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con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC y PROSPER MÉRIMÉE REVISTA DE CONSERVACIÓN NÚM. 3 JULIO 2017 ISSN: 2395-9479 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC y PROSPER MÉRIMÉE SECRETARÍA DE CULTURA María Cristina García Cepeda Secretaria de Cultura Editor Científico Valerie Magar Meurs INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Consejo Editorial Valerie Magar Meurs Renata Schneider Glantz Gabriela Peñuelas Guerrero Diego Prieto Hernández Director General Aída Castilleja González Secretaria Técnica COORDINACIÓN NACIONAL DE CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL Liliana Giorguli Chávez Coordinadora Nacional Thalía Velasco Castelán Directora de Educación para la Conservación Irlanda S. Fragoso Calderas Directora de Conservación e Investigación Emmanuel Lara Barrera Responsable del Área de Investigación Aplicada María Eugenia Rivera Pérez Responsable del Área de Enlace y Comunicación Consejo Asesor-científico Elsa Arroyo Lemus María del Carmen Castro Barrera Ilse Cimadevilla Cervera Adriana Cruz-Lara Silva José de Nordenflicht Ascensión Hernández Martínez Monica Martelli Castaldi Lorete Mattos Thalía Velasco Castelán Diseño Editorial Marcela Mendoza Sánchez Corrección de estilo Alina G. Escobedo López Imagen de portada: EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Ministère de la culture (France) Médiathèque de l´architecture et du patrimoine. Conversaciones... Año 3, Núm. 3, Julio 2017 es una publicación bianual editada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, Secretaría de Cultura. Córboda 45, Colonia Roma, C.P. 06700, Delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México, México. Editor responsable: Valerie Magar Meurs. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo Nº 04-2015-062409382700-203. ISSN: 2395-9479. Ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la versión electrónica: Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural con domicilio en Ex convento de Churubusco, Xicoténcatl y General Anaya s/n, San Diego Churubusco, Del. Coyoacán, C.P. 04120, Ciudad de México. Responsable de la última actualización de este Número: Marcela Mendoza Sánchez, 11 de julio de 2017. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia. ÍNDICE 5 Viollet-le-Duc y Mérimée. Editorial VALERIE MAGAR 11 Instructions pour la conservation, l’entretien et la restauration des édifices diocésains, et particulièrement des cathédrales. Conseils pour la restauration, 1849 EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC ET PROSPER MÉRIMÉE 32 Instrucciones para la conservación, el mantenimiento y la restauración de edificios diocesanos, y en particular de catedrales. Consejos para la restauración, 1849 EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE 52 Restauration EUGÈNE-EMMANUEL VIOLLET-LE-DUC 72 Restauración EUGÈNE-EMMANUEL VIOLLET-LE-DUC 93 Viollet-le-Duc en son temps : quelle audience internationale pour quelle modernité? JEAN-MICHEL LENIAUD 102 Viollet-le-Duc en su tiempo: ¿qué audiencia internacional para cuál modernidad? JEAN-MICHEL LENIAUD 113 Sense and sensibility: Viollet-le-Duc e l’Italia CLAUDIO VARAGNOLI 126 Sense and sensibility: Viollet-le-Duc e Italia CLAUDIO VARAGNOLI 139 Eugène Emmanuel Viollet-le-Duc: una relectura desde México MARÍA DEL CARMEN CASTRO BARRERA 163 Instruction et action. La question de la polychromie d’architecture chez Eugène Emmanuel Viollet-le-Duc ARNAUD TIMBERT 176 Instrucción y acción. La cuestión de la policromía en la arquitectura en Eugène Emmanuel Viollet-le-Duc ARNAUD TIMBERT 193 ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 221 Viollet-le-Duc y la restauración arqueológica en el Valle de México: una revisión DANIEL SCHÁVELZON 234 Bibliografía de Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc y Prosper Mérimée PROSPER MÉRIMÉE Imagen: Ministère de la culture (France) Médiathèque de l´architecture et du patrimoine. 4 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 191 ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ Doctora en historia del arte, especialista en arquitectura contemporánea y teoría e historia de la restauración monumental. Entre sus principales líneas de investigación, destaca la teoría e historia de la restauración monumental en España en el siglo XX. Ha desarrollado una larga trayectoria docente en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, del que es profesora titular desde el año 2000. Portada interior: DORMITORIO DE TERESA AMATLLER. Detalle. Archivo de la Fundación Amatller de Arte Hispánico. Imagen: Fundación Montemadrid. 192 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. 193 - 218 ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ Resumen La intervención en la arquitectura del siglo XIX plantea un reto a la disciplina de la conservación del patrimonio cultural. Si para el resto de la arquitectura histórica el respeto a la pátina y a la autenticidad material del monumento resulta un dogma casi inapelable (al menos para un sector apreciable de profesionales y de escuelas), en el caso de los interiores históricos decimonónicos, sean éstos de corte ecléctico o modernistas (Art Nouveau), la tendencia dominante en los últimos años ha sido recuperar el esplendor original del edificio. Las brillantes y excepcionales restauraciones de relevantes edificios como el Rijksmuseum de Ámsterdam o la Casa Amatller de Barcelona apuntan en este sentido, ofreciendo materia de reflexión y debate a nuestra disciplina, en tanto que plantean un desafío a los ¿rígidos o estrechos? límites convencionales de la disciplina. Palabras clave: Interiores históricos, modernismo, siglo XIX, Ámsterdam, Rijksmuseum, Cuypers, Barcelona, Casa Amatller, Josep Puig i Cadafalch. Abstract Intervention in 19th century architecture poses a challenge for the discipline of conservation and cultural heritage. While for the rest of historic architecture, the respect for its patina and for the material authenticity of the monument is almost an unappealable dogma (at least for a large sector of schools and professionals); in the case of historicalhistoricist interiors from the 19th century, whether these are eclectic or modernist (Art Nouveau), the dominant trend in the last years has been to recover the original splendour of the building. The brilliant and exceptional conservation projects of buildings such as the Rijksmuseum in Amsterdam or Casa Amatller in Barcelona point in that direction, offering food for thought and debate in our discipline, while they also pose a challenge to the conventional “rigid or narrow”? limits of the discipline. Keywords: Historic interiors, Art Nouveau, 19th century, Amsterdam, Rijksmuseum, Cuypers, Barcelona, Casa Amatller, Josep Puig i Cadafalch. La restauración en estilo1, una constante en la historia de la intervención monumental Cada cierto tiempo aparece una restauración que marca un hito en una década. Sin duda, la intervención en el Rijksmuseum de Ámsterdam, inaugurada en 2013, puede considerarse dentro de esta categoría por diversos motivos. La envergadura arquitectónica, artística, urbana y constructiva del proyecto, el valor de las obras maestras en él expuestas, su condición de símbolo nacional y, a su vez, de monumento clave para la arquitectura decimonónica holandesa, junto con los criterios de restauración planteados en la última intervención 1 ƐƚĞƚĠƌŵŝŶŽ͕ƋƵĞƉƌŽĐĞĚĞĚĞůĨƌĂŶĐĠƐƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶƐƚLJůŝƐƟƋƵĞ͕ĂůƵĚĞĂƵŶĂƚĞŽƌşĂĚĞůĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶĂƌƋƵŝƚĞĐƚſŶŝĐĂ ĨŽƌŵƵůĂĚĂĞŶ&ƌĂŶĐŝĂĞŶĞůƐŝŐůŽy/y͕ĐƵLJŽƉƌŝŶĐŝƉĂůƌĞƉƌĞƐĞŶƚĂŶƚĞĨƵĞƉƌĞĐŝƐĂŵĞŶƚĞsŝŽůůĞƚͲůĞͲƵĐ͕ƋƵĞĐŽŶĐŝďĞ ůĂ ƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶ ĐŽŵŽ ůĂ ƌĞŝŶƚĞŐƌĂĐŝſŶ ĚĞ ůĂ ƵŶŝĚĂĚ ĚĞů ĞƐƟůŽ ƉƌŝŵŝƟǀŽ Ƶ ŽƌŝŐŝŶĂů ĚĞů  ŵŽŶƵŵĞŶƚŽ Ă ƚƌĂǀĠƐ ĚĞů ĐŽŶŽĐŝŵŝĞŶƚŽĚĞůĂŚŝƐƚŽƌŝĂĚĞůĂƌƚĞ;ZŝǀĞƌĂ͕ϮϬϬϴ͕ϭϯϮͲϭϰϯͿ͘ ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX. ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 193 dirigida por los arquitectos españoles Cruz y Ortiz, hacen de este caso un singular y relevante ejemplo de una de las tendencias que ha cobrado nuevo vigor en el panorama actual: la vuelta al estado constructivo inicial de los edificios, un aspecto que fue crucial en la restauración en estilo vinculada a Viollet-le-Duc y la escuela francesa del siglo XIX, y por extensión a toda Europa. Resulta obvio recordar que son muchas las diferencias entre aquel momento y el presente como para que podamos considerar que se trata de una traslación literal de los criterios, puesto que ni el contexto ni las herramientas de trabajo (mucho más desarrolladas en la actualidad) son las mismas, pero existen algunas coincidencias, sobre todo la búsqueda del estado original del monumento, también la moderna creencia sostenida por Viollet de que la restauración era una disciplina científica que tenía un método de trabajo que permitía conseguir el estado ideal del edificio2, que permiten establecer este paralelismo entre ciertas restauraciones del siglo XIX y algunas del XXI. Al respecto cabe plantearse muchas preguntas: la primera es si efectivamente la restauración en estilo desapareció en algún momento o, mejor, si es preciso matizar que nunca se fue. Si desplegamos una mirada atenta a la historia de la restauración monumental en Europa, creo que podemos llegar a concluir que nunca desapareció del todo, a pesar de las numerosas críticas experimentadas sobre todo por los excesos que conllevó la obstinada búsqueda del estado inicial de los edificios, que comprometieron la conservación de las fases históricas posteriores. En el caso español, el retorno al edificio original ha sido objetivo recurrente en numerosas restauraciones realizadas incluso en los períodos en los que prevaleció una actitud más conservadora y menos intervencionista de la restauración, en especial durante la II República (1931-1936), período coincidente con una modernización de la disciplina en nuestro país (García, 2008; 2011). Este hecho vino propiciado, en nuestra opinión, por la tremenda fuerza que el historicismo y el eclecticismo tuvieron en la arquitectura española, puesto que tras la aparición del racionalismo y del movimiento moderno, pervivieron transformados en una arquitectura regional que seguía buscando la identidad española en las características locales que nos individualizaban frente a la homogeneizadora arquitectura internacional del Movimiento Moderno (Hernández, 2014). La pervivencia del neomudéjar en algunos lugares de España como Aragón o la misma capital española, Madrid, ilustra de manera clara y reveladora este fenómeno (Biel y Hernández, 2005). Por otro lado, la imponente tarea de reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, a partir de 1945, condujo a restauraciones que sobrepasaron los límites de la prudencia sostenida desde los años 30 del siglo pasado, pero que eran necesarias debido a las heridas causadas por la guerra. Curar estos daños suponía reconstruir los edificios y las ciudades como si no hubiera pasado nada, como si la guerra no hubiera existido (García, et al., 2010), lo que condujo lógicamente a la vuelta a una restauración estilística más próxima a Viollet que a la Carta de Atenas. ^ŽďƌĞĞƐƚĂĐƵĞƐƟſŶĞůŚŝƐƚŽƌŝĂĚŽƌĚĞůĂƌƚĞ/ŐŶĂĐŝŽ'ŽŶnjĄůĞnjsĂƌĂƐŵĂŶŝĮĞƐƚĂƋƵĞƉĂƌĂsŝŽůůĞƚͲůĞͲƵĐ͗͞ůĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶ ƐĞĂƉŽLJĂďĂƐŽďƌĞŝŶǀĞƐƟŐĂĐŝŽŶĞƐŚŝƐƚſƌŝĐĂƐLJĂƌƋƵĞŽůſŐŝĐĂƐ͕ĞůĂďŽƌĂĚĂƐĚĞƐĚĞĞůŵĠƚŽĚŽĂŶĂůşƟĐŽ͕ĐŽŽƌĚŝŶĂŶĚŽůŽƐ ĚĂƚŽƐĞdžƚƌú̎ƐĚĞůĂƐŽďƐĞƌǀĂĐŝŽŶĞƐLJĐŽŵƉĂƌĂĐŝŽŶĞƐĞŶƚƌĞůĂƐŽďƌĂƐĚĞĂƌƚĞďĂũŽĚĞƚĞƌŵŝŶĂĚĂƐůĞLJĞƐĚĞĞǀŽůƵĐŝſŶ ĚĞůŽƐĞƐƟůŽƐ͘ůŽƉƟŵŝƐŵŽƉŽƐŝƟǀŝƐƚĂĚĞŵŽƐƚƌĂĚŽƉŽƌƵŐğŶĞsŝŽůůĞƚͲůĞͲƵĐĂůĂĮƌŵĂƌƋƵĞůĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶĞƌĂƵŶĂ ĚŝƐĐŝƉůŝŶĂĚŽƚĂĚĂĚĞĞƐƚĂƚƵƚŽĐŝĞŶơĮĐŽƐſůŽĂƉĂƌƟƌĚĞƐƵĠƉŽĐĂ͕ƐĞƐŽƉŽƌƚĂďĂĞŶĞƐƚĂĐŽŶƐŝĚĞƌĂĐŝſŶƉŽƐŝƟǀŝƐƚĂ ĚĞůĂ,ŝƐƚŽƌŝĂĚĞůƌƚĞ͗ƐŝůĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶ͕ĐŽŵŽĂĮƌŵĂďĂsŝŽůůĞƚͲůĞͲƵĐ͕ƚĞŶşĂĐŽŵŽŽďũĞƟǀŽ͞ƌĞĐƵƉĞƌĂƌƵŶĞƐƚĂĚŽ ĐŽŵƉůĞƚŽ͟ĚĞƵŶĞĚŝĮĐŝŽ͕ĞƐƚĂƚĂƌĞĂƐĞĐŽŶƐŝĚĞƌĂďĂƉĞƌĨĞĐƚĂŵĞŶƚĞĨĂĐƟďůĞĞŶƐƵĠƉŽĐĂ͕ĞŶĐƵĂŶƚŽůĂĂƌƋƵŝƚĞĐƚƵƌĂ ƐĞĐŽŶǀŝĞƌƚĞĞŶƵŶŽďũĞƚŽĚĞĞƐƚƵĚŝŽĐŝĞŶơĮĐŽ͕ĂůŝŐƵĂůƋƵĞůŽƐŽďũĞƚŽƐĚĞŽƚƌĂƐĐŝĞŶĐŝĂƐ͖ůŽƐĞůĞŵĞŶƚŽƐƉĞƌĚŝĚŽƐŽ ĚĞƚĞƌŝŽƌĂĚŽƐƐĞƉŽĚşĂŶƌĞĐƵƉĞƌĂƌLJĚĞĚƵĐŝƌƉŽƌŵĞĚŝŽĚĞƵŶƌĂnjŽŶĂŵŝĞŶƚŽĐŝĞŶơĮĐŽ͘ĞďĞƌĞĐŽŶŽĐĞƌƐĞĂƵŐğŶĞ ͘sŝŽůůĞƚͲůĞͲƵĐĞůŵĠƌŝƚŽĚĞŚĂďĞƌĞŶƵŶĐŝĂĚŽƉŽƌƉƌŝŵĞƌĂǀĞnjLJĐŽŶŐƌĂŶĐůĂƌŝĚĂĚůŽƐŶƵĚŽƐƉƌŽďůĞŵĄƟĐŽƐĚĞůĂ ƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶŵŽŶƵŵĞŶƚĂů͟;'ŽŶnjĄůĞnj͕ϮϬϬϭ͗ϲϲͿ͘ 2 194 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. 193 - 218 Centrándonos en el presente, la reciente intervención en el Rijksmuseum debe, asimismo, ponerse a la altura de obras similares como la restauración del Neues Museum en Berlín dirigida por el arquitecto inglés David Chipperfield (Hernández, 2013). Ambas se centran en dos significativos y valiosos museos del siglo XIX, con una fuerte proyección simbólica y urbanística en sus ciudades, muy transformados tanto por el uso como por la historia, cuya recuperación se enmarca en proyectos culturales de primer orden y de relevancia nacional, que buscan situar a Ámsterdam y Berlín en la cabeza del panorama museístico internacional. En los dos casos, frente a la, a menudo aparatosa y vacía, arquitectura museística de moda, el valor histórico y arquitectónico ligado a esos edificios hace de ellos un reclamo de primer orden en la construcción de la identidad cultural de las dos ciudades. Sin embargo, precisamente desde el punto de vista de los criterios de restauración, la actitud ante la arquitectura y la historia de estos edificios ha sido bien distinta por parte de los equipos que han trabajado en su recuperación. Ambos podrían considerarse, por tanto, como antagonistas de las dos actitudes planteadas en la restauración ya en el siglo XIX: la vuelta al original defendida por Viollet y la mínima intervención de la escuela heredera de Ruskin. Proponemos esta clave de interpretación a riesgo de poder ser considerada como una visión simplista, pero no se trata de esto ni mucho menos, puesto que ambos proyectos tienen muchos matices y comparten el objetivo común de recuperar edificios que no estaban en uso (el Neues Museum) o funcionaban de manera incorrecta para los parámetros de la museología del siglo XXI (el Rijksmuseum). Funcionalismo y modernización han sido las claves para actualizar ambas construcciones, lo que requería sin duda añadir piezas de diseño contemporáneo en ellas, tal y como se ha hecho en los dos casos. Sin embargo, la actitud ante los revestimientos interiores, ante las lagunas de decoración producidas por la destrucción del museo alemán en la segunda guerra mundial, y por los cambios de gusto y modas en la museografía del siglo XX en el caso del museo holandés, han sido radicalmente divergentes. Mientras en Berlín se evitó la mímesis, el proyecto del Rijksmuseum busca de manera premeditada y consciente devolver el edificio, en su parte más valiosa y significativa, la planta principal (Gallery of Honour) donde se muestra la Ronda de Noche de Rembrandt, quizás la pintura holandesa más conocida y famosa de toda la historia de este país, al estado original diseñado por el arquitecto Pierre Cuypers. Este regreso a Cuypers, magnífico desde el punto de calidad de los acabados y de recuperación de los espacios originales del edificio del siglo XIX, impacta por su belleza en el espectador, pero provoca a la vez numerosas preguntas al historiador. Es en esta perspectiva de análisis en la que me sitúo personalmente: de la fascinación como visitante a la duda como historiadora respecto a la vigencia y validez de criterios que entran en confrontación directa con los argumentos esgrimidos durante décadas en el ámbito científico de la conservación del patrimonio cultural, donde se ha defendido (podría decirse que casi a capa y espada) el respeto a la autenticidad material e histórica de los materiales. La recuperación de los interiores históricos, un reto para la teoría de la restauración del siglo XXI Un interior histórico se ha definido como “aquel en el que el espacio conserva un tanto por ciento elevado de reminiscencias del pasado y, principalmente, en aquellos casos donde se establece una relación temporal y espacial estrecha entre continente y contenido”, con un elevado valor social, cultural, antropológico y patrimonial (Piera, 2016: 17). “Un interior histórico puede ser todavía un espacio vivido” sostiene Mónica Piera Miquel, Presidenta de la Associació per a l’Estudi del Moble (Piera, 2016: 8). Sin duda alguna es así, de hecho estos espacios –continúa Piera– “son una parte relevante del patrimonio y ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX. ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 195 un recurso útil y gratificante para transmitir cultura. Entrar en un interior del pasado nos transporta directamente a una época y nos permite sumergirnos, por ejemplo, en la parte más íntima de un personaje” (Piera, 2016: 8). La razón estriba en que estos interiores son “reflejo de las circunstancias y la época de las personas que lo habitan, un testimonio de la estética y sociología de este período. Es [son] por tanto un fiel reflejo del individuo y de su tiempo. De ahí, el indiscutible valor de los interiores históricos” (Piera, 2016: 40). Muchos de estos espacios fueron viviendas, talleres y estudios de artistas. Otros, como en el caso del Rijksmuseum, conservan el uso original, si bien han podido experimentar numerosas y a menudo radicales transformaciones. El problema es cómo abordar la conservación de estos espacios sin falsearlos, pero al mismo tiempo sin comprometer su sensación de vida. La paradoja es que conservarlos y abrirlos al público (en el caso de viviendas y otros espacios privados), musealizarlos en suma, supone congelar su historia en un momento dado que es el que se privilegia en la visita, construyendo en torno al mismo un discurso narrativo. Y a veces “La elección de un discurso o de un momento histórico determinado obliga a recuperar, pero también a crear, incluso de la nada, el interior de época deseado” (Piera, 2016: 20). La musealización lleva a la restauración y, como reconocía recientemente Pilar Vélez, la Directora del Museu del Disseny de Barcelona, esta última disciplina ha experimentado grandes cambios a lo largo de las últimas décadas, en especial movidos por la búsqueda de la autenticidad, tanto para la arquitectura como para los bienes muebles, y por el respeto a su historia. Sin embargo –continua la historiadora del arte–, no es fácil ni conveniente establecer reglas universales, y ciertas intervenciones y añadidos “planteados con criterios y ejecutados con rigor y medida, pueden contribuir a explicar mucho mejor un conjunto, un interior, a permitir captar su ambiente, su atmósfera” (Piera, 2016: 6). La defensa del caso por caso y la necesidad de recuperar el valor ambiental de los espacios interiores, siempre tan importantes en la arquitectura histórica, pero especialmente relevantes en el caso del siglo XIX, en el que el avance de las industrias artísticas se puso al servicio de la arquitectura para materializar el desarrollo social y el progreso material de la época, puede conducir a la adopción de criterios miméticos en la restauración que entran en confrontación con los que guían la intervención en los exteriores de dichos edificios o en la restauración de otros edificios históricos. Lo curioso es que la arquitectura histórica siempre ha tenido espacios interiores que deben ser preservados, pero éstos han cambiado y se han transformado en gran medida con el paso del tiempo. Sin embargo, la proximidad cronológica de los interiores de la arquitectura decimonónica, que incluye la facilidad de acceso a numerosa documentación sobre el estado original de estos espacios, junto con los valores culturales y simbólicos a ellos asociados, ha conducido a individualizarlos como un grupo específico dentro de los bienes que integran el patrimonio, que parece reclamar para sí criterios específicos de intervención. Algo similar a lo que sucede con la arquitectura del siglo XX (Salvo, 2016). A juzgar por algunas de las restauraciones realizadas en España en los últimos años, parece que el valor didáctico y experiencial (en tanto que estos espacios provocan una experiencia cultural en el espectador), pesa por encima de otros aspectos, y conduce a la asunción de criterios de intervención, metodológicamente impecables, pero visualmente quizás ilusionistas, puesto que en las intervenciones se habla de recreación de la atmósfera de la 196 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. 