S I LV I A C O N G O S T
autoestima
automática
Cree en ti y alcanza tus metas
Silvia Congost
Autoestima automática
Cree en ti y alcanza tus metas
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación
a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio,
sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos,
sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos
mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual
(Art. 270 y siguientes del Código Penal).
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar
o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través
de la web www.conlicencia.com o por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.
Primera edición: febrero de 2015
© Silvia Congost Provensal, 2015
© Editorial Planeta, S. A., 2015
Avda. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (España)
www.zenitheditorial.com
www.planetadelibros.com
ISBN: 978-84-08-13667-5
Depósito legal: B. 77 - 2015
Fotocomposición: Víctor Igual
Impresión y encuadernación: Huertas Industrias gRáficas S. A.
Impreso en España – Printed in Spain
El papel utilizado para la impresión de este libro es cien por cien libre de
cloro y está calificado como papel ecológico.
sumario
Agradecimientos
Prólogo: Ana Simó
Introducción
Test de autoestima
9
11
13
21
PRIMERA PARTE. SABER QUÉ ES LA AUTOESTIMA
1. ¿Qué es la autoestima?
25
Sentirnos capaces
28
Los demás son más capaces / mejores que yo...
30
Sentirnos valiosos
33
¿Me cuido a mí mismo? (autoimagen)
33
Nadie es más que nadie
37
Resiliencia
41
2. ¿Cómo se construye la autoestima?
53
Infancia: libro en blanco y creencias
54
Adolescencia
65
¿Cómo podemos saber si un adolescente tiene la
autoestima baja?
66
Pautas básicas para ayudar a un adolescente
a reforzar su autoestima
70
3. ¿Qué ocurre cuando tenemos una baja autoestima?
79
Celos
79
Perder oportunidades
87
Dependencia emocional
93
Aislarnos de los demás
99
7
Agresividad
Maltrato psicológico / físico
Consecuencias finales de la baja autoestima
102
108
110
SEGUNDA PARTE. AUTOESTIMA AUTOMÁTICA
4. Recuperar tu autoestima
123
Empezando el camino
124
Tomar conciencia (despertar)
124
Aceptarnos / querernos por ser como somos.
Potenciar el agradecimiento y dejar de
rechazarnos, de quejarnos y de quedar atascados
132
en el victimismo
El niño interior
136
¿Qué significa aceptarle por ser así?
137
La gratitud
143
Definiendo el rumbo
148
Tener objetivos y propósitos
148
¿Cómo definir nuestros objetivos y propósitos?
149
¿Sueños u objetivos?
149
Avanzando en el camino
160
Pasar a la acción. Responsabilizarnos
160
Teoría del PEC y la importancia
164
del pensamiento positivo...
Aprender a decir «NO». Asertividad
177
Técnica del sándwich
181
Ascenso final hacia la cima
182
Incorporar las claves anteriores a nuestro día a día
182
5. Claves finales para una autoestima automática
191
Acciones clave para tener presentes en tu día a día
193
y mantener una autoestima automática
6. Autoestima automática con ayuda profesional
203
¿Qué tipo de ayuda profesional necesito para
203
mejorar mi autoestima?
Terapia individual
204
Grupos de autoestima. Trabajar la autoestima
205
en terapia grupal
8
1
¿qué es la autoestima?
Me gustaría que leyeras con atención este fantástico frag
mento del guion de la película Rocky VI, en el que el prota
gonista, Rocky, le dice a su hijo unas palabras de inmenso
valor:
No te lo vas a creer pero un día cabías en la palma de mi mano.
Te levantaba y le decía a tu madre: «Este chico va a ser el mejor
del mundo, este chico va a ser mejor de lo que nadie se imagina».
