Significantes y significados en la evangelización de los mapuches del sur de Chile,
S. XVII.1
Signified and signifier in the evangelization of the mapuche in the south of Chile,
XVII century
Pablo Andrés LARACH HERRERA. Universidad de Alcalá de Henares.
Resumen: Las estrategias y modalidades evangelizadoras adoptadas por los misioneros
se vieron condicionadas por las culturas a la que se veían enfrentadas. Para el caso de
las poblaciones indígenas independientes, fronterizas del imperio español, el tipo de
estrategia evangelizadora-civilizadora adquirió una mayor relevancia al no contar con la
fuerza coercitiva para la imposición de sus fines. Sus resultados dependieron tanto de la
capacidad y forma de explicar, enseñar y/o inculcar el evangelio y civilización
occidental –además del conocimiento y entendimiento europeo de la cultura autóctona y
del “aprovechamiento” que de este conocimiento hicieron laicos y religiosos - como de
las reacciones indígenas –motivadas culturalmente- frente a este proceso evangelizadorcivilizador. Resulta esclarecedor, entonces, para evaluar el impacto evangelizadorcivilizador, las respuestas y reacciones (verbales y no verbales) de los indígenas a la
misma. ¿En qué medida se correspondían los significados expuestos en la
evangelización a los significantes entendidos por los indígenas, y viceversa, qué
entendían los españoles de lo expuesto por los indígenas y como se servían de ello para
sus fines evangelizadores?
Abstract: The evangelization strategies and methods used by the missionaries were
conditioned by the cultures to which they were confronted. For the specific case of the
independent indigenous folks at the borders of the Spanish Empire, the type of religious
and civilization strategies acquired a bigger relevance since it did not had the coercive
force to impose its purposes. The results depended on the capacity and form of
explaining, teaching and/or instilling the words of the Bible and the western civilization
–as well as the European knowledge and understanding of the native culture and the
“use” of it by seculars and priests. They also depended on the culturally motivated
indigenous reactions toward the evangelization. In order to evaluate the impact of this
process over the indigenous population it is useful to clarify their responses and reaction
to it. In which way the explained signified expressed in the evangelizations matched
with the signifier understood by the indigenous population, and vice versa, what did the
Spaniard understood about the expressions (verbal and non-verbal) of the indigenous
people, and how did they used it for their evangelizations purposes?
Palabras clave: Evangelización, significante, significado, traducción, indígenas,
misioneros.
Keywords: Evangelization, signified, signifier, translation, indigenous, missionary.
1
Este artículo representa un capítulo de la investigación doctoral llevada a cabo por el autor en la
Universidad de Alcalá de Henares y dirigida por la profesora Teresa Cañedo Argüelles-Fábregas.
1
1.- SIGNIFICANTES Y SIGNIFICADOS. CONSIDERACIONES TEÓRICAS.
El punto teórico de partida se apoya en los estudios lingüísticos estructuralistas y
el concepto de significantes y significados acuñado por el suizo Ferdinand de Saussure
en la primera década del S. XX. La relación entre el significante y significado se
analizará considerando la “creación” de conceptos, desde el prisma de la lógica. Ésta
última trata los conceptos, la opinión sobre estos y sus conclusiones, de acuerdo a las
formas y reglas necesarias para el pensamiento. Al trabajar con conceptos, lo hacemos a
partir del entendimiento e interpretación de expresiones tanto orales como gesticulares.
Para ello utilizamos la hermenéutica, es decir, el conjunto de conocimientos y prácticas
que permiten que los signos lingüísticos “hablen” y nos expresen sus sentidos. Los
conceptos se elaboran diacrónicamente y a través del uso cultural que una comunidad de
personas le den en un contexto determinado creándose a partir de un orden que sigue la
siguiente lógica: experiencia, expresión, entendimiento e interpretación.
La experiencia puede ser individual o colectiva; representa el que de lo
experimentado, es decir, una idea, una sentido, un recuerdo, una fantasía, etc. Solo una
vez que hayamos experimentado algo, ésto puede ser expresado. Dependiendo de la
experiencia y del contexto en el que ésta se hubiese dado se da paso a la expresión de la
misma. El contexto geográfico y cultural hace que una misma experiencia pueda
adquirir una multiplicidad de expresiones (Zeus, Dios, Pillán, Alá, etc). Una vez
expresada atraviesa el filtro cultural por el cual se dan las condiciones que posibilitan su
entendimiento, y por ende se la capacita para su posible interpretación, es decir, se
establece la posibilidad de su traducción a terceros.
Los conceptos tienen su origen en la experiencia, la que encarna la primera fase
en la creación de significantes y significados. Ésta representa la fundamentación del
concepto. Una vez experimentado, el concepto adquiere en el pensamiento el mismo
significado; es uno y el mismo, representan una unidad. El concepto, como resultado de
su expresión a partir de una experiencia, es adecuado cuando une a la palabra con la
cosa y consecuentemente, separa lo que no pertenece a la misma. Existe por ende una
relación lógica entre el significante y el significado, entre la expresión del concepto y la
cosa, abstracta o material, que la califica.
Por un lado se tiene el significado (la experiencia vivida), la que le conferirá una
diferenciación específica, con respecto a otras experiencias, otorgándole en
consecuencia algún tipo de género. En este sentido se puede hablar de la experiencia
vivida por Abraham al recibir las “tablas de la ley” (género) que definirán las
transgresiones a la ley divina y natural (diferencia específica). Por otro lado tenemos el
significante (la expresión), aquello que exprese el sentido de lo experimentado, en este
caso el pecado.
La percepción de la experiencia se encuentra condicionada por una relación de
causa/efecto, entre dos polos: el polo del que experimenta y el polo de lo
experimentado. El resultado de esta experiencia estará condicionado por la participación
consciente del que experimenta, como de sus diferentes modos de participación, o de
2
una concepción pluralista de la experiencia (la diferencia específica), y de los diferentes
tipos de consciencia del participante (el género).
Al ejemplificar esto, el “pecado” (polo del que experimenta) tendría un efecto de
culpa y/o vergüenza (polo de lo experimentado) por sobre el sujeto que participa
conscientemente de este. Las diferenciaciones, entonces, en la percepción de lo
experimentado (relación causa/efecto) tendrán su condicionante tanto en los modos de
participación como en los tipos de consciencia del participante.
La idéntica estructura de la experiencia, representada por la participación
consciente del significado en su significante, es la condición que posibilita el
entendimiento. El orden (la lógica) del talante del ser de la experiencia es igual a la
ontología de la experiencia. La ontología de la experiencia es condición de una
hermenéutica, le da sus principios. Éstos se definen a través de dos conceptos: del
entendimiento, o el ordenamiento de una expresión en la totalidad de la experiencia; y
por el del reconocimiento, el que representa la definición de lo observado. El polo del
que experimenta define lo que es la cosa experimentada.
Ejemplifiquemos. Las experiencias vividas por aquellos que se encontraron por
primera vez en el continente Americano a partir de 1492 suscitaron en ambos
participantes las mismas preguntas con respecto a las acciones y actitudes que se
mostraban unos a otros; ¿Reconoces lo que estoy haciendo?, ¿Entiendes lo que estoy
haciendo? Las respuestas variaron de acuerdo a la experiencia vivida por la
participación consciente del individuo o grupo de individuos y del tipo de consciencia
que cada uno de ellos poseía.
