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cir esp.
2012;90(10):619–625
CIRUGÍA ESPAÑOLA
www.elsevier.es/cirugia
Revisión de conjunto
Cirugı́a bariátrica en adolescentes
Ramón Vilallonga a,*, Diego Yeste b, Albert Lecube c y José Manuel Fort a
a
Servicio de Cirugı́a General, Unidad de Cirugı́a Endocrina, Bariátrica y Metabólica, Hospital Universitario Vall d’Hebron,
European Center of Excellence (EAC-BS), Barcelona, España
b
Unidad de Endocrinologı́a Pediátrica, Servicio de Pediatrı́a, Hospital Universitario Vall d’Hebron, Barcelona, España
c
Unidad de Obesidad Mórbida, Servicio de Endocrinologı́a, Hospital Universitario Vall d’Hebron, Barcelona, España
informació n del ar tı́cu lo
resumen
Historia del artı́culo:
El aumento de la prevalencia de la obesidad en niños y adolescentes podrı́a representar un
Recibido el 3 de julio de 2012
problema de salud pública. Como en el adulto, la obesidad se asocia a otras comorbilidades y
Aceptado el 6 de septiembre de 2012
a sus riesgos. Esta revisión sistemática tiene como objetivo sintetizar las implicaciones de la
On-line el 6 de noviembre de 2012
obesidad mórbida en los adolescentes ası́ como establecer cuáles son los tratamientos
Palabras clave:
estilo de vida, el farmacológico y el quirúrgico constituyen la trı́ada terapéutica clásica. Esta
aceptados actualmente para su manejo. Diversos tratamientos como la modificación del
Obesidad
revisión intenta esclarecer cuál es el papel que desempeña cada uno de los pilares del
Infantil
tratamiento en términos de seguridad y eficacia. Aunque la cirugı́a sigue siendo contro-
Adolescente
vertida por algunos de sus aspectos, existe evidencia de que la falta de tratamiento eficaz
Cirugı́a
puede suponer graves consecuencias médicas futuras. El bypass gástrico y la banda gástrica
Bypass gástrico
ajustable siguen siendo técnicas de elección aunque se deberá esclarecer el papel de otras
Cirugı́a de obesidad
técnicas ahora populares, como la gastrectomı́a vertical.
# 2012 AEC. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados.
Tratamiento
Bariatric surgery in adolescents
abstract
Keywords:
The increased prevalence of obesity in children and adolescents is becoming a public health
Obesity
problem. As in adults, obesity is associated with other comorbidities and their risks. This
Children
systematic review aims to summarize the implications of morbid obesity in adolescents,
Adolescents
and identify the currently accepted treatments for its management. Various treatments
Surgery
such as lifestyle changes, drug therapy, and surgery are the classical therapeutic triad. This
Gastric bypass
review attempts to clarify the role of each of the major treatments in terms of safety and
Surgery for obesity
efficacy. Although obesity surgery in adolescents remains controversial for some aspects,
Treatment
there is evidence that the lack of effective treatment can lead to serious medical consequences in the future. Gastric bypass and gastric banding techniques remain of choice, but
the role of other currently more popular techniques, such as sleeve gastrectomy should be
clarified.
# 2012 AEC. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved.
* Autor para correspondencia.
Correo electrónico: vilallongapuy@hotmail.com (R. Vilallonga).
0009-739X/$ – see front matter # 2012 AEC. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados.
http://dx.doi.org/10.1016/j.ciresp.2012.09.003
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Introducción
En la actualidad, la obesidad no solo es una enfermedad
común en los adultos sino también en los jóvenes. La
Organización Mundial de la Salud alertó en el año 1998 sobre
el hecho de que la obesidad habı́a alcanzado el rango de
pandemia, poniendo en evidencia que su prevalencia estaba
aumentando de forma alarmante, tanto en poblaciones adultas
como infantiles. En los EE. UU. el 32% de los niños entre 10 y
17 años tienen sobrepeso y ya un 16% son obesos. Además, la
obesidad se ha triplicado en los últimos 30 años1–3.