Y fuiste creciendo cada vez más estupendo, era fantástico po
der observarte, un privilegio, y cuando te llegó el momento de
hacerte un hombre y enfrentarte al mundo, lo hiciste. Pero en
algún punto del trayecto cambiaste, dejaste de ser tú. Permitis
te que te señalaran y que te dijeran que no sirves, y cuando
empeoró todo buscaste a quien echarle la culpa, a una sombra
alargada. Voy a decirte algo que tú ya sabes, el mundo no es
todo alegría y color. Es un lugar terrible y por muy duro que
seas es capaz de arrodillarte a golpes y tenerte sometido per
manentemente si no se lo impides. Ni tú ni yo ni nadie golpea
más fuerte que la vida, pero no importa lo fuerte que golpeas
sino lo fuerte que pueden golpearte. Y lo aguantas mientras
avanzas, hay que soportar sin dejar de avanzar, así es como se
gana. Si tú sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces.
Pero tendrás que soportar los golpes y no puedes estar dicien
do que no estás donde querías estar por culpa de él o ella o de
25
nadie. Eso lo hacen los cobardes y tú no eres un cobarde, tú
eres capaz de todo. Yo te querré en cualquier situación, pase lo
que pase, eres mi hijo y llevas mi sangre, tú eres lo mejor de mi
vida. Pero hasta que no empieces a creer en ti mismo no ten
drás tu vida propia.
Es un mensaje sublime. Define a la perfección lo que ha
cemos la mayoría de los seres humanos. Nacemos con un
potencial enorme y con nuestras experiencias, las dificulta
des y los golpes que nos va dando la vida, poco a poco vamos
perdiendo la fe, dejamos de creer en nosotros, nos olvidamos
de nuestro alto nivel de capacidades y nos repetimos una y
otra vez lo inútiles, incapaces, débiles y poco importantes
que somos. Nos lo repetimos en tantas ocasiones que al final
acabamos completamente convencidos de ello. Por muchos
éxitos que acumulemos y por mucho que logremos, nada es
suficiente y seguiremos pensando que no valemos y que
cualquier otro es mejor. Llegamos a lastimarnos y menos
preciarnos de una manera que jamás imaginaríamos. Pero lo
hacemos.
En mi opinión, estas palabras no tienen desperdicio algu
no, pero si tuviera que quedarme con una frase, sin ninguna
duda sería la siguiente:
«Si tú sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces».
Nuestra autoestima es una experiencia subjetiva que nos
condiciona a la hora de enfrentarnos con nuestro entorno. Y
lo hace porque interfiere directamente en nuestra relación
con las demás personas y con aquellos retos u objetivos que
nos vayamos marcando. En efecto, condiciona nuestras elec
ciones, nuestros límites, la manera como tratamos al prójimo
y condiciona también la ambición que tendremos a la hora de
plantearnos nuevas metas y propósitos.
Cuando nuestra autoestima es fuerte, todo lo vivimos
mejor. Nos sentimos más a gusto, disfrutamos más de lo po
26
sitivo de nuestra vida y no nos paralizan los retos o los cam
bios inesperados y dificultades que el día a día nos ponga en
el camino.
Por el contrario, cuando no tenemos una buena autoesti
ma, todo se vuelve gris y nuestra ruta se transforma en una
dificultosa y muy inclinada cuesta. Aparecen las dudas, las
inseguridades, los miedos, las comparaciones, los sentimien
tos de inferioridad y todos esos fantasmas que nos bloquean,
nos paralizan o nos llevan a acabar renunciando a nuestros
sueños más profundos y deseados. Si reflexionamos un poco
podemos percatarnos de que la mayoría de las dificultades
con las que nos encontramos habitualmente (siempre que no
se trate de un caso de enfermedad mental) tienen su origen en
una autoestima deficiente. Pensemos en los casos de ansie
dad, en la depresión, el miedo al rechazo o al reconocimien
to, los malos tratos, los problemas laborales, sexuales o emo
cionales o los suicidios. Todo pasa por la autoestima y todo
empieza y acaba en ella. Hace ya muchos años que lo tene
mos claro, aunque por alguna razón sigue siendo el problema
más habitual y el principal motivo de infelicidad en los seres
humanos.
