medigraphic
Artemisa
en línea
Hum 2008;
22: 15-25
AspectosPerinatol
evolutivosReprod
de la relación
madre-bebé
Aspectos evolutivos de la relación madre-bebé
MARTÍN MALDONADO,a FELIPE LECANNELIER,b TERESA LARTIGUEc
RESUMEN
El artículo describe las interacciones madre-lactante durante el embarazo y el
periodo posparto, desde un punto de vista evolutivo. Desde esta perspectiva, las
conductas y sentimientos de la madre y el repertorio conductual del neonato,
pueden comprenderse en términos de las necesidades de reproducción y
supervivencia, por parte de su progenitora, así como por la capacidad de hacer
que lo cuiden, por parte del bebé. Las respuestas maternas comunes para
proveer cuidados al bebé ocurren a un costo muy alto para la madre, debido a
la naturaleza altricial del lactante. Aquélla muestra un número de conductas
maternales para ayudar a que su hijo crezca. Por su parte, el bebé se comporta
de una manera típica, diseñada para promover que lo alimenten, abracen y
despertar sentimientos de ternura en sus padres y así lograr una interacción
social y su desarrollo emocional y conductual.
PALABRAS GUÍA: Evolución, conducta materna, instinto materno, altricial.
INTRODUCCIÓN
Al describir el apego del bebé hacia sus
padres, John Bowlby 1 señaló que éste tiene
raíces
etológicas
(basadas
en
el
comportamiento de los animales) derivadas
de un valor biológico de supervivencia.
Además, este autor lamentaba que la
psicología a menudo no fuera considerada
como parte de la biología.
La teoría de la evolución y la etología (rama
de la biología que estudia el comportamiento
animal) complementan la perspectiva
a
b
c
Associate Professor.
Dep. of Psychiatry. School of Medicine. University of Kansas
City, Mossouri, USA.
Director de la Unidad de Intervención Temprana. Universidad
del Desarrollo, Santiago de Chile.
Co-Chaire para Latinoamérica del Comité de Mujeres y
Psicoanálisis de Asociación Psicoanalítica Internacional,
Correo
electrónico:
Dr.
Martín
maldonadoduranm@umke.edu
Dr. Felipe Lecannelier: flo_cannelier@udd.cl
Recibido: 17 de septiembre de 2007.
Aceptado: 28 de noviembre de 2007.
VOL. 22 No. 1; ENERO-MARZO 2008
madonado:
puramente intra-psíquica y cultural de la etapa
perinatal. La evolución de la conducta materna
humana se estima que tiene una duración de
alrededor de 400 mil años.2 Estas interacciones
y sus implicaciones para la salud mental se
describen en el presente artículo.
La información reciente sobre los aspectos
biológicos del embarazo y las conductas
materna y neonatal ayudará a entender y valorar
los sistemas de interacción que se observan en
los primeros momentos de la vida del recién
nacido (RN) y los días posteriores al parto.
Entender las necesidades biológicas de la
madre y del RN, ayudará a esclarecer algunas
de las alteraciones conductuales observadas clínicamente, y también a diseñar estrategias de
intervención que no vayan en contra de los
imperativos biológicos.
ASPECTOS
EVOLUTIVOS
DEL
E M B A RA Z O
El embarazo encierra una contradicción
desde el punto de vista inmunológico. El
Perinatol Reprod Hum
15
Martín Maldonado y cols.
cuerpo del feto está a la vez “dentro” y “fuera”
de la madre. La cavidad uterina se comunica
hacia “afuera” del cuerpo y la sangre del feto
no se mezcla realmente con la de su madre. En
este sentido, está afuera. Al mismo tiempo,
está “adentro”, porque depende enteramente
de la madre para subsistir, eliminar productos
tóxicos y crecer; no está expuesto al medio
ambiente, sino suspendido en un medio líquido, protegido de influencias nocivas
exteriores. Usualmente el cuerpo de la madre
no rechaza al bebé, ni a la placenta.
El feto tiene un número de componentes que
provienen del ADN, del padre el cual es extraño
al cuerpo de la madre. Existe un “aislamiento”
o barrera entre la sangre de la madre y del feto,
la cual ayuda a que no haya rechazo. Aunque la
sangre de la madre y del feto no se mezclan, en
el trofoblasto ocurre un cierto intercambio de
células, de modo que, en realidad, en la sangre
de la madre se detectan células fetales y, en la del
feto, células maternas. Este intercambio se
denomina “microquimerismo”, y se cree que
esta coexistencia ocurre gracias a un mecanismo
de “tolerancia” del sistema inmunológico de la
madre, respecto a las células extrañas del feto.3
Hay una función inmunosupresora en la
respuesta de la madre ante este tejido extraño.4
Se puede decir que el feto y los productos del
embarazo son similares a un alotrasplante. El
sistema inmunológico de la madre acepta 3 los
antígenos del feto (los que provienen del padre)
como parte de un “sí-mismo temporal”. Esta
tolerancia es específica para los antígenos
provenientes del padre del feto.
Se ha propuesto la hipótesis de que las
reacciones de náusea y asco que la gestante
manifiesta en el primer trimestre, es una suerte
de “profilaxis”, para evitar ingerir sustancias
que podrían ser tóxicas o dañinas para el feto. 5
Empíricamente se ha observado que en el
primer trimestre del embarazo, hay una mayor
supresión del sistema inmune de la madre,
que en los meses subsecuentes; así, el sentir
asco por una variedad de comidas puede ser
un mecanismo de protección.
