Características del turismo
entre los pueblos indígenas
Roger Martínez Castillo*
Recibido: Marzo 2012
•
Aceptado: Mayo 2012
El turismo es una actividad humana relativamente reciente en su forma masiva que plantea
nuevos sentidos y significados a los espacios, territorios y lugares naturales y culturales. Al
respecto, surgen los espacios turísticos en los territorios indígenas, que son redescubiertos.
De esta manera, el turismo se presenta como una actividad que puede resolver algunos problemas de desarrollo entre los pueblos indígenas, al integrarlos a la dinámica mercantil. Sin
embargo, implica riesgos de aculturación y transculturación para los pueblos locales mismos,
sin ignorar los posibles riesgos de impactos físicos y ambientales. Aquí sobresale la importancia del control o regulación local sobre el proceso del desarrollo de las actividades turísticas
inducidas externamente.
Palabras clave: turismo, indígena, cultura, ambiente y desarrollo.
ABSTRACT
Tourism, in its massive way, is a relatively recent human activity that gives new sense and
meaning to spaces, territories and places. In this regard, tourist spaces surge in indigenous territories, which are rediscovered. Tourism is presented as an activity that can solve some development problems within the indigenous communities. However, tourism implies acculturation
and transculturation risks for the local people, in addition to the physical and environmental
impact risks. It is of great importance here the local control over the development process of
tourist activities.
Key words: Tourism, indigenous, culture, environment and development.
Introducción
Todavía hoy muchos pueblos
indígenas y muchas comunidades
rurales poseen un conocimiento
*
profundo y detallado de los ecosistemas y de los bienes naturales
y culturales con los que se encuentran en constante contacto. Un
ejemplo de estos conocimientos
Doctor Catedrático Universidad de Costa Rica. E-mail: yarustio@hotmail.com
Revista
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APORTES
RESUMEN
tradicionales es la utilización y el
manejo de la flora y fauna, como
el bosque y otros sistemas agrícolas
y agroforestales, y de los bienes silvestres en general. Además, reflejan
conocimientos, habilidades y técnicas culturales apropiadas al manejo
ecológico del entorno natural.
Diversas investigaciones en
ecología confirman lo que los
pueblos indígenas del mundo han
sabido siempre: que la actividad
humana a lo largo de la historia ha
sido un motor para el desarrollo
de la diversidad biológica que hemos heredado (Toledo, 1995). Los
pueblos indígenas son portadores
de un acervo cultural extremadamente rico, así como de un enorme conocimiento y respeto de la
biodiversidad de las selvas y demás
ecosistemas y, por eso, se han constituido en protagonistas para el desarrollo de tecnologías de punta.
Los pueblos indígenas han
heredado la sabiduría del ecosistema (Madre Selva), transmitida de
generación en generación. Ellos
saben cómo, cuándo y dónde se
puede cazar y pescar; conocen las
reglas, las dietas, las prevenciones
y precauciones que se deben tener
al realizar estas actividades. Saben leer las estrellas, el tiempo, los
cambios del clima para la siembra
y cosecha; saben cuándo la tierra
necesita rotar o descansar.
Su desarrollo está orientado a
apropiarse del ecosistema con un
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Revista
mínimo de costos energéticos. La
relación de los pueblos indígenas
con la flora, fauna, suelo, agua,
ocurre bajo la premisa de que se trata de partes integrantes de un todo
mayor, donde ellos mismos están
incluidos. Se trata de reproducir el
ciclo natural en el cultivo agrícola.
Los pueblos indígenas parten
del supuesto de que “la tierra no
pertenece al hombre, el hombre
pertenece a la tierra. Somos parte de la tierra” (Gran Jefe Seattle,
1884). Por eso, no la consideran
como un simple recurso económico, sino como una necesidad para
la vida; de ahí el interés en preservarla, conservarla y cuidarla.
La clave de la comprensión está
en el proceso de apropiación/producción y consumo. Como sujetos
sociales que realizan procedimientos intelectuales (conocimiento,
percepción y creencias), toman decisiones y ejecutan operaciones
prácticas durante su relación con
la naturaleza. Esto permite superar
la práctica recurrente y equivocada
entre los investigadores convencionales, de situar fuera del contexto
los componentes intelectuales y
prácticos, que en realidad aparecen
formando parte de un solo sistema:
el proceso de producción local.