En nuestro paı́s, el sobrepeso infantil tiene actualmente
una de las prevalencias más altas de Europa. Datos recientes
procedentes del Estudio Español de Crecimiento 2008 muestran que la tasa de sobrepeso en la población de niños,
adolescentes y adultos jóvenes de 4 a 24 años se ha
incrementado aproximadamente un 10% en los últimos
20 años. Se estima que, en la actualidad, el 20% de los niños
y adolescentes jóvenes varones y el 15% de las niñas y
adolescentes jóvenes mujeres presentan sobrepeso y que el
5% de esta población y en este rango de edad presentan
obesidad de acuerdo con los criterios internacionales definidos por Cole en el año 20004. El estudio ALADINO, todavı́a más
reciente, arroja cifras alarmantes de obesidad infantil (entre
6 y 9,9 años) en nuestro paı́s: un 30,8% de sobrepeso y un 16,8%
de obesidad5. Y este problema parece autoperpetuarse ya que
un porcentaje muy significativo de los adolescentes afectos de
obesidad desarollarán obesidad mórbida en la vida adulta4,6–9.
Definición de obesidad en la adolescencia
No existen unos criterios claros para la definición de la
obesidad en adolescentes y niños debido a que el principal
método utilizado para medirla es el ı́ndice de masa corporal
(IMC) que varı́a en función de la edad, el sexo, el estadio
madurativo y la prevalencia de obesidad en la población. El
IMC no es constante y cambia con la edad, siendo necesario
disponer de valores de referencia y referirlo en forma de valor
z-score. Existen unos percentiles (utilizados para definir
sobrepeso y obesidad) que proporcionan datos orientativos
sobre el porcentaje de individuos de una comunidad que
presentan sobrepeso y obesidad. Sin embargo, estos percentiles no permiten cuantificar el grado de obesidad. En nuestro
medio, el Estudio Transversal de Crecimiento 2010, que
aglutina los datos antropométricos de cerca de 39.000 niños
y adolescentes procedentes de los estudios transversales
realizados en diferentes poblaciones, muestra que los percentiles de corte para definir obesidad corresponderı́an en las
mujeres al percentil 97 y en los varones a los percentiles 95-97
(según la edad) y que se corresponderı́an con 2 DE (de acuerdo
con los criterios propuestos por Cole en el año 2000 para definir
obesidad y sobrepeso)10,11. Los percentiles de corte para definir
sobrepeso corresponderı́an al percentil 85 en las mujeres y el
percentil 80 en los varones.
Aun ası́, no existe un acuerdo unánime para definir la
obesidad mórbida en la infancia y la adolescencia, y algunos
autores sugieren que cualquier niño o adolescente con un
IMC > 3,5 DE deberı́a ser considerado afectado de obesidad
mórbida ya que este valor es equivalente, a la edad de 18 años,
a la obesidad de clase III en poblaciones adultas (IMC 40 kg/
m2). Cuando las desviaciones del peso teórico correspondientes a la altura para una determinada edad y sexo expresadas
en porcentajes son superiores al 20%, definen obesidad y
constituyen una forma práctica de conocer el sobrepeso y de
valorar el grado de obesidad.
Causas de obesidad infanto-juvenil
Desde un punto de vista fisiopatológico, la obesidad se clasifica
en 2 grandes grupos: obesidad exógena o simple, cuya génesis se
basa en un desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto
energético. Representa el 99% de las causas de obesidad;
obesidad endógena o secundaria, este tipo de obesidad obedece o
se asocia a una causa orgánica, tal como enfermedades
endocrinológicas (hipotiroidismo, hipogonadismo, hipopituitarismo, sı́ndrome de Cushing, sı́ndrome de Stein-Leventhal o
enfermedad de ovario poliquı́stico), neurológicas (tumores del
SNC, distrofias musculares, encefalopatı́a hipóxico-isquémica, consecuencias de la irradiación craneal), genéticas
(sı́ndrome de Down, Prader-Willi, Bardet-Bield, Alstrom,
Carpenter, Cohen, Beckwith-Weidermann, nesidioblastosis,
POMC, déficit de MC4R. . .), psiquiátricas (bulimia, ansiedad,
depresión), trastornos que afectan la movilidad (artritis
crónica juvenil u otras), farmacológicas (antidepresivos
tricı́clicos, glucocorticoides, anticonvulsionantes) o iatrogénicas.