193 - 218 época, contextualización, interpretación, conceptos que parecen evitar la idea de la estricta conservación3, y que se traducen en operaciones que pueden llegar a confundir al espectador que los contempla, que se encuentra inmerso en un espacio del siglo XIX, que en realidad es el producto de una profunda restauración del siglo XXI. Esto puede evitarse (y en algunos casos así se ha hecho) mediante la documentación y difusión del proceso de intervención, en aras de facilitar una clara lectura del monumento antes, durante y después de las obras. El Museo Cerralbo4, por ejemplo, es una casa histórica que testimonia la forma de vida de la alta sociedad madrileña del siglo XIX, a la vez que ilustra acerca del gusto del coleccionismo español a finales de aquella centuria a través de la figura del marqués de Cerralbo. Como en muchos otros casos, el edificio había sido modificado, con alteraciones de la decoración interior y de la presentación de la colección, por lo que el criterio fue “devolver el palacio al esplendor de antaño, testimonio de unas inquietudes y formas de vida muy concretas” (Piera, 2016: 31). La meta fundamental es la recuperación del conjunto, considerando la ambientación como una pieza histórica y aceptando que hay que prescindir de la apreciación individualizada de las piezas a favor del conjunto. El resultado más significativo al reubicar las colecciones según la disposición original es la contextualización de los espacios, devolverles su significado. La recuperación se lleva a cabo con rigor histórico, tratamos de ser respetuosos con la apariencia original de cada sala, nunca nos dejamos guiar por el gusto personal (…) (Piera, 2016: 32). En la intervención, iniciada en el año 2000, se buscó sobre todo el valor ambiental de conjunto, que admitía la réplica de piezas originales cuando fuera necesario, entre ellas motivos ornamentales de los muros, cortinas, papeles pintados, incluso un tapiz del siglo XVIII que, por motivos de conservación, no podía exponerse. Esto fue posible gracias a la extensa documentación fotográfica conservada en el archivo del museo. El objetivo era conseguir “un conjunto armónico que nos informa sobre las formas de habitación de un sector de la sociedad del siglo XIX en donde el tiempo parece haberse detenido” (Piera, 2016: 37). En la Fundación Fernando de Castro de Madrid5 la actitud ha sido diferente y ha primado “un criterio arqueológico en el que se respeta la pátina del tiempo como parte integrante del conjunto” (Piera, 2016: 43). Para los interiores “se decidió que su restauración reflejase el desarrollo de los diferentes periodos en que la casa había estado en uso” (Piera, 2016: 44). Podría afirmarse que aquí se ha optado por la continuidad histórica frente a la congelación del tiempo realizada en el Museo Cerralbo. En otros casos, por ejemplo en algunos de los pabellones del Hospital de Sant Pau (Barcelona), sin embargo se ha preferido “recuperar al máximo posible el aspecto original de los paramentos y reproducir la sensación espacial que comportaba” (Piera, 2016: 96). Por último también se da una situación de cierto eclecticismo ŶůĂĂĐƚƵĂůŝĚĂĚƐĞĐŽŶƐƚĂƚĂƵŶĂƚĞŶĚĞŶĐŝĂĂĞůƵĚŝƌĞůƵƐŽĚĞůƚĠƌŵŝŶŽĐŽŶƐĞƌǀĂĐŝſŶŽƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶĂĨĂǀŽƌĚĞŽƚƌŽƐ ƋƵĞŶŽƟĞŶĞŶƋƵĞǀĞƌĐŽŶŶƵĞƐƚƌĂĚŝƐĐŝƉůŝŶĂ͘WƵĞĚĞƐĞƌƵŶƐşŶƚŽŵĂĚĞŶƵĞƐƚƌŽƟĞŵƉŽ͕ĞŶĞůƋƵĞƐĞƟĞŶĚĞĂĞǀŝƚĂƌ ůŽƐůşŵŝƚĞƐƉĂƌĂĨĂǀŽƌĞĐĞƌŝŶƚĞƌǀĞŶĐŝŽŶĞƐĞŶĞůƉĂƚƌŝŵŽŶŝŽĐŽŶƐƚƌƵŝĚŽƋƵĞŶŽĞƐƚĠŶĐŽŶƐƚƌĞŹŝĚĂƐƉŽƌůŽƋƵĞƐƵƉŽŶĞ conceptualmente el uso de la palabra restauración (Hernández, 2016: 31-51). 3  hŶĂ ĚĞƚĂůůĂĚĂ ƉƌĞƐĞŶƚĂĐŝſŶ ĚĞ ůĂ ŝŶƚĞƌǀĞŶĐŝſŶ ĐŽŶƚĞŵƉŽƌĄŶĞĂ ĞŶ ĞƐƚĞ ŵƵƐĞŽ ƉƵĞĚĞ ĐŽŶƐƵůƚĂƌƐĞ ĞŶ Ğů ƚĞdžƚŽ ƌĞĚĂĐƚĂĚŽƉŽƌ>ŽƵƌĚĞƐsĂƋƵĞƌŽƌŐƺĞůůĞƐ͕ĚŝƌĞĐƚŽƌĂĚĞůDƵƐĞŽĞƌƌĂůďŽ͕͞,ĂĐŝĂůĂƌĞĐƵƉĞƌĂĐŝſŶĚĞůĂĂƚŵſƐĨĞƌĂ ŽƌŝŐŝŶĂů͕͟ƉƌĞƐĞŶƚĂĚŽĞŶůĂƐũŽƌŶĂĚĂƐLa recuperació d’interior històrics;ĂƌĐĞůŽŶĂ͕ϮϬϭϲͿ;WŝĞƌĂ͕ϮϬϭϲ͗ϮϵͲϯϴͿ͘ 5  >Ă ƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶ ĚĞ ĞƐƚĞ ĞĚŝĮĐŝŽ ƉƵĞĚĞ ĐŽŶƐƵůƚĂƌƐĞ ĞŶ Ğů ƚĞdžƚŽ ƌĞĚĂĐƚĂĚŽ ƉŽƌ DŝŐƵĞů DƵŹŽnjͲzƵƐƚĂ ĚĞů ůĂŵŽ͕ ĚŝƌĞĐƚŽƌ ĚĞ ĚŝĐŚĂ ĨƵŶĚĂĐŝſŶ͕ ͞&ƵŶĚĂĐŝſŶ &ĞƌŶĂŶĚŽ ĚĞ ĂƐƚƌŽ͕ ĐƵĂŶĚŽ Ğů ƟĞŵƉŽ ƐĞ ĚĞƟĞŶĞ ĞŶ ƵŶ ŝŶƚĞƌŝŽƌ͕͟ ƉƌĞƐĞŶƚĂĚŽĞŶůĂƐũŽƌŶĂĚĂƐLa recuperació d’interior històrics;ĂƌĐĞůŽŶĂ͕ϮϬϭϲͿ;WŝĞƌĂ͕ϮϬϭϲ͗ϯϵͲϰϲͿ͘ 4 ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX. ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 197 motivado por la búsqueda de la autenticidad del edificio. Nos referimos en concreto al Palacio Güell de Barcelona, restaurado entre 1982 y 2011 por el Servei de Patrimoni Arquitectónic Local de la Diputación de Barcelona. En palabras de Joan Clos, director de dicho servicio: En la restauración del Palau Güell se ha intentado recuperar la autenticidad gaudiniana del edificio, a través de un análisis crítico del objeto con la adopción en cada momento de la solución más adecuada en cada caso. Así se han realizado recuperaciones analógicas del material, dado que se tenía la información necesaria para poderlo hacer; se ha adoptado la diacronía armónica, completando elementos que, siguiendo un lenguaje contemporáneo, marquen la diferencia con el original pero sin desmerecer ninguno de los dos; así con la reconstrucción mimética, se reconstruyeron fragmentos perdidos de los cuales únicamente se tenían trazas documentales6 (Piera, 2016: 136). ‘Retorno a Cuypers’, el lema de la restauración de la planta noble del Rijksmuseum de Ámsterdam La Galería de Honor y el Gran Hall del Rijksmuseum de Ámsterdam son un ejemplo perfecto de estos espacios interiores con valores patrimoniales que acabamos de presentar. (Figuras 1a y 1b) Situados en la planta principal del edificio, no sólo son el lugar más importante y central del mismo, sino también el corazón del museo, puesto que albergan su pieza más importante y famosa: la Ronda de Noche de Rembrandt, pintura en torno a la que giran las demás obras de la Edad de Oro del arte holandés. Precisamente la decoración interior de la planta noble del Rijksmuseum sirvió a Cuypers, arquitecto autor del proyecto, para crear el ambiente adecuado para estas obras, un espacio criticado desde el mismo momento de su construcción por ser considerado excesivo (básicamente por resultar demasiado ornamentado y colorista para el gusto protestante), y que fue ocultado en reformas posteriores por capas de pintura blanca, en una especie de damnatio memoriae que perseguía convertir lo que, a los ojos de los holandeses, era un museo demasiado católico y medieval, en una austera iglesia luterana.7 6 ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞ŶůĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſĚĞůWĂůĂƵ'ƺĞůůƐĞŚĂŝŶƚĞŶƚĂƚƌĞĐƵƉĞƌĂƌů͛ĂƵƚĞŶƟĐŝƚĂƚŐĂƵĚŝŶŝĂŶĂĚĞů͛ĞĚŝĮĐŝ͕Ă ƚƌĂǀĠƐĚ͛ƵŶĂĂŶăůŝƐŝĐƌşƟĐĂĚĞů͛ŽďũĞĐƚĞĂŵďů͛ĂĚŽƉĐŝſĞŶĐĂĚĂŵŽŵĞŶƚĚĞůĂƐŽůƵĐŝſŵĠƐĂĚŝĞŶƚĞŶĐĂĚĂĐĂƐ͘ŝdžş Ɛ͛ŚĂŶƌĞĂůŝƚnjĂƚƌĞĐƵƉĞƌĂĐŝŽŶƐĂŶĂůžŐŝƋƵĞƐĚĞůŵĂƚĞƌŝĂů͕ĂƚğƐƋƵĞĞƐƚĞŶŝĂůĂŝŶĨŽƌŵĂĐŝſŶĞĐĞƐƐăƌŝĂƉĞƌƉŽĚĞƌͲŚŽ ĨĞƌ͖ƐDzŚĂĂĚŽƉƚĂƚůĂĚŝĂĐƌŽŶŝĂŚĂƌŵžŶŝĐĂ͕ĐŽŵƉůĞƚĂŶƚĞůĞŵĞŶƚƐƋƵĞ͕ƐĞŐƵŝŶƚƵŶůůĞŶŐƵĂƚŐĞĐŽŶƚĞŵƉŽƌĂŶŝ͕ŵĂƌƋƵŝŶ ůĂĚŝĨĞƌĞŶĐŝĂĂŵďů͛ŽƌŝŐŝŶĂůƉĞƌžƐĞŶƐĞĚĞƐŵĞƌğŝdžĞƌĐĂƉĚĞůƐĚŽƐ͖ĂŝdžşĐŽŵůĂƌĞĐŽŶƐƚƌƵĐĐŝſŵŝŵğƟĐĂ͕ƌĞĐŽŶƐƚƌƵŝŶƚ ƉĞĐĞƐƉĞƌĚƵĚĞƐĚĞůĞƐƋƵĂůƐŶŽŵĠƐĞƐƚĞŶŝĞŶƚƌĂĐĞƐĚŽĐƵŵĞŶƚĂůƐ͟(Piera, 2016: 136). ϳ ͞dŚĞďƵŝůĚŝŶŐǁĂƐĐŽŶƚƌŽǀĞƌƐŝĂůďĞĐĂƵƐĞƵƚĐŚWƌŽƚĞƐƚĂŶƚƐǁĞƌĞƐƵƐƉŝĐŝŽƵƐŽĨŝƚƐŽƌŶĂƚĞŶĞƐƐ͘/ƚǁĂƐƚŽŽĂƚŚŽůŝĐ ʹƚŚĞ<ŝŶŐŚŝŵƐĞůĨĚŝƐŵŝƐƐĞĚŝƚĂƐ͚ĂŶĂƌĐŚďŝƐŚŽƉ͛ƐƉĂůĂĐĞ͛͘'ƌĂĚƵĂůůLJ͕ƚŚĞďƵŝůĚŝŶŐĚĞĐĂLJĞĚĂŶĚďĞĐĂŵĞůĞĂŬLJ͕ƚŚĞ ĚĂnjnjůĞ ŽĨ ŝƚƐ ƉŽůLJĐŚƌŽŵĂƟĐ ŝŶƚĞƌŝŽƌ ĚĞĐŽƌĂƟŽŶ ĞŝƚŚĞƌ ĨĂĚĞĚ Žƌ ǁĂƐ ǁŚŝƚĞǁĂƐŚĞĚ͕ ĂŶĚ ŝŶ ƚŚĞ ^ŝdžƟĞƐ ǁĂůůƐ ǁĞƌĞ ƉƵŶĐŚĞĚ ƚŚƌŽƵŐŚ ƚŽ ĂĐĐĞƐƐ ĞdžƚƌĂ ŇŽŽƌƐ ŝŶ ďŽdžͲŝŶͲďŽdž ƐƚƌƵĐƚƵƌĞƐ ďƵŝůƚ ŝŶ ƚŚĞ ǀŽŝĚ ŽĨ ƚǁŽ ĐĞŶƚƌĂů ĐŽƵƌƚLJĂƌĚƐ͟ ;tƌŝŐŚƚ͕ϮϬϭϯ͗ϱϯͿ;͞ůĞĚŝĮĐŝŽĞƌĂĐŽŶƚƌŽǀĞƌƐŝĂůƉŽƌƋƵĞƐƵŽƌŶĂŵĞŶƚĂĐŝſŶůĞƉĂƌĞĐşĂƐŽƐƉĞĐŚŽƐĂĂůŽƐWƌŽƚĞƐƚĂŶƚĞƐ ŚŽůĂŶĚĞƐĞƐ͘ƌĂĚĞŵĂƐŝĂĚŽĐĂƚſůŝĐŽʹĞůŵŝƐŵŽƌĞLJůŽĚĞƐĐĂƌƚſĐŽŵŽ͚ƵŶƉĂůĂĐŝŽĚĞĂƌnjŽďŝƐƉŽ͛͘'ƌĂĚƵĂůŵĞŶƚĞ͕Ğů ĞĚŝĮĐŝŽƐĞĨƵĞĚĞŐƌĂĚĂŶĚŽLJƚƵǀŽĮůƚƌĂĐŝŽŶĞƐ͕ĞůĚĞƐƚĞůůŽĚĞƐƵĚĞĐŽƌĂĐŝſŶƉŽůŝĐƌŽŵĂĚĂŝŶƚĞƌŝŽƌƐĞĚĞƐǀĂŶĞĐŝſŽ ĨƵĞĞŶĐĂůĂĚŽ͕LJĞŶůĂĚĠĐĂĚĂĚĞϭϵϲϬůŽƐŵƵƌŽƐĨƵĞƌŽŶƉĞƌĨŽƌĂĚŽƐƉĂƌĂŐĞŶĞƌĂƌĂĐĐĞƐŽƐĂƉŝƐŽƐĂĚŝĐŝŽŶĂůĞƐĞŶ estructuras box-in-boxĐŽŶƐƚƌƵŝĚĂƐĞŶĞůĞƐƉĂĐŝŽĚĞĚŽƐƉĂƟŽƐĐĞŶƚƌĂůĞƐ͟Ϳ͘EƵŵĞƌŽƐŽƐĞƐƚƵĚŝŽƐŝŶĐŝĚĞŶĞŶĞƐƚĞ aspecto͗͞>ĞŵƵƐĠĞĨƵƚĂƵƐƐŝƚƀƚĐƌŝƟƋƵĠ͗ƚƌŽƉŵĠĚŝĠǀĂů͕ƉĂƐĂƐƐĞnjŚŽůůĂŶĚĂŝƐ͙>ĞƌŽŝ'ƵŝůůĂƵŵĞ///Ŷ͛ĂƐƐŝƐƚĂƉĂƐă ů͛ŝŶĂƵŐƵƌĂƟŽŶ͘/ůĂǀĂŝƚĚĠĐůĂƌĠ͗ͨ:ĞŶĞŵĞƩƌĂŝƉĂƐůĞƐƉŝĞĚƐĚĂŶƐĐĞĐŽƵǀĞŶƚ͊ͩ͟;ŽŝŐŶĂƌĚ͕ϮϬϭϯ͗ϰϵͿ;͞ůŵƵƐĞŽ ĨƵĞĐƌŝƟĐĂĚŽĚĞŝŶŵĞĚŝĂƚŽ͗ĚĞŵĂƐŝĂĚŽŵĞĚŝĞǀĂů͕ŶŽƐƵĮĐŝĞŶƚĞŵĞŶƚĞŚŽůĂŶĚĠƐ͙ůƌĞLJ'ƵŝůůĞƌŵŽ///ŶŽĂƐŝƐƟſĂƐƵ ŝŶĂƵŐƵƌĂĐŝſŶ͘,ĂďşĂĚĞĐůĂƌĂĚŽ͗͋͞EŽŵĞƚĞƌĠůŽƐƉŝĞƐĞŶĞƐĞĐŽŶǀĞŶƚŽ͊͟Ϳ͘ 198 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. 193 - 218 FIGURAS 1A Y 1B. RIJKSMUSEUM Galería de Honor y Gran Hall hacia 1905. Imagen: Archivo histórico del Rijksmuseum (https://www. rijksmuseum.nl/en) ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX. ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 199 FIGURA 2. RIJKSMUSEUM. Fachada principal, estado actual. Imagen de la autora. La historia del edificio se remonta a 1789, cuando se funda la institución en La Haya. En 1808, el museo es llevado a Ámsterdam por el rey Luis de Holanda, hermano de Napoleón, y en 1817, tras el fin del imperio napoleónico y la restauración de la monarquía holandesa, la colección se traslada a la Trippenhuis. En 1875 se decidió la construcción de un nuevo edificio, por lo que se convocó un concurso del que resultó ganador Pierre Cuypers (1827-1921), el arquitecto holandés más importante de la época, autor asimismo de la Estación Central de Ámsterdam y de numerosas iglesias. Admirador de Viollet-le-Duc y ferviente católico, Cuypers diseñó un monumental edificio historicista que mezclaba elementos góticos y renacentistas, y que provocó un fuerte rechazo social desde el momento mismo de su inauguración en 1885 (Figura 2). Transformado profundamente a lo largo del siglo XX, en diversas reformas que se suceden desde la misma muerte del arquitecto, el aspecto que presentaba en el año 2000 el museo era radicalmente diferente al del edificio diseñado por Cuypers. Los patios originales habían desaparecido, ocultos por construcciones realizadas para ganar espacio de exhibición y satisfacer las crecientes demandas de un museo nacional como éste. Por otro lado, la planta noble presentaba unos muros blancos, muy del gusto de la museografía white box característica del movimiento moderno8. Sin duda pesaron en estos cambios no sólo la generalización desde mediados del siglo pasado de una preferencia por los fondos neutros para la exhibición de obras de arte, sino también el propio carácter del pueblo holandés: “Somos una nación completamente moderna. Queremos un edificio neutro en donde seamos libres de proyectar nuestra propia narrativa. Nos parece difícil lidiar con la arquitectura contundente de Cuypers”9 (De Vries, 2013: 53). ͞sŝĞǁŝŶŐŝƚŶŽǁ͕ŝƚŝƐŚĂƌĚƚŽĐŽŶĐĞŝǀĞŽĨĂŵĞŶƚĂůŝƚLJƚŚĂƚĐŽƵůĚǁŚŝƚĞǁĂƐŚƚŚĞŵƵƐĞƵŵ͛ƐǁĂůůƐĂŶĚĐŽǀĞƌŝƚƐŇŽŽƌƐ ǁŝƚŚůŝŶŽ͘ƵƚƚŚĂƚ͛ƐĞdžĂĐƚůLJǁŚĂƚƚŚĞĚŝƌĞĐƚŽƌƐĚŝĚĨƌŽŵƚŚĞϭϵϮϬƐŽŶǁĂƌĚƐ͕ǁŚĞƚŚĞƌƚŚƌŽƵŐŚĂůǀŝŶŝƐƚŽƌDŽĚĞƌŶŝƐƚ zeal͟;WĂƌŶĞůů͕ϮϬϭϯ͗ϯϵͿ;͞ůǀĞƌůŽĂŚŽƌĂ͕ĞƐĚŝİĐŝůĐŽŶĐĞďŝƌƵŶĂŵĞŶƚĂůŝĚĂĚƋƵĞĨƵĞƌĂĐĂƉĂnjĚĞĞŶĐĂůĂƌůŽƐŵƵƌŽƐ ĚĞůŵƵƐĞŽLJĚĞĐƵďƌŝƌƐƵƐƉŝƐŽƐĐŽŶůŝŶſůĞŽ͘WĞƌŽĞƐŽĨƵĞũƵƐƚĂŵĞŶƚĞůŽƋƵĞŚŝĐŝĞƌŽŶůŽƐĚŝƌĞĐƚŽƌĞƐĂƉĂƌƟƌĚĞůĂ ĚĠĐĂĚĂĚĞϭϵϮϬ͕LJĂƐĞĂƉŽƌĨĞƌǀŽƌĐĂůǀŝŶŝƐƚĂŽŵŽĚĞƌŶŝƐƚĂ͟Ϳ͘ 8 ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞tĞ͛ƌĞĂƚŚŽƌŽƵŐŚůLJŵŽĚĞƌŶŝƐƚŶĂƟŽŶ͘tĞǁĂŶƚĂŶĞƵƚƌĂůďƵŝůĚŝŶŐǁŚĞƌĞǁĞ͛ƌĞĨƌĞĞƚŽWƌŽũĞĐƚŽƵƌ ŽǁŶŶĂƌƌĂƟǀĞ͘tĞĮŶĚŝƚĚŝĸĐƵůƚƚŽĚĞĂůǁŝƚŚƵLJƉĞƌƐ͛ĨŽƌĐĞĨƵůĂƌĐŚŝƚĞĐƚƵƌĞ͟;ĞsƌŝĞƐ͕ϮϬϭϯ͗ϱϯͿ͘ ϵ 200 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. 193 - 218 Lo cierto es que el Rijksmuseum no ha tenido una buena fortuna crítica ni en el momento de su inauguración ni en la historiografía artística posterior, demasiado reluctante a admitir valor alguno en la arquitectura del XIX. De hecho, todavía hoy este edificio se considera un outsider en la ciudad, pese a ello (o más bien, debido a este carácter singular), tiene hoy una condición de icono: “Es un fenómeno único y domina la ciudad. Sólo existe un Rijksmuseum, y debemos estimarlo y dejarlo en paz”10 (De Vries, 2013: 53). A ello se añade su valor identitario y nacional, puesto que no sólo se trata de un monumento en sí mismo por su cualidad arquitectónica, sino que en su interior se reúne la colección de arte más significativa de los Países Bajos, en especial del siglo XVII, el llamado Siglo de Oro Holandés. Más aún, pocos museos pueden decir que se encuentran inmersos en un marco (la ciudad) que conserva de manera muy vívida el aspecto de aquella época, de tal manera que la visita al museo produce una sensación que el exterior del mismo refuerza. El placer particular de ver arte en el lugar en el que se produjo tiene una dimensión especial en Ámsterdam. Si se va al Rijksmuseum y se ve el arte que perteneció a las personas que allí vivieron en ese momento; al salir, se ve una ciudad que aún se ve más o menos del mismo modo que cuando aquellas personas vivían allí11 (Hall, 2013: 95). Por lo tanto, a comienzos del siglo XXI urgía una operación de gran calado que presentara la institución de la manera adecuada al mundo en el nuevo milenio. Una intervención que seguía a las grandes remodelaciones realizadas en los últimos años en museos de escala internacional como el British Museum o el Louvre, y con la que los gestores del Rijksmuseum reclamaban para esta institución la posición internacional, entre los 10 mejores museos del mundo, que a su juicio merecía la colección que reúne obras maestras de Rembrandt, Vermeer y Hals. Esta iniciativa formaba parte de un proceso más amplio y ambicioso de remodelación de la ciudad que incluía la transformación del Stedelijk Museum, y la modernización del Museo de Van Gogh y del Museo Marítimo Nacional. Convocado en el año 2000 un concurso internacional restringido ganado por el estudio de los arquitectos españoles Cruz y Ortiz con el lema Cuypers for the 21st century, la intervención desarrollada durante diez años a partir de 2003 apareció como la oportunidad para recuperar y modernizar el edificio12. La renovación del museo, adaptándolo a las necesidades expositivas y funcionales del siglo XXI, incluyó la actualización de instalaciones, la reforma y distribución de la circulación interior, la creación de nuevos accesos, la recuperación de espacios originales demoliendo construcciones accesorias de nulo valor y liberando los dos extraordinarios patios, y la construcción de pabellones nuevos como el dedicado a la colección de arte asiático; por último, pero no menos importante, la reordenación de la colección con una nueva y cuidada museografía diseñada por el arquitecto francés Jean Michael Wilmotte, a quien se debe la actual presentación de la colección del Louvre. 10 ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞/ƚ͛ƐĂƵŶŝƋƵĞƉŚĞŶŽŵĞŶŽŶ͕ĂŶĚĚŽŵŝŶĂƚĞƐƚŚĞĐŝƚLJ͘dŚĞƌĞŝƐŽŶůLJŽŶĞRijksmuseum, and we must ĐŚĞƌŝƐŚŝƚĂŶĚůĞĂǀĞŝƚŝŶƉĞĂĐĞ͟;ĞsƌŝĞƐ͕ϮϬϭϯ͗ϱϯͿ͘ 11 ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞dŚĞƉĂƌƟĐƵůĂƌƉůĞĂƐƵƌĞŽĨƐĞĞŝŶŐĂƌƚŝŶƚŚĞƉůĂĐĞǁŚĞƌĞŝƚǁĂƐƉƌŽĚƵĐĞĚŚĂƐĂƐƉĞĐŝĂůĚŝŵĞŶƐŝŽŶ ŝŶŵƐƚĞƌĚĂŵ͘zŽƵŐŽƚŽƚŚĞZŝũŬƐŵƵƐĞƵŵĂŶĚLJŽƵƐĞĞĂƌƚƚŚĂƚďĞůŽŶŐĞĚƚŽƉĞŽƉůĞǁŚŽůŝǀĞĚŚĞƌĞĂŶĚƚŚĞŶ͕ǁŚĞŶ LJŽƵŐŽŽƵƚƐŝĚĞ͕LJŽƵƐĞĞĂĐŝƚLJƚŚĂƚƐƟůůůŽŽŬƐŵŽƌĞŽƌůĞƐƐƚŚĞƐĂŵĞĂƐŝƚĚŝĚǁŚĞŶƚŚŽƐĞƉĞŽƉůĞůŝǀĞĚŚĞƌĞ͟;,Ăůů͕ ϮϬϭϯ͗ϵϱͿ͘ 12 EŽĞƐĞůŽďũĞƟǀŽĚĞĞƐƚĞƚƌĂďĂũŽĂŶĂůŝnjĂƌĞůŝŶƚĞƌĞƐĂŶơƐŝŵŽƉƌŽLJĞĐƚŽĚĞƌƵnjLJKƌƟnj͕ƉƵĞƐƚŽƋƵĞŶŽƐĐĞŶƚƌĂŵŽƐ ĞŶĞdžĐůƵƐŝǀĂĞŶůĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶĚĞůŽƐĞƐƉĂĐŝŽƐŝŶƚĞƌŝŽƌĞƐĚĞůĂƉůĂŶƚĂŶŽďůĞĚĞůŵƵƐĞŽ͘^ŝŶĞŵďĂƌŐŽ͕ĞdžŝƐƚĞƵŶĂ ŶƵƚƌŝĚĂďŝďůŝŽŐƌĂİĂƋƵĞůŽĞƐƚƵĚŝĂLJƋƵĞƉƵĞĚĞƐĞƌĐŽŶƐƵůƚĂĚĂ;,ƵŝƐŵĂŶ͕ϮϬϭϯ͖DĞƵƌƐ͕ϮϬϭϯ͖ƌƵnjLJKƌƟnj͕ϮϬϭϯͿ͘ ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX. ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 201 En este proyecto de remodelación general del edificio y de su colección se consideró objetivo de primer orden presentar en el lugar y con la decoración original la Ronda de Noche (1642), obra maestra de Rembrandt y la pieza más importante de todo el museo, la única pintura que se mantenía además en su posición primigenia desde la inauguración del Rijksmuseum13. De este trabajo se encargaría el arquitecto holandés Van Hoogevest y la restauradora Anne van Grevenstein (directora del Stichting Restauratie Atelier Limburg responsable de la reconstrucción de los motivos ornamentales del museo). El objetivo básico, tal y como recoge la prensa especializada y los numerosos estudios publicados sobre esta obra14, fue devolver a su esplendor inicial la zona noble del museo que incluía el Gran Hall, la Galería Noble, la Galería de Rembrandt y las dos cajas de escaleras. Un acuerdo al que se llegó tras un profundo debate entre todos los departamentos y profesionales participantes en el proyecto. Las razones eran evidentes. Cuypers, en colaboración con el historiador del arte, político y primer conservador del Rijksmuseum, Victor de Stuers, y el escritor, poeta y filósofo Joseph Alberdingk Thijm, había concentrado la atención del edificio en la planta noble para la que diseñó un unicum, una obra de arte global (Gesamtkunswerk) en la que arquitectura, escultura, pintura y ornamentación se integraban en un proyecto singular cuya intención era levantar un templo que contase las excelencias de la historia y del arte holandés15 (Parnell, 2013: 34; De Jong, 2013: 43). “Esta Galería de Honor es el clímax del museo, tanto en términos de su disposición como de su colección, y de manera comprensible refuerza la idea de que el museo celebra la Edad Dorada Holandesa del siglo XVII por encima de lo demás”16 (Parnell, 2013: 34). PIERRE CUYPERS Imagen: Wikimedia Commons 13  ŽŶ ŵŽƟǀŽ ĚĞ ůĂ ŝŶĂƵŐƵƌĂĐŝſŶ ĚĞů ŵƵƐĞŽ͕ ƚƌĂƐ ůĂ ƌĞŵŽĚĞůĂĐŝſŶ ĚĞů ŵŝƐŵŽ͕ dĂĐĐŽ ŝďďŝƚƐ͕ Ğů ĚŝƌĞĐƚŽƌ ĚĞ colecciones del Rijksmuseum͕ĂĮƌŵĂďĂƋƵĞƵLJƉĞƌƐŚĂďşĂĚŝƐĞŹĂĚŽƚŽĚŽĞůŵƵƐĞŽĞŶƚŽƌŶŽĂůĂZŽŶĚĂĚĞEŽĐŚĞ͕ ͞ĂŶĚǁĞǁĂŶƚĞĚƚŽƌĞƐƉĞĐƚƚŚĂƚ͟;sŽŐĞů͕ϮϬϭϯͿ;͞LJƋƵĞƌşĂŵŽƐƌĞƐƉĞƚĂƌĞƐŽ͟Ϳ͘ 14 dŽĚŽƐůŽƐƚĞdžƚŽƐĐŽŶƐƵůƚĂĚŽƐĂƉƵŶƚĂŶĞŶĞůŵŝƐŵŽƐĞŶƟĚŽ͘͞ƚŚĞŚŝŐŚĐĞŝůŝŶŐĞĚůĂƚĞͲŶŝŶĞƚĞĞŶƚŚĐĞŶƚƵƌLJŐĂůůĞƌŝĞƐ have been restored to their former glory, while the original monumental ornaments that decorated the walls and ĐĞŝůŝŶŐƐŚĂǀĞďĞĞŶƌĞŝŶƐƚĂƚĞĚŝŶƚŚĞ'ĂůůĞƌLJŽĨ,ŽŶŽƵƌ͕ƚŚĞ'ƌĂŶĚ,Ăůů͕ƚŚĞEŝŐŚƚtĂƚĐŚ'ĂůůĞƌLJĂŶĚƚŚĞƐƚĂŝƌǁĞůůƐ͘͟ ;/ŶƚĞƌŝŽƌƐ͕ ϮϬϭϯ͗ ϲϵͿ͖ ͞dŚĞ ŵŽŶƵŵĞŶƚĂů ƐƚĂŝƌǁĞůůƐ͕ ůŝďƌĂƌLJ ĂŶĚ ŵĂũĞƐƟĐ 'ƌĂŶ ,Ăůů ŚĂǀĞ Ăůů ďĞĞŶ ĨƵůůLJ ƌĞƐƚŽƌĞĚ ĂŶĚƌĞĚĞĐŽƌĂƚĞĚǁŝƚŚŽƌŝŐŝŶĂůŽƌŶĂŵĞŶƚĂůĞůĞŵĞŶƚƐŝŶĐůƵĚŝŶŐƉĂŝŶƟŶŐƐďLJ'ĞŽƌŐ^ƚƵƌŵǁŚŝĐŚǁĞƌĞƌĞŵŽǀĞĚĂƚ ƚŚĞ ƐƚĂƌƚ ŽĨ ƚŚĞ ƚǁĞŶƟĞƚŚ ĐĞŶƚƵƌLJ͟ ;Ğ :ŽŶŐ͕ ϮϬϭϯ͗ ϲͿ ;͞ůĂƐ ŐĂůĞƌşĂƐ ĐŽŶ ƉůĂĨŽŶĞƐ ĂůƚŽƐ ĚĞ ĮŶĂůĞƐ ĚĞů ƐŝŐůŽ y/y ƐĞ ŚĂŶ ĚĞǀƵĞůƚŽ Ă ƐƵ ŐůŽƌŝĂ ƉĂƐĂĚĂ͕ ŵŝĞŶƚƌĂƐ ƋƵĞ ƐĞ ŚĂŶ ƌĞŝŶƐƚĂůĂĚŽ ůŽƐ ŽƌŶĂŵĞŶƚŽƐ ŽƌŝŐŝŶĂůĞƐ ŵŽŶƵŵĞŶƚĂůĞƐ ƋƵĞĚĞĐŽƌĂďĂŶůĂƐƉĂƌĞĚĞƐLJƉůĂĨŽŶĞƐĚĞůĂ'ĂůĞƌşĂĚĞ,ŽŶŽƌ͕ĚĞů'ƌĂŶ,Ăůů͕ĚĞůĂ'ĂůĞƌşĂĚĞůĂZŽŶĚĂŶŽĐƚƵƌŶĂ LJĚĞůĂƐĞƐĐĂůĞƌĂƐ͘͟͞dŚĞŵŽŶƵŵĞŶƚĂůƐƚĂŝƌǁĞůůƐ͕ůŝďƌĂƌLJĂŶĚŵĂũĞƐƟĐ'ƌĂŶĚ,ĂůůŚĂǀĞĂůůďĞĞŶĨƵůůLJƌĞƐƚŽƌĞĚĂŶĚ ƌĞĚĞĐŽƌĂƚĞĚǁŝƚŚŽƌŝŐŝŶĂůŽƌŶĂŵĞŶƚĂůĞůĞŵĞŶƚƐŝŶĐůƵĚŝŶŐƉĂŝŶƟŶŐƐďLJ'ĞŽƌŐ^ƚƵƌŵǁŚŝĐŚǁĞƌĞƌĞŵŽǀĞĚĂƚƚŚĞ ƐƚĂƌƚŽĨƚŚĞƚǁĞŶƟĞƚŚĐĞŶƚƵƌLJ͟Ϳ;/ŶƚĞƌŝŽƌƐ͕ϮϬϭϯ͗ϲϵͿ;͞>ĂƐĞƐĐĂůĞƌĂƐŵŽŶƵŵĞŶƚĂůĞƐ͕ůĂďŝďůŝŽƚĞĐĂLJĞůŵĂũĞƐƚƵŽƐŽ 'ƌĂŶ ,Ăůů ƐĞ ŚĂŶ ƌĞƐƚĂƵƌĂĚŽ LJ ƌĞĚĞĐŽƌĂĚŽ ĐŽŶ ůŽƐ ĞůĞŵĞŶƚŽƐ ŽƌŶĂŵĞŶƚĂůĞƐ ŽƌŝŐŝŶĂůĞƐ͕ ŝŶĐůƵLJĞŶĚŽ ƉŝŶƚƵƌĂƐ ƉŽƌ 'ĞŽƌŐ^ƚƵƌŵƋƵĞƐĞŚĂďşĂŶƋƵŝƚĂĚŽĂŝŶŝĐŝŽƐĚĞůƐŝŐůŽyy͟). 15 ͞KƌŶĂŵĞŶƚĂůďĂŶĚƐĨƌĂŵĞƚŚĞƉĂŝŶƟŶŐƐ͕ŵĂŬŝŶŐŝƚĐůĞĂƌǁĞĂƌĞĞŶƚĞƌŝŶŐĂƚĞŵƉůĞĚĞĚŝĐĂƚĞĚƚŽĂƌƚ͟;Ğ:ŽŶŐ͕ 2013: 41). 16 ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞dŚŝƐ'ĂůůĞƌLJŽĨ,ŽŶŽƵƌŝƐƚŚĞŵƵƐĞƵŵ͛ƐĐůŝŵĂdž͕ŝŶƚĞƌŵƐďŽƚŚŽĨŝƚƐůĂLJŽƵƚĂŶĚĐŽůůĞĐƟŽŶ͕ĂŶĚŝƚ ƵŶĚĞƌƐƚĂŶĚĂďůLJƌĞŝŶĨŽƌĐĞƐƚŚĞŝĚĞĂƚŚĂƚƚŚĞŵƵƐĞƵŵĐĞůĞďƌĂƚĞƐƚŚĞϭϳƚŚͲĐĞŶƚƵƌLJƵƚĐŚ'ŽůĚĞŶŐĞĂďŽǀĞĂůůĞůƐĞ͟ (Parnell, 2013: 34). 