Los
pueblos
indígenas
son quienes han desarrollado y poseen estos conocimientos, transmitidos de generación en generación,
acerca de la biodiversidad agrícola
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Cultura y ambiente
Cultura es el conjunto de estrategias y comportamientos institucionalizados que la práctica social
e histórica de un pueblo ha consolidado como herramienta para
asegurar su supervivencia y reproducción, en una relación mutua de
transformación con el ambiente.
Pero también la cultura es entendida como un proceso de producción y transmisión de sentidos
que constituyen el mundo simbólico de las personas y las sociedades. En este sentido, es diálogo e
intercambio de ideas que permiten apreciar, del otro, sus valores y
tradiciones. Una cultura no puede
pervivir en el aislamiento, porque
se agota y perece.
Revista
Por eso, se debe conceptuar y
caracterizar la cultura desde una
perspectiva de las creencias y valores de los ciudadanos, de sus
formas de vida, de trabajo, de organización, de sus hábitos cotidianos, de sus formas de amar y morir,
de aquello que se ha compartido y
cuya práctica ha proporcionado un
pasado común y una historia diversa en un grupo humano.
Los impactos que el uso y manejo de los bienes naturales tienen
sobre los ecosistemas están íntimamente ligados a las prácticas agrícolas, pecuarias, forestales, pesqueras
y extractivas desde una específica
racionalidad ecológico-productiva.
El desarrollo rural, que es el conjunto de dinámicas del universo
agrario, se logra comprender cabalmente mediante el reconocimiento
de estas fuerzas o racionalidades
que, como producto de la historia
se enfrentan, anulan, combinan o
se mantienen separadas y distantes
(Toledo, 1995). El acto material por
el que los seres humanos se articulan con la naturaleza, es un fenómeno que solo puede ser analizado
desde una perspectiva integradora,
como la ecología y economía (Toledo, 1989; Martínez Alier, 1999).
La cultura humana es como
una cédula de identidad que contiene códigos culturales heredados
por una colectividad histórica, en el
tiempo y espacio. La cultura refleja una estrategia de supervivencia
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APORTES
y silvestre. Gracias a ellos, la biodiversidad se ha podido utilizar y
conservar. De aquí la importancia e
interés de que se pueda analizar un
proceso de desarrollo del sector servicios, como lo es el turismo entre
los pueblos indígenas hacia afuera.
Sin embargo, el proceso de
subordinación de la cultura indígena por parte de la concepción
moderna convencional, está provocando su degradación interna. Lo
más grave de todo es el desconocimiento y no reconocimiento que
tienen los pueblos indígenas sobre
su territorio, su ecosistema y conocimientos tradicionales.
vinculada con el uso y manejo racional del ecosistema, mediante
formas tradicionales de organización de la sociedad y su ambiente.
Cultura son todas aquellas expresiones fenoménicas, materiales y
espirituales que resultan y que son
base de la relación dialéctica entre
las personas y su entorno biofísico,
para garantizar su reproducción
como pueblo (Borge, 2000).
La estructura cultural, como
el lenguaje, los conocimientos y
formas de transmitirlos, la manera
de ordenar los espacios y ocuparlos, las manifestaciones rituales,
signos, símbolos y las costumbres,
no son hechos aislados de supervivencias populares; estos reflejan
un sistema categorial, las condiciones y relaciones de la vida práctica
(Iturra, 1993).
El turismo y la construcción
del espacio
El turismo es una actividad humana relativamente reciente en su
forma masiva que dota de nuevos
sentidos y significados a espacios,
territorios y lugares. Es una manera de producción del espacio realizada a través de sus procesos de
visitación externa. El turismo, en
su relación con la globalización, ha
contribuido de forma decisiva a la
redefinición y el cambio generados
en muchos territorios durante los
últimos 50 años (Vera, 1997), pero
60
Revista
también puede ser pensado como
una técnica para la producción espacial de la localidad (Appadurai,
1995), donde determinados elementos del territorio son convertidos en emblemas identitarios y
productos culturales “para el turista ver”. Según Appadurai (2004), el
turismo es una actividad de flujos
de personas, información, ideas,
productos y capital.