Fue en la década de los ochenta cuando el término «auto
estima» se hizo claramente popular. Empezaron a salir libros
y profesionales que hablaban de la función que esta desem
peña en nuestras vidas. Inicialmente se consideraba primor
dial hacer comprender a la gente la importancia que tiene
nuestra autoestima para nosotros. Más tarde, lo importante
sería, y sigue siendo, evitar que este tema se vuelva trivial y
cansino. Si esto sucede, dejaremos de ser conscientes de lo
importantes que somos. Por tanto, esperemos que no suceda.
Entonces, ¿qué es la autoestima?
He leído muchísimos libros que tratan sobre el tema y, a
decir verdad, la mayoría de ellos explican exactamente lo
mismo. Y es que, al final, por más vueltas que queramos dar
le, la autoestima es lo que es. La diferencia entre unos libros
y otros estriba, en mi opinión, en la forma de exponer el tema
27
y las herramientas que nos aportan para que podamos hacer
un trabajo personal. Lo importante es que el mensaje sea fácil
para comprender qué es y, por otro lado, que nos proporcio
ne el cómo conseguir los cambios que necesitemos. Algu
nos de estos libros son especialmente amenos e interesantes,
pero de todos los autores que han pasado por mis manos, me
quedo sin ninguna duda con uno: Nathaniel Branden. Mi
manera de comprender la autoestima, así como mi manera de
trabajar con ella para fortalecerla, están muy influenciadas
por este reconocido psicólogo.
Branden explica que la autoestima se forma a partir de
dos pilares principales:
• Sentirnos capaces
• Sentirnos valiosos
Son dos ingredientes indispensables para que podamos
construir un autoconcepto positivo o para que podamos re
cuperarlo (en caso de que lo hubiéramos tenido anterior
mente pero que haya empeorado a causa de alguna experien
cia negativa). Dicho de otro modo, la opinión que tendremos
sobre nosotros mismos dependerá de lo capaces y valiosos
que nos sintamos en nuestra vida.
En función de cómo se vea y se sienta una persona consi
go misma en cada momento, se va a relacionar con los demás
y con los acontecimientos de una manera u otra.
A continuación, vamos a ver cada uno de estos dos pilares.
Sentirnos capaces
Podríamos decir que tener una buena autoestima es sentir
que tengo las capacidades y el potencial necesarios para:
• Superar con éxito las diicultades y los cambios con
los que la vida me vaya sorprendiendo, ser capaz de
28
seguir adelante a pesar de ellos y no quedarme en el
camino.
• Conseguir los objetivos, deseos y retos que me vaya
marcando. Sentir que soy capaz de llegar a cumplir
mis sueños más deseados, siempre que estos sean rea
listas y dentro de mis capacidades reales. Sentir que
tengo el potencial y la capacidad para aprender, for
marme, relacionarme, mejorar o cambiar todo aquello
que sea necesario para llegar a mis objetivos.
Son muchas las personas que se comparan con otras a ni
vel psicológico. Se sienten menos inteligentes, menos prepa
radas, menos capaces y con menos posibilidades, menospre
ciando así su enorme potencial y capacidad intelectual. No
dan importancia al hecho de poseer un cerebro: un órgano
potentísimo que, utilizado correctamente, puede llevarles
mucho más lejos de lo que jamás han imaginado.
Son muchas las personas (principalmente mujeres) con
problemas de autoimagen, debido a que consideran que no
encajan con lo que a los demás les gusta o con los cánones de
belleza del momento, esto es, con las características en rela
ción con el peso, la altura... que la sociedad considera con
vencionalmente hermosas. Estamos muy condicionados por
esas creencias y esos cánones, hasta tal punto que a día de
hoy sigue siendo altísimo el porcentaje de personas que, por
tener unas características físicas concretas, ya dan por su
puesto que no serán capaces de conseguir determinados ob
jetivos.
