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APÉNDICE 1: DOCTRINAS DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO1 LESLY KATHERIN HERRERA RIVEROS La macroeconomía, entendida como el estudio del comportamiento agregado de la economía (de un país o un grupo de países), surgió a partir de la Segunda Guerra Mundial a raíz de las contribuciones de Keynes; hoy en día es un instrumento de análisis para la aplicación de políticas gubernamentales. La mayoría de las variables macroeconómicas (consumo, empleo, inversión, producción…) muestran fluctuaciones irregulares en su crecimiento de largo plazo reflejándose en un mayor o menor crecimiento de la actividad económica en general. Las causas de estas fluctuaciones económicas han sido objeto de debate, así como las políticas económicas para afrontar los periodos de crisis que vienen con ellas. El desarrollo de la historia y los diferentes acontecimientos en el campo económico abrió paso al surgimiento de investigadores, economistas y teóricos que se cuestionan acerca del funcionamiento de la economía y que buscan explicar las fluctuaciones periódicas que se presentan en este. En estas condiciones surgieron diferentes teorías para cumplir con esta tarea (con antecedentes en teorías del pasado); sabiendo eso y conociendo las limitaciones del presente trabajo, las doctrinas del pensamiento económico que se retoman en este capítulo son dos: el keynesianismo y el monetarismo junto con la economía de la oferta. Al sintetizar estas teorías se toman en cuenta sus antecedentes y sus principales aportes al análisis de la actividad económica, posteriormente se señalan algunas de sus derivaciones teóricas y sus características de política económica, entendidas como las actividades que debe desarrollar el gobierno en la economía. Esta síntesis sirve como un puente para entender la relación entre los acontecimientos históricos y la política adoptada por los diferentes actores sociales (gobierno, instituciones y fuerza de trabajo) en periodos de prosperidad y crisis. La importancia de estos desarrollos teóricos radica en que actualmente los gobiernos Este trabajo hace parte de la tesis titulada “ciclo económico y política económica de Estados Unidos y Alemania 2007-2016: una comparación desde la teoría de variedades de capitalismo” para optar por el título de Maestra en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México - trabajo completo publicado en la biblioteca de TESISUNAM. 1 se basan en su experiencia y en las recomendaciones de investigadores, consejeros e instituciones para definir su papel en la economía y su guía política. 1.1 El Keynesianismo Antes de John Maynard Keynes, el consenso de economistas admitía que la economía capitalista tenía una forma automática de ajuste por la cual siempre llegaba al equilibrio por el libre juego entre la oferta y la demanda2. La Ley de Say (acuñada a Jean-Baptiste Say), la cual afirma que la oferta crea su propia demanda, era aceptada (aunque muchos economistas se habían alejado de ella, los supuestos básicos de la teoría clásica se desprenden de la misma 3). Según esta Ley, la inversión estaba determinada por la existencia de un ahorro previo, por lo que se dividía a la economía entre un sector real (precios relativos) y un sector monetario (precios nominales), en el que el nivel general de precios estaba determinado por la teoría cuantitativa del dinero. Se consideraba que había neutralidad monetaria, por lo que cualquier aumento/disminución en la cantidad de dinero debía traducirse en un aumento/disminución en el nivel general de precios, lo cual permitía que no cambiasen los precios relativos (Gill, 2002). Desde esta perspectiva no puede haber crisis de sobreproducción ni desempleo involuntario (sí existe el desempleo, pero es voluntario; el trabajador se enfrenta a la disyuntiva entre ocio y trabajo); todos los mercados están en equilibrio. En este punto, después de una transición por el pensamiento económico que llevó a Keynes a publicar el resultado de su trabajo en la Teoría general4, donde en un intento por emanciparse de la ortodoxia existente, critica a todos sus predecesores, economistas clásicos, y en especial a la obra del profesor economista británico Arthur Cecil Pigou titulada "Teoría de la desocupación" en la que defiende la tesis 2 Para Keynes el equilibrio era un caso excepcional, no era frecuente ni automático. Véase el Prefacio a la edición francesa (Keynes, (2003) [1936]) 4 La Teoría General surge como consecuencia de la insatisfacción de Keynes sobre su propio Tratado sobre el dinero, en el que aún primaban los supuestos clásicos de oferta, demanda e influencia del dinero; insatisfacción con la teoría aceptada y como respuesta a la prolongada depresión posterior a 1929. Keynes en una carta hecha a R. F. Harrod en 1936, explica la trayectoria de su pensamiento desde la posición clásica hasta su punto de vista en el momento de la publicación de la Teoría general (1936) (Keynes, (2003) [1936]). 3 del equilibrio general de la economía capitalista. Esta crítica no la hace porque tenga alguna fijación especial con este autor, sino porque al parecer de Keynes, es la única propuesta teórica precisa sobre este tema. 1.1.1 Principales aportes a la teoría económica La Gran Depresión subsecuente a la crisis de 1929 fue un suceso del que se derivaron grandes cambios en la evolución histórica de la economía mundial5. Esta crisis hizo que diferentes economistas se cuestionaran sobre el funcionamiento del sistema capitalista y su capacidad para autorregularse. El mundo se enfrentó a una caída de la producción, deflación, aumento del desempleo, quebrantamiento del sistema de pagos internacionales y la contracción del mercado mundial. La política económica ortodoxa (se entiende por “política económica ortodoxa”, aquella doctrina económica dominante que es seguida, aceptada y generalizada por la mayoría de Estados. Esta ha cambiado a lo largo del tiempo, como se verá en este capítulo), validaba las políticas procíclicas: en épocas de crisis se disminuía el gasto público, los impuestos y se reducía la base monetaria. Sin embargo, estas políticas no funcionaron para solucionar la crisis y por el contrario la economía cayó en una Gran Depresión. En este contexto, el economista inglés John Maynard Keynes (1883-1946) en 1936 publicó la Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero en donde expuso su crítica a los economistas clásicos. Para Keynes ((2003) [1936]), las teorías antecesoras no describían la realidad, por lo cual propuso, mediante el planteamiento teórico y abstracto de su obra, una revisión crítica de los supuestos básicos de la teoría hasta ahora aceptada, la cual había estudiado y defendido en el pasado. En cuanto a su teoría de la ocupación, Keynes creía que la economía capitalista por sí misma no se dirige hacia el equilibrio 6 y existe desempleo 6 Los neoclásicos consideraban que la economía se ajustaba automáticamente hacia una posición de equilibrio. De acuerdo con la Ley de Say, ante un exceso de oferta, la demanda lo absorbe para mantener equilibrio de pleno empleo. Los mecanismos de ajuste son vía cambios en precios y salarios. Por su parte Keynes, consideraba que el volumen de la producción es el que regula la oferta involuntario. Según Keynes, la economía carece de demanda y se enfrenta a la infrautilización de las capacidades productivas7. Los niveles de empleo y los salarios no están determinados por la oferta (capacidad de producir) o los niveles de ingreso, sino por las decisiones actuales de producción, las cuales dependen de las decisiones presentes de inversión y las expectativas actuales de consumo presente y sus perspectivas8. En su teoría los salarios monetarios son rígidos a la baja (por la resistencia de los sindicatos) y solo se puede considerar como hipótesis un descenso de los salarios reales por un aumento en el nivel de precios. Aun así, si existiera flexibilidad a la baja de los salarios nominales, éstos por sí solos no podrían llevar al pleno empleo si existiese una falta de la demanda efectiva (entiéndase como la suma de los gastos de consumo e inversión). Contrario a lo que establece la teoría económica clásica, en Keynes puede haber equilibrio con subempleo. La falta de demanda efectiva es resultado de una baja en la propensión marginal a consumir (proporción que los individuos en su totalidad destinan al consumo, de acuerdo con sus inclinaciones psicológicas), por lo que una redistribución de los ingresos más igualitaria estimularía la demanda efectiva. En el tratamiento del dinero y los precios de Keynes, “teoría monetaria de la producción”, ya no existe dicotomía entre el sector real y el monetario. Escribe: "el dinero entra en el sistema económico de una manera esencial y especial" es el medio por el cual "los cambios de opinión respecto al futuro son capaces de influir en el volumen de ocupación" (Keynes, (2003) [1936], pág. 18). Las críticas de Keynes a la teoría cuantitativa se pueden resumir en dos posturas: “la primera está relacionada con la inestabilidad en la demanda de dinero como proporción del ingreso monetario de la economía y la segunda con la no neutralidad del dinero” (Gaviria, 2007, pág. 62). Teniendo en cuenta esto, decide y aconseja dejar a un lado la teoría cuantitativa del dinero. y la demanda en el mercado a través de las variables de inversión y consumo. Por lo tanto, puede, según Keynes, existir equilibrio en el mercado de bienes con desequilibrio en el mercado de trabajo. 7 Keynes revirtió la Ley de Say, según él, la demanda determina la oferta. 