Segun Urry (1995), en esta
época posmoderna, muchos sitios
se han convertido en espacios de
consumo, consumidos en su vertiente visual experimental.
Hoy asistimos a un cambio de
modelo turístico, pues pasamos de
un modelo de turismo fordista a
otro posfordista.
El modelo turístico fordista
(Vera, 1997) se caracterizaba por
la especialización sectorial a partir
del uso de recursos naturales como
la playa o la montaña y por una
oferta homogénea en la cual el destinatario era visto como una masa,
sin diversidad ni singularidad. Lo
que interesaba era maximizar el número de visitantes, incluso a costa
de degradar el ambiente natural y
sociocultural. Este modelo concentraba la oferta turística en términos territoriales, lo que se puede
asociar a una tensión sociocultural
entre anfitriones y visitantes (pensados como intrusos).
Frente al modelo fordista,
el modelo turístico posfordista
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identidad. Frente a ellos están los
“pueblos nuevos”, resultado de la
mezcla y la interculturalidad, y los
“pueblos transplantados” o pueblos inmigrantes europeos tardíos.
Por adaptación al turismo, estos
“pueblos testigos” recrean su identidad y su espacio por medio de la
auto-presentación a otros grupos
humanos y de la conversión de su
espacio en una especie de zoológico
humano indigenizado.
Este turismo convierte sitios
indígenas en localidades turísticas,
que abren una ventana para ver su
identidad. De esta forma, se convierte en una estrategia de re-invención de la identidad, que representa
un capital potencialmente activable. Al mismo tiempo, contribuye
a la creación de nuevos sentidos
del lugar, en un tiempo de recolonización global-local. Así, la etnicidad reconstruida para los turistas
mercantiliza la cultura y transfiere
las localidades para el mercado
global, aunque sea a costa de perder privacidad y experimentar un
sentimiento de invasión y amenaza
(MacCannell, 1992).
El turista piensa que con el
dinero se puede llegar a visitar
todo, pero, como reacción, algunos habitantes locales sacralizan
espacios y crean límites de acceso
para aquel; aunque algunos pueblos indígenas defienden el “espacio privado” frente al turismo y
los turistas (Boissevain, 2005).
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APORTES
(Donaire, 1998) nace por la crisis,
la homogenización y uniformización de los destinos turísticos. Por
ello, la oferta se empieza a singularizar y diferenciar, creándose productos específicos para segmentos
específicos de turistas. Los turistas
de más edad pueden tener más interés en las palabras, mientras que los
jóvenes en imágenes e información
virtual; unos pueden querer primero comer y luego ver el sitio de
interés cultural; unos quieren ver el
sitio siguiendo las rutas turísticas
convencionales, en tanto que otros
quieren “descubrirlo” o perderse
en él. En este modelo posfordista,
se entiende mejor la valoración
del patrimonio cultural, la festivalización de eventos, la nueva ética
turístico-ecológica, el turismo de
trabajo (ej.: turismo de congresos,
científicos y otros).
La nueva demanda convierte
cualquier espacio en un potencial
espacio turístico, y en cualquier
tema en “turistizable” (Donaire,
1998). Por lo tanto, en este modelo posfordista se puede entender mejor la demanda de turismo
étnico, cultural.
El turismo étnico (Oakes,
2000) en América Latina tiene
como objeto de producción y consumo, lo que Darcy Ribeiro (1977)
define como “pueblos testigos”, es
decir, los pueblos indígenas con los
cuales habían contactado los europeos y que han ido recreando su
Para eso, intentan mostrar al turista solo los “espacios colectivos”.
De esta manera, el turista promueve el autoconocimiento, el orgullo,
la solidaridad y la autoconfianza de los residentes locales frente
a los visitantes.
Por un lado, el turismo puede
estimular la identidad étnica y local. Y, por otro lado, implica un
riesgo de pérdida de la privacidad
y puede favorecer el “intrusismo”,
lo que transforma a dichos pueblos
en museos vivientes degradantes,
abiertos con su cultura en proceso
de “congelamiento”, algo similar
a lo que se planteaba Lévi-Strauss
(1964) con el “buen salvaje”.
Para Boissevain (2005), existen seis estrategias de reacción de
las comunidades tradicionales
frente al turismo:
1.
2.
3.
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4.
5.
6.
una forma de limitar la participación de estos.
