La Monarquía y las ideas políticas de Dante
R. Mansilla
CEPHCIS-UNAM
Introducción
A 700 años de su desaparición física Dante Alighieri reivindica su posición como uno de los intelectuales más
prominentes de la historia de la Humanidad. A pesar de ser conocido comúnmente como “el poeta supremo”
su influencia alcanzó otras ramas del pensamiento como la filosofía política. Su vida transcurrió en medio de
los convulsos años de la segunda mitad del siglo XIII e inicios del XIV donde, lo que conocemos hoy como
Italia se encontraba dividida entre varios reinados, así como ciudades-estado independientes como Milán,
Florencia y Siena. La gran carencia de organización política fue territorio fértil para la generación de
conflictos difíciles de erradicar entre todas estas entidades. Además una segunda disputa política no menos
importante influía sobre el desenlace de los acontecimientos: el enfrentamiento entre los llamados güelfos y
los gibelinos por la reivindicación de la supremacía del poder sobre el Imperio por parte del Emperador o del
Papa respectivamente. Es en este escenario donde Dante escribe la Monarquía una obra que tiende un
puente entre el pensamiento medieval y el incipiente Renacimiento. La Monarquía es la obra de Dante que ha
ejercido más influjo político a lo largo de los siglos. Dante con ella quiere contribuir a erradicar la anarquía
imperante de su época, en Italia y concretamente, en su ciudad florentina. Sueña con un orden social que
establezca la paz universal. En esto fue un precursor de Hobbes y Rousseau.
La Florencia de la época
Florencia fue fundada por Julio Cesar en el año 59 A.C., con la intención de que fuera asentamiento de solados
veteranos. De hecho fue construida siguiendo el estilo de un campamento militar, con el cardo maximus
(norte a sur) y el decumanus maximus (este a oeste) intersecándose en la actual Plaza de la República.
En ella se estableció un obispado a principios del siglo IV,
lo cual le dio cierta notoriedad. Estuvo alternativamente
bajo control ostrogodo y bizantino hasta que fue tomada
por Carlomagno en 774.
En el siglo XII florecieron los primeros gremios del gótico.
También se desarrollaron en esa época las disputas entre
güelfos y gibelinos tan decisivas en la vida de Dante. La
litis del conflicto entre estos grupos era el apoyo al Papa o
al Sacro Imperio Romano Germánico.
En 1253 se acuño el primer florín, que se convirtió en la moneda de referencia en los siglos XIII, XIV y XV.
El marco histórico
No se sabe con certeza la fecha en que fue compuesta la Monarquía. Algunos autores la sitúan antes incluso
de 1300. C. Steiner la sitúa entre 1300 y 1303, E. Traversi en 1306, y C. Foligno y G. Boccacio lo hacen hacia
1313. Es probable que Dante estuviera estimulado a escribirla ante el infructuoso cerco que Enrique VII de
Luxemburgo impusiera a Florencia. Muchos especialistas coinciden en que no fue escrita en un período de
juventud e inmadurez, sino más bien a una etapa de plenitud y de experiencia adquirida por los años de
exilio. En la actualidad se ubica su redacción probablemente después del tratado De vulggari eloquentia y
antes de escribir el Paradiso, entre la segunda y tercera parte de Comedia.
La Monarquía fue escrita en latín y no en la lengua vernácula de la zona (uno de los precursores del italiano
moderno). Esto habla mucho acerca de las pretensiones que tenía Dante con su obra y del publico al cual la
dirigía. En la Monarquía, las ideas terminan exponiéndose de forma más nítida y escueta, en ocasiones con
un rigor académico, que usa las herramientas de la lógica aristotélica.
Floigno, C., “Notes on the date of composition of the De Monarchia”, en “Dante. Essays in Commemoration
1321-1921”, New York, Haskell House, 1970.
El conflicto y el destierro I
Dante, como muchos florentinos de su época, estuvo involucrado en el conflicto de los güelfos y gibelinos. De
hecho luchó en la batalla de Campaldino, a favor de las huestes güelfas.
De profesión farmaceútico, se propuso no ejercer su profesión, pero una ley emitida en 1295 requiría que la
nobleza que pretendía ocupar cargos públicos debían alistarse en uno de los gremios de Corporazioni di Arti
e Mestieri. Dante obtuvo una rápida admisión en el gremio de los boticarios.
