APÉNDICE 1: DOCTRINAS DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO1
LESLY KATHERIN HERRERA RIVEROS
La macroeconomía, entendida como el estudio del comportamiento agregado de la
economía (de un país o un grupo de países), surgió a partir de la Segunda Guerra
Mundial a raíz de las contribuciones de Keynes; hoy en día es un instrumento de
análisis para la aplicación de políticas gubernamentales. La mayoría de las variables
macroeconómicas
(consumo,
empleo,
inversión,
producción…)
muestran
fluctuaciones irregulares en su crecimiento de largo plazo reflejándose en un mayor
o menor crecimiento de la actividad económica en general. Las causas de estas
fluctuaciones económicas han sido objeto de debate, así como las políticas
económicas para afrontar los periodos de crisis que vienen con ellas.
El desarrollo de la historia y los diferentes acontecimientos en el campo económico
abrió paso al surgimiento de investigadores, economistas y teóricos que se
cuestionan acerca del funcionamiento de la economía y que buscan explicar las
fluctuaciones periódicas que se presentan en este. En estas condiciones surgieron
diferentes teorías para cumplir con esta tarea (con antecedentes en teorías del
pasado); sabiendo eso y conociendo las limitaciones del presente trabajo, las
doctrinas del pensamiento económico que se retoman en este capítulo son dos: el
keynesianismo y el monetarismo junto con la economía de la oferta. Al sintetizar
estas teorías se toman en cuenta sus antecedentes y sus principales aportes al
análisis de la actividad económica, posteriormente se señalan algunas de sus
derivaciones teóricas y sus características de política económica, entendidas como
las actividades que debe desarrollar el gobierno en la economía.
Esta síntesis sirve como un puente para entender la relación entre los
acontecimientos históricos y la política adoptada por los diferentes actores sociales
(gobierno, instituciones y fuerza de trabajo) en periodos de prosperidad y crisis. La
importancia de estos desarrollos teóricos radica en que actualmente los gobiernos
Este trabajo hace parte de la tesis titulada “ciclo económico y política económica de
Estados Unidos y Alemania 2007-2016: una comparación desde la teoría de variedades de
capitalismo” para optar por el título de Maestra en Economía por la Universidad Nacional
Autónoma de México - trabajo completo publicado en la biblioteca de TESISUNAM.
1
se basan en su experiencia y en las recomendaciones de investigadores, consejeros
e instituciones para definir su papel en la economía y su guía política.
1.1 El Keynesianismo
Antes de John Maynard Keynes, el consenso de economistas admitía que la
economía capitalista tenía una forma automática de ajuste por la cual siempre
llegaba al equilibrio por el libre juego entre la oferta y la demanda2. La Ley de Say
(acuñada a Jean-Baptiste Say), la cual afirma que la oferta crea su propia demanda,
era aceptada (aunque muchos economistas se habían alejado de ella, los supuestos
básicos de la teoría clásica se desprenden de la misma 3). Según esta Ley, la
inversión estaba determinada por la existencia de un ahorro previo, por lo que se
dividía a la economía entre un sector real (precios relativos) y un sector monetario
(precios nominales), en el que el nivel general de precios estaba determinado por la
teoría cuantitativa del dinero. Se consideraba que había neutralidad monetaria, por
lo que cualquier aumento/disminución en la cantidad de dinero debía traducirse en
un aumento/disminución en el nivel general de precios, lo cual permitía que no
cambiasen los precios relativos (Gill, 2002).
Desde esta perspectiva no puede haber crisis de sobreproducción ni
desempleo involuntario (sí existe el desempleo, pero es voluntario; el trabajador se
enfrenta a la disyuntiva entre ocio y trabajo); todos los mercados están en equilibrio.
En este punto, después de una transición por el pensamiento económico que llevó
a Keynes a publicar el resultado de su trabajo en la Teoría general4, donde en un
intento por emanciparse de la ortodoxia existente, critica a todos sus predecesores,
economistas clásicos, y en especial a la obra del profesor economista británico
Arthur Cecil Pigou titulada "Teoría de la desocupación" en la que defiende la tesis
2
Para Keynes el equilibrio era un caso excepcional, no era frecuente ni automático.
Véase el Prefacio a la edición francesa (Keynes, (2003) [1936])
4
La Teoría General surge como consecuencia de la insatisfacción de Keynes sobre su propio
Tratado sobre el dinero, en el que aún primaban los supuestos clásicos de oferta, demanda e
influencia del dinero; insatisfacción con la teoría aceptada y como respuesta a la prolongada
depresión posterior a 1929. Keynes en una carta hecha a R. F. Harrod en 1936, explica la trayectoria
de su pensamiento desde la posición clásica hasta su punto de vista en el momento de la publicación
de la Teoría general (1936) (Keynes, (2003) [1936]).
3
del equilibrio general de la economía capitalista. Esta crítica no la hace porque tenga
alguna fijación especial con este autor, sino porque al parecer de Keynes, es la
única propuesta teórica precisa sobre este tema.
1.1.1 Principales aportes a la teoría económica
La Gran Depresión subsecuente a la crisis de 1929 fue un suceso del que se
derivaron grandes cambios en la evolución histórica de la economía mundial5. Esta
crisis hizo que diferentes economistas se cuestionaran sobre el funcionamiento del
sistema capitalista y su capacidad para autorregularse. El mundo se enfrentó a una
caída de la producción, deflación, aumento del desempleo, quebrantamiento del
sistema de pagos internacionales y la contracción del mercado mundial. La política
económica ortodoxa (se entiende por “política económica ortodoxa”, aquella
doctrina económica dominante que es seguida, aceptada y generalizada por la
mayoría de Estados. Esta ha cambiado a lo largo del tiempo, como se verá en este
capítulo), validaba las políticas procíclicas: en épocas de crisis se disminuía el gasto
público, los impuestos y se reducía la base monetaria. Sin embargo, estas políticas
no funcionaron para solucionar la crisis y por el contrario la economía cayó en una
Gran Depresión.
En este contexto, el economista inglés John Maynard Keynes (1883-1946)
en 1936 publicó la Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero en donde
expuso su crítica a los economistas clásicos. Para Keynes ((2003) [1936]), las
teorías antecesoras no describían la realidad, por lo cual propuso, mediante el
planteamiento teórico y abstracto de su obra, una revisión crítica de los supuestos
básicos de la teoría hasta ahora aceptada, la cual había estudiado y defendido en
el pasado. En cuanto a su teoría de la ocupación, Keynes creía que la economía
capitalista por sí misma no se dirige hacia el equilibrio 6 y existe desempleo
6
Los neoclásicos consideraban que la economía se ajustaba automáticamente hacia una posición
de equilibrio. De acuerdo con la Ley de Say, ante un exceso de oferta, la demanda lo absorbe para
mantener equilibrio de pleno empleo. Los mecanismos de ajuste son vía cambios en precios y
salarios. Por su parte Keynes, consideraba que el volumen de la producción es el que regula la oferta
involuntario. Según Keynes, la economía carece de demanda y se enfrenta a la
infrautilización de las capacidades productivas7. Los niveles de empleo y los salarios
no están determinados por la oferta (capacidad de producir) o los niveles de ingreso,
sino por las decisiones actuales de producción, las cuales dependen de las
decisiones presentes de inversión y las expectativas actuales de consumo presente
y sus perspectivas8. En su teoría los salarios monetarios son rígidos a la baja (por
la resistencia de los sindicatos) y solo se puede considerar como hipótesis un
descenso de los salarios reales por un aumento en el nivel de precios. Aun así, si
existiera flexibilidad a la baja de los salarios nominales, éstos por sí solos no podrían
llevar al pleno empleo si existiese una falta de la demanda efectiva (entiéndase
como la suma de los gastos de consumo e inversión).
Contrario a lo que establece la teoría económica clásica, en Keynes puede
haber equilibrio con subempleo. La falta de demanda efectiva es resultado de una
baja en la propensión marginal a consumir (proporción que los individuos en su
totalidad destinan al consumo, de acuerdo con sus inclinaciones psicológicas), por
lo que una redistribución de los ingresos más igualitaria estimularía la demanda
efectiva.
En el tratamiento del dinero y los precios de Keynes, “teoría monetaria de la
producción”, ya no existe dicotomía entre el sector real y el monetario. Escribe: "el
dinero entra en el sistema económico de una manera esencial y especial" es el
medio por el cual "los cambios de opinión respecto al futuro son capaces de influir
en el volumen de ocupación" (Keynes, (2003) [1936], pág. 18). Las críticas de
Keynes a la teoría cuantitativa se pueden resumir en dos posturas: “la primera está
relacionada con la inestabilidad en la demanda de dinero como proporción del
ingreso monetario de la economía y la segunda con la no neutralidad del dinero”
(Gaviria, 2007, pág. 62). Teniendo en cuenta esto, decide y aconseja dejar a un lado
la teoría cuantitativa del dinero.
y la demanda en el mercado a través de las variables de inversión y consumo. Por lo tanto, puede,
según Keynes, existir equilibrio en el mercado de bienes con desequilibrio en el mercado de trabajo.
7
Keynes revirtió la Ley de Say, según él, la demanda determina la oferta.
8
Este razonamiento es importante para la solución de problemas de políticas públicas en general,
así como para el ciclo económico.