Además de este encuentro inmunológico
entre madre y feto, también se presenta una
competencia por las sustancias nutritivas. El
16
VOL. 22 No. 1; ENERO-MARZO 2008
feto intenta obtener todas las sustancias
nutritivas que le permitirán crecer lo más
posible. Este intento entra en competencia
con las necesidades nutritivas de la madre,
quien durante el embarazo tiene mayores
necesidades calóricas y proteicas, sobre todo
en los casos en que la madre apenas consigue
alimentos para ella misma. Ella invertirá
enormes recursos energéticos para mantener
su propio metabolismo y el del nuevo ser. Éste
activamente resta nutrientes a su madre. Esta
contradicción normalmente se resuelve en
modo satisfactorio para ambos participantes,
a un costo biológico para cada uno de ellos.
ASPECTOS
EVOLUTIVOS
DE
LOS
C U I DA D O S
M AT E R N O S
Más que hablar de “instinto materno”,
término controversial y difícil de definir y
operacionalizar, nos referimos a lo podría
llamarse de manera más amplia, como:
conductas maternales. Es decir: ¿por qué las
madres cuidan a sus bebés? y ¿cómo saben qué
hacer? Después de todo, cuidar a un bebé
requiere de muchos esfuerzos, inversión
de energía, tiempo, conocimientos, y “altruismo”, por usar un término biológico. Por
ejemplo, aunque la madre deseara seguir
durmiendo, si su bebé llora en la noche,
interrumpe su descanso para atenderlo. Aunque
es claro que a veces esta conducta materna falla
y la madre no siente cariño o ternura por su
bebé o aun lo abandona, la inmensa mayoría de
las madres proporciona estos cuidados en forma
“natural” y exitosa. Se desconoce mucho
respecto de los factores que desencadenan la
conducta materna. 6
Se cree que el paso del neonato por el canal del
parto es un factor desencadenante de los cuidados
maternos,7 junto con los cambios hormonales
concurrentes. Además de estos factores fisiológicos, otro factor determinante es la calidad
de los cuidados que la nueva madre recibió
cuando era bebé. Tales patrones ejercen una
influencia importante como animal “altricial”,
porque sus crías necesitan abundantes
cuidados para sobrevivir. Esto no ocurre así,
en los animales que tienen mayor competencia
motriz al nacer, tales como los caballos o las
Perinatol Reprod Hum
Aspectos evolutivos de la relación madre-bebé
vacas. Pero aún, a diferencia de lo que ocurre
entre otros animales altriciales, el bebé humano
no puede ni siquiera asirse de su madre por sí
mismo (como si lo hacen los chimpancés) por
lo que requiere de cuidados constantes.
Hrdy 7 propone que los humanos son seres
que necesitan reproducirse y cuidar de su prole
en forma cooperativa, lo que llama “crianza
c o o p e r a t i v a ” ( c o o p e r a t i v e b r e e d i n g ) . Se
estima que sólo 3% de los mamíferos y hasta
17% de las aves se crían cooperativamente. El
término se refiere a la participación de otros
miembros del grupo social en donde ocurre la
reproducción (que no sean los padres
biológicos) los cuales ayudan y cooperan en el
cuidado y crianza de los pequeños. A estos
cuidadores se les llama alo-padres. Casi siempre
se habla de alo-madres, pues, en general, es
muy difícil determinar (en el mundo animal)
quién es el padre de un neonato.
Adicionalmente, entre más cercana es la
relación genética entre estas alo-madres y el
bebé en cuestión, más ventaja evolutiva tiene
la cooperación en la crianza de una cría
determinada. En el caso de muchos grupos
humanos, esta “ayuda” de otros permite que
los bebés puedan darse el “lujo” biológico de
tomarse un tiempo relativamente muy largo
para madurar, el que tiene un enorme costo
(evolutivamente) para sus cuidadores. Por
ejemplo, el humano se tarda alrededor de 12
meses para poder caminar en bipedestación y
unos diez meses en poder introducir comida
en su boca con sus manos.
La crianza cooperativa también permite
tener hijos a intervalos más cortos de lo que es
común en otros primates. En las aves, se ha
demostrado una asociación entre un tiempo
más largo para madurar y la crianza cooperativa.
En las especies con esta forma de crianza, se
observa que los vástagos tienen un período más
largo para madurar en su capacidad de
alimentarse por sí mismos, por lo que pueden
ingerir
sólo
“comida
para
bebé”
proporcionadas por las alo-madres. Esto
también se observa en mamíferos. Entre los
lobos, las alo-madres dan carne regurgitada y
parcialmente digerida a las crías de sus
compañeras por un tiempo relativamente largo.
VOL. 22 No. 1; ENERO-MARZO 2008
Otra manifestación de esta estrategia
reproductiva que se observa en las especies
con crianza cooperativa, es la tendencia
marcada de los adultos a sentirse atraídos por
los bebés, la que se acompaña por el deseo de
abrazarlos o cargarlos.8 Entre los primates se
observa un patrón de conducta en el que las
nuevas madres están rodeadas de parientes
hembras, lo que les da mayor apoyo social para
vigilar peligros, reducir el estrés y promover la
supervivencia de los pequeños. 9 Esto incluye
a las hermanas mayores al bebé, lo que les da a
éstas la oportunidad de “practicar” el cuidado
de los lactantes. 10 No sólo las hembras están
fascinadas por los neonatos, sino también
algunos miembros del sexo masculino, sobre
todo aquellos que están relacionados
genéticamente.
