terapia psicolÓgica
2016, Vol. 34, Nº 3, 183-189
Copyright 2016 by Sociedad Chilena de Psicología Clínica
ISSN 0716-6184 (impresa) · ISSN 0718-4808 (en línea)
Factores de riesgo y precursores del Deterioro Cognitivo Leve
(DCL): Una mirada sinóptica
Anticipatory signs and risk factors for Mild Cognitive Impairment (MCI):
A synoptic view.
Margarita cancino
lucio rehbein
Universidad de la Frontera, chile
rec. (24 de diciembre de 2015) acept. (13 de noviembre de 2016)
Resumen
este artículo presenta una breve reseña sobre el Deterioro cognitivo leve en adultos mayores, considerando
los principales precursores que anuncian, y los factores de riesgo que aceleran los procesos de envejecimiento
cognitivo, los cuales aumentan la probabilidad de recibir un diagnóstico de Dcl. a su vez, la presencia de
Dcl aumenta el riesgo y eventual tránsito hacia la demencia, especialmente la demencia de tipo alzheimer.
por otra parte, en el artículo se describen las diferentes modalidades de presentación del deterioro cognitivo,
revisando también el Dcl asociado a la sintomatología depresiva, a la enfermedad de parkinson y otras
enfermedades degenerativas del sNc. la presente revisión, permite dar cuenta de hallazgos recientes y
relevantes con relación a la disfunción cognitiva en adultos mayores, quienes representan una proporción
cada vez mayor de la población nacional y mundial.
Palabras clave: envejecimiento, deterioro cognitivo leve, indicadores tempranos, demencia
Abstract
this article presents a brief overview of mild cognitive impairment in older adults, considering its main
anticipating precursors, and the risk factors that may accelerate the processes of cognitive aging, which
increases the likelihood of being diagnosed with Mci. in turn, the presence of Mcl increases the risk and
eventual transition to dementia, particularly alzheimer’s dementia. Moreover, the article describes the
different forms cognitive impairment may present itself, and also reviews MCI associated with depressive
symptoms, parkinson’s disease and other degenerative diseases of the cNs. this revision accounts for
recent and relevant findings regarding cognitive dysfunction in the elderly, who represent a growing share
of national and global populations.
Key words: aging; mild cognitive impairment; psychological precursors, indices of Mc
*
correspondencia: Margarita cancino andrade, Doctorado en psicología, Universidad de la Frontera, avenida Francisco salazar 01145. temuco, chile.
Dirección electrónica: margarita.cancino@ufrontera.cl, teléfono: 45-2325620.
Nota de autor. Margarita cancino, Dr©. Doctorado en psicología, Universidad de la Frontera, chile.
lucio rehbein, ph.D. Departamento de psicología, Universidad de la Frontera, chile
Margarita Cancino, Lucio Rehbein
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Introducción
Dos de los cambios importantes ocurridos durante las
últimas décadas son el aumento considerable en la expectativa
de vida de la población y la reducción de la tasa de natalidad.
esto ha traído consigo un considerable envejecimiento de la
población. para las Naciones Unidas, un país se encuentra
envejecido cuando el 7% o más de su población tiene más
de 60 años de edad (Banco Mundial, 2013, Mathers et al.
2015). sin embargo, chile ha superado con creces ese nivel,
con tasas actuales superiores al 13.5% de adultos mayores
de 60 años y con una proyección de llegar al 20% en el año
2025 (seNaMa).,
el creciente estudio de los cambios y características de
este segmento de la población, ha permitido concluir que las
enfermedades asociadas al envejecimiento son diversas y
se traducen en un deterioro de la calidad de vida de quienes
las padecen y de sus familias. además, la atención de estas
enfermedades generan un alto costo económico para los
servicios de salud (Marín, 2007). Un estudio reciente de
prince y colaboradores (2015) señala que a nivel mundial,
el 23% del gasto en salud está destinado a la atención de
enfermedades en el segmento de adultos mayores de 60
años y que el 7% de ese gasto corresponde a enfermedades
neurológicas y mentales (prince et al., 2015).