Cuando analizamos el concepto que cada uno tenemos de
nosotros mismos —cómo nos vemos a nivel físico y psicoló
gico, cuáles son nuestras cualidades y nuestros defectos—
llega el momento del veredicto final, el momento en el que
sacamos conclusiones y decidimos cómo somos. Esas con
clusiones a las que llegamos son, de entrada, indiscutibles
para nosotros, pero lo peor es que la mayoría de las veces
están exclusivamente centradas en aquello negativo y limi
29
tante. Debido a cómo nos educan y a cómo vemos que fun
ciona la gente a nuestro alrededor, tenemos mucha más faci
lidad para detectar y centrar nuestra atención en todo aquello
que no nos gusta, aquello en lo que fallamos y que nos hace
inferiores, y no damos la más mínima importancia a nuestras
muchísimas cualidades, a todo aquello en lo que somos muy
buenos, aquello que se nos da realmente bien y que nos hace
especiales y valiosos. Tenemos una gran facilidad para detec
tar lo negativo y una curiosa manera de autolesionarnos psi
cológicamente cada vez que nos repetimos lo poco que so
mos sin reconocer todo nuestro potencial.
Los demás son más capaces / mejores que yo...
Sucede a menudo que nos gustaría hacer cosas —emprender
un proyecto, conocer a alguien, aprender un idioma o conse
guir un trabajo determinado— pero no damos ni un solo
paso hacia esa dirección, porque tenemos claro (en nuestra
mente) que no vamos a conseguirlo. Y seguro que habrá al
guien que dirá «Bueno, claro, es que no todo el mundo tiene
facilidad para los idiomas, o las capacidades necesarias para
emprender un negocio o los conocimientos para conseguir
según qué trabajo...»: es evidente que no todo el mundo par
te de tenerlo todo a punto, pero también es indiscutible que
si nos quedamos con eso, nadie saldrá de donde está.
La mayoría de las veces nos aferramos a la idea de que eso
que deseamos está muy lejos y a que, como no sabemos ni
por dónde empezar, es mejor quedarnos donde estamos y
con lo que tenemos (aunque no encaje con lo que deseamos
de verdad) que emprender ese viaje que no sabemos adónde
nos va a llevar.
Emprender ese viaje o no depende de cada uno. Ahora
bien, decidir que uno no es capaz ni siquiera de intentarlo es
lícito siempre que después no se queje del camino que ha
elegido, ni se sienta aprisionado bajo la piel de un ser amar
30
gado, frustrado e infeliz. Y dicho sea de paso, eso es justo lo
que acostumbra a suceder.
A mí, hacer esto me parece de lo más triste y desolador.
Rendirnos sin ni siquiera intentarlo, o a veces porque lo
hemos intentado y por no haberlo conseguido a la primera
ya tiramos la toalla, me parece, más que triste, frustrante: si
en lugar de rendirnos tuviéramos conciencia de cuál es nues
tro potencial y nuestras capacidades, podríamos conseguir
muchos de esos objetivos.
También está claro que a pesar de que todos partimos de
un potencial y unas capacidades que nos vienen dados por
nuestra especie, entre nosotros también hay diferencias.
Cada uno contamos con unos dones y unos talentos determi
nados que nos son innatos, y ello hará que tengamos mayor
facilidad o no para conseguir ciertas cosas. Veamos el si
guiente ejemplo:
Imagina que yo tengo el mismo objetivo que Laura: conseguir
trabajo en una firma de moda internacional, cuya central está
en Milán. Si echo un vistazo a su currículum y compruebo que
tiene la formación idónea para uno de los puestos que ofrece
esa empresa y que, además, habla italiano a la perfección por
que su padre es siciliano, y luego me observo a mí, que de ita
liano solo se decir Ciao y O sole mio y que justo acabo de
empezar el máster que se requiere para poder acceder a un
puesto semejante, piense que jamás conseguiré entrar en la em
presa. Y si también constato que a Laura, en general, los idio
mas se le dan muy bien y tiene una gran facilidad para apren
derlos mientras que a mí me cuestan mucho, puede que incluso
llegue a renunciar a mi deseo o que me obligue a olvidarlo. Es
una pena.