Otro rasgo característico del libro de Keynes, es su teoría de la tasa de
interés, el ahorro y la inversión9. Él ve al ahorro como un simple residuo que se
adapta al nivel de inversión, como la diferencia entre el ingreso y los gastos de
consumo, que cuando se considera a escala de toda la sociedad10, es exactamente
igual a la inversión. Por lo que la inversión, y no un monto de fondos previamente
ahorrados, es el motor de la actividad económica. Para Keynes, a diferencia de la
teoría clásica que ve al ahorro como la abstención de consumir hoy para consumir
mañana, "el ahorro produce un efecto deprimente sobre la actividad económica de
hoy, sin estimular la de mañana" (Gill, 2002, pág. 647)11. El acto de ahorro se
representa como un deseo de riqueza, como el deseo de tener dinero para
“consumir un artículo no especificado en una fecha indeterminada “ (Keynes, (2003)
[1936], pág. 211).
En Keynes ((2003) [1936]), el nivel de inversión se determina a partir de las
expectativas y los espíritus animales12 de los empresarios, de la relación entre la
tasa de interés que pagan por sus fondos prestados (la cual está determinada por
la preferencia por la liquidez y la cantidad de dinero en circulación) y la eficiencia
marginal del capital, es decir, "la relación entre el rendimiento probable de un bien
de capital y su precio de oferta o de reposición" (pág. 147)13. Mientras que, en la
teoría clásica, la inversión y el ahorro siempre están en equilibrio y el cruce de sus
curvas determina la tasa de interés real (esta tasa de interés desempeña un papel
regulador). Según Louis Gill (2002), "Para Keynes; no hay una determinación
simultánea de la tasa de interés y el nivel de inversión en un mercado de capital que
9
Según Keynes, su teoría del interés es un regreso a las teorías de Montesquieu, las cuales afirman
que las causas del descenso de la tasa de interés se atribuyen a la cantidad de dinero en circulación
(Keynes, (2003) [1936], pág. 29-31)
10
Es importante notar que su Teoría general “se ocupa del comportamiento del sistema económico
en su totalidad –los ingresos agregados, las ganancias agregadas, el producto agregado, el empleo
agregado, la inversión agregada y el ahorro agregado-, más que de los ingresos, ganancias,
producto, empleo, inversión y ahorro de algunos sectores, empresas o individuos en particular”
(Keynes, (2003) [1936]:28)
11
Esta idea había sido descrita anterior a Keynes por Nicholas Johannsen (1844-1928), sin embargo,
Keynes en la Teoría General no hace alusión a ello (Gill, 2002, pág. 647).
12
Son los factores psicológicos de los empresarios que influyen en el comportamiento de forma
espontánea de los mismos.
13
Al igual que Keynes, Alfred Marshall y el profesor Irving Fischer dieron una definición de la
eficiencia marginal del capital, que se asimilaban bastante a la definición de Keynes, aunque tenían
otros nombres (eficiencia marginal neta y la tasa de rendimiento sobre costo, respectivamente)
tiende espontáneamente hacia un equilibrio. La igualdad de ahorro e inversión,
siempre verificada ex post, se realiza por el ajuste del ingreso y no, como sostiene
la teoría clásica, por las variaciones de la tasa de interés en el mercado de capitales"
(pág. 648)
En su Teoría General, el concepto de riesgo y de expectativas juega un papel
fundamental. Según Keynes ((2003) [1936]) hay dos tipos de riesgo que no han sido
diferenciados y que son importantes: el riesgo del empresario o prestatario (surge
de las dudas sobre la posibilidad de obtener los rendimientos probables que
espera); y el riesgo del prestamista, el cual surge cuando se abre paso el crédito.
En este último caso el riesgo puede ser por el azar moral, es decir por
incumplimiento voluntario, o por la “posible insuficiencia del margen de seguridad,
es decir, por incumplimiento involuntario a causa de una equivocación de las
expectativas”. Igualmente añade otra causa del riesgo “como es el posible cambio
adverso en el valor del patrón monetario, que hace que el préstamo en dinero sea
menos seguro, en la medida de la depreciación de un activo real” (pág. 154).
Asimismo, afirma que las expectativas pueden ser de dos tipos: de corto
plazo, en las cuales se encuentra el conocimiento de las existencias actuales de
bienes de capital y la fuerza de la demanda efectiva actual; y las expectativas de
largo plazo, que se refieren a los cambios futuros en la clase y cantidad de
existencias de bienes de capital, en el cambio en los gustos de los consumidores,
en la fuerza de la demanda efectiva en los distintos periodos y los cambios en la
unidad de salarios en estos periodos. Estos dos conceptos son importantes en su
teoría puesto que influyen en el comportamiento de diferentes variables directa o
indirectamente, tal como la tasa de interés, el nivel de inversión, el nivel de empleo,
etc.
Keynes explica que la tasa de interés tiene como función determinar el
equilibrio, no entre la demanda y oferta de bienes de capital, sino entre la demanda
y oferta de dinero. Es decir, la tasa de interés se encuentra determinada por factores
monetarios, como lo son la cantidad de dinero en circulación (medio para satisfacer
la demanda de dinero: oferta de dinero) y la preferencia por la liquidez (demanda de
dinero).
La preferencia por la liquidez es el hecho de que los individuos elijan tener el
dinero en vez de invertirlo, por miedo al riesgo por expectativas negativas. Esta
preferencia está determinada por las expectativas que tienen los individuos sobre
los cambios en la tasa de interés en el futuro. A mayor preferencia por la liquidez,
mayor tasa de interés. Cuando en la economía existe una alta preferencia por la
liquidez (existe una alta tasa de interés), se puede recurrir a una política liberal de
creación de moneda de manera que se reduzca la tasa de interés y se estimule la
propensión a invertir. Sin embargo, cuando los inversionistas tienen expectativas
muy negativas y las tasas de interés son muy bajas, la política monetaria expansiva
se vuelve inefectiva, las autoridades monetarias no logran situar la tasa de interés
a un nivel adecuado, entonces la economía se encuentra en una trampa de liquidez.
Finalmente, Keynes en su libro da importancia a la política fiscal que sirve
como instrumento de política económica, principalmente cuando la economía se
encuentra en una trampa de liquidez. La recomendación de Keynes es usar la
política fiscal expansiva para generar mayor demanda agregada y por ende mayor
empleo, así mejoran las expectativas de los individuos y la política monetaria vuelve
a ser efectiva. En resumen, su teoría del subconsumo es la base para su explicación
de la teoría del ciclo económico (que se verá más adelante) y la existencia de esta
trampa de liquidez es el aliciente de su propuesta política para contrarrestar las
crisis y “eliminar” las fluctuaciones económicas.
1.1.2 Derivaciones keynesianas
Keynes afirma que su teoría es un abandono a la teoría cuantitativa del dinero 14, la
cual establece que existe una relación directa entre la cantidad de dinero y el nivel
general de precios, sin embargo, otros autores como Milton Friedman (monetaristas)
y Nicholas Kaldor (postkeynesianos) creen que no es así, este último afirma que
más bien es una modificación y no un abandono de la teoría cuantitativa (Kaldor,
1982, pág. 59). Keynes reconoce que la teoría cuantitativa se cumple en situación
14
Al considerar que el nivel de precios general está determinado de la misma manera que los precios
individuales, por la oferta y la demanda, no por la cantidad de dinero en circulación. Ver Prefacio a
la edición francesa (Keynes, (2003) [1936], pág. 30)
de pleno empleo. Explica Gill (2002), que esta afirmación contribuyó a crear una
nueva escuela de pensamiento que unificó los dos enfoques: la síntesis neoclásica.
1.1.2.1 Síntesis Neoclásica
La síntesis neoclásica, formulada en primer lugar por John Hicks desde 1937 en un
artículo titulado Mr. Keynes and the Classics, se desarrolló con los aportes de
diversos autores, entre ellos Roy Harrod, James Meade, Abba Lerner, Franco
Modigliani, Lawrence Klein, Paul Samuelson y Alvin Hansen (Gill, 2002). Los
fundamentos teóricos centrales de esta versión son el modelo de demanda
agregada IS-LM introducido por el economista inglés Jhon Hicks en 1937 y el
modelo de la cruz keynesiana expuesto por Paul Samuelson (véase Apéndice 2.
Síntesis neoclásica: los modelos IS-LM y la Cruz Keynesiana)
Un aporte importante fue el hecho por Paul Samuelson y Robert Solow
(1959), inspirado en el trabajo hecho por A.W Phillips 15 en donde se relaciona la
dependencia entre inflación y desempleo, a partir del cual, tanto la teoría como la
política económica encuentran su objetivo en el arbitraje entre estos dos fenómenos.
Irving Fisher en 1926 había publicado un estudio en el que mostraba la relación
entre el nivel de precios y la tasa de desempleo 16. Fisher atribuía la causalidad del
aumento en el empleo cuando existe alza de precios al hecho de que mientras que
los ingresos de los empresarios suben (por el aumento de precios), los costos se
mantienen constantes (por contratos fijos), lo cual hace que demanden más mano
de obra. La Curva de Phillips original relaciona las variaciones del nivel de salarios
con los cambios en el desempleo, es decir, es el nivel de desempleo lo que
determina los salarios nominales: partiendo de una situación de equilibrio con una
tasa natural de desempleo, a medida que aumenta la demanda de un bien o
servicio, su precio aumentará o viceversa, lo mismo sucede en el mercado laboral.
A.W. Phillips publicó el estudio “The Relation between Unemployment and the Rate of Change in
United Kingdom, 1861-1857” en donde muestra la relación existente entre la variación de salarios y
el nivel de desempleo. Esta ecuación es también conocida como “la ecuación perdida del sistema
keynesiano”.
