Informe de lectura e informe de investigación
María Elena Bitonte, 2020
Documento de Cátedra Taller de Expresión Oral y Escrita II
Universidad Nacional de Moreno
El informe científico-académico. Características generales
Los informes son discursos que se sitúan dentro de un campo específico de la
vida social: la comunidad científico-académica. Tienen el objetivo de producir y
socializar el conocimiento dando a conocer los resultados de un estudio o una
investigación a los miembros de dicha comunidad o divulgándolo entre legos. Hay
informes de iniciación a la investigación y otros más avanzados, llevados a cabo
por investigadores de carrera.
El informe, como cualquier otro género académico, vehiculiza no solamente
información disciplinar específica sino que además, se asocia a prácticas sociales
propias de cada comunidad, lo que contribuye a construir la identidad discursiva
de sus autores en tanto sujetos académicos. La particularidad de géneros de
investigación como los informes, monografías, las tesinas, tesis, etc. es que no
sólo sirven para comunicar una información, sino también, para que un evaluador
u otros miembros de la comunidad científico-académica pueda controlar los
conocimientos adquiridos por el estudiante/investigador en el marco de una
institución.
El objeto de estudio puede ser algo material (la célula, una enzima), un proceso
(exclusión, inflación, cambio social, cambio climático), algo abstracto (cfr. Lyotard,
J. F. (1984). La condición postmoderna: informe sobre el saber. Madrid: Cátedra;
Lyotard, J. F. (1984). La condición postmoderna: informe sobre el saber. Madrid:
Cátedra); una noción (Naredo, J. M. (1997). Sobre el origen, el uso y el contenido
del término ‘sostenible’ ". Cuadernos del Guincho, (3), 48-57) o discursos
(relevamiento bibliográfico sobre una cuestión, conjunto de artículos
especializados sobre una temática; corpus de textos producidos por estudiantes
universitarios; relatos cinematográficos de una época, estilo director, discursos
políticos, noticias).
En términos de Botta y Warley (2007):
El informe universitario es un simple esbozo o ensayo provisional a propósito de
un fenómeno también simple y limitado, con una exposición sintética, muy
diferente del verdadero trabajo de “investigación de campo” o de “investigación de
laboratorio”. Consiste en describir una situación real de cualquier fenómeno
natural o cultural, hechos que interesan a diversas disciplinas científicas. (...) (E)l
informe consiste esencialmente en una descripción de los fenómenos observados
y una interpretación de ellos en términos del conocimiento teórico con que cuenta
el alumno.
En la elaboración de este tipo de trabajo el alumno aprende a observar con
atención, a depurar y recoger datos de la realidad, a ordenarlos y a aplicar las
nociones teóricas adquiridas en la interpretación sistemática de los hechos.
También, contando con una buena guía, aprenderá a plantear una investigación
de campo o de laboratorio mucho más compleja e importante, cuya realización
necesita mayor información y experiencia científicas y técnicas descriptivas,
estadísticas o interpretativas más rigurosas.
Debe estar encabezado por una introducción breve que incluirá la explicitación del
interés despertado por el fenómeno que se observa y se describe, los límites de la
descripción y la enumeración de las fuentes informativas e instrumentos de que se
ha dispuesto, lo mismo que el plan de observación que se ha seguido. El cuerpo
del informe deberá exponer objetiva, clara y ordenadamente todo el conjunto de
fenómenos observados indicando los elementos que intervienen en ellos y las
circunstancias en que aparecen (...). De este modo, el lector podrá informarse (...).
En una última acción el informe deberá brindar, con cierta prudencia, las
conclusiones que se desprenden de los materiales informativos ofrecidos (...).
(Botta, M. y Warley, J. (2007), Tesis, Tesinas, Monografías e informes, Buenos
Aires, Biblos, p. 20-21).
Los procedimientos retóricos utilizados en la redacción de un informe se vinculan a
operaciones semio-cognitivas ligadas a la construcción de conocimiento. Las
principales son: informar (aportar datos); describir (detallar las propiedades del
objeto estudiado, caracterizarlo); explicar (clarificar las cuestiones problemáticas),
argumentar (justificar aportando pruebas, convencer a través de fundamentos).
