínmolinosismo
sula ibérica, sino que todos los países de la
Europa occidental fueron influenciados, e
De las llamas de los primeros autos de fe del Italia, en particular, fue uno de los centros de
siglo XVI y de las cenizas de las víctimas máxima difusión (aunque no contó entre sus
inquisitoriales lo que pudo emerger fue el ave adeptos con personalidades de elevado nivel
fénix del misticismo español, intrínsecamen- intelectual).4 Nació así un original concepto
te hispánico, expresado en el uso de la oración mental e interior.2 El particular estado herejía española. Conversos, alumbrados e Inquisición
de gracia que el misticismo indicaba podía (1449-1559), Madrid, Marcial Pons, 2010).
1 René MILLAR CARVACHO, La Inquisición en Lima
(1697-1820), Madrid, Deimos, 1998, vol. III, p. 411.
2 El debate historiográfico sobre la “españolidad” de la
herejía alumbradista, según la clásica interpretación de
Menéndez Pelayo, ha sido revolucionado por la nueva
lectura de Stefania Pastore, que subraya el origen converso de todas heterodoxias (véase Stefania PASTORE, Una
3 Esas consideraciones generales acerca del misticismo,
alumbradismo y quietismo se encuentran en Fernando
CIARAMITARO, “El Santo Oficio español y la herejía
molinosista”, Contribuciones desde Coatepec, 13, 2007, p.
33-38. Además, se especifica que los vocablos “iluminista”
o “iluminado” se emplean como sinónimos en la documentación inquisitorial y la literatura.
4 El fundador de la devotio moderna fue el flamenco
Geer de Groote (1340-1384), pero quien expresó más
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Alumbradas e ilusas de Nueva España. Un estudio a través de la documentación del Santo...
de apostolado laico, masculino o femenino,
particularmente atento al problema educativo y dirigido hacia una profunda y radical
trasformación de la vida religiosa. Era la “imitación de Cristo” la vía principal para alcanzar
la intimidad con Dios.
ferviente defensor de la devotio, cuya doctrina
constituyó parte integrante de su formación
juvenil.7
Con la exitosa política religiosa y militar de
las fuerzas protestantes reformadas y con la
muerte de Cisneros, la situación en España
En Castilla esta forma de misticismo tuvo el cambió radicalmente. La oposición antihualto placet del cardenal Cisneros, que fue uno manista asumió mayor poder de control y
de los primeros y asiduos lectores de Tomás decisión, obstaculizando así cada forma de
de Kempis. Fueron numerosas las publicacio- ascetismo sospechoso, y las repercusiones se
nes de temática devocional que se presenta- sintieron igualmente en los místicos erasmiaban como coloquios edificantes extrapolados nos. Entonces el Santo Oficio y los Austria se
de la experiencia ascética-mística personal. persuadieron de que la búsqueda de la perEste importante apoyo material y espiritual fección en la vida presente, aspiración por sí
permitió a los místicos poder profesar la fe misma no heretical, era un serio riesgo, en
en su típica forma devocional. Además, la particular si ésta era teorizada y practicada
devotio representó una fuerte corriente reno- por laicos.8
vadora que ayudó a la Reforma católica, inspirando a ilustres personajes como Erasmo La primera corriente mística a riesgo de hetede Rotterdam, fray Luis de Granada, Tomás rodoxia en orden temporal, contemporánea
Moro e Ignacio de Loyola5 –que en su juven- a la herejía luterana –intrínseca a la Castilla
tud asimismo sufrió la cárcel por sus ideas moderna– fue la de los iluministas o alummísticas– además de los ya mencionados brados, que no elaboraron una auténtica docsanta Teresa, san Juan de la Cruz (ambos trina de la virtud y proclamaron el ministerio
siempre vigilados por la Inquisición) y Luis sacerdotal contrario a la enseñanza de Cristo.9
de Molina.6 También Lutero fue creyente y Muchas de sus tesis, confusas y a menudo contradictorias, pasaron los linderos del mundo
latamente la doctrina fue Tomás de Kempis (1380-1471)
en su libro De imitatione Christi. En esta obra el descubrimiento de Dios por parte del feligrés es posible solo
DOMÍNGUEZ ORTIZ, Autos de la Inquisición de Sevilla.
en su alma. Los creyentes en la devotio moderna hicieron
(Siglo XVII), Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 1994, p.
de la pobreza y el trabajo la piedra angular de sus vidas;
27).
no vivían ni de limosna ni de las rentas. La meditación
7 Martín Lutero (1483-1546) entró en contacto con la
y la lectura de la Biblia caracterizaron la experiencia de
devotio moderna después de sus estudios en Mansfeld.
los laicos hermanos de la vida común (ésta es otra de sus
Mientras en Magdeburgo conoció algunos hermanos de
denominaciones), cuyas creencias se difundieron veloz- la vida común.
mente por toda Europa.
8 Según Antonio RUBIAL GARCÍA (“Las santitas del
5 Las primeras acusaciones contra san Ignacio, en
barrio. ‘Beatas’ laicas y religiosidad cotidiana en la ciudad de México en el siglo XVII”, Anuario de Estudios
especial contra los Ejercicios espirituales, llegaron por la
supuesta tendencia de esos textos al alumbradismo (véa- Americanos, LIX-1, 2002, p. 13), sin embargo, “fue impose Enrique GARCÍA HERNÁN, “El ambiente alumbra- sible detener un impulso que daba a los laicos […] y al
do y sus consecuencias en la Compañía de Jesús según
ámbito domestico una mayor presencia religiosa y fue
Jerónimo Nadal”, Jerónimo Zurita. Revista de historia, 85, difícil limitar el fenómeno de apropiación de la dirección
2010, p. 193).
de tales prácticas por parte de miembros de esos sectores”.
6 “Como presuntos alumbrados fueron inquietados, 9 Enrique de la VEGA VIGUERA, La Inquisición. (El
aunque no procesados, místicos eminentes (Fray Luis de “alumbradismo” y otras sectas sevillanas), Sevilla, Gráficas
Granada, Santa Teresa, San Juan de la Cruz) (Antonio
Sevillanas, 2000, p. 69-83.