Tengo la capacidad para aprender el idioma que quiera y
para acabar ese máster, si de verdad lo deseo y si sigo focalizán
dome en mi objetivo: entrar a trabajar en esa empresa. Puede
que Laura parta de un punto en el que tiene ya más camino
hecho, puede que a ella le sea más fácil sumar requisitos porque
se le da bien y lo disfruta, pero eso no quiere decir que yo no
31
pueda conseguirlo. Tal vez tarde más, tal vez tenga que dar más
pasos que ella para llegar al mismo sitio, pero eso no significa
que no pueda llegar. Si lo deseo, llegaré. Solo tengo que copiar
sus pasos, analizarla y hacer lo que ella ha hecho o lo que haga
falta para acercarme a su nivel de preparación. Y aunque final
mente no llegue, después de esforzarme tanto e implicarme al
máximo, de lo que no hay duda es que me habré acercado mu
cho más a mi objetivo de lo que lo habría hecho sin ni siquiera
intentarlo. Y es muy probable que ese acercamiento haga que
se abran muchas otras puertas para mí, puertas que igual ni me
habría imaginado que estaban allí.
También es importante dejar claro que tener una buena
autoestima no significa ausencia total de miedos. El miedo
siempre está y es necesario porque nos ayuda a evaluar si
aquella decisión que queremos tomar pone en peligro nues
tra integridad física, económica, psicológica o emocional. El
miedo es bueno y debería estar siempre. El problema llega
cuando una vez evaluada la situación, nos damos cuenta de
que no hay un peligro real y, aun así, seguimos sintiendo que
ese miedo nos bloquea, nos paraliza y nos impide seguir ade
lante con nuestro objetivo. Cuando ese miedo no nos deja
avanzar, es porque nuestra autoestima está dañada y no es lo
suficientemente fuerte. Eso significa que nos sentimos inse
guros y no tenemos claro que seamos capaces de afrontar las
dificultades que puedan venir después de empezar a mover
nos hacia donde habíamos planificado. No confiamos en no
sotros ni en nuestro potencial.
La consecuencia de todo ello es que no daremos ningu
no de los pasos previstos y deseados para conseguir nuestro
propósito, lo cual nos llevará a sentirnos fracasados, perezo
sos, inútiles e incapaces y, por último, nos confirmará lo que
de entrada ya augurábamos: que no estamos preparados.
Todo falso, todo erróneo, todo inventado y creado por
nuestra mente... pero así lo creemos, así lo sentimos y así lo
confirmamos con nuestros actos.
32
Sentirnos valiosos
Sentirse valioso significa sentir que merecemos conseguir
aquello que deseamos, que merecemos que nos pasen cosas
buenas, que somos dignos, que tenemos unas necesidades y
debemos expresarlas, que tenemos derecho a mostrarnos tal
como somos y, en consecuencia, a ser felices.
Y es que ser conscientes de lo que valemos es, en definitiva,
una manera de respetarnos. Se trata de estar muy convencidos
de nuestra valía personal, tener claro que merecemos vivir,
que nos pasen cosas buenas y ser felices. Con ello, podremos
sentir también que somos dignos de recibir amor y ser amados
y podremos rodearnos de personas que nos traten bien.
Hay que tener en cuenta que:
• Si una persona se considera valiosa y se respeta a sí
misma, eso implica que también respetará a los demás
y, en consecuencia, con su forma de actuar y mostrar
se hará que los otros la respeten a ella.
• Si uno no se respeta a sí mismo, eso hará que proba
blemente adopte conductas poco respetuosas hacia los
demás, mostrando claras diicultades para aceptar las
diferencias. De resultas, esa persona será difícilmente
respetada por los demás.
• Si uno quiere aumentar su nivel de autorrespeto, antes
que nada debe conectar con sus propias creencias de
valía personal y con la importancia que tiene como ser
humano. Solo entonces logrará respetarse más y que
las otras personas también le traten con más respeto.
¿Me cuido a mí mismo? (autoimagen)
Uno de los factores determinantes a la hora de construir una
buena autoestima y sentirnos valiosos es tener una visión po
sitiva de nuestra autoimagen.