EL
PRIMER
ENCUENTRO
Muchos investigadores piensan que el
“sentimiento materno” tiene una base
neurohormonal o bien, que se requiere de la
presencia de algunos mediadores químicos
que operan en el cerebro de la nueva madre,
generalmente promoviendo la aparición de
sentimientos de ternura y conducta materna
hacia el RN. 11 Uno de estos mediadores puede
ser la oxitocina, la cual se libera durante el
trabajo de parto y después de éste. 11 Otros
posibles contribuyentes hormonales son el
cortisol y el estradiol, sobre todo en la etapa
posparto. 12 Diversas investigaciones recientes
han explorado el papel de la oxitocina y su
efecto para disminuir la ansiedad y la conducta
de precaución en los seres humanos. También
aumenta la sensación de confianza en otros, y
promueve el fortalecimiento de lazos afectivos
interpersonales entre los miembros de un
grupo social.
Varios investigadores 13 han enfatizado el
encuentro de naturaleza “animal” entre el RN
y su madre, y la capacidad de éste para encontrar
intuitivamente el seno materno si se le deja a
sus propios recursos. El neonato colocado
desnudo sobre el vientre de su madre, “se
arrastra” por sí mismo en busca de esta fuente
de alimentación. Es posible que sea guiado
por el olor del seno o por otros mecanismos,
Perinatol Reprod Hum
17
Martín Maldonado y cols.
pero al encontrar la glándula mamaria,
empieza a lamer el pezón y, finalmente,
succiona en forma espontánea. Este contacto
táctil estimula la producción de oxitocina en la
madre. La liberación de esta hormona
contribuye a disminuir la cantidad de sangrado
posparto al ocasionar contracción uterina.
Kennel y Klaus13 han subrayado la enorme
importancia de este vínculo temprano
(bonding) , a f i r m a n q u e e s n e c e s a r i o n o
interferir en este encuentro entre madre y
bebé. Indican que es necesario dejar que se
desenvuelvan espontáneamente las conductas
instintivas, tanto de parte del bebé como de
la madre; cuando esto no ocurre, el bebé y la
madre tienen mayor probabilidad de tener
dificultades en sus interacciones meses
después. En cambio, cuando a la madre se le
ha dejado “en paz” con su RN, es a la larga más
sensible con su bebé, le tiene más paciencia y
actúa de modo más cariñoso. Estos autores
han demostrado esta hipótesis de manera
empírica, comparando madres que reciben la
atención “estándar” (separar al bebé de su
madre, llevarlo al cunero, bañarlo, etc.) con
grupos de madres a quienes se las ha dejado
interactuar intuitivamente, sin interferencias
con su RN.
La noción del “primer encuentro” significa
literalmente el periodo inicial en que el bebé,
ya fuera del útero, es capaz de interactuar
directamente con su madre, y ésta con aquél,
ya en su fase terrestre. La gran mayoría de las
madres se muestran muy conmovidas al
observar por primera vez a su bebé y desean
tocarlo, observarlo y cerciorarse de que está
bien. Por su parte, casi todos los padres lloran
al observar que su hijo o hija ha nacido. Estos
momentos pueden considerarse un “periodo
crítico”, de alta sensibilidad a todos los
comentarios y conductas de quienes los rodean,
incluyendo el personal de salud. Los padres
recordarán años después las emociones que
sintieron y lo que sucedió en el parto y en el
período post-parto inmediato.
La madre, si se le da la oportunidad de estar
en calma con su hijo o hija, mira al niño con
cuidado, identifica que en efecto existan todas
las partes de su cuerpo, lo toca y lo huele. Se
18
VOL. 22 No. 1; ENERO-MARZO 2008
familiariza intensamente con el RN y éste
también con su madre. De este modo, desde
poco tiempo posterior al nacimiento pueden
reconocer quién es su hijo o hija, inclusive sólo
por medio del olfato o del tacto puede distinguir
entre un grupo de RNs cuál es su bebé, aún con
una venda en los ojos y sólo con las manos o a
través del olor característico de su hijo. 14-16
EFECTOS DE LA
C O N D U C TA D E L B E B É E N L A
FISIOLOGÍA
Y
COMPORTAMIENTO
DE LA MADRE
Lactancia
Robert Hinde 17 ha expuesto la relación entre
las características de la leche de la madre en
varios mamíferos y la frecuencia de tetadas
con que se alimenta al bebé. Se ha observado
una relación inversa entre la concentración de
la leche y la frecuencia de amamantamiento.
Entre algunos mamíferos la leche es altamente
concentrada y el RN sólo es alimentado cada
tercer día. Esto le facilita a la madre poder ir a
alimentarse ella y minimizar la posibilidad de
que su cría sea encontrada por predadores,
pues la mantiene generalmente escondida.