El contacto entre el castellano y las lenguas vernáculas americanas produjo toda
una serie de cambios en el léxico de las lenguas en contacto. Los nuevos conceptos, de
una y otra parte, debían ser comprendidos y nombrados, utilizando los términos ajenos,
agregándoles nuevas acepciones, o naturalizando los conceptos extranjeros para que
sirvieran a la comunicación. Las palabras están ligadas a un origen específico, a una
experiencia, por lo que conllevan una cosmovisión específica. Por ende las traducciones
que de ellas se puedan hacer nunca son exactas. Los contextos en los que las palabras
traducidas son introducidos y utilizados, hacen que el producto de la interacción
lingüística se aprecie como una innovación cultural. Lo mismo ocurre con los símbolos
utilizados los que son modificados de su sentido original junto a la palabra que los
designa.2
La importancia en la elección de los términos al traducir no es menor. Ésta
implica la orientación que se le desea otorgar a la traducción; ya sea hacia el texto
origen o hacia el texto meta, es decir, en la utilización de términos extranjeros
(préstamos) y aquellos que se adecuen, en mayor o menor medida a la significación
original. Sin embargo, y tomando en consideración el especial contexto geográfico de
frontera y autónomo cultural en el que se desarrollan los hechos entre españoles y
2
PAYÀS, 2014.
3
mapuches, se propone como hipótesis que la utilización de términos en castellano o en
mapudungun producía indistintamente su reinterpretación cultural a partir de sus
propios parámetros ya sea hacia una concepción desacralizada o pagana del término
religioso.
2.- EL III CONCILIO LIMENSE Y LA NECESIDAD DE UNA DOCTRINA DE
INDÍGENAS
La redacción y posterior traducción de la doctrina para indígenas fue realizada
por el III Concilio Limense celebrado en Lima en 1583. Su finalidad respondía a la
necesidad de evangelizar a los naturales de América de manera eficiente y coherente, es
decir, que se lograse una verdadera conversión indígena y que existiese unicidad en las
enseñanzas religiosas. El mismo concilio reconocía que la ineficacia en la
evangelización de los naturales se debía al “no haber habido el orden de doctrinarlos ni
la conformidad que requiere su condición natural.”3 Los indios
deberán aprenderlo [el catecismo] según su capacidad y, por lo menos, los niños saberlo de
memoria y repetirlo los domingos y los días festivos […] so pena de excomunión, se ordena a
todos los párrocos de indios que de aquí en más usen el catecismo autorizado con exclusión de
cualquier otro […] manda a todos los obispos que provean que este catecismo sea vertido en las
restantes lenguas de sus diócesis por traductores idóneos 4.
Para su mejor aprendizaje y adoctrinamiento, se decidió que el catecismo se
escribiese a base de preguntas y respuestas 5. De esta forma se evitaban las posibles
interpretaciones que el propio cuestionamiento indígena podía dar al dogma. El
catecismo fue redactado, además, tomando en consideración la “rudeza/barbarie” de los
indígenas, existiendo una forma breve y otra extensa. El jesuita José de Acosta,
considerado uno de los autores intelectuales de la doctrina aprobada por el Concilio de
1583, sigue la tradición aristotélica al diferenciar en tres grupos a los habitantes del orbe
de acuerdo a la cercanía o lejanía que las diversas culturas tenían respecto a la
occidental, es decir, respecto a la “recta razón y el modo común de vida de los
hombres”6. Dentro de esta clasificación la cultura mapuche es incluida en el segundo
grupo
como son los de Arauco y Tucapel […] más como guardan tanta monstruosidad de ritos,
costumbres y leyes, y hay entre los súbditos tanta licencia de desmandarse, que si no son
constreñidos por un poder superior, con dificultad recibirán la luz del evangelio […] y si lo
hicieran no se juzga perseverarán en ellas; por eso […] que entre los que ellos abracen el
evangelio, pasen a poder de príncipes y magistrados cristianos [respetando sus bienes y
costumbres que no atenten contra la moralidad cristiana]. 7
3
LISI, 1990, p. 125.
Ibídem, p. 125.
5
DOCTRINA CRISTIANA, Proemio, 1583.
6
ACOSTA, 1577, p. 5.
7
Ibídem, pp. 5-6.
4
4
Uno de los elementos culturales presentes en los Sermones, Doctrina y
Confesionario, tiene que ver con la utilización del lenguaje. En la Epístola sobre la
traducción se hace mención a la dificultad de traducir los conceptos cristianos a las
lenguas indígenas ya que “las cosas de nuestra santa fe católica son tan nuevas para los
naturales de estas partes y tan remotas de su uso y entendimiento”8 que dada la lejanía
conceptual existente entre las dos lenguas, se da el caso de muchos conceptos, que por
esta misma razón no pueden ser traducidos. Acosta dice que las lenguas indígenas
de cosas espirituales y puntos filosóficos tienen gran penuria de palabras [y agrega] que si los
vocablos, fe, cruz, ángel, virginidad, matrimonio y muchos otros no se pueden traducir bien ni
hallar su correspondiente en idioma índico [se deben introducir estos términos en castellano]9.
Con la traducción se produce una apropiación del lenguaje indígena, el cual es
modificado de su contenido cultural original al utilizar significantes que carecían del
significado pensado para él. La solución al problema del entendimiento expresado en la
traducción de las doctrinas resultó ser un arma de doble filo para la conversión, ya que
al utilizar diferentes métodos de comunicación traductológica para las enseñanzas
doctrinales los conceptos quedaban a merced de las muy variadas interpretaciones
culturales que los hablantes nativos le podían dar. Esto se da especialmente en los
territorios allende la frontera del Imperio Español, donde los misioneros no tenían la
capacidad coercitiva necesaria (temporal ni material) para imponer sus ideas, por lo que
no podían controlar el significado de las ideas presentadas10. Dentro del ámbito cultural
independiente que representaba la Araucanía, ¿cómo podían los misioneros controlar el
significado de los conceptos que estaban introduciendo, sin contar con la violencia
como medio de coacción? ¿Qué ocurre cuando el significante carece de significado? O
¿Qué ocurre cuando la “participación consciente”, capaz de crear un significado, se
encuentra determinada por una experiencia ajena a la original? La relación entre el
reconocimiento y entendimiento de un concepto se modifica.
En la relación entre el reconocer y entender algo aparece la visión del hombre
europeo sobre el mundo indígena americano, y a partir de esta construcción unilateral se
elaboran los catecismos y los confesionarios de indios. La Doctrina Cristiana
(Catecismo) y el Confesionario fueron publicados como un solo texto en 1606 por el P.
Luis de Valdivia, junto con una gramática y vocabulario del mapudungun 11 . En la
redacción de los catecismos en mapudungun bajo la autoría del P. Luis de Valdivia
participaron varios misioneros, ya que “el Padre [Olivares] también acude a los indios
predicándoles en su lengua, y van entre él y el P. Aguilera traduciendo el sermonario y
confesionario del concilio de Lima”12.
8
DOCTRINA CRISTIANA, 1583.
ACOSTA, 1577, p. 121.
10
MURRAY, 1999, p. 43.
11
Lengua hablada por los indígenas del centro-sur de Chile. En el Confesionario aparecen dos
traducciones del mismo a los dialectos del mapudungun. Una correspondiente a la región de Santiago y
otra a la de La Imperial. En el análisis se utiliza la traducción de La Imperial debido a que este trabajo se
centra en los mapuche libres de aquella región.
12
MONUMENTA PERUANA, Vol. V, 1592-1595, p. 473.