Riesgos asociados a la obesidad en los
adolescentes
Existe evidencia de que, sin un tratamiento médico adecuado,
los niños extremadamente obesos podrı́an seguir sufriendo de
obesidad cuando sean adultos y de que los adolescentes con
sobrepeso tienen una probabilidad del 70% de volverse adultos
obesos o con sobrepeso12,13.
En la tabla 1, se enumeran las principales comorbilidades
asociadas a la obesidad infanto-juvenil.
Sin cambios de estilo de vida, los niños obesos pueden
enfrentarse a una reducción de entre 10 y 20 años de su vida y
padecerán serios problemas de salud entre los 40 y los
60 años14. Otros datos sugieren que el 83% de los adolescentes
afectos de obesidad mórbida con edades comprendidas entre
los 15 y 17 años, tienen niveles elevados de PCR, marcador en
la sangre para la inflamación que en adultos se considera un
signo de alerta temprana de una posible enfermedad cardiaca
futura, en comparación con el 18% de adolescentes con peso
saludable15.
Además, dos tercios de los niños con obesidad mórbida
tienen 2 o más factores de riesgo cardiovascular y una parte
significativa de estos niños tiene importantes comorbilidades
que observamos tı́picamente en adultos12. La obesidad es un
factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares tales
como hipertensión, dislipidemia, hipertrofia ventricular
izquierda y aterosclerosis. Un estudio, en el que se incluyó a
adolescentes de entre 5 y 17 años, mostró que el 70% de
los niños obesos tenı́an al menos un factor de riesgo
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Tabla 1 – En esta tabla se enumeran los diferentes trastornos y comorbilidades asociados a los adolescentes afectos de
obesidad mórbida
Neurológicas
Pseudotumor cerebral
Respiratorias
Apneas del sueño, sı́ndrome de hipoventilación,
infecciones respiratorias
Metabólicas
Resistencia a la insulina, diabetes tipo 2,
dislipidemia, sı́ndrome metabólico completo
Digestivas
Litiasis biliar, pancreatitis, esteatosis hepática
no alcohólica
Endocrinológicas
Adrenarquia precoz, pubertad adelantada, sı́ndrome de ovario poliquı́stico,
maduración ósea acelerada
Esqueléticas
Genu valgo, tibia vara, enfermedad de Perthes, epifisiolisis de la cabeza femoral
Psicosociales
Baja autoestima, depresión, trastornos de la conducta alimentaria
Cardiovasculares
Hipertensión, hipertrofia cardiaca, inflamación crónica, disfunción endotelial
cardiovascular y que el 39% de los niños obesos tenı́an por lo
menos 2 factores de riesgo7. La incidencia de DM2 ha
aumentado drásticamente en los adolescentes, lo que representa una quinta parte de los nuevos diagnósticos de diabetes.
La obesidad también se asocia a enfermedades hepáticas,
especialmente a la esteatohepatitis con eventual evolución a
fibrosis y cirrosis16–18. Desde un punto de vista neurológico, la
obesidad se ha asociado con hipertensión intracraneal o
pseudotumor cerebral. Los niños obesos tienen una incidencia
6 veces mayor de apnea obstructiva del sueño que los niños
con un IMC normal1. La esfera psicológica, tan importante
para el desarrollo emocional del niño, también se ve afectada.
Ası́ por ejemplo, se ha observado depresión, baja autoestima,
poca interacción con sus compañeros, ansiedad, suicidio y
graves problemas psicosociales19,20.