16
Léase (Fisher, I Discovered the Phillips Curve: "A Statistical Relation between Unemployment and
Price Changes", 1973)
15
Más adelante se podrá ver que la Curva de Phillips original recibió críticas de parte
de Milton Friedman y Lucas Phelps, por su trade-off entre inflación y desempleo al
no tener en cuenta las expectativas de los individuos, por lo cual implicaba “ilusión
monetaria”, es decir que los trabajadores no notan cuando sus salarios reales
disminuyen por un alza en los precios, o también cuando hay un alza en los salarios
nominales acompañado de una alta inflación, los trabajadores no se dan cuenta de
que sus salarios reales permanecieron constantes o incluso bajaron y en base a
esta ilusión actúan.
El Estado, a diferencia de la teoría de Keynes, tendría como función hacer
un ajuste de precisión apoyado de las políticas monetaria y fiscal. Esta escuela
recoge el concepto de equilibrio general de Arthur Pigou, acopia el concepto de
Alfred Marshall de un periodo de mercado, afirmando que las teorías neoclásicas
se aplican en el largo plazo de la economía, mientras que la teoría keynesiana se
aplica en el corto plazo. En resumen, la Síntesis Neoclásica se puede agrupar en
tres teorías: la teoría de la demanda agregada keynesiana, la teoría del modelo
clásico de oferta agregada y la teoría del ajuste de precios (Ros, Borrador notas de
clase: Macroeconomía, 2014).
1.1.2.2 Postkeynesianismo
Ante este desarrollo teórico de la Síntesis Neoclásica, al cual Joan Robinson llamó
keynesianismo bastardo, se creó una corriente "fiel al Keynes de la Teoría general",
denominada postkeynesianismo, la cual se identifica principalmente con Sidney
Weintraub, Michael Kalecki, Nicholas Kaldor, Joan Robinson, Alfred Eichner y Jan
Kregel (Gill, 2002). Esta escuela da una mayor relevancia al papel de la
incertidumbre en la economía, sobretodo en la decisión de inversión y critica
fuertemente la concepción del corto y largo plazo de los neokeynesianos (adscritos
a la síntesis neoclásica). Esta corriente mantuvo la creencia de que el capitalismo
por sí solo no se dirige al pleno empleo ni al equilibrio, por lo que es necesaria la
intervención de Estado17. Además, afirman que las decisiones en el nivel de
17
Michael Kalecki afirma que el pleno empleo es un objetivo irrealizable y que el capital privado se
inversión y de consumo se realizan con anticipación ante la presencia de
incertidumbre18. Y, por último, mantiene el enfoque keynesiano de la demanda
efectiva (es decir, que la demanda determina la oferta), pero con algunos cambios.
El modelo de la demanda efectiva de Kalecki abandona el supuesto de
competencia perfecta, es decir, abandona la empresa marshalliana. De igual
manera, sustituye la tecnología neoclásica en la que el capital y el trabajo son
sustitutos en la producción por una tecnología Leontief (Y=min (aK, Bl)), donde “a”
es la cantidad de producto por unidad de capital plenamente empleado y “b” es la
cantidad de producto por unidad de trabajo empleado. En su modelo la función de
consumo no solamente depende del ingreso, sino también de la distribución del
ingreso entre salarios y ganancias, suponiendo que la propensión al consumo de
los asalariados es mayor (porque tienen menos ingresos) que los capitalistas, que
por su mayor ingreso pueden ahorrar más. Desde el punto de vista de Kalecki
(1977), el déficit financiado por el gasto público (impuestos), siempre y cuando las
empresas no transfieran estos impuestos al precio de los productos, fomenta un
mayor nivel de actividad económica estimulando la demanda, al haber capacidad
ociosa este incremento no representa un aumento de precios, pero si estimulará la
expansión del producto. La inversión no se verá afectada porque los préstamos que
se piden por parte de las empresas son llevados al proceso productivo, no para
aumentar su capital.
Las principales diferencias que distinguen los modelos de determinación de
ingreso de Keynes y Kalecki son que Keynes mantiene el supuesto de competencia
perfecta, en donde el ingreso estaba determinado por un nivel de ocupación que
garantizara a las empresas obtener las máximas ganancias, además el costo de los
factores y las ganancias representaban el ingreso de la economía; mientras que en
el modelo ampliado de Kalecki el ingreso está dado por el gasto del gobierno, el
consumo de los capitalistas, el consumo de los asalariados, el nivel de inversión y
encuentra en oposición a este objetivo, ya que para éste es mejor tener a su disposición un ejército
de reserva de desempleados. Para Kalecki el pleno empleo solamente es posible en un régimen
totalitario.
18
El futuro en el enfoque postkeynesiano, es totalmente incierto, no se puede predecir ni siquiera
con instrumentos probabilísticos
las exportaciones netas.
En el enfoque postkeynesiano pueden distinguirse tres tendencias: los
fundamentalistas, tal como Paul Davidson, que se inspiran principalmente en la
Teoría General de Keynes y que ponen especial énfasis al papel del dinero, la
incertidumbre, la inestabilidad financiera y la preferencia por la liquidez; los
Sraffianos, que se inspiran en los trabajos de Piero Sraffa, y se enfocan en el análisis
de las variables de decisión de los agentes económicos, los modelos
multisectoriales interdependientes y la medida del capital fijo; y finalmente los
Kaleckianos, inspirados en Michael Kalecki, en Kaldor y en los Institucionalistas,
ocupándose de los factores microeconómicos de fijación de precios, las relaciones
monopólicas y las relaciones mesoeconómicas.
El primer enfoque ha tomado gran relevancia en los últimos años,
principalmente con la exposición de la teoría de la inestabilidad financiera de Hyman
Minsky (1992). Este autor toma la hipótesis de Fisher (1933, [1999]) respecto a que
las economías capitalistas enfrentan regularmente la inflación o deflación en
respuesta al sobreendeudamiento. Explica que la economía no es un sistema
estable y por eso se propone a hacer su teoría basándose en la exposición de La
Teoría General de Keynes, así como en otros autores (tal es el caso de Schumpeter
y el papel de las finanzas, el crédito y la deuda). Esta teoría parte de que el sistema
capitalista tiene un complejo sistema de intermediación financiera, en el que el
proceso de acumulación se hace a través de diversos periodos, es decir, "se
producen intercambios de dinero actual por dinero futuro" (Minsky, 1992, pág. 245).
En este sistema de acumulación la deuda y la intermediación financiera son
importantes en la determinación de la estabilidad del sistema económico.
Dado que el sistema capitalista se caracteriza por la propiedad privada y
búsqueda de
beneficio, tanto
los bancos como
las empresas buscan
constantemente innovar con expectativas de obtener una mayor cuota de mercado.
En su teoría Existen tres tipos de relaciones entre deuda y renta: i) unidades
financieras cubiertas, aquellas que pueden responder a todas las obligaciones
contraídas con el flujo de caja que generan; ii) las unidades financieras
especulativas: son aquellas que pueden responder a sus compromisos gracias a la
generación de recursos con deudas nuevas; iii) entidades financieras Ponzi:
aquellas en las cuales "los flujos de caja generados en sus operaciones corrientes
no son suficientes, no sólo para devolver el principal, sino tampoco para hacer frente
a los intereses de las deudas acumuladas"(pág. 248).
De este modo, esta teoría tiene dos teoremas: el primero es que la economía
tiene regímenes financieros en los que puede ser estable (Cubiertos) y otros en los
que no (Especulativo y Ponzi); el segundo es que en una prolongada prosperidad la
economía pasa de estable a inestable debido a la transición del tipo de relaciones
financieras.
La hipótesis de Minsky (1963) es que, mediante la acción del banco central
junto con el déficit gubernamental, se puede “facilitar la transición del estancamiento
que sigue a una deflación de deuda a una economía en crecimiento” (pág. 186).
Finalmente, este autor concluye que el “pánico financiero y las depresiones
profundas” hacen parte del sistema económico capitalista, sin embargo, dado que
las instituciones cambian, “no se reproduce el pasado” (pág. 187). Cuando las
pérdidas de activos en las instituciones financieras llegan hasta los depositantes,
hay mayor probabilidad de una crisis financiera y económica severa.
1.1.3 Política económica keynesiana
Para Keynes, la causa de la crisis de 1929 era la insuficiencia de demanda motivada
por la creciente propensión al ahorro que había surgido en la década de crecimiento
de los años veinte. Así, en tiempos de crisis el consumo debía ser motivado para
que con ello aumentara el empleo, incluso si el Estado debía recurrir en déficits.
En realidad, el pensamiento de Keynes fue “revolucionario”, ya que iba en
contra de todo principio hasta entonces comúnmente aceptado. Su política, tras
vencer la resistencia de las autoridades ortodoxas, fue acogida por la mayoría de
los gobiernos industriales capitalistas que buscaban incentivar la demanda
agregada, así como en los países periféricos (convirtiéndose así en la nueva
ortodoxia). Los países industrializados fueron invadidos con la “revolución
keynesiana”: en Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt del Partido Demócrata,
que fue electo como presidente en tres nominaciones, desde 1933 a 1945, apostó
por esta nueva política. Su política económica “New Deal” estimuló el gasto público
mediante inversión en infraestructura (carreteras, hospitales, escuelas, etc.),
modernizando el país, a pesar de esto, la crisis en Estados Unidos se mantuvo hasta
que la economía de guerra dinamizó la economía estadounidense. Durante su
mandato, se estableció la Ley Nacional de Relaciones Laborales, también conocida
como Wagner Act, que fortaleció el poder de los sindicatos y restringió las
reacciones de los empleadores en contra de los trabajadores y la exigencia de sus
derechos (National Labor Relations Board, 2012); en otros países las políticas
keynesianas se volvieron la “ortodoxia” después de la Segunda Guerra Mundial y
durante aproximadamente tres décadas hacia delante con la participación del
Estado Benefactor.
