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ORANDO POR ELLES Grupos de personas (inclusive niños) ataviadas de muchos colores y de comportamiento estereotipado desfilan por las calles gritando y bailando. Es el mes de junio, mes dedicado (por no sé quién) a celebrar un orgullo, el mes del orgullo gay. Otras fechas históricas importantes tienen solo un día de conmemoración, el día de independencia, el día de la madre y el padre, el de Acción de Gracias e inclusive el Nacimiento de Jesús en diciembre, pero a ellos les han otorgado todo un mes, así funcionan los experimentos psicológicos masivos para grabar acontecimientos específicos en la mente de la gente. No basta con haberse infiltrado en la educación pública infantil, no basta con la exagerada publicidad que perfora el cerebro e influencia enormemente en la conducta juvenil; las modas, la televisión, el cine, los negocios, los gobiernos, todos, absolutamente todos envuelven y encierran al niño, al adolescente y al joven y no paran hasta convertirlo en uno más de su diabólica y ridícula secta llamada colectivo GAY y un poco de letra más. Viendo todo esto y compungiéndose de pena y dolor por esas pobres almas, mi esposa me pide orar fuertemente por ellos. La salvación de estos perdidos pecadores es posible, el Señor responderá a las oraciones, pero esta "industria" seguirá "fabricando" más y más engendros similares. Gobiernos responsables y honestos han rechazado esa educación sexual retorcida para los niños desde los 4 o 5 años y la han prohibido en sus países. Nuestra oración deberá entonces ser más amplia y pedir que más gobernantes sean iluminados por Dios para que corten de raíz este diabólico proceso instructivo-destructivo. Leemos en La Palabra: "Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna". (1 Timoteo 1:15,16) Es cierto, todos somos pecadores, en menor o mayor porcentaje, pero pecadores. El permitir esta destrucción de la niñez y la familia nos hace cómplices y pecadores, el no protestar y no decir nada nos hace pecadores por omisión, el aplaudir y aceptar este circo no hace aún más pecadores, el ver sus noticias, disfrutar su publicidad, escuchar su música provocativa o su cine degenerado, también nos hace pecadores, por donde demos la vuelta está su influencia y si la aceptamos, estamos aceptando ese pecado. Por eso necesitamos la misericordia de Dios, pedir perdón por todo esto y sobre todo ayudar a esa gente, a sus familias y a sus seguidores voluntarios e involuntarios predicándoles el Evangelio de Salvación que es Jesucristo mismo y Su ejemplo. Jesús me perdonó de mis pecados, que no son los mismos, pero igual eran transgresiones que ofendían la divinidad y pureza de Dios. Este pequeño pero magnificado grupo de homosexuales, transgéneros y confundidos que no saben si son hombres o mujeres y cambian su pronombre al ambiguo "elle", ellos mismos un día caerán en arrepentimiento a los pies de Cristo a pedir perdón y misericordia. ¡Oremos por ellos! "Porque sé que, por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación". (Filipenses 1:19)