202 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. 193 - 218 A ello apunta, de hecho, el mismo diseño espacial y el tratamiento de la luz, con una especie de atrio (el Gran Hall) que conduce al templo de una sola nave con capillas (la Galería de Honor), cuyo recorrido culmina en el momento cumbre donde se muestra, en la cabecera, la Ronda de Noche (Galería de Rembrandt). Un espacio con evidentes referencias litúrgicas católicas, que se completaba con un complejo y erudito programa decorativo inspirado en el pensamiento tipológico medieval, que –como es bien sabido– recurría a presentar unidos episodios del Antiguo y Nuevo Testamento para asociar acontecimientos del pasado con la vida de Cristo. Este recurso sirvió a Cuypers, Stuers y Alberdking17, los tres profundamente católicos, para formular un extenso programa iconográfico en el que se relacionaban acontecimientos históricos gloriosos del pasado y del presente (en representación de la vida social), junto con alegorías de las virtudes cívicas y morales que caracterizaban al pueblo holandés (el mundo intelectual), mientras en el suelo del Gran Hall un mosaico con imágenes del zodíaco, del día y la noche, y de las estaciones, aludía al mundo terrenal (De Jong, 2013: 43). En suma, una catedral secular que presentaba las obras de arte inmersas en una interpretación integral del mundo, que debía servir de inspiración a artesanos, artistas y visitantes (De Jong, 2013: 47). De acuerdo con la cultura arquitectónica de la época, y en clara deuda con la poética de Viollet-le-Duc18, Cuypers concebía la ornamentación como un medio para hacer hablar la arquitectura, para expresar una voluntad didáctica que aquí estaba orientada a manifestar la potencia y el esplendor del arte holandés. Para ello utilizó vidrieras con personificaciones de las artes, la teología y la filosofía diseñadas por él mismo y realizadas por la firma inglesa W.F. Dixon, y pinturas historicistas que representaban hechos y personajes heroicos de la historia de Holanda realizadas por el artista austríaco Georg Sturm (1855-1923), quien ya había colaborado con Cuypers en la decoración de la Estación Central de Ámsterdam. Este carácter parlante de la arquitectura se reforzaba por los versos e inscripciones diseñadas por Alberdingk que aclaraban (por si quedaba alguna duda), el sentido de las pinturas y los motivos ornamentales. Teniendo en cuenta todas estas circunstancias, resultaba obvio para los restauradores y los arquitectos responsables de las obras que recuperar el edificio original requería restablecer el programa ornamental tal y como Cuypers, Stuers y Alberdking lo habían concebido. Rescatar el sentido de esta arquitectura pasaba necesariamente por devolverle su elocuencia a través de su decoración original. Una arquitectura tan expresiva se había quedado muda, porque lamentablemente había sido profundamente alterada: el suelo de terrazo había sido eliminado y la decoración de los muros y bóvedas destruida o cubierta por capas de estuco y ϭϳ ͞Ğ ^ƚƵĞƌƐ ĂŶĚ ůďĞƌĚŝŶŐŬ dŚŝũŵ ĂƌĞ ĞdžƚƌĞŵĞůLJ ĞƌƵĚŝƚĞ͘ dŚĞ ƌĞĨĞƌĞŶĚĂƌLJ ƌĞĨĞƌƌĞĚ ƚŽ ƐƵĐŚ ŚĂŶĚŬƐ ĂƐ DĞƚĂŵŽƌĨŽƐĞĂŶďLJKǀŝĚŝƵƐĂŶĚ/ĐŽŶŽůŽŐŝĂďLJĞƐĂƌĞZŝƉĂ͕ďŽƚŚƌĞǀŝƐĞĚďLJ<ĂƌĞůǀĂŶDĂŶĚĞƌ͘dŚƵƐ͕ŵĂŬŝŶŐŝƚĐůĞĂƌ ƚŚĂƚƚŚĞZŝũŬƐŵƵƐĞƵŵŝƐŶŽƚŽŶůLJĂŶĂƌƚ͕ďƵƚĂůƐŽ͚ĂŚŝƐƚŽƌŝĐĂůĂŶĚĐƵůƚƵƌĂůŵƵƐĞƵŵ͛͘ůďĞƌĚŝŶŐŬdŚŝũŵƐƵƉƉŽƌƚƐ ƚŚĞƐĞŝĚĞĂƐďLJǁƌŝƟŶŐƉŽĞƚƌLJĂŶĚƚĞdžƚƐďĂƐĞĚŽŶĂƚŚŽůŝĐĚŽĐƚƌŝŶĞƐ͕ǁŚŝĐŚĂƌĞŝŶĐŽƌƉŽƌĂƚĞĚŝŶƚŽƚŚĞŽƌŶĂŵĞŶƚƐ͘ &ƵƌƚŚĞƌŵŽƌĞ͕ŚĞĐŽƵƉůĞƐƚŚĞƉƌĞƐĞŶƚĂƟŽŶƐǁŝƚŚĞĂĐŚŽƚŚĞƌĂƐŝŶĂŵĞĚŝĂĞǀĂůĐĂƚŚĞĚƌĂů͘,Ğ͛ƐƌĞƐƉŽŶƐŝďůĞĨŽƌƚŚĞ ĐŽŶƐƚƌƵĐƟŽŶ ŽĨ ƚŚĞ 'ƌĂŶĚ ,Ăůů͘ dŚĞLJ ŝŶƚƌŽĚƵĐĞ Ăƌƚ ĂŶĚ ŚŝƐƚŽƌLJ ĨƌŽŵ ŽƵƌ ĨĂƚŚĞƌůĂŶĚ ͚ŝŶ ĂŶ ŝŶƚĞůůŝŐŝďůĞ ŵĂŶŶĞƌ͛ ĞŶǀŝƐŝŽŶĞĚĂƐ͚ĂŚĂƌŵŽŶŝŽƵƐǁŚŽůĞ͕͛ĚĞƌŝǀĞĚĨƌŽŵƚŚĞƉƵďůŝĐƵŶŝƚLJ͘͟;Ğ:ŽŶŐ͕ϮϬϭϯ͗ϰϯͿ͘;͞Ğ^ƚƵĞƌƐLJůďĞƌĚŝŶŐŬ dŚŝũŵ ƐŽŶ ĞdžƚƌĞŵĂĚĂŵĞŶƚĞ ĞƌƵĚŝƚŽƐ͘ ů ƌĞƉĞƌƚŽƌŝŽ ƌĞĨĞƌşĂ Ă ŵĂŶƵĂůĞƐ ƚĂůĞƐ ĐŽŵŽ La metamorfosis de Ovidio e Iconología ĚĞĞƐĂƌĞZŝƉĂ͕ĂŵďŽƐƌĞǀŝƐĂĚŽƐƉŽƌ<ĂƌĞůǀĂŶDĂŶĚĞƌ͘ƐƚŽĚĞŵŽƐƚƌĂďĂƋƵĞĞůRijksmuseum no solo ĞƐĂƌƚĞ͕ƐŝŶŽƵŶ͚ŵƵƐĞŽŚŝƐƚſƌŝĐŽLJĐƵůƚƵƌĂů͛͘ůďĞƌĚŝŶŐŬdŚŝũŵĂƉŽLJĂĞƐĂƐŝĚĞĂƐĞƐĐƌŝďŝĞŶĚŽƉŽĞƐşĂLJƚĞdžƚŽƐďĂƐĂĚŽƐ ĞŶĚŽĐƚƌŝŶĂƐĐĂƚſůŝĐĂƐ͕ƋƵĞĞƐƚĄŶŝŶĐŽƌƉŽƌĂĚĂƐĞŶůŽƐŽƌŶĂŵĞŶƚŽƐ͘ĚĞŵĄƐ͕ĂƐŽĐŝĂƌůĂƐƉƌĞƐĞŶƚĂĐŝŽŶĞƐĞŶƚƌĞĞůůĂƐ ĐŽŵŽ ĞŶ ƵŶĂ ĐĂƚĞĚƌĂů ŵĞĚŝĞǀĂů͘ Ɛ ƌĞƐƉŽŶƐĂďůĞ ĚĞ ůĂ ĐŽŶƐƚƌƵĐĐŝſŶ ĚĞů 'ƌĂŶ ,Ăůů͘ /ŶƚƌŽĚƵĐĞ ĂƌƚĞ Ğ ŚŝƐƚŽƌŝĂ ĚĞ ŶƵĞƐƚƌĂƉĂƚƌŝĂ͞ĚĞŵĂŶĞƌĂŝŶƚĞůŝŐŝďůĞ͕͟ǀŝƐƚĂĐŽŵŽ͚ƵŶƚŽĚŽĂƌŵſŶŝĐŽ͕͛ĚĞƌŝǀĂĚŽĚĞƵŶĂƵŶŝĚĂĚƉƷďůŝĐĂ͟Ϳ͘ 18 ͞ƵLJƉĞƌƐŝƐƌĞƐƉŽŶƐŝďůĞĨŽƌƚŚĞĨƌĂŵĞǁŽƌŬ͗ƚŚĞƐƚŽŶĞǁŽƌŬ͕ĨƌĂŵĞƐĂŶĚŽƌŶĂŵĞŶƚĂůďĂŶĚƐ͕ĂƐǁĞůůĂƐƚŚĞǀŝŶĞƐĂŶĚ ƐƚĂƌƐŽŶƚŚĞĂƌĐŚĞƐ͘,ĞƵƟůŝƐĞĚƚŚĞĐŚƌŽŵĂƟĐƐŽĨŚŝƐŐƌĞĂƚĞdžĞŵƉůĂƌ͕ƚŚĞ&ƌĞŶĐŚƌĞƐƚŽƌĂƟŽŶĂƌĐŚŝƚĞĐƚƵŐğŶĞsŝŽůůĞƚͲ ůĞͲƵĐ͕ĂŶĚƉĂŝŶƚĞĚƚŚĞǁĂůůƐ͕ĂƌĐŚĞƐĂŶĚƉŝůůĂƌƐĂƐĂĐŽŚĞƌĞŶƚǁŚŽůĞ͘sŝŽůůĞƚͲůĞͲƵĐǁƌŝƚĞƐ͚͗ĚĞĐŽƌĂƟǀĞĂƌƚĞdžƉĂŶĚƐ ŽƌĚŝŵŝŶŝƐŚĞƐĂďƵŝůĚŝŶŐ͕ŵĂŬĞƐŝƚďƌŝŐŚƚŽƌƐŽŵďƌĞ͕ĨĂůƐŝĮĞƐƚŚĞƉƌŽƉŽƌƟŽŶƐŽƌŵĂŬĞƐƚŚĞŵĐŽƵŶƚ͖ĚŝƐƚĂŶĐĞƐŽƌ ĞŶŚĂŶĐĞƐ͕ŬĞĞƉƐƉůĞĂƐĂŶƚůLJĞŶƚĞƌƚĂŝŶĞĚŽƌďŽƌĞƐ͕ĚŝǀŝĚĞƐŽƌďƌŝŶŐƐƚŽŐĞƚŚĞƌ͕ĐŽŶĐĞĂůƐĨĂƵůƚƐŽƌĞdžĂŐŐĞƌĂƚĞƐƚŚĞŵ͘ /ƚ͛Ɛ Ă ŐŽĚĚĞƐƐ͕ ǁŚŽ ŝƐ ŐŽŽĚ ĂŶĚ Ğǀŝů͕ ďƵƚ ŶĞǀĞƌ ŝŶĚŝīĞƌĞŶƚ͛͟ ;Ğ :ŽŶŐ͕ ϮϬϭϯ͗ ϰϯͿ͘ ;͞ƵLJƉĞƌƐ ĞƐ ƌĞƐƉŽŶƐĂďůĞ ĚĞ ůĂ ŝŶĨƌĂĞƐƚƌƵĐƚƵƌĂ͗ Ğů ƚƌĂďĂũŽ ĚĞ ĐĂŶƚĞƌşĂ͕ ůŽƐ ŵĂƌĐŽƐ LJ ůĂƐ ďĂŶĚĂƐ ŽƌŶĂŵĞŶƚĂůĞƐ͕ ĂƐş ĐŽŵŽ ůĂƐ ĚĞĐŽƌĂĐŝŽŶĞƐ ĚĞ ǀŝĚĞƐ LJ ĞƐƚƌĞůůĂƐ ĞŶ ůŽƐ ĂƌĐŽƐ͘ hƟůŝnjſ ůĂ ƉĂůĞƚĂ ĐƌŽŵĄƟĐĂ ĚĞ ƐƵ ŐƌĂŶ ĞũĞŵƉůŽ͕ Ğů ĂƌƋƵŝƚĞĐƚŽ ƌĞƐƚĂƵƌĂĚŽƌ ĨƌĂŶĐĠƐ ƵŐğŶĞsŝŽůůĞƚͲůĞͲƵĐ͕LJƉŝŶƚſůŽƐŵƵƌŽƐ͕ĂƌĐŽƐLJƉŝůĂƌĞƐĐŽŵŽƵŶĐŽŶũƵŶƚŽĐŽŚĞƌĞŶƚĞ͘sŝŽůůĞƚͲůĞͲƵĐĞƐĐƌŝďĞ͗͞Ğů ĂƌƚĞĚĞĐŽƌĂƟǀŽĞdžƉĂŶĚĞŽĂŵŝŶŽƌĂƵŶĞĚŝĮĐŝŽ͕ůŽŚĂĐĞůƵŵŝŶŽƐŽŽƐŽŵďƌşŽ͕ĨĂůƐŝĮĐĂůĂƐƉƌŽƉŽƌĐŝŽŶĞƐLJůĂƐƌĞǀĂůŽƌĂ͖ ĚŝƐƚĂŶĐŝĂŽƌĞĂůnjĂ͕ŵĂŶƟĞŶĞƉůĂĐĞŶƚĞƌĂŵĞŶƚĞĞŶƚƌĞƚĞŶŝĚŽŽŝŶĚŝĨĞƌĞŶƚĞ͟Ϳ͘ ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX. ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 203 pintura blanca19, por lo que la tarea resultaba extremadamente difícil (Figura 3). Para ello se utilizó una metodología interdisciplinar que combinó la realización de catas y estratigrafías que permitieron sacar a la luz muestras de la decoración original, la investigación en archivo bajo la dirección de la historiadora Carien de Boer-van Hoogevest que aportó numerosos documentos, bocetos y apuntes con anotaciones de Cuypers y fotografías históricas previas a las reformas realizadas con posterioridad a los años 20, y la realización de múltiples pruebas para conseguir la paleta más aproximada a los colores originales utilizados por el arquitecto. Una vez alcanzando un consenso sobre estos, se procedió a la restauración. En cuanto a las pinturas ornamentales de arcos, muros y bóvedas, se decidió utilizar pinturas sintéticas para abordar la reconstrucción20 de los motivos ornamentales porque, debido a que se extendieron sobre las diferentes capas de pintura blanca aplicada con el paso del tiempo, era el material que mejor se adhería a estas, además de ser reversible y permitir un buen sistema de mantenimiento (De Poll, 2013: 33). Esto facilita además, según los restauradores, que si dentro de 10 años cambia el gusto o las ideas sobre cómo exhibir las piezas de la colección, puede desmontarse la reconstrucción (De Vries, 2013: 53). Figura 3. RIJKSMUSEUM Galería de Honor hacia 1959, tras las diversas reformas realizadas a partir de 1922. Imagen: Archivo histórico del Rijksmuseum (https://www. rijksmuseum.nl/en) ͞/ŶϭϵϮϬ͕ƉĂƌƚŽĨƚŚĞƌĂƚŚĞƌďƌŝŐŚƚƉĂŝŶƚǁŽƌŬĚŝƐĂƉƉĞĂƌĞĚƵŶĚĞƌƚŚĞǁŚŝƚĞǁĂƐŚ͕ĂĚĞǀĞůŽƉŵĞŶƚƚŚĂƚĐŽŶƟŶƵĞĚ ĂƚĂĨĂƐƚĞƌƉĂĐĞĂŌĞƌƚŚĞǁĂƌ͘/ŶƚŚĞϭϵϳϬƐŝŶƉĂƌƟĐƵůĂƌ͕ƚŚĞ'ĂůůĞƌLJŽĨ,ŽŶŽƵƌĂŶĚǀĂƌŝŽƵƐŵƵƐĞƵŵŐĂůůĞƌŝĞƐǁĞƌĞ ƉĂŝŶƚĞĚtŚŝƚĞ͘ƚƚŚĂƚƟŵĞƚŚĞĚƌĂƉĞƌŝĞƐǁĞƌĞĂůƐŽƌĞŵŽǀĞĚƚŚĂƚĐŽƵůĚďĞƵƐĞĚƚŽĐůŽƐĞŽīƚŚĞĂůĐŽǀĞƐ;͙ͿdŚĞ ƚĞƌƌĂnjnjŽŇŽŽƌŝŶƚŚĞ'ƌĂŶĚ,ĂůůǁĂƐƌĞŵŽǀĞĚŝŶƚŚĞĞĂƌůLJϭϵϵϬƐĚƵĞƚŽƚŚĞĨŽƌŵĂƟŽŶŽĨĐƌĂĐŬƐ͖ŝƚŚĂĚĂůƌĞĂĚLJ ďĞĞŶĐŽǀĞƌĞĚǁŝƚŚůŝŶŽůĞƵŵĨŽƌĚĞĐĂĚĞƐ͟;,ƵŝƐŵĂŶ͕ϮϬϭϯ͗ϱϮͿ͘;͞ŶϭϵϮϬ͕ƉĂƌƚĞĚĞůĂƉŝŶƚƵƌĂďĂƐƚĂŶƚĞďƌŝůůĂŶƚĞ ĚĞƐĂƉĂƌĞĐŝſĚĞďĂũŽĚĞƵŶĞŶĐĂůĂĚŽ͕ƵŶĚĞƐĂƌƌŽůůŽƋƵĞĐŽŶƟŶƵſĂŵĂLJŽƌǀĞůŽĐŝĚĂĚĚĞƐƉƵĠƐĚĞůĂŐƵĞƌƌĂ͘ŶůĂ ĚĠĐĂĚĂĚĞϭϵϳϬĞŶĞƐƉĞĐŝĂů͕ůĂ'ĂůĞƌşĂĚĞ,ŽŶŽƌLJǀĂƌŝĂƐŐĂůĞƌşĂƐĚĞŵƵƐĞŽƐƐĞƉŝŶƚĂƌŽŶĚĞďůĂŶĐŽ͘ŶĞƐĂĠƉŽĐĂ͕ ƚĂŵďŝĠŶƐĞĞůŝŵŝŶĂƌŽŶůŽƐĚƌĂƉĞĂĚŽƐƋƵĞƐĞƉŽĚşĂŶĞŵƉůĞĂƌƉĂƌĂĐĞƌƌĂƌůĂƐĂůĐŽďĂƐ͘;͙ͿůƉŝƐŽĚĞterrazzo del Gran HallƐĞƋƵŝƚſĂŝŶŝĐŝŽƐĚĞůĂĚĠĐĂĚĂĚĞϭϵϵϬĚĞďŝĚŽĂůĂĨŽƌŵĂĐŝſŶĚĞŐƌŝĞƚĂƐ͖LJĂůůĞǀĂďĂĚĠĐĂĚĂƐĐƵďŝĞƌƚŽƉŽƌ ůŝŶſůĞŽ͟Ϳ͘ 20 ͞dŚĞƌĞĨŽƌĞ͕ǁĞĚŝĚŶ͛ƚĐŽŵƉůĞƚĞůLJƌĞƚƵƌŶƚŽƚŚĞŽƌŝŐŝŶĂůƐƚĂƚĞ͕ďƵƚƌĞĐŽŶƐƚƌƵĐƚĞĚƚŚĞŽƌŶĂŵĞŶƚƐǁŝƚŚŵŽĚĞƌŶ ŵĂƚĞƌŝĂůƐ;͙Ϳ͘dŚĞƌĞƚŽƵĐŚŝŶŐŽĨƚŚĞĐŽůŽƵƌƐǁĂƐĂƉƉůŝĞĚǁŝƚŚŽƵƚĂīĞĐƟŶŐƚŚĞĞdžŝƐƟŶŐůĂLJĞƌƐ͘dŚĞƌĞĐŽŶƐƚƌƵĐƟŽŶ ŝƐƌĞǀĞƌƐŝďůĞĂŶĚƚŚĞƌĞĨŽƌĞƉƌŽǀŝĚĞƐƚŚĞŝĚĞĂůƉƌŽƚĞĐƟŽŶĨŽƌƚŚĞĂƵƚŚĞŶƟĐŵĂƚĞƌŝĂů͘dŚĞĮŶŝƐŚĞĚƌĞƐƵůƚŝƐďĞĂƵƟĨƵů͕ ǀŝƐƵĂůůLJ ĐŽůŽƵƌĨƵů ĐŽŶĐĞƉƚ ĐĂƌƌŝĞĚ ŽƵƚ ďLJ ƉĞƌƐŽŶƐ ǁŝƚŚ ǀĂƌLJŝŶŐ ĚŝƐĐŝƉůŝŶĞƐ͟ ;Ğ :ŽŶŐ͕ ϮϬϭϯ͗ ϲϳͿ͘ ;͞WŽƌ ůŽ ƚĂŶƚŽ͕ ŶŽ ƌĞŐƌĞƐĂŵŽƐ ĐŽŵƉůĞƚĂŵĞŶƚĞ Ăů ĞƐƚĂĚŽ ŽƌŝŐŝŶĂů͕ ƐŝŶŽ ƋƵĞ ƐĞ ƌĞĐŽŶƐƚƌƵLJĞƌŽŶ ůŽƐ ŽƌŶĂŵĞŶƚŽƐ ĐŽŶ ŵĂƚĞƌŝĂůĞƐ ŵŽĚĞƌŶŽƐ;͙Ϳ͘ůƌĞƚŽƋƵĞĚĞůŽƐĐŽůŽƌĞƐƐĞĂƉůŝĐſƐŝŶĂĨĞĐƚĂƌůĂƐĐĂƉĂƐĞdžŝƐƚĞŶƚĞƐ͘>ĂƌĞĐŽŶƐƚƌƵĐĐŝſŶĞƐƌĞǀĞƌƐŝďůĞ LJƉŽƌůŽƚĂŶƚŽƉƌŽǀĞĞƵŶĂƉƌŽƚĞĐĐŝſŶŝĚĞĂůƉĂƌĂĞůŵĂƚĞƌŝĂůĂƵƚĠŶƟĐŽ͘ůƌĞƐƵůƚĂĚŽĮŶĂůĞƐďĞůůŽLJƵŶĐŽŶĐĞƉƚŽ ǀŝƐƵĂůŵĞŶƚĞĐŽůŽƌŝĚŽƌĞĂůŝnjĂĚŽƉŽƌƉĞƌƐŽŶĂƐĚĞĚŝĨĞƌĞŶƚĞƐĚŝƐĐŝƉůŝŶĂƐ͟Ϳ͘ ϭϵ 204 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. 