Después de la batalla de Campaldino, los Güelfos se dividieron en dos facciones: Güelfos Blancos (Guelfi
Bianchi), el partido de Dante, liderados por Vieri dei Cerchi, y los Güelfos Negros (Guelfi Neri), conducidos
por Corso Donati, miembro de la familia de su esposa, Gemma Donati.
El papa Bonifacio VIII planificaba una ocupación militar de Florencia y Dante fue designado como embajador
y jefe de una delegación para proponer un tratado de paz. Al llegar a Roma fue retenido por el papa Bonifacio
VIII mientras Corso Donati, jefe de los güelfos negros, desataba una persecución en contra de los güelfos
blancos.
El conflicto y el destierro II
Asi, el 27 de enero de 1302, Dante recibió la orden de comparecer ante el nuevo gobierno liderado por los
güelfos negros, lo cual era imposible pues Bonifacio VIII lo había retenido en Roma. Se le condenó a ser
expulsado de Florencia, convirtiéndose de esta forma en un exiliado político. A la mayoría de los güelfos
blancos que fueron desterrados simplemente se les ordenó pagar una multa y luego se les permitió regresar
después de dos años. Dante se negó a pagar, en gran parte porque la mayoría de sus activos ya habían sido
confiscados por los güelfos negros cuando tomaron el poder. Al final, Dante fue condenado a un destierro de
por vida, el 10 de marzo de 1302 bajo la amenaza de ser quemado en la hoguera si alguna vez se atrevía a
regresar a Florencia.
A muchos güelfos blancos se les concedieron perdones, pero debido a muchos documentos críticos en contra
de los güelfos negros publicadas por Dante durante su exilio (cartas a Enrique de Luxemburgo y a otros
príncipes italianos en 1310) no recibió este beneficio. Finalmente en 1316 fue invitado a regresar a su ciudad
natal, pero los términos de esta visita eran los mismos a que se sometían los delincuentes perdonados. Dante
no aceptó y murió de malaria el 14 de septiembre de 1321 en la ciudad de Ravenna.
Las influencias intelectuales de Dante
En la lectura de La Monarquía se observa la influencia de dos corrientes teóricas:
la formación clásica, por un lado, y la escolástica, por otro. Esta obra de Dante es
todo un alarde de erudición de los textos clásicos, los cuales Dante va aduciendo
con destreza y maestría en favor de las tesis que pretende defender. Las fuentes
Tommaso d'Aquino
1224-1274
de la educación de Dante en estas áreas son Tomás de Aquino y su maestro,
Remigio de Girolami, prior del convento de Santa María Novella entre 1314 y
1319.
Tommaso d’Aquino, los conceptos de pecado original, milagro, derecho y
justicia, ley en general y bien común, ley natural.
Remigio de Girolami
1235–1319
Remigio de Girolami, Tractatus de bono pacis y Tractatus de justitia.
Pedro Hispano, Summulae logicales.
Averroes, Comentario largo sobre De anima. (tota, simul, semper).
La estructura de la cosmovisión medieval
Las analogías entre el macrocosmos y el microcosmos y en particular entre la Tierra y el cuerpo humano se
remontan a Platón y tenían la autoridad de conocimiento común en la Edad Media. Desde los trabajos de
Tomás de Aquino y hasta bien entrado el Renacimiento se observa una regreso a estas ideas de los clásicos de
que la sociedad es un reflejo de la naturaleza. Todo está sometido a unas leyes matemáticas fijas y estables
establecidas por el Creador.
La humanidad en su conjunto es un todo con relación a ciertas partes y es una parte con
relación a un todo. Es un todo con relación a los reinos particulares y a los pueblos, como se
demuestra por lo dicho anteriormente; y es una parte con relación a todo el universo. Esto
es evidente por sí mismo. (Monarquía libro primero 7).
Los antiguos llamaban al hombre un mundo menor y ciertamente esa denominación es muy
adecuada, porque el cuerpo es un análogo del mundo. Leonardo da Vinci (Manuscrito A,
Instituto de París, folio 55 verso.
Microcosmos y macrocosmos, el todo y las partes; éstas son por aquél y el todo las hace a ellas, en virtud de
un principio ordenador, o principio de unidad. De todo ello concluirá Dante, a semejanza de lo dicho, la
necesidad de la Monarquía para que el mundo esté siempre bien ordenado.