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Fernando Ciaramitaro
de la sexualidad: ellos creían que suprimido el
acto sexual se intensificaría la devoción, por
cuya razón se oponían al instituto matrimonial, que precisamente tenía como elemento
constitutivo el acto carnal. Pero al perfecto
alumbrado (el perfecto místico) le estaba
permitido cualquier tipo de deseo libidinoso:
éste fue el mito erótico de la secta. Ésta, despreciando la figura del intermediario terreno, del pastor, anhelaba un contacto directo
con la divinidad, rechazando las ceremonias
y practicando un culto de la personalidad
reiteradamente sospechoso de herejía. Está
claro que desde el punto de vista teológico
eran heterodoxos, como lo demuestra el uso
de la oración mental como único instrumento para lograr la perfección terrena. Además,
afirmaban que la mejor manera para entender la libertad consistía en renunciar a determinados ritos y comportamientos católicos,
como la oración en los lugares sagrados, las
iglesias in primis, el culto a las imágenes, los
ayunos y los mecanismos de responsabilidad
y conducta que exigían los mandamientos;10
así se hubieran evitado todos los obstáculos al
libre ejercicio de la voluntad del alma. En fin,
el punto de vista extremamente subjetivo de
los alumbrados aún pareció negar la eficacia
de la gracia.
Las creencias de estos místicos se difundieron
por toda España y las Américas, sin embargo,
el centro radiante fue Sevilla, donde las prácticas de los adeptos tuvieron siempre características peculiares y se distinguieron por un
marcado barroquismo: el absoluto optimismo
y el deseo de dar y recibir amor no manchado
por el pecado original estaban en la base de
una antropológica confiada actitud que fue
el fulcro de una vida laica y religiosa marcadamente ciudadana. En Sevilla, hombres y
10 Ibidem, p. 76.
mujeres, seglares o eclesiásticos, eran llamados “a la perfección en el Evangelio”.11
Sobre el origen de la comunidad de los alumbrados se sabe muy poco, por ejemplo no se
conoce su fundador. Finalizando la centuria decimoctava, tal vez fue refundada por
un bávaro, llamado Adam Weishaupt, que
dio vida a una especie de logia masónica.12
No hay concordancia entre las respuestas;13
solamente se sabe que el presunto fundador
fue educado por jesuitas y qué propio de las
reglas del orden de san Ignacio extrapoló
algunos artículos que después insertó en la
constitución de los grupos de alumbrados, a
los que también él pertenecía. Por cuanto el
alumbradismo –según Henry Kamen–14 se
demostró una degeneración del verdadero
misticismo, en particular en sus últimas fases,
a veces poseía algunas características propias
del misticismo que llegaba a desorientar a las
autoridades.
A través de la lucha contra cada exceso, la
Inquisición española eliminó, durante los
primeros dos siglos de la edad moderna, a
los alumbrados más extremistas y los sobrevivientes protagonizaron los autos de fe del
28 de febrero y 11 de abril de 1627. Hasta
finales de siglo ya no se escuchó hablar de los
11 Michele OLIVARI, “Momenti del cattolicesimo
italiano e spagnolo in età moderna”, Società e storia, 81,
1998, p. 620. A propósito del clima de fervor en la “búsqueda de la perfección” en un espacio del sistema imperial hispánico, el reino de Sicilia, véase Giovanna FIUME,
Il Santo Moro. I processi di canonizzazione di Benedetto
da Palermo (1594-1807), Milán, Franco Angeli, 2002, p.
110-116.
12 VEGA VIGUERA, op. cit., p. 75.
13 Henry KAMEN (La Inquisición española, Barcelona,
Grijalbo, 1977, p. 83) localiza el germen del movimiento
de los alumbrados en España en algunos frailes franciscanos de origen converso de los que solo existen noticias
a partir de 1512. Sin embargo, no hay ninguna mención
al bávaro Weishaupt (1748-1830).
14 Ibidem, p. 85.
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Alumbradas e ilusas de Nueva España. Un estudio a través de la documentación del Santo...
alumbrados y los autos ofrecieron solo un listado de víctimas de judaizantes portugueses
y condenados por delitos contra la moral y
las buenas costumbres (bígamos, renegados
y sodomitas).
También los quietistas, como los alumbrados,
fueron místicos. Ellos compartían con el misticismo el objetivo de la unión con Dios por
medio de la anulación de la voluntad humana,
que llamaban “estado de quietud”, un estado
de total inercia, obtenido con la suspensión
de las actividades intelectuales y con el abandono perinde ac cadaver a Dios. El quietista,
laico o clérigo, vive en estrecha relación con
el mundo circundante, no concibe la vida del
claustro y no tiene exigencia que lo lleve a
organizarse con sus iguales; no posee, entonces, una visión de la iglesia como institución
–ni menos de su particular “iglesia quietista”–.
Obviamente, actitudes quietistas están presentes en el alumbradismo, por ejemplo, el
desprecio de las actividades cotidianas de la
vida cristiana, como la asistencia a los sacramentos, la oración vocal y los ejercicios ascéticos. Los quietistas deseaban, pues, oponerse
a la religión oficial, que consideraban solo
un “espectáculo vacío” de métodos, prácticas
y esquemas fijos, al que habrían sustituido la
contemplación y la “santa indiferencia”.
los hombres y las mujeres que se adhirieron
a prácticas y creencias quietistas pensaran
en alejarse conscientemente de la ortodoxia
católica”.
El quietismo, que conoció la cumbre de su
difusión en la segunda mitad del siglo XVII
(en Italia con particular intensidad), no tuvo
una resonancia comparable al luteranismo:
siempre se quedó en un agregado de doctrinas de relativo bajo perfil y su naturaleza
fue casi siempre transparente, poco visible y,
al mismo tiempo, penetrante. Se fue propagando desde las comunidades rurales diseminadas en la Meseta central y en la inhóspita
Sierra Nevada, en Galicia y en los montes
Universales, hasta los supremos grados de
la jerarquía religiosa, implicada solo en un
segundo momento.