Esto está determinado por la necesidad de
almacenar la menor cantidad de líquido dado
el tamaño del cuerpo y poder movilizarse
rápidamente. Todo esto es posible cuando la
leche está muy concentrada, en un pequeño
volumen hay un alto contenido de grasas y
proteínas.18 Una leche con alto contenido de
grasa ayuda a la termorregulación del neonato
y le permite desarrollar rápidamente una capa
protectora de tejido graso bajo la piel, como
sucede en las ballenas y focas.
En el otro extremo de este continuo, la leche
humana está relativamente diluida, a esto se
atribuye la necesidad de alimentar al bebé cada pocas horas, a veces en forma más frecuente.
También esto tiene relación con la necesidad
de cargar al bebé de modo constante. En
las especies con leche muy diluida la madre
lleva consigo, sobre su cuerpo, al bebé la
mayor parte del tiempo, mientras que en las
de leche muy concentrada el bebé se
mantiene escondido en un lugar seguro por
Perinatol Reprod Hum
Aspectos evolutivos de la relación madre-bebé
largos periodos de tiempo.18 La leche diluida
también contribuye a satisfacer los requisitos
de agua en animales de especies que
metabólicamente generan mucho calor por su
alto nivel de actividad física mientras están
expuestos al sol, como en el caso de muchos
primates. Por todo esto, el bebé humano
requiere de tetadas frecuentes. En muchas
culturas tradicionales el bebé es alimentado a
demanda y “pide” ser amamantado muy
frecuentemente. Esto puede ayudar a reducir
el dolor que produce la lactancia materna y a
que el proceso tenga éxito en general.19
El bebé desencadena la “bajada” de la leche
al seno de la madre por varios mecanismos,
pero el más poderoso es su llanto. Se ha
observado que cuando el bebé llora, ocurre
una respuesta refleja en la madre, llenándose
las glándulas mamarias de leche, como si se
preparan para satisfacer al pequeño. El llanto
del bebé produce en la madre un sentimiento de
malestar que hace prioritario recogerlo,
examinarlo y asegurarse de que está bien.
Intuitivamente, la madre trata de consolarlo
después de decidir por qué llora.
Apariencia del bebé
Las características físicas de “ser bebé”
tienen un efecto poderoso en las preferencias
estéticas de casi todas las personas, casi todas
se muestran fascinadas al ver un pequeño
lactante. Estas características consisten en una
cabeza relativamente grande en relación con
el resto del cuerpo. El pequeño presenta rasgos
faciales redondeados, por ejemplo, en la
barbilla, la frente y la nariz, en comparación
con aquéllos de los adultos. El bebé tiene los
ojos relativamente grandes con respecto a otros
rasgos de la cara. Al sonreír genera
sentimientos de ternura o de gusto en quienes
lo observan. Muchos etólogos y biólogos han
notado que estas características generan
sentimientos de ternura en quienes rodean al
bebé, no sólo su madre, sino sobre todo otras
mujeres y las hermanas del niño o niña. Esta
respuesta de ternura, de deseos de abrazar,
acariciar y hasta alimentar al bebé se han
seleccionado
evolutivamente
porque
promueven la supervivencia del niño, y le dan
VOL. 22 No. 1; ENERO-MARZO 2008
apoyo a la madre, quien puede hacer otras
cosas como alimentarse ella o descansar,
mientras el bebé es cuidado por otros. La
atracción hacia el pequeño parece ser más
fuerte entre más cercana sea la relación de
parentesco genético entre el bebé y quien lo
observa. Esta respuesta se ha observado aún
en varones.7
Platek y cols. 20 compararon las reacciones
de hombres a distintas caras de niños. Entre
más parentesco había entre el sujeto y niño,
había una reacción más intensa de atracción e
interés. Esto está en relación con la
probabilidad de que un bebé en realidad sea
producto de un padre determinado.
Existe la hipótesis de que debe haber una
“presión evolutiva” para que los bebés hayan
evolucionado selectivamente a tornarse más
“gorditos”. En comparación con otros
primates, el bebé humano nace con mucho
más tejido adiposo subcutáneo. No es claro
por qué eso habría de ser así, aunque es
probable que el tejido adiposo abundante
ayude a la regulación de la temperatura y a la
capacidad del bebé para resistir mayor número
de días sin ser alimentado.
CONDUCTAS
I N T U I T I VA S
DEL
N E O N AT O
Algunas de las habilidades conductuales
del neonato se han descubierto recientemente
y se ha observado que también existen en
varias especies de mamíferos. 21 El RN humano
y otros mamíferos tienen una fuerte tendencia
a guiarse por el olfato para buscar el pezón y
la areola de su madre. Es capaz de
“arrastrarse” sobre el cuerpo de su madre
moviendo los brazos y apoyándose en las
piernas para encontrar el pecho de la madre y
p r e n d e r s e a l p e z ó n . 22 E s t e r e p e r t o r i o
conductual innato se llama: “conducta de
prealimentación”. Esto puede ocurrir sin
ayuda alguna por parte de la madre y es un
repertorio “programado”, que se desencadena
probablemente por el olor de la areola de la
madre y el calostro. Se ha observado en
especies animales que si la areola es lavada, el
neonato no muestra estas conductas de
búsqueda del pezón.
Perinatol Reprod Hum
19
Martín Maldonado y cols.