Valoración y diagnóstico clı́nico
Por lo general, estos niños y adolescentes deben ser estudiados
y controlados por los endocrinólogos y pediatras. Se debe
analizar cuál ha sido la evolución del peso y de la talla para
analizar la situación del niño. Es muy importante analizar
cuáles son los estilos de vida del niño y de su entorno, los
grados de obesidad en los familiares ası́ como reconocer
antecedentes neonatales o del desarollo psicomotor de los
niños. Se deberá asimismo investigar la presencia de
tratamientos crónicos con corticoides.
Tratamiento de la obesidad en el adolescente. El
manejo multidisciplinar
El tratamiento debe reposar sobre los principios de implementar medidas para promover los cambios de estilo de vida y
los hábitos alimentarios de los niños obesos. En este sentido, el
promover la realización de ejercicio fı́sico y la reducción de las
actividades sedentarias deben integrarse dentro de programas
que fomenten la adquisición de hábitos y estilos de vida
saludables y van dirigidos tanto a los pacientes como a sus
familiares. Algunos centros han logrado mejorar los hábitos
alimentarios, la autoestima, y la comunicación intrafamiliar, y
por ende, han logrado una normalización del IMC mediante
técnicas cognitivo-conductuales y afectivas21.
Sin embargo, a pesar del tratamiento dietético-conductual,
en un porcentaje significativo de pacientes no se logra revertir
la obesidad22. En estos casos, la valoración clı́nica del niño y de
su entorno debe ser revisada, como ya hemos mencionado
anteriormente, para poder fijar unos objetivos realistas en
términos de reducción de IMC, resolución de comorbilidades y
de factores de riesgo.
Tratamiento farmacológico
Como en el adulto, no existe un tratamiento farmacológico
efectivo para tratar la obesidad. El orlistat (un inhibidor de la
lipasa pancreática) sigue siendo el único fármaco disponible
que, junto con medidas dietético-conductuales, consigue
pérdidas temporales del 10% del sobrepeso. Desgraciadamente, la sibutramina, en la que muchos habı́an depositado
sus esperanzas, fue retirada del mercado hace ya 2 años por
sus efectos colaterales.
En cualquier caso, algunas guı́as aconsejan un tratamiento
médico que se podrá usar combinado con una estricta
modificación del estilo de vida en los casos siguientes: 1)
solo en los niños obesos después del fracaso de un programa
psico-conductual de cambio de estilo de vida intenso, o 2) en
niños con un claro exceso de peso solo si sus comorbilidades
son graves (historial familiar de DM2 o enfermedad cardiovascular prematura) y persisten a pesar de la modificación
intensiva del estilo de vida23. Por otra parte, la metformina
puede emplearse para el control de la DM en la adolescencia.
Ası́, un estudio reciente en adolescentes ha mostrado su
utilidad frente al placebo para tener mejor control de la
composición corporal (peso, IMC y circunferencia de la
cadera) y de la glucemia basal24.
Manejo endoscópico: el balón intragástrico
Se trata de un recurso terapéutico que ofrece la gran ventaja de
colocarse endoscópicamente con la mı́nima morbilidad. La
mayor limitación del balón intragástrico (BIG) es que debe ser
retirado 6 meses después de su implantación, si bien es cierto
que ya se dispone de dispositivos de implantación más larga25.
Es un dispositivo no exento de molestias y de resultados, en
muchos casos, controvertidos. Su uso en pacientes con alto o
bajo IMC ha sido aceptada porque se asocia con pocas
complicaciones26. Un informe reciente sobre la eficacia y
seguridad del BIG heliosphere1, uno de los BIG utilizados con
más frecuencia, muestra una pérdida media de peso e IMC de
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14,5 8,2 kg/m2 y 5,3 2,8 kg/m2, respectivamente27. Sin
embargo, sin un drástico cambio dietético y un continuo apoyo
psicológico, el BIG no sirve como tratamiento a largo plazo.