9
5
En la Doctrina se exponen los diversos aspectos en los que se concentraba la
atención de los evangelizadores en América; por un lado, están las enseñanzas religiosas
básicas del catolicismo 13; por otro lado, es una muestra de las técnicas empleadas en la
evangelización del indígena, representadas en la redacción de los textos (formato de
preguntas y respuestas), el uso de pronombres y verbos exclusivos para cada
interlocutor, los idiomas utilizados y/o la forma de traducir.14
3.- PREDICANDO CONTRA MOLINOS DE VIENTO
La relación cultural que se produjo durante los primeros años de la conquista y
evangelización se puede definir como aquella caracterizada por factores exóticos o
ajenos. Representaban dos concepciones diferentes de ver y entender el mundo.
Teniendo esto en mente se puede hacer una analogía con el deambular del Quijote por
las tierras de la Mancha. El Quijote vivía en un mundo paralelo, y por ende se
comunicaba y relacionaba con la gente de la Mancha condicionado por las experiencias
y concepciones que la visión caballeresca del mundo le proporcionaba. Es así, entonces,
que la incomprensión de sus congéneres en el mundo real era total, pasando incluso a la
burla. Sucede, sin embargo, que con el transcurso del tiempo las experiencias
acumuladas entre estos dos mundos paralelos se fueron conociendo y entremezclando
produciéndose la integración de conceptos e imágenes entre aquellos mundos y a su vez
transfigurando la relación que hasta ese momento entre ambos existía. Cual Quijote los
misioneros predicaban su verdad, aquella narrada en las Sagradas Escrituras, en un
mundo ajeno al suyo. Debían impregnar sus signos pertenecientes a otro mundo, y por
ende carentes de sentido, en aquel mundo, mediante la búsqueda incesante de pruebas
concretas en este nuevo entorno que le den la razón a su verdad15
En los Sermones se aprecia la visión que los sacerdotes tenían de las tradiciones
y creencias religiosas indígenas, de qué manera las entendían y cómo se relacionaban
con ellas. Ya que la finalidad de los Sermones era evangelizar a los indígenas en la fe
cristiana, es decir, enseñar toda una gama de nuevas formas de ver y entender el mundo,
en muchos casos en que la relación de igualdad entre un tipo de tradición/creencia era
completamente opuesta, los sacerdotes tendían a demonizar y descalificarlas,
infundiendo por lo común el miedo sagrado para conseguir su fin. La verdadera
religión, una e indiscutible (con sus creencias, tradiciones, ritos y símbolos), no podía
tener equívocos. Cualquier otro tipo de creencia, tradición, rito o símbolo que se alejase
de los cánones cristianos eran calificados de errados o influidos por el demonio o
hechiceros, recibiendo la excomunión todo aquel que los siguiese practicando.
13
La Doctrina Cristiana incluía los principales rezos, los artículos de fe, los mandamientos de la ley de
Dios, los mandamientos de la Santa Madre Iglesia, sus Sacramentos, las Obras de misericordia, las
Virtudes Teologales, Las Virtudes Cardinales, los Pecados Capitales, los Enemigos del alma, los Cuatro
Novísimos, la Confesión General, así como también un catecismo en el que se explicaban los principios
del dogma
14
DOCTRINA CRISTIANA, 1583.
15
FOUCAULT, 1966, p. 54.
6
Las desacreditaciones a la cultura mapuche muestran la intransigencia que la
“verdadera” religión podía adoptar frente a culturas y/o creencias diferentes. Valdivia
califica los cementerios indígenas de “muladar” 16. Ataca sobre todo a los antepasados,
lo que demuestra la importancia que para los indígenas tenía el admapu o ley
consuetudinaria mapuche; “vuestros antepasados […] en muchas cosas anduvieron muy
errados, y engañados”17. La desacreditación cultural adquiere nuevos matices al atacar
nuevamente a los antepasados, depositarios de los conocimientos tradicionales, diciendo
que muchos de los ya bautizados
se tornaron a las mentiras que les decían sus antepasados, que estos son viejos y
hechiceros que siguen al diablo y le ayudan […] y os dicen que con reverencia nombréis al
Pillan y Huecuvoe […] y que en vuestras enfermedades, y necesidades [los nombréis]18.
Los antepasados son calificados de calcu, es decir, hechiceros. La
desacreditación pasa incluso al insulto cuando se dice que “todo esto que dicen sin
fundamento, es gran mentira, y maldad, y cosa de burla: desventurados de esos viejos y
hechiceros, que pobres, son locos, y tontos”19. A estos, a quienes incluso se los compara
con el diablo, hay que abandonar para evitar ser condenados al infierno. Se califica la
sabiduría tradicional de irracional y a sus portavoces de ignorantes: “vuestros viejos
ignorantes, [de Dios…] eran como niños sin razón, habéis de hacer burla de lo que
decían sin fundamento”20. Al basarse el admapu en los “usos y costumbres”, la cultura
mapuche posee, a partir de sus propios parámetros, una gran capacidad de adaptación
cultural, a diferencia de la religión católica que se encuentra encasillada en una serie de
dogmas y normas que hacen de su evolución un proceso arduo y lento. Si consideramos
la situación de “redefinición” que vivía la Iglesia católica en aquellos turbulentos años
del S. XVI, en los que se veía obligada a establecer una clara diferencia entre ella y las
demás iglesias que habían surgido, y además la imperiosa necesidad de predicar estos
“nuevos” dogmas a un ingente número de “nuevos” herejes, se podría comprender
entonces la necesidad de desacreditación de los antepasados como depositarios de un
saber y actuar que afectaba tanto a la religión como a las normas de comportamiento
indígenas. Acosta dice que existen tres impedimentos que estorban la conversión de los
indios: el demonio, las malas costumbres o ejemplos de los propios misioneros y
españoles, y las propias costumbres indígenas, que por su grado de arraigo son muy
difíciles de extirpar. Con respecto a este último punto se compara lo sucedido durante
los primeros años del cristianismo en Europa, cuando la creencia cristiana se encontraba
en minoría frente a las gentiles, teniendo que extirparla primero que nada de los
corazones de aquellos paganos para que la conversión fuese realmente efectiva. 21
4.- MANUALES DE CONFESIÓN O LA SUJECIÓN DE CONCIENCIAS
16
VALDIVIA, 1621, Sermón 1º, párrafo 5.
Ibídem, Sermón 1º, párrafo 6.
18
Ibídem, Sermón 4º, párrafo 9.
19
Ibídem, Sermón 4º, párrafo 10.
20
Ibídem, Sermón 5º, párrafo 5.
21
ACOSTA, 1577, pp. 65-66.
17
7
El origen de los “Manuales de Confesión” se remonta a la tradición de control de
conciencias (s. XIV-XV y hasta el XIX) que el Concilio de Trento también adopta. La
obligación de realizar una confesión auricular anual fue decretada por el IV Concilio
Lateranense en 1215, a raíz de la creciente herejía, en especial la de los cátaros22. La
confesión enfocaba su atención principalmente en los deseos como la substancia que
necesitaba ser disciplinada para crear al ser moral. A partir de Trento la conciencia
relacionada con los pecados irá perdiendo su carácter social, para ser reemplazada por
una dimensión individual, capaz de ser sometida a una norma impuesta por afuera del
individuo23. La finalidad de estos manuales era hacer reconocer al penitente sus pecados
como experiencias despreciables y ofensivas para Dios, y por ende también para el
individuo24. Esto se lograba por intermedio de dos formas complementarias; por una
parte estaban diseñados para que el penitente se sintiese culpable de sus acciones y, al
mismo tiempo, servían como cura de aquella culpa creada. La absolución de los pecados
liberaba a los penitentes del dolor que los sacerdotes habían enseñado a infligirse.