8 Este razonamiento es importante para la solución de problemas de políticas públicas en general, así como para el ciclo económico. Otro rasgo característico del libro de Keynes, es su teoría de la tasa de interés, el ahorro y la inversión9. Él ve al ahorro como un simple residuo que se adapta al nivel de inversión, como la diferencia entre el ingreso y los gastos de consumo, que cuando se considera a escala de toda la sociedad10, es exactamente igual a la inversión. Por lo que la inversión, y no un monto de fondos previamente ahorrados, es el motor de la actividad económica. Para Keynes, a diferencia de la teoría clásica que ve al ahorro como la abstención de consumir hoy para consumir mañana, "el ahorro produce un efecto deprimente sobre la actividad económica de hoy, sin estimular la de mañana" (Gill, 2002, pág. 647)11. El acto de ahorro se representa como un deseo de riqueza, como el deseo de tener dinero para “consumir un artículo no especificado en una fecha indeterminada “ (Keynes, (2003) [1936], pág. 211). En Keynes ((2003) [1936]), el nivel de inversión se determina a partir de las expectativas y los espíritus animales12 de los empresarios, de la relación entre la tasa de interés que pagan por sus fondos prestados (la cual está determinada por la preferencia por la liquidez y la cantidad de dinero en circulación) y la eficiencia marginal del capital, es decir, "la relación entre el rendimiento probable de un bien de capital y su precio de oferta o de reposición" (pág. 147)13. Mientras que, en la teoría clásica, la inversión y el ahorro siempre están en equilibrio y el cruce de sus curvas determina la tasa de interés real (esta tasa de interés desempeña un papel regulador). Según Louis Gill (2002), "Para Keynes; no hay una determinación simultánea de la tasa de interés y el nivel de inversión en un mercado de capital que 9 Según Keynes, su teoría del interés es un regreso a las teorías de Montesquieu, las cuales afirman que las causas del descenso de la tasa de interés se atribuyen a la cantidad de dinero en circulación (Keynes, (2003) [1936], pág. 29-31) 10 Es importante notar que su Teoría general “se ocupa del comportamiento del sistema económico en su totalidad –los ingresos agregados, las ganancias agregadas, el producto agregado, el empleo agregado, la inversión agregada y el ahorro agregado-, más que de los ingresos, ganancias, producto, empleo, inversión y ahorro de algunos sectores, empresas o individuos en particular” (Keynes, (2003) [1936]:28) 11 Esta idea había sido descrita anterior a Keynes por Nicholas Johannsen (1844-1928), sin embargo, Keynes en la Teoría General no hace alusión a ello (Gill, 2002, pág. 647). 12 Son los factores psicológicos de los empresarios que influyen en el comportamiento de forma espontánea de los mismos. 13 Al igual que Keynes, Alfred Marshall y el profesor Irving Fischer dieron una definición de la eficiencia marginal del capital, que se asimilaban bastante a la definición de Keynes, aunque tenían otros nombres (eficiencia marginal neta y la tasa de rendimiento sobre costo, respectivamente) tiende espontáneamente hacia un equilibrio. La igualdad de ahorro e inversión, siempre verificada ex post, se realiza por el ajuste del ingreso y no, como sostiene la teoría clásica, por las variaciones de la tasa de interés en el mercado de capitales" (pág. 648) En su Teoría General, el concepto de riesgo y de expectativas juega un papel fundamental. Según Keynes ((2003) [1936]) hay dos tipos de riesgo que no han sido diferenciados y que son importantes: el riesgo del empresario o prestatario (surge de las dudas sobre la posibilidad de obtener los rendimientos probables que espera); y el riesgo del prestamista, el cual surge cuando se abre paso el crédito. En este último caso el riesgo puede ser por el azar moral, es decir por incumplimiento voluntario, o por la “posible insuficiencia del margen de seguridad, es decir, por incumplimiento involuntario a causa de una equivocación de las expectativas”. Igualmente añade otra causa del riesgo “como es el posible cambio adverso en el valor del patrón monetario, que hace que el préstamo en dinero sea menos seguro, en la medida de la depreciación de un activo real” (pág. 154). Asimismo, afirma que las expectativas pueden ser de dos tipos: de corto plazo, en las cuales se encuentra el conocimiento de las existencias actuales de bienes de capital y la fuerza de la demanda efectiva actual; y las expectativas de largo plazo, que se refieren a los cambios futuros en la clase y cantidad de existencias de bienes de capital, en el cambio en los gustos de los consumidores, en la fuerza de la demanda efectiva en los distintos periodos y los cambios en la unidad de salarios en estos periodos. Estos dos conceptos son importantes en su teoría puesto que influyen en el comportamiento de diferentes variables directa o indirectamente, tal como la tasa de interés, el nivel de inversión, el nivel de empleo, etc. Keynes explica que la tasa de interés tiene como función determinar el equilibrio, no entre la demanda y oferta de bienes de capital, sino entre la demanda y oferta de dinero. Es decir, la tasa de interés se encuentra determinada por factores monetarios, como lo son la cantidad de dinero en circulación (medio para satisfacer la demanda de dinero: oferta de dinero) y la preferencia por la liquidez (demanda de dinero). La preferencia por la liquidez es el hecho de que los individuos elijan tener el dinero en vez de invertirlo, por miedo al riesgo por expectativas negativas. Esta preferencia está determinada por las expectativas que tienen los individuos sobre los cambios en la tasa de interés en el futuro. A mayor preferencia por la liquidez, mayor tasa de interés. Cuando en la economía existe una alta preferencia por la liquidez (existe una alta tasa de interés), se puede recurrir a una política liberal de creación de moneda de manera que se reduzca la tasa de interés y se estimule la propensión a invertir. Sin embargo, cuando los inversionistas tienen expectativas muy negativas y las tasas de interés son muy bajas, la política monetaria expansiva se vuelve inefectiva, las autoridades monetarias no logran situar la tasa de interés a un nivel adecuado, entonces la economía se encuentra en una trampa de liquidez. Finalmente, Keynes en su libro da importancia a la política fiscal que sirve como instrumento de política económica, principalmente cuando la economía se encuentra en una trampa de liquidez. La recomendación de Keynes es usar la política fiscal expansiva para generar mayor demanda agregada y por ende mayor empleo, así mejoran las expectativas de los individuos y la política monetaria vuelve a ser efectiva. En resumen, su teoría del subconsumo es la base para su explicación de la teoría del ciclo económico (que se verá más adelante) y la existencia de esta trampa de liquidez es el aliciente de su propuesta política para contrarrestar las crisis y “eliminar” las fluctuaciones económicas. 1.1.2 Derivaciones keynesianas Keynes afirma que su teoría es un abandono a la teoría cuantitativa del dinero 14, la cual establece que existe una relación directa entre la cantidad de dinero y el nivel general de precios, sin embargo, otros autores como Milton Friedman (monetaristas) y Nicholas Kaldor (postkeynesianos) creen que no es así, este último afirma que más bien es una modificación y no un abandono de la teoría cuantitativa (Kaldor, 1982, pág. 59). Keynes reconoce que la teoría cuantitativa se cumple en situación 14 Al considerar que el nivel de precios general está determinado de la misma manera que los precios individuales, por la oferta y la demanda, no por la cantidad de dinero en circulación. Ver Prefacio a la edición francesa (Keynes, (2003) [1936], pág. 30) de pleno empleo. Explica Gill (2002), que esta afirmación contribuyó a crear una nueva escuela de pensamiento que unificó los dos enfoques: la síntesis neoclásica. 1.1.2.1 Síntesis Neoclásica La síntesis neoclásica, formulada en primer lugar por John Hicks desde 1937 en un artículo titulado Mr. Keynes and the Classics, se desarrolló con los aportes de diversos autores, entre ellos Roy Harrod, James Meade, Abba Lerner, Franco Modigliani, Lawrence Klein, Paul Samuelson y Alvin Hansen (Gill, 2002). Los fundamentos teóricos centrales de esta versión son el modelo de demanda agregada IS-LM introducido por el economista inglés Jhon Hicks en 1937 y el modelo de la cruz keynesiana expuesto por Paul Samuelson (véase Apéndice 2. Síntesis neoclásica: los modelos IS-LM y la Cruz Keynesiana) Un aporte importante fue el hecho por Paul Samuelson y Robert Solow (1959), inspirado en el trabajo hecho por A.W Phillips 15 en donde se relaciona la dependencia entre inflación y desempleo, a partir del cual, tanto la teoría como la política económica encuentran su objetivo en el arbitraje entre estos dos fenómenos. Irving Fisher en 1926 había publicado un estudio en el que mostraba la relación entre el nivel de precios y la tasa de desempleo 16. Fisher atribuía la causalidad del aumento en el empleo cuando existe alza de precios al hecho de que mientras que los ingresos de los empresarios suben (por el aumento de precios), los costos se mantienen constantes (por contratos fijos), lo cual hace que demanden más mano de obra. La Curva de Phillips original relaciona las variaciones del nivel de salarios con los cambios en el desempleo, es decir, es el nivel de desempleo lo que determina los salarios nominales: partiendo de una situación de equilibrio con una tasa natural de desempleo, a medida que aumenta la demanda de un bien o servicio, su precio aumentará o viceversa, lo mismo sucede en el mercado laboral. A.W. Phillips publicó el estudio “The Relation between Unemployment and the Rate of Change in United Kingdom, 1861-1857” en donde muestra la relación existente entre la variación de salarios y el nivel de desempleo. Esta ecuación es también conocida como “la ecuación perdida del sistema keynesiano”. 