Dentro de la diversidad de patologías asociadas al envejecimiento, se encuentra el deterioro cognitivo leve (Dcl),
cuadro que se manifiesta como un conjunto de alteraciones en
las funciones cognitivas básicas, esto es; orientación espacial,
lenguaje, reconocimiento visual, y un predominio de la reducción de la función mnémica. además, se suelen acompañar
cambios conductuales (Barrera, Donolo, y rinaudo, 2010).
para algunos autores, el Dcl es considerado un posible
precursor de las demencias, colocándolo como una etapa
intermedia entre el envejecimiento normal y la demencia, más
específicamente, de la demencia de tipo Alzheimer (Donoso
y Vásquez, 2002). sin embargo, una revisión de la literatura
publicada recientemente por Forlenza y colaboradores (2013),
da cuenta que un sujeto con síntomas compatibles con el
deterioro cognitivo, eventualmente podría avanzar hacia el
desarrollo de algún tipo de demencia, permanecer estable,
e incluso, con la intervención adecuada, podría retomar su
funcionamiento cognitivo normal (Forlenza, Diniz, stella,
teixeira y gattaz, 2013).
Origen y trayectorias del DCL
Una de las primeras definiciones conceptuales de este
cuadro surgió de la necesidad de interpretar un rango
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intermedio de los resultados obtenidos con la administración de la escala de Deterioro global de Flicker, Ferris, y
reisberg (1991). por su parte petersen, uno de los autores
vastamente citados en este ámbito, se refiere al deterioro
cognitivo leve como un síndrome que puede presentar
déficits cognitivos por sobre lo que se espera a una cierta
edad en una determinada cultura (petersen y Morris, 2005).
la conceptualización del deterioro cognitivo como un
estado transicional entre los procesos de cambio propios del
envejecimiento y un estadio temprano de la demencia, se ha
transformado en un ámbito de interés para los investigadores
básicos y clínicos (pose y Mares, 2010; Forlenza et al., 2013),
llevándolos a realizar estudios clínicos y epidemiológicos
de tipo longitudinal, para monitorear el funcionamiento
cognitivo de las personas de la tercera edad.
estos estudios han encontrado que los sujetos que
presentan un mayor rendimiento cognitivo global, en las
mediciones iniciales, tienen menos propensión a desarrollar
demencia de tipo alzheimer. en contraposición, los sujetos
de mayor edad que presentan un bajo rendimiento global en
las mediciones iniciales, aumentan el riesgo de desarrollar
demencia de tipo alzheimer (rossini, rossi, Babiloni, y
polich, 2007; Forlenza et al., 2013).
el deterioro cognitivo comparte con la demencia factores
de riesgo como la edad, el sexo, el nivel educativo, la carga
genética y la presencia de trastornos depresivos (campbell,
Unverzagt, laMantia, Khan, y Boustani, 2013).
adicionalmente, dado que, se sabe que por sobre los 60
años, aumenta el riesgo de padecer Dcl (lópez y calero,
2009) y que las mujeres tienen un riesgo mayor de padecer
Demencia de tipo alzheimer, toda investigación en este
ámbito debe considerar (o controlar) estos factores de riesgo
(Mackin, insel, aisen, geda, y Weiner, 2012; sánchez y
torrellas, 2011).
por otra parte cabe señalar que las quejas de memoria no
sólo responden al Dcl, sino también suelen ser explicadas
por la ansiedad y la depresión (Donoso (2007). en esta misma línea, en un estudio transversal realizado por Baquero
et al. (2004), se encontró que los síntomas psicológicos y
conductuales que tienen mayor asociación con el Dcl son:
depresión, irritabilidad, ansiedad, apatía y agitación.
Diferentes investigaciones reportan la importancia de
construir perfiles de ansiedad y depresión en sujetos de
avanzada edad, para determinar su relación con los diferentes
tipos de Dcl (andreescu, teverovsky, Hughes, chang y
ganguli, 2014; sacuiu et al., 2015).
la ansiedad y la depresión tienen una relación negativa
con el bienestar, alterando las relaciones interpersonales y
el apoyo social percibido del sujeto que las padece. Una
Factores de riesgo y precursores del Deterioro Cognitivo Leve (DCL): Una mirada sinóptica
investigación acerca del bienestar psicológico en adultos
mayores, reportó que el optimismo es un predictor del bienestar psicológico. adicionalmente, el apoyo social percibido
actúa como mediador de la relación entre el optimismo y el
bienestar subjetivo (Ferguson y goodwin, 2010). por otra
parte el optimismo ha sido identificado como moderador de
la relación entre el estrés psicológico y la sintomatología
depresiva (Marquez-gonzález, Baltar, puente, y romeroMoreno, 2009; Vera-Villarroel, pavez, y silva, 2012).