Según la visión cristiana la existencia del pecado es aspecto consustancial a
todos los seres humanos la que se demuestra mediante la “Doctrina de la Justificación”
dictada en 1547 25. Allí se explica que la transferencia del pecado original a toda la
humanidad no se puede eludir mediante la ley de la naturaleza (aquellos nacidos en
lugares remotos a donde no ha llegado la palabra de Dios) o la ley del hombre (aquellos,
como los judíos, que poseen otras leyes) ya que los miembros de estos dos grupos
poseerían el libre albedrío. No obstante, y dado que la muerte de Jesús no es un hecho
conocido por todos, solo se justificarán por Jesucristo aquellos a quienes se les hubiesen
comunicado los méritos de Jesús, es decir, mediante la evangelización, y a su vez,
mediante la gracia de Dios obtenida a través del sacramento del Bautismo. En otras
palabras la justificación es el reconocerse pecador y el saber que la salvación de los
pecados viene del reconocimiento del sacrificio de Jesús en la cruz.
El pecado tiene dos fases dependientes una de otra: la primera es la acción
misma de pecar (polo del que experimenta); la segunda corresponde a los sentimientos
que nos provoca esta acción (polo de lo experimentado). El P. Valdivia asegura que la
persona al pecar se avergüenza de lo hecho e intenta ocultar su falta, por lo menos hasta
la hora de su confesión. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando una persona comete una acción
considerada pecaminosa, pero no siente vergüenza de ello? El católico dirá que es un
pecador sin escrúpulos; el supuesto pecador no dirá lo mismo, ya que no ve en ese acto
una acción moralmente reprobable. Lo que interesa entonces aquí es dilucidar qué
acciones son las que “establecen vigorosos, penetrantes y duraderos estados anímicos y
motivaciones en los hombres” 26 que provoquen en ellos sentimientos de culpa o de
satisfacción, aun cuando sea una misma acción la que provoque sentimientos opuestos
en personas diferentes. En la búsqueda de la vergüenza por los pecados cometidos se
22
CONCILIO DE TRENTO Sacramento de la Penitencia, Cap. V. De la Confesión.
BOSSY, 1975, p. 21.
24
KLOR DE ALVA, 1999, p. 144.
25
Ibídem.
26
GEERTZ, 2003.
23
8
dice a los indígenas “huid mucho de pecar, y por vuestros pecados antiguos llorad”27 es
decir, se les exhorta a razonar sobre sus actitudes pasadas para descubrir en ellas el
pecado, desacreditando indirectamente de esta forma la cultura indígena. Este
razonamiento nos lleva al siguiente punto; el sacramento de la penitencia.
A través de los confesionarios se intentan implantar normas, prohibiciones y
términos para demarcar la legalidad de los actos, utilizando los Diez Mandamientos
como base para delimitar los actos y pensamientos lícitos o ilícitos. El hombre, como
ser pecador, actúa en contra de la ley de Dios, y por lo tanto debe ser corregido por
intermedio de métodos persuasivos y direccionales. Esto representa una especie de
conductismo que actúa sobre el comportamiento, y sobre su esencia, que es la
conciencia. Para conseguir esto era necesario introducirse en los mecanismos culturales
de las sociedades, occidentales y/o indígenas, con la finalidad de definir lo que se
consideraba pecado y consecuentemente transformar las costumbres. 28 En América se
instaba a que todo aquel que desase misionar en aquellas tierras se impregnase de la
cultura e idioma autóctono a evangelizar, para de esta forma poder “atacar” de mejor
manera la idolatría. Mas, la sola persuasión no valía para transformar creencias y
costumbres fuertemente arraigadas en las sociedades indianas. Aun cuando Acosta
abogue por evitar el uso de la violencia sobre los indígenas que no se quisiesen
convertir voluntariamente, es decir, llevar una vida acorde con las leyes naturales y
divinas como las entendían los cristianos, dice que “es indudable, y lo confirma la
experiencia, que la índole de los bárbaros es servil, y si no se hace uso del miedo y se
les obliga con fuerza como niños, rehúsan obedecer” 29 . Pese a que esta expresión
represente claramente una apología de la violencia, luego es matizada por él mismo y
limita la aplicación de la violencia exclusivamente a los funcionarios coloniales laicos,
para no desacreditar la labor evangelizadora. Sin embargo, aun existe una contradicción
en esto, ya que sin importar el estamento, religioso o laico, todos los españoles eran
representantes directos del catolicismo que profesaban, y de hecho, se consideró el
alzamiento indígena de 1598-1604 como un castigo divino por los pecados cometidos
en contra de los indígenas.
El sacramento de la Penitencia se divide en tres partes: contrición, confesión y
satisfacción. La Contrición parte de la premisa de que todos somos pecadores. Es “un
intenso dolor y detestación del pecado cometido, con el propósito de no pecar en
adelante”30. Con esto se da a entender que el penitente está dispuesto a abandonar sus
antiguas prácticas para abrazar la nueva fe. Este abandono, sin embargo, sólo se puede
realizar de manera eficaz una vez que nuestra conciencia se haya impregnado de aquel
sentimiento de dolor y detestación que hace posible el querer llevar otro estilo de vida.
La contrición implica entonces que los penitentes realicen una autoexaminación a
conciencia de sus actos para develar los deseos ilícitos, sus circunstancias y la
naturaleza de las acciones que los representan.
27
VALDIVIA, 1621, Sermón 2º, párrafo 18.
ARIAS GONZÁLEZ, 1993, Pp. 256-257.
29
ACOSTA, 1577, p. 22.
30
CONCILIO DE TRENTO. Sacramento de la Penitencia, Cap. V. De la Confesión.
28
9
La confesión fue establecida por derecho divino para que le sean perdonados los
pecados cometidos al penitente luego de haber recibido el sacramento del bautismo.
Para la correcta absolución, los sacerdotes deben conocer en detalle los pecados
cometidos, sus causas y las circunstancias que los produjeron. Los comentarios de los
jesuitas en las Cartas Anuas respecto de la confesión de cristianos y neófitos se dividen
entre las que se consideran buenas y malas confesiones. De los cometarios antes
aludidos se desprende que una buena confesión es la que además de narrar en detalle los
datos pecaminosos de la vida, ésta debe realizarse además demostrando visualmente, a
través de los gestos, un verdadero arrepentimiento31.
La satisfacción incluye una serie de penas, impuestas ya sea por el sacerdote o
Dios, que se deben pagar por los pecados cometidos. Estos castigos ayudan a la persona
a evitar el volver a pecar como además emulan el sufrimiento de Cristo en la cruz32. A
este respecto Foucault señala que una de las formas más eficaces de sujeción del cuerpo
se caracteriza por la tortura, el castigo y la disciplina. 33 Se puede hacer una analogía
entre estas formas y las tres partes en las que se divide este sacramento. Los
sentimientos que la contrición puede llegar a producir en un hombre son susceptibles de
torturar psicológicamente a una persona. El castigo (penitencia) recibido luego de la
confesión es justamente un medio de prevenir (disciplinar) que estas acciones se
vuelvan a repetir.
Como lo sugieren los manuales de confesores, a los nativos americanos hubo
primero que convencerles de su calidad de pecadores. La confesión auricular requería
que la persona narrara una historia moral de su vida, cuyas características eran
desconocidas para los neófitos americanos. La moral solicitada representaba el ideal
cristiano de vida en la que todas las prácticas tenían un lado pecador. Los neófitos que
narraban esta historia moral de su vida, representaban un “yo” desconocidos por ellos,
es decir, lo confesado no se correspondía ni con lo observado, ni probablemente
tampoco con lo sentido 34. Es relevante lo expuesto por Acosta sobre el bautismo, como
requisito antes de obtener el perdón de los pecados y el desconocimiento que los
indígenas tenían acerca de esta nueva moral y forma de comportamiento que se les
estaba intentando imponer:
No es fácil de resolver el caso del bárbaro que, ignorando completamente lo que es el bautismo,
admite sin contradicción que le bauticen […] porque no puede haber voluntad de lo
desconocido, puesto que no se puede querer sino lo que de algún modo se conoce… 35.