16 Léase (Fisher, I Discovered the Phillips Curve: "A Statistical Relation between Unemployment and Price Changes", 1973) 15 Más adelante se podrá ver que la Curva de Phillips original recibió críticas de parte de Milton Friedman y Lucas Phelps, por su trade-off entre inflación y desempleo al no tener en cuenta las expectativas de los individuos, por lo cual implicaba “ilusión monetaria”, es decir que los trabajadores no notan cuando sus salarios reales disminuyen por un alza en los precios, o también cuando hay un alza en los salarios nominales acompañado de una alta inflación, los trabajadores no se dan cuenta de que sus salarios reales permanecieron constantes o incluso bajaron y en base a esta ilusión actúan. El Estado, a diferencia de la teoría de Keynes, tendría como función hacer un ajuste de precisión apoyado de las políticas monetaria y fiscal. Esta escuela recoge el concepto de equilibrio general de Arthur Pigou, acopia el concepto de Alfred Marshall de un periodo de mercado, afirmando que las teorías neoclásicas se aplican en el largo plazo de la economía, mientras que la teoría keynesiana se aplica en el corto plazo. En resumen, la Síntesis Neoclásica se puede agrupar en tres teorías: la teoría de la demanda agregada keynesiana, la teoría del modelo clásico de oferta agregada y la teoría del ajuste de precios (Ros, Borrador notas de clase: Macroeconomía, 2014). 1.1.2.2 Postkeynesianismo Ante este desarrollo teórico de la Síntesis Neoclásica, al cual Joan Robinson llamó keynesianismo bastardo, se creó una corriente "fiel al Keynes de la Teoría general", denominada postkeynesianismo, la cual se identifica principalmente con Sidney Weintraub, Michael Kalecki, Nicholas Kaldor, Joan Robinson, Alfred Eichner y Jan Kregel (Gill, 2002). Esta escuela da una mayor relevancia al papel de la incertidumbre en la economía, sobretodo en la decisión de inversión y critica fuertemente la concepción del corto y largo plazo de los neokeynesianos (adscritos a la síntesis neoclásica). Esta corriente mantuvo la creencia de que el capitalismo por sí solo no se dirige al pleno empleo ni al equilibrio, por lo que es necesaria la intervención de Estado17. Además, afirman que las decisiones en el nivel de 17 Michael Kalecki afirma que el pleno empleo es un objetivo irrealizable y que el capital privado se inversión y de consumo se realizan con anticipación ante la presencia de incertidumbre18. Y, por último, mantiene el enfoque keynesiano de la demanda efectiva (es decir, que la demanda determina la oferta), pero con algunos cambios. El modelo de la demanda efectiva de Kalecki abandona el supuesto de competencia perfecta, es decir, abandona la empresa marshalliana. De igual manera, sustituye la tecnología neoclásica en la que el capital y el trabajo son sustitutos en la producción por una tecnología Leontief (Y=min (aK, Bl)), donde “a” es la cantidad de producto por unidad de capital plenamente empleado y “b” es la cantidad de producto por unidad de trabajo empleado. En su modelo la función de consumo no solamente depende del ingreso, sino también de la distribución del ingreso entre salarios y ganancias, suponiendo que la propensión al consumo de los asalariados es mayor (porque tienen menos ingresos) que los capitalistas, que por su mayor ingreso pueden ahorrar más. Desde el punto de vista de Kalecki (1977), el déficit financiado por el gasto público (impuestos), siempre y cuando las empresas no transfieran estos impuestos al precio de los productos, fomenta un mayor nivel de actividad económica estimulando la demanda, al haber capacidad ociosa este incremento no representa un aumento de precios, pero si estimulará la expansión del producto. La inversión no se verá afectada porque los préstamos que se piden por parte de las empresas son llevados al proceso productivo, no para aumentar su capital. Las principales diferencias que distinguen los modelos de determinación de ingreso de Keynes y Kalecki son que Keynes mantiene el supuesto de competencia perfecta, en donde el ingreso estaba determinado por un nivel de ocupación que garantizara a las empresas obtener las máximas ganancias, además el costo de los factores y las ganancias representaban el ingreso de la economía; mientras que en el modelo ampliado de Kalecki el ingreso está dado por el gasto del gobierno, el consumo de los capitalistas, el consumo de los asalariados, el nivel de inversión y encuentra en oposición a este objetivo, ya que para éste es mejor tener a su disposición un ejército de reserva de desempleados. Para Kalecki el pleno empleo solamente es posible en un régimen totalitario. 18 El futuro en el enfoque postkeynesiano, es totalmente incierto, no se puede predecir ni siquiera con instrumentos probabilísticos las exportaciones netas. En el enfoque postkeynesiano pueden distinguirse tres tendencias: los fundamentalistas, tal como Paul Davidson, que se inspiran principalmente en la Teoría General de Keynes y que ponen especial énfasis al papel del dinero, la incertidumbre, la inestabilidad financiera y la preferencia por la liquidez; los Sraffianos, que se inspiran en los trabajos de Piero Sraffa, y se enfocan en el análisis de las variables de decisión de los agentes económicos, los modelos multisectoriales interdependientes y la medida del capital fijo; y finalmente los Kaleckianos, inspirados en Michael Kalecki, en Kaldor y en los Institucionalistas, ocupándose de los factores microeconómicos de fijación de precios, las relaciones monopólicas y las relaciones mesoeconómicas. El primer enfoque ha tomado gran relevancia en los últimos años, principalmente con la exposición de la teoría de la inestabilidad financiera de Hyman Minsky (1992). Este autor toma la hipótesis de Fisher (1933, [1999]) respecto a que las economías capitalistas enfrentan regularmente la inflación o deflación en respuesta al sobreendeudamiento. Explica que la economía no es un sistema estable y por eso se propone a hacer su teoría basándose en la exposición de La Teoría General de Keynes, así como en otros autores (tal es el caso de Schumpeter y el papel de las finanzas, el crédito y la deuda). Esta teoría parte de que el sistema capitalista tiene un complejo sistema de intermediación financiera, en el que el proceso de acumulación se hace a través de diversos periodos, es decir, "se producen intercambios de dinero actual por dinero futuro" (Minsky, 1992, pág. 245). En este sistema de acumulación la deuda y la intermediación financiera son importantes en la determinación de la estabilidad del sistema económico. Dado que el sistema capitalista se caracteriza por la propiedad privada y búsqueda de beneficio, tanto los bancos como las empresas buscan constantemente innovar con expectativas de obtener una mayor cuota de mercado. En su teoría Existen tres tipos de relaciones entre deuda y renta: i) unidades financieras cubiertas, aquellas que pueden responder a todas las obligaciones contraídas con el flujo de caja que generan; ii) las unidades financieras especulativas: son aquellas que pueden responder a sus compromisos gracias a la generación de recursos con deudas nuevas; iii) entidades financieras Ponzi: aquellas en las cuales "los flujos de caja generados en sus operaciones corrientes no son suficientes, no sólo para devolver el principal, sino tampoco para hacer frente a los intereses de las deudas acumuladas"(pág. 248). De este modo, esta teoría tiene dos teoremas: el primero es que la economía tiene regímenes financieros en los que puede ser estable (Cubiertos) y otros en los que no (Especulativo y Ponzi); el segundo es que en una prolongada prosperidad la economía pasa de estable a inestable debido a la transición del tipo de relaciones financieras. La hipótesis de Minsky (1963) es que, mediante la acción del banco central junto con el déficit gubernamental, se puede “facilitar la transición del estancamiento que sigue a una deflación de deuda a una economía en crecimiento” (pág. 186). Finalmente, este autor concluye que el “pánico financiero y las depresiones profundas” hacen parte del sistema económico capitalista, sin embargo, dado que las instituciones cambian, “no se reproduce el pasado” (pág. 187). Cuando las pérdidas de activos en las instituciones financieras llegan hasta los depositantes, hay mayor probabilidad de una crisis financiera y económica severa. 1.1.3 Política económica keynesiana Para Keynes, la causa de la crisis de 1929 era la insuficiencia de demanda motivada por la creciente propensión al ahorro que había surgido en la década de crecimiento de los años veinte. Así, en tiempos de crisis el consumo debía ser motivado para que con ello aumentara el empleo, incluso si el Estado debía recurrir en déficits. En realidad, el pensamiento de Keynes fue “revolucionario”, ya que iba en contra de todo principio hasta entonces comúnmente aceptado. Su política, tras vencer la resistencia de las autoridades ortodoxas, fue acogida por la mayoría de los gobiernos industriales capitalistas que buscaban incentivar la demanda agregada, así como en los países periféricos (convirtiéndose así en la nueva ortodoxia). Los países industrializados fueron invadidos con la “revolución keynesiana”: en Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt del Partido Demócrata, que fue electo como presidente en tres nominaciones, desde 1933 a 1945, apostó por esta nueva política. Su política económica “New Deal” estimuló el gasto público mediante inversión en infraestructura (carreteras, hospitales, escuelas, etc.), modernizando el país, a pesar de esto, la crisis en Estados Unidos se mantuvo hasta que la economía de guerra dinamizó la economía estadounidense. Durante su mandato, se estableció la Ley Nacional de Relaciones Laborales, también conocida como Wagner Act, que fortaleció el poder de los sindicatos y restringió las reacciones de los empleadores en contra de los trabajadores y la exigencia de sus derechos (National Labor Relations Board, 2012); en otros países las políticas keynesianas se volvieron la “ortodoxia” después de la Segunda Guerra Mundial y durante aproximadamente tres décadas hacia delante con la participación del Estado Benefactor. Alemania no fue la excepción, en la década de 1960-70 hubo una progresiva expansión del Estado de Bienestar y de las políticas keynesianas en este país, las cuales llevaron