Fueron los miembros del bajo clero español
(pero también del italiano) los protagonistas de un proceso de adhesión que llenó las
filas de vastos cultos provinciales y que, entre
1670-1675 y los primeros años del siglo XVIII,
pareció casi oscurecer cada diversa manifestación de la vida cristiana. Definitivamente
el quietismo “se podría considerar como un
sistema de creencias apto para afrontar condiciones de extrema incertidumbre, condiciones, pues, en las que la elección racional
Mucho se ha investigado acerca de las creen- sea condenada a quebrarse”.16 La renuncia a
cias religiosas de esta corriente mística, muy la racionalidad fue causa suficiente para conpoco, al contrario, sobre la forma en que siderar a estos místicos entre los peores enefueron asumidas por los fieles. El historia- migos del racionalismo jesuítico.
dor italiano Sandro Lombardini15 sostiene
que, en el mayor número de casos de los que La liberalidad y el principio de igualdad que el
conservamos documentación, escasísimas quietismo trajo consigo, en las prácticas de la
son las “testificaciones aptas para sugerir que fe y en el proyecto social que hipotéticamente
ideaba, ofrecían salidas a las exigencias espi15 “Credere annullando la volontà. La diffusione del
rituales emergentes y a las diversas realidades
quietismo nel Piemonte del Seicento”, en Giovanna
psicológicas y sociales que se delineaban en
FIUME (ed.), Il santo patrono e la città. San Benedetto il
Moro: culti, devozioni, strategie di età moderna, Venecia,
Marsilio, 2000, p. 120.
16 Ibidem, p. 139.
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Fernando Ciaramitaro
el pensamiento religioso de aquel tiempo.17
Y cuando el vocablo “quietismo” comenzó a
utilizarse en el lenguaje teológico para definir
todas las doctrinas y prácticas de la oración
mental, logró la fuerza que nunca había tenido: fue el tiempo de la condena del religioso
español Miguel de Molinos.
que, hasta la condena oficial, se propagó en la
iglesia romana.20
Entre finales de la centuria decimosexta y
comienzos de la siguiente se instruyeron
numerosos juicios y hubo duras condenas.
Tellechea Idígoras21 da referencia de algunos
fragmentos de crónicas sevillanas coevas y en
El molinosismo fue la última deviación mís- particular se detiene en el universo femenil:
tica de la religiosidad barroca: su fundador escribe que el “brote quietista” emergió con
trazó una vía que enseñaba la luz divina, mas fuerza en los conventos e involucró sobre
también un recorrido “de equidad, de juicio y todo a conventículas de mujeres.
justicia […], de sabiduría, paz y fortaleza […],
de quietud, luz y consejo […], el camino de la El alumbradismo femenino
verdadera latitud del corazón y de la real liber- novohispano: 38 casos
tad de los hijos de Dios […], el santo e inma- inquisitoriales
culado camino” capaz de conducir, directa y
seguramente, a la vida eterna.18 Sin embargo, En un inspirador artículo, Antonio Rubial
estas novedades espirituales coincidieron con García señaló para la Nueva España a 45
un recrudecimiento de los conflictos religio- mujeres, de los siglos XVI al XVIII, “que
sos en Italia y toda la Europa católica, y la cayeron en las cárceles inquisitoriales acureacción de las autoridades inquisitoriales sadas de fingimiento místico o de alumbrano se hizo esperar: fue “el crepúsculo de los dismo”.22 A pesar de estos números, en este
místicos”.19 La filosofía molinosista se pre- artículo únicamente queremos pasar reseña
sentaba como doctrina no dominada por el de los 38 casos judiciales de la Inquisición en
fomes peccati; en consecuencia, no atribuía los que se interceptan a alumbradas e ilusas
un rol determinante al instituto de la confe- novohispanas, pero antes consideramos necesión, pues ignoraba peligrosamente uno de sario un breve análisis del alumbradismo en
los pilares del cristianismo reformado pos- el virreinato.
tridentino. El molinosismo-quietismo daba
cabida a una libre expresión de la religiosidad,
por lo que cualquiera podía convertirse en
intermediario entre Dios y el mundo de los 20 Hay que aclarar que Miguel de Molinos, más allá de
la mística, fue el chivo expiatorio de un conflicto entre el
fieles; por ello resultó una herejía subversiva poder
eclesiástico y el civil que habría podido provocar
17 Sobre esta interpretación historiográfica diferente, opuesta al surgimiento de un fenómeno no masivo,
no colectivo, como fue el quietismo, véase Massimo
PETROCCHI, Il Quietismo italiano del Seicento, Roma,
Edizioni di “Storia e Letteratura”, 1948.
18 José Ignacio TELLECHEA IDÍGORAS, Molinosiana:
investigaciones históricas sobre Miguel Molinos, Madrid,
Fundación Universitaria Española, 1987, p. 31.
19 Ibidem, p. 58.
una lucha intestina en la iglesia en un periodo en el que
la Contrarreforma aún recogía los frutos de una reacción
despiadada.
21 Op. cit., p. 61.
22 RUBIAL GARCÍA, “Las santitas del barrio…”, op.
cit., p. 14. Cifra que en un estudio posterior, Profetisas
y solitarios. Espacios y mensajes de una religión dirigida
por ermitaños y beatas laicos en las ciudades de Nueva
España, México, Universidad Nacional Autónoma de
México-Fondo de Cultura Económica, 2006, modificó a
38, cantidad que coincide con la que nosotros identificamos en la documentación inquisitorial.
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Alumbradas e ilusas de Nueva España. Un estudio a través de la documentación del Santo...
En su intento de acotar geográfica y cronológicamente el alumbradismo, Antonio
Márquez diseñó una circunferencia que
tenía su centro en Guadalajara –en el palacio
de los Infantado– y un área que se extendía
exclusivamente hasta algunos puntos específicos del mapa español: Valladolid, Madrid,
Toledo y Cuenca. Con la misma certeza afirmaba que la herejía se propagó entre 1525 y
1559. El historiador, así, prescindía de otros
fenómenos evidentemente alumbradistas en
Valencia, Sevilla y las Américas y que se manifestaron también después del siglo XVI.23 No
podemos aceptar tan obsesiva demarcación
definitoria.24
Si bien no existe una fuente histórica o historiográfica que detalle como fue el paso de
la doctrina alumbradista a territorio novohispano, se infiere que los núcleos de migrantes españoles, en particular los de la región
de Extremadura, que se establecieron en la
Nueva España, fueron los encargados de
transmitir las nuevas ideas del alumbradismo.25 Ideas que se pueden apreciar en los
dos círculos que se presentaron en el ocaso
del siglo XVI en Puebla de los Ángeles y en
la ciudad de México. En ambos grupos los
personajes practicaron los principios básicos
de la doctrina alumbradista, esto es, la praxis
de la oración mental, el menosprecio de las
obras exteriores, las demostraciones sobrenaturales como visiones, arrobos, revelaciones, etcétera, las cuales llevaban –a decir de
los discípulos– al camino de la santidad. Una
23 Antonio MÁRQUEZ, Los alumbrados. Orígenes y
filosofía (1525-1529), Madrid, Taurus, 1980, p. 61.