Tipos de Deterioro Cognitivo
en la actualidad, no sólo se distinguen el Dcl amnésico
y el no amnésico; esto es, el predominio, o no, del deterioro
en la función mnémica, sino que también se ha logrado
establecer una diferenciación según el número de dominios
afectados, es decir, habría sujetos con Dcl unidominio,
cualquiera sea éste; y otros con Dcl multidominio, donde
existiría más de un dominio cognitivo deteriorado. estas
clasificaciones buscan facilitar una mayor especificidad en
la detección y diagnóstico del Dcl.
Con el objetivo de alcanzar una mayor especificidad y
validez ecológica, en la Universidad estatal de Washington, un
equipo de investigadores utilizó un departamento del campus
para observar, con tecnologías no intrusivas, la ejecución de
tareas de la vida cotidiana, en sujetos cognitivamente sanos y
sujetos con Dcl unidominio y multidomino. los resultados
indicaron que, en ambientes naturales, los participantes con
DCL multidominio tienen mayores dificultades para completar con precisión las tareas solicitadas, que los sujetos con
Dcl de un solo dominio, cuyo rendimiento resultó bastante
similar al de los adultos mayores sin compromiso cognitivo
(seelye, schmitter-edgecombe, cook, y crandall, 2013).
Diversas investigaciones orientadas a identificar los síntomas o principales cambios que se generan a nivel cognitivo
en sujetos con Dcl, han encontrado que la alteración a nivel
mnémico es el principal indicador de disfunción. petersen
y Morris (2005) establecieron dos tipos de Dcl: uno de
tipo amnésico y otro de tipo no amnésico, categorización
que es independiente de la cantidad de dominios cognitivos
afectados por la enfermedad; esto es, uni o multidominio.
la investigación de Farías y su equipo (Farías et al, 2006),
da cuenta que las personas con DCL presentan dificultades
para realizar exitosamente actividades instrumentales de la
vida cotidiana, es decir, tareas que tienen cierta complejidad
cognitiva, como por ejemplo; cocinar, regular sus finanzas
o manejar su medicación (seelye et.al., 2013).
en concreto, la evidencia de disfunción cognitiva
estará dada, en primera instancia, por el tipo de Dcl, sin
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embargo, existe un alto grado de acuerdo en que las principales funciones cognitivas que se alteran son: la memoria
episódica, la cual se ha relacionado con la fase prodrómica
de la demencia de tipo alzheimer y con el Dcl de tipo
amnésico, según la clasificación de Petersen. Este tipo de
memoria, forma parte de la clasificación clásica que realizaron tulving y schacter (1990), bajo los criterios de: áreas
cerebrales involucradas, tipo de información procesada y
los principios de sus operaciones, en su definición. Estos
autores postulan que la memoria episódica correspondería a
la recolección consciente que un sujeto realiza de su pasado
personal (tulving y schacter, 1990).
Biomarcadores del Deterioro Cognitivo
Los biomarcadores son variables bioquímicas, fisiológicas
y/o anatómicas que son medibles, in situ, con el objetivo de
identificar características específicas de una enfermedad o
diferenciarla de otra (Jack et al., 2010).
en la actualidad, diversas investigaciones incluyen
marcadores biológicos y neurales para estudiar el funcionamiento cognitivo (Valls-pedret, Molinuevo y rami, 2010). el
avance en las técnicas de exploración cerebral, ha permitido
el desarrollo de líneas de investigación muy específicas en
torno al Dcl y la Demencia de tipo alzheimer (Binney,
Embleton, Jefferies, Parker y Ralph, 2010).