a la modernización del sector público, mediante diferentes reformas administrativas dirigidas hacia la planificación presupuestaria y las políticas activas de intervención estatal (Poli, 2013) De acuerdo con Louis Gill (2002), "la constatación fundamental de Keynes es la incapacidad del sistema capitalista para realizar por sí mismo el pleno empleo de los recursos, y la necesidad de intervención del Estado19, mediante el gasto público, la distribución del ingreso y la política monetaria, para estimular el sistema y ayudarle a salir del estancamiento" (pág. 652). El interés de Keynes fue dotar a los gobiernos de instrumentos de política pública contracíclica para controlar la economía en épocas de recesión o crisis. El instrumento principal de la política keynesiana era la política fiscal (gasto del gobierno especialmente). La principal 19 John Hobson, desde 1895 y luego en 1902, mediante su obra El problema del desempleo, ya había formulado una propuesta de intervención estatal en miras de fomentar el crecimiento económico y modificar la distribución del ingreso. De igual forma, Richard Kahn, colaborador de Keynes, publicó un artículo titulado “The relation of home investment to unemployment” en 1931 en el cual mostró cómo los gastos de inversión en los trabajos públicos pueden tener un rendimiento eficaz contra el desempleo. En este artículo constituye el "multiplicador de la inversión" que más adelante Keynes retomó en su Teoría General. La intervención estatal también fue tema de consideración de Ragnar Frisch (Noruega) y de Jan Tinbergen (Holanda). Así mismo Michael Kalecki escribió entre 1933 y 1935 dos artículos en polaco, en los cuales se postularon los elementos de la teoría General de Keynes, sin embargo, estos trabajos no fueron conocidos públicamente sino hasta su traducción al inglés en 1971 (Gill, 2002, págs. 591-592). justificación de su política fue el llamado efecto multiplicador. A pesar de que en un principio el principal objetivo de la obra de Keynes fue ocuparse de las difíciles cuestiones de la teoría, su segundo objetivo: las aplicaciones prácticas20 jugaron un papel importante en el boom de su pensamiento durante la década de los años 30s hasta los 70s. Dumenil y Levy (2011), denominan a este periodo la segunda fase del capitalismo moderno (siendo la primera la fase que comenzó a finales de 1890 hasta 1930-40, enmarcada, según ellos, en una hegemonía financiera). Esta época se caracterizó por la regulación financiera (con un sistema financiero en función del sistema económico real), limitación de la movilidad de capital, el crecimiento del estado de bienestar (a expensas del déficit fiscal) y las políticas a favor del pleno empleo (aumentando el poder de compra de los trabajadores y conteniendo los intereses de la clase capitalista). 1.1.4 Principales críticas al keynesianismo Las críticas más relevantes al modelo keynesiano se centraban en el papel de la inflación como solución para una economía en quiebra (y no como un problema para el sistema económico21) y en la intervención estatal en la economía. Estas posturas fueron defendidas por Friedrich von Hayek, quien aseguraba que con la intervención del Estado se ponía un “freno a la democracia” y a la libertad individual y más adelante por Milton Friedman quien publicó en 1942 su trabajo Discussion of the Inflationary Gap (1942) que se extendió en 1953 con el título Essays in Positive Economics ((1953) [1970]), en el cual analiza la teoría keynesiana bajo el concepto de “desequilibrio inflacionario”, situación en la que la demanda total de bienes y servicios por parte de los inversionistas, el gobierno y los consumidores es mayor 20 Ver Prefacio (Keynes, (2003) [1936]) Por el rechazo a la teoría cuantitativa del dinero. Desde el punto de vista de Keynes, los cambios en los precios seguramente serían compensados por la demanda, es decir, que los individuos guardarían el exceso de dinero recientemente creado y no lo usarían para subir los precios. Así mismo también se creía que la expansión monetaria durante una recesión estimularía la economía y la creación de nuevos empleos sin incurrir en inflación. En este punto es importante recordar que la Teoría General fue escrita en medio de la Gran Depresión y que el problema que pretendía atacar era el estancamiento, el desempleo y la deflación que se vivía en esos años, es decir, en esta época la inflación no era el problema predominante. 21 que la oferta de recursos disponibles, lo que hace que los precios aumenten (Butler, 1989). Milton Friedman en el libro Monetary versus Fiscal Policy (1969), hace una serie de críticas a los postulados del keynesianismo y a la política fiscal como herramienta de estabilización (en contra de la política fiscal keynesiana defendida por Walter W. Heller en este mismo libro). La crítica a la política fiscal se fundamenta en que ésta solamente hace que haya un intercambio en el patrón del poder adquisitivo entre los contribuyentes e inversionistas si el gobierno aplica una reforma tributaria sin modificar el nivel de sus gastos y costeando su déficit mediante financiamiento 22. De igual manera afirma que la política fiscal no puede apoyarse en la política monetaria para superar el problema del inconveniente de las tasas de interés, dice que el problema de los keynesianos radica en que no han distinguido entre lo real y nominal, la tasa de interés es una guía deficiente de la situación económica porque ésta solamente mide la abundancia o la escasez del crédito, no de la cantidad de dinero. Otras críticas son a la trampa de liquidez como una “posibilidad teórica” pero no práctica y a la teoría de que la demanda de dinero es totalmente inelástica con respecto a las tasas de interés (es decir, que los cambios en las tasas reales de interés no tienen efecto en la demanda de dinero). De acuerdo con Butler (1989), tanto Friedman como los keynesianos están de acuerdo en que los factores reales pueden contaminar la política monetaria, “la cuestión no es si las medidas monetarias pueden ser apartadas de su propósito por los acontecimientos reales o no, sino la medida en que los factores reales impiden su avance a través de los cambios en los precios y los ingresos” (pág. 182). Es así como después de aproximadamente tres décadas de éxito de las políticas keynesianas, reflejado en un crecimiento económico regular, la actividad económica no siguió respondiendo a las pautas de estas, lo cual hizo que resurgiera 22 Para Friedman es muy relevante el modo de financiamiento del déficit fiscal, si es mediante préstamos la tasa de interés sube a medida que el Estado y los solicitantes compiten por los recursos disponibles por ellos, este aumento de la tasa de interés hace que los individuos le presten al gobierno el dinero que de otro modo hubieran gastado ellos mismos, lo que hace que haya un intercambio, “los contribuyentes tienen más dinero para gastar, pero los inversionistas tienen menos”; si es mediante la creación de nuevo dinero, la expansión monetaria causará un efecto en la inflación directo y fuerte (Butler, 1989, pág. 178). la crítica a estas políticas y se cambiara la prioridad del pleno empleo por la lucha contra la inflación. 1.2 Monetarismo y economía de la oferta Milton Friedman, principal exponente del monetarismo moderno y la “Escuela de Chicago”, tuvo su ascenso debido a la rapidez con la que fracasó la teoría ortodoxa contemporánea (keynesianismo) después de la Segunda Guerra Mundial y especialmente por la rápida y violenta inflación que presenciaron las economías en la década de 1970. Friedman venía de una familia de origen modesto, en un principio estudió matemáticas, pero mientras estudiaba se vio influenciado por dos economistas: Arthur Burns y Homer Jones. Estos introdujeron a Friedman al campo de la economía. En un inicio Friedman fue a estudiar en la universidad de Chicago, sin embargo, por falta de recursos se salió de allí y estudió en la Universidad de Columbia, donde conoció a Wesley Mitchell, quien era el principal fundador de la National Bureau of Economic Research. De este modo, Friedman entro en asociación con esta institución. En 1941 Friedman se encontraba trabajando en la División de Estudios Fiscales de la Tesorería de los Estados Unidos. Se encargaba de determinar la mejor política impositiva para evitar la inflación, bajo la política keynesiana. En este cargo tuvo la oportunidad de estudiar y más delante de confrontar la metodología y el análisis de Keynes respecto a la política económica (Butler, 1989). 1.2.1 Principales aportes a la teoría económica Para Milton Friedman (1968), reconocido como el principal monetarista, la presión inflacionaria resultante de la política keynesiana expansiva, solamente “pudo ser controlada cuando las naciones adoptaron medidas supuestamente ortodoxas para restringir el crecimiento de la cantidad de dinero, como ocurrió en Italia a partir de agosto de 1947, en Alemania en junio de 1948, en los Estados Unidos en marzo de 1951, en Gran Bretaña en noviembre de 1951 y en Francia en enero de 1960” (pág. 439). Con el auge keynesiano, la teoría cuantitativa se había dado como muerta debido a las críticas hechas por Keynes, así que si Friedman quería recuperar esta teoría debía hacer una restructuración completa contestando a estas críticas. Es así como en 1956 se presenta la “teoría cuantitativa del dinero – Nueva exposición” (Friedman, 1968), como una versión moderna de los supuestos, términos y pronósticos empíricos de la teoría cuantitativa. Se le conoce como una teoría de la demanda de dinero, en la que se demostraba que el incremento en la masa monetaria se reflejaría en un nivel de precios más altos, sin caer en la trampa de liquidez expuesta por Keynes (ver siguiente apartado) Esta nueva corriente neoliberal se opuso totalmente al intervencionismo estatal (dado que, contrario a lo postulado por Keynes, tendría un papel desestabilizador, por lo que el Estado debería limitarse a garantizar un marco estable para que los mecanismos del mercado se ajusten automáticamente)23 y propuso como prioridades el equilibrio presupuestario y la estabilidad de los precios (Butler, 1989). La base teórica de esta corriente es la teoría cuantitativa del dinero, la cual le da un papel principal a la cantidad de dinero en circulación en la determinación del nivel de precios (un aumento de la cantidad de dinero hará aumentar el nivel de precios en la misma proporción, y viceversa)24. Por tanto, es preciso neutralizar su influencia en la economía "mediante la restricción del papel de la política monetaria en función de la tasa de crecimiento a largo plazo de la producción nacional" (Gill, 2002, pág. 669). En resumen, los postulados básicos del razonamiento de Friedman son: que el mercado asigna de la mejor manera los recursos, por lo que cualquier intervención solo causaría ineficiencias en el sistema e inestabilidad; la inestabilidad 23 Para ello el Estado deberá informar a los agentes económicos las reglas con las que va a intervenir con el fin de que estos adecuen sus expectativas y tomen decisiones (para Friedman las expectativas de los individuos son adaptativas, ya que estos esperan que los precios no sufran ningún cambio, así que cuando ven que sus expectativas no se cumplen las adaptan al nuevo nivel de precios esperado tomando en cuenta la información pasada). 