La donación de Constantino
Como es conocido, fue un decreto imperial apócrifo atribuido a Constantino, según el cual, a la vez que se
reconocía como soberano al papa Silvestre I, se le donaba la ciudad de Roma, las provincias de Italia y todo el
resto del Imperio romano de Occidente, creándose así el llamado Patrimonio de San Pedro. El emperador
Otón III había dudado de su autenticidad alrededor del año 1000, pero en general los intelectuales de la Edad
Media europea no cuestionaban su veracidad. Sin embargo, en el tercer libro de la Monarquía puede leerse:
La Iglesia no podía aceptar donaciones, aun cuando Constantino de suyo hubiese podido
hacérselas... Es evidente, pues, que ni la Iglesia hubiera podido recibir a título de propiedad, ni
el Emperador conferir a título de enajenación. Podía, sí, el Emperador poner bajo el patrocinio
de la Iglesia su patrimonio y otras cosas, manteniendo siempre su dominio último, cuya
unidad no permite división. Podía el Vicario de Dios recibir algo no como propietario, sino
como dispensador de las rentas en favor de la Iglesia y de los pobres de Cristo, cosa que
sabemos hicieron los Apóstoles. (Monarquia libro tercero, X).
En opinión de Dante, el Emperador no tenía derecho a despojarse de lo que era su deber: “a nadie le es lícito
hacer, en virtud del oficio a él conferido, cosas contrarias al mismo” (Monarquía, libro tercero, X).
Los “Poderes Universales” en la época de Dante
Pontificado: La Iglesia ejercía un enorme poder sobre
Imperio germánico: Nacido por la pretensión de los
las sociedades de la época. En 1266 un año después
gobernantes germánicos de continuar con el legado
del nacimiento de Dante se desarrolló en Benevento
del imperio carolingio, desaparecido tras el Tratado
una batalla que enfrentó al heredero de la dinastía de
de Verdún. Originalmente los emperadores tenían
los Hohenstaufen con Carlos I de Anjou el cual tenía
la potestad de nombrar los cargos eclesiásticos, lo
el beneplácito del Papa.
que no agradaba a la Iglesia.
Güelfos negros
Güelfos
Gibelinos
Güelfos blancos
El 4 de septiembre de 1260 se desarrolló la batalla de Montaperti entre Florencia y Siena como parte del
conflicto entre güelfos y gibelinos. Fue inmortalizada por Dante en la Comedia (Bocca degli Abati).
Las grandes preguntas que aparecen en la Monarquía.
• ¿Es necesaria una monarquía universal?
•
¿Se atribuyó el imperio romano a sí mismo legítimamente el gobierno monárquico?
•
¿La autoridad del monarca depende de Dios de manera directa o de un tercero, ministro o vicario suyo?
En resumen, la repuesta de Dante a estas preguntas es como sigue: En el libro primero, expone la necesidad
de una monarquía universal autónoma e independiente que garantice la unidad y la paz, bajo la dirección de
un gobernante único que él llama monarca. El libro segundo está dedicado a la defensa de la legitimidad del
derecho al Imperio. Y en el libro tercero y último afirma que la autoridad del monarca es divina y que no está
sujeta al papa, retomando así una idea, la de la separación Iglesia-Estado, que se originó a principios del siglo
XI con el Cisma de Oriente. El Renacimiento, del que Dante es precursor, se encargaría de hacer resurgir este
concepto que se consolidaría más tarde, durante la época de la Ilustración.
La separación de poderes en la obra de Dante
“La cuestión presente, que será objeto de nuestra investigación,
se encuentra entre dos grandes luminares, a saber: el romano
Pontífice y el Príncipe romano”. (Monarquía libro tercero, 1).
Imperio eterno: El Papado de Roma,
que es el representante en la Tierra
de Dios y se debía encargar de los
asuntos espirituales y de la ayuda a
los necesitados.
Imperio temporal: Representado en
la figura de un emperador universal.
Cuando Dante habla del imperio, no
se refiere a alguno en particular sino
a una estructura idílica que reúna a
todas las naciones.