Una técnica utilizada para explorar el funcionamiento
cerebral es el electroencefalograma (eeg). al respecto es
posible afirmar que el patrón de un EEG, en sujetos que
están en etapas tempranas de la enfermedad de alzheimer, se
caracteriza por un incremento en la actividad de ondas theta
y una disminución en la actividad beta, y posteriormente,
en la actividad de ondas alfa, en tanto que el aumento en las
ondas delta sería esperable en los estados más avanzados
de la enfermedad (Babiloni et al., 2004).
estos indicadores serían similares en sujetos con Dcl,
sin embargo, existen divergencias empíricas por cuanto, en
algunos estudios, estas variaciones espectrales permiten distinguir bien a los sujetos con Dcl de sujetos con demencia
de tipo alzheimer, pero se torna más difícil al momento de
querer diferenciar a los sujetos sanos de aquellos con Dcl
(Fernández et al., 2012).
Forlenza y colaboradores (2013), se refieren a las técnicas de neuroimagen como la medida menos invasiva para
indagar en los cambios que diferentes patologías generan
en el cerebro. En relación con el DCL, estos autores afirman que la resonancia magnética, así como las tomografías
por emisión de positrones, son medios importantes para
detectar, a través de estudios longitudinales, los cambios
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estructurales y la pérdida de volumen en áreas específicas del
cerebro como el hipocampo y una disminución del grosor
de la corteza cerebral (Forlenza, Diniz, stella, teixeira y
Gattaz, 2013). Es posible afirmar que la caracterización de
estos cambios constituye un importante biomarcador para
detectar a sujetos en riesgo de deterioro cognitivo y realizar
diagnósticos más pertinentes.
entre los biomarcadores del Dcl se encuentran la proteína
taU y el péptido beta amiloide 42. la saturación o hiperfosforilación de la proteína (p-taU), favorece la formación
de ovillos neurofibrilares, los que afectan principalmente a
los lóbulos temporales mediales y a las estructuras corticales asociativas. el péptido beta amiloide, por su parte, es el
componente esencial de las placas neuríticas, el principal
marcador de neurodegeneración cerebral. A nivel fisiológico,
la producción defectuosa o excesiva de este péptido, origina
procesos de reacciones inflamatorias localizadas y cambios
a nivel neuronal como consecuencia de la fosforilación de la
proteína taU, lo que eventualmente podría causar disfunción y muerte neuronal (Hansson et al., 2010; Mrak, 2009)
en la utilización de biomarcadores, se ha desarrollado el
concepto de reserva cerebral, que se traduce en la medición
del tamaño del cerebro y el recuento neuronal. Diversas investigaciones han demostrado que los sujetos con patologías
cerebrales, presentan indicadores de menor reserva cerebral
que los sujetos sanos, controlando por edad (Borroni et al.,
2008; Díaz-orueta, Buiza-Bueno, y Yanguas-lezaun, 2010;
Fratiglioni y Wang, 2007; satz, 1993).
Factores sociodemográficos y de estilo de vida
asociados al Deterioro Cognitivo Leve
además de los factores psicológicos y neurobiológicos
recién revisados, los antecedentes teóricos y empíricos, dan
cuenta también, de variables sociodemográficas y experiencias
de vida que influenciarían el funcionamiento cognitivo de
los adultos mayores (Brewster et al., 2014).
en este contexto glymour y Manly (2008), plantean
que circunstancias vitales de la temprana y mediana edad,
podrían modificar el funcionamiento cognitivo en la adultez
mayor, por la influencia de los patrones de estilo de vida, los
que a su vez se correlacionan de manera directa con el nivel
socioeconómico, variable que se asocia al nivel educativo
y la etnia, resultando complejo delimitar el real influjo de
cada variable (Brewster et al., 2014).
Diferentes investigaciones han detectado asociaciones
positivas entre el envejecimiento cognitivo y el nivel educativo, concluyendo que la calidad y la duración de la escolarización influyen de manera directa en el funcionamiento
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cognitivo global y en la reserva cognitiva (allegri et al.,
2010); Brewster et al., 2014). Un estudio reciente realizado
por Meléndez – Moral y su equipo (2012) concluyó que
los sujetos con más edad y menos años de escolarización,
tienen mayor riesgo de cumplir con los criterios de inclusión
para el diagnóstico de Dcl; su muestra estuvo constituida
por sujetos de entre 60 y 89 años de edad. adicionalmente,
los años de escolaridad tienen un correlato con el tipo de
actividad laboral que desarrolla una persona, variable que
también se incluye en los modelos de predicción del Dcl
(lojo-seoane, Facal, y Juncos-rabadán, 2012).