Asimismo, son operaciones semio-cognitivas desplegadas en los informes:
jerarquizar la información, dividir en partes el texto según criterios temáticos,
distribuir la información de manera significativa y ordenada; enumerar, seriar lo
datos relevados; definir los conceptos disciplinares, reformularlos, remitirlos a los
autores y paradigmas teóricos correspondientes; discutir nociones, afirmaciones y
argumentaciones de distintos autores; establecer relaciones (de comparación,
oposición, causalidad y consecuencia, etc.); ejemplificar; generalizar; extraer
conclusiones; entre otras.
La situación de producción del informe se da en el marco de una institución
académica o científica. Aunque dicha comunidad supone un auditorio bastante
amplio, los participantes más habituales del intercambio son dos: el emisor
(investigador/estudiante) y el destinatario (evaluador/profesor). No obstante esta
escena enunciativa efectiva, hay otra escena que simula que el destinatario no
sabe y hay que explicarle. Es en este punto donde el enunciador debe poner en
obra todos los recursos necesarios para lograr una exposición clara y convincente.
Este planteo enunciativo implica una relación asimétrica entre uno que evalúa, es
experto y tiene un rol institucional de mayor jerarquía y otro que será evaluado, lo
que en términos de Eliseo Verón (1985) se entiende como un contrato de lectura
de tipo pedagógico.
A continuación, vamos a distinguir dos clases de informes: el informe de lectura y
el informe de investigación. Ambos son géneros expositivos que combinan la
descripción y la explicación con la función informativa (dominante) y la
argumentativa.
Informe de lectura
El informe de lectura consiste en la exposición de un tema a partir de un corpus
bibliográfico dado. Es un discurso explicativo-descriptivo sobre otros discursos,
generalmente, argumentativos. Se trata de un género discursivo frecuente en la
vida académica, relacionable con otros que implican la predominancia de la
secuencia expositivo-explicativa como la clase oral del profesor o de los
estudiantes, o como los textos producidos a partir de consignas de exámenes y
parciales universitarios que exigen el desarrollo de una respuesta relativamente
extensa. Desde el punto de vista didáctico, suele estar destinado a una evaluación
de habilidades de lectura y de escritura. El entrenamiento en la producción de
informes de lectura podría considerarse un camino hacia la monografía (género de
amplia demanda en toda la educación superior de grado y posgrado) en la que
predomina la secuencia expositivo-argumentativa.
Dado que se definió al informe de lectura como un género académico consistente
en la exposición de una lectura crítica a partir de un corpus textual dado, en
función de dicho propósito combina la dimensión informativa con secuencias
descriptivas y explicativas pero también, argumentativas. En efecto, desde el
punto de vista comunicacional, el informe es un género destinado a “desarrollar la
información (asociado a la función informativa y, por lo tanto, propio del tipo textual
expositivo) y fundamentar la proposición inicial (asociado a la función y al tipo de
texto argumentativo)” esto es, “desarrollar la información por medio de un
mecanismo probatorio que fundamente la proposición inicial” (Bosio, 2005: 316)1.
Bosio, Iris (2005), “El informe de investigación” en Cubo de Severino, Liliana (2005), Los textos de la
ciencia, Córdoba, Comunicarte.
1
Ahora bien, la información corresponde a la función referencial o denotativa del
lenguaje (cfr. Jakobson: 1960)2 y está orientada a dar conocimiento acerca del
referente o contexto. En este sentido, un primer estadio del conocimiento que
aporta el informe está referido a la transmisión y codificación de datos o
conceptos. Pero, el conocimiento no surge de la sola adición de datos. Es preciso
establecer vínculos pertinentes entre estos para establecer relaciones de sentido.