Alemania no fue la excepción, en la década de 1960-70 hubo una progresiva
expansión del Estado de Bienestar y de las políticas keynesianas en este país, las
cuales llevaron a la modernización del sector público, mediante diferentes reformas
administrativas dirigidas hacia la planificación presupuestaria y las políticas activas
de intervención estatal (Poli, 2013)
De acuerdo con Louis Gill (2002), "la constatación fundamental de Keynes es
la incapacidad del sistema capitalista para realizar por sí mismo el pleno empleo de
los recursos, y la necesidad de intervención del Estado19, mediante el gasto público,
la distribución del ingreso y la política monetaria, para estimular el sistema y
ayudarle a salir del estancamiento" (pág. 652). El interés de Keynes fue dotar a los
gobiernos de instrumentos de política pública contracíclica para controlar la
economía en épocas de recesión o crisis. El instrumento principal de la política
keynesiana era la política fiscal (gasto del gobierno especialmente). La principal
19
John Hobson, desde 1895 y luego en 1902, mediante su obra El problema del desempleo, ya había
formulado una propuesta de intervención estatal en miras de fomentar el crecimiento económico y
modificar la distribución del ingreso. De igual forma, Richard Kahn, colaborador de Keynes, publicó
un artículo titulado “The relation of home investment to unemployment” en 1931 en el cual mostró
cómo los gastos de inversión en los trabajos públicos pueden tener un rendimiento eficaz contra el
desempleo. En este artículo constituye el "multiplicador de la inversión" que más adelante Keynes
retomó en su Teoría General. La intervención estatal también fue tema de consideración de Ragnar
Frisch (Noruega) y de Jan Tinbergen (Holanda). Así mismo Michael Kalecki escribió entre 1933 y
1935 dos artículos en polaco, en los cuales se postularon los elementos de la teoría General de
Keynes, sin embargo, estos trabajos no fueron conocidos públicamente sino hasta su traducción al
inglés en 1971 (Gill, 2002, págs. 591-592).
justificación de su política fue el llamado efecto multiplicador. A pesar de que en un
principio el principal objetivo de la obra de Keynes fue ocuparse de las difíciles
cuestiones de la teoría, su segundo objetivo: las aplicaciones prácticas20 jugaron un
papel importante en el boom de su pensamiento durante la década de los años 30s
hasta los 70s.
Dumenil y Levy (2011), denominan a este periodo la segunda fase del
capitalismo moderno (siendo la primera la fase que comenzó a finales de 1890 hasta
1930-40, enmarcada, según ellos, en una hegemonía financiera). Esta época se
caracterizó por la regulación financiera (con un sistema financiero en función del
sistema económico real), limitación de la movilidad de capital, el crecimiento del
estado de bienestar (a expensas del déficit fiscal) y las políticas a favor del pleno
empleo (aumentando el poder de compra de los trabajadores y conteniendo los
intereses de la clase capitalista).
1.1.4 Principales críticas al keynesianismo
Las críticas más relevantes al modelo keynesiano se centraban en el papel de la
inflación como solución para una economía en quiebra (y no como un problema para
el sistema económico21) y en la intervención estatal en la economía. Estas posturas
fueron defendidas por Friedrich von Hayek, quien aseguraba que con la intervención
del Estado se ponía un “freno a la democracia” y a la libertad individual y más
adelante por Milton Friedman quien publicó en 1942 su trabajo Discussion of the
Inflationary Gap (1942) que se extendió en 1953 con el título Essays in Positive
Economics ((1953) [1970]), en el cual analiza la teoría keynesiana bajo el concepto
de “desequilibrio inflacionario”, situación en la que la demanda total de bienes y
servicios por parte de los inversionistas, el gobierno y los consumidores es mayor
20
Ver Prefacio (Keynes, (2003) [1936])
Por el rechazo a la teoría cuantitativa del dinero. Desde el punto de vista de Keynes, los cambios
en los precios seguramente serían compensados por la demanda, es decir, que los individuos
guardarían el exceso de dinero recientemente creado y no lo usarían para subir los precios. Así
mismo también se creía que la expansión monetaria durante una recesión estimularía la economía
y la creación de nuevos empleos sin incurrir en inflación. En este punto es importante recordar que
la Teoría General fue escrita en medio de la Gran Depresión y que el problema que pretendía atacar
era el estancamiento, el desempleo y la deflación que se vivía en esos años, es decir, en esta época
la inflación no era el problema predominante.
21
que la oferta de recursos disponibles, lo que hace que los precios aumenten (Butler,
1989).
Milton Friedman en el libro Monetary versus Fiscal Policy (1969), hace una
serie de críticas a los postulados del keynesianismo y a la política fiscal como
herramienta de estabilización (en contra de la política fiscal keynesiana defendida
por Walter W. Heller en este mismo libro). La crítica a la política fiscal se fundamenta
en que ésta solamente hace que haya un intercambio en el patrón del poder
adquisitivo entre los contribuyentes e inversionistas si el gobierno aplica una reforma
tributaria sin modificar el nivel de sus gastos y costeando su déficit mediante
financiamiento 22. De igual manera afirma que la política fiscal no puede apoyarse
en la política monetaria para superar el problema del inconveniente de las tasas de
interés, dice que el problema de los keynesianos radica en que no han distinguido
entre lo real y nominal, la tasa de interés es una guía deficiente de la situación
económica porque ésta solamente mide la abundancia o la escasez del crédito, no
de la cantidad de dinero. Otras críticas son a la trampa de liquidez como una
“posibilidad teórica” pero no práctica y a la teoría de que la demanda de dinero es
totalmente inelástica con respecto a las tasas de interés (es decir, que los cambios
en las tasas reales de interés no tienen efecto en la demanda de dinero). De acuerdo
con Butler (1989), tanto Friedman como los keynesianos están de acuerdo en que
los factores reales pueden contaminar la política monetaria, “la cuestión no es si las
medidas monetarias pueden ser apartadas de su propósito por los acontecimientos
reales o no, sino la medida en que los factores reales impiden su avance a través
de los cambios en los precios y los ingresos” (pág. 182).
Es así como después de aproximadamente tres décadas de éxito de las
políticas keynesianas, reflejado en un crecimiento económico regular, la actividad
económica no siguió respondiendo a las pautas de estas, lo cual hizo que resurgiera
22
Para Friedman es muy relevante el modo de financiamiento del déficit fiscal, si es mediante
préstamos la tasa de interés sube a medida que el Estado y los solicitantes compiten por los recursos
disponibles por ellos, este aumento de la tasa de interés hace que los individuos le presten al
gobierno el dinero que de otro modo hubieran gastado ellos mismos, lo que hace que haya un
intercambio, “los contribuyentes tienen más dinero para gastar, pero los inversionistas tienen menos”;
si es mediante la creación de nuevo dinero, la expansión monetaria causará un efecto en la inflación
directo y fuerte (Butler, 1989, pág. 178).
la crítica a estas políticas y se cambiara la prioridad del pleno empleo por la lucha
contra la inflación.
1.2 Monetarismo y economía de la oferta
Milton Friedman, principal exponente del monetarismo moderno y la “Escuela de
Chicago”, tuvo su ascenso debido a la rapidez con la que fracasó la teoría ortodoxa
contemporánea (keynesianismo) después de la Segunda Guerra Mundial y
especialmente por la rápida y violenta inflación que presenciaron las economías en
la década de 1970. Friedman venía de una familia de origen modesto, en un
principio estudió matemáticas, pero mientras estudiaba se vio influenciado por dos
economistas: Arthur Burns y Homer Jones. Estos introdujeron a Friedman al campo
de la economía. En un inicio Friedman fue a estudiar en la universidad de Chicago,
sin embargo, por falta de recursos se salió de allí y estudió en la Universidad de
Columbia, donde conoció a Wesley Mitchell, quien era el principal fundador de la
National Bureau of Economic Research. De este modo, Friedman entro en
asociación con esta institución. En 1941 Friedman se encontraba trabajando en la
División de Estudios Fiscales de la Tesorería de los Estados Unidos. Se encargaba
de determinar la mejor política impositiva para evitar la inflación, bajo la política
keynesiana. En este cargo tuvo la oportunidad de estudiar y más delante de
confrontar la metodología y el análisis de Keynes respecto a la política económica
(Butler, 1989).
1.2.1 Principales aportes a la teoría económica
Para Milton Friedman (1968), reconocido como el principal monetarista, la presión
inflacionaria resultante de la política keynesiana expansiva, solamente “pudo ser
controlada cuando las naciones adoptaron medidas supuestamente ortodoxas para
restringir el crecimiento de la cantidad de dinero, como ocurrió en Italia a partir de
agosto de 1947, en Alemania en junio de 1948, en los Estados Unidos en marzo de
1951, en Gran Bretaña en noviembre de 1951 y en Francia en enero de 1960” (pág.
439).