otras variables que han sido exploradas en su relación con
el funcionamiento cognitivo, son las actividades recreativas
y de ocio (Brewster et al., 2014). Un estudio inicial acerca
del riesgo de Demencia desarrollado en china, demostró que
las actividades comunitarias y recreativas, como la jardinería, eran un factor protector en la incidencia de demencia
(Zhang y Zhang, 1999). estudios más recientes dan cuenta
de que un estilo de vida activo, esto es, actividad cognitiva
(leer, pintar, escribir, hacer crucigramas), actividad física
(practicar algún deporte o caminar) y actividades sociales
(participación en clubes, iglesias), practicadas con regularidad, pueden retrasar la aparición del deterioro cognitivo
(arenaza-Urquijo et al., 2011; Verghese, 2006; Wilson, 2010).
Buscando una mayor precisión en la comprensión del
funcionamiento cognitivo, Brewster et al., (2014) realizó
un estudio longitudinal en el que se examinó la influencia
de las experiencias de vida y los factores demográficos
en el funcionamiento cognitivo de adultos mayores. ellos
encontraron que la edad, la alfabetización, el nivel socioeconómico en la niñez, y la actividad física, tienen una
influencia significativa en el funcionamiento cognitivo
(Brewster et al., 2014).
en suma, diferentes investigaciones han encontrado que
la edad y la disminución de la actividad intelectual y social
a partir de los 40 años, se asocian de manera independiente
del nivel socioeconómico y la alfabetización, con un aumento del deterioro cognitivo en la tercera edad. en esta
misma línea, los hallazgos dan cuenta que aquellos sujetos
que cursaron estudios superiores y se mantienen realizando
actividad física en la mediana edad, tienen menor riesgo de
declive cognitivo, o éste se presenta con una progresión más
lenta (Brewster et al., 2014; Melrose et al., 2015; reed et
al., 2011; schiepers et al., 2012; Wilson et al., 2012).
Deterioro cognitivo y Demencia de tipo Alzheimer
se ha comprobado empíricamente que un 15 a 20% del
deterioro cognitivo de tipo amnésico, tiene un alto correlato
Factores de riesgo y precursores del Deterioro Cognitivo Leve (DCL): Una mirada sinóptica
con el diagnóstico posterior de demencia del tipo alzheimer,
en un lapso de tiempo que puede variar de los dos a los seis
años (guerra, 2012; samper, llibre, sosa y solórzano, 2011;
conde-sala et al., 2013).
el correlato del deterioro cognitivo leve con el posterior
diagnóstico de demencia de tipo alzheimer, ha sido indagado
en diversas investigaciones. recientemente, schmitteredgecombe y parsey (2014), concluyeron que en el Dcl
y la Demencia de tipo alzheimer inicialmente, los sujetos
presentan dificultades para: vestirse, manejar adecuadamente
el dinero y/o realizar actividades de la vida cotidiana como
cocinar o conducir un automóvil. sin embargo, medir estas
variables en la clínica y/o en el laboratorio requiere, por lo
general, el reporte de informantes que pueden ser familiares o cuidadores; pero, en contextos de investigación se ha
encontrado que los reportes de familiares y cuidadores, no
siempre se correlacionan con las evaluaciones de rendimiento
cognitivo que se administran al propio sujeto (Jefferson et
al., 2008; schmitter-edgecombe, parsey, y cook, 2011).
Deterioro Cognitivo y enfermedad de Parkinson
la enfermedad de parkinson, que corresponde a una
alteración neurodegenerativa en la que existe un predominio
de síntomas motores, ha sido sindicada como el trastorno
más común y la segunda enfermedad neurodegenerativa
de mayor prevalencia después de la Demencia de tipo
alzheimer. cifras globales permiten estimar que un 1 a 2
% de la población de personas mayores de 65 años tiene
la enfermedad de parkinson (alves, Forsaa, pedersen,
Dreetz-gjerstad y larsen, 2008; Wirdefeldt, adami, cole,
trichopoulos, y Mandel, 2011).
los síntomas característicos de la enfermedad son:
disfunción motora, especialmente temblor en reposo, bradicinesia, rigidez y alteración del reflejo postural (Wirdefeldt
et al., 2011). adicionalmente, puede haber presencia de
alteración cognitiva, específicamente en la función ejecutiva,
habilidades visoespaciales y la memoria (Janvin, larsen,
aarsland, y Hugdahl, 2006).