193 - 218 Para los restauradores, la decoración es auténtica y vívida. Más aún, se halla completamente mimetizada con el edificio: Apenas se pueden distinguir las partes nuevas de las originales y ninguna curva o línea son exactamente iguales. Eso es porque utilizamos técnicas pictóricas antiguas. A veces improvisamos usando técnicas de dibujo a mano alzada, y en lugares en donde utilizamos plantillas, éstas fueron dibujadas a mano y cortadas. Esto realza en gran medida la vitalidad de las pinturas21 (De Poll, 2013: 33). Respecto al suelo de terrazo y mosaico, éste hubo de ser completamente reconstruido, puesto que había sido eliminado en diversas fases. La operación fue posible gracias a la numerosa documentación encontrada durante la investigación (apuntes, bocetos, fotografías históricas). Los mosaicos fueron realizados en Italia y luego remontados in situ. Por último, los 70 lienzos de George Sturm (38 ubicados en el Gran Hall y 32 en la Galería de Honor), desmontados a mediados del siglo XX cuando se borró la decoración decimonónica de Cuypers y conservados en los depósitos, fueron localizados, restaurados y colocados en su posición original (Figuras 4a y 4b). Sin duda los promotores son conscientes de que se trataba de una intervención poco usual: “Un retorno al original sencillamente no se suele hacer, y eso es precisamente lo que se ha hecho en el Rijksmuseum. Algunas personas incluso han dicho que tenemos más Cuypers del que hubo en un inicio”22 (De Vries, 2013: 51); pero era la necesaria para devolver la naturaleza de obra de arte integral que tenía esta zona del museo, un edificio con carácter claramente didáctico en el que cada elemento revelaba al visitante algún dato acerca de la gloriosa historia del país. La restauración del interior, llevada a cabo desde 2001 hasta casi 2013 por 200 profesionales (dato que refleja la envergadura de la tarea), se completó con la limpieza de la fachada al exterior. Ésta se presentaba oscurecida y sucia como resultado de años de polución. Fue limpiada cuidadosamente y al mismo tiempo se sustituyeron las cubiertas y se repararon los elementos metálicos. Considerado unánimemente el templo del arte holandés, el resultado final de la restauración, a los ojos de los expertos y los visitantes ha sido extraordinario: “El edificio está nuevamente radiante”23 (De Poll, 2013:29), “Estamos apenas ahora, por primera vez, viendo el edificio en su verdadera gloria, algo que generaciones enteras se perdieron porque todo estaba cubierto de un gris mortuorio y el interior estaba cerrado. Lo que ahora vemos irradia; es un fenómeno”24 (De Vries, 2013: 55). Mientras la prensa especializada califica el trabajo como “sorprendente”25 (Wright, 2013: 50); “la magníficamente restaurada Galería de Honor”26 (Jurkait y Siderius, 2013: 24); “más que una renovación, es un renacimiento”27 (Coignard, 2013: 46); “el museo ha recuperado mucho de su esplendor del siglo XIX, acoplado con iluminación y tecnología del siglo XXI”28 (Vogel, 2013). 21 ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞KŶĞĐĂŶŚĂƌĚůLJĚŝƐƟŶŐƵŝƐŚƚŚĞŶĞǁƉĂƌƚƐĨƌŽŵƚŚĞŽƌŝŐŝŶĂůƐ͕ĂŶĚŶŽƚĂƐŝŶŐůĞĐƵƌůŽƌůŝŶĞŝƐĞdžĂĐƚůLJ ƚŚĞƐĂŵĞ͘dŚĂƚ͛ƐďĞĐĂƵƐĞǁĞƵƐĞĚŽůĚƉĂŝŶƟŶŐƚĞĐŚŶŝƋƵĞƐ͘tĞƐŽŵĞƟŵĞƐŝŵƉƌŽǀŝƐĞĚƵƐŝŶŐĨƌĞĞͲŚĂŶĚĚƌĂǁŝŶŐ ƚĞĐŚŶŝƋƵĞƐ͕ĂŶĚŝŶƚŚĞƉůĂĐĞƐǁŚĞƌĞǁĞƐƚĞŶĐŝůůĞĚ͕ǁĞƵƐĞĚƐƚĞŶĐŝůƐǁŚŝĐŚŚĂĚďĞĞŶĚƌĂǁŶďLJŚĂŶĚĂŶĚƚŚĞŶĐƵƚ ŽƵƚ͘/ƚŐƌĞĂƚůLJĞŶŚĂŶĐĞƐƚŚĞůŝǀĞůŝŶĞƐƐŽĨƚŚĞƉĂŝŶƟŶŐƐ͘͟;ĞWŽůů͕ϮϬϭϯ͗ϯϯͿ͘ 22 ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞ƌĞƚƵƌŶƚŽƚŚĞŽƌŝŐŝŶĂůƐŝŵƉůLJŝƐŶ͛ƚŝƐŶŽƌŵĂůƉƌĂĐƟĐĞ͕ǁŚĞƌĞĂƐƚŚĂƚ͛ƐƉƌĞĐŝƐĞůLJǁŚĂƚŚĂƐďĞĞŶĚŽŶĞ ĂƚƚŚĞZŝũŬƐŵƵƐĞƵŵ͘^ŽŵĞƉĞŽƉůĞŚĂǀĞĞǀĞŶƐĂŝĚƚŚĂƚǁĞ͛ǀĞŐŽƚŵŽƌĞƵLJƉĞƌƐƚŚĂŶƚŚĞƌĞǁĂƐŝŶƚŚĞĮƌƐƚƉůĂĐĞ͟ (De Vries, 2013: 51). 23 ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞dŚĞďƵŝůĚŝŶŐŝƐŽŶĐĞĂŐĂŝŶƌĂĚŝĂŶƚ͟;ĞWŽůů͕ϮϬϭϯ͗ϮϵͿ͘ 24 ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞tĞĂƌĞŽŶůLJŶŽǁ͕ĨŽƌƚŚĞĮƌƐƚƟŵĞ͕ƐĞĞŝŶŐƚŚĞďƵŝůĚŝŶŐŝŶŝƚƐƚƌƵĞŐůŽƌLJ͕ƐŽŵĞƚŚŝŶŐǁŚŝĐŚǁŚŽůĞ ŐĞŶĞƌĂƟŽŶƐŵŝƐƐĞĚŽƵƚŽŶďĞĐĂƵƐĞĞǀĞƌLJƚŚŝŶŐǁĂƐĐŽǀĞƌĞĚŝŶĂŐƌĞLJƉĂůůĂŶĚƚŚĞŝŶƚĞƌŝŽƌǁĂƐƐŚƵƩĞƌĞĚƵƉ͘tŚĂƚ ǁĞŶŽǁƐĞĞƌĂĚŝĂƚĞƐ͖ŝƚŝƐĂƉŚĞŶŽŵĞŶŽŶ͟;ĞsƌŝĞƐ͕ϮϬϭϯ͗ϱϱͿ͘ 25 ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞ĂŵĂnjŝŶŐ͟;tƌŝŐŚƚ͕ϮϬϭϯ͗ϱϬͿ͘ ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞ƚŚĞŵĂŐŶŝĮĐĞŶƚůLJƌĞƐƚŽƌĞĚ'ĂůůĞƌLJŽĨ,ŽŶŽƵƌ͟;:ƵƌŬĂŝƚLJ^ŝĚĞƌŝƵƐ͕ϮϬϭϯ͗ϮϰͿ͘ ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞ƉůƵƐƋƵ͛ƵŶĞƌĞŶŽǀĂƟŽŶ͕Đ͛ĞƐƚƵŶĞƌĞŶĂŝƐƐĂŶĐĞ͟;ŽŝŐŶĂƌĚ͕ϮϬϭϯ͗ϰϲͿ͘ 28 ŝƚĂŽƌŝŐŝŶĂů͗͞ƚŚĞŵƵƐĞƵŵŚĂƐƌĞŐĂŝŶĞĚŵƵĐŚŽĨŝƚƐϭϵƚŚͲĐĞŶƚƵƌLJŐƌĂŶĚĞƵƌ͕ƉĂŝƌĞĚǁŝƚŚϮϭƐƚͲĐĞŶƚƵƌLJůŝŐŚƟŶŐĂŶĚ ƚĞĐŚŶŽůŽŐLJ͟;sŽŐĞů͕ϮϬϭϯͿ͘ 26 Ϯϳ ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX. ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 205 FIGURAS 4A Y 4B. RIJKSMUSEUM Galería de Honor y Gran Hall después de la restauración, estado actual. Imagen: https://www.rijksmuseum.nl/en 206 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. 193 - 218 La recuperación de esplendor original de la arquitectura modernista catalana. El caso del Rijksmuseum no es único, ni mucho menos, pero quizás sea uno de los más llamativos realizados en los últimos años. Su restauración debe ponerse en relación, además, con otras intervenciones acometidas en edificios de cronología similar y, en concreto, debe hacerse notar la similitud de actitudes y de criterios planteados en la restauración de la arquitectura Art Nouveau europea (Sandrolini, et al., 2011), y más aún, en el caso de España, la restauración de la arquitectura modernista catalana. Modernismo y Barcelona son dos palabras que aparecen indisolublemente unidas y que se han convertido en un reclamo turístico de primer orden, en particular en el caso del singular arquitecto Gaudí. Sin ánimo de entrar en particularidades respecto a la restauración de las obras de Gaudí29, llaman la atención las numerosas intervenciones realizadas durante los últimos años en excepcionales edificios de la capital catalana como son la Casa Amatller, el Palau Güell30, la Casa Lleó Morera31, la Casa Batlló y la vivienda del artista Ramón Casas situada en el Paseo de Gracia 96. Todos estos proyectos ponen de manifiesto el creciente y sostenido aprecio social hacia el modernismo catalán, unas formas artísticas que aparecen vinculadas a un momento clave de su historia (la Renaixenca), desarrollada en las últimas décadas del siglo XX, protagonizado por una activa y emprendedora burguesía que encontró en este estilo la mejor vía para construir su imagen pública y privada. En este contexto, restaurar la arquitectura modernista significa contribuir al tirón turístico de la capital catalana, de hecho existe ya una completa y organizada ruta del modernismo barcelonés32, a la vez que recuperar la imagen de uno de Ϯϵ  ƐƚĞ ĞƐ ƵŶ ƚĞŵĂ ƋƵĞ ŚĂ ƐƵƐĐŝƚĂĚŽ ƵŶ ĞdžƚƌĂŽƌĚŝŶĂƌŝŽ ĚĞďĂƚĞ͘ Ŷ ŵĂƌĐŚĂ ĞƐƚĄ ůĂ ƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶ LJ ŵƵƐĞĂůŝnjĂĐŝſŶ ĚĞ ůĂ ĂƐĂ sŝĐĞŶƐ͕ ůĂ ƉƌŝŵĞƌĂ ǀŝǀŝĞŶĚĂ ŵŽĚĞƌŶŝƐƚĂ ƋƵĞ ƌĞĂůŝnjſ ĞŶ ĂƌĐĞůŽŶĂ͕ LJ ĂĚĞŵĄƐ ŚĂLJ ƋƵĞ ŵĞŶĐŝŽŶĂƌ Ğů ĐŽŵƉůĞƚĂŵŝĞŶƚŽĚĞƐƵŽďƌĂŵĂLJƷƐĐƵůĂĞŝŶĂĐĂďĂĚĂ͕ůĂ^ĂŐƌĂĚĂ&ĂŵŝůŝĂ͕ƋƵĞŶŽƉƵĞĚĞĐĂůŝĮĐĂƌƐĞĐŽŶƉƌŽƉŝĞĚĂĚ ĚĞ ƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶ͘ ZĞƐƉĞĐƚŽ Ăů ƉƌŽLJĞĐƚŽ ĚĞ ůĂ ĂƐĂ sŝĐĞŶƐ ƉƵĞĚĞ ĐŽŶƐƵůƚĂƌƐĞ Ğů ƚĞdžƚŽ ͞>Ă ŵƵƐĞŢƚnjĂĐŝſ ĚĞ ůĂ ĂƐĂ sŝĐĞŶƐ͗ů͛ŝŶƚĞƌŝŽƌĠƐů͛ĞdžƚĞƌŝŽƌ͕͟ĚĞ:ŽƌĚŝ&ĂůŐăƐĂƐĂŶŽǀĂƐ͕ĚŝƌĞĐƚŽƌĚĞůĂFundació Rafael Masó y autor del proyecto ŵƵƐĞŽůſŐŝĐŽĚĞůĂĂƐĂsŝĐĞŶƐ;WŝĞƌĂ͕ϮϬϭϲ͗ϭϬϵͲϭϭϳͿ͘ 30 ZĞƐƉĞĐƚŽĂůĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶĚĞĞƐƚĞƉĂůĂĐŝŽƉƵĞĚĞĐŽŶƐƵůƚĂƌƐĞĞůĚŽĐƵŵĞŶƚŽ͞>ĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶ͕͟ƉƵďůŝĐĂĚŽĞŶůĂ ƉĄŐŝŶĂ ǁĞď ĚĞ ůĂ ŝƉƵƚĂĐŝſŶ ĚĞ ĂƌĐĞůŽŶĂ ΀ŚƩƉ͗ͬͬƉĂůĂƵŐƵĞůů͘ĐĂƚͬĞƐͬůĂͲƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝŽŶ΁͕ ;ĐŽŶƐƵůƚĂĚŽ Ğů ϳ ĚĞ ĞŶĞƌŽ ĚĞ ϮϬϭϲͿ͖ ĂƐş ĐŽŵŽ ůĂƐ ƐŝŐƵŝĞŶƚĞƐ ƉƵďůŝĐĂĐŝŽŶĞƐ ;'ŽŶnjĄůĞnj͕ ϭϵϵϯ͕ ϭϵϵϳ͖ >ĂĐƵĞƐƚĂ͕ ϮϬϬϬ͖ 'ŽŶnjĄůĞnj͕ et al.͕ ϮϬϬϭ͖ ZŝǀĞƌĂ͕ϮϬϬϮͿLJĞůƚĞdžƚŽĚĞ:ŽĂŶůŽƐĂWƵũĂďĞƚ͞>͛ƌƋƵŝƚĞĐƚƵƌĂĐŽŵĂƉƌŽƚĂŐŽŶŝƐƚĂ͘ůWĂůĂƵ'ƺĞůů͕͟ƉƌĞƐĞŶƚĂĚŽĞŶůĂƐ ũŽƌŶĂĚĂƐLa recuperació d’interior històrics;ĂƌĐĞůŽŶĂ͕ϮϬϭϲͿ;WŝĞƌĂ͕ϮϬϭϲ͗ϭϯϯͲϭϯϴͿ͘ 31  ͞>Ă ĂƐĂ >ůĞſ DŽƌĞƌĂ ĐƵůŵŝŶĂ ůĂ ƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶ ĚĞ ƐƵƐ ŝŶƚĞƌŝŽƌĞƐ͕͟ ĂƌơĐƵůŽ ĚĞ ZŽƐĂƌŝŽ &ŽŶƚŽǀĂ ƉƵďůŝĐĂĚŽ ĞŶ El Periódico Ğů ϭϱ͘Ϭϯ͘ϮϬϬϴ͕ ΀ŚƩƉ͗ͬͬǁǁǁ͘ĞůƉĞƌŝŽĚŝĐŽ͘ĐŽŵͬĞƐͬŶŽƟĐŝĂƐͬďĂƌĐĞůŽŶĂͬĐĂƐĂͲůůĞŽͲŵŽƌĞƌĂͲĐƵůŵŝŶĂͲ ƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝŽŶͲƐƵƐͲŝŶƚĞƌŝŽƌĞƐͲϮϲϳϰϭ΁͕;ĐŽŶƐƵůƚĂĚŽĞŶůĂĞĚŝĐŝſŶĚŝŐŝƚĂůĞůϳĚĞĞŶĞƌŽĚĞϮϬϭϲͿ͘ ůƌĞƐƉŽŶƐĂďůĞĚĞůĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶĨƵĞĞů'ƌƵƉŽEƷŹĞnjŝEĂǀĂƌƌŽ͕ƋƵĞĂĚƋƵŝƌŝſůĂĐĂƐĂĞŶϮϬϬϱ͘>ĂŝŶƚĞƌǀĞŶĐŝſŶƐĞ ĐĞŶƚƌſĞŶĞƐƉĞĐŝĂůĞŶůĂĨĂĐŚĂĚĂLJĞůƉĂƟŽƉŽƐƚĞƌŝŽƌ͕LJĞŶůĂƐƉůĂŶƚĂƐŝŶƚĞƌŝŽƌĞƐ͕ƚĂŶƚŽĞŶůŽƐĞƐƉĂĐŝŽƐĐŽŵƵŶĞƐ ĐŽŵŽ ĞŶ ůŽƐ ĚĞƐƉĂĐŚŽƐ͕ ŝŶĂƵŐƵƌĄŶĚŽƐĞ ůĂ ǀŝƐŝƚĂ Ăů ƉƷďůŝĐŽ ĚĞ ůĂ ƉůĂŶƚĂ ŶŽďůĞ ĞŶ ϮϬϭϱ͘ ͞ĂƌĐĞůŽŶĂ ƌĞĐƵƉĞƌĂ Ğů ŐĞŶŝŽŵŽĚĞƌŶŝƐƚĂĚĞůĂĂƐĂ>ůĞſDŽƌĞƌĂ͕͟ĂƌơĐƵůŽĚĞĂǀŝĚDŽƌĄŶ͕ƉƵďůŝĐĂĚŽĞŶĞůĚŝĂƌŝŽABC, el 20.01.2014, ΀ŚƩƉ͗ͬͬǁǁǁ͘ĂďĐ͘ĞƐͬĐĂƚĂůƵŶLJĂͬĚŝƐĨƌƵƚĂͬϮϬϭϰϬϭϮϬͬĂďĐŝͲďĂƌĐĞůŽŶĂͲƌĞĐƵƉĞƌĂͲŐĞŶŝŽͲŵŽĚĞƌŶŝƐƚĂͲϮϬϭϰϬϭϭϳϭϬϮϰ͘ Śƚŵů΁͕;ĐŽŶƐƵůƚĂĚŽĞůϳĚĞĞŶĞƌŽĚĞϮϬϭϲͿ͘ DĄƐŝŶĨŽƌŵĂĐŝſŶƐŽďƌĞĞƐƚĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶƉƵĞĚĞĐŽŶƐƵůƚĂƌƐĞĞŶůĂǁĞďĚĞůĂĞŵƉƌĞƐĂĐŽŶƐƚƌƵĐƚŽƌĂEƷŹĞnjŝEĂǀĂƌƌŽ͕ ΀ŚƩƉ͗ͬͬǁǁǁ͘ŶŶƌĞŚĂďŝůŝƚĂĐŝŽŶ͘ĐŽŵͬĐĂͬƉƌŽũĞĐƚĞƐͬĐĂƐĂͲůůĞŽͲŝͲŵŽƌĞƌ΁͘ 32 >ĂZƵƚĂĚĞůDŽĚĞƌŶŝƐŵŽĚĞĂƌĐĞůŽŶĂĞƐƵŶŝƟŶĞƌĂƌŝŽƋƵĞŝŶĐůƵLJĞϭϮϬĞĚŝĮĐŝŽƐĚĞ'ĂƵĚş͕ŽŵĠŶĞĐŚŝDŽŶƚĂŶĞƌ LJWƵŝŐŝĂĚĂĨĂůĐŚ͕ĞŶƚƌĞŽƚƌŽƐĂƌƋƵŝƚĞĐƚŽƐ͕ƋƵŝĞŶĞƐũƵŶƚŽĐŽŶŽƚƌŽƐƉƌŽĨĞƐŝŽŶĂůĞƐ͞ŚŝĐŝĞƌŽŶĚĞĂƌĐĞůŽŶĂůĂĐĂƉŝƚĂů ŵƵŶĚŝĂůĚĞůDŽĚĞƌŶŝƐŵŽ͘͟ƐƚĂƌƵƚĂƐĞƉƌĞƐĞŶƚĂĞŶƐƵƉĄŐŝŶĂǁĞď͗΀ŚƩƉ͗ͬͬǁǁǁ͘ƌƵƚĂĚĞůŵŽĚĞƌŶŝƐŵĞ͘ĐŽŵͬĚĞĨĂƵůƚ͘ ĂƐƉdž͍ŝĚŝŽŵĂсĞƐΘĐŽŶƚĞŶŝĚŽсďŽĚLJͺƋƵĞĞƐůĂƌƵƚĂĞƐ͘Śƚŵ΁͕;ĐŽŶƐƵůƚĂĚŽĞůϵĚĞĚŝĐŝĞŵďƌĞĚĞϮϬϭϲͿ͘ ƐƚĞ ĨĞŶſŵĞŶŽ ĚĞ ƌĞĐƵƉĞƌĂĐŝſŶ͕ ƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶ LJ ŵƵƐĞĂůŝnjĂĐŝſŶ ĚĞ ǀŝǀŝĞŶĚĂƐ ŵŽĚĞƌŶŝƐƚĂƐ ĞŶ ĂƌĐĞůŽŶĂ ŶŽ ŚĂ ĞƐĐĂƉĂĚŽĂůĂĂƚĞŶĐŝſŶĚĞůŽƐŵĞĚŝŽƐLJĞƐƉĞĐŝĂůŝƐƚĂƐ͕ƉƵĚŝĞŶĚŽĐĂůŝĮĐĂƌƐĞĐĂƐŝĚĞƵŶĞĨĞĐƚŽĚŽŵŝŶſ͕LJĂƋƵĞƐŝŶ duda la recuperación de las ƉƌŝŵĞƌĂƐ ǀŝǀŝĞŶĚĂƐ ŚĂ ŝŵƉƵůƐĂĚŽ ůĂ ŵƵƐĞĂůŝnjĂĐŝſŶ ĚĞů ƌĞƐƚŽ͗ ͞Ŷ ĞůƐ ƷůƟŵƐ ĂŶLJƐ ůĂ ĐŝƵƚĂƚĚĞĂƌĐĞůŽŶĂ͕ƐŽƌƚŽƐĂŵĞŶƚ͕ŚĂĂĨĞŐŝƚĂůĂƐĞǀĂŽĨĞƌƚĂĐƵůƚƵƌĂůƵŶŐƌƵƉŶŽŐĞŶƐŵĞŶLJƐƉƌĞĂďůĞĚĞĐĂƐĞƐŵƵƐĞƵ ƋƵĞƉĞƌŵĞƚĞŶĐŽŶƐĞƌǀĂƌƵŶƉĂƚƌŝŵŽŶŝŵŽůƚǀĂůƵſƐŝĂůŚŽƌĂĐŽŵƉůĞŵĞŶƚĂƌů͛ĂĐĐĠƐŝĞƐƚƵĚŝĂů͛Ăƌƚů͛ĂƌƋƵŝƚĞĐƚƵƌĂĚĞ la ciutat͟;WŝĞƌĂ͕ϮϬϭϲ͗ϭϭϲͿ͘;͞ŶĞůƷůƟŵŽĂŹŽ͕ůĂĐŝƵĚĂĚĚĞĂƌĐĞůŽŶĂ͕ĂĨŽƌƚƵŶĂĚĂŵĞŶƚĞ͕ŚĂĂŹĂĚŝĚŽĂƐƵŽĨĞƌƚĂ ĐƵůƚƵƌĂůƵŶŐƌƵƉŽŶĂĚĂŵĞŶŽƐƉƌĞĐŝĂďůĞĚĞĐĂƐĂƐŵƵƐĞŽƋƵĞƉĞƌŵŝƚĞŶĐŽŶƐĞƌǀĂƌƵŶƉĂƚƌŝŵŽŶŝŽŵƵLJǀĂůŝŽƐŽLJĂŚŽƌĂ ĐŽŵƉůĞƚĂƌĞůĂĐĐĞƐŽLJĞƐƚƵĚŝŽĂůĂƌƚĞLJĂƌƋƵŝƚĞĐƚƵƌĂĚĞůĂĐŝƵĚĂĚ͟Ϳ͘ ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX. ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 207 los momentos históricos más sobresalientes de esta comunidad autónoma33, reclamando –de alguna (y quizás subconsciente) manera– para el presente la gloria del pasado, puesto que con estas intervenciones Barcelona regresa a 1900.34 Traer a la actualidad y poner de nuevo en valor una etapa como ésta, asociada al progreso social, económico y cultural de Cataluña, requería la restauración de sus obras más señeras, con especial atención a la recuperación de los magníficos interiores modernistas que caracterizaron estos edificios. Por eso, el criterio dominante en estas intervenciones ha sido la restauración mimética sobre todo de los revestimientos murales y los elementos de artes aplicadas, para mostrar estos edificios en el apogeo y fulgor de su momento original, debido en buena parte a la presencia de los mejores artesanos y artistas del momento, y al sofisticado desarrollo y uso de las técnicas y materiales más avanzados de la época. Por ello se han imitado y replicado papeles pintados, esgrafiados, pavimentos y otros tipos de elementos ornamentales en madera, metal y piedra, además de mobiliario, cuando no ha sido posible recuperar el original, para recobrar el ambiente característico de la burguesía catalana del momento. El tema es de tal actualidad que ha suscitado incluso la celebración de seminarios específicos como La recuperació d’interiors històrics, organizado en marzo 2016 por el Museo del Disseny de Barcelona, la Associació per a l’estudi del moble y el Ayuntamiento de Barcelona. Un ejemplo muy elocuente de esta tendencia, similar por otro lado a la desarrollada en la recuperación de los interiores diseñados por Pierre Cuypers para el Rijskmuseum, es la restauración de la vivienda situada en la primera planta de la Casa Amatller, un edificio levantado por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch (1867-1956) por encargo del industrial chocolatero catalán Antoni Amatller (1851-1910) entre 1898 y 1900 (Figura 5). Tal y como refleja la prensa cotidiana en las crónicas publicadas con motivo de la apertura al público de este espectacular edificio en 2015, se insiste en la necesidad de utilizar estos criterios para poder dar la imagen adecuada de una característica vivienda modernista catalana. Para devolver la vivienda al estado que tenía a principios del siglo XX, cuando Amatller compartía techo con su hija Teresa, han hecho falta casi 5 millones de euros sufragados por la Fundación Montemadrid, el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat y la Fundación Amatller. También ha sido necesario revertir buena parte de las modificaciones que la hija realizó hasta 1960 –solo se mantiene un vestidor proyectado por Josep Gudiol Ricart en 1934–, recuperar espacios ocupados por el Instituto de Arte Hispánico y, finalmente, restaurar –o, según el caso, replicar– el mobiliario original ideado por Gaspar Homar y los hermanos Salat. «Las réplicas eran necesarias para completar la museografía», apunta Alcolea [Santiago Alcolea, director de la Fundación Amatller de Arte Hispánico] al tiempo que destaca que buena parte del éxito de la restauración se basa en la gran cantidad de información histórica, «fotografías antiguas, documentación de Puig Cadafalch y planos del edificio» que se conservan de la época. 33  ^ŽŶ ŶƵŵĞƌŽƐŽƐ ůŽƐ ĂƌơĐƵůŽƐ ƉƵďůŝĐĂĚŽƐ ĞŶ ƉƌĞŶƐĂ ĞŶ ůŽƐ ƋƵĞ ƐĞ ƚƌĂƚĂ Ğů ƚĞŵĂ ĚĞ ĞƐƚĂ ŵĂŶĞƌĂ͗ ͞ĂƌĐĞůŽŶĂ͕ ŵĄƐ ŵŽĚĞƌŶŝƐƚĂ ƋƵĞ ŶƵŶĐĂ ĐŽŶ ƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝŽŶĞƐ LJ ŶƵĞǀŽƐ ŵŽŶƵŵĞŶƚŽƐ ǀŝƐŝƚĂďůĞƐ͕͟ ƉƵďůŝĐĂĚŽ ĞŶ Ğů ĚŝĂƌŝŽ ĚŝŐŝƚĂů 20 minutos, el 16.04.2014, [ŚƩƉ͗ͬͬǁǁǁ͘ϮϬŵŝŶƵƚŽƐ͘ĞƐͬŶŽƟĐŝĂͬϮϬϴϭϬϱϰͬϬͬƌĞŶĂĐŝŵŝĞŶƚŽͬŵŽĚĞƌŶŝƐŵŽͬďĂƌĐĞůŽŶĂͲ ĞƐƉĂŶĂͬηdžƚŽƌсͲϭϱΘdžƚƐсϰϲϳϮϲϯ΁͕;ĐŽŶƐƵůƚĂĚŽĞůϵĚĞĚŝĐŝĞŵďƌĞĚĞϮϬϭϲͿ͘ 34 >ĂƉƌĞŶƐĂĞƐĞƐƉĞĐŝĂůŵĞŶƚĞƐŝŐŶŝĮĐĂƟǀĂĂůƌĞƐƉĞĐƚŽ͗͞ůĞƐƉůĞŶĚŽƌŵŽĚĞƌŶŝƐƚĂĚĞůĂĐĂƐĂŵĂƚůůĞƌĚĞǀƵĞůǀĞĂ ĂƌĐĞůŽŶĂĂϭϵϬϬ͘>ĂŽďƌĂĚĞWƵŝŐŝĂĚĂĨĂůĐŚĂďƌĞĂůƉƷďůŝĐŽƚƌĂƐĚŽƐĂŹŽƐĚĞƌĞŚĂďŝůŝƚĂĐŝſŶLJŚĂĐĞǀŝƐŝƚĂďůĞƐƚŽĚĂƐ ůĂƐĐĂƐĂƐĚĞůĂDĂŶnjĂŶĂĚĞůĂŝƐĐŽƌĚŝĂ͕͟ĂƌơĐƵůŽƉƵďůŝĐĂĚŽĞŶĞůĚŝĂƌŝŽŶĂĐŝŽŶĂůABC͕ϭϯͬϯͬϮϬϭϱ͕ĞƐĐƌŝƚŽƉŽƌĂǀŝĚ DŽƌĄŶ͕ ΀ŚƩƉ͗ͬͬǁǁǁ͘ĂďĐ͘ĞƐͬĐĂƚĂůƵŶLJĂͬϮϬϭϱϬϯϭϯͬĂďĐŝͲĞƐƉůĞŶĚŽƌͲŵŽĚĞƌŶŝƐƚĂͲĐĂƐĂͲĂŵĂƚůůĞƌͲϮϬϭϱϬϯϭϮϭϵϰϬ͘Śƚŵů΁͕ ;ĐŽŶƐƵůƚĂĚŽĞůϵĚĞĚŝĐŝĞŵďƌĞĚĞϮϬϭϲͿ͘ 208 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. 193 - 218 Ahora, siguiendo los pasos de la casa Lleó i Morera, visitable desde el año pasado, la casa Amatller se suma al itinerario cultural de la ciudad y completa un tramo central del modernismo, esos pocos metros de Paseo de Gracia comprendidos entre las calles Aragón y Consell de Cent, que va camino de convertirse en uno de los rincones más fotografiados de la ciudad.35 FIGURA 5. CASA AMATLLER. Vista de la fachada, estado actual. Imagen: Fundación Montemadrid.36 35 Cfr. Op. cit. nota anterior. dĂŵďŝĠŶ͞>ĂĂƐĂŵĂƚůůĞƌƌĞĐƵƉĞƌĂĞůĞƐƉůĞŶĚŽƌĚĞϭϵϬϬƚƌĂƐƌĞƐƚĂƵƌĂƌĞůƉƌŝŵĞƌƉŝƐŽ͘>ĂǀŝǀŝĞŶĚĂĚĞůŝŶĚƵƐƚƌŝĂů ĐŚŽĐŽůĂƚĞƌŽŶƚŽŶŝŵĂƚůůĞƌƌĞĐƵƉĞƌĂĞůĂƐƉĞĐƚŽŽƌŝŐŝŶĂů͕ƚĂůLJĐŽŵŽůĂŝĚĞſWƵŝŐŝĂĚĂĨĂůĐŚ͕͟ĂƌơĐƵůŽĚĞhZKW WZ^^ƉƵďůŝĐĂĚŽĞŶĞůĚŝĂƌŝŽĐĂƚĂůĄŶLa Vanguardia͕ĞůϭϮͬϬϯͬϮϬϭϱ͘ŶĞůƚĞdžƚŽƐĞĚĞƐĐƌŝďĞĞůŐƌĂĚŽĚĞŝŶƚĞƌǀĞŶĐŝſŶ ĂĐŽŵĞƟĚŽĞŶůĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶĚĞůƐŝŐƵŝĞŶƚĞŵŽĚŽ͗ ͞ůŝŶƚĞƌŝŽƌŵŽĚĞƌŶŝƐƚĂĚĞůĂĂƐĂŵĂƚůůĞƌĚĞĂƌĐĞůŽŶĂŚĂƌĞŐƌĞƐĂĚŽĂůŽƐŽƌşŐĞŶĞƐĚĞƐƵĐŽŶĐĞƉĐŝſŶŵŽĚĞƌŶŝƐƚĂ ĚĞϭϵϬϬƚĂůLJĐŽŵŽůĂŝĚĞſĞůĂƌƋƵŝƚĞĐƚŽ:ŽƐĞƉWƵŝŐŝĂĚĂůĨĂůĐŚ͕ƚƌĂƐůĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶĚĞŵŽďŝůŝĂƌŝŽ͕ĐŽůƵŵŶĂƐ͕ƐƵĞůŽ͕ techos y decoración original del piso principal, donde vivía el industrial chocolatero Antoni Amatller a principios del siglo XX. >ĂŝŶƚĞƌǀĞŶĐŝſŶŚĂĚƵƌĂĚŽŵĄƐĚĞĐŝŶĐŽĂŹŽƐLJƐƵŽďũĞƟǀŽƉƌŝŶĐŝƉĂůŚĂƐŝĚŽůĂƌĞĐƵƉĞƌĂĐŝſŶĚĞůĂŵďŝĞŶƚĞƉƌŽƉŝŽĚĞů ĚŽŵŝĐŝůŝŽƚĂůĐŽŵŽĞůĐŚŽĐŽůĂƚĞƌŽůŽĐŽŶƐĞƌǀĂďĂĂƉƌŝŶĐŝƉŝŽƐĚĞƐŝŐůŽ͘WŽƌĞƐƚĞŵŽƟǀŽ͕ƐĞŚĂƚĞŶŝĚŽĞƐƉĞĐŝĂůĐƵŝĚĂĚŽ ĂůĂŚŽƌĂĚĞƌĞƐƚĂƵƌĂƌůĂƐůƵĐĞƐĚĞůƚĞĐŚŽLJůĂƐƉĂƌĞĐĞƐĚĞůĂĐĂƐĂ͕ŝŶƚĞŶƚĂŶĚŽĂũƵƐƚĂƌůĂŝŶƚĞŶƐŝĚĂĚLJůĂĐĂůŝĚĂĚĚĞƐƵ iluminación a unos valores similares a los de las instalaciones originales de electricidad y gas. 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ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 209 La restauración de la Casa Amatller se ha realizado en varias fases y es producto de la colaboración de diversas instituciones públicas y privadas. Con un presupuesto de 4,9 millones de euros, las obras se pusieron en marcha a partir del convenio firmado el 30 de junio de 2009 entre el Ayuntamiento de Barcelona, la Conselleria de Cultura de la Generalitat, la Fundación Montemadrid y la Fundació Institut Amatller d’Art Hispànic37. Los promotores concebían esta intervención no solo como la recuperación de uno de los edificios modernistas que forma parte de la extraordinaria ‘manzana de la discordia’, un singular conjunto de viviendas Art Nouveau levantadas en el Paseo de Gracia de la capital catalana, sino también como un centro cultural de interpretación del modernismo catalán38. El objetivo era “dotar a la Casa de un discurso museológico y de una serie de instalaciones que faciliten la conservación y la acogida a los visitantes, y que recreen, con la mayor fidelidad posible, las condiciones domésticas de 1900” (Montesinos y Casar, 2016: 331). El proyecto cultural de restauración39 de este edificio ha durado ocho años y se ha estructurado en las siguientes fases: restauración de la fachada, rehabilitación y adecuación del segundo piso y reubicación en el mismo de la biblioteca y fototeca del Instituto Amatller de Arte Hispánico; una vez liberado de las instalaciones del Instituto, restauración del interior del piso principal de la casa Amatller a su antiguo estado de 1900 y adecuación de su interior para la visita pública; y finalmente, restauración y adecuación integral de los espacios comunes de la casa Amatller40 (Figuras 6a, 6b y 6c). ϯϳ ůLJƵŶƚĂŵŝĞŶƚŽĚĞĂƌĐĞůŽŶĂĂƉŽƌƚĂďĂϭ͕ϭŵŝůůŽŶĞƐĚĞĞƵƌŽƐ͕ůĂConselleria de CulturaĚĞůĂ'ĞŶĞƌĂůŝƚĂƚϭ͕ϭ ŵŝůůŽŶĞƐ͕ůĂ&ƵŶĚĂĐŝſŶDŽŶƚĞŵĂĚƌŝĚϮ͕ϯŵŝůůŽŶĞƐLJůĂ&ƵŶĚĂĐŝſWƌŝǀĂĚĂ/ŶƐƟƚƵƚŵĂƚůůĞƌĚ͛ƌƚ,ŝƐƉăŶŝĐ 430.000 euros. 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FIGURA 6A. CASA AMATLLER. Salón de la vivienda de Antoni Amatller en su estado original. Imagen: Archivo de la Fundación Amatller de Arte Hispánico, Fundación Montemadrid. ů ƉƌŽLJĞĐƚŽ ŵƵƐĞŽŐƌĄĮĐŽ ĂLJƵĚĂƌĄ Ăů ĐŽŶŽĐŝŵŝĞŶƚŽ ĚĞ ŶƚŽŶŝ ŵĂƚůůĞƌ͕ ƵŶ ŚŽŵďƌĞ ƋƵĞ ŝŵƉŽƌƚſ ƐŝƐƚĞŵĂƐ ĚĞ ƉƌŽĚƵĐĐŝſŶŵŽĚĞƌŶŽƐĂƐƵĨĄďƌŝĐĂĚĞĐŚŽĐŽůĂƚĞƐĞŝŶƚƌŽĚƵũŽĐĂƌƚĞůĞƐLJĐƌŽŵŽƐĐŽŵŽƚĠĐŶŝĐĂĚĞƉƵďůŝĐŝĚĂĚĚĞƐƵ ƉƌŽĚƵĐƚŽ͕ĞŶĐĂƌŐĂŶĚŽĞůĚŝƐĞŹŽĂĂƌƟƐƚĂƐĐŽŵŽZĂŵſŶĂƐĂƐ͕ƉĞů͘ůĞƐDĞƐƚƌĞƐLJůƉŚŽŶƐĞDƵĐŚĂ͕ƋƵŝĞŶƌĞĂůŝnjſĞů ĐĂƌƚĞůĚĞůĐĞŶƚĞŶĂƌŝŽĚĞůĂŵĂƌĐĂ͘hďŝĐĂƌĄĂůǀŝƐŝƚĂŶƚĞĞŶĞůŵŽŶƵŵĞŶƚŽŚŝƐƚſƌŝĐŽLJĐŽŶǀĞƌƟƌĄůĂĂƐĂŵĂƚůůĞƌĞŶ ƵŶĞƐƉĂĐŝŽƷŶŝĐŽĚŽŶĚĞƌĞƐƉŝƌĂƌůĂĂƚŵſƐĨĞƌĂĚĞƵŶĂĐĂƐĂĚĞϭϵϬϬĞŶĂƌĐĞůŽŶĂ͘͟Ĩƌ͘͞ZƵƚĂƐƵƌďĂŶĂƐ͘ƵƌŐƵĞƐşĂĚĞ ĐŚŽĐŽůĂƚĞ͘hŶĂŵŝŶƵĐŝŽƐĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶĚĞǀƵĞůǀĞůĂĂƐĂŵĂƚůůĞƌĂůƚƵƌŝƐŵŽďĂƌĐĞůŽŶĠƐ͕͟ĂƌơĐƵůŽĚĞŶŶĂŽƌƌĄƐ publicado en el suplemento El Viajero del diario El País, 24.01.2014, pág. 12. ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX. ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 211 FIGURA 6B. CASA AMATLLER. Salón de la vivienda de Antoni Amatller, transformado en biblioteca de la Fundación Amatller de Arte Hispánico, antes de la restauración. Imagen: Fundación Montemadrid. FIGURA 6C. CASA AMATLLER. Salón de la vivienda de Antoni Amatller, tras la restauración. Imagen: Irene Ruiz. 212 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. 193 - 218 Este arquitecto explicaba a la prensa, que ha celebrado con un reconocimiento unánime la restauración, en el momento de apertura al público del edificio, los criterios de intervención en la vivienda del industrial catalán. La intervención en el edificio proyectado por el arquitecto Puig Cadafalch, que ha durado 22 meses y ha tenido un coste de casi 5 millones de euros, ha consistido en la restauración del mobiliario, las columnas, el suelo, los techos y la decoración original de la residencia del industrial, en el que también vivió su hija Teresa Amatller (…) además de recuperar pavimentos, paramentos, restituir techos (madera, policromía, esgrafiados), vitrales emplomados, luces de techo, e instalar un ascensor y los elementos de seguridad, se han eliminado las modificaciones posteriores que Teresa Amatller introdujo en la vivienda tras la muerte de su padre. Estas actuaciones han permitido recuperar las alcobas con arcos, así como la habitación original de Teresa Amatller, al tiempo que se ‘ha dotado a la casa de un discurso museológico que recrea lo más fielmente la vida en la casa en 1900’.41 Por su parte, Santiago Alcolea, presidente de la Fundación Institut Amatller de Arte Hispánico, ha comentado que “para el éxito de la restauración ha sido fundamental disponer de una importante cantidad de información histórica como las fotografías antiguas, muchas de ellas realizadas por Antoni Amatller, la documentación del arquitecto Puig Cadafalch, así como el expediente y los planos del edificio depositados en el Archivo Municipal Administrativo”42. También ha sido relevante, añade Alcolea, que “se hayan conservado un porcentaje elevado de las decoraciones arquitectónicas originales, gracias en gran parte al cuidado y el respeto de las adaptaciones efectuadas por Josep Gudiol Ricart en 1960, cuando se convirtió en la sede de la Fundación Amatller de Arte Hispánico”43. Por último, “La recuperación de varias piezas del mobiliario original que se encontraban fuera de la casa, donadas por las personas que las custodiaban, ha sido también trascendental, mientras que en algunos casos se ha recurrido a réplicas exactas”44, ha explicado Alcolea. La restauración de esta extraordinaria obra, relevante muestra del gusto de un singular personaje como es el industrial Antoni Amatller, fotógrafo aficionado, gran viajero y sofisticado coleccionista de piezas arqueológicas de vidrio, ha significado asimismo una excelente oportunidad para conocer detalles desconocidos de la historia constructiva de esta casa, entre ellos el uso de papeles pintados diseñados por artistas franceses como Isidore Leroy (Piera, 2016: 65) o de tejidos decorativos procedentes de los famosos almacenes ingleses Liberty&Co que ponen de manifiesto el cosmopolitismo de su dueño (Piera, 2016: 66). (Figuras 7a y 7b). 