La información constituye entonces un segundo estadio del conocimiento donde
los conceptos se encadenan en enunciados. Más aun, para construir un
conocimiento consistente y coherente, dichos enunciados deben estar articulados
argumentativamente. El despliegue argumentativo se da a través de inferencias
(relaciones causativas, consecutivas, adversativas, condicionales, etc.). Desde
estos fundamentos podemos afirmar que el informe de lectura no consiste en una
mera adición de información; debe adoptar, en cambio, una orientación
argumentativa que organice y de un sentido global coherente a los contenidos.
Con respecto a la dimensión explicativa, dominante en el informe de lectura, vale
aclarar que informar no es lo mismo que explicar. El texto informativo, como fue
señalado arriba, no tiende a demostrar nada (simplemente transmite datos), en
cambio, una explicación tiene fines demostrativos y debe ser convincente. Esto es
así porque el punto de partida de una explicación es –implícita o explícitamente–
una pregunta o problema (¿por qué?, ¿cómo?) a la que se responde con una
exposición en cuyo desarrollo se esclarece una pregunta inicial.
Recordemos la estructura prototípica de la explicación: 1) un marco que presenta
el tema a tratar (supongamos, los problemas de escritura en los estudios
superiores); 2) el planteo de la pregunta-problema (¿qué implica escribir en la
universidad?, ¿Qué quiere decir que “los problemas de escritura se resuelven
escribiendo”?); 3) la respuesta (desarrollo de la explicación a partir de una o más
fuentes de lectura (corpus) que se analizan y comparan), y 4) la conclusión
(evaluación final, cierre).
La estructura de un informe de lectura consta de las siguientes partes:
1) Título: El título es una construcción nominal (sustantiva). Supone una operación
resuntiva fundamental ya que conceptualiza aquello de lo que se tratará, en uno o
dos enunciados (título-subtítulo). Desde el punto de vista cognitivo, la operación
de titulación es de suma importancia ya que el enunciador debe dar cuenta del
contenido global del texto, orientando así al lector en su actividad interpretativa. El
título suele tener un carácter más general y el subtítulo, más específico.
2
Jakobson, Roman (1960), "Lingüística y poética", en "Concluding statements. Linguistics and poetics", en
Style in language, New York, London, p. 350-377, traducido por Ofelia Kovacci, Facultad de Filosofía y Letras,
UBA.
2) Introducción: En un texto académico, los párrafos de introducción y conclusión
son sumamente importantes y requieren de una cuidadosa elaboración. La
introducción cumple distintas funciones. En primer lugar, ubica al lector en el tema.
Esto supone una definición del objeto de estudio y una justificación de su interés
(¿por qué este tema en esta ocasión?). En segundo término, la introducción
anticipa el punto de vista que se defiende o la pregunta que funciona como punto
de partida y que justifica todo el desarrollo explicativo/descriptivo/argumentativo
posterior. Esta información debe ser dosificada con mucha prudencia, es decir,
debe ser suficiente como para suscitar la atención del lector pero no más de la
necesaria, como para sostener su atención paso a paso, hasta el final. La
introducción también debe dar cuenta de los objetivos (¿cuál es el propósito de
este informe?) y del marco teórico-metodológico que se adoptará para llevarlos
adelante (¿cuáles son los modelos teóricos que sostienen el enfoque adoptado? y
¿cuáles son los pasos a seguir en el análisis?).El marco teórico-metodológico
debe ser adecuado y su elección debe fundamentarse. Este aspecto es de suma
importancia ya que da cuenta del valor científico/académico del trabajo y es lo
que distingue un informe científico académico de cualquier otro discurso que parte
del sentido común.