Con el auge keynesiano, la teoría cuantitativa se había dado como muerta
debido a las críticas hechas por Keynes, así que si Friedman quería recuperar esta
teoría debía hacer una restructuración completa contestando a estas críticas. Es así
como en 1956 se presenta la “teoría cuantitativa del dinero – Nueva exposición”
(Friedman, 1968), como una versión moderna de los supuestos, términos y
pronósticos empíricos de la teoría cuantitativa. Se le conoce como una teoría de la
demanda de dinero, en la que se demostraba que el incremento en la masa
monetaria se reflejaría en un nivel de precios más altos, sin caer en la trampa de
liquidez expuesta por Keynes (ver siguiente apartado)
Esta nueva corriente neoliberal se opuso totalmente al intervencionismo
estatal (dado que, contrario a lo postulado por Keynes, tendría un papel
desestabilizador, por lo que el Estado debería limitarse a garantizar un marco
estable para que los mecanismos del mercado se ajusten automáticamente)23 y
propuso como prioridades el equilibrio presupuestario y la estabilidad de los precios
(Butler, 1989).
La base teórica de esta corriente es la teoría cuantitativa del dinero, la cual
le da un papel principal a la cantidad de dinero en circulación en la determinación
del nivel de precios (un aumento de la cantidad de dinero hará aumentar el nivel de
precios en la misma proporción, y viceversa)24. Por tanto, es preciso neutralizar su
influencia en la economía "mediante la restricción del papel de la política monetaria
en función de la tasa de crecimiento a largo plazo de la producción nacional" (Gill,
2002, pág. 669).
En resumen, los postulados básicos del razonamiento de Friedman son: que
el mercado asigna de la mejor manera los recursos, por lo que cualquier
intervención solo causaría ineficiencias en el sistema e inestabilidad; la inestabilidad
23
Para ello el Estado deberá informar a los agentes económicos las reglas con las que va a intervenir
con el fin de que estos adecuen sus expectativas y tomen decisiones (para Friedman las expectativas
de los individuos son adaptativas, ya que estos esperan que los precios no sufran ningún cambio,
así que cuando ven que sus expectativas no se cumplen las adaptan al nuevo nivel de precios
esperado tomando en cuenta la información pasada).
24
Esta tesis tiene sus inicios en el siglo XVI con Jean Bodin; más adelante Richard Cantillón en el
siglo XVIII la anunciaría nuevamente, luego en 1752 David Hume la formularía, después ésta sería
retomada por David Ricardo y los partidarios de la Currency School, a principios del siglo XX sería
tenida en cuenta en las formulaciones de Alfred Marshall e Irving Fischer (Gill, 2002)
de los precios afecta de manera significativa la eficiencia de la economía; solamente
una regla monetaria permanente y estable impide que los políticos hagan
manipulaciones electorales lo que genera expectativas positivas en los individuos y,
por ende, la economía es más estable.
1.2.1.1 La nueva teoría cuantitativa del dinero de Friedman y sus aportes a la
teoría económica
Friedman toma en cuenta las críticas hechas por Keynes a la teoría cuantitativa del
dinero25, en la cual explica que se abandona la teoría cuantitativa del dinero por la
inestabilidad de la demanda de dinero que hace que los cambios monetarios causen
un efecto débil en la actividad económica, y dice que hay varias objeciones que
hacerle a sus postulados: en primer lugar, en el momento en que Keynes escribió
su libro la inflación no era un problema, por lo que este trató a los precios como si
fueran fijos, de tal manera que si el dinero producía algún efecto este se reflejaría
en los términos de producción y no en su precio medio, así el efecto de una
expansión monetaria se vería indirectamente a través de los bonos, las tasas de
interés y las inversiones, mientras que, según Friedman, los cambios monetarios
tienen efectos mucho más directos. Otro punto que Friedman objetó es el hecho de
que Keynes, basándose en “el fracaso de la política monetaria” durante la Gran
Depresión, concluyó que esta no era efectiva, mientras que para Friedman la causa
de la Gran Depresión fue una grave contracción monetaria, lo cual, contrario a
mostrar su debilidad, mostraba la fuerza de su impacto en la economía26. Por otra
parte, Keynes al rechazar la idea de que los cambios en la cantidad de dinero
tuvieran efectos en el nivel de precios, afirma que estos cambios serán absorbidos
por la demanda de dinero, el único factor que quedaba de la ecuación M =kPy. En
este punto Friedman, basándose en datos empíricos, mostró que la demanda de
dinero es estable y por lo tanto la conclusión a la que llega Keynes es errónea.
Finalmente, la concepción que tenía Keynes acerca de la naturaleza del dinero es
25
26
Ver sección 1.1.1.1.
Para Friedman los ciclos económicos respondían a cambios en la oferta de dinero.
errónea, según Friedman, ya que éste puede ser intercambiado por diferentes
clases de activos y no únicamente por los bonos, como afirmaba Keynes. Por este
motivo, la cantidad de dinero en circulación puede tener efectos directos en la
actividad económica y no solamente efectos pequeños a través de las tasas de
interés y los mercados financieros (Butler, 1989).
En el análisis de la teoría cuantitativa moderna se hizo necesario determinar
cuál es la naturaleza de la demanda de dinero. De acuerdo con Butler (1989),
Friedman considera al dinero como un activo igual que cualquier otro, por lo que se
conserva por razones de la utilidad que le brinda al individuo, lo que hace que los
efectos de los cambios monetarios no sean impredecibles, sino que se puedan
prever. Friedman demostró que la demanda de dinero sería normalmente estable,
y que los factores que podían influir en ella eran: los niveles futuros de precios, los
rendimientos de las acciones alternativos (bonos y acciones, por ejemplo), la
riqueza del individuo, sus gastos, su ingreso y otros factores reales.
Los principios fundamentales o supuestos de la nueva versión de la teoría
cuantitativa, de acuerdo con Butler (1989), son:
i) el dinero y el precio están relacionados: los cambios nominales, como un
aumento en la cantidad de dinero, producen principalmente efectos nominales,
como un aumento en el ingreso;
ii) la demanda de dinero es estable: esto no quiere decir que la demanda sea
por completo estable, ni que la forma en que se usa el dinero introducido a la
economía sea predecible, sino que en general, la esta demanda varía muy poco, y
cuando varía se puede predecir qué factor causó esta variación;
iii) el mecanismo de transmisión, es decir, el mecanismo por el que un
aumento en la cantidad de dinero afecta el nivel de precios: cuando aumenta la
cantidad de dinero27, por encima de la demanda de dinero que los individuos desean
guardar, estos se disponen a intercambiar el excedente por otros activos, sin
embargo, los egresos de un individuo son ingresos de otro, por lo que este proceso
se vuelve interminable y en él los precios de los bienes y servicios suben. Este
proceso hace que los ingresos nominales también aumenten haciendo que todos
27
En el análisis de Friedman no importa el origen exacto del nuevo dinero.
los valores nominales vuelvan a sus antiguos niveles reales;
iv) la relación entre el nivel de precios y la producción, tal que implica ilusión
monetaria y lleva a excesos de sobreproducción;
v) el retraso de la política monetaria: según Friedman, una política monetaria
que se aplique en el presente afectará al ingreso nominal futuro. Este hecho él lo
demostró empíricamente para diferentes países y llegó a la conclusión de que hay
cierta variabilidad en el retraso. Es importante tener en cuenta este retraso para no
confundir los efectos de la política monetaria no se confundan con otros cambios en
la base monetaria;
vi) los efectos de corto y largo plazo de los cambios monetarios: cambios en
la cantidad de dinero pueden tener efectos a corto plazo en variables reales, tal
como el nivel de producción por presencia de ilusión monetaria. Sin embargo, estos
efectos serán temporales; a largo plazo, solamente los efectos nominales
prevalecerán.
vii) crítica a la Curva de Phillips: de acuerdo con Friedman las expectativas
explican el por qué la inflación no se puede trasformar en empleos. Con el aporte
de Milton Friedman ante la American Economic Association en 1968 (The Role of
Monetary Policy) se marcó un “hito”, pues se reintroduce en la macroeconomía el
supuesto de que el mercado de trabajo está en equilibrio continuo. Según Ros
(2014), el modelo “implícito” de Friedman supone también que “los efectos de la
demanda agregada sobre el nivel de actividad, causados por choques monetarios,
son el resultado de fluctuaciones en la oferta de trabajo sin que ello implique
necesariamente cambios en la tasa de desempleo”, estas fluctuaciones son
causadas por la presencia de ilusión monetaria por parte de los trabajadores
(quienes confunden un aumento en los salarios nominales con un aumento en los
salarios reales y responden aumentando la oferta de trabajo). Dicho de otro modo,
una contracción o expansión de la demanda agregada no afecta el nivel de actividad
al aumentar o reducir el desempleo, debido a que los trabajadores siempre se
encuentran en “sus curvas deseadas de oferta de trabajo” (pág. 127). El empleo se
ubicará, debido al equilibrio del mercado, en su nivel natural, en la tasa natural de
desempleo28. Por lo tanto, en el largo plazo no hay posibilidad de arbitraje entre
desempleo e inflación, ya que las políticas monetarias o fiscales simplemente
aumentarían la inflación sin disminuir la tasa de desempleo natural. La curva de
Phillips de largo plazo es vertical. Sin embargo, en el corto plazo, de acuerdo con
Friedman, existe una disyuntiva entre inflación y desempleo, esto existe
principalmente cuando hay incrementos en la oferta monetaria no anticipados. Pero,
los agentes modificarían sus expectativas, ya que no hay ilusión monetaria
permanente, y las ajustarían al nivel esperado de precios constatados
anteriormente.
viii) la inflación como un fenómeno monetario: a pesar de que varios autores
hayan tratado de explicar la inflación por otros factores como la guerra, el aumento
de los precios de las importaciones y la influencia de los salarios, Friedman afirma
que si no existe un aumento en la oferta de dinero, es imposible que los individuos
paguen mayores precios de uno o varios bienes sin dejar de consumir otros bienes,
reduciendo los precios de estos últimos bienes y por lo tanto haciendo que el
aumento de los precios no sea generalizado. Él concluye que toda inflación es
causada por un aumento en la demanda de bienes y servicios que responde a una
expansión monetaria.
ix) el origen de la expansión monetaria es el Estado. El gasto público será
inflacionario si es financiado por creación de nuevo dinero, pero si es financiado con
impuestos no lo será. La política fiscal (nivel y estructura de impuestos y magnitud
y patrón del gasto del gobierno) tiene un efecto débil e indirecto en la inflación.
x) las tasas de interés responden a la cantidad de dinero en circulación, por
este motivo son un indicador muy pobre de la actividad económica.
xi) la única manera de controlar la inflación es mediante políticas monetarias,
ni la exhortación a los individuos para que gasten menos, ni los controles en los
salarios y precios serán una solución genuina a este problema.
