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Habilidades del terapeuta

2007, Carlos Passi Capdeville

2007 Carlos Passi Capdeville Psicólogo, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Máster en Psicología Clínica y de la Salud, Universidad Autónoma de Madrid [HABILIDADES DEL TERAPEUTA] Madrid, octubre de 2007 Habilidades del Terapeuta Son numerosos los estudios que se han plateado qué variables del paciente y del terapeuta se relacionan con el resultado del tratamiento, si bien parece que el peso principal de la efectividad de la psicoterapia descansa en la relación terapeuta - paciente (Castillo y Poch, 1991). Esta relación, la podemos denominar alianza terapéutica, es decir, un acuerdo fundamental entre terapeuta y paciente acerca de las metas y tareas del tratamiento y de un compromiso mutuo en la tarea. Sin la existencia de una alianza terapéutica adecuada, la posibilidad de conseguir los objetivos terapéuticos se verá dificultada en gran medida. Sin embargo, no siempre la alianza con el paciente fluye como el clínico esperaría, y es justamente en estos casos, en los que la relación terapéutica va depender en gran medida de las habilidades que presente el terapeuta para modificar esa situación inicial. Revisando las posturas de diversos autores sobre el tema, podemos apreciar que se destacan diferentes habilidades como necesarias o deseables por parte del psicoterapeuta. Por ejemplo, Aaron Beck (1979) destaca la Aceptación, definiéndola como el interés mostrado por el terapeuta hacia el paciente y su problemática. También menciona la Empatía, como la habilidad del terapeuta de entrar en el mundo del paciente y experimentar cognitiva y afectivamente el mundo como lo hace este. Finalmente destaca la Autenticidad, señalando que se refiere a la franqueza del terapeuta con el paciente. Albert Ellis (1989), en cambo, destaca el No mostrar excesiva cordialidad hacia el paciente para no reforzar sus creencias irracionales. Además, menciona el Ser capaz de manejar sus creencias irracionales. Destaca la importancia del Humor y finalmente incluye la Flexibilidad, en el sentido de adecuar la terapia a cada paciente concreto. Kanfer y Schefft (1988) señalan como factores importantes el facilitar que la persona asuma el rol de cliente, definir los roles de terapeuta y cliente incluyendo el tipo de interacciones que se mantendrán durante el tratamiento, las reglas que regirán y la responsabilidad que deberá asumir el cliente con respecto a su proceso de cambio. También destacan el establecer un nivel de motivación adecuado para llevar a cabo la terapia. Y finalmente, el establecer una relación de trabajo para reducir el posible rechazo del cliente a asumir responsabilidad y para que vaya desarrollando control sobre su conducta, primero en las sesiones y posteriormente de forma gradual , sobre las actividades que se realizan fuera de las sesiones. Virgina Satir (2002) por su parte, destaca como habilidades fundamentales del terapeuta el permanecer alerta a sus impedimentos emocionales y aprender más sobre sí mismo. La congruencia, en el sentido de estar en contacto son sus emociones. El estar centrados, es decir, poder enfocarse por completo en la situación presente. La capacidad para responder a las señales internas, el tomar conciencia de su postura personal, y finalmente menciona el desarrollar sus canales sensoriales. Por otra parte, George Kelly (2001), señala que no existe una clase particular de relación terapéutica, de sentimientos o de interacciones que sean en sí mismo una panacea, sino que la relación entre el terapeuta y el paciente, y las técnicas que empleen, serán tan variadas como el inmenso repertorio humano de técnicas y relaciones. Al revisar brevemente los planteamientos de estos autores, podemos observar que las habilidades que deba desarrollar cada terapeuta, van a estar en directa relación con la orientación teórica desde la que enfoque el proceso terapéutico, no obstante, podemos apreciar que hay una serie de habilidades que son fundamentales para cualquier terapeuta, independiente de la corriente psicológica a la que se adscriba. No debemos olvidar que la psicoterapia efectiva es más que la mera construcción de una relación terapéutica de calidad, sin embargo, tampoco se puede reducir al dominio de un conjunto de técnicas. Como señala Kelly (2001), la orquestación de las técnicas y el uso de las relaciones en el continuo proceso de vivir y aprovechar la experiencia son los que hacen de la psicoterapia una contribución a la vida humana. Considero que sería adecuado estudiar de modo más profundo y acabado las habilidades fundamentales que debe presentar un terapeuta para lograr favorecer una adecuada relación terapeuta – paciente, de manera de aumentar la probabilidad de desarrollar una psicoterapia efectiva. Por otra parte, el conocer en forma más detallada estas habilidades, nos permitiría desarrollar programas más específicos que apunten a desarrollar estas habilidades necesarias en los terapeutas en formación y en los que actualmente se encuentren en ejercicio y requieran perfeccionar ciertos aspectos personales. BIBLIOGRAFIA Bernardi, R, Defey, D, Garbarino, A, Tutté, J, Villalba, L. (2004) Guía clínica para la psicoterapia. Revista de Psiquiatría del Uruguay; 68(2): 99-146. Castillo J. A. y Poch J. (1991) La efetividad de la psicoterapia: Métodos y resultados de la investigación. Barcelona: Hogar del Libro. Ferro García, R., Vives Montero, M.ª C. (2004) Un análisis de los conceptos de efectividad, eficacia y eficiencia en psicología. Panace@; 5(16): 97-99. Fernández Liria, A, Rodríguez Vega, B. (2001) La práctica de la Psicoterapia. Bilbao: Editorial Desclée de Brouwer. Kelly, G. (2001) Psicología de los constructos personales. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica. Ruiz Sánchez, J. J., Cano Sánchez, J. J. (2002) Manual de psicoterapia cognitiva. Úbeda (Jaén): R&C Editores. Satir, Virginia. Terapia familiar paso a paso. (2002) México, D.F.: Pax México.