Acosta dice que para una buena conversión se debe primero que nada conquistar
el alma de los príncipes y principales, además de los hechiceros, quienes ven gran
pérdida de sus intereses en el avance del cristianismo. Hay que descubrir sus fraudes,
31
MONUMENTA ARGENTINA, T. XIX.
CONCILIO DE TRENTO. Sacramento de la Penitencia, Cap. VIII. De la necesidad y fruto de la
Satisfacción
33
FOUCAULT, 1979.
34
KLOR DE ALVA, 1999, p. 137.
35
ACOSTA, 1577, p. 179.
32
10
engaños, ignorancia, burlar sus necedades, hasta el punto de castigarlos duramente para
que no le queden ganas de seguir con lo suyo. Otro impedimento son los arraigadísimos
vicios y costumbres de los infieles. Mientras menos participe la razón, más profunda
echan raíces las costumbres. Se debe poner mucho énfasis en los símbolos externos. A
los niños hay que catequizarlos desde pequeños. A estos hay que atraerlos con premios,
a los adultos con miedo. A los bárbaros hay que retenerlos mucho tiempo antes del
bautismo, a fin de que entiendan lo que profesan, y depongan la antigua superstición de
sus ídolos.36
5.- CORRESPONDENCIA SEMÁNTICA EN LA TRADUCCIÓN
El lenguaje cumple un rol esencial en el mensaje religioso que se deseaba
transmitir. Pese a los esfuerzos por encontrar la más apropiada correspondencia
semántica a los conceptos religiosos, la traducción no siempre logró encontrar el
signifícate adecuado para los significados que se deseaban transmitir. Alguno de los
conceptos religiosos que se querían enseñar poseían una carga semántica
extremadamente abstracta, los que difícilmente se podían traducir utilizando los
conceptos existentes en lengua indígena. Otros conceptos, cargados de una tradición
cultural y religiosa milenaria representante de la cosmovisión occidental, no existían.
De esta forma en la traducción que se realizó de la Doctrina Cristiana, el
Confesionario y los Sermones se aprecian las diferentes formas de traducción
empleadas. Se utilizaron préstamos puros (conceptos no traducidos), préstamos
naturalizados en lengua indígena a partir de su fonética castellana y traducciones al
mapudungun. Estas formas son importantes de considerar a la hora de analizar el nivel
de incorporación, diferenciación o rechazo cultural que esos conceptos recibieron. En el
contexto religioso que nos atañe daremos tres ejemplos de esta variación lexicográficatraductológica: Pecado (weralkan, huerlican), diablo-alma (diablo, püllu-alwe), Sagrada
Trinidad. Los dos primeros como ejemplos de traducciones y el último como ejemplo
de un concepto no traducido. Su elección responde a la importancia que estos conceptos
tienen para el cristianismo, por la constante mención y uso de ellos en el contexto que
nos atañe y por las respuestas e interpretaciones que los indígenas le dieron a los
mismos.
6.- PECADO
Un aspecto que se aprecia inseparable de la enseñanza religiosa es el
comportamiento moral del individuo y de la sociedad, siendo este indispensable para el
buen ejercicio de la religión enseñada, aprendida o practicada. El pecado lo abarca todo;
desde la relación con la divinidad hasta la relación con los congéneres, pasando por la
relación consigo mismo. Los Sermones enseñan que a los que “en esta vida viven bien,
y agradan a Dios, tienen bienes […] en la otra vida, y los que son malos, y enojan a
Dios con pecados, en la otra vida son castigados. 37 En la traducción que Valdivia hace
36
37
Ibídem, pp. 65-66.
VALDIVIA, 1621, Sermón 1º, párrafo 7.
11
de la expresión “hacer el mal” a ésta se equipara con el pecado, traducido como
huerlican término que en mapudungun denota una transgresión a la moral y ética
indígena, aquellos actos que van en contradicción con los intereses de la comunidad 38.
Febrés en su diccionario traduce “hacer el mal” como weralkan, palabra que él define
en referencia a un maltrato físico, al dañar. 39 En este sentido, al preguntar por su
entendimiento acerca del pecado, los indígenas lo calificaban dentro de tres categorías:
adulterio, robo, homicidio. 40
El pecado es definido en los Sermones, por un lado, generalizando la
transgresión a la voluntad de Dios mediante el actuar humano, como también
especificando acciones sociales y creencias religiosas consideradas pecaminosas por los
sacerdotes; en este sentido el pecado es el “no obedecer lo que Dios manda, y seguir
sólo nuestro gusto. Hacer vuestra voluntad, y no la de Dios, ni cumplir lo que manda” 41.
Se especifica que el pecado se comete a través
del robo, la toma de mujeres y la soberbia […] el jurar en falso, adorar al Pillan y al Huecuvoe
[…] el adulterar la mujer ajena […] el embriagarse […], la sodomía [cuando trata el tema de la
homosexualidad en Sodoma y Gomorra], […] [de los cuales obtiene] un poco de deleite en tu
cuerpo […] [El pecado], es como la serpiente grande, que dicen emponzoña al hombre […] Es
como la pestilencia […] El pecado pues es la muerte del alma. Éste la afea y la ensucia y aparta
a Dios de ella y le quita su gracia […].42
Se lo compara con los peligros que conllevan el arcabuz y la espada que matan
al cuerpo43, con la suciedad en la ropa hecha por un tercero cuando “otro indio te la
manchase y ensuciase”44. Es interesante aquí destacar que el pecado puede provenir de
un tercero, aludiendo a la influencia pecaminosa de la sociedad en general, como
también a los representantes religiosos indígenas en particular. Por el pecado
sois esclavos del demonio, y le tenéis por vuestro amo, sois enemigos de Dios, y sois
condenados al infierno para siempre Y sabéis que pecáis […] porque allá dentro del corazón os
reprehenden, y os dicen que hicisteis pecado, y os remuerden, y tenéis vergüenza y miedo y
cubrís el pecado, deseando que no se sepa.45.
38
BOCCARA, 2007.
FÉBRES, 1765. Cabe mencionar que ambas palabras utilizadas por Valdivia y Fébres denotan lo
mismo, aun cuando su grafía sea diferente. La ortografía del mapudungun, al tratarse de una lengua
ágrafa, ha tenido diversas variaciones dependiendo de la forma como se transcriba lo escuchado.
40
ROSALES, 1674; NÚÑEZ, 1673.
41
VALDIVIA, 1621, Sermón 2º, párrafo 3.
42
Ibídem, Sermón 1º, párrafo 15; Sermón 2º, párrafo 3; Sermón 2º, párrafo 9; Sermón 2º, párrafo 10;
Sermón 2º, párrafo 17; Sermón 2º, párrafo 12; Sermón 2º, párrafo 4; Sermón 2º, párrafo 5.
43
El P. Valdivia traduce en su vocabulario (1606) los términos talca y talcatun por trueno/arcabuz y
tronar/disparar el arcabuz respectivamente. ¿Se quiere con esto demonizar la creencia mapuche en el
pillan comparándola con un arma de fuego mortífera? Si esta hipótesis fuese así, entonces se estaría en
presencia de la adopción y/o utilización de creencias indígenas para su desacreditación . Cabe decir, sin
embargo, que la correspondencia entre las armas de fuego y los truenos se dio solo en un principio. La
creencia de que el sonido producido por el arcabuz correspondía al Pillán se abandonó pronto.