24 Sobre la “obsesión definitoria de Márquez”, el debate historiográfico conexo y las categorías inquisitoriales de alumbrado y converso y sus vinculaciones, véase
PASTORE, op. cit., p. 165-181.
25 Adriana RODRÍGUEZ DELGADO, Santos o
embusteros: los alumbrados novohispanos del siglo XVII,
Veracruz-México, Gobierno del Estado de Veracruz,
2013, p. 51.
“santidad fingida” ya que el verdadero trasfondo del asunto fue que mediante la doctrina
alumbradista se encubrió todo tipo de concupiscencias –ósculos, poluciones, coitos–,
en otras palabras se trató de un misticismo
mal entendido con un toque de sensualidad
para justificar acciones contrarias al dogma y
a la moral católica.
En la centuria siguiente el alumbradismo se
caracterizó por conjugar diversos elementos
culturales productos de la realidad novohispana, por ejemplo, de su herencia española
conservó la idea de un misticismo mal entendido mediante la imagen de que la unión con
Dios se lograba por vía de la oración mental.
En tanto que de su andar por el devenir histórico de la Nueva España se tuvo la excesiva
exaltación de raptos, arrobos, visiones, revelaciones y castigos corporales, así como la
incorporación de nuevos componentes tales
como el don de curación y la adivinación.
Dotes que enaltecieron la supuesta santidad
de los alumbrados (hombres y mujeres por
igual), mismas que pusieron a disposición de
todo aquel que las necesitara, claro está, por
una módica recompensa (en especie o dinero).
Lo que a final de cuentas llevó al practicante
de la doctrina alumbradista a ser considerado,
por su entorno social, como un intercesor de
los hombres ante una deidad, llámese Dios,
la Virgen o los santos; en tanto que para la
iglesia católica fue catalogado como un transgresor de la heterodoxia cristiana.
Con respecto al siglo XVIII detectamos un
cambio significativo: mientras que en la centuria anterior practicamente todos los acusados ante el Santo Oficio de la Inquisición
fueron alumbrados, para el centenario diciochesco las imputaciones giraron en torno a
aquellos que manifestaron tener llanas ilusiones o revelaciones, de ahí el sobrenombre de
ilusos o iludentes.
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Fernando Ciaramitaro
Al revisar los expedientes inquisitoriales nos
percatamos de que los vocablos de alumbrado (o alumbrada) e iluso (o ilusa) fueron utilizados indistintamente por los inquisidores de
México; la diferencia entre uno y otro estriba
en que el alumbrado novohispano del siglo
XVII seguía un corpus doctrinal integrado
por cuatro principios básicos:
desde finales del siglo XVI y hasta principios del XIX.26 De estas mujeres tenemos a
18 españolas, o sea, la mayoría de los casos
(47%), luego a ocho criollas, dos castizas, dos
mestizas y una de origen africano (mulata),
pero, además, existen otros siete expedientes donde no se consigna el origen étnico de
aquellas (véase tabla siguiente. Etnia de las
ilusas novohispanas). Cifras que reafirman la
1. proposiciones contrarias al dogma católi- tesis de que, para el periodo colonial, por lo
co, es decir, errores dogmáticos tales como: menos para el reino de la Nueva España, el
“nadie puede salvarse sin oración mental”; grupo mayoritario que cayó en las redes de
“desprecio a las obras exteriores”; “rechazo la Inquisición fue el de los españoles, ya fuede la intermediación de la iglesia”;
ran provenientes de la metrópoli o nacidos en
América, aunque en este conjunto también se
2. prácticas de perfección cristiana o de as- incluyen a los castizos.
cetismo;
Etnia de las ilusas novohispanas
3. estados preternaturales o, que es lo mismo,
raptos, arrobos, visiones, revelaciones, bi- Españolas
47 %
locación, don de curación, etcétera;
Criollas
21 %
4. actitudes religiosas contrarias a la disciplina
eclesiástica, o sea, todos aquellos compor- Castizas
5%
tamientos negativos que se apartaban de la
enseñanza de la iglesia, como, por ejemplo, Mestizas
5%
el consumir muchas hostias, comulgar sin
confesarse o estando excomulgado.
Mulatas
3%
En tanto que un iluso del siglo XVIII fue aquel
que se suscribía a divulgar el haber tenido
revelaciones prodigiosas, poseer cierto don
de profecía y tener la gracia de realizar milagros. En otras palabras, los ilusos en la Nueva
España abandonaron por completo la práctica de la oración mental, herramienta imprescindible de la que hacían gala los alumbrados
españoles (e italianos) para alcanzar la tan
ansiada comunicación directa con Dios.
Sin especificación
19 %
Con respecto a su condición (estado civil),
las fuentes revelan que las ilusas eran, en gran
mayoría, soleteras, con nueve casos (24%);
luego hubo cinco casadas, cinco viudas y
seis doncellas; tres eran monjas –una dominica del convento de Santa Catalina de Siena
en Puebla, una capuchina del claustro de
San José en Oaxaca, una clarisa del de Santa
En la documentación inquisitorial novohis- Clara en Atlixco, en la región de Puebla–;
pana encontramos un corpus documental de
38 casos de alumbradas e ilusas que fueron a 26 El cuadro completo de las alumbradas e ilusas novoparar a las filas de la Inquisición de México, hispanas se puede ver en el apéndice.
Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
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Alumbradas e ilusas de Nueva España. Un estudio a través de la documentación del Santo...
una era novicia del claustro de San Juan de la
Penitencia de la ciudad de México; finalmente, de nueve mujeres, por la documentación
existente, no podemos especificar su estado
(véase tabla siguiente. Condición de las ilusas
novohispanas).
