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Estudios Digital, Año 4, No. 8, marzo 2016 Reseña del libro: El pensamiento mestizo de Serge Gruzinski Reseña del libro: El pensamiento mestizo de Serge Gruzinski Francisco Rodolfo González Galeotti 1 Fecha de recepción: 29 de febrero, 2016 Fecha de aprobación: 28 de marzo, 2016 Serge Gruzinski, El pensamiento mestizo, Biblioteca del presente 12, Paidós, Barcelona, 2000. (título original: La pensé métisse, Fayard, Paris, 1999; traducción de Enrique Folch Rodríguez) ¿Qué implica el mestizaje dentro de una globalización histórica? Esta es la pregunta que subyace en el Pensamiento Mestizo del historiador francés Serge Gruzinski. Un guaraní que toca un laúd, cine de estéticas occidentales con un lenguaje taiwanés, las anotaciones de Aby Warbug sobre los pueblos indios de Nuevo México, son todas piezas de un rompecabezas del proceso histórico del mestizaje. No es casual. Esa realidad histórica está presente en un mundo globalizado donde la movilización y los horizontes parecen ampliarse mucho más allá de lo que había permitido la “era los “extremos” como lo definiera Eric Hobsbawm el siglo XX. Son los años del debate de la globalización. Según algunos este proceso tuvo sus precedentes en los albores del siglo XVI con la expansión/invasión/conquista de América. No obstante, para Gruzinski esos años no son precedentes, sino el proceso mismo de la globalización. En su epicentro fue donde se constituyó lo que el autor denomina “pensamiento mestizo”. La propuesta del historiador parte de dos principios. El primero como un juego de palabras al trabajo del antropólogo Claude Levi-Strauss El pensamiento salvaje. Strauss había anotado que el proceso cognitivo para crear conceptos y sistemas clasificatorios no era exclusivo de la razón científica ya que también se hallaba en aquellos “tecnológicamente primitivos”. No obstante la oposición entre “salvaje” y “científico”, al parecer entidades absolutas son una crítica de Gruzinski. El segundo, que parte de tal crítica, es entender los procesos de mestizaje menos como una anomalía o aberración (esquema recurrente de la teología medieval porque las mezclas, o desviaciones, estaban fuera de la norma del “plan divino” original) y comprenderlas en su dimensión propia tanto como creación como por su historicidad. De esa forma para el 1 Guatemalteco. Licenciado en Historia por la Escuela de Historia por la universidad de San Carlos de Guatemala.. Su tesis fue “’Esa gente es brava’ Historia de las luchas territoriales de Santa Catarina Ixtahuacán 1790-1890” analiza el conflictivo proceso de construcción de la territorialidad de los pueblos de Santa Catarina Ixtahuacán y Nahualá. Estuvo a cargo del proyecto multidisciplinario “Cosecha de memorias La memoria cultural de la sociedad ixil”. Asimismo ha trabajado en el Instituto de Estudios Humanísticos de la Universidad Rafal Landívar. Actualmente estudia en el programa de Doctorado de Historia del Colegio de Michoacán. Correo electrónico: petateandolahistoria@gmail.com. 1 2 Estudios Digital, Año 4, No. 8, marzo 2016 historiador su enfoque parte de la comprensión de la experiencia mestiza en su propio sentido y que no como algo marginal. No hay metodología específica para abordar este problema. Por eso Gruzinski se vale de la Historia, la historia del arte, de las ideas y la crítica cinematográfica para comprender como fue que en el siglo XVI se desarrolló una producción estética de carácter mestizo, con una complejidad propia que va más allá de los conceptos del sincretismo. La idea es centrarse en la experiencia del cambio, como fue la creación cultural en los años que siguieron a la conquista militar. Las condiciones epidemiológicas, explotación y de desarticulación social condicionaron esos años. El autor acertadamente apunta que el proceso fue un choque, pero no uno de culturas sino de fragmentos de América, África y Europa. Fue a partir de ese choque que en la Nueva España hubo un contacto de ideas y propuesta de occidente. Contrario a lo que se plantea los indios no decayeron en este período sino que fueron sumamente activos al introducir en sus creaciones elementos adoptados de los occidentales, constituyendo así una hibridación en un universo ‘lleno de