33
¿Cuál es la imagen que tengo de mí mismo? ¿Me gusta lo
que veo cuando me miro al espejo? ¿Qué pensamientos se
activan en mi mente cuando me observo? ¿Qué pienso de
mí? ¿Qué me digo? ¿Qué opino de lo que veo?
Nuestro cuerpo es el envoltorio de lo que somos, es nues
tro vehículo y debemos cuidarlo en todos los sentidos. No
podemos modificar nuestras facciones (bueno, hoy en día
con la cirugía hay personas que realmente las modifican, pero
ese es otro tema), no podemos cambiar nuestro cuerpo. Si
tengo las caderas anchas, tengo las caderas anchas. Si soy ex
tremadamente delgada y por mucho que coma me cuesta ho
rrores engordar, pues soy delgada. Si con mi peso ideal me
veo más rellenita que otras chicas que tengo como referencia,
pues ese es mi peso ideal y eso es lo que hay. Si soy mucho
más bajo que la mayoría de los chicos, soy más bajo. No pue
do transformar mis características físicas que vienen determi
nadas por mi genética. Soy así y me guste más o me guste
menos, solo tengo dos opciones:
• Aceptarme (ya que no es algo que dependa de mí y
no puedo hacer nada para cambiarlo). Esto me llevará
a cuidarme e intentar ofrecer la mejor versión de mí
mismo dentro de mis posibilidades. «Aceptación» sig
niica no ir en contra de lo que uno es, signiica abra
zar en vez de rechazar, signiica querer en vez de odiar
y signiica permitir en vez de castrar.
• Negarme a aceptarlo, rechazarme e incluso llegar a
odiarme por no gustarme cómo soy. Esto me llevará a
empezar a tratarme mal, a dejar de cuidarme, a verme
aún peor y elegir conductas que sin duda van a em
peorar esa autoimagen que tengo. Si pierdo el interés
por mí mismo ya no me tendré en cuenta de la manera
que debería hacerlo y, si lo hago, no será para nada
bueno.
34
¡CADA UNO ELIGE! ¿Con cuál te quedas tú? ¿Vas a
aceptarte o a negarte por ser como eres?
Puedo asegurar que la actitud y la conducta de una perso
na que se siente bien consigo misma no tiene nada que ver
con la de aquella que no se acepta o incluso se rechaza por ser
como es. Además, el hecho de no vernos bien o no aceptar
nos afecta al resto de las áreas de nuestra vida.
Debido a la presión social existente y a los cánones de
belleza establecidos, en la actualidad sigue siendo altísimo el
porcentaje de chicas con problemas por desórdenes alimen
tarios motivados porque persiguen sin descanso convertirse
en alguien distinto a quienes son y no pueden percibirse tal
cual son en realidad.
Su no aceptación del propio físico, debido, por supuesto,
a carencias afectivas, a la desaprobación y a la falta de reco
nocimiento por parte de su entorno más próximo las condu
ce a no aceptarse como son y, al no aceptar su cuerpo, dejan
de cuidarlo, de mimarlo, de tratarlo con el máximo cariño y
respeto, como deberían hacer.
Nuestro cuerpo es el vehículo que tenemos para mover
nos por el mundo, para conseguir nuestros deseos y propósi
tos. Deberíamos estarle eternamente agradecidos por su la
bor, ¿no te parece? Deberíamos mantenerlo bien cuidado y
en perfecto estado. Es como quien se compra un coche y,
como lo valora, lo mantiene limpio, lo lleva a revisión cuan
do le toca, al taller cuando observa alguna irregularidad... En
definitiva, intenta mantenerlo en buen estado, principalmen
te porque él va dentro.
Con nuestro cuerpo debería ser igual. Cuando una perso
na tiene una buena autoestima, se acepta tal como es y agra
dece que cada órgano de su cuerpo cumpla tan precisa y per
fectamente su función. Siempre intenta tratarlo bien y
cuidarlo: con una alimentación sana y equilibrada, realizan
do ejercicio físico regularmente, con una higiene adecuada,
visitando al médico en caso de detectar algún síntoma, inten
tando verse bien y ofrecer la mejor versión de sí misma...