Cirugı́a de la obesidad infantil en adolescentes
A diferencia de los numerosos informes publicados con
relación a los resultados de la cirugı́a bariátrica en los adultos,
hay una relativa escasez de datos publicados en la aplicación
de la cirugı́a bariátrica en adolescentes. Por este motivo, a
pesar de los graves problemas relacionados con la obesidad, el
tratamiento quirúrgico de los pacientes obesos adolescentes
sigue siendo un tema de debate. Las intervenciones quirúrgicas para el tratamiento de la obesidad implican, por lo
general, cambios en múltiples niveles y este es el motivo por el
cual se tiene mucha cautela en los pacientes adolescentes. El
equipo multidisciplinar que trata esta enfermedad debe
asumir que, tras la cirugı́a, se producen cambios en el
metabolismo que pueden interferir el desarrollo y crecimiento
del adolescente28.
El espectacular incremento en el tratamiento quirúrgico en
adolescentes (12-18 años) en EE. UU. entre 1997 y 2003 ha
obligado a la Asociación Americana de Cirugı́a Pediátrica y a la
Sociedad Americana de Cirugı́a Bariátrica a establecer protocolos de cirugı́a bariátrica en adolescentes29–32.
También, muchas otras guı́as han sido publicadas en
diferentes paı́ses y parece claro que los criterios de inclusión
en un programa de cirugı́a bariátrica son más estrictos para
un adolescente que para un adulto. Existe una variabilidad en
los criterios de inclusión para los adolescentes en los
diferentes paı́ses que han desarrollado los mismos32.
Por lo general, y a tenor de las recomendaciones de las
diferentes guı́as publicadas en diferentes paı́ses, se recomienda la cirugı́a a aquellos adolescentes con un IMC > 50 kg/
m2 o con un IMC entre 40-50 kg/m2 con comorbilidades graves
y en los que las modificaciones del estilo de vida y/o
tratamiento farmacológico hayan fracasado. Otro requisito
importante es haber alcanzado un desarrollo puberal de
Tanner 4-5 y al menos el 95% de la estatura adulta basada en la
edad ósea (tabla 2).
Es muy importante excluir las causas secundarias de
obesidad y llevar a cabo una evaluación psiquiátrica y
psicológica que permita al adolescente asumir los cambios
en los hábitos dietéticos y conductuales a los que la cirugı́a
bariátrica conduce30,31.
Resulta imprescindible la colaboración de cirujanos bariátricos, con amplia experiencia en adultos, en un grupo
multidisciplinar integrado, a su vez, por cirujanos pediátricos,
endocrinólogos, anestesiólogos, psiquiatras y nutricionistas.
Estos equipos multidisciplinares serán los encargados de
evaluar los riesgos y beneficios de la cirugı́a en aquellos
centros acreditados para realizarla33,34.
En estas circunstancias, la cirugı́a en los adolescentes se
presenta, al igual que en el adulto, como la única posibilidad
terapéutica real pero se debe considerar solamente en
circunstancias excepcionales, de acuerdo con los protocolos
establecidos y en un entorno favorable para cubrir una
correcta aproximación y enfoque del problema por parte del
equipo multidisciplinario con experiencia en el tratamiento de
Tabla 2 – Criterios de inclusión y contraindicaciones para
cirugı́a de la obesidad en adolescentes, más aceptados
en las diferentes guı́as
Indicaciones
Fracaso tras un tratamiento multidisciplinar adecuado
IMC igual o superior a 50 kg/m2 sin comorbilidades
IMC entre 40 y 50 con comorbilidades
Haber alcanzado un desarrollo puberal de Tanner 4-5 y
al menos el 95% de la estatura adulta basada en la edad ósea
Madurez psicológica con una evaluación paidopsiquiátrica
favorable
Contraindicaciones
Corrección de la causa de la obesidad
Adicción a las drogas o alcohol en el último año
Condición alimentaria, médica, cognitiva o psiquiátrica que
haga la adherencia al tratamiento difı́cil o imposible
Gestación, lactancia o deseo gestacional en el primer año
de postoperatorio
Incapacidad de comprensión del procedimiento y sus
consecuencias por el paciente o los padres. Esto incluye
la necesidad de suplementos de vitaminas y estricta dieta
de por vida
Fuente: adaptado de Aikenhead et al.32.
la obesidad en el adulto y el adolescente. Debemos hacer
mención en este apartado del hecho de que, por sus
decepcionantes resultados, en los adolescentes con el sı́ndrome de Prader-Willi la cirugı́a está contraindicada35.