3) Desarrollo: El desarrollo no consiste en resumir sin más el contenido de los
textos del corpus de lectura sino su una cuidadosa descripción y análisis de las
fuentes. La selección de los datos relevantes y la interpretación que se le asigna a
los mismos tienen que guardar una estrecha relación con el tema propuesto (es
importante acotarlo, evitar digresiones y desvíos). Por tratarse de un discurso
descriptivo-explicativo sobre un corpus de textos –generalmente- argumentativos,
es preciso ser muy cuidadoso en la identificación de los puntos de vista expuestos
por los enunciadores que aparecen en los textos del corpus. Una vez identificados
los puntos de vistas o hipótesis, es preciso analizarlos críticamente, confrontar
unos con otros y extraer conclusiones. El desarrollo del informe requiere el control
de distintos procedimientos retóricos que tienen el propósito no solamente de
esclarecer un tema sino también de conseguir la aprobación del evaluador. Entre
estos procedimientos se encuentran las distintas estrategias explicativas (la
descripción, la clasificación, la definición, la paráfrasis, la reformulación, la
ejemplificación, la analogía, el resumen, etc.) y argumentativas (la justificación, la
conexión implicativa (causa-consecuencia, condición, etc.), la cita de autor, la
confrontación de ideas, el ejemplo, etc.). Las técnicas explicativas y
argumentativas son múltiples, variadas y a menudo es difícil discernir si un mismo
recurso está asociado exclusivamente a la función explicativa o a la
argumentativa.
4) Conclusión: La conclusión es una deducción lógica, es decir que se sigue de
los datos o aserciones presentadas previamente. En este tramo del informe se
confirma que la hipótesis o pregunta inicial han sido demostradas o explicadas.
Con ese fin, se hace una recuperación de las premisas principales y una
exposición de sus consecuencias teóricas, prácticas o de otra índole, en un
encadenamiento lógico. Algunos lexemas característicos del tramo conclusivo son,
por ejemplo: en este informe se ha cumplido con el objetivo de; se han establecido
relaciones entre; se han descripto X, Y / se ha contrastado P, Q / se ha constatado
que/ … : Por lo tanto R / De estos fundamentos se sigue Z.
5) Bibliografía: Mención, al final del texto, de las fuentes que han sido
consultadas y cuya relación con el análisis se pueda efectivamente mostrar.
Forma parte de las convenciones de la comunidad científico académica, citar las
fuentes bibliográficas mencionadas -directa o indirectamente- en el informe, y
hacerlo según las normas de citación vigentes (por ej. normas APA).
Para terminar, dos rasgos de estilo característicos del informe de lectura son la
objetividad y la precisión. Vale decir que, a diferencia del ensayo (género en el que
el escritor cuenta con considerable libertad para comentar los temas) el informe
produce borramiento enunciativo para provocar un efecto de objetividad y suele
ser muy reticente con respecto a la emisión de juicios o valoraciones subjetivas
explícitas. Esto no significa que el informe no demande la puesta en escena de un
lector agudo, activo frente a los textos que analiza. Antes bien, el enunciador de
un informe de lectura se representa como un lector que se compromete con lo que
lee, pero que lo hace críticamente, “pensando bien”, fundamentando su posición
con estudio, con observación meticulosa y sistemática. Siguiendo a Hall3, el
enunciador puede adoptar tres posturas: 1) avalar la perspectiva de los textos que
aborda (lectura hegemónica o dominante); 2) aceptarla en términos generales
pero discrepar en algunos puntos (lectura negociada) o 3) oponerse frontalmente
(lectura de resistencia).
En síntesis, el informe de lectura es uno de los géneros en los que se puede
comunicar un proceso integrador de varias fuentes de lectura. El trabajo realizado
consiste en comunicar una lectura crítica, en explicar e interpretar los sentidos
observados sistemáticamente sobre un corpus textual dado. Se trata de exponer
por escrito los resultados de la confrontación de fuentes consultadas en base a
una serie de ejes comunes. Así, se puede definir el informe como un texto
explicativo-descriptivo sobre textos argumentativos. El redactor del informe
interviene sobre textos y con sus comparaciones y análisis reconstruye, al menos
en parte, un campo discursivo en el que se distinguen diversas posiciones sobre
3
Hall, Stuart (1980), “Encoding/decoding” en Culture, media, language, (p.128-138).
un tema o problema. Con ese fin, se apoyará en otras lecturas (corpus
bibliográfico de referencia). De aquí, la relevancia en el entrenamiento en
estrategias explicativas y argumentativas de lectura y escritura.