uniones y enfrentamientos’ (188). Para Gruzinski la influencia del arte renacentista y el manierismo en los murales de Ixmiquilpan, la creación de mapas son muestras pláticas del papel atractor de las obras al unir ‘visualmente distintas concepciones y (…) hace posible la expresión de un pensamiento mestizo’ (229) Su fuerza consiste en una síntesis de varias lecturas, donde la más relevante es la que realizó el objeto no sólo como una adopción de elementos occidentales, sino también para escoger que elementos de estos que, aún en occidente, salían de la norma. O sea, de entre las cosas a que tenían acceso retomaron elementos que nutrieron sus horizontes. Situación similar sucede con la poesía cuyos referentes y sentido de construcción se deben leer en clave de la cosmovisión de los indígenas. De esa forma el paraíso cristiano se comulga en cristiano, pero se asume en Tlallocan. Para Gruzinski el pensamiento nahua, filtrado por europeos, se revela más flexible al poder ejercer no sólo una creatividad plástica sino también de pensamiento, mucho más que la expuesta por los intelectuales y teólogos que marcan la frontera de la cognición “permitida”. (287, 289) Dicha etapa histórica es clave ya que tiene mucho de experimentación aún frente al presente ominoso de los tlacuilos ya que no hay indicios que señalen los recursos de que se valdrán en el siglo XVII, o sea prácticas mucho más sincréticas. (291) No obstante tal desarrollo no es autónomo y forma parte de relaciones sociales. Por una parte dicho arte estaba reservado a un sector, las élites nobles, pero también era motivo de preocupación de doctrineros que, a su vez, se valieron de tlacuillos para desarrollar una respuesta “mestiza” ‘oponiéndole una nueva mezcla, una nueva fórmula que, a su vez, terminará por burlar a sus opositores’.(320) La propuesta devela reflexiones construidas desde la problemática americana que bien puede servir para el resto del mundo. Su método híbrido y cinéfilo donde transforma la imagen en una guía para leer la producción estética. Es amplia, pero con límites. Si bien los europeos y africanos en Nueva España eran apenas “astillas” de sus culturas de origen, estas no eran unidades completas en sí mismas. En gran medida porque sus orígenes, Estudios Digital, Año 4, No. 8, marzo 2016 Reseña del libro: El pensamiento mestizo de Serge Gruzinski sus “patrias”, eran parte de flujos y conglomerados humanos. No obstante los nahuas formaban parte de un conglomerado de cultura material y social más amplia que les aleja del planteamiento de ser fragmentos. Un problema que se deja entrever al abordar la dinámica del siglo XVI es que apenas sale del “núcleo duro” mesoamericano o de la Nueva España. Y si bien el autor refiere a otros grupos, estos aparecen como marginales. Las referencias a los mayas son ambiguas y periféricas. Si, ello se explica porque los sujetos de estudios proceden del centro, pero pareciera que el historiador no va más allá de los ese paradigma “nuclear” quizás una contradicción en intentar evitar el exotismo y la marginalización en la dimensión histórica. Por otra parte el aporte de Gruzinski es la dimensión histórica del mestizaje como una hibridación fluida pero tensa. Valdría contrastarla con Ch’ixinakax Utxiwa de Silvia Rivera Cusicanqui (2010) que analiza la construcción del cuerpo desmembrado del inca y la propuesta del ch’xi, el gris, el mestizo que sintetiza, lo indio y lo blanco, creando algo nuevo. Ambos análisis llevan por derroteros que exploran justamente esas tensiones del mestizaje. Ahora bien parece que esos mestizajes son producto del contexto de los sujetos indios, pero ¿Qué pasa cuando alguien escoge? ¿Cuándo el mestizaje, la hibridación, la hace no el indio sino el blanco? ¿Y cuando el negro adopta las prácticas indias y a la inversa? Del primer caso hay referentes en mitos fundacionales y la épica de la redención del salvaje a través del blanco. 