Condición de las ilusas novohispanas
(estado civil)
Solteras
24 %
Doncellas
16 %
Casadas
13 %
Viudas
13 %
Monjas
8%
Novicia
2%
Sin especificar
24 %
Sin embargo, una particularidad que presenta la mayoría de estas féminas es el estado de
beata: además de casadas, viudas, doncellas
o solteras, decían ser de esta singular condición, por lo que se tiene un total de 17 beatas.27 Antonio Rubial esclarece que una beata
fue aquella que, por lo regular, vestía hábito
religioso, aunque no forzosamente estaba
vinculada a una orden tercera.28 Nosotros
27 En orden cronológico, las 17 beatas fueron: Marina
de San Miguel, Ana de Guillamas o de Peralta, María de
San Joseph, Tomasa González, Francisca de los Angeles,
Juana La Cuculteca, Agueda de Salas, Marta de la
Encarnación, Beatriz de Jesús la Flores, Nicolasa María de
la Presentación, Ana María, Josefa de Aguirre, Margarita
de Almaguer, Agustina Josefa de Jesús Villavicencio
Palacios, María Anastacia González Lozano, María Rita
Vargas y María Lucía Celis (véase el apéndice, columna
del estado/oficio).
28 RUBIAL GARCÍA, Profetisas y solitarios… op. cit., p. 30.
agregamos que eran mujeres que poseían el
mejor status vivendi para obtener la salvación
eterna, que se dedicaban a la oración y vivían
con recogimiento.29 Características que hicieron que ellas gozaran de la estimación de su
entorno social, empero este privilegio no solo
se debía a la fama de beata, igualmente influyó de sobremanera el ambiente de la época,
donde lo milagroso imbuía la cotidianidad
de los moradores de la Nueva España, por lo
menos desde finales del siglo XVI hasta la primera mitad del XVIII.
En cuanto a las edades de estas 38 alumbradas e ilusas vemos que la gran mayoría va de
los 18 a los 54 años, a excepción de una sola
mujer mayor de 80 años, por lo que se deduce
que eran féminas económicamente productivas, no obstante, en los documentos solo se
determina el oficio de unas cuantas; así tenemos a seis costureras (16%), una labradora,
una fabricante de redes, una hilandera, una
tejedora y una cigarrera (véase tabla siguiente.
Oficio de las ilusas novohispanas).
Oficio de las ilusas novohispanas
Costureras
16 %
Labradora
2%
Fabricante de redes
2%
Hilandera
3%
Tejedora
3%
29 Generalmente eran consideradas mujeres ociosas
pero, al mismo tiempo, con una aguda y sincera sensibilidad religiosa. Eran también el humus propicio donde
florecía el iluminismo (véanse VEGA VIGUERA, op. cit.,
p. 83-84; Ronnie PO-CHIA HISA, La Controriforma. Il
mondo del rinnovamento cattolico (1540-1770), Bolonia,
il Mulino, 2001, p. 181-198; FIUME, Il Santo Moro... op.
cit., p. 108-116).
Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571 // 117
Fernando Ciaramitaro
Cigarrera
3%
San Juan del Río
3%
Sin especificación
71 %
Aguascalientes
3%
De los 38 casos analizados solo 15 (40%), en
Lo que significa que el resto de estas fémi- total, fueron los procesos completos, es decir,
nas utilizó, tal vez, la “santidad” como único aquellos que tuvieron una sentencia condemedio de subsistencia.
natoria, los demás fueron 13 causas sobreseídas30 (34%) y 10 simples denuncias (26%)
Con respecto a la localización geográfica de (véase gráfica 5. Procesos completos, causas
los asuntos de alumbradas o ilusas investiga- sobreseídas y denuncias).
dos por los jueces inquisitoriales, se puede
afirmar que la mayoría se desarrolló en la ciu- Procesos complejos, causas sobreseídas y
dad de México, con 19 casos, o sea, 50% del
denuncias
total, luego cinco en Puebla, tres en Querétaro
y con un solo caso respectivamente aparecen
Procesos completos
40 %
los aglomerados urbanos de Atlixco, Celaya,
Guanajuato, Ixmiquilpan, Pachuca y San Juan
Causas sobreseídas
34 %
del Río, que pertenecían al arzobispado de
México; Aguascalientes y Guadalajara, en el
Denuncias
26 %
obispado de Guadalajara; Mérida, en el distrito obispal de Yucatán; Oaxaca, en el obispado homónimo; y, por último, Valladolid, Los dos cuadros siguientes enlistan y separan
en el obispado de Michoacán (véase gráfica los juicios completos de las causas sobreseídas
4. Origen urbano de las ilusas novohispanas).
y las simples denuncias de las ilusas novohispanas, con los años correspondientes (véanse cuadro 1, Ilusas de las cuales se conoce el
Origen urbano de las ilusas novohispanas
proceso completo, y cuadro 2, Ilusas con causas
sobreseídas (S) y denuncias (D)).
Ciudad de México
50 %
Puebla
13 %
Querétano
8%
Atlixco
2%
Celaya
2%
Guanajuato
2%
Ixmiquilpan
2%
Pachuca
3%
30 Por causa sobreseída consideramos a aquellos casos
que seguían el curso del proceso, sin embargo, por diferentes circunstancias, como la fuga, la enfermedad o hasta el fallecimiento de la rea, quedaron inconclusos. Tal
fue el caso, por ejemplo, de María Romero, que murió
en cárceles secretas el 16 de septiembre de 1650 (véase
RUBIAL GARCÍA, “Las santitas del barrio…”, op. cit., p.
36) o bien de Josefa Romero que, al igual que su hermana María, falleció en su celda el 7 de noviembre de 1657
(AGN, Inquisición, vol. 503, exp. 31, ff. 267-272v).
Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
118 // Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571
Alumbradas e ilusas de Nueva España. Un estudio a través de la documentación del Santo...