Algunos investigadores han sugerido que el
RN puede tener un condicionamiento para
responder favorablemente al olor de su madre,
ya que a los pocos días de nacido es capaz de
distinguir a la suya de otras mujeres, por su
olor corporal. Este aprendizaje sería facilitado
por la evolución y puede considerarse como
una forma de “troquelado”. Es una experiencia
temprana que tiene impacto a largo plazo en el
bebé. Se ha observado que en los primeros
días de la vida, los sistemas neuronales que
procesan experiencias de temor y miedo no
son funcionales, por ejemplo, el núcleo
amigdalino, 23 lo que facilita la sensación de
bienestar en el neonato.
suficiente para mantener con adecuado calor
al bebé, y que la reducción de la temperatura
es menos pronunciada cuando el bebé está con
su madre. 24
En condiciones “naturales”, cuando el
neonato se coloca sobre el vientre de su madre,
poco después de haber nacido, después del
llanto inicial, tiene un periodo de alerta en
calma, después empieza a buscar la areola y el
pezón del pecho de su madre. Toca son sus
manos el pezón, favoreciendo la liberación de
oxitocina en ella. 25 Luego empieza a mamar y,
poco más tarde se queda dormido. Todas estas
conductas naturales pueden ser alteradas por
el uso de analgésicos durante el parto. 26
Deseo de contacto físico
El bebé parece tener una “necesidad” de
estar en contacto directo con el cuerpo de su
madre. Varios estudios han comparado la
cantidad de llanto del RN cuando está en
proximidad física con su madre y cuando es
separado para ser puesto en una cuna térmica.
En el primer caso, casi no llora, mientras que
cuando es separado de su madre tiene muchos
periodos de llanto. Se cree que la calidad del
llanto es característica de una “señal de estrés”
y que es semejante a la de otros animales que
manifiestan su irritación con un llanto peculiar,
como una llamada de atención a sus cuidadores.
Esta señal de estrés tiene el propósito de
asegurar que será sostenido y tranquilizado
por el contacto con la madre. La proximidad
física facilita la alimentación al seno materno
y promueve la interacción con ella. En algunas
especies animales, y posiblemente en el
humano, este llanto de llamada es de frecuencia
o tono distinto del de otro llanto, por ejemplo,
el causado por dolor o hambre. Entre las ratas
y los ratones estas llamadas de alarma son de
naturaleza ultrasónica.
Otro aspecto crucial del contacto con la piel
o el cuerpo de la madre es la regulación de la
temperatura del RN. Éste tiene una fragilidad
a manifestar hipotermia y por esto se ha
sugerido que serían necesarias las “cunas
térmicas”. La observación empírica sobre el
contacto entre los cuerpos del bebé y su madre
indican que el contacto físico con la madre es
Preferencia por estímulos
animados y contacto visual
En comparación con otros animales, el
neonato humano tiene una clara preferencia
por los estímulos animados y por el contacto
interpersonal con cuidadores; muestra gran
interés en las caras de la gente y establece
contacto visual.27 Lo que hace más interesante
la presencia del bebé en los adultos.
El RN también tiene una capacidad notable
para detectar los rasgos faciales y los
movimientos de los ojos de otras personas.
Esta preferencia a largo plazo, le permitirá
detectar las emociones de los demás y años
más tarde, le hará ser capaz de “leer la mente”
de otras personas, es decir, detectar sus
intenciones e inferir el contenido mental de
otros basado en las expresiones faciales y la
conducta de otros. Ya desde los primeros meses
de la vida, el lactante es un “conocedor” de las
personas que potencialmente lo pueden cuidar
y toma decisiones inconscientes sobre cuál
persona es la que con mayor probabilidad
responderá a sus mensajes y necesidades.
El ojo del neonato humano, a diferencia del
de otros animales, aun los primates, tiene la
esclerótica blanca. Se ha sugerido que esto
aumentaría la posibilidad de que el cuidador
observe la dirección de la vista del bebé. El
niño, aun a esta corta edad, ya tiene la
capacidad de imitar algunos de los gestos
faciales de los adultos. Por ejemplo, al ver que
un adulto le hace una cara enseñándole la
20
VOL. 22 No. 1; ENERO-MARZO 2008
Perinatol Reprod Hum
Aspectos evolutivos de la relación madre-bebé
lengua, el RN hará lo mismo a los pocos
instantes. También se ha observado que es
capaz de imitar los movimientos de los labios
y la expresión facial. 28
El bebé desarrollará la capacidad de mostrar
una sonrisa social hacia el primer mes de vida.
Sonreirá al observar la cara de alguien. Éste es
un poderoso mecanismo de reforzamiento del
bebé para que sus padres lo atiendan
adecuadamente.
Preferencias auditivas y visuales
El neonato puede reconocer la voz de su
madre y distinguirla de la de otras mujeres. 29
Él ha estado oyendo su voz desde la etapa
intrauterina y es capaz de reconocer sus
patrones de entonación y ritmo. Cuando está
en estrés, al oír la voz de su madre, es más
probable que ésta lo calme, en comparación
con la voz de un extraño.
El pequeño muestra una clara preferencia
por estímulos vivos, en comparación con los
inanimados. Prefiere visualizar la cara de una
persona, que un patrón visual interesante de
alto contraste. De hecho, es capaz de distinguir
y prefiere “tres manchas” (dos ojos y una boca)
situadas como un triángulo invertido, que otros
arreglos. Utiliza una estrategia visual para
reconocer a las personas: observa los ojos de su
madre y la distancia entre la ceja y el inicio de
la línea de inserción del cabello; también
observa el contorno del cabello. De este modo
rápidamente aprende a reconocer visualmente
a su madre y otras personas cercanas a él.