24 Esta tesis tiene sus inicios en el siglo XVI con Jean Bodin; más adelante Richard Cantillón en el siglo XVIII la anunciaría nuevamente, luego en 1752 David Hume la formularía, después ésta sería retomada por David Ricardo y los partidarios de la Currency School, a principios del siglo XX sería tenida en cuenta en las formulaciones de Alfred Marshall e Irving Fischer (Gill, 2002) de los precios afecta de manera significativa la eficiencia de la economía; solamente una regla monetaria permanente y estable impide que los políticos hagan manipulaciones electorales lo que genera expectativas positivas en los individuos y, por ende, la economía es más estable. 1.2.1.1 La nueva teoría cuantitativa del dinero de Friedman y sus aportes a la teoría económica Friedman toma en cuenta las críticas hechas por Keynes a la teoría cuantitativa del dinero25, en la cual explica que se abandona la teoría cuantitativa del dinero por la inestabilidad de la demanda de dinero que hace que los cambios monetarios causen un efecto débil en la actividad económica, y dice que hay varias objeciones que hacerle a sus postulados: en primer lugar, en el momento en que Keynes escribió su libro la inflación no era un problema, por lo que este trató a los precios como si fueran fijos, de tal manera que si el dinero producía algún efecto este se reflejaría en los términos de producción y no en su precio medio, así el efecto de una expansión monetaria se vería indirectamente a través de los bonos, las tasas de interés y las inversiones, mientras que, según Friedman, los cambios monetarios tienen efectos mucho más directos. Otro punto que Friedman objetó es el hecho de que Keynes, basándose en “el fracaso de la política monetaria” durante la Gran Depresión, concluyó que esta no era efectiva, mientras que para Friedman la causa de la Gran Depresión fue una grave contracción monetaria, lo cual, contrario a mostrar su debilidad, mostraba la fuerza de su impacto en la economía26. Por otra parte, Keynes al rechazar la idea de que los cambios en la cantidad de dinero tuvieran efectos en el nivel de precios, afirma que estos cambios serán absorbidos por la demanda de dinero, el único factor que quedaba de la ecuación M =kPy. En este punto Friedman, basándose en datos empíricos, mostró que la demanda de dinero es estable y por lo tanto la conclusión a la que llega Keynes es errónea. Finalmente, la concepción que tenía Keynes acerca de la naturaleza del dinero es 25 26 Ver sección 1.1.1.1. Para Friedman los ciclos económicos respondían a cambios en la oferta de dinero. errónea, según Friedman, ya que éste puede ser intercambiado por diferentes clases de activos y no únicamente por los bonos, como afirmaba Keynes. Por este motivo, la cantidad de dinero en circulación puede tener efectos directos en la actividad económica y no solamente efectos pequeños a través de las tasas de interés y los mercados financieros (Butler, 1989). En el análisis de la teoría cuantitativa moderna se hizo necesario determinar cuál es la naturaleza de la demanda de dinero. De acuerdo con Butler (1989), Friedman considera al dinero como un activo igual que cualquier otro, por lo que se conserva por razones de la utilidad que le brinda al individuo, lo que hace que los efectos de los cambios monetarios no sean impredecibles, sino que se puedan prever. Friedman demostró que la demanda de dinero sería normalmente estable, y que los factores que podían influir en ella eran: los niveles futuros de precios, los rendimientos de las acciones alternativos (bonos y acciones, por ejemplo), la riqueza del individuo, sus gastos, su ingreso y otros factores reales. Los principios fundamentales o supuestos de la nueva versión de la teoría cuantitativa, de acuerdo con Butler (1989), son: i) el dinero y el precio están relacionados: los cambios nominales, como un aumento en la cantidad de dinero, producen principalmente efectos nominales, como un aumento en el ingreso; ii) la demanda de dinero es estable: esto no quiere decir que la demanda sea por completo estable, ni que la forma en que se usa el dinero introducido a la economía sea predecible, sino que en general, la esta demanda varía muy poco, y cuando varía se puede predecir qué factor causó esta variación; iii) el mecanismo de transmisión, es decir, el mecanismo por el que un aumento en la cantidad de dinero afecta el nivel de precios: cuando aumenta la cantidad de dinero27, por encima de la demanda de dinero que los individuos desean guardar, estos se disponen a intercambiar el excedente por otros activos, sin embargo, los egresos de un individuo son ingresos de otro, por lo que este proceso se vuelve interminable y en él los precios de los bienes y servicios suben. Este proceso hace que los ingresos nominales también aumenten haciendo que todos 27 En el análisis de Friedman no importa el origen exacto del nuevo dinero. los valores nominales vuelvan a sus antiguos niveles reales; iv) la relación entre el nivel de precios y la producción, tal que implica ilusión monetaria y lleva a excesos de sobreproducción; v) el retraso de la política monetaria: según Friedman, una política monetaria que se aplique en el presente afectará al ingreso nominal futuro. Este hecho él lo demostró empíricamente para diferentes países y llegó a la conclusión de que hay cierta variabilidad en el retraso. Es importante tener en cuenta este retraso para no confundir los efectos de la política monetaria no se confundan con otros cambios en la base monetaria; vi) los efectos de corto y largo plazo de los cambios monetarios: cambios en la cantidad de dinero pueden tener efectos a corto plazo en variables reales, tal como el nivel de producción por presencia de ilusión monetaria. Sin embargo, estos efectos serán temporales; a largo plazo, solamente los efectos nominales prevalecerán. vii) crítica a la Curva de Phillips: de acuerdo con Friedman las expectativas explican el por qué la inflación no se puede trasformar en empleos. Con el aporte de Milton Friedman ante la American Economic Association en 1968 (The Role of Monetary Policy) se marcó un “hito”, pues se reintroduce en la macroeconomía el supuesto de que el mercado de trabajo está en equilibrio continuo. Según Ros (2014), el modelo “implícito” de Friedman supone también que “los efectos de la demanda agregada sobre el nivel de actividad, causados por choques monetarios, son el resultado de fluctuaciones en la oferta de trabajo sin que ello implique necesariamente cambios en la tasa de desempleo”, estas fluctuaciones son causadas por la presencia de ilusión monetaria por parte de los trabajadores (quienes confunden un aumento en los salarios nominales con un aumento en los salarios reales y responden aumentando la oferta de trabajo). Dicho de otro modo, una contracción o expansión de la demanda agregada no afecta el nivel de actividad al aumentar o reducir el desempleo, debido a que los trabajadores siempre se encuentran en “sus curvas deseadas de oferta de trabajo” (pág. 127). El empleo se ubicará, debido al equilibrio del mercado, en su nivel natural, en la tasa natural de desempleo28. Por lo tanto, en el largo plazo no hay posibilidad de arbitraje entre desempleo e inflación, ya que las políticas monetarias o fiscales simplemente aumentarían la inflación sin disminuir la tasa de desempleo natural. La curva de Phillips de largo plazo es vertical. Sin embargo, en el corto plazo, de acuerdo con Friedman, existe una disyuntiva entre inflación y desempleo, esto existe principalmente cuando hay incrementos en la oferta monetaria no anticipados. Pero, los agentes modificarían sus expectativas, ya que no hay ilusión monetaria permanente, y las ajustarían al nivel esperado de precios constatados anteriormente. viii) la inflación como un fenómeno monetario: a pesar de que varios autores hayan tratado de explicar la inflación por otros factores como la guerra, el aumento de los precios de las importaciones y la influencia de los salarios, Friedman afirma que si no existe un aumento en la oferta de dinero, es imposible que los individuos paguen mayores precios de uno o varios bienes sin dejar de consumir otros bienes, reduciendo los precios de estos últimos bienes y por lo tanto haciendo que el aumento de los precios no sea generalizado. Él concluye que toda inflación es causada por un aumento en la demanda de bienes y servicios que responde a una expansión monetaria. ix) el origen de la expansión monetaria es el Estado. El gasto público será inflacionario si es financiado por creación de nuevo dinero, pero si es financiado con impuestos no lo será. La política fiscal (nivel y estructura de impuestos y magnitud y patrón del gasto del gobierno) tiene un efecto débil e indirecto en la inflación. x) las tasas de interés responden a la cantidad de dinero en circulación, por este motivo son un indicador muy pobre de la actividad económica. xi) la única manera de controlar la inflación es mediante políticas monetarias, ni la exhortación a los individuos para que gasten menos, ni los controles en los salarios y precios serán una solución genuina a este problema. Los aportes teóricos y estudios empíricos de Friedman fueron de gran importancia para fundamentar la política monetaria y de oferta como política 28 Según Ros (2014), la tasa natural de desempleo de Friedman es inspirada en la tasa natural de interés de Wicksell macroeconómica apoyando la liberalización de los mercados; la intervención estatal limitada solamente a garantizar la seguridad interna o externa de la nación, a la administración de la justicia y al desarrollo de infraestructura necesaria para el desenvolvimiento de la economía; y la política monetaria como instrumento de estabilización29. El tema principal de su teoría eran los precios o, mejor dicho, la inflación. Sin embargo, sus aportes solo son una parte de toda la derivación teórica monetarista y sus aplicaciones prácticas. A continuación, se expondrán algunos de los desarrollos monetaristas y sus aportes teóricos. 