35
Cuando no nos aceptamos, normalmente se nota porque
acostumbramos a descuidar nuestro cuerpo. No nos atende
mos, estamos mal y todo nos da igual, tenemos conductas que
son destructivas para él como fumar, beber alcohol, consumir
drogas, tener horarios descontrolados con respecto al sueño
(ir a dormir muy tarde, no levantarnos por la mañana...) o con
respecto a la alimentación (comer mal, comer poco, darnos
atracones, ayunar, provocarnos el vómito...). En muchos ca
sos, incluso, nos autolesionamos (cortes en la piel...).
¿Por qué hacemos eso? ¿Nos lo preguntamos? No. Por lo
general, nuestro principal problema es que no pensamos por
qué hacemos lo que hacemos. No nos han educado para la
autorreflexión y quizá si lo hiciéramos más, dejaríamos antes
ciertas conductas absurdas y que no tienen ningún sentido.
Está claro que actuar de este modo, con conductas auto
destructivas o autolesionándonos, nos llevará a sentirnos aún
peor: si a cualquier persona la tratáramos así no cabe duda de
que se sentiría muy mal, exactamente igual de mal de lo que
deberíamos de sentirnos nosotros cuando nos automaltra
tamos.
Y volvemos al punto de siempre: lo hacemos porque no
somos conscientes de lo importantes y valiosos que somos.
No nos damos cuenta de nuestro potencial, de nuestras capa
cidades innatas por ser seres humanos, y, para más inri, en
estos casos nos rechazamos físicamente. Debemos desper
tar, abrir los ojos, darnos cuenta, tener conciencia de todos
estos aspectos tan y tan importantes.
¿Te imaginas haciéndole esto a otra persona? Imagina
que tenemos a alguien a nuestro cargo y como no nos gusta
su cuerpo o su rostro, empezamos a hincharle a magdalenas,
le hacemos fumar, no le dejamos hacer deporte o incluso le
hacemos cortes en la piel, provocándole así un gran daño...
¿Alguien lo haría? Probablemente estés pensando: «¡No!
¡Por supuesto que no!». Pues bien, no veo la diferencia entre
hacérselo a otra persona y hacértelo a ti mismo. Jamás debe
ríamos tratarnos de ese modo. Tenemos que cuidarnos y, sin
36
ninguna duda, a partir de cuidarnos empezaremos a sentir
nos mejor. Igual que si lo hiciéramos con alguien más.
Personalmente, no deja de sorprenderme la tranquilidad
y naturalidad con las que muchísima gente consume mari
huana de manera habitual. Hoy cada vez hay más estudios
que demuestran las consecuencias devastadoras de su consu
mo moderado a corto y también a largo plazo. Y lo más tris
te es que se está convirtiendo en una de las causas del incre
mento del fracaso escolar entre los adolescentes. A largo
plazo, aumenta el riesgo de adicciones a otras drogas, inten
tos de suicidio y dependencia de los servicios sociales a partir
de los treinta años. También acostumbran a ser muy claros
otros efectos como la falta de concentración, de memoria y
de fluidez verbal y otros más graves pero no menos frecuen
tes como brotes psicóticos o esquizofrenia.
Es muy importante que eduquemos a nuestros hijos des
de la claridad y firmeza de unos valores que les sirvan de
fundamento para distinguir y elegir. Sin medias tintas, po
tenciando el afecto y el reconocimiento por todo lo que ha
cen y por todo lo que son. Si hacemos esto, ellos sabrán don
de y cuando tienen que decir que no.
Nadie es más que nadie
Nadie es más que nadie, todos merecemos ser amados, respe
tados y valorados por ser seres humanos, al margen de nues
tros logros y nuestros errores: lo que importa es lo que
somos.
Te aseguro que nuestra naturaleza no está hecha para te
ner una baja autoestima, sino todo lo contrario. Con nuestro
potencial y nuestras capacidades, estamos preparados para
vivir la vida con confianza y seguridad, para fluir, para cre
cer, para mejorar e ir a por más.