44
VALDIVIA, 1621, Sermón 2º, párrafo 7.
45
Ibídem, Sermón 2º, párrafo 8; Sermón 2º, párrafo 9.
39
12
Se pregunta “no habéis vergüenza de que adorabades al Pillan y Huecuvoe,
como a Dios”46. Más adelante en los Sermones se vuelve a definir el pecado cuando se
menciona el sacramento de la penitencia:
cualquier cosa que es contraria a lo que Dios manda, es sin duda pecado. Nombrar al Pillán al
Mareupuante, al Huecuvoe y reverenciarlos, creer lo que los hechiceros dicen, y obedecerlos, es
también pecado. Herir a otro hombre, o matarle, andar con la mujer ajena, hurtar la hacienda de
otro, o de otra manera hacer daño a alguno, es pecado también. Reñir mal a otro de palabra, y
murmurar del próximo, es también pecado47
Se incluye esta vez a otra divinidad, Mareupuante, junto al Pillan y Huecuvoe,
como entes creados por el demonio para engañar al hombre, hacerlos adorar y por ende
pecar. Se incluye además una máxima, que encierra toda la definición de pecado;
“cualquiera que hace daño a otro, de la manera que no quiere que a él le dañe nadie, peca en ello
[y] justamente todo lo que tu querrías que se hiciese contigo, esto mismo has de hacer tu con los
demás hombres”48
¿Qué puede, sin embargo, significar para un mapuche el pecado, o dicho de otra
manera, qué tipos de experiencias son la que califican los conceptos de buena y mala
vida? Durante el S. XVII los preceptos cristianos por parte de los mapuche no fueron
aceptados o en el mejor de los casos fueron reinterpretados. Las fuentes mencionan
aquellos aspectos sociales considerados pecaminosos que más estorbaban la
evangelización y conversión indígena, es decir, aquellos que con más ahínco eran
conservados y cultivados por los indígenas. Estos se referían especialmente a la ingesta
en grandes cantidades de bebidas alcohólicas y al sistema conyugal poligámico. La
poligamia representaba un sistema de creación de alianzas políticas y de reproducción
de la riqueza. La chicha se relacionaba directamente con lo anterior, al ser producida
exclusivamente por las mujeres y utilizada en grandes cantidades en todo tipo de juntas,
sociales y religiosas.
El sentir mapuche reinterpretado a través de sus propias experiencias culturales
con respecto al concepto del pecado se aprecia en los siguientes hechos. Ya se ha
mencionado que los españoles explicaron que el alzamiento general se debió a la ira de
Dios por los pecados españoles en contra de los indígenas. Esta interpretación del
alzamiento llegó a oídos de los indígenas. Luego del alzamiento de 1655, Rosales
describe extensamente los acontecimientos diciendo que fueron causa de los pecados
46
Ibídem, Sermón 5º, párrafo 11.
Ibídem, Sermón 9º, párrafo 4. Esta definición de pecado incluye a tres divinidades mapuche, las que sin
distinción son demonizadas. Es interesante destacar aquí la aparición del Huecuvoe, ya que estos párrafos
son muy esclarecedores de la función que este ser tenía en tiempos de la conquista, es decir, un ente al
cual se le veneraba. La literatura colonial respecto a la religiosidad mapuche le ha otorgado a este ser
características negativas. Esto se debe a la necesidad del cristiano de reconocer en alguno de estos seres a
la figura del demonio. Aun cuando Huecuvoe o wekufe posea en la actualidad una carga
considerablemente negativa, aun hoy en día, en ciertas partes de la Araucanía se lo considera un ser dual,
capaz de hacer el bien o el mal dependiendo de la actitud que los hombres adopten frente a él.
48
Ibídem, Sermón 9º, párrafo 4.
47
13
que castigaba dios y con humildad lo reconocían los cristianos y los bárbaros también aunque
con altivez porque decían que aunque sus pecados eran grandes eran mayores lo de los
españoles y así los tomaba dios a ellos por instrumento de su castigo49
De manera significativa los indígenas “reconocen” los propios pecados aunque
como faltas menores en comparación con aquellos cometidos por los españoles, y que
justamente hubiesen ocasionado el alzamiento. Se produce una nueva jerarquización en
la gravedad de los pecados, como también se coligen nuevas consecuencias sobre lo que
los pecados cometidos por los indígenas, en contraposición con lo de los españoles,
pueden tener como consecuencias. Los pecados son siempre los mismos, y se puede
pensar que los indígenas sabían perfectamente cuáles eran sus actitudes y/o costumbres
consideradas pecaminosas por los cristianos. Sin embargo, las consecuencias entre estos
y lo de los españoles adquieren una diferencia radical con los alzamientos. Se puede
incluso pensar que por sus pecados, es decir, costumbres, no se recibe castigo alguno.
Aquí se equiparan las causas reales del alzamiento, es decir, aquellas que motivaron a
los indígenas a alzarse, con pecados dignos de ser castigados.
Otro aspecto que va en esta dirección se aprecia en una carta del superior de la Misión
de Arauco, el P. Moscoso: dice que muchos de los indios
tienen poco concepto de las cosas de la otra vida, pues se fingen sanos cuando los vamos a
confesar, lo cual ha castigado nuestro señor quitándoles la vida repentinamente y sin confesión a
muchos; porque el demonio los tiene ganados con que se han de morir en confesándose; con
todo eso hay otros que reciben mejor las cosas de la fe50
El cristiano inculca en el indígena la concepción de que el alma se encuentra
enferma a raíz del pecado, por lo que resulta verdaderamente esclarecedora la respuesta
de los indígenas al declararse sanos al momento de realizar la confesión. Es aun más
gráfica la respuesta; ya que no siento enfermedad y/o malestar alguno por ende estoy
sano ergo moralmente no existe en mi conciencia el pecado. Frente a esto los sacerdotes
solo pueden culpar al demonio de alguna muerte repentina de alguno de aquellos que se
decían sanos. Por otro lado los mismos indígenas junto con sus machis dilucidaban cual
había sido la causa del deceso.
7.- DIABLO-ALMA
Estos dos términos se agrupan por su cercanía conceptual y por el uso que se les
da en lo que se refiere a su traducción.
Alma fue traducido como pllú51. Las creencias mapuche diferencian tres estados
del alma – am, pllú o alwe y kuifiche- las que se diferencian entre sí por su cercanía a la
49
Letras annuas de la Vice-Provincia de Chile escritas por el P. Diego de Rosales Vice-Provincial de ella
a Nuestro M. R. P. Vicario General Juan Paulo de Olivia, 1663, ARSI, Chile 6, f. 285v.
50
Letras annuas de la Vice-Provincia de Chile del año de1649, Padre Vicencio Carrasa. Prepósito General
de la Compañía de Jesús, 1649, ARSI, Chile 6, f. 260r.
51
VALDIVIA, 1621 Sermón 1º, párrafo 0.
14
parte corpórea de su ser52. Tras la muerte el término am (alma) deja de ser utilizado
pasándose a llamar pellü o alwe. Pellü se utiliza en relación con el espíritu entre la
muerte física y el entierro, durante el despertar, la exhibición del cuerpo y los cuatro
días siguientes hasta el entierro final. Enseguida, y si los parientes están satisfechos y
seguros de que el espíritu se dirige al lugar de descanso de los muertos, el término
cambia al de alwe (espíritu errante). Una vez que se nota un final decisivo el término
puede cambiar una vez más y pasar a ser kuifiche.