Ilusas de las cuales se conoce el proceso completo
Años del
proceso
Ilusas con causas sobreseídas (S) y denuncias (D)
Agustina de Santa Clara
1598-1601
Catalina de Lidueña (S)
1597
Marina de San Miguel
1597-1599
Ana de Guillamas o de
Peralta (S)
1598
María Romero (S)
1649-1650
Josefa Romero (S)
1649-1657
María de San Joseph (S)
1687-1689
Tomasa González (S)
1692-1695
Ana de Zayas (S)
1694-1696
Francisca de los Angeles (S)
1694-1697
Juana la Cuculteca (S)
1696-1697
Agueda de Salas (D)
1709
Catalina (D)
1715
Nicolasa Romero
1649-1656
Teresa Romero
1649-1659
Agustina Rangel
1684-1688
Antonia de Ochoa
1686-1696
María Manuela Picazo
1712-1715
Marta de la Encarnación
1723-1728
María Cayetana Loria
1778-1792
María Barbara Echegaray
1785-1788
Agustina Josefa de Jesús
Villavicencio Palacios
1788-1794
María Anastacia González
Lozano
1790-1802
María Rita Vargas
1796-1803
María Lucía Celis
1796-1803
Ana Rodríguez de Castro y
Aramburu31
1799-1803
Años
31
31 Sobre Ana Rodríguez de Castro y Aramburu, véase
Ana Rodríguez de Castro y Aramburu, ilusa, afectadora
de santos, falsos milagros y revelaciones divinas. Proceso
inquisitorial en la Nueva España (siglos XVIII y XIX),
prólogo de María Dolores BRAVO A., transcripción
de Alejandra HERRERA GALVÁN, México, Instituto
Nacional de Bellas Artes-Universidad Autónoma
Metropolitana, 1984.
Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571 // 119
Fernando Ciaramitaro
Gertrudis Rosa Ortiz (S)
1723
Beatriz de Jesús la Flores (D)
1723
Nicolasa María de la
Presentación (D)
1731
María de Jesús (D)
1745
Josefa Clara de Jesús María (D) 1747
Ana María (D)
1748
visitas hechas al tribunal en el siglo XVII,32
las cuales llegaron a la conclusión de que el
personal inquisitorial novohispano careció de
capacidad y calidad necesarias para dirigirlo.
Independientemente de la duración de los
procesos, lo sobresaliente va a ser la sentencia impuesta por los jueces inquistoriales. Así,
las penas aplicadas a aquellas alumbradas e
ilusas de la Nueva España de los siglos XVI
a XVIII fueron las mismas que se solían sentenciar por el Santo Oficio también para otras
transgresiones, esto es, la abjuración de levi o
de vehementi, la vergüenza pública, los azotes,
el destierro y la reclusión.
Consideraciones finales
Desde nuestra perspectiva las alumbradas e
ilusas novohispanas representaron un peligro
para la ortodoxia en el virreinato, ya que éstas
desestimaron la intermediación de la iglesia
María Guadalupe Rivera (S) 1765
católica. ¿De qué forma? Desconociendo
el papel de mediadores entre el hombre y
Dios que jugaron los eclesiásticos, puesto
que aquellas tuvieron el don de la comuniMaría Coleta de San José (S) 1774-1784
cación directa con Cristo, por lo tanto, no
necesitaron de ningún delegado. Por el contrario, estas mujeres se presentaban como
Margarita de Almaguer (S)
1785
emisarias de Dios, cuyo objetivo primordial
fue el mitigar los problemas de las personas
Ana María de Santa Inés
(vecinos, adeptos, etcétera), ya fuera en cues1788
Lacal (D)
tiones relacionadas con la salud, o bien, en
asuntos mundanos, como librar a mujeres
de las tentaciones carnales. Situación que les
María Ignacia (D)
1796
permitió usurpar las funciones de la clerecía,
consiguiendo con ello el reconocimiento de
Asimismo, los procesos terminados presen- su entorno social, pero también la censura y,
taron un tiempo de duración muy variable, en no pocas ocasiones, la represión por parte
iban de los tres a los doce años. El porqué les de la Inquisición novohispana.
llevó a los inquisidores tanto tiempo resolver
tales causas no es sabido con exactitud, sola- 32 La primera visita estuvo a cargo del arzobispo Juan
mente se tiene el dato que arrojaron las dos de Mañozca, en 1642, y la segunda la realizó don Pedro
Josefa de Aguirre (D)
1751
Medina Rico, en 1654.
Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
120 // Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571
Alumbradas e ilusas de Nueva España. Un estudio a través de la documentación del Santo...
Estas ilusas y alumbradas intentaron sustituir
la figura y las labores de los religiosos a través
de pláticas espirituales y aunque se ufanaban
en decir que sus prédicas eran verdaderos
coloquios de mística, solo se trató de simples charlas religiosas enfocadas a ganarse la
admiración y el respeto de su comunidad. En
efecto, con sus enseñanzas, esas féminas pretendieron ganarse la deferencia de los varones,
principalmente del clero. En ciertas ocasiones
fue tal su influencia que algunas de ellas llegaron a ser consejeras en asuntos de diversa
índole, como ocurrió, por ejemplo, en 1686,
año de elección del cargo de hermano mayor
y de los consiliarios de la tercera orden franciscana, en la cual la alumbrada Antonia de
Ochoa –alias Antonia de Jesús– y su confesor,
fray Clemente de Ledesma, ministro de dicha
orden, confabularon para que ganase un presbítero de apellido Villarreal. Así, valiéndose
de su fama de santidad, la Antonia dijo que
en una de sus visiones había visto “a la junta
asustada y alborotada sobre la dicha elección”,
que no votasen por el candidato más fuerte,
el licenciado Antonio Rodríguez, sino por el
presbítero Villarreal, visión que fue utilizada
por fray Clemente para coaccionar a que otros
miembros de la orden votasen por su favorito (Villarreal), lo que, en un primer momento, llevó al éxito, ya que el día de la elección
resultó vencedor el candidato de Ledesma; no
obstante el logro inicial, todo parece indicar
que la votación fue sucesivamente anulada.33
mental y los castigos corporales. De estos
últimos –como la flagelación, los cilicios y
los azotes– se puede decir que fueron los elementos de piedad personal por los cuales se
llegaba a los raptos, los arrobos, las visiones y
demás manifestaciones sobrenaturales.