Todo aquel que no encaje con esa actitud es que no fun
ciona de la manera adecuada: parte del mismo punto que
37
los demás, tiene la misma base que cualquier otro ser hu
mano, pero no está utilizando su potencial como debería
hacerlo para sacarse el máximo partido y sentirse mucho
mejor.
También creo que es importante remarcar algo que mu
cha gente me comenta. A veces al hablar de autoestima y de
tener conciencia de lo importantes, valiosos y capaces que
somos, hay quien siente un punto de incomodidad, como si
algo les frenara, y no les acaba de gustar. Muchas personas
me han hecho el siguiente planteamiento: «Pero, Silvia, no
estoy seguro de querer aumentar mi autoestima porque a ver
si ahora me voy a convertir en alguien que se cree más que los
demás o la gente va a pensar que me considero superior a
los demás. No quiero parecer prepotente».
Ante esa preocupación, mi respuesta siempre es la misma:
no estamos hablando de que nadie sea más que nadie. Nada
más lejos de la realidad. Estamos hablando de tomar con
ciencia de que todos tenemos unas capacidades enormes y
que cada uno de nosotros somos igual de importantes y va
liosos que los demás. Nadie es más que nadie, pero tampo
co nadie es menos que nadie. Si lo pensamos bien, ¿qué di
ferencias puede haber entre una persona y otra? ¿Más
carreras? ¿Más dinero en el banco? ¿Un sueldo más alto?
¿Tener un físico que encaje más con lo que marca nuestra
sociedad? ¿Ser más talentoso en unos aspectos determinados?
En verdad todos somos lo mismo y no hay ninguna dife
rencia entre unos y otros. Reforzar nuestra autoestima no
tiene nada que ver con mirar a la gente por encima del hom
bro: se trata de tener claro lo que somos y vivir sintiéndonos
agradecidos y dichosos por ello. Es evidente que tenemos
muchísimos motivos para sentirnos agradecidos de ser hu
manos.
Dicho esto, al reflexionar sobre los dos pilares que hemos
comentado, también nos damos cuenta de que el hecho de
sentirnos o no capaces y valiosos influirá enormemente a la
hora de marcarnos unos objetivos u otros. De entrada, no
38
nos cuestionamos las creencias que tenemos sobre nosotros
mismos, damos por supuesto que son ciertas. Así, en función
de cuál sea el concepto que tenemos de nosotros mismos,
haremos bien poco para afrontar y conseguir según qué retos
o ya ni siquiera pensaremos en ellos: los consideraremos muy
lejanos, inalcanzables.
EJERCICIO: La técnica del modelado
Si en alguna ocasión has tirado la toalla demasiado pronto y
sientes que no vas a conseguirlo mientras otros lo van sabo
reando, te propongo que utilices la técnica del modelado.
Esta consiste en aprender nuevas conductas o alcanzar cier
tos objetivos a base de copiar o imitar la conducta de otras
personas que lo han conseguido. Vamos a verlo con más
detalle.
Cuando quiero lograr algo, las preguntas que debo hacer
me son: ¿Qué hago para conseguirlo? ¿Me fijo en las perso
nas que ya lo han hecho, que ya han llegado allí? ¿Observo
cómo son, qué tienen o qué hacen de especial, de diferente a
mí? ¿Hago esto?
En primer lugar, hay que buscar o pensar en aquellas per
sonas de referencia que hayan alcanzado lo que uno desea.
Está claro que si esas otras personas lo han hecho y yo no,
hay un camino que debo recorrer por mi parte. He de anali
zar qué tienen de diferente, ver si cuentan con algún talento
especial que les ha facilitado la labor o si han logrado su ob
jetivo por determinados rasgos de su personalidad, por una
formación académica concreta...
Se trata de analizarlas al detalle, tanto como podamos
para ver cómo piensan, qué sienten y cómo actúan.
Si las estudiamos en profundidad e intentamos seguir to
dos sus pasos, es probable que lleguemos a conseguir lo mis
mo o, al menos, que nos acerquemos muchísimo más que si
no hubiéramos hecho este ejercicio.
39