Diablo es un concepto que no recibe traducción, al menos no una constante,
intercalándose su mención en lengua indígena y castellana. En los Sermones se explica
que Lucifer fue desterrado al infierno junto a sus seguidores, “estos son los que llaman
demonios, diablos y alhues y aborrecen y sienten envidia de todos los hombres”53. Es
por esta envidia que los demonios engañan al hombre diciéndole
que no adoren a Dios, ni crean en Jesucristo […] porque el diablo engañó a vuestros viejos,
diciendo que se llamaba Pillan y Huecuvoe, que si hubieses sabido vosotros, que es el diablo
este que llamáis Pillan, no le hubieras de haber adorado, porque al diablo le soléis aborrecer,
pues cuando os enojáis con alguno le llamáis mal diablo, quien es este mal alhue, sino el
diablo54.
Se aprecia que al alhue se lo compara con el demonio. El alhue lejos de ser un
ente maligno o wekufe, es más bien un espíritu susceptible de caer bajo el influjo de un
calcu (brujo) y convertirse en tal. Es interesante destacar que los sacerdotes sí le
reconocen a los hechiceros la capacidad de comunicarse con los espíritus, en este caso
con los demonios; “con estos diablos hablan los hechiceros, y se les aparecen estos
diablos, como pájaros, como cabras, como hombres” 55 . A la/el machi (sacerdote o
sacerdotisa mapuche) se la menciona a lo largo de todo el texto como un calcu, es decir,
un personaje maléfico capaz de influir negativamente, y poner a su servicio las almas de
los recién fallecidos (es por esto que el ritual funerario mapuche debe realizarse sin
desviación alguna de la norma) 56 . Augusta reproduce una arenga de la machi para
exorcizar el cuerpo de un enfermo, durante la cual la machi arenga al wekufu o alwe que
se supone están dentro del cuerpo del enfermo para que salgan 57.
Febrés define alwe como “el diablo, difunto, muerte o cosa de la otra vida;
alwen, endiablarse o morirse; alwekanu, me endemonió, endiablome”58. La traducción
de alwe por demonio tuvo un impacto en lo que a la recepción del bautismo ad portas
de la muerte se refiere. En las Annuas se encuentra un sinfín de ejemplos en los que a
los indígenas reacios a recibir el sacramento del bautismo se los convence de ello a
través del influjo del miedo al utilizar la figura del demonio en el sentido de alwe. Ya
que ésta era una figura conocida y temida por los indígenas se aseguraba, consciente o
52
FARON, 1964.
VALDIVIA, 1621, Sermón 6º, párrafo 7.
54
Ibídem, Sermón 6º, párrafo 8.
55
Ibídem, Sermón 6º, párrafo 9.
56
FARÓN, 1964. P. 81
57
AUGUSTA, 1916.
58
FÉBRES, 1765.
53
15
inconscientemente, la aceptación del sacramento. Otro método similar tenía relación con
las ceremonias fúnebres mapuche. Se amenazaba a la persona con la no realización del
rito funerario, por lo que su alma quedaría fácilmente a merced de algún brujo que lo
convertiría en alwe.
8.- SAGRADA TRINIDAD
La Sagrada Trinidad es uno de los conceptos que no fue traducido al
mapudungun lo que lo hace susceptible de ser integrado al universo conceptual indígena
bajo sus propios parámetros. El concepto trinitario cristiano no sufrió una modificación
en lo que respecta a su sacralidad, mas su carácter trinitario le fue atribuido a una cuarta
personalidad; a la figura de su representante y/o interlocutor en la tierra, es decir, a los
misioneros o patiru. En este sentido cabe mencionar que las características presentes en
la figura de los/las hechiceros (machi) son traspasadas a la figura del sacerdote; en este
caso específico los atributos generacionales y de género.
Para explicar esta inclusión es necesario retroceder hasta el tiempo mítico
mapuche. Los mitos de la creación y del diluvio son realidades que los mapuches
utilizan para pensar el mundo y actuar sobre él; son modelos de la relación entre la/el
machi, el mundo espiritual, y el mundo de los humanos. La interdependencia de estos
reinos cosmológicos se refuerza al atribuir la creación de la naturaleza y la cultura a
seres bisexuales en la que se resaltan aspectos de género y generacionales. El principio
ordenador mapuche es la tétrada, en el cual lo masculino y femenino, la vejez y
juventud son complementarias y necesarias para la obtención de la integridad. La
tétrada es representada como una familia en la cual los elementos masculino y femenino
en la vejez son presentados como padres y esposos poseedores del conocimiento y la
sabiduría, mientras que la pareja masculina y femenina en su juventud representan los
hijos y encarnan la fuerza vital y la sexualidad. Ellos se refieren a sí mismos tanto como
hermano/hermana y marido/mujer. Son los creadores del mundo y los hombres. 59
La/el machi reunía en su persona las cualidades de la “divinidad” ancestral
mapuche, es decir, los aspectos de género (masculino y femenino) y los generacionales
(juventud (fuerza) y ancianidad (sabiduría)). Bacigalupo, al estudiar la figura de los/las
hechiceros(as) hace mención al hecho de que ellos(as) para comunicarse con la
divinidad, necesitaba seducirla para atraerla.
La paganización del concepto trinitario se aprecia en la forma como los
indígenas se referían a los misioneros. En la Annua de 1616-1617 se menciona que a los
misioneros de la Compañía, en este caso específico al P. Luis de Valdivia, le dicen
“Chau, Laku, Ñuke […] que en su lengua quiere decir Padre, Abuelo, Madre”60.
9.- CONCLUSIÓN
59
BACIGALUPO, 2007, p. 47.
Letras annuas de las misiones de la tierra de guerra en el Reino de Chile por los padres de la Compañía
de Jesús desde el año de 1616 hasta el mes de diciembre de 1617, 1616-1617, ARSI, Chile 6, f. 24v.
60
16
La utilización de préstamos puros y traducciones para explicar los conceptos
religiosos del cristianismo produjo su interpretación a partir de los propios parámetros
religiosos y sociales indígenas. Los contextos, las formas, los métodos y los usos
empleados en la explicación de estos términos por parte de los sacerdotes facilitó por su
parte la reinterpretación de los mismos, produciéndose la desacralización y/o
paganización del concepto cristiano.
El concepto del pecado es el más importante y el que engloba la casi totalidad
del sentido religiosos del cristianismo. La traducción al mapudungun de este concepto
clave produjo la interpretación de su entendimiento conceptual a partir de las propias
experiencias indígenas. El pecado, entendido como polo del que experimenta y pensado
por los indígenas como huerlican, no tuvo el efecto de culpa y/o vergüenza que los
misioneros pretendían que tuviese sobre los indígenas, es decir, el polo de lo
experimentado fue diferente. La discrepancia se basa en que los sujetos que participaron
conscientemente del concepto lo calificaron a partir de experiencias distintas, aquellas
que originaron el concepto, entendimiento e interpretación de huerlican mas no el de
pecado. Esta percepción del pecado se aplica entonces a la totalidad de los Diez
Mandamientos entendidos como género específico, o clasificatorio específico del
significado de pecado.
El contexto bélico en el que se dio a conocer este concepto le otorgó al mismo
una notable carga negativa, es decir, las concepciones que se dieron a entender de él,
fueron revestidas de una carga negativa por las actitudes de quienes las predicaban. La
definición que los misioneros redactaron del mismo, especialmente a través de la
desacreditación de las costumbres y la sociedad en general fueron rechazadas
vehementemente por los indígenas desembocando en el alzamiento general y la
expulsión de los españoles del territorio indígena. Más aun se concuerda con la
explicación religiosa del alzamiento dado por los españoles produciéndose una
confirmación de las diferencias conceptuales que del mismo término se tenían, es decir,
los pecados que a juicio de los sacerdotes representaban las costumbres y creencias
mapuche en realidad no eran tales según el punto de vista de la divinidad encargada de
juzgar.