Informe de investigación
Llamamos investigación al proceso que aplica el método científico para obtener
información. Se trata de una actividad de búsqueda de conocimientos reflexiva y
sistemática (Arnoux et al., 2009: 244). El informe de investigación es una clase de
discurso que expone los resultados de dicho proceso ante la comunidad científicoacadémica.
En tanto género académico propio de la investigación científica, se da como parte
de un proceso de investigación que comienza con un proyecto inscripto
generalmente en un dominio de conocimiento dependiente de un programa
institucional (en universidades, carreras, cátedras, academias, bibliotecas,
laboratorios, organizaciones o institutos dedicados a la producción de
conocimiento). Desde el punto de vista discursivo, conforma una cadena genérica
con el proyecto de investigación que lo precede y suele estar sucedido de otros
discursos y publicaciones como la presentación de avances en congresos y foros
académicos, artículos especializados, notas, reseñas o entrevistas en revistas y
blogs científicos, etc.
En su modalidad más formalizada, según Bosio: “El informe de investigación es,
por lo tanto, un documento escrito que tiene el propósito de comunicar información
para ser evaluado por un jurado dentro de un marco institucional. Hace referencia
a la investigación llevada a cabo por su autor o autores, aporta los datos
necesarios para la efectiva comprensión de la misma, explica los métodos
empleados y propone soluciones y explicaciones para el hecho tratado” (Bosio,
2005: 305).
En cuanto a su estructura, sigue la composición característica de la mayoría de los
discursos científico-académicos: 1) introducción (planteo del problema y la
hipótesis de trabajo, objetivos, fundamentación de la importancia del tema y
metodología utilizada (de esta depende el valor científico de la investigación); 2)
desarrollo (cuerpo del trabajo, exposición de los pasos del proceso de
investigación); 3) conclusión (exposición de los resultados que se siguen del
estudio). Las conclusiones transforman el carácter hipotético o conjetural de la
proposición o pregunta inicial en una verdad demostrada a través de deducciones
lógicas o de la experimentación. Suele incluir también las proyecciones del tema
en futuras investigaciones; 4) bibliografía, anexos, gráficos, etc.
En lo que respecta a su composición, el informe combina la función informativocomunicacional dominante con la función persuasiva: “Por medio del informe, el
investigador tratará de agotar los recursos disponibles para que no queden dudas
acerca de su trabajo de investigación y para conducir al lector-evaluador hacia una
evaluación positiva” (Bosio, 2005: 306).
En cuanto a los rasgos de estilo, hay preferencia por una enunciación impersonal,
en 3ª persona o vos pasiva con ‘se’, lo que produce una suerte de efecto de
objetividad. Y dado que se trata generalmente de una comunicación entre
expertos, se requiere precisión al referir los datos y un léxico disciplinar
específico, (Bosio, 2005: 318).
Bosio (2005) establece distintos criterios de clasificación de informes relacionados
a) con el investigador (de iniciación a la investigación, de perfeccionamiento y de
carrera); b) con el estado de la investigación (de avance –los que presentan un
estado parcial de la investigación- y final –que da cuenta de una investigación
concluida) y 3) individuales (investigador) o grupales (de equipo).
El punto de partida de un informe es siempre un problema teórico o empírico que
necesita resolución o una hipótesis que necesita demostración. El modo de
expresión es el planteo del problema, bajo la forma de una pregunta o hipótesis de
investigación, seguida de un discurso razonado que ofrece una explicación en
respuesta a la pregunta o conjetura inicial. Arnoux et al. ofrece ejemplos de
preguntas de investigación en un trabajo que versa sobre una encuesta sobre
estudios superiores: “¿hay muchos alumnos de escuela media que intentan
continuar sus estudios?, ¿por qué desean continuar o concluir sus estudios?,
¿tienen dificultades al ingresar al nuevo ciclo?, ¿cuáles son las dificultades más
habituales?” (Arnoux et al., 2009: 243-244).