Diversas investigaciones han encontrado evidencia de
la relación entre la demencia y la enfermedad de parkinson,
sin embargo, la asociación entre deterioro cognitivo y la
enfermedad de parkinson ha sido menos investigada, presumiblemente por el solapamiento y la dificultad diagnóstica
que se genera con otros trastornos como, por ejemplo, la
depresión, ya que ésta empeoraría el rendimiento de los
sujetos en tareas que midan rendimiento en atención y
función ejecutiva, procesos cognitivos que se evalúan para
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hacer el diagnóstico de Deterioro cognitivo leve (toribioDíaz y Carod-Artal, 2015).
en un estudio realizado en el Hospital Universitario
de stavanger, donde participaron 72 sujetos, se encontró
que un 62% de los pacientes diagnosticados con Deterioro
cognitivo leve y enfermedad de parkinson progresaron
hacia la demencia en un período de 4 años, en cambio de
los sujetos con enfermedad de parkinson, pero intactos
cognitivamente, sólo un 20% desarrollaron Demencia,
(Janvin, larsen, aarsland, y Hugdahl, 2006) estos hallazgos evidencian lo progresivo de la disfunción cognitiva y
refuerzan la asociación entre el Deterioro cognitivo leve
y la Demencia de tipo alzheimer.
Conclusiones
a partir de los antecedentes antes expuestos, es posible
afirmar que los estudios sobre envejecimiento, deben procurar considerar los factores cognitivos y su influencia en el
funcionamiento del adulto mayor, ya que los signos iniciales
de disfunción cognitiva, no aparecen exclusivamente en la
adquisición y recuperación de información, sino también en
la capacidad de organización y, en algún sentido también,
afectan el funcionamiento en la vida cotidiana.
el Deterioro cognitivo, se asocia con otros trastornos
como la depresión o la presencia de sintomatología depresiva, por lo tanto se estima que la progresión del deterioro
cognitivo puede ser secundaria a la presencia de depresión.
en consecuencia, es necesario que investigadores y clínicos
incluyan en su evaluación el screening de depresión, utilizando instrumentos diseñados para estos fines, exclusivos
para adultos mayores, considerando la presencia de otras
enfermedades como por ejemplo la enfermedad de parkinson
que también se asocia con Dcl y con depresión, y que en
presencia de enfermedad de parkinson y Dcl, aumenta
considerablemente el riesgo de progresión hacia la demencia.
respecto a considerar el Dcl como un factor de tránsito
a la demencia, es importante destacar que el desarrollo de
estudios longitudinales, contribuirá a la comprensión del
concepto de trayectoria de envejecimiento y disfunción
cognitiva, además es importante destacar que no se debe
unificar la disfunción cognitiva del adulto mayor, sólo en
los déficit de la memoria, pues existe suficiente evidencia
para afirmar que otros dominios cognitivos como la función
ejecutiva, la atención y la percepción espacial, se ven implicados en la reducción del rendimiento cognitivo.
con los antecedentes antes expuestos, es urgente y necesario incrementar los estudios neuropsicológicos basales
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y de seguimiento a los adultos mayores, a fin de identificar
y medir los eventuales riesgos de desarrollar Dcl. la evaluación neuropsicológica es la mejor estrategia para detectar
disfunción cognitiva y ésta debe considerar la influencia que
variables como la edad, nivel educativo y el estado afectivo tienen en el rendimiento de un sujeto. la evaluación y
seguimiento de los adultos mayores, permitiría determinar
el tipo de deterioro cognitivo, evaluar su potencial eventual
tránsito hacia la demencia, y eventualmente, a partir de la
evaluación, generar la intervención adecuada.
Finalmente, teniendo en consideración los avances de
la investigación especializada revisados en las secciones
anteriores, es necesario destacar que el estado de avance
logrado destaca la importancia que reviste la preservación
del funcionamiento neurocognitivo en el proceso de envejecer, y que los esfuerzos de investigadores y clínicos deben
centrarse en la identificación de los factores de riesgo para
generar medidas preventivas inclusivas y eficaces, que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los adultos mayores.
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