El concepto de alma, algunas veces traducido como püllü y otras como alwe,
fue, al igual que el término anterior, interpretado a partir de las propias experiencias que
la expresión en lengua vernácula le otorgaba al entendimiento e interpretación del
mismo. El uso que los sacerdotes le dieron a éste, como también el contexto en que fue
utilizado, condicionaron las respuestas indígenas frente al mismo. Estas se ven
reflejadas en la aceptación del sacramento del bautismo, no para evitar las penas del
infierno, sino para eludir el riesgo de caer bajo los influjos de un hechicero que los
hiciese su esclavo y los obligase a actuar en contra de su voluntad y en contra de la
comunidad.
El concepto de Sagrada Trinidad representa un caso en que la significación del
término fue apropiado por los indígenas y reutilizado según su propia cosmovisión. Este
17
concepto no fue traducido al considerarse que esta figura no existía en la mentalidad
indígena. Sin embargo, y aunque no existiese una equivalencia directa entre las
concepciones que las dos creencias religiosas tenían de sus respectivas divinidades, si
existía una significativa aproximación con respecto a las características que
conformaban la divinidad; para unos representaba la unidad en lo triple, para otros la
unidad en la tétrada. Ésta aproximación en las características de la divinidad fue
entendida por los indígenas y utilizada de acuerdo a la propia concepción que de la
divinidad se tenía. Al llamar al sacerdote “Padre, Abuelo, Madre…” se realizaba una
analogía entre los hechiceros/curanderos y los sacerdotes cristianos. Así como ambos
tenían la facultad de comunicarse con sus dioses, ambos poseían las características de
género y generacionales necesarias para entablar tal comunicación.
10.- BIBLIOGRAFÍA
ARIAS GONÁLEZ, Luis – VIVAS MORENO, Agustín
1993 “Los manuales de confesión para indígenas del siglo XVI (hacia un nuevo
modelo de formación de la conciencia)”, Stvdia Historica. Historia Moderna, XI. Pp.
245-259.
ARSI, Archivum Romanum Societatis Iesu, Chilensis Annuae 1615-1690, Chile 6.
AUGUSTA, F. de
1916 Diccionario
Universitaria.
Araucano-Español.
Tomo
Primero.
Santiago:
Imprenta
ACOSTA, José de
1577
De procuranda indorum salute.
BACIGALUPO, Ana Mariella
2007 Shamans of the foye tree. Gender, power and healing among Chilean mapuche,
University of Texas Press.
BOCCARA, Guillaume
2007 Los vencedores. Historia del pueblo mapuche en la época colonial, Línea
Editorial IIAM, Chile.
BOSSY, John
1975 “The social history of confession in the age of the reformation”, Transactions of
the Royal Historical Society, Vol. 25, Cambridge University Press.
El Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento. Traducido al idioma castellano por D.
Ignacio López de Ayala, Con el texto latino corregido según la edición auténtica de
Roma publicada en 1564. Barcelona [1847]
18
CORCUERA DE MANCERA, Sonia
1991 El fraile, el indio y el pulque. Evangelización y embriaguez en la Nueva España
(1523-1548), Ed. Fondo de Cultura Económica, México.
Doctrina Cristiana y Catecismo para instrucción de los indios y demás personas que han
de
ser
enseñadas
en
nuestra
santa
fe
Lima,
1583.
http://www.mscperu.org/teologia/1historia/1era%20EvangAL/documentos1EvaAL/Cate
cismo_mayor_menorConcLimIII.htm#_ftn19 [Consultado, 26/01/2016]
FARON, L. C.
1964 Hawks of the sun. Mapuche Morality and Its Ritual Attributes. University of
Pittsburgh Press.
FÉBRES, Andrés
1765 Arte de la lengua general del reino de Chile, con un dialogo chileno hispano
muy curioso; a que se añade la doctrina cristiana, esto es rezo, catecismo, coplas,
confesionario, y pláticas; lo más en lengua chilena y castellana. Y por fin un
vocabulario hispano-chileno, y un calepino chileno-hispano más copioso. Lima.
FOUCAULT, Michel
2010 Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, [1966] Ed.
Siglo XXI.
2009
Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, [1979] Ed. Siglo XXI.
GEERTZ, Clifford
2003 La interpretación de las culturas, [1973] Ed. Gedisa, Barcelona.
KLOR DE ALVA, J. Jorge
1999 “Telling lives”; confessional autobiography and the reconstruction of the
Nahua”, en GRIFFITHS, Nicholas et. al. Spiritual Encounters. Interactions between
Christianity and native religions in colonial America, University of Nebraska Press.
KOSEL, Ana Carina
1997 “Los sermones de Valdivia: distribución de lugares, didáctica y polémica de un
testimonio del choque de dos culturas”, Anuario de Estudios Americanos, Vol. 54, Nº1
http://estudiosamericanos.revistas.csic.es/index.php/estudiosamericanos/article/view/40
6 [Consultado 25/01/2016]
LISI, Francesco Leonardo.
1990 El tercer concilio limense y la aculturación de los indígenas sudamericanos.
Ed. Universidad de Salamanca.
19
MONUMENTA ARGENTINA
Cartas Anuas de la provincia del Paraguay, Chile y Tucumán, de la Compañía de Jesús,
1609-1614. Tomo XIX.
MURRAY, David,
1999 “Spreading the word: missionaries, conversion and circulation in the northeast”
en GRIFFITHS, Nicholas et. al. Spiritual Encounters. Interactions between Christianity
and native religions in colonial America, University of Nebraska Press.
NÚÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑÁN, Francisco
2001 El cautiverio feliz y razón individual de las guerras dilatas del reino de Chile.
[1675], Edición crítica de Mario Ferreccio Podestá y Raissa Kordic Riquelme, Ed. RIL,
Santiago de Chile.
PAYÀS, Gertrudis, ZAVALA, José Manuel, CURIVIL, Ramón
2014 “La palabra “parlamento” y su equivalente en mapudungun en los ámbitos
coloniales y republicanos. Un estudio sobre fuentes chilenas bilingües y de traducción”.
Historia, Nº 47, vol. II Julio-Diciembre, pp. 355-373.
ROSALES, Diego de
1877 Historia general del reino de Chile. Flandes Indiano. [1674]
VALDIVIA, Luis de
1606 Arte y gramática general de la Lengva qve corre en todo el Reyno de Chile, con
vn Vocabulario, y Confessonario. Compuestos por el Padre Luys de Valdiuia de la
Compañia de Iesus en la Prouincia del Piru. Ivntamente con la Doctrina Christiana y
Cathecismo del Concilio de Lima en Español, y dos traducciones del en la lengua de
Chile [...]. En Lima por Francisco del Canto.
1621 Sermón en lengua de Chile, de los misterios de nuestra santa fe Católica, para
predicarla a los indios infieles del reino de Chile, dividido en nueve partes pequeñas
acomodadas a su capacidad. Valladolid.
VILLENA, B., CHANDÍA, A., ARAYA, I. FLORES, C.
Corpus lexicográfico del mapudungún. http://corlexim.cl
WEBER, Max
2012 La sociología de la religión. Ed. Akal, Madrid. En WEBER, Max, Wirtschaft und
Gesellschaft [1921-1922]
20
Recepción: Febrero 2017
Acepctación: Diciembre de 2017
21