La banda gástrica ajustable
La banda gástrica ajustable (BGA) aún no está aprobada en
menores de 18 años aunque recientemente la Food and Drug
Administration (FDA) ha aprobado su uso en pacientes adultos
con grados de obesidad menor (IMC 30-35 kg/m2). La BGA es un
tratamiento atractivo porque no amputa órganos ni genera
déficits nutricionales. Algunos estudios muestran aceptables
pérdidas ponderales que oscilan entre el 15 y el 87% del
sobrepeso. Datos recientes muestran disminuciones de 20 kg
en el primer año y estos resultados son superponibles a otros
publicados ya previamente que sitúan las pérdidas del exceso
de peso entre el 25 y el 60%36–39. Asimismo, la calidad de vida
de estos pacientes se ve incrementada hasta en un 93%40,41.
Otros estudios con más de 200 adolescentes, también han
soportado buenas pérdidas de sobrepeso (37-63%) durante un
perı́odo desde los 6 meses hasta los 7 años, sin fallecimientos y
con una tasa de complicaciones del 6 al 10%42,43. La BGA puede
mantener la pérdida de peso, garantizar una buena calidad de
vida y la resolución de las comorbilidades. Con relación a sus
resultados perioperatorios, la literatura refleja, por un lado,
una menor tasa de complicaciones perioperatorias pero, por
otro lado, una mayor tasa de reintervenciones por fracaso en
los adolescentes sometidos a BGA comparados con los de
bypass gástrico23,44,45.
Derivación biliopancreática
La derivación biliopancreática (DBP) se realiza ya raramente
por los riesgos de la malabsorción que conlleva y su dificultad
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técnica asociada. Por este motivo existen muy pocas series con
esta técnica. Con la DBP se han conseguido pérdidas del exceso
de peso superiores al 70% con resolución de la DM de hasta el
97%, siempre a expensas de una elevada morbimortalidad
operatoria y de graves déficits nutricionales32,46,47.
Bypass gástrico en Y de Roux
Hasta muy recientemente ha sido la técnica quirúrgica más
comúnmente empleada en los adolescentes. Comparada con
los procedimientos restrictivos, el bypass gástrico en Y de
Roux (BPG) proporciona pérdidas ponderales mejores pero a
expensas de un riesgo mayor de desarrollar alteraciones
metabólicas y nutricionales que pudieran comprometer el
correcto crecimiento y desarrollo del adolescente48,49. Por
tanto, el seguimiento nutricional es imperativo. En la revisión
americana realizada mediante la base de datos Bariatric
Longitudinal Outcome Database (BOLD), que incluye un total
de 890 adolescentes, operados se halló que, al año, los
pacientes portadores de BPG (51%) tenı́an una pérdida
de peso mayor en comparación con la otra mitad de pacientes
portadores de una BGA (48,6 frente a 20 kg, p < .001)37. Las
series más amplias publicadas hasta la fecha muestran
reducciones del sobrepeso del 30-93% con la resolución de
las comorbilidades asociadas en la práctica totalidad de los
casos36,40–43,46,47,50–53. Las complicaciones potenciales, a diferencia de otras operaciones como la banda gástrica (BG),
incluyen: fuga anastomótica, enfermedad tromboembólica,
oclusión intestinal, hernia incisional, colelitiasis sintomática y
las deficiencias de micronutrientes, especialmente de hierro,
calcio, y vitamina B12. En las serie de la base de datos BOLD, de
los 120 pacientes que presentaron complicaciones, 98 (82%)
ocurrieron en el grupo de BPG con una tasa significativamente
mayor (de readmisiones y reintervenciones) en comparación
con la BG. El único fallecimiento perioperatorio fue observado
en el grupo de BPG37. Aun ası́, se trata de un técnica segura y
fiable ya que la morbimortalidad del BPG en el adolescente es
muy baja, similar a la del adulto (0-0,5% y 3-7%, respectivamente)47.