Los aportes teóricos y estudios empíricos de Friedman fueron de gran
importancia para fundamentar la política monetaria y de oferta como política
28
Según Ros (2014), la tasa natural de desempleo de Friedman es inspirada en la tasa natural de
interés de Wicksell
macroeconómica apoyando la liberalización de los mercados; la intervención estatal
limitada solamente a garantizar la seguridad interna o externa de la nación, a la
administración de la justicia y al desarrollo de infraestructura necesaria para el
desenvolvimiento de la economía; y la política monetaria como instrumento de
estabilización29. El tema principal de su teoría eran los precios o, mejor dicho, la
inflación. Sin embargo, sus aportes solo son una parte de toda la derivación teórica
monetarista y sus aplicaciones prácticas. A continuación, se expondrán algunos de
los desarrollos monetaristas y sus aportes teóricos.
1.2.2 Derivaciones monetaristas
1.2.2.2 Friedrich von Hayek
Aún antes de la Segunda Guerra Mundial, Friedrich von Hayek ya ponía en duda la
intervención estatal y la política macroeconómica de Keynes. Defendía el liberalismo
económico (en el sentido de la negación de privilegios o igualdad de trato para
todos) desde el argumento de la insostenibilidad de los estados socialistas.
Defendía la protección a la propiedad privada y la desregulación de la competencia
y del monopolio sobre el control de la oferta monetaria. Para él la defensa de la
justicia social como política económica es la mayor amenaza a la libertad de la
civilización30. Según este teórico (1982), los gobiernos son unos juguetes en manos
de los grupos de interés. Más que una derivación de la política monetaria y el
liberalismo, se podría decir que Friedrich von Hayek fue el padre de esta corriente
política, sin dejar a un lado que incluso él hizo algunos aportes y críticas también al
modelo de Friedman.
29
Para este autor es posible generar previsiones acerca del comportamiento de la renta nominal a
partir de la oferta monetaria.
30
El hombre es un ser imperfecto que no tiene la capacidad de conocer todo, por lo que deberá ser
humilde para aceptar que su esfuerzo por controlar la sociedad no será del todo óptimo e incluso
puede llevarla a su destrucción. (Hayek F. , Derecho, legislación y libertad, 1982)
Para Hayek (1982), además de la expansión monetaria inducida por el
Estado, la presión sindical y de los grupos de interés monopólicos son los que
fuerzan a los gobiernos a establecer políticas inflacionistas (afirmación con la que
Friedman no está de acuerdo, para él el déficit que se cubre con emisión monetaria
es el que genera la inflación). Hayek está de acuerdo con Joseph Schumpeter en el
conflicto irreconciliable entre la democracia (a favor de pocos) y el capitalismo. Este
autor afirma que el desempleo es causado por los desequilibrios en el sistema de
precios y salarios relativos y éste solo se podrá corregir si se cambian estas
relaciones, haciendo que en cada sector los precios y los salarios sean tales que se
equilibre la oferta y la demanda. Así mismo, está en contra del incentivo a la
demanda agregada para disminuir el desempleo, la cual solamente tendrá efectos
negativos en el largo plazo. Según él la liberalización llega hasta el punto en que los
individuos deberían poder decidir en qué moneda prefieren realizar los
intercambios, en dólares, francos, libras, pesos, etc., según les convenga. Esto
implica que todos los gobiernos deberían permitir la libre circulación y utilización de
todas las monedas y medios de pago (Hayek F. , 1982).
El centro del análisis en Hayek es la microeconomía. Critica tanto a los
teóricos keynesianos como a los monetaristas por analizar la economía solamente
desde el plano macroeconómico olvidándose de los hechos microeconómicos. En
este sentido la crítica de Hayek a la teoría cuantitativa de Friedman se dirige hacia
su método de análisis macroeconómico extremadamente simplista: la teoría
cuantitativa de Friedman toma solamente en cuenta el nivel general de precios por
lo que no tiene capacidad de revelar los efectos que tiene la expansión monetaria
(medios de pago) sobre la estructura relativa de los precios. Esto hace que no tenga
en cuenta las principales consecuencias de una inflación, tales como la mala
inversión de los recursos y el desempleo. Pese a esto para Hayek la teoría
cuantitativa de Irving Fischer tiene la capacidad de explicar el desempeño
pragmático de las variables económicas (Rodriguez, 2005).
Otro punto de discrepancia entre Hayek y Friedman es la política monetaria
que debe guiar a un banco en la expansión del dinero en circulación. La prioridad
de la regla monetaria de Friedman es la estabilidad del nivel general de precios:
tomando en cuenta su teoría cuantitativa MV=Py, ceteris paribus si cambia “y”, la
producción real, se debe modificar la cantidad de dinero “M” en una forma estable y
moderada (entre 3 y 5%); ceteris paribus si cae el nivel general de precios “P”, sin
importar la causa, se debe aumentar la masa monetaria “M” para evitar la deflación;
ceteris paribus si disminuye la velocidad de circulación del dinero “V”, se debe
aumentar “M” para estabilizar el nivel de precios. Por otra parte, la regla monetaria
de Hayek implica que “MV” se debe dejar constante para mantener una posición
neutral entre el ahorro y la inversión: ceteris paribus si aumenta la producción real,
“y”, se debe permitir la deflación, para él no existe motivo para aplicar una política
contracíclica ya que si aumenta la productividad deben disminuir los precios; si
disminuyen los precios, “P”, es necesario identificar cuál fue su causa, ya que para
él no es lo mismo si caen por un aumento de la producción real o por una caída de
la velocidad del dinero en circulación; ceteris paribus si disminuye “V”, se debe
expandir la masa monetaria “M”, en este punto la propuesta de Friedman y Hayek
coinciden (Ravier, 2011).
El economista austriaco, a diferencia de Friedman, propone los tipos de
cambio fijo porque “constituyen el freno necesario, prácticamente irremplazable,
para obligar a los políticos y a las autoridades monetarias a que mantengan una
moneda estable” (Hayek F. , 1978/1994, pág. 86) y (Hayek F. , 1982, págs. 110111), por lo que solo de este modo se puede lograr una estabilidad del sistema
internacional en el largo plazo.
1.2.2.2 Nueva macroeconomía clásica
Según una nueva versión del monetarismo, elaborada principalmente por Robert
Lucas, Thomas Sargent, John Wallace y Robert Barro, denominada inicialmente
como neomonetarismo o Monetarismo No. II por James Tobin (1981) y más
adelante como una variante de la escuela neoaustriaca según David Laidler (1981),
y hoy denominada como la <<nueva macroeconomía clásica>> (Gill, 2002, pág.
672), la curva de Phillips es vertical también en el corto plazo, es decir, no hay ilusión
monetaria, no hay relación inversa entre inflación y desempleo (el desempleo
existente es voluntario). Esta corriente nació con el propósito de dar fundamentos
microeconómicos a la macroeconomía, desde su punto de vista todos los agentes
son racionales y sus expectativas también lo son. Los agentes construyen sus
expectativas con toda la información que les brinda el modelo y en la mayoría de
los casos son correctas.
Este término de expectativas racionales fue propuesto por John Muth en
1961, y se basa en la idea de que todos los agentes económicos poseen la misma
información aportada por la teoría económica acerca de los determinantes del nivel
de precios, por lo que sabrán cómo será el desempeño de la economía en el futuro
(específicamente el comportamiento de los precios), también en que las
predicciones de los individuos pueden ser incorrectas, pero sus errores no son
sistemáticos (como en el caso de las expectativas adaptativas de Friedman) sino
aleatorios (Ros, Borrador notas de clase: Macroeconomía, 2014)31.
1.2.2.3 Economía de la oferta
Esta corriente parte de la creencia básica del monetarismo acerca de que los
mecanismos del mercado están en capacidad de promover el crecimiento y el
equilibrio cuando no hay intervención en el proceso, por lo que el Estado solamente
debe garantizar las mejores condiciones para incentivar la inversión privada.
Relacionada principalmente con Robert Mundell, Arthur Laffer, George Gilder, Jude
Wanniski, Norman Ture y Craig Roberts32 (Gill, 2002). Los teóricos de la Economía
de la oferta afirman que, contrario a Keynes, lo que se debe estimular no es la
demanda sino la oferta global, para hacer esta afirmación toman como base la Ley
31
Cuando los individuos tienen expectativas racionales los efectos de una política monetaria
expansionista pueden ser dos: si la expansión es anticipada, las expectativas de los precios
esperados de los individuos cambian en la misma magnitud que los precios, por lo que existe
neutralidad monetaria, es decir, un aumento en la cantidad de dinero no tiene efectos sobre los
factores reales como la producción, el empleo y el consumo, por ejemplo. Pero si la expansión
monetaria no es anticipada, en ese periodo no hay neutralidad monetaria, por lo que aumentan los
niveles de las variables reales, pero en el siguiente periodo por el ajuste de las expectativas, estas
variables volverán a su punto de equilibrio con un nivel de precios más alto, el ajuste de las
expectativas es más rápido que el de las expectativas adaptativas.