EFECTOS
DEL
N E O N AT O
EN
LA
C O N D U C TA
M AT E R N A
Expresiones
faciales
y
vocales
De modo intuitivo, los padres se aproximan
al lactante de un modo característico. Papousek
y Papousek30 han observado que universalmente
los padres elevan el tono de su voz al acercarse
al bebé, abren más grandes los ojos, echan la
cabeza un tanto hacia atrás y elevan las cejas,
como si “presentaran” estos rasgos faciales, por
los que éste se siente particularmente atraído.
Percibe mejor los sonidos de tono alto. Los
padres, también otros adultos y aún los niños,
VOL. 22 No. 1; ENERO-MARZO 2008
sin notarlo hablan al niño en un lenguaje “de
bebé”, con frases entrecortadas y con una
pronunciación simplificada de palabras. Esta
“música” es placentera para el niño, el cual
tiende a sincronizar sus movimientos con la voz
de quien le habla de este modo. Este “lenguaje
maternal” lo utilizan los adultos en las más
diversas culturas, así como la expresión facial
de “saludo” previamente descrita. Recientemente, algunos autores han sugerido a los
padres no hablar “como bebé” al niño muy
pequeño, sino hacerlo como se habla a los
adultos. Por fortuna, es casi imposible
contenerse ante la influencia poderosa de un
bebé que pide que se hable y responde con una
sonrisa a este lenguaje “de bebé”.
Un investigador 31 encontró que la madre, tal
vez inconscientemente, usa diferentes tonos
de voz dependiendo de su intención en
respuesta al bebé. Es decir, si intenta calmarlo
o atraer su atención.
Preferencia por el brazo izquierdo
El infante también influye en cómo se le
carga en brazos. Salk, en 1960, 32 publicó la
observación de que la gran mayoría de madres
sostienen a su bebé en brazos con la cabeza de
éste hacia el lado izquierdo y con el brazo
izquierdo. Entonces se pensó que una de las
razones era la localización del corazón de la
madre y su efecto tranquilizador en el neonato.
Se sabe que escuchar los latidos del corazón
tiene un efecto tranquilizador en el bebé y
posiblemente también en los adultos. Esta
preferencia no parece estar relacionada con el
hecho de que la madre tenga dominancia de la
mano derecha o izquierda.33 De hecho, aunque
una mujer sea zurda, suele demostrar la misma
tendencia a cargar al bebé del lado izquierdo.
Se sugiere entonces, que las madres prefieren
sostener al niño o niña con el brazo izquierdo
debido a la especialización cerebral con la que
se procesan las emociones, lo que les permite
detectar mejor los estados emocionales del
bebé con el hemisferio cerebral derecho de la
madre. Otra hipótesis es que entre las dos
mitades de la cara, la izquierda es la más
expresiva y esto le facilitaría al bebé detectar
los cambios emocionales en su madre. 34 Se
Perinatol Reprod Hum
21
Martín Maldonado y cols.
sabe que el cerebro percibe mejor las
emociones que provienen del campo visual
izquierdo, las que se perciben en el lado derecho
del cerebro. Es posible también que el oído
izquierdo tenga un sitio preferencial en el
procesamiento de las emociones del bebé por
parte de su madre. Otra posible ventaja
evolutiva de esta tendencia, es que si se sostiene
al bebé con el brazo izquierdo, queda libre la
mano derecha para realizar una serie de otras
tareas.
INFLUENCIA
DE
LAS
EXPERIENCIAS
DE
LA
V I DA T E M P RA N A E N E L
DESARROLLO
C E R E B RA L
Lecannelier y cols. 35,36 han señalado la
importancia y el efecto de las experiencias de
la vida temprana en el desarrollo cerebral del
niño, por ejemplo, el desarrollo de conexiones
sinápticas entre neuronas, el que se traduce en
fenómenos emocionales y conductuales, tales
como la conducta de apego en el niño. Hay un
interjuego entre los factores fisiológicos o
neurobiológicos de las experiencias auditivas,
visuales, táctiles, etcétera y sus efectos en las
funciones cognoscitivas y emocionales. Las
experiencias en la etapa temprana de la vida
literalmente modifican el desarrollo del
cerebro. Tales experiencias tienen un efecto
fisiológico directo, el cual puede contar con
huellas y efectos a largo plazo. Si se comparan
niños que han sido criados en un orfanatorio
durante los primeros tres años de la vida, con
niños que han estado con sus padres todo el
tiempo, existen diferencias en su concentración
de vasopresina y oxitocina. 37,38 La oxitocina
tiene un efecto calmante del sistema nervioso
simpático y es mediadora de la capacidad de
sentir confianza en otras personas.39 Estos dos
péptidos promueven la regulación de las
22
VOL. 22 No. 1; ENERO-MARZO 2008
emociones en el bebé, la respuesta a las situaciones de estrés y su sociabilidad en general. 40
Cuando el niño pequeño es calmado,
acariciado y expuesto a olores agradables,
aumenta su nivel de oxitocina y de
vasopresina. 38 En algunos animales se ha
demostrado también que los dos péptidos
promueven la acumulación de recuerdos de
estas experiencias placenteras. En el humano,
estos recuerdos podrían consistir en la
sensación de confianza básica y, por lo tanto,
facilitar el surgimiento de respuestas
adaptativas ante factores de estrés. Es muy
posible que lo contrario también ocurra, es
decir, la falta de cuidados sensibles al inicio de
la vida, dificultará la capacidad del niño para
regular sus emociones y lo hará más vulnerable
al estrés. Un pequeño estudio comparó niños
que habían sido adoptados, y que en la infancia
más temprana habían sido tratados con
negligencia o ignorados por sus padres. 38 Al
evaluar los niveles urinarios de oxitocina y
vasopresina y compararlos con los de un grupo
control, hubo diferencias significativas. Esto
apunta a que la falta de experiencias de ternura
y cariño en el principio de la vida, podrían
generar un efecto a largo plazo. Kirsch y cols., 41
con un experimento en donde se aplicó
oxitocina o placebo a adultos, observaron que
la oxitocina modula el funcionamiento del
núcleo amigdalino cerebral. En los sujetos que
recibieron la oxitocina, al presentarse un
estímulo que induce miedo o ansiedad, hay
menor activación de ese núcleo y menor
sentimiento de temor.