41 KƉŝŶŝſŶƌĞĐŽŐŝĚĂĞŶĞůĂƌơĐƵůŽ͞>ĂĂƐĂŵĂƚůůĞƌƌĞĐƵƉĞƌĂĞůĞƐƉůĞŶĚŽƌĚĞϭϵϬϬ͕ƚƌĂƐƌĞƐƚĂƵƌĂƌƐƵƉƌŝŵĞƌƉŝƐŽ͕͟ publicado el 12.03.2015 por la agencia EFE en el periódico digital El diario.es͕ ΀ŚƩƉ͗ͬͬǁǁǁ͘ĞůĚŝĂƌŝŽ͘ĞƐͬĐƵůƚƵƌĂͬ ĂƐĂͲŵĂƚůůĞƌͲƌĞĐƵƉĞƌĂͲĞƐƉůĞŶĚŽƌͲƌĞƐƚĂƵƌĂƌͺϬͺϯϲϱϳϭϰϭϯϮ͘Śƚŵů΁;ĐŽŶƐƵůƚĂĚŽĞůϳĚĞĞŶĞƌŽĚĞϮϬϭϲͿ͘ 42 Cfr. Op. cit. nota precedente. 43 Cfr. Op. cit. nota precedente. 44 Cfr. Op. cit. nota precedente. ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX. ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 213 FIGURA 7A. CASA AMATLLER. Dormitorio de Teresa Amatller, estado original. Archivo de la Fundación Amatller de Arte Hispánico. Imagen: Fundación Montemadrid. FIGURA 7B. CASA AMATLLER. Dormitorio de Teresa Amatller, estado actual tras la restauración. Imagen: Sergio Sebastián. 214 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. 193 - 218 La presentación actual de la vivienda, abierta a la visita pública de grupos reducidos dadas las dimensiones y la naturaleza de los bienes que contiene, entre ellos el extraordinario dormitorio de Teresa, incluidos mobiliario y decoraciones murales, pavimentos y otros ornamentos, sirve no sólo para mostrar la personalidad de su dueño, sino también para explicar la poética arquitectónica de Puig i Cadafalch, la génesis y la trascendencia de esta obra en el contexto de la ciudad y del modernismo catalán, y la importancia del colectivo de industriales, artistas y artesanos que la hicieron posible, justificando sobradamente el apelativo cultural para este proyecto de restauración. Conclusiones Las recientes restauraciones del Rijksmuseum de Ámsterdam y de algunos singulares ejemplos de la arquitectura modernista catalana como la Casa Amatller acometidas en los últimos quince años, representan sin duda el Zeitgeist, el espíritu de nuestra era. Más allá de sofisticadas operaciones técnicas, de gran dificultad en el caso del museo holandés, estas obras evidencian la persistente fascinación del público y de los mecenas, gestores y políticos, por la recuperación del edificio original, la manera más segura de conectar y apropiarse simbólicamente de la sofisticación y la estética de ese brillante pasado, que tanto en el caso del museo holandés como en el de la arquitectura modernista catalana coinciden cronológicamente en un marco temporal, el siglo XIX, caracterizado por una inusitada fe en el progreso cultural y técnico. Una actitud que, por otro lado, muestra el alejamiento de una parte sustancial de los profesionales y de la población respecto a los criterios de intervención más conservacionistas, en los que se respeta la pátina en la obra de arte; así como la fascinación y persistencia hasta la actualidad de una manera de concebir la restauración monumental como instrumento para dar forma a un estado ideal de la arquitectura histórica, tal y como sustancialmente la entendió Viollet-le-Duc y sus numerosos seguidores en la centuria decimonónica. La arquitectura del XIX, como la del siglo XX (Salvo, 2016), admite con dificultad el paso del tiempo, máxime cuando sus valores simbólicos y estéticos pesan más que el valor histórico considerado como la suma de fases que han dado lugar al estado actual del monumento y que debería a priori conservarse (con todos los matices posibles que deben aplicarse caso por caso, dado que en algunas ocasiones se trata de modificaciones carentes de interés alguno). Desde la mirada contemporánea, estos edificios son restaurados para ser devueltos al momento álgido de su valor cultural, elevados de nuevo a la calidad de íconos de una etapa histórica, situación que asegura la proyección de estos edificios al competitivo panorama cultural y turístico internacional. En este sentido, se constata cómo se está produciendo un renacer del siglo XIX que se traduce también en la recuperación de los criterios de restauración de dicha centuria. Se trata, sin duda, de una expresión del actual gusto del momento, que conecta con el esplendor y la sofisticación artística alcanzada a finales del siglo XIX y comienzos del XX, traída al presente a través de la restauración monumental, y que probablemente expresa además un cansancio respecto al minimalismo dominante en la arquitectura y la decoración durante décadas (Spuybroek, 2011). Pasear hoy por la primera planta del Rijksmuseum o la vivienda de Antoni Amatller produce similar impacto e impresión que la visita al interior del Castillo de Pierrefonds reconstruido por Viollet. Según la periodista Anna Borràs: “cruzar ¿Retorno a Viollet? Otra vuelta de tuerca a los criterios de la restauración monumental: la recuperación de los interiores históricos de la arquitectura del siglo XIX. ASCENSIÓN HERNÁNDEZ MARTÍNEZ 215 el imponente vestíbulo de la Casa Amatller es entrar de pleno en la Barcelona burguesa y cultivada de principios del siglo XX” (Borrás, 2014: 12). En la misma línea, el periodista Vis Molina calificaba este edificio como “un lugar único que le transporta a un momento histórico en el que la ciudad entera hervía de dinamismo y creatividad”.45 Podría afirmarse que el siglo XIX ha regresado para quedarse entre nosotros, haciendo que nos planteemos nuevas preguntas acerca de por qué sucede un hecho de estas características y qué consecuencias puede tener dentro del debate disciplinar de la conservación del patrimonio cultural un tipo de intervención que lo que persigue es reproducir la imagen fiel al original del monumento para producir un impacto estético (también una experiencia cultural) en el visitante, con el fin de transportarle a otra época. Una pregunta inicial que podría plantearse en este sentido es si el objetivo de la restauración monumental es éste: la búsqueda de determinadas experiencias a través del contacto con el patrimonio monumental, o si lo es conservar la integridad de sus valores culturales, en los que deben estar presentes las variaciones introducidas por el tiempo. Pero al mismo tiempo, considerando el éxito mediático y la excelente acogida entre el público de las mismas, ¿pueden éstas condenarse por no adecuarse estrictamente a los criterios establecidos en las Cartas Internacionales de hace tantas décadas? O, al contrario, ¿deberemos admitir que esta actitud de retorno al esplendor original, tan íntimamente relacionada con la escuela francesa liderada por Viollet y que forma parte por tanto de nuestra herencia cultural europea, integra sustancialmente una posible manera de restaurar que ha convivido, con altibajos, con otras actitudes y criterios menos intervencionistas? No sé si existe una respuesta única a estas preguntas. Como historiadora formada en la escuela romana de la conservación crítica, personalmente me siento más afín a una actitud menos intervencionista; sin embargo, como visitante de estos monumentos debo confesar la fascinación que me produce sentirme transportada al esplendor artístico y cultural de hace más de cien años, y reconozco, por otro lado, el valor de la extraordinaria calidad técnica y artesanal de estas restauraciones. En cualquier caso, considero un imperativo analizar estos ejemplos, reconstruyendo la crónica de estos procesos para comprender el contexto en el que surgen, las motivaciones que los empujan y la valoración crítica de sus resultados. Quizás otros investigadores experimenten esta (o una similar) contradicción, lo que debería conducirnos a una reflexión y a un debate más vivo sobre los criterios de intervención en estos edificios. Es decir, a realizar ‘una vuelta de tuerca’ en la teoría de la restauración monumental y en el uso que damos hoy al patrimonio cultural, entre el consumo turístico, la experiencia estética y el incremento del conocimiento sobre nuestro pasado que nos aportan estos espléndidos edificios. 45 ͞hŶǀŝĂũĞĞŶĞůƟĞŵƉŽƉŽƌůĂĂƐĂŵĂƚůůĞƌ͕͟ĂƌơĐƵůŽĚĞsŝƐDŽůŝŶĂ͕ƉƵďůŝĐĂĚŽĞŶĞůƐƵƉůĞŵĞŶƚŽEl Cultural, del diario El Mundo͕ ϭϯ͘Ϭϯ͘ϮϬϭϱ͕ ΀ŚƩƉ͗ͬͬǁǁǁ͘ĞůĐƵůƚƵƌĂů͘ĐŽŵͬŶŽƟĐŝĂƐͬĂƌƚĞͬhŶͲǀŝĂũĞͲĞŶͲĞůͲƟĞŵƉŽͲƉŽƌͲůĂͲĂƐĂͲŵĂƚůůĞƌͬϳϱϮϱ΁͕;ĐŽŶƐƵůƚĂĚŽĞůϳĚĞĞŶĞƌŽĚĞϮϬϭϲͿ͘ůĂƌơĐƵůŽŝŶŝĐŝĂĚĞůƐŝŐƵŝĞŶƚĞŵŽĚŽ͗͞>ĂĂƐĂŵĂƚůůĞƌƌĞĐƵƉĞƌĂƐƵ ĞƐĞŶĐŝĂŵŽĚĞƌŶŝƐƚĂĚĞƐƉƵĠƐĚĞůĂƐĞdžŚĂƵƐƟǀĂƐŽďƌĂƐĚĞƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶĞĨĞĐƚƵĂĚĂƐĞŶĞůƉŝƐŽƉƌŝŶĐŝƉĂů͘>ĂŝŶƚĞƌǀĞŶĐŝſŶ͕ƋƵĞŚĂĐŽŶƚĂĚŽĐŽŶĞůĂƉŽLJŽĚĞůĂ&ƵŶĚĂĐŝſŶDŽŶƚĞŵĂĚƌŝĚ͕ŚĂĚƵƌĂĚŽĐŝŶĐŽĂŹŽƐLJƐƵĐƵůŵŝŶĂĐŝſŶƐƵƉŽŶĞ ĞůŝŶŝĐŝŽĚĞƵŶĂŶƵĞǀĂĞƚĂƉĂƉĂƌĂůĂ&ƵŶĚĂĐŝſŶ/ŶƐƟƚƵƚŽŵĂƚůůĞƌĚĞƌƚĞ,ŝƐƉĄŶŝĐŽ͕ĐŽŶĞůƌĞƚŽĚĞŐĞƐƟŽŶĂƌƵŶ ĞƋƵŝƉĂŵŝĞŶƚŽĐƵůƚƵƌĂůƚĂŶĞdžƚƌĂŽƌĚŝŶĂƌŝŽĐŽŵŽĞƐƚĂǀŝǀŝĞŶĚĂLJŽĨƌĞĐĞƌĂůŽƐǀŝƐŝƚĂŶƚĞƐůĂŽƉŽƌƚƵŶŝĚĂĚĚĞĐŽŶŽĐĞƌ ĚĞĐĞƌĐĂĞůĐŽŶƚĞdžƚŽŚŝƐƚſƌŝĐŽ͕ĞĐŽŶſŵŝĐŽLJƐŽĐŝĂůƋƵĞĚŝŽŽƌŝŐĞŶĂůDŽĚĞƌŶŝƐŵŽ͘͟ 216 con EUGÈNE VIOLLET-LE-DUC Y PROSPER MÉRIMÉE Núm. 3, julio 2017, pp. 193 - 218 Referencias Anon (2013) “Interiors. 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