El ritual: elabora formas de celebrar la identidad comunitaria
sin turistas. Es una respuesta a
las amenazas que el turismo
lanza a la comunidad local.
La protesta organizada.
Y la agresión violenta como
expresión de hostilidad abierta.
Sea cual sea la reacción local
frente a la visitación, el turismo
acaba por re-significar el espacio
y los sentidos del lugar introduciendo nuevos actores sociales y
reconvirtiendo viejos escenarios en
lugares turísticos (Cardería da Silva, 2004) o palcos de la experiencia
ritual turística.
Impacto sociocultural
del turismo
“Resistencia encubierta”, es
decir, utilizar imágenes estereotipadas que infravaloran,
frenan y engañan a los turistas.
Esta estrategia ayuda a que las
personas que están en una posición subordinada tengan respeto propio.
Esconder aspectos de la cultura local a los turistas, para que
no incomoden.
Rechazar y cerrarse en la privacidad, por ejemplo, cambiando
una actividad que atraía turistas para otra fecha o sitio. Es
El turismo no es el único ni el
más importante agente de transformación (degradación) social y
cultural (Mathieson y Wall, 1990;
Smith, 1992); hay otros como los
medios de comunicación (mediáticos), las emigraciones e inmigraciones, la educación escolar
convencional y la penetración
agro-productiva del monocultivo.
Además, el turismo como agente de cambio social y cultural no
tiene que ser siempre considerado
como algo solo negativo o perjudicial. Este no siempre destruye, ni en
Revista
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Revista
Es lo que se conoce como la
pérdida de la construcción (o desestructuración) indígena, mediante procesos convencionales que
los llevan a convertirse en simples
pueblos rurales, pero carentes del
carácter tradicional.
El turismo posibilita viajar y
participar de culturas diferentes de
las del turista. Reestructura la sociedad de acogida y genera impactos socioculturales que provocan
efectos en los habitantes locales,
en los visitantes y en su sociedad
de origen.
Agustín Santana (1997) distingue entre impacto social e impacto cultural. El impacto social
del turismo está asociado con los
cambios en la estructura social de
las comunidades receptoras, en su
calidad de vida, en las relaciones
sociales, de adaptación y pérdida de
autonomía. Por su parte, el impacto cultural categoriza cambios más
graduales y procesuales, que van
ocurriendo a medida que el turismo
se desarrolla, tales como la aculturación turística y los cambios en las
normas, en la cultura material y los
patrones culturales.
La literatura antropológica es
generalmente negativa en cuanto a
los impactos del turismo, pues enfatiza en la intromisión de un sistema cultural externo y fuerte en
otro más débil, la destrucción de
aspectos culturales y la homogenización cultural. Sin embargo, esta
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APORTES
todos sus aspectos, las tradiciones
indígenas, sino que las re-inventa.
Del mismo modo, no solo afecta a
los pueblos hospederos de turistas,
sino también a los propios turistas.
Estos cambios no son lineales y no
son de afuera para adentro, sino
que obedecen a complejas relaciones dialécticas en que los pueblos
indígenas no son pasivos, sino activos agentes de debate con el turismo (Pereiro e Inawinapi, 2007).
Para empezar, es necesario
preguntarse: ¿cuál es el precio que
pagan los pueblos indígenas por
el turismo?, ¿cuáles son los beneficios reales?, ¿son los intereses de
tales pueblos respetados y tenidos
en cuenta? La situación de muchos
pueblos indígenas y su relación con
la actividad turística no ha sido ni
es fácil. Los ejemplos en algunas
zonas del mundo muestran que
muchos son expulsados de sus territorios, generándose una degradación de la vida social y cultural.
El resultado ha sido evidente: la
migración a los centros urbanos;
la comercialización de la cultura
como una mercancía más; la contaminación de los ecosistemas y la
amenaza de la biodiversidad, debido a la invasión sin control de visitantes; la producción de desechos o
basura resultado de la actividad turística; el abandono de actividades
tradicionales como la agricultura,
pesca y caza, en nombre del turismo y otros.
visión se ve matizada últimamente
(Boissevain, 2005), debido a nuevos
descubrimientos sobre la complejidad del turismo y sus impactos.
Algunos ejemplos de ello se
manifiestan en (Pereiro e Inawinapi, 2007):
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
64
8.