Por lo tanto, es posible que experiencias de
deprivación materna tengan un efecto
negativo en las funciones mencionadas, tales
como la regulación emocional, el control de
impulsos y el poder hacer frente a situaciones
de estrés.
Perinatol Reprod Hum
Aspectos evolutivos de la relación madre-bebé
ABSTRACT
The article describes the pregnancy and post-partum period, as well as the
mother-infant interactions from an evolutionary point of view. From this
perspective, the behavior and feelings of the mother and the behavioral repertoire
of the newborn can be understood in terms of the need for reproduction on the
part of the parent and of survival and eliciting care on the part of the baby. The
common maternal responses to care for the baby are provided at a high cost to
the mother, due to the altricial nature of the infant. She is equipped with intuitive
behaviors to help the baby grow, and the infant in turn, also behaves in a typical
way designed to promote feeding, holding, social interaction and to elicit tenderness
in the parents. The details of these transactions are described.
KEY WORDS: Evolution, maternal behavior, maternal instinct, altricial.
REFERENCIAS
1. Bowlby J. A secure base. Parent-child
attachment
and
healthy
human
development. New York: Basic Books;
1990.
2. K l a u s M H , K l a u s P H . Yo u r a m a z i n g
newborn. Reading, Massachussetts. Perseus
Books; 1998.
3. Trowsdale J, Betz AG. Mother’s little
helpers: mechanisms of maternal-fetal
tolerance. Nat Immunol 2006; 7: 241-6.
4. Fessler, DMT, Eng SJ, Navarrete CD.
Elevated disgust sensitivity in the first
trimester of pregnancy. Evidence supporting
the compensatory prophylaxis hypothesis.
Evol Hum Behav 2005; 26: 344-51.
5. Fe s s l e r
D M T.
Re p r o d u c t i v e
immunosupression
and
diet.
An
evolutionary perspective on pregnancy
sickness and meat consumpion. Curr
Anthropol 2002; 43: 19-39.
6. Poindron P. Mechanisms of activation of
maternal behavior in mammals. Reprod
Nutr Dev 2005; 45: 341-51.
7. Hrdy SB. Evolutionary context of human
development. The cooperative breeding
model. In: Carter CS, Anhert L, Grossmann
KE, Hrdy SB, L amb ME, Porges SW,
Sachser N. Attachment and bonding. A
VOL. 22 No. 1; ENERO-MARZO 2008
new synthesis. Cambridge, Massachusetts,
The MIT Press; 2005: 9-32.
8. Silk JB. Why are infants so attractive to
others? The form and function of infant
handling in bonnet macaques. Animal
Behavior 1999; 57(5): 1021-32.
9. Silk JB, Alberts SC, Altmann J. Social bonds
of female baboons enhance infant survival.
Science 2003; 302: 1231-4.
10. Bentley-Condit VK, Moore T, Smith EO.
Analysis of infant handling and the effects
of female rank among Tana river adult
female
yellow
baboons
( Pa p i o
Cynocephalus
Cynocephalus)
using
permutation/randomization tests. Am J
Primatol 2001; 55: 117-30.
11. Kennel JH, McGrath S. Commentary: what
babies teach us. The essential link between
baby’s behavior and mother’s biology. Birth
2001; 28: 20-1.
12. Fleming AS, Ruble D, Krieger H, Wong
PY. Hormonal and experiential correlates
of maternal responsiveness during
pregnancy and the puerperium in human
mothers. Hormo Behav 1997; 31: 145-58.
13. Kennel JH, Klaus MH. Bonding: recent
observations that alter perinatal care.
Pediatr Rev 1998; 19: 433.
14. Kaitz M Lapidot P, Bronner R, Eidelman
AI. Parturient women can recognize their
Perinatol Reprod Hum
23
Martín Maldonado y cols.
infants by touch. Dev Psychol 1992; 18:
35-9.
15. K a i t z M , Z v i H , L e v y M , B e r g e r A ,
Eidelman AI. The uniqueness of motherown infant interaction. Infant Behav Dev
1995; 18: 247-52.