En la Nueva España se halló muy arraigada la creencia de que el dolor físico era una
expresión de santidad, opinión que fue
perfectamente aprovechada por este tipo
de personajes femeninos, pues mediante el
autocastigo se consolidó su figura dentro
de su entorno social. A este respecto, se
tiene el caso de tres alumbradas celebres
del siglo XVII por los martirios que padecieron, se trata de la criolla Antonia de Ochoa
–ya citada–, de la española María de San
Joseph y la mestiza Francisca de los Ángeles,
las cuales dijeron presentar estigmas en el
cuerpo, tales como llagas en el pecho y en las
manos, emulando con ellos el sufrimiento de
Jesús cuando fue crucificado.34
Otros medios por los cuales las llamadas
alumbras e ilusas novohispanas hicieron
patente su “estado de santidad” fueron los
estados preternaturales y ciertas prácticas
de perfección cristiana tales como la oración
En lo que respecta a los estados preternaturales, éstos fueron ciertos hechos fuera de lo
ordinario, que no requerían de la intervención de Dios, ya que podían ser una manifestación de enfermedad, o bien, ser inducidos
por sustancias psicotrópicas; eran “afectos
del amor de Dios” todas aquellas demostraciones extraordinarias como raptos, arrobos,
levitaciones, temblores, visiones y hasta agresiones demoníacas. Manifestaciones que fueron exhibidas tanto en lugares sacros (iglesias,
conventos, ermitas) como en sitios públicos,
calles y plazas novohispanas, con mucha
afluencia de transeúntes: el objetivo era que
una gran cantidad de gente las viera. Aunque
33 En el mismo año de 1686 empezaron las investigaciones acerca de la beata e ilusa Antonia de Ochoa (véanse AGN, Inquisición, vol. 539, exp. 25, f. 369v; AGN,
Inquisición, vol. 671, exp. 2, f. 10).
34 Para los casos de Antonia de Ochoa, María de San
Joseph y Francisca de los Ángeles, véanse, respectivamente, AGN, Inquisición, vol. 539, exp. 25, ff. 362-410;
AGN, Inquisición, vol. 450, exp. 13, ff. 548-556v; AGN,
Inquisición, vol. 693, exp. 5, ff. 400-434.
Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571 // 121
Fernando Ciaramitaro
también hubo ocasiones en que esos estados
de enajenamiento se ejecutaron en reuniones
particulares, tal como lo hicieron las hermanas Romero –Josefa, Nicolasa, Teresa y, en
menor grado, María–, quienes se dedicaron
a dar “funciones” privadas de sus raptos,
arrobos y visiones en las casas de personas
pudientes de la ciudad de México, a las que
asistían como invitadas de honor.
Otros elementos esenciales de los denominados “afectos del amor de Dios” del alumbradismo mexicano fueron las agresiones
demoníacas. En los procesos contra iluminados, así de hombres como de mujeres, no
hubo ningún acusado que se haya salvado de
los embates del Demonio, aunque, siguiendo
con el discurso de la época, las féminas eran
las más propensas a confundir las ilusiones
diabólicas con los fenómenos divinos.35 Así,
el Diablo se aparecía como un ser que llenaba la cabeza de su víctima con pensamientos
heréticos y tentaciones carnales.
En la Nueva España, específicamente en el
periodo barroco, los martirios que imponían
la figura maléfica se conviertieron en una
expresión de virtud cristiana, es decir, que
los suplicios perniciosos fueron el medio más
eficaz para fortalecer la santidad de aquellas
mujeres consideradas alumbradas e ilusas, ya
que “entre más vivas y persistentes fueran las
representaciones del demonio, más dignas de
admiración y de respeto eran las víctimas”.36
Como recuerda María Dolores Bravo, a pro35 Véase Clare GUILHEM, “La Inquisición y la devaluación del verbo femenino”, en Bartolomé BENNASSAR,
Inquisición española: poder político y control social,
Barcelona, Crítica, 1981, p. 193.
36 Fernando CERVANTES, “El demonismo en la
espiritualidad barroca novohispana”, en Clara GARCÍA
AYLUARDO y Manuel RAMOS MEDINA (coord.),
Manifestaciones religiosas en el mundo colonial americano.
Vol. 1 Espiritualidad barroca colonial. Santos y demonios
en América, México, Instituto Nacional de Antropología
pósito de la primera declaración procesual de
la ilusa Ana Rodríguez de Castro, el “espíritu
de la época” se revela asimismo a través del
poderoso antagonismo ideal “que se significa en dos grandes presencias invisibles pero
trascendentales: Dios y el demonio”.37
A fin de cuentas, todas las características que
se han mencionado no solo fueron la vía para
afianzar la “santidad” de las alumbradas e ilusas de México, sino que también se convirtieron en la forma más fácil y rápida de obtener
dádivas, como banquetes, dinero, moradas,
entre tantas otras cosas posibles; lo que les
permitió ascender a un estatus socioeconómico más alto del que gozaban antes de ser
“tocadas con la luz divina de Dios”.
De todo lo anterior se desprende que las 38
alumbradas e ilusas novohispanas de los
siglos XVI al XVIII cumplieron con una función social concreta, nada menos que la intercesión de los hombres ante Dios. Función que,
de alguna manera y por una parte de la población del virreinato, fue permitida y aceptada
como algo natural, pero la realidad del asunto
es que se trató de un comportamiento desviante, una peligrosa amenaza para la iglesia
católica que negaba su legitimidad. De ahí
la intervención –no siempre puntual– de las
autoridades inquisitoriales mexicanas.
e Historia-Universidad Iberoamericana-Condumex,
1997, p. 130-131.
37 Ana Rodríguez de Castro y Aramburu… op. cit., p.
17-18.
Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
122 // Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571
Anexo 1
Tabla
Fernando Ciaramitaro
Nombre
Calidad étnica Edad
Estado/oficio Delito
Agustina de Santa Clara
española
38
monja
alumbrada
Catalina de Lidueña
no se dice
no se dice
viuda
alumbrada
Marina de San Miguel
española
53
beata,
labradora
alumbrada
Ana de Guillamas o de
Peralta
española
no se dice
beata
alumbrada
Nicolasa Romero
criolla
23-24
soltera,
costurera
iluminada
María Romero
criolla
30
casada,
costurera
iluminada
Josefa Romero
criolla
20
soltera,
costurera
iluminada
Teresa Romero
criolla
18
soltera,
costurera
iluminada
Agustina Rangel
castiza
25-26
casada,
costurera
alumbrada
Antonia de Ochoa
criolla
34
soltera,
costurera
alumbrada
Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
124 // Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571
Alumbradas e ilusas de Nueva España. Un estudio a través de la documentación del Santo...