“Estereotipación” de la cultura
local ante los visitantes.
Biopiratería “científica”
El primer y más evidente impacto sociocultural del turismo consiste en el aumento de
las relaciones interculturales y
sus intercambios. El turismo
permite conocer gente de todo
el mundo.
Aumento de ingresos económicos familiares y locales, de
forma desigual.
La actividad económica central
pasa a ser la de servicios: venta
de artesanía y transformación
de sus significados.
Abandono de otras actividades económicas básicas
tradicionales.
El turismo ha afectado las estructuras organizativas de los
pueblos, generando cambios
en la estructura políticoadministrativas locales y rivalidades interlocales por la
distribución de los beneficios
del turismo.
Nuevos productos v modelos
de consumo importados. El
consumo ha sido muy influido
por el turismo.
Nuevas oportunidades de empleo y mejora en ingresos.
El tema del acceso a los recursos genéticos y bioquímicos, así
como la distribución justa y equitativa de sus beneficios derivados, va
de la mano con el tema de bioprospección o biopiratería.
La mal llamada bioprospección, que no es otra cosa que la
biopiratería, es la exploración de la
diversidad biológica y del conocimiento tradicional asociado, para
facilitar la selección y extracción de
recursos genéticos y bioquímicos
que puedan resultar en productos
comerciales, sin tomar en cuenta
los intereses y necesidades de los
pueblos indígenas. Además, son los
procesos de extracción legal/ilegal
de recursos genéticos y biológicos
que se han producido milenariamente y todavía se llevan a cabo,
sin la aprobación de las comunidades propietarias legítimas de esta
información y que conducen al
monopolio sobre la propiedad intelectual por parte de las transnacionales farmacéuticas.
Uno de sus mejores ejemplos
es la biopiratería, nombre real del
saqueo o práctica mediante la cual
investigadores o empresas transnacionales usan ilegalmente la biodiversidad de países en desarrollo
y los conocimientos colectivos de
Revista
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Revista
conocimiento indígena vinculado.
Además, los patrones de producción y consumo de los países industrializados, causan destrucción y
violación de derechos fundamentales y colectivos en los países del Sur.
Las industrias con necesidad
de zonas de biodiversidad, como
la farmacéutica, tienen un futuro
prometedor a cambio de una insignificante aportación a los indígenas por servicios de información
de su ancestral sabiduría. Los mercados verdes generan ganancias a
través de estrategias como las del
comercio justo, que ponen en los
mercados occidentales una variedad de productos exóticos. La comercialización de las tradiciones
mediante los denominados eco y
etno-turismo se ha insertado en
las comunidades. Por eso, el intento de organismos como el BM o
el FMI, que ven lo indígena como
potencial económico en un marco
de desarrollo sostenible impuesto
siempre desde fuera. Comparten la
cosificación de su territorio y tradiciones, al percibirlos sólo con parámetros económico-productivos
(Ulloa, 2004).
A diferencia del funcionamiento de la lógica moderna (mercadocéntrica), que se basa en la
exclusión de los contrarios y en el
dominio técnico-instrumental de
la naturaleza y la sociedad misma, existe en los pueblos indígenas
una tendencia permanente hacia la
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APORTES
pueblos indígenas o campesinos,
para patentar productos y servicios
que se explotan sin la autorización
de sus creadores.
La biopiratería es una práctica
mediante la cual investigadores o
empresas utilizan (i)legalmente la
biodiversidad de países en desarrollo y los conocimientos colectivos
de pueblos indígenas o campesinos,
para elaborar productos y brindar
servicios sin la autorización de
sus creadores o innovadores y así,
comercializar los conocimientos
tradicionales indígenas, sin su consentimiento o aceptación (Martínez, 2010).
Estos conocimientos sobre
el uso de la biodiversidad e incluso las propias especies biológicas
han sido patentados, por diversas
transnacionales, como propiedad
industrial. La biopiratería es la
privatización de los recursos biológicos y su conocimiento asociado
mediante sistemas de propiedad intelectual. En esta las corporaciones
farmacéuticas, alimentarias, cosméticas, dietéticas, biotecnológicas, de investigación de materiales
biológicos de aplicación industrial,
extractivas o de explotación intensiva de bienes naturales; así como
las industrias turísticas, de transferencia tecnológica, de investigación académica, jurídicas, médicas,
geográficas, de la información y del
entretenimiento y otras, pretenden
apropiarse de la biodiversidad y del
búsqueda del principio de respeto
por el ciclo de regeneración del ecosistema entre los seres humanos y
entre estos y el mundo circundante.
cultural para construir su futuro,
debe aprovechar las enseñanzas de
su experiencia histórica, los recursos reales y potenciales propios de
su cultura, valores y aspiraciones.