En el ámbito académico se responde a las preguntas, no desde la creencia, la
opinión ni del sentido común sino con respuestas fundamentadas. Esto no
significa que el conocimiento aportado por el informe tenga carácter objetivo sino
que sea verificable, esto es, validado según los métodos y herramientas de
investigación propios de la comunidad científico-académica.
El recorte del fenómeno a investigar es a lo que se denomina objeto de estudio,
muestra o corpus. Dicho objeto puede ser sometido a una multiplicidad de técnicas
de investigación, las que sin embargo, se reducen a dos grandes grupos:
cualitativas y cuantitativas. Ambas suelen combinarse. El análisis cuantitativo es el
que obtiene datos que pueden expresarse por medio de cantidades, por ejemplo,
la encuesta, el estudio de casos o cualquier muestra de la que se pueda extraer
información cuantificable. Con una encuesta bien administrada pueden extenderse
las conclusiones del caso a la totalidad de la población. Por ejemplo, en el informe
aportado por Arnoux et al. (2009: 245) una de las conclusiones a las que se arriba
es que “el 90% de los alumnos desea continuar sus estudios (población general)
pero sólo 83% en el caso de los alumnos de nivel socioeconómico bajo”. El
análisis cualitativo, por su parte, se basa en la observación de datos de índole no
cuantificable. Las técnicas de
recolección de información focalizan las
propiedades, características, rasgos específicos y distintivos de un fenómeno y las
somete a procedimientos de descripción y comparación.
Finalmente, el informe de investigación está destinado a la discusión y validación
de sus postulados por parte de los miembros de la comunidad. Esto se realiza en
diferentes foros e instancias de revisión y evaluación. Este intercambio muestra
nuevamente la complementación de las dimensiones informativa y la
argumentativa:
“Con respecto a la función comunicativa, el informe, al igual que toda clase textual,
no es privativo de una única función. Primordialmente, se caracteriza por ser un
texto que transmite información original y que genera un nuevo conocimiento, con
el objeto de ser evaluado positivamente, lo que implica una co-función
argumentativa” (Bosio, 2005: 319).
Este circuito retórico da muestra de la construcción colaborativa propia del
conocimiento científico donde no prevalece la palabra dogmática del investigador
ni sus opiniones individuales, sino a un sistema comunitario de validación que
incluye tanto la crítica externa como la autocrítica. De hecho, el progreso de la
investigación no es lineal y es por eso que, en un ejercicio autocrítico, el informe
suele exponer también las dificultades atravesadas en el decurso de la
investigación. Esta resulta una información muy importante para otros
investigadores, los que verán allanado el camino para no incurrir en los mismos
errores.
…
Bibliografía
Arnoux, Elvira Narvaja de, directora, (2009), Pasajes. Escuela media-enseñanza
superior. Propuestas en torno a la lectura y la escritura, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, Biblos.
Bitonte, María Elena, Tania Diz y Carolina Grenoville, “El informe de Lectura” en
Sylvia Nogueira (coord.), Estrategias de lectura y escritura académicas. Estudio y
ejercitación de la enunciación, la textualidad, la explicación y la argumentación,
Capítulo 5, Buenos Aires, Biblos.
Bosio, Iris (2005), “El informe de investigación” en Cubo de Severino, Liliana
(2005), Los textos de la ciencia, Córdoba, Comunicarte.
Hall, Stuart (1980), “Encoding/decoding” en Culture, media, language, (p.128-138).
Harvey, Ana María y Daniel Muñoz (2006), “El género informe y sus
representaciones en el discurso de los académicos”, en Estudios filológicos, 41 (p.
95-114).
Jakobson, Roman, 1960, "Lingüística y poética", en "Concluding statements.
Linguistics and poetics", en Style in language, New York, London, p. 350-377,
traducido por Ofelia Kovacci, Facultad de Filosofía y Letras, UBA
Verón, Eliseo (1985), “El análisis del contrato de lectura. Un nuevo método para
los estudios del posicionamiento de los soportes de los media”, en Les medias:
Experiences, recherches actuelles, aplications, Paris, IREP.