1.2.2 Derivaciones monetaristas 1.2.2.2 Friedrich von Hayek Aún antes de la Segunda Guerra Mundial, Friedrich von Hayek ya ponía en duda la intervención estatal y la política macroeconómica de Keynes. Defendía el liberalismo económico (en el sentido de la negación de privilegios o igualdad de trato para todos) desde el argumento de la insostenibilidad de los estados socialistas. Defendía la protección a la propiedad privada y la desregulación de la competencia y del monopolio sobre el control de la oferta monetaria. Para él la defensa de la justicia social como política económica es la mayor amenaza a la libertad de la civilización30. Según este teórico (1982), los gobiernos son unos juguetes en manos de los grupos de interés. Más que una derivación de la política monetaria y el liberalismo, se podría decir que Friedrich von Hayek fue el padre de esta corriente política, sin dejar a un lado que incluso él hizo algunos aportes y críticas también al modelo de Friedman. 29 Para este autor es posible generar previsiones acerca del comportamiento de la renta nominal a partir de la oferta monetaria. 30 El hombre es un ser imperfecto que no tiene la capacidad de conocer todo, por lo que deberá ser humilde para aceptar que su esfuerzo por controlar la sociedad no será del todo óptimo e incluso puede llevarla a su destrucción. (Hayek F. , Derecho, legislación y libertad, 1982) Para Hayek (1982), además de la expansión monetaria inducida por el Estado, la presión sindical y de los grupos de interés monopólicos son los que fuerzan a los gobiernos a establecer políticas inflacionistas (afirmación con la que Friedman no está de acuerdo, para él el déficit que se cubre con emisión monetaria es el que genera la inflación). Hayek está de acuerdo con Joseph Schumpeter en el conflicto irreconciliable entre la democracia (a favor de pocos) y el capitalismo. Este autor afirma que el desempleo es causado por los desequilibrios en el sistema de precios y salarios relativos y éste solo se podrá corregir si se cambian estas relaciones, haciendo que en cada sector los precios y los salarios sean tales que se equilibre la oferta y la demanda. Así mismo, está en contra del incentivo a la demanda agregada para disminuir el desempleo, la cual solamente tendrá efectos negativos en el largo plazo. Según él la liberalización llega hasta el punto en que los individuos deberían poder decidir en qué moneda prefieren realizar los intercambios, en dólares, francos, libras, pesos, etc., según les convenga. Esto implica que todos los gobiernos deberían permitir la libre circulación y utilización de todas las monedas y medios de pago (Hayek F. , 1982). El centro del análisis en Hayek es la microeconomía. Critica tanto a los teóricos keynesianos como a los monetaristas por analizar la economía solamente desde el plano macroeconómico olvidándose de los hechos microeconómicos. En este sentido la crítica de Hayek a la teoría cuantitativa de Friedman se dirige hacia su método de análisis macroeconómico extremadamente simplista: la teoría cuantitativa de Friedman toma solamente en cuenta el nivel general de precios por lo que no tiene capacidad de revelar los efectos que tiene la expansión monetaria (medios de pago) sobre la estructura relativa de los precios. Esto hace que no tenga en cuenta las principales consecuencias de una inflación, tales como la mala inversión de los recursos y el desempleo. Pese a esto para Hayek la teoría cuantitativa de Irving Fischer tiene la capacidad de explicar el desempeño pragmático de las variables económicas (Rodriguez, 2005). Otro punto de discrepancia entre Hayek y Friedman es la política monetaria que debe guiar a un banco en la expansión del dinero en circulación. La prioridad de la regla monetaria de Friedman es la estabilidad del nivel general de precios: tomando en cuenta su teoría cuantitativa MV=Py, ceteris paribus si cambia “y”, la producción real, se debe modificar la cantidad de dinero “M” en una forma estable y moderada (entre 3 y 5%); ceteris paribus si cae el nivel general de precios “P”, sin importar la causa, se debe aumentar la masa monetaria “M” para evitar la deflación; ceteris paribus si disminuye la velocidad de circulación del dinero “V”, se debe aumentar “M” para estabilizar el nivel de precios. Por otra parte, la regla monetaria de Hayek implica que “MV” se debe dejar constante para mantener una posición neutral entre el ahorro y la inversión: ceteris paribus si aumenta la producción real, “y”, se debe permitir la deflación, para él no existe motivo para aplicar una política contracíclica ya que si aumenta la productividad deben disminuir los precios; si disminuyen los precios, “P”, es necesario identificar cuál fue su causa, ya que para él no es lo mismo si caen por un aumento de la producción real o por una caída de la velocidad del dinero en circulación; ceteris paribus si disminuye “V”, se debe expandir la masa monetaria “M”, en este punto la propuesta de Friedman y Hayek coinciden (Ravier, 2011). El economista austriaco, a diferencia de Friedman, propone los tipos de cambio fijo porque “constituyen el freno necesario, prácticamente irremplazable, para obligar a los políticos y a las autoridades monetarias a que mantengan una moneda estable” (Hayek F. , 1978/1994, pág. 86) y (Hayek F. , 1982, págs. 110111), por lo que solo de este modo se puede lograr una estabilidad del sistema internacional en el largo plazo. 1.2.2.2 Nueva macroeconomía clásica Según una nueva versión del monetarismo, elaborada principalmente por Robert Lucas, Thomas Sargent, John Wallace y Robert Barro, denominada inicialmente como neomonetarismo o Monetarismo No. II por James Tobin (1981) y más adelante como una variante de la escuela neoaustriaca según David Laidler (1981), y hoy denominada como la <<nueva macroeconomía clásica>> (Gill, 2002, pág. 672), la curva de Phillips es vertical también en el corto plazo, es decir, no hay ilusión monetaria, no hay relación inversa entre inflación y desempleo (el desempleo existente es voluntario). Esta corriente nació con el propósito de dar fundamentos microeconómicos a la macroeconomía, desde su punto de vista todos los agentes son racionales y sus expectativas también lo son. Los agentes construyen sus expectativas con toda la información que les brinda el modelo y en la mayoría de los casos son correctas. Este término de expectativas racionales fue propuesto por John Muth en 1961, y se basa en la idea de que todos los agentes económicos poseen la misma información aportada por la teoría económica acerca de los determinantes del nivel de precios, por lo que sabrán cómo será el desempeño de la economía en el futuro (específicamente el comportamiento de los precios), también en que las predicciones de los individuos pueden ser incorrectas, pero sus errores no son sistemáticos (como en el caso de las expectativas adaptativas de Friedman) sino aleatorios (Ros, Borrador notas de clase: Macroeconomía, 2014)31. 1.2.2.3 Economía de la oferta Esta corriente parte de la creencia básica del monetarismo acerca de que los mecanismos del mercado están en capacidad de promover el crecimiento y el equilibrio cuando no hay intervención en el proceso, por lo que el Estado solamente debe garantizar las mejores condiciones para incentivar la inversión privada. Relacionada principalmente con Robert Mundell, Arthur Laffer, George Gilder, Jude Wanniski, Norman Ture y Craig Roberts32 (Gill, 2002). Los teóricos de la Economía de la oferta afirman que, contrario a Keynes, lo que se debe estimular no es la demanda sino la oferta global, para hacer esta afirmación toman como base la Ley 31 Cuando los individuos tienen expectativas racionales los efectos de una política monetaria expansionista pueden ser dos: si la expansión es anticipada, las expectativas de los precios esperados de los individuos cambian en la misma magnitud que los precios, por lo que existe neutralidad monetaria, es decir, un aumento en la cantidad de dinero no tiene efectos sobre los factores reales como la producción, el empleo y el consumo, por ejemplo. Pero si la expansión monetaria no es anticipada, en ese periodo no hay neutralidad monetaria, por lo que aumentan los niveles de las variables reales, pero en el siguiente periodo por el ajuste de las expectativas, estas variables volverán a su punto de equilibrio con un nivel de precios más alto, el ajuste de las expectativas es más rápido que el de las expectativas adaptativas. 