32
Su aplicación práctica se evidenció durante el mandato del presidente Ronald Reagan en Estados
Unidos y Margaret Thatcher en Gran Bretaña (Gill, 2002)
de Say, por la que la oferta crea su propia demanda, y afirman que cuando existen
dificultades económicas el problema no se halla en la demanda (como los
keynesianos afirman), sino en la falta de oferta (corregida por la iniciativa privada).
En este punto el Estado es importante para “destrabar” los obstáculos que se
presenten a la inversión privada (por medio de la política fiscal, corrigiendo los
precios relativos a través de los impuestos, y la desreglamentación) y con ello
fomentar el incremento de la oferta.
Según George Gilder (1981), la Economía de la oferta a diferencia de los
keynesianos y monetaristas no solo se centra en la demanda y oferta global, sino
en los factores microeconómicos, es decir, los procesos del trabajo y la producción,
la creatividad y la innovación. Para demostrarlo, se apoyan en la teoría
microeconómica neoclásica considerando a los precios relativos como los
determinantes de las decisiones económicas de las empresas y los individuos. De
este modo la intervención estatal por medio de la política fiscal puede tener
influencia sobre las decisiones que hacen los individuos entre trabajo y ocio,
consumo y ahorro, inversiones especulativas y productivas, y estimular el ritmo de
la actividad económica. Así, una reducción fiscal, según el economista
norteamericano Arthur Laffer, representaría un efecto beneficioso para los ingresos
fiscales: los menores impuestos estimulan la actividad económica y con esto se
amplía la base gravable en una proporción mayor a la disminución de las tasas
impositivas.
Contrario a los monetaristas y keynesianos, para la economía de la oferta el
problema principal no es la inflación o el desempleo, sino la caída de la
productividad derivada de una política fiscal inadecuada que desincentiva la
inversión productiva, orienta a los capitales hacia actividades especulativas y
estimula la informalidad laboral y empresarial. Para estos teóricos la preocupación
no es la stagflation, sino la taxflation. Por lo tanto, su principal propuesta de política
económica es la disminución de la carga tributaria 33 y la disminución de las
limitaciones fiscales que perjudiquen a la oferta de trabajo y de capital.
33
Según esta visión, para favorecer a las clases bajas y medias se debe reducir los impuestos a los
ricos, ya que, para reducir la desigualdad, “primero se debe pasar por su incremento”. El Estado
1.2.3 Política económica monetarista liberal
Tras la Segunda Guerra Mundial, la intervención del Estado estadounidense fue
cada vez mayor, no solo a nivel nacional, sino también internacional. En el ámbito
nacional, esta intervención se evidenció, principalmente, en un aumento de los
precios, llegando a tasas del 6.2% en 1969 y en una tasa de paro del 3.5% en este
mismo año (la más baja después de la Segunda Guerra Mundial (Rodriguez, 2005).
Por otra parte, a nivel global, la ampliación del patrón oro había reforzado la función
del dólar como moneda de reserva internacional, apoyado por la confianza que se
tenía en el sistema de tipo de cambio fijo o convertibilidad de los dólares en oro (35
dólares por onza de oro); sin embargo, el dólar había sufrido una sobrevaluación
por el volumen monetario inyectado en la economía mundial después de la Segunda
Guerra Mundial y por el financiamiento de la Guerra de Vietnam, estimulando las
importaciones (también por los altos precios estadounidenses) y restringiendo las
exportaciones norteamericanas resultando en un déficit en la balanza de pagos de
este país. Igualmente, varios países aumentaron sus demandas de oro por los
dólares que poseían. Esto hizo que el sistema de cambio fijo estuviera bajo presión,
dada las limitadas reservas de oro de Estados Unidos que no podían respaldar la
emisión de dólares estadounidenses. A raíz de esta situación el presidente
norteamericano Richard Nixon (1969-1974), rompió en 1971 la convertibilidad de
los dólares en oro (Acuerdo de Breton Woods) produciendo una devaluación que
buscaba incrementar las exportaciones; sin embargo, esta decisión desestabilizó la
tasa de interés, incrementó aún más la inflación en su economía (a pesar de las
políticas adicionales, como el congelamiento de los salarios por 90 días y el
gravamen adicional de 10% a las importaciones) y abrió paso a nuevos mercados
de especulación bancaria (Dymski, 2011). De igual manera lo hicieron otros países,
entre ellos Alemania quien en mayo de 1971 abandonó el acuerdo de Breton
Woods. Tras esto, la economía mundial comenzó a regirse por un sistema de tipos
debe limitar al máximo posible su intervención en la redistribución de los ingresos, así como las
actividades administrativas y de desarrollo de infraestructura social (Gilder, 1981, págs. 104-105).
de cambio fluctuantes. En 1973 la Organización de Países Exportadores de Petróleo
(OPEP) decidió suspender la exportación de petróleo a Estados Unidos y a sus
aliados en Europa occidental debido a su apoyo a Israel en el conflicto con Egipto y
Siria. Esta decisión hizo que al haber escasez mundial de este bien subieran los
precios contribuyendo con la “inercia inflacionaria”34.
Estanflación: Alemania y Estados Unidos
16.0
14.0
12.0
10.0
%
8.0
6.0
4.0
2.0
0.0
-2.0
1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982
-4.0
Crec. Ale
Crec. EEUU
Infl. Ale
Infl. EEUU
Figura 1. Estanflación: Alemania y Estados Unidos, 1971-1982
Fuente: elaboración propia con datos tomados de Global Rates (2017)
Las políticas keynesianas que habían tenido auge durante los años previos a la
década de los setenta comenzaron a perder efectividad35, La economía mundial se
estaba enfrentando a un nuevo fenómeno: la estanflación (stagflation),
estancamiento económico con inflación (ver Figura 1). La disyuntiva entre inflación
y desempleo se desmoronaba y la política macroeconómica para responder ante
este nuevo hecho era incierta.
La condición de estanflación permitió que la política económica tomara un
nuevo rumbo hacia el laissez faire. En Estados Unidos con el presidente Ronald
34
La crisis fue generalizada excepto por Japón y algunos países asiáticos.
Tal es el caso de las políticas aplicadas en Inglaterra en 1974 por el presidente laborista Harold
Wilson que tuvieron una mayor repercusión en el incremento de la inflación (que llegó a tasas de
hasta el 25%) que en incentivar el crecimiento (Rodriguez, 2005), y las políticas aplicadas por el
gobierno de Richard Nixxon en Estados Unidos quien respondió a esta presión inflacionaria
aumentando las tasas de interés y reduciendo e incluso cortando el financiamiento a otros países;
sin embargo, esta política tuvo efectos reductivos en el crecimiento y en el empleo, pero no en la
inflación
35
Reagan (1981-1989) y en Gran Bretaña con la primera ministra Margaret Thatcher
(1979-1990) se pusieron en práctica las recomendaciones de la teoría monetaria y
específicamente la economía de la oferta36. Sin embargo, estas políticas no tuvieron
los resultados esperados y hubo una explosión de los déficits fiscales (por el
excesivo gasto militar), aumento de la desigualdad, aumento de las tasas de interés,
entre otros elementos que se reflejaron en la profunda recesión entre 1980 y 1982
(Gill, 2002).
A partir de esta década, envuelta en una profunda recesión, comenzó la “Era
neoliberal” en la cual las economías optaron por aplicar una serie de reformas en
busca de la desregulación financiera (implicando el inicio de la hegemonía
financiera37 sobre el sector real, también llamada financiarización 38), apertura e
integración comercial, la privatización de empresas nacionales, etc., manteniendo
como objetivo la estabilidad de precios con el fin de proteger a los prestamistas y
grandes corporaciones, pero al tiempo manteniendo la intervención del Estado en
algunos sectores de la economía, aunque no a niveles comparados con la época
del keynesianismo (Dumenil & Levy, 2011).
1.2.4 Principales críticas al monetarismo
El postkeynesiano húngaro Nicholas Kaldor fue uno de los primeros críticos de la
teoría monetarista y de su aplicación práctica durante 1980 mediante sus obras
Origins of the New Monetarism (1981), The Scourge of Monetarism (1982), The
Economic Consequences of Mrs Thatcher (1983), y How Monetarism Failed (1985)
(Gill, 2002). Las críticas de este economista son principalmente en dos errores: en
la oferta de dinero exógena y en la estabilidad de la demanda de dinero. De acuerdo
con Kaldor (1982), la regla monetaria propuesta por Friedman para lograr la
36
Algunas de sus reformas tuvieron que ver con la disminución de impuestos, aumentos de tasa de
interés, reducción de la intervención estatal en infraestructura, educación y vivienda, por ejemplo,
reducción en el poder de los sindicatos por medio de cambios en la legislación, privatización de
empresas estatales, entre otras (Gill, 2002)
37
Entendida como la capacidad no controlada de la fracción superior de las clases capitalistas (los
financieros) para dirigir la economía y la sociedad en general, de acuerdo con sus propios
intereses (Dumenil & Levy, 2011)
38
Como Lapavitsas (2008) explica, más que el dominio de los bancos sobre el capital industrial y
comercial, la financiarización representa la creciente autonomía del sector financiero.
estabilidad económica era insostenible. Según este autor, el ingreso o producción
real (Y) es lo que en última instancia determina la oferta de dinero (M), no como lo
supone Friedman, es decir, para él, contrario tanto a los keynesianos como a los
monetaristas, la oferta de dinero se determina endógenamente por las necesidades
de la economía, las cuales dictan la evolución de la necesidad de la masa monetaria
al banco central y este solo se limita a decidir cómo responder a esta demanda.