Control local del turismo
La explotación de toda actividad turística y sus modalidades en
algún territorio indígena debe reservarse y estar bajo control de los
propios indígenas, pues de esta manera podrán ejercer un control sobre los impactos del turismo en sus
pueblos (Tourism Concern, 1998).
Lo correcto es que este proceso de control y regulación de las
propias comunidades locales, evite
algún impacto negativo sobre su
contexto sociocultural y natural,
que permita comprender mejor
el turismo como agente y proceso
de cambios. Estos cambios no son
lineales y no son de afuera para
dentro, sino que obedecen a complejas relaciones dialécticas en las
cuales los indígenas no son pasivos, sino sujetos activos de debate
con el turismo.
“La presencia de elementos
culturales de origen externo, no indica por sí misma debilitamiento ni
pérdida de autenticidad de las culturas locales. El problema está en
quienes ejercen el control sobre esos
rasgos. Es decir, es necesario determinar si la matriz cultural es propia
o ajena” (Bonfil, 1982). Para que
un pueblo tenga el control social y
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Revista
CUADRO 1
Toma de decisión
RECURSOS
(control)
DECISIONES
Interna
Externa
Interno
Cultura
autónoma
Cultura
enajenada
Externo
Cultura
apropiada
Cultura
impuesta
Bonfil, 1982.
El control cultural se entiende
como la capacidad social de decisión local sobre los ecosistemas;
sobre todos aquellos componentes
de una cultura que deben ponerse
en juego para identificar las necesidades, problemas y aspiraciones de
la propia sociedad e intentar satisfacerlas, resolverlas y cumplirlas.
El control cultural del turismo,
como fenómeno social, es un proceso, y no una situación estática; se
halla dentro de un momento histórico, pero a partir de una dimensión
política (capacidad de decisión interna), donde el desarrollo endógeno pretende mantener la capacidad
de decisión del propio grupo social
y cultural, tanto sobre sus recursos
propios, como sobre los recursos
ajenos, de los que se apropia. El
problema queda a nivel político,
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1.
2.
Aumenta la capacidad de decisión sobre los recursos (tierra,
conocimiento, historia, tecnología), fortaleciendo las formas
de organización, que permiten
el control cultural local; esto
incide en el enriquecimiento de
la cultura autónoma.
Acrecienta la disponibilidad
de recursos externos bajo control local: nuevas tecnologías,
habilidades y conocimientos,
formas de organización productiva y administrativa.
El control puede ser total o
parcial, directo o indirecto, absoluto o relativo, en referencia a cualquier acción cultural política. Lo
importante es que las relaciones entre estos ámbitos de la cultura y lo
social sean relaciones de poder. El
incremento actual de la cultura impuesta externamente y enajenada
en muchos pueblos rurales, no es
el resultado de una confrontación
entre elementos culturales, como
se pretende hacer aparecer, sino la
imposición del modelo convencional dominante histórico, que está
en proceso de decadencia, ante la
imposibilidad de resolver asuntos
tan delicados como la pobreza, la
exclusión y la contaminación ambiental misma a escala planetaria.
Revista
Se abandonan los cultivos tradicionales y la autonomía alimentaria (cultura autónoma, donde
ejercen decisiones propias, basadas
en conocimientos, habilidades tecnológicas, formas de organización,
hábitos de trabajo y consumo,
creencias y valores tradicionales)
por cultivos comerciales, que implican una cultura impuesta, donde
los recursos (semillas, créditos, tecnología) no están bajo el control de
la comunidad.
El control de los ecosistemas
y el fortalecimiento de la cultura
autónoma pasan por la restitución
y garantía de los territorios históricos, culturales. Hablar de reconocimiento político, es hablar de
autogestión. La capacidad para la
autogestión está relacionada, con
formas propias de organización
social que funcionen dentro de la
comunidad local.