32 Su aplicación práctica se evidenció durante el mandato del presidente Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en Gran Bretaña (Gill, 2002) de Say, por la que la oferta crea su propia demanda, y afirman que cuando existen dificultades económicas el problema no se halla en la demanda (como los keynesianos afirman), sino en la falta de oferta (corregida por la iniciativa privada). En este punto el Estado es importante para “destrabar” los obstáculos que se presenten a la inversión privada (por medio de la política fiscal, corrigiendo los precios relativos a través de los impuestos, y la desreglamentación) y con ello fomentar el incremento de la oferta. Según George Gilder (1981), la Economía de la oferta a diferencia de los keynesianos y monetaristas no solo se centra en la demanda y oferta global, sino en los factores microeconómicos, es decir, los procesos del trabajo y la producción, la creatividad y la innovación. Para demostrarlo, se apoyan en la teoría microeconómica neoclásica considerando a los precios relativos como los determinantes de las decisiones económicas de las empresas y los individuos. De este modo la intervención estatal por medio de la política fiscal puede tener influencia sobre las decisiones que hacen los individuos entre trabajo y ocio, consumo y ahorro, inversiones especulativas y productivas, y estimular el ritmo de la actividad económica. Así, una reducción fiscal, según el economista norteamericano Arthur Laffer, representaría un efecto beneficioso para los ingresos fiscales: los menores impuestos estimulan la actividad económica y con esto se amplía la base gravable en una proporción mayor a la disminución de las tasas impositivas. Contrario a los monetaristas y keynesianos, para la economía de la oferta el problema principal no es la inflación o el desempleo, sino la caída de la productividad derivada de una política fiscal inadecuada que desincentiva la inversión productiva, orienta a los capitales hacia actividades especulativas y estimula la informalidad laboral y empresarial. Para estos teóricos la preocupación no es la stagflation, sino la taxflation. Por lo tanto, su principal propuesta de política económica es la disminución de la carga tributaria 33 y la disminución de las limitaciones fiscales que perjudiquen a la oferta de trabajo y de capital. 33 Según esta visión, para favorecer a las clases bajas y medias se debe reducir los impuestos a los ricos, ya que, para reducir la desigualdad, “primero se debe pasar por su incremento”. El Estado 1.2.3 Política económica monetarista liberal Tras la Segunda Guerra Mundial, la intervención del Estado estadounidense fue cada vez mayor, no solo a nivel nacional, sino también internacional. En el ámbito nacional, esta intervención se evidenció, principalmente, en un aumento de los precios, llegando a tasas del 6.2% en 1969 y en una tasa de paro del 3.5% en este mismo año (la más baja después de la Segunda Guerra Mundial (Rodriguez, 2005). Por otra parte, a nivel global, la ampliación del patrón oro había reforzado la función del dólar como moneda de reserva internacional, apoyado por la confianza que se tenía en el sistema de tipo de cambio fijo o convertibilidad de los dólares en oro (35 dólares por onza de oro); sin embargo, el dólar había sufrido una sobrevaluación por el volumen monetario inyectado en la economía mundial después de la Segunda Guerra Mundial y por el financiamiento de la Guerra de Vietnam, estimulando las importaciones (también por los altos precios estadounidenses) y restringiendo las exportaciones norteamericanas resultando en un déficit en la balanza de pagos de este país. Igualmente, varios países aumentaron sus demandas de oro por los dólares que poseían. Esto hizo que el sistema de cambio fijo estuviera bajo presión, dada las limitadas reservas de oro de Estados Unidos que no podían respaldar la emisión de dólares estadounidenses. A raíz de esta situación el presidente norteamericano Richard Nixon (1969-1974), rompió en 1971 la convertibilidad de los dólares en oro (Acuerdo de Breton Woods) produciendo una devaluación que buscaba incrementar las exportaciones; sin embargo, esta decisión desestabilizó la tasa de interés, incrementó aún más la inflación en su economía (a pesar de las políticas adicionales, como el congelamiento de los salarios por 90 días y el gravamen adicional de 10% a las importaciones) y abrió paso a nuevos mercados de especulación bancaria (Dymski, 2011). De igual manera lo hicieron otros países, entre ellos Alemania quien en mayo de 1971 abandonó el acuerdo de Breton Woods. Tras esto, la economía mundial comenzó a regirse por un sistema de tipos debe limitar al máximo posible su intervención en la redistribución de los ingresos, así como las actividades administrativas y de desarrollo de infraestructura social (Gilder, 1981, págs. 104-105). de cambio fluctuantes. En 1973 la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió suspender la exportación de petróleo a Estados Unidos y a sus aliados en Europa occidental debido a su apoyo a Israel en el conflicto con Egipto y Siria. Esta decisión hizo que al haber escasez mundial de este bien subieran los precios contribuyendo con la “inercia inflacionaria”34. Estanflación: Alemania y Estados Unidos 16.0 14.0 12.0 10.0 % 8.0 6.0 4.0 2.0 0.0 -2.0 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 -4.0 Crec. Ale Crec. EEUU Infl. Ale Infl. EEUU Figura 1. Estanflación: Alemania y Estados Unidos, 1971-1982 Fuente: elaboración propia con datos tomados de Global Rates (2017) Las políticas keynesianas que habían tenido auge durante los años previos a la década de los setenta comenzaron a perder efectividad35, La economía mundial se estaba enfrentando a un nuevo fenómeno: la estanflación (stagflation), estancamiento económico con inflación (ver Figura 1). La disyuntiva entre inflación y desempleo se desmoronaba y la política macroeconómica para responder ante este nuevo hecho era incierta. La condición de estanflación permitió que la política económica tomara un nuevo rumbo hacia el laissez faire. En Estados Unidos con el presidente Ronald 34 La crisis fue generalizada excepto por Japón y algunos países asiáticos. Tal es el caso de las políticas aplicadas en Inglaterra en 1974 por el presidente laborista Harold Wilson que tuvieron una mayor repercusión en el incremento de la inflación (que llegó a tasas de hasta el 25%) que en incentivar el crecimiento (Rodriguez, 2005), y las políticas aplicadas por el gobierno de Richard Nixxon en Estados Unidos quien respondió a esta presión inflacionaria aumentando las tasas de interés y reduciendo e incluso cortando el financiamiento a otros países; sin embargo, esta política tuvo efectos reductivos en el crecimiento y en el empleo, pero no en la inflación 35 Reagan (1981-1989) y en Gran Bretaña con la primera ministra Margaret Thatcher (1979-1990) se pusieron en práctica las recomendaciones de la teoría monetaria y específicamente la economía de la oferta36. Sin embargo, estas políticas no tuvieron los resultados esperados y hubo una explosión de los déficits fiscales (por el excesivo gasto militar), aumento de la desigualdad, aumento de las tasas de interés, entre otros elementos que se reflejaron en la profunda recesión entre 1980 y 1982 (Gill, 2002). A partir de esta década, envuelta en una profunda recesión, comenzó la “Era neoliberal” en la cual las economías optaron por aplicar una serie de reformas en busca de la desregulación financiera (implicando el inicio de la hegemonía financiera37 sobre el sector real, también llamada financiarización 38), apertura e integración comercial, la privatización de empresas nacionales, etc., manteniendo como objetivo la estabilidad de precios con el fin de proteger a los prestamistas y grandes corporaciones, pero al tiempo manteniendo la intervención del Estado en algunos sectores de la economía, aunque no a niveles comparados con la época del keynesianismo (Dumenil & Levy, 2011). 1.2.4 Principales críticas al monetarismo El postkeynesiano húngaro Nicholas Kaldor fue uno de los primeros críticos de la teoría monetarista y de su aplicación práctica durante 1980 mediante sus obras Origins of the New Monetarism (1981), The Scourge of Monetarism (1982), The Economic Consequences of Mrs Thatcher (1983), y How Monetarism Failed (1985) (Gill, 2002). Las críticas de este economista son principalmente en dos errores: en la oferta de dinero exógena y en la estabilidad de la demanda de dinero. De acuerdo con Kaldor (1982), la regla monetaria propuesta por Friedman para lograr la 36 Algunas de sus reformas tuvieron que ver con la disminución de impuestos, aumentos de tasa de interés, reducción de la intervención estatal en infraestructura, educación y vivienda, por ejemplo, reducción en el poder de los sindicatos por medio de cambios en la legislación, privatización de empresas estatales, entre otras (Gill, 2002) 37 Entendida como la capacidad no controlada de la fracción superior de las clases capitalistas (los financieros) para dirigir la economía y la sociedad en general, de acuerdo con sus propios intereses (Dumenil & Levy, 2011) 38 Como Lapavitsas (2008) explica, más que el dominio de los bancos sobre el capital industrial y comercial, la financiarización representa la creciente autonomía del sector financiero. estabilidad económica era insostenible. Según este autor, el ingreso o producción real (Y) es lo que en última instancia determina la oferta de dinero (M), no como lo supone Friedman, es decir, para él, contrario tanto a los keynesianos como a los monetaristas, la oferta de dinero se determina endógenamente por las necesidades de la economía, las cuales dictan la evolución de la necesidad de la masa monetaria al banco central y este solo se limita a decidir cómo responder a esta demanda. Otro error de la teoría monetarista que detalla Kaldor es su pretensión de controlar las tasas de interés por medio de la masa monetaria, para él la tasa de interés es una variable independiente, no dependiente: la oferta de dinero es determinada por