2 Pero ¿Qué pasa cuando alguien de manera consciente decide adoptar prácticas, saberes y ontologías? El uso de prácticas necesariamente es relativo a un proceso de discernimiento, es necesario analizar tal problema para todos los miembros del régimen colonial y nacional inclusive. Al centrarse el historiador en el arte, un arte a fin de cuentas de élite solo accesible a caciques y “indios ladinos”, anula la perspectiva “desde abajo” de esos mestizajes. La intimidad de las casas donde se integran lenguajes y vocablos. Es allí donde “alcapuz” es la traducción ixil de arcabuz y luego de arma de fuego. Pero es allí también donde los españoles deben aprender a comer con tortilla, frijol y chile, (“civilizarse a la mesoamericana”) a bañarse con “paxte” entre otros ejemplos. Es también la intimidad donde la voluptuosidad y la sexualidad estimulan la hibridación social. No olvidemos la afición de los curas y monjas al chocolate (afrodisíaco por excelencia) y su consumo consuetudinario por sectores populares negros y mestizos. Y no olvidemos la intimidad sexual cargada de miradas, palabras, gestos, fluidos, el intercambio más intenso posible. Son estas dimensiones humanas las que Gruzinski deja de lado al buscar respuestas a la glocalización del renacimiento novohispano Pero no solo hay limitaciones, también hay posibilidades. La primera el caso del guaraní, la experiencia de las misiones jesuitas La hibridación allí tuvo varias etapas, de una que al parecer era la copia de obras traídas por los misioneros a inicios del XVII evolucionó a una 2 En general es la épica “hombre blanco civilizado-contacta nobles salvajes-cambia su identidad-pelea con ellos contra la civilización”. Mitos fundacionales como los de Vicente Guerrero en Yucatán o películas como Lawrence de Arabia (1962), un hombre llamado caballo (1970), Danza con Lobs (1990), El último samurái (2003), Hidalgo –Océanos de fuego- (2004), River Queen (2005) 3 4 Estudios Digital, Año 4, No. 8, marzo 2016 estética indígena, propia, híbrida a mediados del XVIII. Y no sólo allí sino también en los Andes, Centroamérica, Brasil, el Caribe, Norteamérica por mencionar apenas unos cuantos. Un aporte clave en términos historiográficos es aquel que posibilita responder los planteamientos de cualquier supuesta unicidad de los sujetos y sus culturas. Las sociedades americanas no eran unidades cerradas en sí mismas -ya que había un constante fluir de interrelaciones- y tampoco lo eran los europeos eran monolíticos en su península como en América. En ese sentido las tesis de la construcción discursiva medieval o renacentista sobre los indios puede ser debatida al tener en consideración que sus redactores tuvieron cierta influencia de las sociedades americanas. Es innegable las estructuras discursivas sobre la destrucción de Tenochtitlán como espejo de la de Jerusalen, como lo apuntado Guy Rozat (2002), o la de los indios Medievales de fray Pedro de Aguado, analizado por Jaime Borja (2006), o las Siete Partidas de Alfonso X en la Relación de Michoacán (Espejel 2008), no obstante ese occidente, y es necesario ser consciente de ello, estaba construido sobre la hibridación hispana, mediterránea y del catolicismo universal. El mestizaje no se puede leer desde entidades absolutas o cerradas, endógamas, ya que las sociedades humanas han estado en constante interrelación. No se trata de una globalización de larga data, sino simplemente de la experiencia humana, de esos animales capaces de adaptarse y reinventarse en los marcos de la desigualdad y las relaciones de poder. En ese sentido la película La otra Conquista (1999) podría ayudarnos a plantear otra hibridación. La de los blancos convertidos en indios, en eso que buscaron y acabaron por convertirse como los marcianos de Ray Bradbury. Referencias bibliográficas Borja Gómez,Jaime Humberto (2006). Los indios medievales de fray Pedro de Aguado: construcción del idólatra y escritura de historia en una crónica del siglo XVI. Colombia: Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Espejel, Claudia (2008). La justicia y el fuego, Dos claves para leer la Relación de Michoacán México: El Colegio de Michoacán. 2 t. Rivera Cusicanqui, Silvia (2010). Ch’ixinakax Utxiwa Una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores Argentina: Tinta Limón. Disponible: http://tintalimon.com.ar/libro/CHIXINAKAX-UTXIWA/ Rozat, Guy (2002). Indios imaginarios e indios reales en los relatos de la conquista de México. México: Universidad Veracruzana, INAH, BUAP. Estudios Digital, Año 4, No. 8, marzo 2016 Reseña del libro: El pensamiento mestizo de Serge Gruzinski 5