El desarrollo de formas de organización propias, tradicionales,
no significa rechazar la innovación,
ni privilegiar las formas tradicionales, como las únicas válidas o
permanentes. Para ello, deben surgir elementos, a partir de su propia cultura, en el conocimiento de
su verdadera historia, valorando
sus propios recursos y adquiriendo conocimientos de los que estos
pueblos puedan apropiarse. Así, el
desarrollo endógeno sería la capacidad autónoma de una sociedad culturalmente diferenciada para guiar
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APORTES
pues es un asunto de capacidad
autónoma de decisión, que plantea
dos aspectos (Bonfil, 1982):
su propio destino. Esta capacidad
autónoma solo puede alcanzarse
si estas sociedades locales constituyen unidades políticas con posibilidad real de autodeterminación, de
gobernarse, de tomar sus propias
decisiones. La autodeterminación
implica una forma de organización
del poder, significa la constitución
del grupo local como unidad político-administrativa, con autoridad
sobre su territorio y con capacidades de decisión en todos los ámbitos de su desarrollo interno.
El desarrollo debe ser un asunto interno de cada pueblo y comunidad. La función del Estado no
consiste en definir este ni llevarlo
a cabo, sino en contribuir a crear
las condiciones que lo hagan posible. Para ello, se debe transformar
radicalmente el contexto social,
económico, político e ideológico de
la sociedad nacional, que impide
el florecimiento y desarrollo de los
pueblos locales (Mires, 1990).
En la actualidad, algunas voces defienden la potenciación del
modelo eco-turístico en las áreas
indígenas: ríos, selvas, rituales,
danzas y otros.
Algunos de los puntos más centrales de la comunicación son los
siguientes:
2.
3.
4.
5.
y definido políticamente por
los propios pueblos indígenas.
Los aspectos metodológicos:
trabajo de campo en equipo,
observación intensiva y extensiva por todo el territorio
indígena.
La co-investigación antropológica con los propios indígenas.
Una
etnografía
reflexiva
sobre el sistema turístico
para cambiar los sistemas
socioculturales.
La reflexión crítica sobre los
impactos del sistema turístico,
su resistencia y su alerta para
la creación de modelos de turismo alternativos.
Resumen
1.
La propuesta de descripción e
interpretación de un modelo de
desarrollo turístico controlado
La historia del turismo en algunos pueblos indígenas es una historia de luchas y resistencia. Esta
lucha se ve en la toma del control
del proceso de desarrollo turístico,
diciendo no al turismo de masas y
sí al desarrollo de un turismo más
artesano, pausado.
El turismo ha posibilitado
mayor visibilidad nacional e internacional para algunos pueblos
indígenas, pero sus impactos han
generado efectos sobre el ambiente y las estructuras sociales que están redefiniendo su espacio como
un espacio local y posicionando a
los indígenas y sus territorios en
el mercado turístico global. Los
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Revista
Año XI, N.º 24: 57-70, Julio-Diciembre 2012
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69
APORTES
efectos considerados negativos intentan ser paliados y controlados
por los propios indígenas, algo que
redefinirá nuevamente los sentidos
del lugar y que presentará este con
un nuevo traje.
El turismo representa una
historia de confrontaciones, desencuentros y conflictos entre los
pueblos indígenas y no-indígenas,
pero también entre los indígenas
mismos. Implica riesgos de aculturación y transculturación para los
propios pueblos locales, sin ignorar
los relacionados con impactos físicos y ambientales. Desde el punto de vista económico, representa
un riesgo de dependencia económica, pero al mismo tiempo una
oportunidad y una estrategia de
reproducción para los pueblos indígenas mismos.
El turismo se ha presentado
como una actividad que puede resolver algunos problemas de desarrollo entre los pueblos indígenas.
Sin embargo, se ha convertido en
una estrategia para redituarse en
la compleja trama de la interculturalidad contemporánea. De esta
forma, lo considerado “tradicional”, “indígena” o “étnico” es resignificado, reconceptualizado y
refuncionalizado desde lo moderno
para responder a las necesidades
económicas, culturales, políticas e
ideológicas de las sociedades occidentales, en las actuales relaciones
local-global.
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Año XI, N.º 24: 57-70, Julio-Diciembre 2012