“Pues la «Monarquía temporal», llamada también «Imperio», es aquel principado único que está sobre
todos los demás en el tiempo o en las cosas medidas por el tiempo”. (Monarquia, Libro primero, II).
“El Sumo Pontífice, vicario de nuestro Señor Jesucristo y sucesor de Pedro, a quien no le debemos
nada, sino lo que le debemos a Pedro”. (Monarquia, Libro tercero, III)
Repercusión de La Monarquía
•
Alrededor de 1329) el dominico italiano Guido Vernani de Rímini, autor de una obra que lleva por título
De reprobatione Monarchiae compositae a Dante Aligherio Florentino, atacó en la misma el trabajo de
Dante. En su discurso le reprochará haber sostenido que la autoridad imperial es independiente del
Papado, tesis ésta que según el inquisidor dominico, era peligrosa para la fe.
•
En 1329 el cardenal Bertrando di Poggetto, legado de Juan XXII en la región de Lombardía, condenaba a
Dante y mandaba quemar en la hoguera su tratado.
•
El franciscano Guillermo de Sarzana escribió también el trabajo “De potestate summi pontificis” para
refutar la obra de Dante. (F. Delorme, “Fratris Guillelmi de Sarzano Tractatus de excellentia principatus
regalis”, Antonianum, vol. 15, pags. 221-244, 1940).
•
En 1559 se editó en Basilea el texto de Monarquía, y en 1564 ya figuraba entre los libros prohibidos en el
Index ordenado por Pío IV, en donde permanecerá hasta finales del siglo pasado.
Esta actitud condenatoria del texto de Dante, por parte de la Iglesia católica, es sin duda la causa de la escasa
difusión que tuvo en los siglos pasados.
Algunas objeciones a la argumentación de Dante en La Monarquía
Cada vez que Dante habla de derecho en esta obra, lo hace como un teólogo escolástico, no como un jurista.
Su intención final era justificar la existencia de un “Imperio” que marche a la par y con cierta independencia
del poder pontificio.
Queda claro, por consiguiente, que el que busca el bien común, busca el fin propio del
derecho. Por tanto, si los romanos se propusieron el bien de la república, será verdad
decir que se propusieron el fin del derecho.
Que el pueblo romano pretendiera el bien común, sometiendo el orbe de la tierra, lo
declararon sus gestas, en las que, eliminada toda ambición, que es siempre enemiga del
bien común, y amando la paz universal en libertad, aquel santo, piadoso y glorioso
pueblo, parece haberse olvidado de su propio provecho para preocuparse del bienestar
público del género humano. Por eso se ha escrito acertadamente: “El Imperio romano
nace de la fuente de la piedad”. (Libro segundo, 5).
Como puede verse, Dante pasa por alto todos los errores cometidos por Roma, con tal de sostener su tesis
de la pertinencia de una monarquía universal en la cual el emperador será el gobernante apropiado, toda
vez que nada tendría que apetecer desde su posición. Como se ve hay en Dante una mezcla de idealismo y
de dialéctica escolástica, que condenan a su argumentación a posiciones utópicas e ingenuas.
Intanto…come con Galileo
Astrofísico dedicado al estudio de la evolución de las
galaxias.
Trabaja en el Instituto Nacional de Astrofísica de
Arcetri.
Lecturas sugeridas
“Dante. Essays in Commemoration 1321-1921”, New York, Haskell House, 1970
Contenido
1- Viscount Bryce, “Some thoughts on Dante in his relation to our own time”
2- B. Croce, “Carattere e unità della poesia di Dante”
3- W. P. Ker, “Allegory and myth”
4- P. Toynbee, “Oxford and Dante”
5- L. Binyon, “Inferno and The voyage of Ulysses
6- E. G. Gardner, “Dante as literary critic”
7- J. W. MacKail, “The Italy of Dante and the Italy of Virgil”
8- H. E. Goad, “Inferno and Farinata”
9- C. Foligno, “Notes on the date of composition of the De monarchia”
10- P. H. Wicksteed, “Dante and the Latin poets”
11- A. G. F. Howell, “Dante and the troubadours”
12- L. Ragg, “Humour of Dante”
13- A. Cippico, “A quel modo che ditta dentro”
M.-L Ardizzone (editor), “Dante as Political Theorist. Reading Monarchia”,
Cambridge Scholars Publishing, pags. 60-81, 2018.