Otro error de la teoría monetarista que detalla Kaldor es su pretensión de
controlar las tasas de interés por medio de la masa monetaria, para él la tasa de
interés es una variable independiente, no dependiente: la oferta de dinero es
determinada por las necesidades de la economía, mientras que la tasa de interés
es determinada por el banco central. Según él la existencia de diferentes formas de
dinero y de pago, así como el crédito ponen un límite a la política monetaria en su
deseo de controlar la oferta de dinero a la que es imposible poner límite. En cuanto
al mecanismo de transmisión del dinero para la renta, es decir, cómo las autoridades
monetarias aumentan la oferta de billetes de banco, Friedman acudió a la metáfora
de un helicóptero que deja caer dinero en una determinada zona (Friedman, 1969,
págs. 4-5). Para Kaldor los efectos de este aumento en la masa monetaria
dependerán en el lugar en donde “caiga” el dinero: si es en una zona pobre, las
personas usarán este dinero para consumo; pero si es en una zona de personas
ricas, éstas posiblemente lo ahorrarán o lo depositaran en una cuenta de banco. Por
lo tanto, esta diferencia en los efectos iniciales, contrario a lo que afirma Friedman
no deben suponer que la relación del dinero en circulación o en el nivel de ingresos
tendría ninguna relación estrecha con la inyección inicial. La crítica que
comúnmente se le ha hecho a la teoría neoclásica y por ende a la monetarista es
que sus supuestos son muy irreales, pero Milton Friedman (1953 [1970]),
basándose en el método instrumentalista de la Escuela de la economía positiva de
Chicago, la defiende asegurando que "el único test de validez de una hipótesis es
la comparación de sus predicciones con la experiencia" (pág. 5).
Recapitulación y conclusiones
La Gran Depresión hizo que diferentes economistas se cuestionaran sobre el
funcionamiento del sistema capitalista y su capacidad de ajuste automático y
autorregulación. A raíz de este suceso tomó fuerza la postura teórica del economista
inglés John Maynard Keynes, quien criticaba a las teorías antecesoras y presentaba
un nuevo marco en donde le otorgó importancia a la intervención del Estado en la
economía para lograr el pleno empleo.
Las críticas de Keynes a la teoría clásica se dirigían principalmente a: i) la
idea del equilibrio general. Keynes, consideraba que el volumen de la producción
es el que regula la oferta y la demanda en el mercado a través de las variables de
inversión y consumo. Por lo tanto, puede existir equilibrio en el mercado de bienes
con desequilibrio en el mercado de trabajo. El equilibrio general es solamente un
caso especial, pero no es lo más común; ii) la Ley de Say, según la cual la oferta
crea su propia demanda, argumentando que en realidad es la demanda la que
determina la oferta y no al contrario; y iii) la teoría cuantitativa del dinero (la cual
establece que existe una relación directa entre la cantidad de dinero y el nivel
general de precios) afirmando que la velocidad del dinero es inestable en
condiciones inferiores al pleno empleo, es decir la mayor parte del tiempo, y que
existe la posibilidad de que la economía caiga en una trampa de liquidez, es decir,
cuando los inversionistas tienen expectativas muy negativas y las tasas de interés
son muy bajas, la política monetaria expansiva se vuelve inefectiva, por lo tanto las
autoridades monetarias no logran situar la tasa de interés a un nivel adecuado.
Con base en estas críticas, los principales a portes de este economista a la
teoría económica son: el rechazo a la automaticidad del sistema capitalista para
regresar al equilibrio y la aceptación de que puede existir equilibrio con desempleo
involuntario; la aceptación de que la economía carece de demanda y se enfrenta a
la infrautilización de las capacidades productivas; en su teoría ya no existe
dicotomía entre el sector real y el monetario; según este economista la inversión
está determinada por la eficiencia marginal del capital y por la tasa de interés. La
eficiencia marginal del capital es la relación entre los rendimientos esperados de un
bien de capital y el precio de oferta de este factor (o costo de reposición). La tasa
de interés está determinada por la preferencia por la liquidez y la cantidad de dinero
en circulación; por último, es importante rescatar que Keynes en su libro da
importancia a la política fiscal que sirve como instrumento de política económica
principalmente cuando la economía se encuentra en una trampa de liquidez.
A raíz de la teoría de Keynes surgieron otros desarrollos teóricos, siendo los
principales la Sintesis Neoclásica y el Postkeynesianismo. La primera de ellas
recoge el concepto de equilibrio general de Arthur Pigou y acopia el concepto de
Alfred Marshall de un periodo de mercado, afirmando que las teorías neoclásicas
se aplican en el largo plazo de la economía, mientras que la teoría keynesiana se
aplica en el corto plazo; la segunda de ellas es una corriente “fiel” a la teoría de
Keynes y le da mayor peso a la incertidumbre en la economía y critica fuertemente
la concepción del corto y largo plazo de los neokeynesianos (en esta corriente
resalta la postura de Hyman Minsky y su hipótesis sobre la inestabilidad financiera,
la cual ha tomado relevancia a raíz de la crisis reciente). Esta última corriente apoya
la intervención del Estado en la economía (puesto que la actividad económica no
llega al equilibrio de forma automática) y mantiene el concepto de la demanda
efectiva (la demanda determina la oferta).
Las políticas económicas keynesianas tuvieron auge por aproximadamente
30 años, fueron aceptadas y generalizadas en la mayoría de los Estados
convirtiéndose en la nueva doctrina dominante (ortodoxia). Sin embargo, a raíz de
la fuerte intervención del Estado estadounidense a nivel nacional e internacional, la
inflación (que antes no había sido un problema), se convirtió en una situación difícil
de manejar. Aunado a esto, el rompimiento de los acuerdos de Breton Woods
llevado a cabo por el presidente Nixxon en 1971 y la suspensión, por parte de la
OPEP, de las exportaciones de petróleo hacia Estados Unidos en 1973 convergió
para que la economía se encontrara en un punto desconocido hasta entonces: bajo
crecimiento con alta inflación (estanflación). Las políticas económicas keynesianas
que se habían usado en los años previos, ahora no funcionaban y eran criticadas.
Ante esta situación, la formulación de política económica tomó un nuevo rumbo: el
laissez faire.
Milton Friedman, principal exponente del monetarismo moderno y la “Escuela
de Chicago”, tuvo su ascenso debido a la rapidez con la que fracasó la teoría
ortodoxa contemporánea (keynesianismo) después de la Segunda Guerra Mundial
y especialmente por la rápida y violenta inflación que presenciaron las economías
en la década de 1970.
Friedman reformó la teoría cuantitativa del dinero dándole un papel principal
a la cantidad del dinero en circulación como determinante del nivel de precios. De
acuerdo con la teoría monetaria de Friedman el mercado asigna los recursos de la
mejor manera, por lo que la intervención de Estado en la economía solamente
genera inestabilidades que afectan al buen desempeño de la actividad económica.
Friedman defiende la existencia de una regla monetaria y estable que impide que
los políticos hagan manipulaciones electorales haciendo que las expectativas de los
individuos sean positivas y que, por ende, la economía sea más estable.
Además de Friedman, hubo otros desarrollos monetarios (en este capítulo se
toman solo algunos). El economista austriaco Friedrich von Hayek defendía, desde
antes de la Segunda Guerra Mundial, el liberalismo económico, la propiedad privada
y la desregulación de la competencia y del monopolio sobre el control de la oferta
monetaria. Además, prestaba gran atención al papel de los grupos de interés en la
definición de las políticas públicas. Para Hayek, el comportamiento individual
(racional) explicaba al sistema económico; los precios transmitían información por
lo que si se dejaban fluctuar libremente el sistema económico funcionaría mejor.
Hayek promulgaba la libertad en todos los sentidos, de este modo, no estaba de
acuerdo en la supremacía de una sola moneda o con la imposición estatal sobre el
comportamiento del individuo.
Así como Friedrich von Hayek criticó el modelo keynesiano (dado que no
estaba de acuerdo en el estímulo a la demanda para combatir al desempleo, ya que
según él esto solo tendría malas consecuencias en el largo plazo), también dirigió
sus críticas a algunos postulados de Friedman: i) en primer lugar, critica su visión
simplista macroeconómica de los hechos, considerando que se olvida del análisis
microeconómico lo que hace que su teoría no explique con total eficacia el efecto
de un aumento en la cantidad de dinero sobre los precios; ii) discrepa en el
mecanismo de la regla monetaria: para establecer el tipo de política que responde
de acuerdo a la regla monetaria, la prioridad de Friedman es la estabilidad de los
precios, mientras que para Hayek si el aumento o disminución de los precios
responde a cambios en la productividad, se debe dejar que fluctúen libremente. Así
mismo, ante una disminución de los precios, Friedman no toma en cuenta la causa
de esta disminución, mientras que para Hayek la causa si es muy importante; iii)
Hayek propone un tipo de cambio fijo, a diferencia de Friedman, como control para
las autoridades monetarias.
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