las necesidades de la economía, mientras que la tasa de interés es determinada por el banco central. Según él la existencia de diferentes formas de dinero y de pago, así como el crédito ponen un límite a la política monetaria en su deseo de controlar la oferta de dinero a la que es imposible poner límite. En cuanto al mecanismo de transmisión del dinero para la renta, es decir, cómo las autoridades monetarias aumentan la oferta de billetes de banco, Friedman acudió a la metáfora de un helicóptero que deja caer dinero en una determinada zona (Friedman, 1969, págs. 4-5). Para Kaldor los efectos de este aumento en la masa monetaria dependerán en el lugar en donde “caiga” el dinero: si es en una zona pobre, las personas usarán este dinero para consumo; pero si es en una zona de personas ricas, éstas posiblemente lo ahorrarán o lo depositaran en una cuenta de banco. Por lo tanto, esta diferencia en los efectos iniciales, contrario a lo que afirma Friedman no deben suponer que la relación del dinero en circulación o en el nivel de ingresos tendría ninguna relación estrecha con la inyección inicial. La crítica que comúnmente se le ha hecho a la teoría neoclásica y por ende a la monetarista es que sus supuestos son muy irreales, pero Milton Friedman (1953 [1970]), basándose en el método instrumentalista de la Escuela de la economía positiva de Chicago, la defiende asegurando que "el único test de validez de una hipótesis es la comparación de sus predicciones con la experiencia" (pág. 5). Recapitulación y conclusiones La Gran Depresión hizo que diferentes economistas se cuestionaran sobre el funcionamiento del sistema capitalista y su capacidad de ajuste automático y autorregulación. A raíz de este suceso tomó fuerza la postura teórica del economista inglés John Maynard Keynes, quien criticaba a las teorías antecesoras y presentaba un nuevo marco en donde le otorgó importancia a la intervención del Estado en la economía para lograr el pleno empleo. Las críticas de Keynes a la teoría clásica se dirigían principalmente a: i) la idea del equilibrio general. Keynes, consideraba que el volumen de la producción es el que regula la oferta y la demanda en el mercado a través de las variables de inversión y consumo. Por lo tanto, puede existir equilibrio en el mercado de bienes con desequilibrio en el mercado de trabajo. El equilibrio general es solamente un caso especial, pero no es lo más común; ii) la Ley de Say, según la cual la oferta crea su propia demanda, argumentando que en realidad es la demanda la que determina la oferta y no al contrario; y iii) la teoría cuantitativa del dinero (la cual establece que existe una relación directa entre la cantidad de dinero y el nivel general de precios) afirmando que la velocidad del dinero es inestable en condiciones inferiores al pleno empleo, es decir la mayor parte del tiempo, y que existe la posibilidad de que la economía caiga en una trampa de liquidez, es decir, cuando los inversionistas tienen expectativas muy negativas y las tasas de interés son muy bajas, la política monetaria expansiva se vuelve inefectiva, por lo tanto las autoridades monetarias no logran situar la tasa de interés a un nivel adecuado. Con base en estas críticas, los principales a portes de este economista a la teoría económica son: el rechazo a la automaticidad del sistema capitalista para regresar al equilibrio y la aceptación de que puede existir equilibrio con desempleo involuntario; la aceptación de que la economía carece de demanda y se enfrenta a la infrautilización de las capacidades productivas; en su teoría ya no existe dicotomía entre el sector real y el monetario; según este economista la inversión está determinada por la eficiencia marginal del capital y por la tasa de interés. La eficiencia marginal del capital es la relación entre los rendimientos esperados de un bien de capital y el precio de oferta de este factor (o costo de reposición). La tasa de interés está determinada por la preferencia por la liquidez y la cantidad de dinero en circulación; por último, es importante rescatar que Keynes en su libro da importancia a la política fiscal que sirve como instrumento de política económica principalmente cuando la economía se encuentra en una trampa de liquidez. A raíz de la teoría de Keynes surgieron otros desarrollos teóricos, siendo los principales la Sintesis Neoclásica y el Postkeynesianismo. La primera de ellas recoge el concepto de equilibrio general de Arthur Pigou y acopia el concepto de Alfred Marshall de un periodo de mercado, afirmando que las teorías neoclásicas se aplican en el largo plazo de la economía, mientras que la teoría keynesiana se aplica en el corto plazo; la segunda de ellas es una corriente “fiel” a la teoría de Keynes y le da mayor peso a la incertidumbre en la economía y critica fuertemente la concepción del corto y largo plazo de los neokeynesianos (en esta corriente resalta la postura de Hyman Minsky y su hipótesis sobre la inestabilidad financiera, la cual ha tomado relevancia a raíz de la crisis reciente). Esta última corriente apoya la intervención del Estado en la economía (puesto que la actividad económica no llega al equilibrio de forma automática) y mantiene el concepto de la demanda efectiva (la demanda determina la oferta). Las políticas económicas keynesianas tuvieron auge por aproximadamente 30 años, fueron aceptadas y generalizadas en la mayoría de los Estados convirtiéndose en la nueva doctrina dominante (ortodoxia). Sin embargo, a raíz de la fuerte intervención del Estado estadounidense a nivel nacional e internacional, la inflación (que antes no había sido un problema), se convirtió en una situación difícil de manejar. Aunado a esto, el rompimiento de los acuerdos de Breton Woods llevado a cabo por el presidente Nixxon en 1971 y la suspensión, por parte de la OPEP, de las exportaciones de petróleo hacia Estados Unidos en 1973 convergió para que la economía se encontrara en un punto desconocido hasta entonces: bajo crecimiento con alta inflación (estanflación). Las políticas económicas keynesianas que se habían usado en los años previos, ahora no funcionaban y eran criticadas. Ante esta situación, la formulación de política económica tomó un nuevo rumbo: el laissez faire. Milton Friedman, principal exponente del monetarismo moderno y la “Escuela de Chicago”, tuvo su ascenso debido a la rapidez con la que fracasó la teoría ortodoxa contemporánea (keynesianismo) después de la Segunda Guerra Mundial y especialmente por la rápida y violenta inflación que presenciaron las economías en la década de 1970. Friedman reformó la teoría cuantitativa del dinero dándole un papel principal a la cantidad del dinero en circulación como determinante del nivel de precios. De acuerdo con la teoría monetaria de Friedman el mercado asigna los recursos de la mejor manera, por lo que la intervención de Estado en la economía solamente genera inestabilidades que afectan al buen desempeño de la actividad económica. Friedman defiende la existencia de una regla monetaria y estable que impide que los políticos hagan manipulaciones electorales haciendo que las expectativas de los individuos sean positivas y que, por ende, la economía sea más estable. Además de Friedman, hubo otros desarrollos monetarios (en este capítulo se toman solo algunos). El economista austriaco Friedrich von Hayek defendía, desde antes de la Segunda Guerra Mundial, el liberalismo económico, la propiedad privada y la desregulación de la competencia y del monopolio sobre el control de la oferta monetaria. Además, prestaba gran atención al papel de los grupos de interés en la definición de las políticas públicas. Para Hayek, el comportamiento individual (racional) explicaba al sistema económico; los precios transmitían información por lo que si se dejaban fluctuar libremente el sistema económico funcionaría mejor. Hayek promulgaba la libertad en todos los sentidos, de este modo, no estaba de acuerdo en la supremacía de una sola moneda o con la imposición estatal sobre el comportamiento del individuo. Así como Friedrich von Hayek criticó el modelo keynesiano (dado que no estaba de acuerdo en el estímulo a la demanda para combatir al desempleo, ya que según él esto solo tendría malas consecuencias en el largo plazo), también dirigió sus críticas a algunos postulados de Friedman: i) en primer lugar, critica su visión simplista macroeconómica de los hechos, considerando que se olvida del análisis microeconómico lo que hace que su teoría no explique con total eficacia el efecto de un aumento en la cantidad de dinero sobre los precios; ii) discrepa en el mecanismo de la regla monetaria: para establecer el tipo de política que responde de acuerdo a la regla monetaria, la prioridad de Friedman es la estabilidad de los precios, mientras que para Hayek si el aumento o disminución de los precios responde a cambios en la productividad, se debe dejar que fluctúen libremente. Así mismo, ante una disminución de los precios, Friedman no toma en cuenta la causa de esta disminución, mientras que para Hayek la causa si es muy importante; iii) Hayek propone un tipo de cambio fijo, a diferencia de Friedman, como control para las autoridades monetarias. Bibliografía Butler, E. (1989). Milton Friedman, su pensamiento económico. México, D.F., México: Noriega Editores. Dumenil, G., & Levy, D. (2011). The crisis of neoliberalism. London: Harvard University Press. Dymski, G. (mayo-agosto de 2011). Gobernabilidad y riesgo financiero en la era neoliberal. Ola Financiera(9). Fisher, I. (1933, [1999]). The Debt-Deflation Theory of Great Depressions. 1(4), 337-357. Friedman, M. ((1953) [1970]). Essay of Positive Economics. Chicago: University of Chicago Press. Friedman, M. (1942). Discussion of the Inflationary Gap. American Economic Review, 32, 314-320. Friedman, M. (1953 [1970]). Essay of Positive Economics. Chicago: University of Chicago Press. Friedman, M. (1968). 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