Lugar
Fechas del proceso
Denuncia, causa sobreseída o sentencia
Puebla
1598-1601
Auto público de fe, abjuración de levi, privación perpetua de velo, de voto pasivo y activo,
ocupación en oficios humildes y ser la última
monja en el coro y refectorio
Puebla
1597
Causa sobreseída
Ciudad de México
1597-1599
Auto público de fe de 1601, abjuración de
vehementi, azotes, privación perpetua del
hábito de beata, 10 años de reclusión en un
hospital, 100 pesos de multa
Ciudad de México
1598
Causa sobreseída
Ciudad de México
1649-1656
Auto particular, abjuración de levi, vergüenza
pública, 4 años de reclusión en el hospital de
Nuestra Señora de la Concepción, 10 años de
destierro
Ciudad de México
1649-1650
Causa sobreseída
Ciudad de México
1649-1657
Causa sobreseída
Ciudad de México
1649-1659
Auto público de fe de 1659, abjuración de
vehementi, 200 azotes, 10 años de servicio en el
hospital de la Concepción
Valladolid,
Michoacán
1684-1688
Auto público de fe, abjuración de levi, vergüenza pública, 200 azotes, 2 años de servicio en el hospital de la Concepción y Jesús
Nazareno
Ciudad de México
1686-1696
Auto público de fe, abjuración de levi, vergüenza pública, 2 años de reclusión en el
recogimiento y casa de la Misericordia
Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571 // 125
Fernando Ciaramitaro
María de San Joseph
española
24
soltera, beata
ilusa, alumbrada
Tomasa González
criolla
50
viuda, beata
alumbrada
Ana de Zayas
criolla
45
casada,
fabricante de
redes
alumbrada
Francisca de los Angeles
mestiza
no se dice
soltera, beata
alumbrada
Juana La Cuculteca
española
80
beata
alumbrada
Agueda de Salas
española
no se dice
beata
alumbrada
María Manuela Picazo
española
30
casada
alumbrada
Catalina
española
no se dice
doncella
ilusa
Marta de la Encarnación
castiza
25 a 30
soltera, beata
ilusa
Gertrudis Rosa Ortíz
mestiza
40
doncella
ilusa
Beatriz de Jesús la Flores
española
no se dice
doncella,
beata
ilusa
Nicolasa María de la
Presentación
española
40
soltera, beata
alumbrada
María de Jesús
española
37
doncella
alumbrada
Josefa Clara de Jesús María
no se dice
no se dice
novicia
ilusa
Ana María
criolla
no se dice
beata
ilusa
Josefa de Aguirre
española
no se dice
doncella,
beata
ilusa
Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
126 // Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571
Alumbradas e ilusas de Nueva España. Un estudio a través de la documentación del Santo...
Ciudad de México
1687-1689
Causa sobreseída
Aguascalientes
1692-1695
Causa sobreseída
Puebla
1694-1696
Causa sobreseída
Querétaro
1694-1697
Causa sobreseída
Guadalajara
1696-1697
Causa sobreseída
Mérida, Yucatán
1709
Denuncias
Ciudad de México
1712
Auto de fe, abjuración de levi, vergüenza pública, 6 años de reclusión en el recogimiento de la
Magdalena (Méx.)
Ciudad de México
1715
Denuncias
Puebla
1723
Auto de fe, abjuración de levi, vergüenza
pública, 100 azotes (misma pena se repite en
Puebla), 10 años de destierro de México y villa
de Madrid, 10 años de reclusión en el recogimiento de la Magdalena de Puebla
Ciudad de México
1723
Causa sobreseída
San Juan del Río
1723
Denuncias
Ciudad de México
1731
Denuncias
Celaya
1745
Denuncias
Ciudad de México
1747
Denuncias
Ciudad de México
1748
Denuncias
Querétaro
1751
Denuncias
Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571 // 127
Fernando Ciaramitaro
María Guadalupe Rivera
española
54
viuda,
hilandera
alumbrada
María Coleta de San José
no se dice
50
monja
alumbrada
María Cayetana Loria
mulata
44 a 50
viuda
ilusa
María Bárbara Echegaray
española
40
soltera
ilusa
Margarita de Almaguer
española
no se dice
doncella,
beata
ilusa
Ana María de Santa Inés
Lacal
no se dice
no se dice
monja
ilusa
Agustina Josefa de Jesús
Villavicencio Palacios
española
34
tejedora,
beata
ilusa
María Anastacia González
Lozano
española
50
viuda, beata
ilusa
María Ignacia
no se dice
no se dice
no se dice
ilusa
María Rita Vargas
no se dice
no se dice
beata
ilusa
María Lucía Celis
no se dice
no se dice
beata
ilusa
Ana Rodríguez de Castro y
Aramburu
española
38
casada,
cigarrera
ilusa
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128 // Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571
Alumbradas e ilusas de Nueva España. Un estudio a través de la documentación del Santo...
Querétaro
1765
Causa sobreseída
Oaxaca
1774-1784
Causa sobreseída
Ixmiquilpan
1778
Reclusión y exilio
Puebla
1785
Autillo en la sala del tribunal, abjuración
de levi, 10 años de destierro de la ciudad de
México y villa de Madrid, penas espirituales,
entregada a un pariente para su manutención
y cuidado
Guanajuato
1785
Causa sobreseída
Atlixco, Puebla
1788
Denuncias
Pachuca
1788
Auto privado, abjuración de levi, 10 años de
destierro de la ciudad de México, villa de
Madrid y Pachuca, 2 años de reclusión en el
hospital de San Andrés
Ciudad de México
1790
Abjuración y servicio
Ciudad de México
1796
Denuncias
Ciudad de México
1796-1803
Auto de fe, abjuración de levi, vergüenza pública, 4 años de servicio en el hospital de San
Andrés, 10 años de destierro
Ciudad de México
1796-1803
Auto de fe, abjuración de vehementi, vergüenza
pública, 4 años de servicio en el hospital Real
de Naturales, 10 años de destierro
Ciudad de México
1799-1803
Auto público de fe, abjuración de levi, vergüenza pública, 10 años de destierro, 6 años de
reclusión en el hospital de San Andrés
Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos
Volumen 20, pp. 109–130 ; ISSN: 1131-5571 // 129