16. Kaitz M, Chiriki M, Bear-Scharf L, Nir T,
Eidelman
AI.
Effectivementes
or
primaparae and multiparae at soothing
their newborn infants. J Genetic Psychol
2000; 161: 203-15.
17. Hinde R. When is an evolutionary approach
useful? Child Dev 1991; 62: 671-5.
18. Tilden CD, Oftedal OT. Milk composition
reflects pattern of maternal care in
prosimian primates. Am J Primatol 1997;
41: 195-211.
19. Klaus MH. The frequency of suckling. A
neglected but essential ingredient of breastfeeding. Obstet Gynecol Clin North Am
1987; 14: 623-33.
20. P l a t e k S M , B u r c h R L , Pa n y a v i n I S ,
Wasserman BH, Gallup GG. Reaction to
children’s faces: rsemblance affects males
more than females. Evol Hum Behavr 2002;
23: 159-66.
21. Winberg J. Mother and newborn baby:
mutual regulation of physiology and
behavior. A selective review. Dev
Psychobiol 2005; 47: 217-29.
22. Varendi H, Porter RH, Winberg J. Does
the newborn baby find the nipple by smell?
Lancet 1994; 344: 989-90.
23. Moriceau S, Sullivan RM. Neurobiology
of infant attachment. Dev Psychobiol 2005;
47: 230-42.
24. C r i s t e n s s o n K , S i l e s C , M o r e n o L .
Temperature, metabolic adaptation and
crying in healthy fullterm newborns cared
for skin-to-skin or in a cot. Acta Paediatrica
1992; 81: 488-93.
25. M a t t h i e s e n AS , Ra n s j ö -A r v i d s o n A B ,
Nissen E, Uvnäs-Moberg K. Postpartum
maternal oxytocin release by newborns.
Effects of infant hand massage and sucking.
Birth 2001; 28: 13-9.
26. Ransjö-Arvidson AB, Matthiesen AS, Lilja
G , N i s e e n E , Wi d s t r ö m A M , U v n ä s Moberg K. Maternal analgesia during labor
24
VOL. 22 No. 1; ENERO-MARZO 2008
disturbs newborn behavior: effects on
breastfeeding, temperature and crying.
Birth 2001; 28: 5-12.
27. Farroni TG, Csibra G, Simion F, Johnson
M. Eye contac detection in humans from
birth. Proc Natl Acad Sci 2002; 99: 9602-5.
28. Meltzoff AN. Imitation. In: Hopkins B,
Barr RG, Michel GF, Rochat P (eds.). The
Cambridge
encyclopedia
of
child
development. Cambridge: Cambridge
University Press ; 2005 p. 327-31.
29. DeCasper A, Fifer WP. Of human bonding:
Newborns prefer their mother´s voices.
Science 1980; 208: 1174-6.
30. Pa p o u s e k H , Pa p u s e k M . I n t u i t i v e
Pa r e n t i n g . I n : B o r n s t e i n M H ( e d . ) .
Handbook of parenting. Biology and
ecology of parenting. Mahwah: Lawerence
Erlbaum; 1995. p. 117-36.
31. Reissland, N. The cradling bias in relation
to pitch of maternal child-directed language.
Br J Dev Psychol 2000; 18: 179-86.
32. Salk L. The effects of the normal heartbeat
sound on the behavior of the new-born
infant: Implications for mental health.
World Mental Health 1960; 12: 168-75.
33. Vauclair J, Donnot J. Infant holding biases
and their relations to hemispheric
specializations for perceiving facial
emotions. Neuropsychol 2005; 43: 564-71.
34. Manning JT. Chamberlain AT. Left-side
cradling and brain lateralization. Ethol
Sociobiol 1991; 12: 237-44.
35. Lecannelier F. Apego y neurobiologia.
Santiago: Editorial Lom; 2007.
36. Shore AN. Zur Neurobiologie der Bindung
zwischen
Mutter
und
Kind.
(La
neurobiologia del apego entre madre e
hijo) In: Keller H (ed.). Handbuch der
Kleinkindforschung
(Manual
de
investigación de la infancia temprana).
Berna: Hans Huber Verlag; 2003, p. 49-80.
37. Carter S. The chemistry of child neglect:
Do oxytocin and vasopressin mediate the
effects of early experience? Proc Natl Acad
Sci1995; 102: 18248.
38. Wismer Fries AB. Ziegler TE, Kurian JR,
Jacoris S, Pollak SD. Early experience in
humans is associated with changes in
Perinatol Reprod Hum
Aspectos evolutivos de la relación madre-bebé
neuropeptides critical for regulating social
behavior. Proc Natl Acad Sci 2005; 102:
17237-40.
39. K o s f e l d M , H e i n r i c h s M , Z a k P J ,
Fischbacher U, Fehr E. Oxytocin increases
trust in humans. Nature 2005: 435: 673-6.
40. Storm EE, Tecott LH. Social circuits:
VOL. 22 No. 1; ENERO-MARZO 2008
View publication stats
peptidergic regulation of mammalian
social behavior. Neuron 2005; 47: 483-6.
41. Kirsch P, Esslinger C, Chen Q, Mier D, Lis
S, Siddhanti S, et al. Oxytocin modulates
neural circuitry for social cognition and
fear in humans. J Neuroscience 2005; 25:
11489-93.
Perinatol Reprod Hum
25