Gastrectomı́a vertical
La gastrectomı́a vertical (GV) está siendo utilizada cada vez
más, aunque no existen aún datos a medio-largo plazo. Esta
técnica parece atractiva ya que la tasa de complicaciones
nutricionales a corto plazo son bajas. Datos preliminares
apuntan que existe una reducción de peso importante, un
descenso de las comorbilidades asociadas y una escasa
morbilidad54–56. Datos recientes de Al-qahtani, sobre 108
adolescentes con GV con seguimiento de hasta 2 años y BMI
inicial de 50, muestran pérdidas del 62% del sobrepeso con
resolución de su SAOS (20 de 22 pacientes), y la diabetes (15 de
16 pacientes) sin complicaciones mayores y con solo 4,6% de
complicaciones menores57. Otro estudio reciente que incluye a
51 pacientes de menos de 19 años, con un peso medio de 98 kg
y un IMC medio de 38,5 y con al menos una comorbilidad,
mostró una resolución del 100% de la HTA, del 96,2% de la
resistencia a la insulina, del 58% de las dislipidemias y un 50%
623
de la DM2. Como complicación mayor, solo hubo una fuga que
se resolvió mediante reintervención laparoscópica. No hubo
mortalidad1.
En todos los casos, e independientemente de la técnica que
se juzgue oportuno emplear, es muy importante comprometer
en el seguimiento a toda la familia del adolescente, para
mejorar el grado de cumplimiento de las normas dietéticoconductuales que siguen a la cirugı́a. Un estudio del 2010,
publicado en la prestigiosa revista JAMA, demostró mejoras en
el funcionamiento fı́sico, la salud general, la autoestima y las
actividades familiares de los adolescentes intervenidos45.
Un equipo multidisciplinar y programas como «niñ@s en
movimiento» favorecen la implicación y el cumplimiento en
las normas dietéticas y de suplementación postoperatorias21.
Ası́ pues, la cirugı́a bariátrica en el adolescente es, en su
mayorı́a, efectiva y segura58. La calidad de vida de estos
jóvenes adolescentes aumenta y deberı́a ser cuantificada para
ofrecer en un futuro mayores argumentos en favor de estos
procedimientos aun en estas edades tempranas.
Conclusión
El incremento de la tasa de obesidad infanto-juvenil en
nuestro paı́s constituye un serio problema sanitario que
requiere de la implicación de cada uno de los actores y agentes
sociales. Por la gravedad, la obesidad mórbida en el adolescente requiere de un tratamiento más decidido, intensivo y
agresivo. En este sentido, la cirugı́a debe ocupar un lugar más
destacado dados sus excelentes resultados tanto en pérdidas
ponderales como en la corrección de comorbilidades que, al
ser tratadas en sus estadios iniciales, se hacen más fácilmente
reversibles. Una demora terapéutica solo prolonga un sufrimiento innecesario a pacientes y familiares. La cirugı́a debe
ser realizada en centros especializados en cirugı́a bariátrica y
bajo la tutela de un equipo multidisciplinar que asegure una
estricta selección de los candidatos a cirugı́a ası́ como que
garantice el seguimiento a corto y largo plazo de estos
pacientes. Las técnicas más consolidadas en la cirugı́a de
la obesidad, como el bypass gástrico o la BG, ası́ como
aquellas que gozan de una fuerte y creciente popularidad
en los últimos años, como la gastrectomı́a tubular, deberán
mostrar sus resultados a corto y largo plazo en esta
población tan especı́fica, como es la adolescente, para poder
hacer mejores indicaciones quirúrgicas.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Agradecimientos
Los autores quieren expresar su agradecimiento a los
siguientes autores que han hecho posible el desarrollo
del programa de Cirugı́a de la obesidad en adolescentes:
Dr. Carrascosa, Dr. Armengol, Dr. Martı́nez-Ibáñez, Dr. González,
Dr. Caubet, Dr. Lloret, Dr. Roca, Dra. Montferrer, Dr. Vázquez, Dra.
Marhuenda, Dra. Guillén.
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